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martes, 22 de mayo de 2018

Eureka 2086

Título: Eureka 2086.
Autor: Manuel Gil Parro.
Editorial: Neverland Ediciones.
Año de publicación: 2014. (1ª edición)
Género: Novela. Ciencia ficción
ISBN: 978-84-942705-2-9

El alcalaíno Manuel Gil Parro (1977) publicó una novela en 2014 con Neverland Ediciones en edición rústica de bolsillo con solapas, a la vez también en edición de libro digital. Su venta a nivel nacional provocó una crítica favorable del poeta y crítico literario Luis Alberto Cuenca. Se trataba de una novela de ciencia ficción llamada Eureka 2086. La portada muestra claramente un dibujo de una nave atravesando el espacio exterior, la cual es en la imaginación del artista que la creó la nave propiamente llamada Eureka 2086. Tal portada es bastante preclara del argumento. Básicamente se trata de un profesor español de astrobiología, Miguel Garrido, que en el año 2086 es llamado a participar de un proyecto de exploración y expansión por el Sistema Solar, llamado tal proyecto Eureka 2086. El nombre del proyecto, que es el nombre de la nave en la que viajará junto a un equipo compuesto de personajes especializados cada uno en algo, contiene en sí dos referencias:  "¡Eureka!", que es la exclamación histórica atribuida a Arquímedes en uno de sus descubrimientos que él consideró el más importante, que se traduciría algo así como "¡Lo descubrí!" o "¡al fin!"; y 2086 es una fecha futura en la que se desarrolla esta narración y que se trata del cincuenta aniversario de una fecha también futura con un hecho ficticio, 2036. 

El autor parte de los sucesos reales de las diversas crisis y respuestas sociales de la década de 2010, derivadas de la crisis de 2008, y las prolonga en el futuro en esa misma década, pero ya en una realidad hipotética. Eso hace avanzar al año de 2036, en la que un meteorito llamado como la deidad egipcia Apophis se lanza contra La Tierra, amenazando la vida. Apophis era una deidad dedicada al caos y la destrucción, asociada a la muerte. Los humanos contestaron destruyendo el meteorito con una explosión, la cual provocó que múltiples restos de la roca se precipitaran de manera descontrolada sobre el planeta, lo que provocaría una serie de catástrofes naturales y sociales que cambiarían el rumbo de la humanidad. A partir de ahí comenzaría una etapa de recuperación y mejora de la humanidad, que busca sobrevivir a los problemas futuros lanzándose a la conquista del Sistema Solar. En una nueva etapa de colaboración mundial, han colonizado La Luna para extraer helio 3 con el que obtener fusiones nucleares para combustible de sus naves espaciales. Además, La Tierra, enrarecida por los efectos de la catástrofe de 2036, se ve rodeada de decenas de estaciones espaciales que nos recuerdan a las descritas por Arthur C. Clarke, donde viven grandes multitudes de personas, mientras una nueva colonia en Marte realiza experimentos de terraformación que permitan alcanzar condiciones óptimas para la habitabilidad en ese planeta. Mercurio y Venus son objeto de estaciones de investigación aerostáticas, y en ese 2086 se cumple el cincuenta aniversario de la catástrofe de 2036, para lo cual una nueva misión debe dirigirse a las lunas de Júpiter para estudiar los gigantes gaseosos, buscando esa expansión que permita la supervivencia humana. Sin embargo, la misión Eureka 2086 esconde una serie de secretos sobre la posible vida alienigena, la catástrofe de 2036, lo que ocurrió con Apophis, baraja la teoría de la conspiración mundial de los poderes frente a las sociedades, etcétera. Se transforma así en una historia de ciencia ficción con una base de misterio y acción. 

El autor, Miguel Gil, es diseñador industrial. Ha ejercido la enseñanza. Conoce bien las ciencias por su pasión por ellas, y más aún las historias de ciencia ficción de los autores anglosajones más consagrados del siglo XX, lo que deja cierto rastro claro en este relato. Ha estudiado en Irlanda, aunque su vida está en la ciudad complutense. Esta es su primera y, hasta la fecha, única novela, aunque ha escrito diversos relatos breves.

