sábado, 28 de septiembre de 2019

Caminares

Título: Caminares
Autoras: Itziar Fernández Cortés (texto) y Zaida Escobar (ilustración). 
Editorial: El Hilo Ediciones. 
Año de publicación: 2019 (1ª edición; prólogo de Maryorie Dantagnan y José Luis Gonzalo Marrodán)
Género: Poesía / cuento / relato breve / literatura juvenil, psicología e Ilustración.
ISBN:  978-84-947338-8-8

Si bien el primer libro en el que había participado la pintora Zaida Escobar fue Desde las entrañas, con la poeta Inma Luna, en 2017, a modo ilustradora, el libro que presento hoy no es su segundo libro, sino su tercer libro. Su segundo libro fue la participación en un libro de cuentos infantiles, en modo de poesía infantil, escrito por otro alcalaíno, César Sobrón, Siete cuentos en verso para los niños sin cuento, publicado en la primavera de este 2019, si no recuerdo mal, si lo hiciera sería de finales de 2018, pero diría que es de primavera de 2019. En esa ocasión su aparición la hacía junto a otras ilustradoras e ilustradores: Carmen Reina Gómez, Ana Isabel Castelbón Fernández, José Cano Tapia, Nuire Sobrón Heras, Roberto Pozuelo Gómez y Eva Cordero Herrera. Sea como sea, el actual libro del que vamos a hablar es el tercer libro en el que participa Zaida, siendo, al igual que el primero, un proyecto muy directamente suyo, mientras que el segundo libro era a modo colaboración con un proyecto de César Sobrón. Fue publicado en el final de la primavera y comienzo de verano de este 2019. Se presentó primero en Madrid capital y posteriormente en Alcalá de Henares, en el Starway Rock Restaurant, regalándose con cada ejemplar una lámina exclusiva pintada por Zaida. Se llamaba Caminares, y al igual que en Desde las entrañas Zaida ponía sus ilustraciones al servicio del texto de otra persona. Texto al caso para las ilustraciones, haciendo de la obra un todo inseparable. Un objeto de colección y de consulta tanto literaria como plástica. La otra autora, aunque vive en Canarias, tiene también sus lazos alcalaínos en su pasado y presente, se trata de Itziar Fernández Cortés.

Caminares fue publicado en cartoné (tapa dura) con unas dimensiones y grosor idénticos a Desde las entrañas. Casi parecen pensados para un conjunto estético también para el goce visual en la estantería. Además presentan entre sí un fuerte contraste pictórico. Mientras uno es oscuro y frío, el otro tiene unas cubiertas luminosas y cálidas. Con una degradación casi incitando a una alegría de verano y una chica joven tumbada en bañador con cara de satisfacción y felicidad. Caminares no tiene salvas en la cubierta, pero sin duda que puede formar conjunto con el anterior. Aunque este logro estético, con una gran calidad además, porque también el papel usado es de buen gramaje, pensado para su perdurabilidad, no es de la editorial que sacó Desde las entrañas, sino que es aceptada y compartida por El Hilo Ediciones. Tengo la ligera sospecha de que detrás de estos diseños hay un trabajo meditado de Zaida Escobar y no una mera casualidad editorial. Además, el amplio tamaño del libro, no es de bolsillo, sino tamaño folio, algo más grande, permite una mejor recreación en las ilustraciones y, para la gente mayor, una mejor lectura con letras más grandes.

Lo primero que hay que decir para afrontar este libro es que sólo tengo clara dos cosas en cuanto a su clasificación: es de ilustraciones y es de psicología. De psicología, cuidado, que no de autoayuda, aunque la psicología nos ayude a comprendernos y manejarnos en la vida. Por lo demás, no sabría decir si este tema está afrontado mediante la poesía, el cuento o el relato breve. En principio parece destinado a un público juvenil, por lo que se podría considerar literatura juvenil, pero la verdad es que, bien leído, todo lo que dice vale para cualquier edad. El ser humano es social y en ese sentido siempre andamos creciendo incluso en interacciones humanas, aparte de que no todo el mundo tiene las mismas fases ni tampoco al mismo tiempo en la vida. Yo estaría por decir que sería un relato breve con lenguaje poetizado, aunque los prologuistas Maryorie Dantagnan y José Luis Gonzalo Marrodán dicen de él que es un cuento y a la vez una herramienta muy necesaria para ejercer la psicología entre los adolescentes y que, desde su profesión, se ven escasos de ella. El cuento desde una perspectiva pedagógica en emocionalidad y psicología, el cuento para la formación emocional de la persona. 

