lunes, 30 de diciembre de 2019

Ejército de un solo hombre

Título: Ejército de un solo hombre.
Autor: Carlos Mazarío. 
Editor: Asociación Cultural Letras Cascabeleras.
Año de publicación: 2019 (1ª edición).
Colección: Poesía.
Nº de volumen en la colección: 26. 
Género: Poesía
ISBN:  978-84-949710-8-2

A Carlos Mazarío ya le conocemos bien en estas notas.  Quizá podamos anotar hoy ampliando lo que ya sabemos que también escribe artículos histórico-artísticos y que fue galardonado con el I Premio de Jóvenes Investigadores por la Institución de Estudios Complutenses en 2007.

Hoy hablaremos de su libro más reciente, el quinto, el cual es un poemario. Se trata de Ejército de un solo hombre, editado y publicado por la Asociación Cultural Letras Cascabeleras a finales de verano de este año 2019. Es un pequeño libro de bolsillo, muy manejable, en tapa blanda sin introducciones ni prólogos. Directamente la poesía dividida en tres bloques, "El Ejército Maza", "Libro de hija" y "Manual de antiayuda", los cuales van disminuyendo en su contenido en volumen de poemas que incluyen. Para la cubierta se ha elegido un elegante fondo blanco con una barra verde en su lateral izquierdo mientras bajo el título y nombre del autor se nos muestra una cabeza de muñeca antigua, vieja y rota, casi como algo tétrico, aunque en realidad a modo de juguete roto. Cuando uno lee el poemario lo cierto es que podría quedarse con esa sensación de juguete roto a través de lo que el poeta nos va contando en el conjunto de cada uno de estos poemas. El título, como la foto, es todo una declaración poetizada de lo que el libro contiene, una especie de guía, de clave, para entender aquello que te vas a encontrar en estas páginas. Pasemos a comentarlo.

En el primer bloque, "El Ejército Maza", que es el más abultado en poemas y el que contiene los más largos y los de métrica mayor más abundante, es el que hace una referencia más expresa al conjunto que representa el título Ejército de un solo hombre, que en este caso sería Maza, hemos de entender que es un diminutivo cariñoso al propio apellido del autor, Mazarío, o bien se trata de un juego mediante una voz de protagonista con apellido Maza escondiendo detrás de sí como personaje ficticio parte de las vivencias del personaje real Mazarío. ¿Por qué este ejército es de un solo hombre? Porque de lo que nos va a hablar desde el primer poema es de los trabajos y esfuerzos de la voz narradora a través de estas poesías para mantener una familia a la que ama. El poemario es así un poemario dedicado a ese amor familiar desde la perspectiva del hombre como personaje sobre el que recae tareas de mantener cubiertas las necesidades materiales de esa familia, lo que provoca renuncias a sueños de juventud o incluso de la vida de novios, y adentra al individuo en la realidad del adulto en este mundo que hemos creado tan lleno de necesidades materiales y renuncias que alienan al individuo al tener que renunciar este a una parte de sí para obtener los medios con los que poder vivir en esta misma sociedad. 

"Volveré de la guerra cansado. Cada noche
retumbarán mis pasos en la escalera oscura,
pues no daré la luz
para no despertarte, bella, que duermes plácida,
bella, que duermes triste sin tu guerrero al lado."

Vemos así en este primer poema que ella también renuncia a una parte de sus auténticos deseos, pues duerme triste sin su él. No nos confundamos, que el poemario trate de esa visión del hombre en la familia no indica que sea un poemario machista, cosa que dados los tiempos que corren seguramente alguien estaría tentado de tildarlo así por el mero hecho de no mostrar el punto de vista de la mujer en la familia. Hay que comenzar a acabar con estas pequeñas censuras que se empiezan a hacer cotidianas y que sólo entorpecen toda comprensión posible de las realidades diversas. El libro no es en absoluto machista, aunque sea el punto de vista masculino de esta relación familiar. Hay que aceptar que también los hombres tienen su emocionalidad y tienen derecho también a expresarla, hacer esto no implica menoscabo a la mujer ni menosprecio a las vivencias y emocionalidad de esta, ni siquiera preponderancia. Si en este poema se habla del trabajo fuera de casa todo el día como una guerra, una guerra cotidiana, hemos de entender, hemos de comprender un esfuerzo que se acepta como sacrificio necesario, pero que si pudiera cambiar a otras condiciones que ni supusiera esfuerzo a él ni tristeza a ella, podría afrontarse ese cambio. Hemos de entender que el no encender la luz para no despertarla es un acto de amor, otro pequeño sacrificio, pues no viéndose en el día, se ven en la noche, pero ella duerme, por lo que el amor cotidiano en los días laborales pasa a un amor contemplativo, parece ser, lo que es un sacrificio, pero merece la pena esa guerra de renuncias y de juguete roto pues a fin de cuentas, duermen juntos, están juntos, viven juntos. La guerra es conjunta.