Su tendencia dentro de la ciencia ficción es la denominada ciencia ficción dura (o "hard sci-fi"). Esta es la tendencia de los autores que priman la precisión y la descripción exhaustiva de los detalles técnicos, tecnológicos, físicos, químicos y científicos en general para dar verosimilitud al relato. Esto implica que el escritor tenga algo de científico, o de conocimiento científico. Muchas de este tipo de novelas han terminado dando historias con inventos o ideas que siendo ficticios en su época acabaron siendo reales en el futuro, ya porque el autor lo previera, ya porque el autor sirviera de inspiración a un lector que trabajó en conseguir aquello que leyó en ficción, como es el caso de los viajes a la luna, el teléfono móvil, los trenes de alta velocidad, etcétera. Gil Parro opta por tratar de tener algo de visionario a partir de imaginar el posible desarrollo de investigaciones científicas que en la década de 2010 se anunciaban en la prensa como investigaciones en vías de interés y desarrollo, como la nanotecnología, los nuevos combustibles, las nuevas fuentes de energía, la posible evolución de la exploración espacial y otras cuestiones que aparecen en la novela con total naturalidad y detalle. En la ciencia ficción dura estas cuestiones explicativas para dar verosimilitud son la clave y a menudo, quitando lo claramente ficticio, son muy pedagógicas en cuanto a la base en la que se asientan, aunque dependiendo de las habilidades con la prosa del autor que se enfrenta a este tipo de género. Sin embargo, el giro argumental en el viaje de la nave llena a la ciencia ficción dura de esta novela de un nuevo tono de novela negra espacial, misterios a resolver cual detectives. Las descripciones de naves, situaciones y personajes son generosas, lo que estimula y ayuda a muchas imaginaciones a componer mejor una imagen del relato.

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

lunes, 14 de mayo de 2018

Villafeliz o el paraíso perdido

Título: Villafeliz o El paraíso perdido.
Autor: Francisco García Cuevas.
Editorial e impresor: El amigo del pueblo. 
Año de publicación: 1910 (1ª edición).
Género: Novela.

Francisco García Cuevas fue uno de los autores alcalaínos a caballo entre el final del siglo XIX y el comienzo del siglo XX. Su labor fue principalmente periodística y muy centrada en la promoción de las ideas católicas más extremas y una ideología ultraconservadora. Él es una de las primeras personas que aparecen en los primeros años de la creación de la Mutual Obrera Complutense, hoy día Mutual Complutense, la cual era una asociación católica para la formación y representación de las clases obreras, según las ideas que lanzó el Papa León XIII en 1891 a través de su encíclica Rerum novarum, con la finalidad de frenar el avance de las ideas socialistas entre las personas más humildes de la sociedad. García Cuevas participó de todo aquello sobre todo también a través de su propio periódico local, El amigo del pueblo, mediante el cual a la vez publicó en su imprenta varios libros. Estos se vendieron en la propia Alcalá de Henares en la tienda que también pertenecía al autor, La Bola de Oro, que en su día se describía ubicada en la Plaza de Cervantes, y que en realidad está en una calle adyacente, la que da con el lateral del ayuntamiento. Estos libros también se vendieron en varias librerías de Madrid capital y, a través de la venta por correo y sus conexiones con otros periódicos católicos, en otros lugares de España. Hoy día sabemos gracias a las firmas dedicatorias que algunos ejemplares se compraron en Andalucía. Así por ejemplo, García Cuevas escribió a principio de siglo XX un libro claramente de proselitismo católico ultraconservador contestando y refutando las nuevas ideas sociales de su época, La verdad cristiana, cartas de un librepensador. Tal libro se anunciaba en la contraportada de un segundo libro que es de interés para la presente reseña, Villafeliz o El paraíso perdido.

