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martes, 19 de febrero de 2019

Versos del revés


Título: Versos del revés.
Autores: Enrique Cordero Seva (poemas), Malagón (ilustraciones).
Editorial: Inventa Editores.
Año de publicación: 2016 (1ª edición; prólogo de Antonio García Teijeiro).
Género: Poesía, Ilustración, Infantil y juvenil.
ISBN: 978-84-945338-7-7

Trinidad/1:
Enrique Cordero Seva

Cuando cayeron en mis manos los libros de Enrique (tiene publicados una cantidad respetable) yo estaba metida hasta la axila en un proyecto de animación a la lectura para la biblioteca del colegio donde iba mi hijo. A los niños les gusta la poesía. Mucho. Tanto, que cuando les intentamos endiñar textos poco trabajados porque, total, son niños y no se enteran, resultan más exigentes que los adultos. Los niños valoran tanto su tiempo –sin hablar de ello ni quejarse– que prefieren meterse en sus pensamientos antes que recibir ideas poco interesantes. Pero eso no pasó con los textos de Enrique, están bien hechos, son divertidos; golosinas escritas. Son un filón que he aprovechado bastante pero no lo suficiente.

A Enrique le gusta jugar con las palabras. Por su puesto de bibliotecario, por los cursos que ha dado, por vicio o el motivo que sea… se divierte haciendo malabares con sonidos y significados. En uno de sus libros anteriores, La mar chalada (Ed. Edelvives, 2013, bellísimamente ilustrado por Ester García) usa y exhibe muchos trucos de lenguaje y literatura: neologismos tronchantes, sinónimos, parónimos, repeticiones de sonidos… un poema se llama “Calambures en su tinta” y calambures es lo que la tinta del poema imprime.

Siguiente parada: Versos del revés. Se llama así porque los títulos de los poemas son palíndromos, o sea que se leen igual de izquierda a derecha que de derecha a izquierda. Como idea está bien, pero es arriesgada porque después del título tienes que hacer cuadrar el resto con gracia. ¡Venga, valiente! ¿Cómo consigues “Añora la roña” y sigues de forma que funcione? Con paciencia, oficio e intención, supongo. Leo el poema y noto que ha subido la apuesta, hay también una aliteración de la "ñ". Todo fácil.

La imposición de los títulos locos ha añadido improvisación y surrealismo, pero en general no le ha quitado frescura, más bien lo contrario. Es un poemario sorprendente que sigue, eso sí, la línea de escritura para niños, especialmente si los recitan o leen en voz alta porque saborean los versos de “Señor goloso logroñés” al tiempo que imaginan la casa hecha de dulces y perfecta rima con sentido del humor.

En “Ay, albahaca, habla ya” le hace un homenaje a F. G. Lorca, en “Saco eco de doce ocas” consigue un eco real al final de los versos… Cada página una sorpresa o un acertijo.



Trinidad/2:
Malagón

Malagón es humorista gráfico e ilustrador. Tiene una larga experiencia reformulando en imágenes libros infantiles. También le han dicho que hace “poesía visual”, y digo que le han dicho porque le gusta, o le sale, no darse importancia.

Me llamó mucho la atención que usó una vertiente más conceptual para ilustrar los poemas de Enrique, y a mi entender es un acierto. Muchas de las cosas del libro son, como decía antes, un “más difícil todavía”.


Voy a poner una imagen de “Los seres sol” que no es la más representativa, pero el poema me recuerda a la forma de ser de Malagón, una persona que te alegra en tres minutos un día malo

También él es un autor alcalaíno. Cuenta en su haber dos antologías propias, participación en varios libros y catálogos, ha sido publicado en numerosas revistas y varios periódicos, también es muy activo en Internet, e incluso ha publicado ilustraciones en algunos cupones de la lotería de la asociación ONCE, eso por no contar cartelería, exposiciones y diversos premios que ha ganado. No obstante, el propio cartel de las ferias y fiestas de Alcalá de agosto de 2018 es netamente suyo.

Su colaboración con Enrique Cordero en este libro es una unión perfecta de dos creadores que han sabido juntar poesía escrita y poesía visual. Malagón enriquece los ya de por sí ricos poemas de Enrique. El libro se entiende en el conjunto de la obra de ambos, sentándole especialmente bien.


Trinidad/3:
Inventa Editores

Ya presentamos a la editorial Inventa Editores cuando hablamos del poemario Mi vida en Camposanto, de Carlos Mazarío. Esta editorial del Valle del Henares, con epicentro en Alcalá de Henares, se presentó en 2016 en la misma Alcalá, en el desaparecido bar El Laboratorio, auténtico espacio donde confluyeron una gran cantidad de creadores alcalaínos y próximos a Alcalá. Por entones, como dijimos, se presentó con el libro 2084. También de ese año 2016 fue su publicación del citado Mi vida en Camposanto. Y también de ese 2016 fue la publicación de este Versos del revés, siendo así que fue un año inicial altamente activo y lleno de proyectos. Empezaron su camino con una fuerte apuesta al editar varios libros a la vez.

