sábado, 31 de agosto de 2019

Los ojos del silencio

Título: Los ojos del silencio
Autor: Trinidad Romero Blanco. 
Editorial: Huerga & Fierro Editores. 
Año de publicación: 2019 (1ª edición; introducción de Carmen de Silva).
Género: Poesía, Ilustración.  
ISBN: 978-84-949692-6-3

Trinidad Romero nació en Sevilla, pero su vida se ha desarrollado en Alcalá de Henares años más tarde. Su vida universitaria se desarrolló en la Universidad de Sevilla, con Bellas Artes, y en el Real Conservatorio de Sevilla aprendió Artes Escénicas. Obviamente su inquietud era artística y al llegar a Alcalá de Henares lo fue completando aprendiendo Restauración en la Escuela Taller de Alcalá de Henares y algo más de dibujo y pintura con Eduardo Peña y José Barranco, modelado y escultura con Miguel Ángel Sánchez, y grabado con Fructuoso Moreno. Es una mujer de una cierta edad ya con esta trayectoria especialmente volcada en las Artes plásticas. Ha realizado por ello doce exposiciones a lo largo de Madrid, Barcelona, Zaragoza, Valladolid, Nueva York, la propia Alcalá de Henares y otros lugares. Esto hace que haya recibido varias becas y premios por su obra pictórica, el más importante el Tertulia Ilustrada de Artes Plásticas en 2008. Precisamente es esta parte de su vida la más reconocida, llegando a escribir de su obra gente como Antonio Gala, Luis Alberto de Cuenca, Julia Sáez-Angulo y Manuel Alvar. Además está muy relacionada con la Asociación de Escultores y Pintores Españoles (AEPE), donde participa de algunos de sus actos. Más allá de su propia vida, su hija ha recibido este año 2019 el Premio María Isidra de Guzmán, concedido por el ayuntamiento de Alcalá de Henares, por el trabajo "Formación y profesionalización musical de las mujeres en el siglo XIX". Así pues, vemos que es una familia muy volcada en la creatividad y el estudio del Arte de manera formal y reglada.

En cuanto a su faceta literaria, que es la parte que nos concierne, Trinidad Romero escribe poesía. Está relacionada con gente de la Asociación de Escritores de Madrid o con poetisas que dinamizan los recitales alcalaínos de los últimos años, como Cristina Penalva. En la primavera de esta año 2019 publicó un poemario con la prestigiosa Huerga & Fierro Editores, Los ojos del silencio, que cuenta con una portada ilustrada por la propia autora y diversas ilustraciones interiores que acompañan los poemas. Son ilustraciones a acuarela o a lapicero, quizá alguna no con la calidad de imagen más deseable, en un estilo un tanto näif, trazos limpios, colores claros, todo muy formal, muy estrictamente formal y correcto, muy acorde a una visión del Arte sujeta a norma y método aprendidos y transmitidos. Son ilustraciones en su mayoría con motivaciones y mensajes religiosos católicos y navideños, acordes con la temática de la poesía de este libro, pues Trinidad Romero respira en su obra de un catolicismo militante y además tendente a ser extendido a través del Arte.

La portada, en un color crema casi blanco, contiene los rasgos principales de una cara femenina que nos pide silencio con una mano y su dedo sobre los labios.EL título enmarca la forma y recuerda en cierto modo los modelos modernistas de los años 1920. Era una edición rústica, con cubiertas solapadas y foto interior de perfil de la autora muy juvenil, aunque sin ocultar la evidencia de su edad (la juventud no tiene tanto que ver con la edad, parece transmitirnos). A modo de introducción dirige unas palabras previas Carmen de Silva, académica de de la Real Academia de Nobles Letras y Bellas Artes de Córdoba, y a continuación una introducción de la propia Trinidad Romero, que entre ilustraciones, cubierta, poesía y esta introducción totaliza todo el control de la obra. En las palabras introductoras de Trinidad se cita a Juan José Asenjo, arzobispo de Sevilla, y se da la clave de que sus poemas han sido su manera de dirigirse al Todopoderoso, este es: Dios. Además, da la sensación con su lectura de que Trinidad está más atenta a su obra pictórica, la destaca más, como si deseara que el lector se fijara y valorara más de lo que cree que lo vaya a hacer.

Desde el primer poema reitera su intención de hacer apostolado con su obra:

Una vez me dijeron:
"Dios escoge a sus elegidos,
no a los más preparados".
Así es.
Yo aspiro a ser el Botones
de Tu bondad infinita
y hacerte los recados.

El resto de poemas siguen un rumbo que recuerda algunos de los pasajes poéticos de La Biblía, como por ejemplo los "Salmos". El lenguaje de la obra parece imbuido de un lenguaje de misa y rezo. Los poemas, en primera persona, son un diálogo directo con Dios a modo como de salmo, rezo y ensalzamiento, dependiendo de cada uno, y con alguna dosis de conocimiento teológico que se puede recibir en misas y encuentros sacerdotales.

Aquí me tienes desnuda de ropajes.
No traigo soberbia,
desdén, 
ni siquiera humildad.