Villafeliz o El paraíso perdido se escribió en 1909, según se lee en una nota final de esta novela, pero se publicó en 1910. Se editó, como se ha dicho, en la misma imprenta que el periódico El amigo del pueblo, por tanto, aunque el nombre de esta publicación lo ocultaba, el editor e impresor era el mismo autor, Francisco García Cuevas. Sólo tuvo una edición, de trescientas dieciséis páginas, en un papel grueso, con una portada acartonada y blanda, y unas páginas mal guillotinadas o directamente sin guillotinar, es una edición intonso, lo que abarataba el precio a la venta. La portada era un dibujo con los personajes principales de la novela, vestidos con los trajes rurales de gente humilde propios de lo que sería la época, una imagen quizá ya por entonces algo anticuada.

Quien escribe esta reseña, Daniel López-Serrano Páez, le dedicó a este libro un artículo de investigación publicado como "Villafeliz o El paraíso perdido, un preludio de distopía en 1910", en Libro de Actas del XV Encuentro de Historiadores del Valle del Henares, año 2016, páginas 269 a 283. Ya en ese momento ponía de relieve que esta novela de García Cuevas es un preludio de distopía, antes de que este género literario adquiriera sus características propiamente dichas al asentarlas Zamiatin en su novela escrita entre 1920 y 1921 (publicada íntegra en 1924), Nosotros. Una distopía es la utopía llevada a la práctica de tal manera que, por el afán de llevarla a rajatabla sin reparar en aquellos aspectos que pudieran no cuadrar con las necesidades de los individuos o las sociedades, esta utopía no sería un mundo perfecto y maravilloso, sino una suerte de mundo negativo donde el ser humano termina alienado o sometido. Un mundo donde se ha obtenido por tanto lo contrario de lo que se deseaba obtener. Un mundo donde buscando lo ideal, se ha buscado de tal forma que se ha encontrado su némesis, tal por ejemplo, en términos religiosos, sería el Infierno del Cielo.

Sin embargo, García Cuevas no termina de dar con la fórmula exacta del género distópico, como haría Zamiatin unos años después tras vivir los primeros años de la Unión Soviética y descubrir que aquella dictadura no era el mundo por el que él habría contribuido. El caso de García Cuevas aborda algunos de los aspectos que formarán lo que será la distopía, aunque su contribución quede relegada a un ámbito local alcalaíno, regional madrileño y testimonialmente nacional español en algunas ciudades mínimas. Ahora bien, se alimenta sobre todo de la crítica política sarcástica que ya tocó y alimentó el y al periodismo español el siglo XIX con Mariano José de Larra a la cabeza, o los hermanos Bécquer con sus sátiras. Un estilo que para las décadas del último cuarto del siglo XIX estaba en plena vigencia sobre todo en  la prensa obrera, a la cual García Cuevas quería combatir en ideas. No es casualidad que el segundo nombre de la novela Villafeliz sea El paraíso perdido, es una referencia a la novela también llamada El paraíso perdido que escribió John Milton en 1667, y cuya trama es la venganza del Diablo respecto a Dios utilizando a Adán y a Eva metiéndoles ideas en la cabeza que debían provocar el enfado de Dios hasta que les expulsase del Paraíso.

El género de la utopía y de la ciencia ficción se había pisado poco en España, pero algo se había escrito, especialmente en las últimas décadas del siglo XIX. Precisamente encontramos en otro periodista conservador varios de los primeros relatos que campan por este género en España, el catalán Nilo María Fabra, aunque este con una tendencia más burguesa y menos reaccionaria que García Cuevas. Sus libros son anteriores a los de García Cuevas, aunque ambos vivieron de manera coetánea un tiempo. Varias de las cuestiones sociales futuras que Fabra usará para reírse de ellas aparecerán en la novela de García Cuevas, por lo que queda la duda de si el alcalaíno leyó al catalán, o si bien había puntos comunes de crítica a determinadas ideas del socialismo en España por parte de los conservadores de España. Es recomendable leer a ambos autores y comparar, si el lector está interesado en estas temáticas. Por lo demás, si el lector está interesado más bien en la utopía, la distopía y la ciencia ficción, es altamente recomendable leer a Fabra, y la lectura de García Cuevas es prescindible en cuanto a calidad, pero imprescindible en cuanto a precedente de un tipo de literatura aún por crearse y asentarse en el mundo, que bebe, eso sí, aún mucho de la prensa de crítica política y social con sarcasmos del siglo XIX. 