Como fuere, el cuento o relato breve poetizado que es, es realmente breve, apenas unas pocas líneas ocupan breves espacios de cada página, dejando que las ilustraciones rellenen las hojas completas y con ello completen la información de lo que se pretende transmitir. Se trata de un viaje vital que nos narra Itziar Fernández desde el nacimiento hasta el estado de pubertad en el que se comienza a se adulto. En ese viaje se describe e interioriza las etapas emocionales y psicológicas de los individuos en relación a los lazos sociales que se van sucediendo necesariamente en cada vida y lo que ellos nos producen según surgen, se desarrollan, presentan sus satisfacciones y problemas y en ocasiones acaban o son sustituidos por otros lados. Las dos autoras además han decidido enfocar el libro recuperando el término "manada" como algo positivo que forma y arropa a la persona y no como algo negativo y agresivo. Esto hace que este libro esté dentro de la actual corriente del feminismo, combativa y reivindicativa, y de una nueva corriente creativa que comienza ya a intuirse desde el Movimiento 15 de Mayo de 2011 (si hemos de poner fecha generacional tal como aquella de 1898 o la de 1927), en este caso ellas se vincularían más a una reivindicación frente a los trágicos sucesos de una violación en grupo a una joven en las fiestas de San Fermín, en Pamplona, en 2016. Ellos se denominaron "La Manada", y su posterior proceso judicial creó una sensación de injusticia en toda la sociedad española. Esto, junto a otros sucesos en todo el mundo, repercutió en una huelga general feminista el 8 de marzo de 2017 que fue más que amplificada en 2018 y que para este 2019 hace del mundo de la igualdad un hecho muy visibilizado y de las mujeres un movimiento de reivindicación. Itziar y Zaida, dentro de estas lógicas, aportan su grano a lo que se intuye una nueva corriente creativa nacida en 2011, basada en la reivindicación de un mundo a cambiar, a partir de las experiencias feministas que podríamos decir han sido relanzadas desde aquel periodo 2017-2018. Atacan la negatividad mental que se ha creado en torno a "manada" y la reivindican al positivismo para que el machismo y la criminalidad no roben aquello que en principio se puede entender como algo que ayuda a formarnos socialmente. O en otras palabras: niegan al machismo apoderarse de sentimientos de pertenencia grupal que en realidad todos tenemos en unos y otros ámbitos en nuestra formación como personas.

El libro resulta sencillo y directo, fácilmente asumible por cualquier lector. No usa de tecnicismos y trata el tema desde un punto de vista en el que nos podemos reconocer. Está escrito como un diálogo contigo, como lector, e incluye al final de la obra un pequeño ejercicio para ayudar a entendernos a nosotros mismos e incluso reconciliarnos si fuera necesario con aquellos que creemos que nos han abandonado o hecho daño, cuando probablemente no sea tanto así. 

Todas las etapas quedan reflejadas, desde la necesidad de amparo en los padres, a las relaciones familiares, la apertura al abanico de los amigos y el cambio de amigos cuando cada uno va formando sus afinidades cada vez más. Los miedos e inseguridades, pero también las seguridades y alegrías quedan descritos para lograr entendernos a nosotros mismos y al otro. Porque el otro es interiormente también un "yo mismo", entender esto es vital, importante, para no hacer daño y para no hacernos daño a nosotros mismos.

Por otro lado, Zaida usa en esta obra, como en toda su obra, a amistades, familiares y personas cercanas a ella como modelos, y los cita en agradecimientos. Son su manada, su grupo social que le han formado, entre otros, y vienen al caso que sean ellos los protagonistas visuales, aunque nunca se ve a Zaida. Zaida crea una "historia" ficticia a través de uno de los individuos en su relación con los otros, acorde a lo que en cada página va contando Itziar. 

El contraste de Zaida con la anterior obra ya hemos dicho que es la luminosidad, a lo que hay que indicar la predominancia de determinados colores asociados a determinados estados de ánimo en cada lámina dedicada a una etapa diferente. Pero la cosa es que también hay novedades respecto a su obra en general, a toda su obra. Por de pronto no se centra tanto en retratos en primer plano de caras a menudo con gestos forzados o emocionalmente exagerados. Tampoco prima lo individual. Ni se trata de ilustrar al detalle cada rasgo personal. Algo de todo esto hay en la obra, claro que sí, es indiscutible. Pero ahora hay aguadas magistralmente trabajadas en acuarela, que desdibujan lo preciso, pero nos muestran difuminaciones que nos dan los personajes, hay grupos que son los protagonistas, y no sólo una persona. Hay cuerpos, no caras tan solo. Por supuesto hay ilustraciones a lapicero que muestran el talento de Zaida, destaca un retrato de una de las modelos que muestra muy hermosamente la felicidad y la alegría con que Zaida la conoce y que recibe de ella. Se nota el cariño que tiene por toda su manada y demuestra comprender lo que Itziar cuenta. Sus modelos pasan de serios a alegres. No hay desnudos esta vez, aunque hubieran cuadrado al hablar de emociones. Esta vez sólo hay bañadores, no sé si como autocensura o como un recurso a una infancia de playa donde de jóvenes nos formamos todos siendo así todo lo desnudos que nos mostramos a los otros. Desnudo, en bañador en este caso, que no sería sólo literal, sino también metafórico. Si en Desde las entrañas había desnudos, el alma salía a flote desde su interior, ¿hay en Caminares bañadores porque nuestra formación emocional nos impide a menudo mostrar a los demás nuestras emociones desde las entrañas?

Como sea, acabaré con unas breves notas biográficas. Itziar Fernández, sino me equivoco estudió en su juventud en Alcalá de Henares. Es una mujer joven. Hoy día vive en Canarias. Presentó este libro con Zaida en Alcalá. Es psicóloga clínica y psicoterapeuta infantil, experta en traumas y violencia de género. Desarrolla su profesión en Tenerife, en el Servicio Insular de Atención Especializada para Víctimas de Violencia de Género. Además colabora con asociaciones para la protección de la infancia. Es autora de La casa del mar en calma y coautora de Diario de Arcoiris.