Versos del revés se presentó en la Casa de la Juventud. La edición no era de bolsillo, sino que era una edición rústica, o sea de tapa blanda, sin solapas. Su tamaño era suficientemente grande en rectángulo ligeramente apaisado para evitar ser una edición de bolsillo, pero no lo suficiente para ser considerado un libro de gran volumen. Se le acompañó de un marcapáginas que recogía en su longitud el tema central de la portada, un mono leyendo un libro colgado del revés de una rama de árbol, siendo su cola unapluma de escribir. Poesía visual desde el primer momento de la presentación en la estantería de una librería. Es un libro aún disponible de unas cincuenta y ocho páginas obviamente pensado para la estantería y su lectura reposada y saboreada en una sala, más que para que sea sacado en algún viaje o paseo.

Un libro que en principio podría creerse que es plenamente para un público infantil, tal como indica en el prólogo el prestigioso poeta de poesía infantil Antonio García Teijeiro, pero que leído buscándole algunas profundidades nos descubre una poesía no tan fácil, sino para un público también adulto, máxime si se atiende a sus ilustraciones, auténticas composiciones de Arte moderno conceptual, aunque muy próximas al mundo del diseño, lo que es una cierta rareza en la obra de Malagón aunque guarde alguna relación con algunas viñetas para periódicos que ha creado.

Está claro que Inventa Editores apostó por un cuidado diseño y crear de sus libros una obra total, más allá de los textos, tal como ya vimos en Mi vida en Camposanto. Priman los colores básicos y los tonos pastel, las líneas claras y la ambigüedad y la ambivalencia de diseño e ilustraciones, haciendo así juego a los textos que igualmente juegan con la ambivalencia a través de complejos palíndromos.

Para el mundo de los niños suelen funcionar bien las literaturas de mensajes sencillos y directos, de las rimas fáciles con historias divertidas, a ser posible que resulten un juego para el intelecto o para la pronunciación, a menudo repetitiva. En el caso de Enrique Cordero se da un salto aportando un mensaje adulto, tratando así a los niños desde una visión adulta, pero destinada a ellos. Resulta un acierto. 

Reseña escrita por Zia Mei y Daniel L.-Serrano "Canichu".

martes, 12 de febrero de 2019

Alcalá en imágenes, grabados, dibujos y pinturas (1482-1997)

Título: Alcalá en imágenes, grabados, dibujos y pinturas (1482-1997).
Autores: Ángel Pérez López y Francisco Delgado Calvo.
Editorial: Brocar, abc.
Año de publicación: 1997 (1ª edición).
Género: Ilustración, Grabados, Historia.
ISBN: 978-84-87068-07-3

Ya hablamos de Ángel Pérez López cuando en 1998, con motivo del nombramiento de Ciudad Patrimonio de la Humanidad a Alcalá de Henares, publicó el libro Colegio Mayor de San Ildefonso. Fábrica de la fachada (1537-1553) Alcalá de Henares, patrimonio de la humanidad, con la Universidad de Alcalá de Henares, pero un año antes, en 1997, había publicado junto a Francisco Delgado Calvo otra obra dedicado a la Historia de la arquitectura de la ciudad, en este caso a la arquitectura urbana. Se llamaba Alcalá en imágenes, grabados, dibujos y pinturas (1482-1997).  Los editores fueron una editorial alcalaína, Brocar, abc, por medio y con ayuda de la prensa local Diario de Alcalá y de la empresa Alcalá Farma. Se trataba de un libro de grandes dimensiones con cubiertas en plena piel en color verde oscuro y cromo en las letras de las cubiertas, hoy día objeto de coleccionismo. Tras una breve Historia del grabado en España, los autores recopilaban una gran cantidad de grabados, ilustraciones y pinturas de la ciudad desde 1482 a 1997, por tanto de una gran cantidad de autores de diferentes épocas. Estos grabados, ilustraciones y pinturas en realidad fueron una serie de láminas que se podían adquirir independientemente del libro, con la prensa de Diario de Alcalá, y podían y debían pegarse en las páginas correspondientes para poder completar la obra, lo que es una idea propia de muchos libros coleccionables de la prensa especialmente del siglo XX. 