Villafeliz o El paraíso perdido está en lo literario estilísticamente desfasada para su tiempo, que comenzaba a sumergirse en las corrientes literarias más experimentales. En cuanto a las ideas que lanza, se aferra a una España más propia de cien o doscientos años atrás de aquel 1909-1910 en la que se escribió, pues defiende una España monárquica, fuertemente jerarquizada, con un gran peso social de la Iglesia sobre la población y la educación, y con una población trabajadora apartada de la alfabetización y determinadas libertades (sean las de prensa, opinión, enseñanza, asociación, huelga, etcétera), especialmente las mujeres, como ideal de mantenimiento del orden social. Es reflejo de una España conservadora que se atenía a una España del Antiguo Régimen muchas décadas atrás abolido, pero que en 1910 recobra fuerza y arremeterá contra la nueva España que nacía hasta apoyar al golpe de Estado de Miguel Primo de Rivera en 1923 y posteriormente enrarecer el ambiente social y alterar la convivencia con su radicalización y apoyo al golpe de 1936, posterior guerra civil y dictadura de Franco que guiará el destino de España por buena parte del siglo XX. Pero es 1910 y estas ideas ultraconservadoras que refleja la novela de García Cuevas, aunque están muy marcadas en este autor, aún no han llegado a todo el potencial al que llegarán en el resto del siglo. Es una novela anquilosada en otras épocas.

La novela habla de un pueblo perdido de los Pirineos, aunque en realidad el autor describió personajes ficticios que se correspondían tanto con arquetipos deformados de la izquierda tal como la parodiaba y la insultaba la derecha política de la época (insultos, tópicos y parodias que han persistido hasta el imaginario de la España conservadora de hoy día), como con personajes que sabemos gracias a los estudios históricos más recientes que existieron en la Alcalá de Henares que vivió el autor. Algunos de ellos entraron en conflicto con él en persona, como por ejemplo el maestro Francisco Pardinas, dueño de la escuela El Porvenir de la Infancia, donde, acorde a la ley vigente de aquella época, se ofrecía la posibilidad de no enseñar religión a los niños en el sentido de catequesis, sino Historia de las Religiones, por lo que García Cuevas desde su periódico inició una campaña contra el maestro y su escuela que le costaría muy caro al final de la guerra civil, muchos años después. En el libro aparece el maestro como el más pernicioso de todos los izquierdistas, por sus enseñanzas. Es sólo un ejemplo de personaje que podría tener correspondencia entre la vida real y la de los personajes del libro. En Alcalá había cobrado importancia una huelga de mujeres en 1898, en el libro aparece una mujer como líder de amotinadas. Y así podríamos seguir con el resto del elenco. El libro tiene además lugares comunes con algunas incomprensiones de las ideas socialistas y se lanza a su ridiculización demostrando en realidad que el autor no había comprendido en absoluto el planteamiento que el socialismo del momento daba como soluciones a los problemas sociales, tales como por ejemplo el reparto de la propiedad y su socialización.

La trama cuenta como un periódico obrero es leído en un bar por el maestro, provocando así convencer al resto de arquetipos de trabajadores que se encuentran presentes. Los muestra como analfabetos embrutecidos y manejables y de este modo, ante un alcalde corrupto, pues también arremete contra el sistema político turnista que funcionaba en España desde 1876, pero especialmente desde la muerte de Alfonso XII en 1885, muestra un desvarío de huelga equiparada a desorden y caos, que es peor caos cuando las mujeres comienzan a actuar, y que sólo lleva a la violencia y las ambiciones personales, por lo que se propone como orden la intervención de la guardia civil y el ejército y la colocación del sacerdote del pueblo como garante de buen gobierno social. Todos catequizados y expulsados los que no. Todo ello con un tono sarcástico y ridiculizante que, en realidad, más que ingenio demuestra unas grandes dotes para el insulto y la incomprensión hacia todo aquel que no pensaba en los mismos términos ultraconservadores del catolicismo de García Cuevas. 