No me acompaña la altiva juventud
ni el saber de sienes plateadas.

No soy halcón de altos vuelos.
Sí alondra que, solitaria, surca el cielo.

Palpito buscando Tu señal.
Mi fe,
te llama cobijada en Tu aureola.

Con este modo de lenguaje tiene resabios de la poesía religiosa de la Edad Media y la Edad Moderna, aunque puestos al día. De hecho, a lo largo de las páginas citará El cantar de los cantares y a San Juan de la Cruz varias veces. A pesar de que la autora dice en la introducción que ella escribe que Los ojos del silencio no es un libro estrictamente religioso, lo cierto es que sí lo es y mucho. Su lectura no se puede entender en toda su dimensión sin una clave religiosa católica.

Se trata de poemas de versos breves, en general. Contienen un lenguaje sencillo y directo y numerosas metáforas y símiles que a menudo se oyen en misas y en poemarios de los iluminados y ascetas del siglo XVI. En todo caso están presentados de un modo actual y amable, a menudo como vida espiritual íntima y cierto intento apostólico como ya se ha dicho. Quizá en algún poema habría que corregir alguna puntuación, especialmente comas, al menos que intentemos comprender la entonación y sentido original de la autora en el caso de que estén esos signos en el sitio preciso que ella quería.

Es mi fe
como una alta roca en el desierto,
que aspira a sembrar
en el erial de su existencia.

Envíame Señor,
un Céfiro con semillas del Cielo.

Las esparciré alrededor
con las raíces de mi fe,
creando un círculo con colores de Dios.

En la cima,
pondré un farol de siete puntas,
para caminantes dubitativos.

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

domingo, 25 de agosto de 2019

Albium-Sarat

Título: Albium-Sarat
Autor: César Sobrón. 
Edita: César Sobrón Fernández (autoedición).
Imprenta: Artes Gráficas R.M.
Año de publicación: 1988 (1ª edición; Introducción de Tuco Nogales).
Género: Poesía.
ISBN: 84-404-2527-9


Ya habíamos presentado a César Sobrón con El paje pelirrojo. Hoy anotaremos el que fue su segundo libro, el poemario Albium-Sarat. Fue sacado a la luz en 1988 a modo de autoedición del autor, mediante una imprenta de Torrejón de Ardoz, Artes Gräficas R. M., en formato de bolsillo y en rústico. Contaba además con páginas en color verde pistacho y amarillo crema, entre las que se encontraban otras de mayor gramaje en las que aparecían pinturas de Salvador González Braojos fotografiadas por Jacinto Pantoja. El cromatismo se acompaña de las fotografías en color de esas pinturas abstractas, pero también de que no se usa tinta negra para las letras de los textos, sino tinta marrón oscuro. Antes de dar pie a los poemas, Tuco Nogales daba unas palabras introductorias en unas dos páginas en las que venía a decir, muy entusiastamente, que nos encontrábamos ante un libro de poesía muy intuitiva.

Las páginas verdes eran las que contenían intercaladas casi la totalidad de las páginas con las pinturas. En estas páginas aparecían poemas dedicados a mujeres, cada uno de ellos nombrado con su respectivo nombre, a veces con nombre y apellidos. Se trataría de mujeres reales en la vida de César Sobrón, ya sean familiares o amistades. De hecho el primer poema está dedicado a Ieni, que sin duda es Ieni Heras, a través de él le dedica y ofrece todo el libro. En los primeros versos de ese poema dice:

Como muestra de mi unión en ti,
te ofrezco este libro de sentimientos
grabados en paz y a silencio.
(...)

Precisamente eso es algo que gira en estos poemas de César Sobrón, la expresión de sus sentimientos y sus deseos hacia esas personas que le son cercanas. En poemas que son muy breves trata de describir algún elemento esencial de la forma de ser de la mujer a la que escribió, y en ciertos momentos a través de alguna actitud característica. No obstante en el poema que le dedica a la hoy veterana y pionera periodista de la Transición y fotógrafa alcalaína de la prensa local de esta ciudad, Pilar Navío, la capta a la perfección en sus versos, cosa que este cíclope librero puede corroborar al conocerla también, aunque yo desde 2011, o sea: a una edad más tardía que en esos versos de 1988 que tan bien la recogen.

Pilar fuerte emergiendo de la duda.
Pilar de fuego caliente que abrasa.
Pilar, soporte, columna aislada.

Tronco cilíndrico y vivo
en medio del desierto calcinante,
expuesto a las inclemencias 
de un tiempo cambiante.

Pilar fuerte de fuego,
surtidor de voces y ecos,
ecos lejanos del aire.

