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sábado, 17 de agosto de 2019

Cuarto creciente

Título: Cuarto creciente
Autora: Pepita Jiménez Carreras. 
Editorial: Verbum. 
Año de publicación: 2009 (1ª edición).
Género: Poesía.  
ISBN: 978-84-7962-484-2

De entre las poetas, poetisas, alcalaínas actuales, propias del siglo XXI, tenemos a  Josefina Jiménez Carreras (Pepita Jiménez).  Esta autora realmente es madrileña, pero residió en Alcalá de Henares. Realizó la carrera de Magisterio y tras esos estudios se trasladó a Jaén, donde consiguió una plaza docente. Allí realizó los estudios de Filosofía y Letras. Tras este tiempo volvió a regresar a Alcalá de Henares y cursó el doctorado en Filología Hispánica en la Universidad de Alcalá. Para ese doctorado escribió en 2004 su tesis María Zambrano y José Lezama Lima. Análisis semiótico. La escritora y pensadora que fue María Zambrano volverá recurrentemente a la obra e investigaciones de Pepita Jiménez, pues también publicará Cartas desde una soledad (epistolario María Zambrano-José Lezama Lima, María Luisa Bautista-José Ángel Valente), dado a la luz en 2008 y reeditado en 2010, libro que probablemente era en buena parte producto de la tesis doctoral de 2004. En todo caso, por el camino intentó realizar otro proyecto sobre el personaje de Zambrano que no terminó de fraguar. Pepita Jiménez se hizo profesora de Lengua y Literatura y desde aquellas épocas ejerce de profesora en el Instituto de Educación Secundaria Albéniz, en la propia Alcalá de Henares. Toda esta actividad la ha combinado con su labro poética. En 2003 había publicado su primer poemario, que era además su primer libro, Adobe y mármol, En 2006 autopublicaría su segundo poemario, Sunset, que fue vuelto a publicarse en 2008 por la editorial Verbum. En 2009 escribió su tercer poemario, Cuarto creciente, del que nos ocuparemos ahora, y ese año también sacó un libro de relatos Detrás de las colinas, que la editorial Verbum editó en 2010. Su siguiente novedad será en 2016, un libro de narrativa llamado Hijas de la luna, y ya en 2017 su cuarto poemario, Al sur de Capricornio, y su siguiente libro de narrativa, esta vez romántica, El maletín rojo, todos publicados por Verbum.

La autora demuestra a lo largo de su trayectoria de publicaciones un interés y una dedicación especial no sólo a escribir, sino también a controlar y difundir el asunto editorial de sus libros. Sólo por ello se explicaría que varios de ellos hayan sido editados en dos ocasiones diferentes y que la editorial Verbum tenga en su catálogo todos sus libros. Estos publicados en rústica, sin solapar, y estos dentro de sus colecciones de poesía o de narrativa o ensayo, según corresponda. Hay en Pepita Jiménez una firme apuesta por sus libros y una profunda seguridad en sí misma, en lo que quiere y en la difusión cultural. No podía ser de otro modo en alguien cuyo nombre literario (y real) es el mismo que el de uno de los personajes más famosos de Juan Valera, Pepita Jiménez.

Cuarto creciente, su citado tercer poemario, tenía en su portada un óleo anónimo de la Catedral de San Basilio, en Moscú. Contenía fondo blanco y una tipología de letra para el título como si la propia autora hubiera anotado a rotulador el nombre. En la contraportada escribía la reseña brevemente Iván González Cruz. Decía él que el libro derrota soledades y nos acompaña en un viaje para darnos cuenta de que no estamos solos. Comentaba él que el libro enseña que no hay nada eterno sin las pequeñas cosas de cada día.

El libro, que contiene un poema dedicado expresamente a los compañeros de Pepita Jiménez en el Instituto Albéniz de Alcalá, compila unos cien poemas de carácter muy breve. Varios de ellos están avocados a la Luna, y a sus cuartos crecientes y decrecientes a modo de metáforas dependiendo de los poemas. La luz en la noche y los amaneceres en diversos lugares aparecen a lo largo de las páginas, aunque no son el tema principal del libro. Es recurso y quizá ligera guía, pero el libro gira en realidad en una serie de autoconfesiones que implican a menudo o una conversación interior de la autora consigo misma o bien van dirigidos a otra persona que le sirve de luz y, como anotaba Iván González, de compañía que rompe la soledad de la noche, entendiendo la noche a modo metafórico, quizá: la vida. Es la compañía, luz de la noche, clave de vida. Cuarto creciente, en cada luna, pues se crece en sí la vida así asimilada literariamente.