Este libro, pese a tener una pésima forma de ser narrado, una mala prosa, nos sirve de aproximación sociológica o ideológica de determinados sectores de la sociedad más reaccionaria, y pueda servir para comprender los desencuentros, los tópicos y los insultos de una España con la otra, aunque se trate de una novela sarcástica. Se aproxima a lo que podría ser en el futuro una distopía porque desbarata en caos todos los intentos de los habitantes de Villafeliz de construir una sociedad nueva socialmente más justa, pero no llega a ser una distopía porque el autor prefiere ahondar en el aspecto de la crítica feroz y el insulto al oponente político. Retrata con sarcasmo unas costumbres de la gente más humilde, pero ni siquiera para corregirlas, sino para mostrar a la gente de izquierdas poco menos que como gente bárbara a la que hay que someter a jerarquía y mantener bajo la guía de la Iglesia sin posibilidad de réplica o pensamiento discordante. Por ello no termina de ser una distopía, porque la intención de esta novela es muy otra a la intención que los Zamiatin, Orwell, Çapek, Huxley o Bradbury del futuro le darían al género distópico. La propuesta final de García Cuevas es una involución quién sabe si al siglo XVIII o anterior pero aquello era el siglo XX. Aún con todo, tuvo sus lectores y la novela hoy día es objeto (barato) de colección.

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

domingo, 6 de mayo de 2018

El viaje de un egiptólogo ingenuo. Peripecias de un español en Egipto

Título: El viaje de un egiptólogo ingenuo. Peripecias de un español en Egipto.
Autor: Tito Vivas.
Editorial: Ediciones del Viento.
Año de publicación: 2017. (1ª edición)
Género: Libro de viajes.
ISBN: 978-84-15374-13-8

Tito Vivas es actualmente el alcalaíno que más ha salido en prensa nacional a raíz de su dedicación como licenciado en Historia y como arqueólogo a la egiptología. Actividad que se completa con su doctorado en Historia de la Religión y su entrega a su propia agencia de viajes con sede en Alcalá de Henares, "Histórica, Sociedad de viajes", donde combina la aventura y la Historia en proyectos de viajes a caballo entre un planteamiento de lo que eran las expediciones de finales del siglo XIX y comienzos del XX con lo que es el turismo neto propio del comienzo del siglo XXI. Quizá por todo ello nació como resultado en 2017 un libro de sus manos y mente que es lo que más le ha popularizado en los últimos tiempos, junto a una actividad de promoción de películas norteamericanas de argumento religioso. Se trata de El viaje de un egiptólogo ingenuo. Peripecias de un español en Egipto. Se trata de un libro dentro de un género literario que fue muy popular en los siglos XVI al XIX, el género de los libros de viaje. En este género los autores suelen relatar sus experiencias y sensaciones descubriendo o llegando a nuevos mundos de culturas desconocidas o bien de culturas exóticas y alejadas del lugar de origen del autor o de la autora. Solía ser común que, según la época y el autor, el género además añadiera una inclinación por la Historia, la sociología, la etnología, la gastronomía, lo arquitectónico, la crítica política y social (como ocurrió en 1789 con Cartas marruecas, de José Cadalso), etcétera. No se trata, por tanto, de guías de viaje, ni de libros para hacer turismo, si no de relatos personales de viajeros que, con unas u otras intenciones, pretenden dar a conocer contrastes entre sociedades y tiempos. En el caso de Tito Vivas ocurre lo mismo. En este caso, el autor se decanta por enseñar egiptología al lector a través de sus experiencias como viajero y como arqueólogo a lo largo de varios viajes desde su infancia hasta el año que escribió el libro, sin dejar marginado su conocimiento del Egipto actual.