Zaida Escobar (1988) es Licenciada en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid y Técnica Superior de Ilustración por la Escuela de Arte 10. Ya he citado sus obras en libro, aunque realmente ella como pintora tiene su obra desarrollada en lienzos, cartones, papel, paredes... Ha realizado muy diversas y abundantes exposiciones en Madrid y Alcalá de Henares. Ha colaborado con otros artistas y suele aparecer en diversos conciertos y recitales pintando intuitivamente con el espectáculo en el escenario. Su obra se ve en las paredes de Matadero (Madrid), pero se ha visto en numerosas salas de la Comunidad de Madrid. Ha recibido diversos premios, salido en numerosas noticias de prensa y radio y ha sido tentada como profesora de pintura para ejercer en el sindicato Comisiones Obreras de Alcalá de Henares, aunque le surgieron otros proyectos en aquella ocasión. Siempre abierta a colaborar con otros creadores de todos los campos, al margen del desarrollo de su propia obra por iniciativa única de ella.

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

miércoles, 25 de septiembre de 2019

Arlén, el guerrero belo. El ocaso de la Celtiberia. Las Guerras de Fuego

Título: Arlén, el guerrero belo. El ocaso de la Celtiberia. Las Guerras de Fuego
Autor: Juan Ángel Marín Gascón.
Editorial: Internautis.
Año de publicación: 2012 (1ª edición)
Género: Novela.
ISBN: 978-84-938721-8-2

Arlén, el guerrero belo es una novela que narra y recrea con verdadera pasión el devenir histórico de un pueblo mítico, Numancia, el de sus gentes y el de un sentir común, preservar su libertad a cualquier precio, incluso a costa de sus propias vidas.

Juan Ángel da vida a estos enraizados sentimientos a través de unos personajes perfectamente bien caracterizados, que evolucionan al igual que evoluciona la propia historia.

Del bando celtíbero destaca sobremanera el valor y el compromiso de Caro, Arlén y Caíl, y el de todos los personajes anónimos que, en su último hálito de esperanza, prefirieron quitarse ellos mismos la vida, a ser sacrificados, humillados o vendidos como esclavos ante la poderosa e imparable Roma. En el caso del ejército romano muchos fueron los generales enviados para tratar de sofocar la revuelta incontrolable de la Hispania Citerior y muchos también fueron los varapalos que recibieron, pero la audacia de Publio Cornelio Escipión Emiliano, el agotamiento, el hambre y la desesperación pusieron fin a esta larga y trágica lucha. 

La estructura de la obra, haciendo una clara diferenciación entre los acontecimientos llevados a cabo en Numancia y en las poblaciones aledañas, de los desarrollados en los diferentes campamentos romanos, permite, en todo momento, una lectura fluida y compresible de la misma.

Juan Ángel a lo largo de su obra ha elaborado un magnífico y provocador cóctel temático con ingredientes tan especiales como la amistad, el amor, la traición, el deseo y la lucha por la libertad.

Gracias a la pasión y al verismo con el que está relatada esta extraordinaria obra, el espíritu de Numancia ha cobrado vida nuevamente. El poder de las letras nos ofrece este gran milagro.

Reseña escrita por Susi Corrales-Suko.
(Reseña originalmente publicada en Lolo Rovira y Susi Corrales "Suko".) 
Juan Ángel Marín Gascón es de Alcalá de Henares.

sábado, 21 de septiembre de 2019

Fosfeno

Título: Fosfeno
Autor: José Bautista Rodríguez
Editorial: Talón de Aquiles.
Año de publicación: 2019 (1ª edición; prólogo de Alfonso Dávila Oliveda)
Colección: La Isla de Spiros.
Nº de volumen en la colección: 21.
Género: Poesía.
ISBN: 978-84-120298-6-4

José Bautista Rodríguez (1999) es uno de los poetas de la generación más joven de poetas de Alcalá de Henares. Alcalaíno y con sus Estudios Hispánicos cursados en la Universidad de Alcalá de Henares, ha hecho notar su presencia literaria en la ciudad en los tiempos de los recitales de El Laboratorio, en la calle Vaquerías cerca de la Plaza de Puerta del Vado, ya en un momento tardío del bar, en 2016. Lo hizo junto a otros jóvenes poetas amigos suyos y compañeros generacionales como Samuel Santos, Jesús Fernández-Gallego o Guillermo Martínez Martínez. El Laborario, de corta vida entre 2015 y 2016, regentado por Julián Pizarroso y Esther Muñiz (Zia Mei), ha salido mencionado ya en varias notas de estas reseñas. Fue un lugar lleno de esplendor literario que llegó a juntar a numerosos escritores, pintores y hasta músicos de todas las generaciones para todo tipo de recitales y de estilos y modos diferentes de entender la literatura. José Bautista se acercó a aquel ambiente en una época donde con algunos de los poetas jóvenes citados planeaban realizar una revista que definitivamente no fructificó. Él, más autónomo y hasta cierto punto rebeldemente a contra cultura, se acercó a otros recitales de otros ambientes, al teatro que preparaba Chus López y llegó a organizar su propio recital en 2017 en la extinta librería Re-Read, hoy sustituida por otra de libros de segunda mano en la calle de la Victoria. Siempre independiente y autónomo, altamente inquieto en el mundo de la poesía, también se movió por las tertulias y recitales literarios de la veterana Cristina Penalva, encuentros con el nombre El 20 a las 20, que se celebra desde 2017 hasta hoy todos los días 20 de mes a las 20:00 horas, al comienzo en el bar La Oveja Negra de la calle Colegios y en la actualidad en El Imperial de la calle Escritorios. En estos encuentros han pasado numerosas caras de la literatura alcalaína, alcarreña y madrileña, siendo alguna voz destacada, por ejemplo, Sara Pozo y otras voces jóvenes de Alcalá que se mezclaban con otras más veteranas. Un curiosos cruce de extremos generacionales. En todo caso con toda esta trayectoria queda claro la inquietud por el lenguaje poético del autor que hoy presentamos.