Hay soledad, por supuesto, la vida sólo es sentida por el propio individuo y pase lo que nos pase vivimos la vida en soledad con nuestro propio ser interior. Sólo a nosotros mismos nos ocurren nuestros sentimientos, nuestras emociones, nuestros pensamientos.

Nadie te dice ven, 
y nadie, vete.
Nadie te dice aquí estoy,
y nadie, vengo.
¿Dónde el refugio
para la desolación?

Pero esa soledad es una soledad que resta vida y la autora desea combatirla. Dice en otro poema: 

¡Qué sabia es la piedra
que no escucha tus quejas
ni oye cómo late el corazón!
Noches como estas
me llevan al interior de los rincones
a combatir la ausencia.

La vida mana de la compañía y de la atención que nos demos, por ello mismo la autora reflexiona en otro poema: "Hoy mis geranios se han helado (...) / que no fue el frío de enero, / que fue la ausencia de mi mano. / Debo pedir perdón, (...)". En otro poema dirá: "Espera la cigüeña su ausencia sobre el nido / buscando una presencia; (...)". Por ello mismo, este tipo de poemas son contestados por esos otros donde se proclama la compañía como camino de vida, fin de ausencia.

La belleza de este día, radiante de luz,
no abandonará esta ventana,
cárcel que yo busqué
para mi despertar.
Mi corazón, en esta hora,
vuelve hacia ti sus ojos,
él sabe que sólo tú
puedes hacer que salga a recoger fresas.

Se intuye en los primeros versos de este poema además que la soledad y la ausencia son parte de un camino necesario para encontrar la falta de ausencia, y por tanto la vida. El otro sólo llega si hay en medio un camino vital por recorrer y por experimentar. La Luna y la noche son imagen de la vida, pero es la Luna principal compañía de la poeta, y por tanto la Luna pasa a ser una especie de "yo" interior que la guía y le da rumbo hacia un aprendizaje vital que la conducirá al otro, que sale reflejado en este poema a través de la primavera, el día y el campo, y, podríamos pensar, a cierto erotismo o deseo erótico encubierto a través de la figura de las fresas.

Cuánto amor ponías en tus labios
al pronunciar mi nombre entre los míos.
Oleaje de espuma era
o silencioso oleaje de algún río.

Tenemos la misma idea en este poema, de forma sutil. No olvidemos que Venus, la diosa del amor, nace de la espuma del mar, y la figura de lo húmedo, la espuma del mar, el oleaje y su va y viene, pueden contener implícitas implicaciones sexuales y emocionalmente de sugestión erótica. Bella es la imagen de un beso y un enamoramiento expresado en la pronunciación del nombre de la amada al juntarse sus labios. Pero no reduzcamos el poema a un mensaje más o menos erótico, o incluso soez, según quien juzgue, porque el poema, muy bello en sí, pudiera interpretarse también como la plenitud del mar, su infinito y su vida a través del movimiento del agua. La llegada del otro da plenitud y movimiento a la vida de quien hasta ese momento notaba ausencia al encontrarse sólo frente a sí. Entre el oleaje espumoso del mar y el oleaje silencioso de un río hay además todo un catálogo de emociones que, en este caso desde un punto de vista femenino, nos podría estar comentando una personalidad entre la timidez y el estallido de liberación emocional cuando encuentra a quien le hace sentir plena de vida, falta de soledad.

El poemario contiene poemas de otra materia, aunque en general giran en torno a lo comentado. Pepita Jiménez es una gran creadora de imágenes sugerentes y sutiles, indaga en el alma humana desde su propia perspectiva. La brevedad hace que condense todo un mundo de sugestiones en esas imágenes, algunas de ellas muy inteligentemente elaboradas, aunque parezca algo sencillo. 

La indiferencia 
se sienta cómoda a tu lado,
se esconde detrás del periódico
y tú oyes su respiración.
La indiferencia
apaga la luz para poder dormir
y el avión sigue su rumbo.

Ciertamente ella es una gran creadora de imágenes. Sabe lo que quiere y lo dice con sutileza.

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

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