Lo bueno de esta obra, aparte de reunir toda una colección de obras de Arte figurativo más o menos costumbristas en torno a la Historia de Alcalá durante los siglos de la Edad Moderna y la Contemporánea, es que nos ayuda a acercarnos a la Historia y evolución de la fisonomía de Alcalá desde el momento de su auge con la llegada de la Universidad hasta el momento actual de la creación del libro, justamente un año antes del nombramiento como Patrimonio de la Humanidad. De paso puede mostrarnos algún aspecto social que haya quedado reflejado, si bien algo falseado de manera romántica por sus autores. 

Sus apartados abarcan la ciudad en sí, el Palacio Arzobispal, la Iglesia Magistral de los Santos Justo y Pastor, el Colegio Mayor de San lldefonso, la Iglesia de Santa María la Mayor, el Colegio Máximo de la Compañía de Jesús, otros edificios complutenses y lo que se denominó imágenes complutenses, que son más bien de corte social costumbrista. Hay algunas fotografías pertenecientes a finales del siglo XIX y al siglo XX. Nos permite ver también algunas edificiaciones destruidas ya por el paso del tiempo, por conflictos bélicos, remodelaciones o por incendios.

El libro probablemente trataba de ayudar al conocimiento del pasado arquitectónico alcalaíno para conseguir ese apoyo popular necesario para la obtención del reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad, reconocimiento por el que apostó la prensa local, como el Diario de Alcalá. Aunque no hay que olvidar tampoco su clarísima vertiente comercial, tanto por ser unas ilustraciones no muy difundidas aún entre el público general, como por ser vendidas como láminas por el periódico que bien podían acabar en este libro como podían acabar decorando una pared. Sea como sea, la labor documental de los autores en cuanto a la reunión de todas las imágenes es loable por su laboriosidad de conocer y localizar la existencia de las mismas.

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

martes, 5 de febrero de 2019

La ciudadela

Título: La Ciudadela.
Autor: Manuel Jurado López.
Editorial: Fundación Colegio del Rey.
Año de publicación: 1993 (1ª edición).
Colección: Alcalá - Poesía.
Nº de volumen en la colección: 18.
Género: Poesía.
ISBN: 84-87153-53-4

Manuel Jurado López nació en Sevilla en 1942. Este profesor de Lengua y Literatura es también traductor, y en estas tareas en realidad lo que es, es escritor de poesía y prosa. No se puede decir que sea un poeta afincado en Alcalá de Henares. Tanto por nacimiento como por la índole de sus innumerables premios, como por haber sido codirector de la colección sevillana de poesía Dendrónoma y codirector de la Antología General Andaluza,  es un poeta andaluz. Más aún, el Ministerio de cultura le concedió en 1990 una ayuda a la creación literaria, y la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía le dio una beca entre 1991 y 1992 para estudiar poesía suiza en la Universidad de Lausanne, en Suiza. Él comenzó a publicar libros de poesía y de prosa desde 1978. Su primer título fue Piedra adolescente. Con esta tarea continúa con una innumerable cantidad de títulos y de premios. Su libro más reciente es de 2017, El calígrafo de Palmyra. Hay entre su primer libro y el más reciente algo más de medio centenar de títulos, literalmente tiene algo más de cincuenta títulos publicados. Muchos de esos títulos son objeto de premios, algunos de gran prestigio. Es uno de los poetas españoles del último cuarto del siglo XX y comienzos del XXI más reconocidos, aunque también de nombre discreto en el conocimiento popular. El premio más prestigioso que ganó fue el Premio Adonais, en 1992, por su libro País de invierno. Su aparición en nuestras notas se debe a que dos de esos premios son ni más ni menos que Premios Ciudad de Alcalá, y publicó a través de ellos dos de sus libros. Se trataría del Premio Ciudad de Alcalá de Narrativa por Olvida Paros, en 1991, y el Premio Ciudad de Alcalá de Poesía por La Ciudadela, en 1992. Con lo que es un autor también relacionado con la ciudad complutense, que le reconoció, le premió con su máximo galardón y ayudó a su carrera publicando dos de sus obras. Hoy hablaremos de La ciudadela, de poesía.

Como libro premiado fue publicado por la Fundación Colegio del Rey dentro de su colección dispuesta al efecto de estos premios, Alcalá-Poesía. Fue el número 18. Como el premio lo recibió en 1992, el libro se editó y publicó en 1993. Con las cubiertas ya clásicas de papel verjurado y solapas. Tenía por ilustración un detalle del fresco de Florencia en el Medievo, que se encuentra a la Loggia del Bigallo, en la Colección Scala. Es uno de los premios más acertados de esta colección. 