Pero es una inquietud más allá del lenguaje poético. Es una inquietud del sentir emocionalmente una forma de vida. Tanto es así que con una personalidad tan joven como independiente, nunca se ha terminado de abrazar a ninguno de los grupos ni personas, tratando con todos. En los últimos tiempos se siente más ligado a las tertulias y encuentros literarios de la Librería de Javier, regentada por el también escritor Javier Rodríguez. Tertulias por las que han pasado varias de las voces literarias más destacadas de la actualidad española. Es precisamente de ese ambiente y de Javier que parte la oportunidad que se le abrió a José Bautista para llevar a cabo un proyecto largamente meditado por el joven poeta y posiblemente largamente trabajado durante años, no queriendo dar a la luz escrita un trabajo poco meditado, y sí otro medido al milímetro, sin nada al azar. Con el patronazgo como mínimo promotor y difusor de Javier y de su librería, y con apoyo de Alfonso Dávila, historiador, archivero y escritor que también está afincado en Alcalá de Henares, sacó adelante lo que ha sido su primer poemario, Fosfeno, publicado este año 2019, a comienzos de verano, con la editorial Talón de Aquiles. Libro que precisamente prologó Alfonso Dávila y al que Javier prestó su librería en la calle Ramón y Cajal para realizar la presentación y primera firma de ejemplares. De ahí a Madrid. Tal vez, en este apoyo, alguno de ellos haya servido de revisor de la obra para limar alguna cosa; revisión de la galerada que es algo habitual y común tal como ocurre siempre en todos los libros y autores antes de salir a la luz la obra que sea.

Fosfeno fue publicado en rústica con cubiertas solapadas y estética cuidada. Con una textura gomosa en esas cubiertas, en negro y un barco griego navegando un mar de luces, imagen que, por otra parte, con variaciones, es la que usa la editorial para todos sus libros, al menos en la colección La isla de Spiro. El fosfeno es el nombre que reciben las manchas de luz y color que percibimos al mirar directamente al Sol u otra fuente de luz potente, y que persisten en nuestros ojos al dejar de mirar. Es por tanto un conjunto de fogonazos de luz en nuestros nervios ópticos, manchas de luz si se prefiere, ante una luz potente. Tan metafórico título queda reflejado en esta presentación física del libro, con su negro y su mar de luces de fosfeno, su barco griego y las guardas interiores también en negro ocupando hasta cuatro páginas. El libro, en formato de bolsillo, es ligeramente más alto de lo habitual, lo que le da una forma estilizada que permite, al abrirlo, que los poemas más largos puedan mostrarse ante nosotros de un sólo golpe, sin ser partidos. 

Una de las cosas que marcan la notable forma de ser independiente de José Bautista y que se dejan sentir en este poemario, es que a diferencia de la gran mayoría de gente de su generación él no opta por poemas intuitivos, no tiene por motivación principal ninguno de los motivos de reivindicación sociales surgidos a través de la crisis de 2008 y tras las protestas de 2011, ni tampoco es un poeta inmediato que busque el logro rápido en las limitaciones estéticas que los medios ponen en las redes sociales cibernéticas. No busca la estética amable, ni el verso fácil. No tiene en sí las imágenes edulcorantes, ni el dulzón subido por una mayoría de lectores aprobado, ni mucho menos le da más importancia a toda una campaña de imágenes y vídeos para reforzar el número de sus seguidores por encima de lo que desea contar y expresar con su poesía. La poesía es lo fundamental, lo que hace de José Bautista un poeta adulto siendo una persona muy joven, como también se comentó en el caso de Samuel Santos. Es una persona que medita lo que desea contar, que lo mide y que lo piensa, y si bien alguna cosa pudiera salirle de la pasión del momento, se nota que lo trabaja y lima hasta darle unas formas poéticas perfectamente medidas y perfectamente tratadas con una riqueza de recursos que, una vez más, no suelen ser parte de la poesía fácil e inmediata que se lee en los perfiles de numerosos nuevos poetas de las redes sociales. No es un poeta de red social, es un poeta que se siente a sí a la usanza hasta ahora clásica, con su punto de vivencias de juventud próximas a lo que se llamaría poeta maldito, o postmoderno, pero sin duda con un marcado carácter de ser este su primer poemario, muy prometedor, y que por tanto aún podremos ver un José Bautista firme (como lo es ya) según vaya formando más su voz que, por otra parte, parece ya bastante formada por sí.

El libro se divide en dos partes, "Ojos abiertos" y "Ojos cerrados". Se alternan poemas muy cortos con otros muy largos, sin casi término medio. Tiene en sus poemas un resabio de confesión interior al estilo de Bécquer en el siglo XIX, pero nada tiene que ver con aquel romanticismo. José Bautista desde el postmodernismo del siglo XXI tiene algo de aquella introversión del XIX, pero está totalmente imbuida de la nueva sentimentalidad de la que hablaba y desde la que escribía Luis García Montero en el último cuarto del siglo XX. Una curiosa mezcla de estas dos tendencias se puede leer por ejemplo en los versos:

"(...)
Como quien ama, 
empujado por negros gorriones
y valiendo su amor
al reflejo de la pasión,
ornamento la imagen de mí
que mañana despertará:
imagino días cálidos
en los cuales los días del mar
sea un cuerpo semejante al mío,
nuevo y lleno de vida;
(...)"