En otros poemas hace referencia a todo aquello que un día soñó de joven y ya no podrá ser ("Me cautiva el espectro algunas noches / del genio que no fui y ya no seré. (...)"). Sin embargo, toda la sinceridad que la voz narradora arroja en este poemario, y es de agradecer porque es muy valiente estas confesiones de vida diaria y de intimidad del pensamiento, y eso hace de los poemas buenos poemas, también nos confiesa en más de un poema que si bien hay como un lamento de todo lo que no se vivió o de todas las renuncias, o del esfuerzo y el peso de las cargas familiares, el saberse con unas responsabilidades, todo ello está más que compensado con esa vida en pareja y también con el hecho de ser padre de una hija, de haber construido y de estar construyendo vida, compartiendo un proyecto de vida.

"(...) 
Vuelvo a tu carne blanca, a tu silencio
tendido como un cable telefónico,
a tus curvas de madre, a tus manos delgadas,
a tu templada luz. 
(...)"

Transforma lo cotidiano y los pequeños sacrificios diarios invisibles en épica casi de oda griega. Llega a decir "Como un niño secreto voy por ti hacia el abismo (...)", aceptando así todo lo que le ocurra en contra de lo que un día planeó para su vida futura y aceptando así su vida real y presente, el abismo, porque ese abismo le atrae y siente que quiere ir a él si eso implica todo aquello que le aporta ella. No obstante ella le hace sentir como un niño de nuevo, lo que es estar lleno de vida y de nuevos deseos de construir futuros, pero es un niño secreto, porque ambos son adultos y como adultos está la guerra de la vida cotidiana, el tener que ganar medios con los que vivir en esta sociedad, lo que implica, repetimos de nuevo, renuncias personales. Una alienación del trabajo en esta sociedad capitalista e industrial de la que habló Karl Marx ya en el siglo XIX, pero de la que Carlos Mazarío en el siglo XXI vuelve a reflexionar a través de poemas muy emocionales (pero equilibrados) sobre si merece el precio esa alienación, en su reflexión, pese a todo lo que supone lo perdido, pues frustra en parte a la persona, lo nuevo, la construcción de vida, compensa.

Esto se ve mejor en la segunda parte, "Libro de hija", donde todos los poemas están dedicados a su hija pequeña, o hijas, pues creo que el autor tiene dos hijas, por verle en la calle y por la dedicatoria general del libro a su pareja y a, creo, sus dos hijas. Es un bloque de poemas muy cortos, de dos a cuatro versos cada uno, excepcionalmente alguno con un par más de versos. Si bien en el bloque anterior llega a quejarse de no tener tanto tiempo para escribir o ver a sus amigos, el encuentro con sus hijas es lo que dota de sentido a esta existencia de renuncias y juguete roto. Es precisamente por ello que debe combatir esa guerra siendo el único hombre que forma todo el ejército, pero si es ejército es porque el objetivo le hace vencer todos los males.

"Pequeña.
Un corazón de colibrí en mis manos.
Un resplandor gigante en la noche más negra."

Es precisamente ese amor paternal el que desarma a ese ejército. Y eso queda latente en estos poemas. 

"Me convierto en pavesa en medio del océano.
A tu lado
me vuelves tan pequeño como la muela al grano."