César Sobrón es conocedor de numerosos recursos poéticos y los va usando de manera sencilla en estos poemas, siempre en un tono positivo, sin demasiada experimentación, pero seguro de cada palabra que desea emplear y cómo y donde quiere emplearla. Usa también de algunos toques exóticos. Es en estas páginas donde el poeta demuestra no sólo su devoción por la gente que le es cercana, sino también hacia el mundo femenino como auténtico motor social. Es en este sentido un poemario hasta cierto punto matriarcal. Sumamente matriarcal. Aunque en las épocas actuales alguien apuntaría que feminista, en realidad estaría por decir que no es exactamente eso, aunque algo haya, si no un poemario con un concepto matriarcal de la sociedad, de una sociedad que era aún entonces patriarcal y que en 1988 no estaba tan lejana de muchos de los patrones de pensamiento machista más duros salidos de la dictadura de Franco acabada en los años 1970, y del siglo XX español más conservador en general. 

César Sobrón rinde tributo a la mujer a través de las mujeres individuales que le rodean. Las destaca como pasado, presente y futuro de la sociedad, especialmente desde el motor único que es la vida del día a día de cada uno. Es ahí donde se producen los cambios y donde realmente se produce todo. Aún así, César Sobrón no puede evitar en estos versos formas de mirar, alabanzas a ojos, labios, etcétera, lo que en sí mismo no tiene nada malo, es más, tiene hasta su lógica matriarcal y femenina, máxime en aquellos años, a pesar de que en nuestros días si alguien quisiera sacarle "peros" podría sacarlos dado que algunos argumentos actuales olvidan los contextos y ponen todo el peso en las palabras, y al desasirlas de sus contextos pueden decir que tal palabra en lugar de decir "digo" decían "Diego" y al revés. No es el caso en César Sobrón. Se intuye en estos poemas un homenaje a la mujer y el reconocimiento de todo su protagonismo en la vida. 

A partir de las páginas amarillas aparecen ya poemas sin título y sin dedicatorias explícitas. Son de corte amoroso y llenos de evocaciones exóticas. Se dirige siempre en primera persona hacia alguien tratándole de explicarle y compartir muy metafóricamente todo lo que el amor ha logrado transformar en ellos, haciéndoles prácticamente uno. Y si la primera parte tiene su primer poema dedicado a Ieni, esta segunda parte tiene el último poema del libro, dedicado también a Ieni. Ieni es así el principio y el fin de este libro, siendo así la totalidad.

¿Qué ha penetrado en mi morada silenciosa?
¿Qué ruidos han perturbado la quietud?
¿Qué fuerza ha absorbido mi energía?
¿Qué has hecho tú?

Así inicia César Sobrón esta segunda parte, para luego escribir otros poemas donde dice cosas como "Habríamos entrado en el Paraíso / si yo fuese el zumo / de tu manzana, / si tú fueses el seno, / seno y manzana (...)". O bien "Sin anillos, sin cadenas, / te comparto libre (...)"; o también: "(...) Tus dientes iluminarán / pacíficos mi esperanza / con blancura de risa / llana, pura y blanca (...)". Así pues, comparte ideas de libertad y toda una forma de entender el amor, al estilo del amor libre, a la vez que expresa ideas entre el amor más puro y emocional con otros con rienda erótica y sensual. Sea como sea, este poemario con claro reconocimiento de la mujer y del mundo como un mundo matriarcal y no patriarcal, es un poemario amoroso tal como se ve en la segunda parte. Un poemario que nos desliza ideas sociales tales como ese concebirlo matriarcal o ese reconocimiento a la libertad de cada uno también dentro del amor. Pero es un poemario amoroso, aunque introduzca esas ideas en cierto modo. Sirvan estos pocos versos para comprenderlo:

(...)
De los mares
de esa infinidad de partículas
en doloroso frotamiento
me he escapado hacia ti.
(...)

Y es que, como dirá en otro poema: "(...) El vivir, en ti, / tiene otro sentido (...)", y es esa coma puesta tras el infinitivo "vivir" la que nos hace comprender que la admiración del poeta hacia su persona amada o querida viene dada precisamente porque esa persona ejerza su libertad plenamente. Es la libertad la que mueve el amor en este poemario. La idea de libertad mueve los corazones y muestra a quien lo respeta un mundo más rico y más lleno. Ahora bien, aunque es un poemario amoroso no nos engañemos, pues puede que no estemos hablando sólo de un amor hombre-mujer, ya que en algún poema se habla de manos infantiles, y, si atendemos a los poemas iniciales, se intuye también un amor a la madre o la abuela, así pues es un poemario amoroso en un sentido más amplio del que en un principio podríamos pensar. Y eso aún a sabiendas de que Ieni tiene el primer y el último poema de este poemario atrapados.

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

jueves, 22 de agosto de 2019

Sólo por instinto

Título: Sólo por instinto
Autor: Luis María Compés Rebato. 
Editorial: InterNautis. 
Año de publicación: 2011 (1ª edición).
Género: Novela.  
ISBN: 978-84-938721-0-6

Luis Mª Compés Rebato es un autor que escribe desde el alma y desde las emociones más profundas como así lo atestiguan sus tres obras editadas, Reina de su imaginación, un entrañable homenaje a su madre y a las personas que luchan por salir adelante, Los besos de Dios, una puerta que se abre hacia al conocimiento y entendimiento de la discapacidad, y por último, Sólo por instinto.

Sólo por instinto es una obra que aborda de manera muy cercana y real la problemática relativa a la violencia de género.