O bien, en otros versos se lee mejor esa tendencia iniciada por García Montero donde lo cotidiano es reflejo indirecto de nuestro propio modo de sentir. Símiles y metáforas van pasando por aquí hablando del interior del poeta, pero como si no se contara tal confesión. Todo es reflejo y en cierto modo es construcción de un relato, el que el poeta desea darnos de sí o del personaje que construye que nos habla en el poema. Hay sin duda un relato que contar para abrirnos su universo interior de manera indirecta.

"A veces el mar paraba sus olas,
las barcas descansaban
como lo hace una mano
sobre una cálida pierna.
(...)"

No se podría decir que sea un poemario amoroso, aunque sin duda el amor, o el deseo o la intuición del mismo anda flotando en el ambiente, o cuando menos la atracción que en la juventud siempre nos produce el otro más inmediato. Pero no se podría decir que es un poemario de amor. Hay en este poemario otra temática flotando con mucha intensidad en muchos de sus poemas: la soledad, quizá la sensación de abandono, no necesariamente por alguien amado o deseado y sí quizá por un abanico mucho más amplio de las personas que suelen formar la red social del individuo, quizá, en algún poema una reflexión de autoculpa, pero también con cierto punto de aceptación de la situación y de entrega a un submundo un tanto autodestructivo o dañino en lo emocional, como si en esto abrazara José Bautista la senda iniciada por Baudelaire en el siglo XIX. Las noches o los bares pueden traslucirse aquí. Ahí en estos poemas un reconocimiento también de un mundo sórdido con otros culpables de sordidez al mismo nivel y entrega que la voz en primera persona de los poemas.

"Llegué a un jardín con fruta podrida,
la probé y me acostumbré
a la blandeza del tiempo,
al líquido lagrimoso de las Ánimas
que vagan por nuestras manos,
y a las camas sin cálidas ascuas.

Subí escaleras junto a suicidas,
de quienes conocí
la soledad del funámbulo
cuando cae al vacío
de los ojos más oscuros.

También paseé por las calles
de peor olor y peor censo,
les amé como el silencio
desea la soledad.
(...)"

Busca en estos poemas, como dice en otro poema, algún modo de expiación.

"(...)
Pido un sol flamígero,
un otoño de hoja caduca,
una nación que seque
el pozo de la herida.
(...)"

O bien se lee en este otro poema completo una determinada resignación, una aceptación a una realidad que cambia su entorno dejando una determinada soledad, tal vez la soledad que otorga el cambio de círculos de personas cercanas o incluso de la persona amada en cada cambio de etapa de la vida. No obstante José Bautista sigue siendo una persona joven que con toda su brillante como poeta vive justo una etapa de cambios, y con toda brillantez lo refleja. Cambios, que por otra parte, la vida enseña que nadie se va de tu entorno, sino que todo cobra nueva forma y vida. En todo caso, ¿quién no se vería reflejado en estos versos a los que me remito en esas soledades sentidas en cada cambio de etapa, sean reales o simplemente algo únicamente real para nosotros mismos en ese momento?

"Pasado un año,
sigo con la tácita rutina
de escuchar este silencio.

Se modifica mi entorno,
encallo mi fruncido rostro
en las orillas de un río helado."

La poesía de José Bautista no es una poesía fácil. Hay que meditarla. Parece, como he dicho, más adulta de lo que al autor le correspondería por edad, pero probablemente la poesía de este poemario realmente tiene una alta cuota de madurez en sí misma, madurez a la que se accede a través de lo que quiera que el autor haya vivido e interiorizado hasta este momento. Es una poesía reposada y hay que recibirla sin prisa. Es un buen comienzo como primer poemario. Deja un nivel muy alto y un regusto a esperar lo próximo de José Bautista.

 El libro tiene una segunda edición en formato de bolsillo más pequeño.

 Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

martes, 17 de septiembre de 2019

Memorias de un profesor malhablado

Título: Memorias de un profesor malhablado.
Autora: Matías Escalera Cordero. 
Editorial: Amargord. 
Año de publicación: 2013 (1ª edición).
Género: Ensayo, Pedagogía, Política
ISBN 13: 978-84-92560486

Matías Escalera es escritor, dramaturgo, crítico y profesor de enseñanza secundaria de Lengua y Literatura españolas, desde hace más de treinta años, y con su libro Memorias de un profesor malhablado nos muestra, desde su amplia experiencia, la realidad de nuestro horizonte educativo en la actualidad.

Habla con total franqueza, de forma directa, con verdadera preocupación y siendo conocedor de la necesidad de recuperar todo aquello que se le está esquilmado a la Enseñanza Pública. Reclama para los profesores, para los alumnos, para nuestra sociedad, una Escuela Pública, de todos y para todos, porque es la única manera de democratizar el saber y por tanto las oportunidades.

Se considera a sí mismo un profesor malhablado por nombrar la realidad tal y como es, sin adornos ni mentiras, pero leyendo su libro, sus argumentaciones y sus motivaciones desarrolladas desde su experiencia docente, se puede decir todo lo contrario. Podemos decir que es un profesor crítico con la historia pasada, presente y futura; un profesor conocedor al 100% de su entorno más directo de trabajo, es decir, sus alumnos y sus necesidades; un profesor comprometido hasta la médula con el trabajo bien hecho; un profesor que fomenta el cuestionamiento, la crítica y la búsqueda de información.

