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viernes, 3 de mayo de 2024

Poesía es... ¡apretar los puños!

Título:Poesía es... ¡apretar los puños!
Autor: Santiago Expósito Amaro (Kamawookie).
Editorial: Domiduca Libreros.
Año de publicación: 2024 (1ª edición; prólogo de Amparo Jessica Herrera Santiago).
Género: Poesía.
ISBN: 978-84-127073-6-6

La editorial y librería alcalaína Domiduca apostó para la Feria del Libro Nuevo de 2024, o más actualmente rebautizada Feria del Libro de Primavera (algo tan ambiguo que cabría tanto el libro nuevo como el de segunda mano y el antiguo) por publicar un libro de poesía. Para ello eligió a un autor que, aunque actualmente su vida está más ligada a Madrid capital, parte de su vida y su formación pertenecen a Alcalá de Henares. Se trata de Santiago Expósito Alonso, y el libro, que fue presentado a comienzos de abril en el Pub O'Malley's de la calle Goya, recibió el primer sábado de la feria en este mes de abril para ser firmado por el mismo autor en la caseta de la librería, en la Plaza de Cervantes. Se llama Poesía es... ¡apretar los puños!, asumiendo la más que arriesgadísima cuestión de poner puntos suspensivos y, además, signos de puntuación como las exclamaciones, en un título. En todo caso, la cubierta cuenta con una ilustración en blanco y negro del ilustrador y autor también alcalaíno Juan Nepomuceno, el cual eligió una tipografía que imitaba una escritura humanística a pluma propia de los siglos XV-XVI, mientras a la vez creaba un personaje cuya cabeza es una calavera y viste cazadora de cuero mientras nos enseña los puños, igual que el superhéroe de Marvel Comics el Motorista Fantasma. En todo caso este personaje lleva gorra que puede hacernos pensar en el cantante de hard rock del grupo AC/DC, pero en los puños, que son de carne y hueso aparece un tatuaje de a letra por dedo donde se lee un mensaje en inglés que identificará todo amante del cine "love", en un puño, "hate", en el otro puño ("amor", "odio"), que pertenece a la película La noche del cazador (Charles Laughton, 1955), que a la vez era una novela del estadounidense Davis Grubb publicada en 1953. Este tatuaje apareció en otros personajes de cine como homenaje especialmente desde la década de 1990, y desde 2000 se ha visto en varios músicos de diferentes estilos, aunque en este caso no tengo claro que todos tengan claro el origen y el porqué original. Como sea, guiño a aquel psicópata del cine incluido, la referencia de la cubierta nos lleva a una mezcla de motero heavy metal de la década de 1970 con rockero motero de la década de 1950. Y es que la cosa es que el poemario Poesía es... ¡apretar los puños! tiene mucho de guiños, citas y referencias a letras de canciones del rock y el punk, tanto clásicos de las décadas de 1950 a la de 1970, como españoles de las décadas de 1980 y 1990, aunque en bastantes ocasiones, casi todas, sólo son percibidas por quienes tienen esos conocimientos de música rock. En cierto modo hace un papel como el de las referencias de mitología clásica en la poesía del Renacimiento, las entienden y las reconocen quienes tienen un amplio y rico conocimiento con la mitología grecorromana hasta sus más mínimo detalles y sus más extrañas referencias, lo mismo aquí con el rock. Puede que alguien pueda leer determinado verso sin saber que la imagen del verso es en realidad parte de la letra de una canción de la década de 1970, pero en cierto modo todo esto es parte del estilo y de la esencia del presente poemario. Hay que conocerlo para poderlo entender bien, porque es un poemario que se presenta como poesía urbana, quizá en reverencia a la contracultura de un estilo próximo, que no igual, al de Charles Bukowski, aunque no llega a lo descarnado de este, pues las vivencias de ambos autores son diferentes. De hecho las vivencias de Santiago Expósito le aproximan a las de su ilustrador, Nepomuceno, pues ambos en sus libros aquí referenciados se remiten a la superación de una enfermedad sufrida por ellos mismos. Enfermedad de carácter grave. Santiago Expósito nos deslizará desde momentos de la Covid-19 a un largo padecer y una superación de un cáncer, en algún poema se cita la quimioterapia y las hospitalizaciones. En otros se cita la soledad y la lucha personal e íntima en la soledad de una habitación. 

El libro deja amarrado más fuertemente su vínculo con el rock y el punk recurriendo a un recurso interactivo que ya hemos visto en otros libros actuales: la inclusión de códigos QR que, con ayuda de un lector electrónico, normalmente en teléfonos móviles con Internet, te hace escuchar canciones seleccionadas por el autor para escucharlas en determinados poemas. Un recursos que va cogiendo fuerza en algunos libros actuales, pero que es totalmente efímera, pues aunque ahora es un vínculo cibernético que funciona y puede que duré unos años, esto son licencias de contratación entre tal empresa del QR y tales otras que disponen en este caso de archivos sonoros, como empresas privadas que son, durarán lo que durarán, si bien sus archivos a veces son borrados, removidos o caducados por las personas que originalmente los pusieron. No es la primera vez que nos encontramos enlaces de este tipo, no necesariamente mediante QR, que ya no llevan a ningún lugar más que al mensaje que te indica que el enlace al que intentas acceder ya no existe. En este sentido es importante saber que en pleno siglo XXI la Literatura trata de jugar con el sonido, a veces con la imagen, gracias a las nuevas tecnologías, pero que los escritores deben comprender que su obra no puede depender de eso, sino, si lo desean, como mucho, sugerirlo como algo ideal como acompañamiento, pero no necesario.