La historia de la protagonista de la obra, Carolina, cobra vida a través de los pensamientos de su perro, Coco. Curiosamente, con este original enfoque, el autor ha tratado de reflejar el lado más humano, menos frívolo y morboso de esta dramática situación que han sufrido, sufren, o podrían sufrir, muchas mujeres en todas las partes del mundo.

La obra lejos de ser moralista muestra una realidad creíble y palpable. Se habla con el máximo respeto de las víctimas, se revelan diferentes tipos de maltrato, su desaprobación y rotundo rechazo. El autor, en boca de los personajes, ofrece alternativas al maltrato, fruto de un exhaustivo y veraz estudio. En ningún caso oculta la dificultad de tomar las decisiones más correctas pero hace hincapié en la absoluta necesidad de tomarlas.

Luis Mª, de forma magistral, nos conduce de manera inexorable al interior de los personajes principales de la  obra,especialmente de Carolina y de Nicolás. Ha conseguido que sintiéramos su alegría por la vida, la tristeza de la desilusión, la necesidad de un cambio, el olor del miedo, y la fuerza que se cobra tras una gran  victoria.

Me ha resultado muy interesante y, sobre todo, enriquecedor el hecho de que, tanto en el prólogo como en el propio libro, se aluda, además, al MALTRATO, en términos globales. Todos, mujeres, hombres y niños, independientemente de nuestra edad o condición social, podemos ser presa de este mal corrosivo. Un mal que aniquila poco a poco nuestra razón de existir, nuestra fuerza vital y nos convierte en una frágil y deteriorada marioneta que se mueve a merced de su cruel antojo.


Igualmente, de la obra se desprende un hecho fundamental para acabar con esta lacra social, y es la responsabilidad que tenemos todos de protegernos contra el maltrato. No estamos solos.

La lucha contra el maltrato no debe tener tregua, es una lucha de todos, por nuestro bien y el de los nuestros.

 Reseña escrita por Susi Corrales-Suko.
(Reseña originalmente publicada en Lolo Rovira y Susi Corrales "Suko".) 
***Luis Mª Compés lleva muchos años vinculado a Alcalá de Henares. Actualmente es el dueño de la librería Notting Hill, en la Plaza de los Santos Niños.

sábado, 17 de agosto de 2019

Cuarto creciente

Título: Cuarto creciente
Autora: Pepita Jiménez Carreras. 
Editorial: Verbum. 
Año de publicación: 2009 (1ª edición).
Género: Poesía.  
ISBN: 978-84-7962-484-2

De entre las poetas, poetisas, alcalaínas actuales, propias del siglo XXI, tenemos a  Josefina Jiménez Carreras (Pepita Jiménez).  Esta autora realmente es madrileña, pero residió en Alcalá de Henares. Realizó la carrera de Magisterio y tras esos estudios se trasladó a Jaén, donde consiguió una plaza docente. Allí realizó los estudios de Filosofía y Letras. Tras este tiempo volvió a regresar a Alcalá de Henares y cursó el doctorado en Filología Hispánica en la Universidad de Alcalá. Para ese doctorado escribió en 2004 su tesis María Zambrano y José Lezama Lima. Análisis semiótico. La escritora y pensadora que fue María Zambrano volverá recurrentemente a la obra e investigaciones de Pepita Jiménez, pues también publicará Cartas desde una soledad (epistolario María Zambrano-José Lezama Lima, María Luisa Bautista-José Ángel Valente), dado a la luz en 2008 y reeditado en 2010, libro que probablemente era en buena parte producto de la tesis doctoral de 2004. En todo caso, por el camino intentó realizar otro proyecto sobre el personaje de Zambrano que no terminó de fraguar. Pepita Jiménez se hizo profesora de Lengua y Literatura y desde aquellas épocas ejerce de profesora en el Instituto de Educación Secundaria Albéniz, en la propia Alcalá de Henares. Toda esta actividad la ha combinado con su labro poética. En 2003 había publicado su primer poemario, que era además su primer libro, Adobe y mármol, En 2006 autopublicaría su segundo poemario, Sunset, que fue vuelto a publicarse en 2008 por la editorial Verbum. En 2009 escribió su tercer poemario, Cuarto creciente, del que nos ocuparemos ahora, y ese año también sacó un libro de relatos Detrás de las colinas, que la editorial Verbum editó en 2010. Su siguiente novedad será en 2016, un libro de narrativa llamado Hijas de la luna, y ya en 2017 su cuarto poemario, Al sur de Capricornio, y su siguiente libro de narrativa, esta vez romántica, El maletín rojo, todos publicados por Verbum.

La autora demuestra a lo largo de su trayectoria de publicaciones un interés y una dedicación especial no sólo a escribir, sino también a controlar y difundir el asunto editorial de sus libros. Sólo por ello se explicaría que varios de ellos hayan sido editados en dos ocasiones diferentes y que la editorial Verbum tenga en su catálogo todos sus libros. Estos publicados en rústica, sin solapar, y estos dentro de sus colecciones de poesía o de narrativa o ensayo, según corresponda. Hay en Pepita Jiménez una firme apuesta por sus libros y una profunda seguridad en sí misma, en lo que quiere y en la difusión cultural. No podía ser de otro modo en alguien cuyo nombre literario (y real) es el mismo que el de uno de los personajes más famosos de Juan Valera, Pepita Jiménez.