En las páginas de su libro hay espacio para la crítica, para la reivindicación, para la lucha, para el compromiso, para el trabajo duro y concienzudo, para conocer más las necesidades de los jóvenes y establecer sus límites.

Es un libro que va dirigido a los estudiantes, a los profesores, a los padres, a los contertulios, a los políticos, y sobre todo a estos últimos porque son los que opinan y legislan. Es una llamada de socorro ante la barbarie que se está cometiendo con la Escuela Pública.

“La educación es cosa de todos y para todos. Olvidar esta premisa nos condena al fracaso absoluto” (Suko)

 Reseña escrita por Susi Corrales-Suko.
(Reseña originalmente publicada en Lolo Rovira y Susi Corrales "Suko".)

sábado, 14 de septiembre de 2019

Cosas que pasan... o no

Título: Cosas que pasan... o no
Autor: Antonio eMe
Editorial: Ella Ediciones.
Año de publicación: 2016 (1ª edición)
Género: Poesía en prosa, relatos de ficción, cuentos adultos.
ISBN: 978-84-608-5111-0

El poeta Antonio eMe, presentado en estas notas de cíclopes con Un cerdito en la pecera, es algo más que poeta, también es prosista y dramaturgo. Precisamente en los últimos dos o tres años ha ahondado en su faceta de escritor de obras de teatro, así también como de director. Entre sus obras hay microteatro, muy adaptable para cafés, bares y locales de asociaciones, y obras de teatro con una duración más extensa y normal en lo que suele ser una función representada en una sala. Tiene en este sentido las obras El hombre equivocado (2016), El corazón de madera (2017), Adán y Adán (2017), La última flor del mundo (2018), Al Edén que le den (2018), Los cuerpos desnudos (2018) y El Principito venido a menos (2019). Han pasado por Alcalá de Henares, Madrid y no sé si alguna localidad más, siendo el caso que la sala de teatro Margarita Xirgú, del sindicato Comisiones Obreras de Alcalá de Henares, ha estrenado con éxito de aforo y en algún caso repetición de función al menos dos de estas obras. Pero, sea como sea, lo que hoy hace escribir sobre Antonio eMe no es su faceta de dramaturgo, tampoco la de poeta, si no la de prosista. En 2016 publicó su tercer libro (el cuarto si contamos uno pequeño que prologó), Cosas que pasan... o no. Era una colección de relatos breves, o cuentos adultos que fue presentado además en una cafetería del centro de la ciudad, La Oveja Negra.

El libro era hasta cierto punto una autoedición. Lo era hasta cierto punto sí y hasta cierto punto no, porque en realidad lo sacó adelante con su pareja, que a la vez sirve de modelo para la portada y de musa para muchos de los poemas de Antonio. Lo hicieron como Ella Ediciones. Es un sello editorial propio del autor. Lo usa de manera habitual para sus obras, excepto para su primer libro, Un cerdito en la pecera, pues aún no estaba creado en aquel 2014 de aquel primer libro.

El libro que nos ocupa, Cosas que pasan... o no, era una edición en tapa blanda (rústica), sin solapar, un poco más ancho de lo habitual en las ediciones de mano, con una cubierta en mate, con fotografía de ella sentada de perfil en blanco y negro con un rojo entre el título y el lateral derecho que servía para remarcar la idea la idea de cosas que podrían o no pasar y por tanto todo podría depender de lo que se quiera creer, contar o cualquier otro factor variable y relativo. De hecho, en la obra y recitales de Antonio eMe suele ser una constante esa dualidad un tanto de duda sobre si lo que cuenta está inspirado en algo real o bien es todo ficticio, como en el teatro. Es ese punto de misterio que flota sobre la realidad aparente o real que le da la guinda a la vida. La posibilidad del sí o del no, especialmente cuando el morbo u otro impulso nos hace desear que sea real aunque sepamos que puedan ser tabúes o cosas socialmente no aceptadas o bien cuestiones que a nosotros mismos nos frenan aunque deseemos que nos ocurran.

Con este juego dual, Antonio eMe inició su recopilación con un prólogo creado por él mismo. Hay cuarenta y siete relatos breves. Una buena parte de ellos podrían ser entendidos como poemas en prosa. Otra buena parte son relatos de ficción que se mueven desde lo políticamente correcto al muy correctísimo entendimiento de un romanticismo y un enamoramiento ya sea de él a ella o de él a la vida misma. Antonio eMe es fundamentalmente un poeta del amor en los tiempos actuales y eso se refleja en esta obra. 

El propio autor se transforma en personaje de sí mismo. Cobra voz en primera persona en todos los relatos, que se presentan siempre como reflexiones interiores que le cuenta a la vez el autor al lector, a sabiendas de que hay un lector segunda persona del plural al otro lado de la página. Todos los relatos son independientes entre sí, pero todos tratan sobre algo que le ha pasado en la vida diaria que, en pensamiento y boca de un señor poeta, todo cobra un valor especial e individual elevado a rango de suceso excepcional. Probablemente sea así, lo más común de la vida, como por ejemplo sudar en un autobús o enamorarte de alguien, es el hecho más excepcional y épico que se pueda contar por cuanto te sucede a ti mismo y te revoluciona a ti, te afecta a ti y a tu vida. Tu vida puede verse alterada ante hechos comunes, pero el caso es que son hechos comunes para el conjunto de todas las personas, pero son excepcionales para ti como individuo único. La humanidad vivirá a lo largo del tiempo, pero tú, individuo, vives sólo tu tiempo, breve. Tú no vives todas las vivencias de todos los individuos de la humanidad, pero tu vivencia particular si es parte de la vivencia de la humanidad. Eso lo hace algo único, excepcional y digno de ser épico, incluso siendo algo sencillo y humilde, común y cotidiano.