Entre los versos podremos identificar referencias a The Rolling Stones, Deep Purple, Jimi Hendrix, Dire Straits, John Lennon, The Doors, Tom Waits, Nick Cave, entre otros, pero también españoles como Extremoduro, Barricada o Leño.

En todo caso, el poemario es algo más que eso, pues no hay tanto una temática central concreta, sino varias líneas generales tal vez desarrolladas en el pensamiento del poeta de 2020 a 2023, incluida la denuncia social contra la guerra actual que desarrolla Israel en la Franja de Gaza, el refugio en la bebida y los bares de rock durante la noche, sintiéndose incomprendido, o el desencuentro amoroso y sexual en su vida, entre otros temas. Posiblemente se trate de un primer poemario que como tal recoge lo que el autor ha considerado lo mejor que ha escrito en poemas. Previamente ha publicado relatos en los libros: El coleccionista de finales felices y A la sombra del Siglo de Oro, donde demuestra su conocimiento del cuento y de la cultura clásica, así como también la Literatura española de los siglos XVI y XVII, lo que le delata como persona formada en Humanidades. No obstante, su prologuista, Amparo Jessica Herrera, es una Humanista titulada por la Universidad de Alcalá, en proceso de doctorarse, que ha trabajado de editora de libros de texto, relacionada con las mitologías antiguas.

El propio autor denomina sus poemas como algo que le surge de manera espontánea desde dentro de sí mismo cuando surge el momento, por lo que estaríamos hablando de un poemario pasional. Pero en cierto modo sí que hay una reflexión, pues del mismo modo que hay referencias a letras de canciones de autores del rock, hay también enumeraciones de pintores (Dalí, Picasso, Van Gogh, Miguel Ángel...), de cine y de escritores, como Dante, que es citado explícitamente y cuyo Infierno y descenso al mismo es referenciado, a menudo unido al viaje de superación de la enfermedad en la soledad en un hospital o padeciendo los efectos secundarios de medicamentos y terapias como la quimioterapia. Tiene mucho de poemario sostenido en la cultura popular. Es relativamente recurrente que en los poemas haya sucesiones de referencias o de imágenes, haciendo ese efecto de listado que ayuda a potenciar una idea sobre lo que se nos quiere expresar recurriendo a puntos comunes de la cultura popular o del conocimiento popular, depende del caso. A esos "listados" les suma la repetición de paralelismos en los versos y de anáforas. Es la base del estilo de conjunto del poemario.

Una cama grande y a solas no es una cama.
Es un océano.
Un cuerpo desnudo y a solas no es un cuerpo.
Es un náufrago a la deriva.

(...)

También es un poemario basado en el verso breve y poemas largos, que a veces rompen la métrica para caer en el más puro verso libre. El lenguaje empleado y las expresiones, las repeticiones mismas de algunas partes casi a modo de estrofa o de "motivo central" o "tema central" ("leit motiv") hacen pensar que es posible que una buena parte de estos poemas hayan sido compuestos o bien para pasar a ser canciones de rock o bien compatibles con ritmos y tiempos de rock al leerlos o leerlos canturreados. 

Hay denuncias sociales, especialmente apuntando con el dedo a los más poderosos, sean empresarios o políticos, que han creado un mundo en el que tratamos de sobrevivir acordes a sus normas, pero intentando vivir al margen de lo políticamente establecido como correcto. Sin embargo, el poemario, vuelvo a repetir, parece tener como destino ahondar en el carácter de la soledad individual especialmente del marginado por su comportamiento diferente al resto, y en la lucha de supervivencia personal y los refugios de esa supervivencia, especialmente cuando se ha bordeado la muerte o grandes padecimientos que nadie más puede hacer por ti o donde nadie más estará contigo por muchas muestras de cercanía recibas de otros. En este sentido, destacan especialmente los poemas donde Santiago Expósito hace desarrollo de su reflexión poética.

El Infierno tiene humedades,
lágrimas que caen del techo,
muebles desvencijados
y la calefacción rota,
paradójicamente.

Es una sala de urgencias
con enfermeras corriendo.

El Infierno es veneno,
un dulce veneno
que te bebe de bar en bar
con el alma a precio de saldo.

Es la quimioterapia
como calvario.

Son muchos años
de resquemor por dentro.

El Infierno son reproches,
reproches interminables,
sin ningún diálogo.

(...)

 

 Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

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