Cuarto creciente, su citado tercer poemario, tenía en su portada un óleo anónimo de la Catedral de San Basilio, en Moscú. Contenía fondo blanco y una tipología de letra para el título como si la propia autora hubiera anotado a rotulador el nombre. En la contraportada escribía la reseña brevemente Iván González Cruz. Decía él que el libro derrota soledades y nos acompaña en un viaje para darnos cuenta de que no estamos solos. Comentaba él que el libro enseña que no hay nada eterno sin las pequeñas cosas de cada día.

El libro, que contiene un poema dedicado expresamente a los compañeros de Pepita Jiménez en el Instituto Albéniz de Alcalá, compila unos cien poemas de carácter muy breve. Varios de ellos están avocados a la Luna, y a sus cuartos crecientes y decrecientes a modo de metáforas dependiendo de los poemas. La luz en la noche y los amaneceres en diversos lugares aparecen a lo largo de las páginas, aunque no son el tema principal del libro. Es recurso y quizá ligera guía, pero el libro gira en realidad en una serie de autoconfesiones que implican a menudo o una conversación interior de la autora consigo misma o bien van dirigidos a otra persona que le sirve de luz y, como anotaba Iván González, de compañía que rompe la soledad de la noche, entendiendo la noche a modo metafórico, quizá: la vida. Es la compañía, luz de la noche, clave de vida. Cuarto creciente, en cada luna, pues se crece en sí la vida así asimilada literariamente.

Hay soledad, por supuesto, la vida sólo es sentida por el propio individuo y pase lo que nos pase vivimos la vida en soledad con nuestro propio ser interior. Sólo a nosotros mismos nos ocurren nuestros sentimientos, nuestras emociones, nuestros pensamientos.

Nadie te dice ven, 
y nadie, vete.
Nadie te dice aquí estoy,
y nadie, vengo.
¿Dónde el refugio
para la desolación?

Pero esa soledad es una soledad que resta vida y la autora desea combatirla. Dice en otro poema: 

¡Qué sabia es la piedra
que no escucha tus quejas
ni oye cómo late el corazón!
Noches como estas
me llevan al interior de los rincones
a combatir la ausencia.

La vida mana de la compañía y de la atención que nos demos, por ello mismo la autora reflexiona en otro poema: "Hoy mis geranios se han helado (...) / que no fue el frío de enero, / que fue la ausencia de mi mano. / Debo pedir perdón, (...)". En otro poema dirá: "Espera la cigüeña su ausencia sobre el nido / buscando una presencia; (...)". Por ello mismo, este tipo de poemas son contestados por esos otros donde se proclama la compañía como camino de vida, fin de ausencia.

La belleza de este día, radiante de luz,
no abandonará esta ventana,
cárcel que yo busqué
para mi despertar.
Mi corazón, en esta hora,
vuelve hacia ti sus ojos,
él sabe que sólo tú
puedes hacer que salga a recoger fresas.

Se intuye en los primeros versos de este poema además que la soledad y la ausencia son parte de un camino necesario para encontrar la falta de ausencia, y por tanto la vida. El otro sólo llega si hay en medio un camino vital por recorrer y por experimentar. La Luna y la noche son imagen de la vida, pero es la Luna principal compañía de la poeta, y por tanto la Luna pasa a ser una especie de "yo" interior que la guía y le da rumbo hacia un aprendizaje vital que la conducirá al otro, que sale reflejado en este poema a través de la primavera, el día y el campo, y, podríamos pensar, a cierto erotismo o deseo erótico encubierto a través de la figura de las fresas.

Cuánto amor ponías en tus labios
al pronunciar mi nombre entre los míos.
Oleaje de espuma era
o silencioso oleaje de algún río.

Tenemos la misma idea en este poema, de forma sutil. No olvidemos que Venus, la diosa del amor, nace de la espuma del mar, y la figura de lo húmedo, la espuma del mar, el oleaje y su va y viene, pueden contener implícitas implicaciones sexuales y emocionalmente de sugestión erótica. Bella es la imagen de un beso y un enamoramiento expresado en la pronunciación del nombre de la amada al juntarse sus labios. Pero no reduzcamos el poema a un mensaje más o menos erótico, o incluso soez, según quien juzgue, porque el poema, muy bello en sí, pudiera interpretarse también como la plenitud del mar, su infinito y su vida a través del movimiento del agua. La llegada del otro da plenitud y movimiento a la vida de quien hasta ese momento notaba ausencia al encontrarse sólo frente a sí. Entre el oleaje espumoso del mar y el oleaje silencioso de un río hay además todo un catálogo de emociones que, en este caso desde un punto de vista femenino, nos podría estar comentando una personalidad entre la timidez y el estallido de liberación emocional cuando encuentra a quien le hace sentir plena de vida, falta de soledad.