El libro está teniendo aún mayor repercusión gracias a que ha sido editado por Ediciones del Viento, una editorial con bastante prestigio a través de numerosas publicaciones dedicadas al género del libro de viajes. Es una editorial referente en ese tipo de literatura, hasta el punto que es común encontrar referencias a sus títulos en la prensa estatal a través tanto de suplementos de literatura como en suplementos de rumbos para viajar. El viaje de un egiptólogo ingenuo es un voluminoso libro maquetado con un tono anaranjado que pretende recordar los colores del desierto egipcio, color que aparece con bastante buen gusto incluso en la numeración de las páginas. Con algo de humor aparece en la portada una fotografía del propio Tito Vivas hablando con un egipcio sobre uno de los antiguos edificios del Imperio Egipcio, pero que parece que en realidad le habla de que él es un egiptólogo ingenuo que tiene mucho que aprender del egipcio con el que habla, ya que señala con la mano hacia arriba, donde se ha colocado el título. Tal portada recoge tres ideas fundamentales del relato de Vivas: primero, el libro va de egiptología de manera seria y profesional al ubicarse la escena en un templo antiguo lleno de jeroglíficos; segundo, el libro no olvida al Egipto actual, con el cual conversa sobre su pasado, y es además un libro de viajes que se obvia en las ropas de Tito; y tercero, el libro, como el autor, cuenta con sentido del humor. Y esa idea artística de la concepción del libro es perfecta para explicar visualmente lo que te vas a encontrar antes de leerlo. 

Antes de entrar en materia, no se puede dejar sin decir que el libro ha sido enriquecido con fotografías en color realizadas por el autor sobre aquellos lugares que ha creído imprescindible que conozcamos visualmente, a lo que hay que añadir otras fotografías en blanco y negro antiguas de egiptólogos y viajeros famosos de los siglos XIX y XX, así como con acuarelas de grandes monumentos pintadas por el propio Tito Vivas, su firma se lee en todas esas pinturas. Cuenta además con un mapa del Valle del Nilo realizado por David Greenspan donde aparece la ubicación de los diferentes grandes monumentos más famosos, una cronología del Antiguo Egipto que abarca desde el año 4000 antes de Cristo al 395 después de Cristo, y con una bibliografía comentada por el autor para profundizar en el tema y para asentar el trabajo de documentación en la que se basa el autor. 

Tito Vivas no oculta desde las primeras páginas que su libro se inspira en los libros de viajes que escribieron predecesores egiptólogos y viajeros de cien a algo más de cien años atrás antes que él, como el arqueólogo Carter, Eduardo Toda o, la más citada por Vivas, la pionera Amelia Ann Brandford Edwards. De hecho, pequeños textos de estos u otros viajeros aparecen a veces para completar y avalar cuestiones de Egipto que, ocurriendo a comienzos del siglo XX o en pleno siglo XIX, se repiten en cierto modo en el siglo XXI. Es claro que Tito Vivas, que se presenta a sí mismo a lo largo de todo el libro de una manera modesta como un arqueólogo más que no sabe tanto como los más grandes, intenta emular, y logra conseguir, el objetivo de pasar por ser un viajero más, uno de los que buscan la aventura de descubrir el antiguo Egipto, no lo cotidiano del excesivo y comercial turismo de nuestras épocas.

Sigue una ruta desde el Bajo al Alto Nilo comenzando a  narrar su viaje uniéndolo con un viaje interior propio, esto último uniendo el viaje físico a su viaje desde que era niño y estuvo con sus padres en Egipto por primera vez, a su evolución como estudiante y arqueólogo en prácticas que llega a descubrir una momia, su estancia como arqueólogo plenamente o su viaje como persona que se dedica a la egiptología y a los viajes para personas que no quieren viajar de forma convencional. Aún así, el libro sirve de perfecta excusa para dar lecciones de cosmogonía e Historia del Antiguo Egipto según visita diferentes grandes monumentos y trata de explicarlos. Trata de visitarlos evolutivamente desde los más antiguos a los más modernos, aunque esto último no es una norma cronológica exacta, ya que por ejemplo en el inicio abre el libro relatando sobre el muy famoso Valle de Guiza, cuyas pirámides son lo más deseado de ver por todos los que viajan a hacerse la foto de "yo estuve en Egipto". Ahí no hay una razón cronológica, aunque sí del rumbo elegido desde el Bajo al Alto Egipto. Pareciera más que la razón es llamar la atención al lector menos experimentado en Egipto para captarla y, tras enriquecer su visión de esas pirámides más allá de lo estético o de lo convencional, invitarle a seguir el viaje y el aprendizaje. Es, por así decirlo, como el recurso del guía de turismo o de viajes que te muestra lo más famoso para poder captarte de cara a que te enseñe otras cosas que, sin ser tan famosas, sabe que te van a maravillar.