Ya en el tercer bloque, "Manual de antiayuda", se llega a unos poemas ni tan largos como los del primer bloque, ni tan cortos como los del segundo bloque. En ellos hay cierto equilibrio estético y formal en su composición. Estamos ante el final del libro, que no deja de ser una serie de reflexiones que tratan de sintetizar todo lo que se ha afirmado antes. Del caos y desesperación por las renuncias personales de la primera parte, y del sentido y vulnerabilidad de la segunda parte, llegamos a los poemas que declaran que si bien hay que matar a un hombre (él mismo, su "yo" del pasado o bien aquel que imaginó que sería un día), el nuevo hombre que se construye en esa guerra es un hombre afortunado por su familia y todo el amor que construye cada vez que consolida a la misma con todas y cada una de las batallas personales de la vida diaria. 

En este sentido, la tercera parte contará con poemas donde prima las formas verbales infinitivas, casi a modo de postulados de un memorándum, como propósitos de reafirmar y consolidar todos y cada uno de sus sacrificios para mantener lo que tiene, porque lo que tiene merece la pena tenerlo.

"(...)
Despojar al silencio de belleza
y dejarlo en terrible certidumbre,
como el mirar oblicuo de los muertos,
como el susurro de las alimañas
(...)
Reconocer que nunca mataré a Liberty Valance"

En el penúltimo poema se ve mejor la idea lanzada cuando el poeta dice:

"(...)
que nunca fui feliz,
que nunca tuve brillo en la mirada,
ilusión por vivir,
ganas de nada,
antes de dar el paso hacia el abismo
en el que caigo tan gozosamente,
(...)"

Una vez más los poemas de Carlos Mazarío son descarnados. Esta vez se adentra en una emocionalidad de cabeza de familia que, aunque está desde un punto de vista masculino, igualmente puede sentir la mujer con sus renuncias iguales dentro de la formación de un proyecto de vida con otra persona y teniendo hijos. Confiesa en versos lo que mucha gente no es capaz de reconocerse a sí mismo dentro de sus pensamientos. Esto da un alto valor de frescura muy necesaria en estos tiempos en los que la poesía parece derivar a un mismo patrón edulcorado al gusto de los que quieren leer cosas bonitas y los que quieren escribir para cosechar "me gusta" en las redes sociales. La poesía ha de ser sincera, y Carlos Mazarío la escribe así.

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

lunes, 23 de diciembre de 2019

El frío que nos acoge mientras los robots caminan entre los humanos y otros relatos

Título: El frío que nos acoge mientras los robots caminan entre los humanos y otros relatos.
Autor: Daniel L.-Serrano, "Canichu" (Daniel López-Serrano).
Editorial: Amarante (LC Ediciones).
Año de publicación: 2019 (1ª edición).
Género: Novela; Relatos; Ciencia ficción.
ISBN: 978-84-120071-8-3

Me gustaba la ciencia ficción de forma natural, como a la mayoría de los niños. Cambiar el mundo mágico por el científico era aumentar el gramaje al tejido que sostenía el relato y mantenía los sueños en vuelo. E. A. Poe, Mary Shelley, A. C. Clarke, Philip K. Dick, Julio Verne y tantísimos autores y autoras explicaban futuros descubrimientos recientes para calmar la inquietud de protagonistas en apuros. La ciencia a veces sustituía, de alguna forma, a la filosofía o la ética: si se podía físicamente, no hallábamos los lectores impedimento moral a clonaciones o fuentes de energía inacabable. Lo que importaba, lo que importa, es que se entienda. Como lectora adulta me importa además que me ayude a entender el mundo real, y eso es difícil.

Pensaba en esto mientras releía El frío que nos acoge…, el libro de 2019 que recoge un relato largo y doce más cortos de ciencia ficción, fantásticos o enigmáticos. A su autor, Daniel López-Serrano, muchos lo conocemos como Canichu y nunca hubiésemos asociado ese nombre con él sin la ayuda de las fotografías de la trasera de sus libros.
Anteriormente ha publicado Relatos de la Gran Guerra (editorial Atlantis, 2016) y Balada triste de una dama (Verbum, 2017).

Canichu está muy relacionado con Alcalá, tanto que estas mismas Notas de los Cíclopes Libreros son un empeño suyo de hace ya tiempo intentando comentar toda la producción literaria que le sea posible de alcalaínos de varias procedencias. Aparte de los Cíclopes reseña muchísimas cosas de Alcalá en Noticias de un espía en el bar. En El frío… salen varios relatos que se habían publicado anteriormente en ese blog, y otros en la revista La botella vacía y en El vaso lleno del vacío de la botella (su cierre).