El poemario contiene poemas de otra materia, aunque en general giran en torno a lo comentado. Pepita Jiménez es una gran creadora de imágenes sugerentes y sutiles, indaga en el alma humana desde su propia perspectiva. La brevedad hace que condense todo un mundo de sugestiones en esas imágenes, algunas de ellas muy inteligentemente elaboradas, aunque parezca algo sencillo. 

La indiferencia 
se sienta cómoda a tu lado,
se esconde detrás del periódico
y tú oyes su respiración.
La indiferencia
apaga la luz para poder dormir
y el avión sigue su rumbo.

Ciertamente ella es una gran creadora de imágenes. Sabe lo que quiere y lo dice con sutileza.

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

domingo, 11 de agosto de 2019

Alrededor de mí mismo, de mi pueblo, de La Mancha

Título: Alrededor de mí mismo, de mi pueblo, de La Mancha
Autor: José Chacón. 
Edita: Diputación Provincial de Cuenca.
Año de publicación: 2005 (1ª edición; con nota introductoria de Luis Muelas Lozano e introducción de Julián Coba Moya)
Colección: Ediciones Provinciales. 
Nº de volumen en la colección: 31. 
Género: Poesía.  
ISBN: 978-84-87319-02-5
 
Ya habíamos presentado a José Chacón con su primer libro Por los caminos, de 1974, hoy le recuperamos para poder hablar del que fue su primer libro póstumo, Alrededor de mí mismo, de mi pueblo, de La Mancha. Se trataba de una recopilación de poemas que elaboró la Diputación Provincial de Cuenca con motivo de una línea editorial que había lanzado para recuperar y potenciar aquellas obras de autores conquenses que de otro modo se hubieran perdido en el tiempo. Ocupó el número 31 de la colección Ediciones Conquenses. José Chacón había nacido en 1910 en Los Hinojosos, como ya se explicó, y con este motivo tanto la Diputación Provincial de Cuenca como Los Hinojosos le rendían tributo. José Chacón había muerto en la primavera de 1988, su último libro publicado fue otra antología que le hizo la Fundación Colegio del Rey, en Alcalá de Henares, en 1985. Aún quedarían otros dos libros póstumos por salir de él, pero este Alrededor de mí mismo, de mi pueblo, de La Mancha fue el primero de ellos, en 2005, a diecisiete años de distancia del fallecimiento.

El libro era un pequeño librito de bolsillo, en rústica, con un tono de color arcilloso que enmarcaba tanto el título y el nombre del autor como un cuadro sobre la llanura que supone el clásico campo de la meseta manchega. Tenía por tanto un diseño pensado para dar una idea de libro apegado a la tierra y al mundo sencillo y rural. Contaba con una nota introductoria del Presidente de la Diputación Provincial, Luis Muelas, y con una introducción de Julián Coba que recordaba su origen conquense y su naturalidad de Los Hinojosos, si bien en Alcalá de Henares es donde desarrolló su trabajo, familia y obra principal. En las primeras hojas también se añadió un pequeño poema del propio Chacón dedicado a Manene, un amigo suyo, que sirve a modo como si el autor le hubiera dedicado la obra recopilatoria. Además, al final del libro, en dos páginas, aparecía una fotografía de él en edad avanzada y una breve biografía. Ya la anterior vez repasamos su biografía, baste por añadir que tuvo ocho hijos. Publicó en los diarios ABC, Diario de Cuenca y otros ya citados la anterior vez, siendo la revista Llanura una publicación que él ayudó a crear desde 1962, en ella también aparecen Luis de Blas, Tomás Ramos, Pedro Gallardo, Pelayo Fernández, Julio Ganzo y otros autores que igualmente algunos tienen que ver con Alcalá de Henares. Y quepa por añadir a esto y a lo que ya se dijo que en 1981 recibió la medalla de San Raimundo de Peñafort.

El libro en general compiló poemas de larga extensión (algunos dedicados por el propio autor a determinadas personas o lugares), estaban casi todos en métrica menor, en una estricta composición de octosílabos, que en unas pocas ocasiones se pasaban a métrica mayor, aunque por pocas sílabas, pues serían de diez. A estos poemas les acompañaban un grupo que eran sonetos con su métrica respetada al completo. En todo caso, el grueso de los poemas del libro se aproximaban a lo que desde el estudio de la Literatura de la Edad Media se conoce como estrofa castellana. Digo que se aproximaría, y no que sería, pues la estrofa castellana, también llamada estrofa de diez versos, son diez versos octosílabos con rima consonante y estructura de cuatro versos rimados abba y seis versos rimados ababab (o bababa), entrelazados entre sí, siendo libre si el cuarteto va antes o después del sexteto. Aunque el grueso de los poemas de Chacón se aproxima a estos, está claro que no cierra las estructuras cada diez versos, sino que suma muchos más versos. En todo caso sería, en este sentido, un libro más castellano de lo que su propia temática nos puede hacer pensar. 