Enamoramientos fugaces por una mirada en una estación de tren, la desaparición de todas las flores del mundo (relato en prosa con correspondencia en su obra de teatro), la aversión al viernes o al lunes, la sensación de repetir una y otra vez el mismo día, un idiota en tu círculo de amigos, una anciana que te despierta en el tren para hablarte, o una tormenta de verano y la ida de ella, son algunas de las motivaciones para presentar los relatos. Contados con una cierta belleza y sencillez, todos remiten a la vida y al amor que realmente te hace sentir vivo y compartir una vida

Un libro de fácil lectura, quizá para ir racionando los relatos, para poder reposarlos y degustarlos mejor. Siempre en ese tono de Antonio eMe que invita a la concordia y el amor a, una vez más lo anotaré, la vida y el amor mismo en sí.

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

lunes, 9 de septiembre de 2019

El funeral de Lolita

Título: El funeral de Lolita
Autora: Luna Miguel. 
Editorial: Lumen. 
Año de publicación: 2017 (1ª edición).
Género: Novela
ISBN 13: 978-84-264-0532-6
ISBN 13: 978-84-264-0533-3


Luna Miguel es una joven escritora alcalaína, que con tan solo veintinueve años ha publicado ya seis poemarios, dos ensayos y forma parte de diversas antologías poéticas. Trabaja como periodista y editora en Barcelona. Entre 2012 y 2018 ha escrito y editado para la revista digital PlayGround. Gran activista en las redes sociales; muy comprometida con el feminismo.

Luna Miguel en El funeral de Lolita ha escrito una novela muy fresca y atrayente.

Está escrita desde las vísceras y desde el vacío inconmensurable que nace tras la muerte del alma.

Es tacto, olor, visión, sonido y, sobre todo, sabor. Es hambre y necesidad.

Es el grito de una mujer con cuerpo de mujer y la añoranza de una adolescencia robada.

Es rojo, es pasión, es miedo, es sangre. Una imagen desdibujada en el espejo.

Un adiós, un hola fugaz, un punto final. Son unas piernas delgadas que tiemblan, dos coletas, alcohol, recuerdo, olvido, muerte y un confuso renacer.

Es literatura, es carne, es el aliento caliente que sale de la boca tras sobrevivir a un fallido disparo en la nuca.

 Reseña escrita por Susi Corrales-Suko.
(Reseña originalmente publicada en Lolo Rovira y Susi Corrales "Suko".)

viernes, 6 de septiembre de 2019

Las horas afiladas


Título: Las horas afiladas
Autor: José Pejó Vernis. 
Edita: Ayuntamiento de Mora.
Imprenta: Industrias Gráficas Rafael.
Año de publicación: 2014 (1ª edición).
Género: Poesía. Ilustración.
Depóstio Legal: TO 287-2014

De entre los libros que publicó José Pejó está Las horas afiladas, ganador en 2014 del XXXIX Certamen de Poesía "Rafael Fernández Pombo", convocado por el ayuntamiento de Mora, tierra de olivos, en la provincia de Toledo. El librito en realidad fue publicado en formato tipo cuadernillo, con cubiertas de cartulina gruesa y grapado en caballete. Contenía además diversas ilustraciones en tinta negra, sin escala de grises, producto de la creación de Emilyblue, que era además quien maquetó el poemario.

Se trataba de diecinueve poemas recogidos en cuarenta y una páginas, combinados con las ilustraciones citadas. Eran poemas breves, el más largo llega a veintidós versos, pero por lo general rondan los diez versos o menos. Muchos de ellos están presentados en la misma página por otros poemas aún más breves, por lo general de dos versos, aunque también había presentaciones de cuatro versos.

Estamos ante la obra quizá de cariz más nihilista de Pejó. Los poemas giran en torno a la vida. Pejó dota a la vida con el sentido de lo único existente más allá de las personas. El tiempo y la muerte aparecen y en el conjunto de todos los poemas parece que se nos indica que son la nada, reforzándose una y otra vez la vida y como valor único a celebrar en cada existencia. Ya en el primer poema hay una primera declaración rotunda de nihilismo, tal vez de agnosticismo. Desde luego hay en él cierto aire de desengaño y de afirmación de haber llegado a una conclusión sobre lo que nos hace estar aquí y por tanto lo que hay que atender.

La niña con pañuelo palestino y crucifijo
no resuelve el problema en la oración.
Se sube al autobús.
De pronto, cierra el cielo de sus ojos.
Cierro yo, al mismo tiempo,
los míos para verla en un poema
y no espero encontrar, cuando los abra,
ningún dios, en concreto, sólo a ella.

No es la temática general más habitual de Pejó, pero en este poemario alcanza a través de ella un alto nivel de perfección en su estilo. Pejó pudo estar reflexionando sobre el sentido de la existencia durante la composición de este poemario, ligándolo íntimamente a ese descreimiento que se nos presenta no como conflicto abierto, sino como serena conclusión y paz interior de aceptar el vacío existencial. Nos lo expresa además sin caer en profundas reflexiones filosóficas, como hacía Unamuno en sus poemas de comienzos del siglo XX, sino que lo hila en fino lenguaje netamente poético y alcanzable por cualquier lector.