El poemario usa simbología que remite constantemente a escenas medievales. Pinta, por así decirlo, escenas medievales, que son en realidad alegorías y símbolos de lo que sería el exilio interior ante un deseo de libertad personal libre de las ataduras de la sociedad establecida, el cual termina en derrota constante y de ahí la resignación y el exilio interior. 

Falsa fue la sangre en tu costado, lo sé ahora,
y mi beso tembló por el veneno.
(...)

O bien:

Dentro de la muralla permanece el olvido,
los búcaros de esmalte donde ensayan las rosas
su papel de abandono. Los incendios voraces
en la agreste espesura abatieron los álamos.
Si violentas las guerras que arrasaron 
los campos, más violentas
las paces que aniquilan sin tregua
los presuntos delirios.
Si se alza el viento como castillo alado,
las aves reconocen su antiguo patrimonio
tejido en los tapices.
(...)

Contiene innumerables pasajes épicos, quizá más relacionados con una poética europea contemporánea que la que se dio en España. Es por ello una bella flor en nuestra literatura, tan desacostumbrada a poemas tan perfectamente pensados y construidos dentro de una estética y unos modos que no suelen ser los que gustaba fomentar a los editores españoles para los autores españoles. 

Eso sí, demuestra un conocimiento léxico altamente culto tanto también de la poesía y del motivo central que mueve el libro: la escenografía épica medieval como metáfora de las esperanzas y catástrofes personales del tiempo actual. Es una poesía culturalista, pero de lenguaje asequible a cualquiera (pese a su riqueza culta), no tanto así quizá algunos pasajes descritos. Gusta mucho el autor en usar frases breves partidas por la mitad con comas que dan paso a su contrarréplica rítmica e incluso como giro contrario a la primera idea que nos lanza. Abunda en esto las gradaciones y degradaciones escalonados con comas en una misma oración.

Nacido de tu sueño, el cerezo crece, se agiganta
alza sus ramos, la muralla acaricia, puja
por alcanzar el lecho donde aún yace tu sombra.
(...)

Le gusta mostrar su conocimiento de los recursos y las repeticiones efectistas. Leeremos aquí una gran cantidad de epanadiplosis, anáforas y aliteraciones, lo que le da a todo música, ritmo y sobre todo nos remarca lo que desea colocar como punto central de reflexión. A esto se ayuda alterando las construcciones sintácticas, y en esto se ayuda con el recurso a la copa de vino en la soledad de su casa como solución y escape, sin lucha, y por tanto sin victoria, ante cuestiones de la vida ante las que se cree vencido, sea por ejemplo creer perdido de antemano a la amada como causa de sus experiencias en la vida.

Doncella toda rubia la tarde de verano, doncella
de opulentos trigales y empavonadas parras. Doncella
de altas cumbres garridas, emboscada y oscura. Doncella
de castaños frondosos, columnas de los muslos. Doncella
(...)

A menudo es algo críptico y oscuro, tanto es así que suele comenzar muchos de sus poemas narrativos de alguna situación con esta situación ya comenzada. No explica su origen y simplemente nos deja correr la imaginación y nuestras propias respuestas. Es un libro altamente sugerente de imágenes y podría ser pasado a lienzos, aunque lo que lanza emocionalmente es más complejo de explicar, ya que ahonda en una resignación de derrota, pero también en un mundo oscuro dentro de nosotros mismos, como el de la doncella que estando encerrada en un precioso castillo, es cárcel de sí misma al no relacionarse con ninguna otra persona que no sea la del entorno que no la contradice. Pero cierro esta reseña con uno de estos poemas que hacen de este libro un algo bello y extraño, quizá con reminiscencias románticas del neogoticismo del siglo XIX, pero con un toque postmoderno de las últimas décadas del siglo XX cuando menos más que interesante.

Huele el mercado a aceites de Tharsis y Palermo,
a vino de Fenicia y fruta de Nador,
y a escama de pescado que envicia el aire limpio.
Desde los arrabales llega el rumor del lago.
El perfumista ofrece exóticos aromas
de Esmirna o de Estambul.
Los magos orientales pregonan bebedizos
para avivar el fuego de mustios amadores.
Recorren los soldados las callejas vecinas,
registran subterráneos, anaqueles y sombras,
desnudan sus espadas, imponen el prestigio
de una muerte violenta.
Alguien grita y, de pronto,
huele el mercado a sangre familiar e inocente.

Todo un poema oscuro y críptico, de extraña épica violenta que en pleno 2019 nos podría transportar al mundo de las novelas de Juego de tronos escritas por George R. R. Martin, pero que de fondo contiene, como el resto del poemario, algo más, un mensaje más allá. Nada en estos versos es gratuito y requieren y piden reflexión a aquel que quiera comprender más allá de narración de una escena. Un poético juego culturalista tan serio como laberíntico

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".