"He vuelto otra vez, dudando
si será aquel lugar
que me pide regresar,
y aquí estoy, solo, pensando:
¡Cuántos placeres soñados!
¡Cuántas metas sin lograr!
¡Cuántos caminos andados!
¡Cuántos, cuántos por andar!
¡Cuánta maleza en mis huertos!
¡Cuántos aromas nocivos!
Y ¡cuántos recuerdos vivos
de tantos amigos perdidos!
(...)"

El temario en general regresa una y otra vez a todo tipo de recursos y temáticas que recuerdan al mundo rural, no obstante es probable que el compilador estuviera pendiente de que el editor y el público potencial de la obra fuera gente de Los Hinojosos y de Castilla-La Mancha principalmente, aunque fueran conscientes de que en Alcalá de Henares José Chacón era una figura literaria de primer orden. Quizá por eso mismo sirve de puente entre los dos lugares geográficos algún soneto con temática cervantina, en concreto de El Quijote.

"Esta tierra de locos, heredad de Quijotes
suprema sibarita de costumbres y modos
(...)
es el gran semillero de Goyas y Cervantes"

Estos versos en el poema "Este trozo de España", o bien se puede leer también en "Envidia":

"Véndeme el rucio, Sancho. Dime el precio
si lo entiendes, que no te regateo.
Te doblo su valor. Es un deseo;
palabra de varón que me precio.
(...)"

Pero claro está que prima la temática rural y manchega, y para ello toma imágenes comunes de las rutinas campestres de La Mancha. En "Vendimia y vendimiadoras" toma en romance la vida de las mujeres dedicadas a la vendimia y las transforma en damas bellas casi de folletín a la par que fuertes trabajadoras, cuyo galán enamoradizo de ellas es el arriero. Mientras, en "Caminos de la molienda" vuelve otra vez al romance, siendo el protagonista ahora el jornalero que va de molino en molino alquilando su fuerza de trabajo para la molienda, mientras las molineras le toman por galán y los hombres admiran su esfuerzo y trabajo. En cierto modo se trata de retomar el romancero castellano dándole casi un toque de poesía obrera y popular, como hizo Miguel Hernández con sus ideas socialistas durante la guerra civil. Posiblemente en José Chacón cobren importancia las imágenes vividas que tenga en su retina, pasadas a poemas, junto a cancioncillas populares. Pareciera según se le lee que estos poemas nacieran de una cierta tonalidad musical fácil de cantar a modo popular, por ejemplo en las labores del campo o en la taberna en la fiesta, pongamos por caso de la vendimia misma. 

José Chacón solía recitar dando una determinada tonalidad y teatralidad muy característica a su obra, lo que probablemente ayudó a generarle un público asiduo. Por ello es probable que muchos de sus poemas estuvieran compuestos desde una visión de la poesía apegada al cante popular y a las historias populares. Claro está que esto también hace que abunden los signos que nos quieren guiar en la lectura para tratar de alcanzar la tonalidad que busca Chacón, hay abundancia de explosiones sonoras a través de las exclamaciones.

"¡Qué pena me da tan triste,
aquel molino de viento,
con las velas descosidas,
cubil de grajos y cuervos!
A la puerta del molino
¿en qué piensa el molinero?
¿En la vejez del molino
en su recio traje negro?
(...)"

Por supuesto que Los Hinojosos está presente en el libro también de modo directo, no sólo indirecto, a través de numerosos poemas que recogen los recuerdos del autor y su infancia.

"Plaza Mayor de mi pueblo,
donde jugué con los niños
junto a las gradas de piedra
de granito carcomido
del Pozo Viejo, que tiene
del visigodo vestigios.
(...)".

Pero sería injusto sostener que este libro sólo tiene por motivo el mundo rural y lo referente a La Mancha. Va mucho más allá, aunque bien es cierto que con esa reminiscencia casi de romancero castellano. El tono del libro tiende por lo general a ser recuerdos del autor y melancolías, con lo que nos deja traspasar una sensación del paso del tiempo y la imposibilidad de recuperar lo pasado. Lo inexorable del paso del tiempo es la mayor de las constantes de todos los poemas recogidos. "Por el camino, en silencio / va y viene la caravana (...)", "Vengo del cementerio. / Allí me dejé el alma (...)", "Da pena ver la iglesia derruida; la secular iglesia del lugar (...)", "(...) andando y andando el camino / las cosas y la vida cambian (...)", y así muchos versos de numerosos poemas. Es por ello este poemario un poemario altamente apegado a la tierra y al lugar de origen, al mundo rural de La Mancha, pero sobre todo sigue apegado al existencialismo y lo inexorable que ya tuvo constancia en 1974 en el libro Por los caminos. Probablemente la muerte de los padres (tal como se lee en su primer libro) marcó el alma del poeta, por lo que el asunto del existencialismo y la búsqueda de la raíces perdidas es algo que le resulta fuente constante de versos como expresión de sus emociones.