Todos los nombres 
En el primer relato se manifiesta un juego de participación previo apovechando redes sociales físicas y virtuales. Dijo que incluiría en el relato el nombre de la gente que lo pidiese. ¿A través de Facebook? Y así muchos de los personajes de la ciudad espacial se han visto bautizados con los nombres o apodos de personas reales. A veces Canichu ha hecho una interrelación directa, lo que ha conseguido que, por ejemplo, durante una temporada no podré escuchar a Tamara Rojas cantar sin imaginarla al tiempo con su grupo en un espacio ficticio.
En otros relatos parece que este juego se ha repetido en parte, pero no lo puedo asegurar. Y algunos parecen dedicados a personas específicas, lo que consigue un resultado emotivo con lenguaje comedido.

Dobles, clones y viajes 
En varios relatos del libro aparecen zonas o planetas o sólo personas que juegan a ser otras o la representación de otras. Cantantes crionizados (pero no el original sino el número dos). Alcalá que es una réplica. El planeta Clon en el que hay un nuevo juego con los nombres, más bien «nicks». Viajes en el tiempo, cambio de vista, incluso cambios de punto de vista usando el de varios personajes.
Y los viajes en el espacio que lo son a través de cronologías alteradas, algunos divertidísimos pero que siempre te dejan algo en qué pensar.

Juego de futuras nostalgias 
Muchas veces, mientras los personajes explican lo que está pasando, los lectores estamos ya leyendo, sin querer, la descripción que harán de ese momento desde el futuro. Y tendrá algo de nostalgia.

Favoritos y antifavoritos 
El primer relato es el que da nombre al libro y es casi tan largo como una novela. Aparte de muchos detalles de estilo que me han sorprendido, y pese —o gracias— a que algunos temas reflejan y/o denuncian el lado oscuro de la condición humana en cualquier soporte físico, se mantiene con ligereza. Hay novelas que son relatos de muchas páginas, hay párrafos de novelas que tienen dentro una historia entera y no haría falta más.
El relato El frío que nos acoge… separa las múltiples voces dentro de la colmena voladora, y así mantiene equilibradas esas tendencias.

La huelga marciana se me hizo largo.

Con Una odisea espacial en el comienzo de año me reí mucho. Usadla para empezar 2020, por favor.

Háblame de Tokio, nena es como la letra de una canción de Bob Dylan y puede que Leonard Cohen:  poética, canalla, bonita y surrealista.

Los soñadores errados merece un debate. Un relato sutil y tremendo al tiempo.

Menos y más
No me gustan las repeticiones de nombres y palabras. En el primer relato, por ejemplo, es necesario ubicar a cada nuevo personaje o avisar quién es cuando retoma su acción dentro del hilo general, pero para ello a veces se nombra varias veces; tiene algo de mantra, pero con propósito inquietante en vez de tranquilizador. Si es la idea, funciona, aunque a mi no me ha terminado de gustar. Las repeticiones de palabras dentro de una página o párrafo en cambio parecen descuidos. No descarto que esté así para introducir un ritmo machacón y poco cómodo (en alguno de los relatos se busca conseguir cierta incomodidad en el lector), pero no he conseguido verlo claro.

Me gusta mucho que no le da miedo terminar una historia de forma drástica, matando a algún personaje en concreto sin ñoñería ni contemplaciones y siguiendo el relato sin pararse. Luego puede haber consecuencias, pero en ese momento todo sigue de forma natural.
La forma de narrar el final del primer relato me sorprendió y me encantó. Es de las pocas veces en las que un cierre sin giro final de alguna forma cambia la visión del resto.
Hay lugares y personajes a lo largo del libro tan curiosos que me resultan televisivos. Merecerían una saga.

¿Por qué leer El Frío…?
Si eres de Alcalá, porque un montón de referencias a sitios, costumbres y personas te van a llamar la atención. Con cariño, pero a menudo no de forma complaciente, te hace pasear por muchos de los rincones complutenses, tanto los obvios como los secretos.

Y seas de donde seas y especialmente si te gusta la ciencia ficción, porque te va a hacer viajar en el tiempo y el espacio. De vez en cuando se agradece. 