(...)
El río sigue río en cada cambio
de civilizaciones, su poema es el agua,
y sus versos, al hilo de una ruta,
describen la realidad de su presente.
(...)

El poema donde más palpable se hacen estas ideas es el llamado "El hecho de nacer".

El hecho de nacer, el de inducir 
agua fértil en un cuerpo sediento
es surgir a la vida en tierra seca,
mientras la muerte viaja en otro tren,
hasta la última paz, polvo de estrella.

En la continuidad de este milagro,
ser pájaro, ser hombre, ser libélula
o ser escorpión es aprender a vivir tu propia vida.

Alumbraré otros versos donde me reconozca.
Tengo el candado abierto, un ideal
en mi mente de hierro, y un sueño como asilo.

Y todavía, en esta constante reafirmación de que la única verdad es la vida en sí, escribe en otro poema: "La primavera, aún no siendo la misma, / volverá, como siempre".  En otro poema iniciará con estos versos: "El aliento de vida es un concepto / con alma que nos hace independientes, / y hace al hombre rodar imprevisible". Aún así, Pejó proclama como poeta su deseo y afirmación de vivir y de que la vida se perpetúe de ser a ser. "La idea de uno mismo sale afuera / con su delirio y prende en los demás", escribe.

En cierto ya había rozado la temática existencialista en los poemas de su libro Un pañuelo bordado y un cuento de luz publicado el año anterior. Sin embargo la perfección la alcanza en este otro de Las horas afiladas. Se nota en este libro que el autor interiorizó poéticamente una preocupación por este tema durante un largo periodo, pero se lanza a escribir sobre él justo cuando tiene resuelta su posición ante un posible nihilismo de la existencia: el disfrute de la vida. Así pues no lo presenta como problema o como angustia, sino que lo plantea y lo resuelve. Para el gusto de quien esto reseña quizá se podría decir que es la mejor de sus obras. Lástima que se tratara de una edición humilde y de poca difusión. Ahora bien, es evidente que esta obra es diferente al del resto de su trayectoria.

Ante un libro como este, es evidente que cada hora está afilada y es cortante y determinante. Su título es fiel metáfora de lo que el poemario trata de decirnos. Mientras se esté vivo, todas las horas cuentan, y todas las horas al pasar han sido vitales. Cada hora es existencia.

Pejó estaba a cuatro años de su muerte, quizá a tres años y meses. En 2016, dos años o año y pico después de este libro, escribirá La soledad del aire, y, tal como nos anotó José Antonio Olmedo en su reseña, aún estaba en él una reflexión poética existencialista. Para entonces escribirá versos como: "a veces, te tropiezas con otro que no sabes, / y en él te identificas", o bien: "Cultivar el fulgor, amar el reto / de la magia, ser fiel a lo vivido / y dibujar un sueño en un boceto". Con lo cual, hemos de pensar que Pejó siguió interiorizando hasta cierto punto reflexiones existencialistas. La conclusión alcanzada en Las horas afiladas no sería la definitiva, pues en aquel otro libro de La soledad del aire ya vemos como reafirma su existencia identificándose o bien con construcciones que ha hecho de sí mismo mediante la escritura o bien en otras vidas (ficticias o reales), pero ante todo, ante la suma del tiempo vivido, se reafirma a sí mismo proclamando que hay que ser "fiel a lo vivido". Lo que nos hace únicos en nuestro pensamiento y acciones es lo que nos hace ser. Podríamos entender que el poeta consideró en 2016 que volverse atrás después del tiempo vivido acumulado sería una traición a la propia existencia. Pero pensemos que ya en 2014, en el citado poema "El hecho de nacer" podemos leer en sus últimos versos cómo el autor afirma que puede reconocerse a sí mismo en versos diferentes que pueda crear y dice "Alumbraré otros versos donde me reconozca". Por lo que existencia e identidad están unidas, siendo que la identidad se construiría con las acciones propias a las que ser fiel y con el argumento que de uno mismo uno se construya para sí. Recordemos de nuevo esos versos de "El aliento de vida es un concepto / con alma que nos hace independientes, / y hace al hombre rodar imprevisible".

En todo caso, en los tres últimos poemas de Las horas afiladas Pejó se aproxima a una temática que ya ha tratado en muchos de sus poemarios anteriores, la relación con otra persona como algo que hace cobrar mayor sentido a la vida. El nihilismo que respira este poemario se filtra esta vez en esta temática, pues al declararnos huérfanos a todos y cada uno de nosotros en la existencia, mitiga esta orfandad cuando dos vidas se cruzan y hacen el camino juntas. Es el amor o el cariño lo que hace compartir vidas y con ello mismo hace vivir, por tanto: da sentido a la existencia. No nos deja esta vez explícito si esa relación de amor o cariño es a una persona amada en sentido de pareja, o bien a una madre, padre, hermano, hermana, amistad, mascota, o a quién. En ese sentido, cierro esta reseña con su poema "En un imperceptible parpadeo".

En un imperceptible parpadeo, también
dos almas son capaces de viajar, presintiéndose,
hasta el punto infinito donde se unen sus viñas,
resplandecer las dos, con su orfandad,
dibujarse a sí mismas para ser,
amarse, raya a raya, en lo más íntimo,

y no dejar de sorprenderse nunca,

Así son las fronteras de la estima,
esas justas ladronas del querer.


Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".