En todo caso, compartamos el soneto que compone la primera parte de "¡Cómo me duele!", el cual le dedicó en exclusiva a Los Hinojosos, el cual ahonda mucho más que en ser un mero poema laudatorio a su lugar de origen, pues delata una España profunda, rural, lenta, adormecida, olvidada de la España moderna, y que sin embargo es la esencia del origen, y quizá por ello no nos resulta una crítica, sino toda una alabanza espiritual no tanto a un pueblo si no a un estado de paz o de génesis. Pensemos además que según leemos en el segundo verso José Chacón nos aclara que no habla de Los Hinojosos en los tiempos actuales, sino de otro Los Hinojosos, del que vive en su memora, o sea: el de la inocencia presunta del tiempo pasado, el del origen, el de la niñez, el que está aún virgen de los vicios y la pérdida de una visión menos compleja de todas las cosas. Pero a la vez es un poema social del drama de la España rural sin futuro para su juventud. Tiene en sí además componentes de poesía emocional, a modo de confesión íntima, y también de crítica económica, e incluso de existencialismo. En fin, el poema más que laudatorio admite otras muchas interpretaciones.

Quiero hablaros del pueblo en el que nací.
-Conste que sigue vivo en mi memoria-
Desnudo; sin presente; sin Historia,
y sin futuro, claro, para mí.

Blancos caminos. Tierra carmesí,
semi regada por antaña noria.
Los claros candidatos a la gloria,
jamás son elegidos. Por allí,

no pasó nunca el tren. Va más arriba.
Lo trazaron así, los ingenieros
y conveniencias de amplios regadíos

y seguirán las curvas mientras viva.
¡Tren! ¿Para qué? Ya hay viñas y corderos.
¿Que no viene ABC? ¡Muy señor mío!

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

lunes, 5 de agosto de 2019

Cervantes, 1547-1616

Título: Cervantes, 1547-1616
Autor: Ángel Pérez López (texto); Pilar Rubiales (ilustraciones). 
Editorial: Fundación Colegio del Rey / Comisión de Cultura del Ayuntamiento de Alcalá de Henares
Imprenta: Brocar, abc
Año de publicación: 1996 (1ª edición).
Género: Historia, Biografía, Infantil y Juvenil, Ilustración.
Depósito Legal: M-26692-1996

Ya habíamos hablado de Ángel Pérez López con un par de publicaciones que hizo en los años 1990 muy estudiadas y trabajadas que se hoy día son carísimos libros de coleccionismo en ediciones de lujo. Eran obras llenas de documentación arquitectónica, en gran formato y con importantísimas aportaciones gráficas y de ilustración. En los mismo años en los que este autor hacía esto, en 1996 se asoció con Pilar Rubiales como ilustradora menos técnica y más näif. Llevaron adelante un proyecto menos ambicioso que los anteriores, pero igualmente trataba de fomentar la divulgación del Renacimiento en Alcalá de Henares. Esta vez no buscaba el público adulto y estudiado, sino al público infantil y juvenil, para quien escribió una biografía de Cervantes a la que llamó Cervantes, 1547-1616. No fue registrado con ISBN, sino tan sólo con el depósito legal y fue imprimido en la imprenta alcalaína Brocar, abc, teniendo por editores a la Fundación Colegio del Rey y a la Comisión de Cultura del Excelentísimo Ayuntamiento de Alcalá de Henares. Así pues era una obra que contaba con todo el apoyo máximo de las instituciones complutenses de cara a la enseñanza del escritor considerado hijo más ilustre de Alcalá. La obra se transformó en un objeto de coleccionismo, ya que una vez más sólo se imprimió una vez, con una tirada de cinco mil ejemplares, que para la época debía ser más que suficiente para cubrir las necesidades educativas en este sentido de los padres más interesados en que sus hijos conocieran a Cervantes. 

Era un librito en tapa blanda, edición de bolsillo, no muy voluminoso, y con una biografía explicada sencillamente y sin adentrarse demasiado en los aspectos más revolucionarios ni los más complejos del autor. Se ceñía a lo que se consideró básicamente más aceptable para unos padres. Pilar Rubiales usó una ilustración colorista que, aunque de trazo claro y sin barroquismos, era precisa y en cierto modo acercaba a los niños y adolescentes de forma clara a un estilo y unas arquitecturas propias de la ciudad. Tenía calidad.

Este tipo de libritos se habían hecho habituales desde los años 1960-1970 en otros lugares de España, y en el caso alcalaíno ya hubo alguna aproximación en los años 1980, y se dispararon en número en los años 1990. A veces eran ediciones cuyos principales compradores eran colegios y bibliotecas públicas. A menudo lograban su objetivo pedagógico atrayendo a las mentes más jóvenes a la inquietud por conocer más del tema que se les presentaba, en este caso era Cervantes, pero hubo periódicos que los hicieron sobre castillos, vehículos, otros acontecimientos históricos y otros personajes, etcétera, se editaron enciclopedias y diccionarios ilustrados, biografías con anécdotas seleccionadas y demás. En cierto modo este tipo de libros han evolucionado y se siguen haciendo en nuestros días pisando la barrera de la enseñanza de otros idiomas a través de temas dispares, como la Historia de la astronáutica, la música, los dinosaurios y demás. En Alcalá de Henares se editaron unos pocos de este tipo de libritos, siendo este uno de ellos. 

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".