Reseña escrita por Zia Mei.

domingo, 8 de diciembre de 2019

Auto de "Reyes Magos" (siglo XVIII)

Título: Auto de "Reyes Magos" (siglo XVIII).
Autores: Theo Acedo Díaz y Violeta Martínez Ruiz.
Editor: Grupo Literario Omnia.
Año de publicación: 2000 (1ª edición).
Género: Teatro; Poesía
ISBN:  978-84-607-1241-9

El Grupo Editorial Omnia comenzó como Omnia Grupo Literario, y como tal siguen. Es un grupo netamente de Alcalá de Henares que comenzaría su andadura en los años 1980, siendo sus publicaciones y actos bastante más difundidos y conocido en los años 1990. En sus orígenes mantenían encuentros, tertulias y diversos actos en torno a la poesía en lugares como el desaparecido bar El Rincón, hoy día Pepe Pasión, en la calle de la Victoria o la Casa de Socorro de la calle Santiago entre otros lugares. En origen publicaban una revista en tamaño DIN-A4 grapada en caballete y fotocopiada en blanco y negro que distribuían de manera gratuita por los bares del centro de la ciudad y por las bibliotecas públicas. Esta revista era autofinanciada por los miembros del grupo y aquellas donaciones que se les quisiera hacer. Con el paso de los años la revista redujo su tamaño a un tamaño cuartilla. Más tarde la revista se iría profesionalizando en su formato, siendo en color e incluso teniendo página de Internet y página en redes sociales cibernéticas. Ahora mismo requieren de subvenciones municipales, no siempre fáciles de obtener. Básicamente se dedican a la publicación de poesía aficionada y de relatos, así como su acompañamiento por ilustraciones de algunos socios. Convocan además un concurso literario propio, o al menos lo hacían. En esta revista tuvieron cabida en los años 1990 varios de los nombres que hoy día han publicado varios libros. Ellos continúan con su labor como grupo literario y con sus actividades en la ciudad, a veces mencionadas por la prensa local. 

Omnia evolucionó a editar y publicar algún libro de alguno de sus miembros. Uno de ellos fue en el año 2000. Se trataba de la recuperación de una obra teatral del siglo XVIII, o quizá de los primeros años del siglo XIX, del género llamado auto de reyes. Se trataba del libro Auto de "Reyes Magos" (siglo XVIII), cuya recuperación y preliminares, introducción y bibliografía los habían realizado Theo Acedo Díaz y Violeta Martínez Ruiz.

El libro estaba editado en rústica con cubiertas solapadas en un azul intenso y unas estrellas con Saturno incluido acompañándolas que lejanamente pueden recordar a la bandera de la Unión Europea, aunque en realidad hacen referencia a la astrología que guía  a los Reyes Magos en la tradición y creencias del cristianismo católico, así como a la magia tanto de este hecho como la que en sí tiene el teatro como creador de historias y fantasías. 

El género de los autos de Reyes viene ligado a los autos sacramentales que comenzaron a escribirse en la Edad Media y tuvieron bastante éxito en la Edad Moderna. Se trataba de extender las ideas cristianas al pueblo más sencillo a través de una obra de teatro en verso, normalmente en métrica de verso corto, y en un solo acto. Muchas de sus partes se cantaban. Se basaban en la liturgia, la eucaristía y la alegoría, siendo representadas principalmente durante la fiesta del Corpus Christi, aunque también se interpretaron en otras fechas. Con la Contrarreforma religiosa del siglo XVI se potenciaron estas obras por parte de la Iglesia, ya que a diferencia del resto de la liturgia estas obras no se hacían en latín sino en las lenguas vulgares, lo que ayudaba a frenar las ideas del reformismo cristiano (los protestantes). Además, el drama propio de una obra de teatro siempre ayudaba más a empatizar y a identificarse con los personajes y sus ideas que las misas. El género fue prohibido por la propia Iglesia católica en 1765 cuando en ese momento se creyó que la escenografía y representación de lo sagrado por medio de actores, directores y guiones legos podían estar creando una vulgarización de lo sagrado, una confusión y una profanación. Sobre todo se quería evitar interpretaciones no controladas por la Iglesia, las cuales eran comunes cuando se introducían temáticas cercanas a las gentes del momento para apelar más aún a sus emociones ante la obra de teatro.