El libro tiene una fuerte carga de conocimientos históricos y mitológicos de Egipto que son explicados de manera amena y con un humor que, además, son descargados al combinarlos con otras partes del libro donde se narran situaciones del Egipto actual con los que se encuentra un turista occidental y donde un lector que haya viajado allí podrá pensar en sus propias anécdotas, si no caer, quizá, en una sonrisilla cómplice de "yo también caí en sus trucos para venderme de todo por precios que no eran los propios". Aparece Historia actual muy reciente, comentarios de apreciaciones sociológicas por el autor, valoraciones estéticas y sentimentales por lugares o por amistades que hizo por el camino, burlas sarcásticas sobre el carácter y comportamientos paradójicos de los turistas modernos comparados con los viajeros más ilustres o con los importantísimos acontecimientos históricos que contemplaron los lugares que hoy día sólo son objeto de fotos sin respeto. Cuenta además con una prosa fluida y tan directa y pedagógica, cómplice con las realidades de la vida de un occidental sacado de sus lugares de vida habitual, como a la vez también llega a ser poética y bucólica. Nos invita a imaginar y a comprender cómo era la vida de un lugar en la antigüedad, luego ese mismo lugar cuando los egiptólogos se interesaron por él en el siglo XIX o en los años 1920, y después nos lo desgrana con humor e ironía contándonos cómo turistas y egipcios dedicados al turismo le han cambiado su ritmo milenario de vida. Nos cuenta así varios niveles de realidad social en unos mismos lugares que hemos visto en películas y fotografías montones de veces. 

El libro trata de ajustarse a la explicación de la Historia, del Arte, de la religión antiguos y de la sociología actual de Egipto, huye y combate, se ríe, de todas esas otras explicaciones de orígenes extraterrestres que tanto abundan por parte de innumerables personas que, por otro lado, no se han interesado demasiado en mirar en dirección a los datos de historiadores y arqueólogos. Ahora bien, se hace evidente que Tito Vivas se dedica también y vive de organizar viajes. Sabe cómo atraer la atención a posibles viajeros. Se puede intuir cuando descubres en este libro que hay dosis de todo lo posible que pueda captar la atención de un lector: Historia, arqueología y mitología, como se ha dicho, junto a recomendaciones hosteleras y gastronómicas, incluso de cerveza, consejos para desplazarse o para comprar, lugares donde comprar y qué comprar, historias de fantasmas o espíritus, reencuentros de viejos amores de infausto recuerdo, aventuras, una operación antiterrorista, análisis socioeconómicos, el Egipto urbano que acoge al turista y el Egipto rural más pobre no tan acostumbrado a que por allí pasen turistas, etcétera. Todo ello sin ser planteado de una forma directa ni esquemática propia de una guía turística, si no con el encanto del relato personal de un viajero que no sólo viaja, sino que lo hace incluso con ciertos privilegios merced a sus pases especiales por ser investigador egiptológico. Se desprende un tono sincero y confidencial que te hace tomarle confianza según lees, como si te lo estuviera contando sólo a ti.

Tito Vivas no es un ingenuo, mucho menos un egiptólogo ingenuo. Algo humilde, tal vez, gran conocedor del pasado y el presente de Egipto, desde luego, sin duda. Conocedor del trato y el don de gentes, también. Sabe cómo acercarse a las personas y cuando sí y cuando no ser o no ser "ingenuo".

El viaje de un egiptólogo ingenuo es un relato de fácil lectura que funciona bien, como una novela sin serlo, un libro de Historia sin serlo, un libro de viajes, en definitiva. Altamente recomendable tanto para personas que quieran conocer Egipto (vayan a viajar allí o no), como para quien tenga curiosidad por la Historia antigua y la actual de Egipto. Sirve bien como puerta de entrada para adentrarse en el mundo egipcio y, una vez allí, si te gusta, poder seguir por otras rutas más o menos especializadas, al gusto. Como lector, se disfruta mucho y se agradece la prosa fácil y el buen y agudo sentido del humor de Tito Vivas, el cual le sale espontáneo.

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".