El auto más antiguo conservado es el Auto de Reyes Magos, del siglo XII, al que el historiador Menéndez Pidal le asignó ese nombre por primera vez en 1900. Aquel fue encontrado en la catedral de Toledo. Sin embargo, el que nos ocupa se escribió en la segunda mitad del siglo XVIII, sin determinar el año exacto. Se trataba de una adaptación del que poco antes había realizado el teólogo del Sacromonte de Granada Gaspar Fernández de Ávila para su representación los días 6 de enero en Villarta de los Montes, en Extremadura, según estudió el investigador Javier Marcos Arévalo en el siglo XX. La obra se habría basado en los coloquios tercero y cuarto de esta obra citada y no distaría mucho en el tiempo de su escritura de la misma, siendo tal vez el propio Gaspar Fernández el que pudiera estar detrás de la misma. Esta se publicó en Málaga, ya lejos de Extremadura. Se conserva hoy día en la Biblioteca Nacional de España. Este Auto de Reyes Magos que editaron Theo Acedo y Violeta Martínez es esa versión, que a la vez se sabe que en su época se había editado por última vez en Játiva en 1764, aunque pudo recibir añadidos entre finales del siglo XVIII y comienzos del XIX. En 1913 se editó por última vez la obra original en la que se basó este otro auto, y este otro auto habría sido mencionado en un estudio literario de Isabel Gallardo Álvarez en 1957, el cual es el que usó el citado Marcos Arévalo para su investigación  de 1985. 

Con todos los antecedentes citados, Theo Acedo y Violeta Martínez buscaron la obra con las referencias que los anteriores investigadores les habían dejado en sus investigaciones. Encontraron la obra y la fotocopiaron con la idea de recuperarla. Se había representado en algunos pueblos durante la época de la dictadura de Franco, según recuerdos de haberla visto representada de Rosario Acedo y de Antonio Acedo Tamurejo, quienes aportaron tanto aspectos de la escenografía y momentos de la representación en los años 1960, como una estrofa final de la escenas de las gitanillas y los villancicos que no recogía la obra original pero que Theo Acedo y Violeta Martínez decidieron recuperar y añadir en su reedición del año 2000 en Alcalá de Henares.

El auto que se recuperó como Auto de "Reyes Magos" (siglo XVIII), también llamado por Theo Acedo y Violeta Martínez Auto de Villarta de los Montes, por venir del que hiciera para esa localidad Gaspar Fernández de Ávila, está compuesto en un solo acto dividido en catorce escenas. Trata del encuentro de los Reyes Magos con el rey Herodes cuando van en busca del niño Jesús, el cual acaba de nacer entre pastores. Aparecen todos los personajes sagrados, pastores, pastoras, buenos y malos vecinos y gitanas. El tema se trata desde un punto de vista popular de la época. De fondo está el asunto de la traición y de la lealtad, de la Majestad Divina y de la magia y milagros del misterio del nacimiento del Niño Dios. Obviamente la obra había sido concebida en origen para los días 6 de enero, Día de Reyes.

Theofilo Acedo (Theo Acedo) es licenciado con grado en Historia del Arte por la Universidad Complutense. Pertenece al Comité Español de Historia del Arte. Ha colaborado con revistas científicas como Revista de estudios extremeños y Saber popular. Fue redactor de la revista Téntigo, y colaboró con artículos periodísticos en el Diario de Alcalá, hoy día desaparecido, y sigue sus colaboraciones periodísticas en el semanario alcalaíno Puerta de Madrid. También colabora con la citada revista Omnia, más las revistas Frontera y Sildavia. Tiene publicados libros y ensayos sobre el Arte de los carteles de cine, la cultura audiovisual y una colección de relatos antropológicos. También escribe poesía y novela.

Violeta Martínez es licenciada en Pedagogía Terapéutica y Ciencias de la Educación por la Universidad Complutense. Ha participado de cursos de archivos y bibliotecas y de animación a la lectura. También ha estado presente en programas de artes escénicas y musicales. Fue miembro de la Coral Universitaria Santo Tomás de Aquino, de Madrid,  de la Schola Cantorum de Alcalá de Henares y del Coro de la Sociedad Lírica Complutense, también de Alcalá de Henares.


Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".