Autor: Pedro Ballesteros Torres.
Editores: Ayuntamiento de Alcalá de Henares; Fundación Colegio del Rey; Comunidad Autónoma de Madrid; Festival de Cine de Alcalá de Henares.
Año de publicación: 1995 (1ª edición; introducción de Luis Mariano González).
Género: Cine; Historia.
ISBN: 978-84-87153-74-7
Esta semana termina la celebración del medio siglo del festival de cine de Alcalá de Henares, conocido en los últimos años como Alcine. Sería pues el de este año la edición cincuenta, por tanto Alcine 50, sin embargo la organización ha decidido que no sea así. A causa de la pandemia de la Covid-19 han decidido desplazar la denominación y celebración de esa edición 50 al próximo año 2021, siendo esta edición llamada Alcine, edición limitada. Sin embargo, este año 2020 no
se ha hecho ni dejado de hacer nada que no se haga siempre. No se ha
dejado de tener secciones de concurso de cortometrajes y de largometrajes de nuevos realizadores, las mismas secciones por bloques de exhibición
de siempre, los mismos actos, el concierto de clausura, los premios, la gala de
clausura, y todo en general, dentro de la lógica de la prevención de la
Covid-19, eso sí. No se ha suspendido ni se ha limitado en realidad, simplemente
se le ha llamado "edición limitada". Reflexiono que por simple cuestión de Historia
del festival y de respeto a los participantes, sobre todo a los
galardonados, creo que deberían reconocer esta edición como la 50 y
seguir el año que viene con la 51, en todo caso lo que no pueden negar
es que este año es el cincuenta año consecutivo que se celebra el
festival tal cual se ha celebrado en los últimos cincuenta años
seguidos. Imagino que han tenido la valentía de sacarlo adelante en condiciones adversas, pero no la valentía de hacerlo con todas las consecuencias de reconocerlo como la 50 edición, quizá en esto hay algo de amor propio que no renuncia a la posible pompa y actos de autohomenaje, tal vez búsqueda de subvenciones extra, que este hecho formal pueda suponer en 2021, pero los cincuenta años, con o sin vanagloria, con o sin denominación de serlos, lo son y se han cumplido este año 2020.
Sea como sea, desde Las notas de los cíclopes libreros, quepa dejar constancia de esos cincuenta años de celebración recordando uno de los innumerables libros que el cine ha motivado en Alcalá de Henares. Se trata en concreto de un libro que editó precisamente la propia organización del festival en colaboración con el ayuntamiento de Alcalá de Henares, la desparecida Fundación Colegio del Rey y la Comunidad Autónoma de Madrid, con motivo del que fue el 25º aniversario, en 1995. Este año no ha habido un libro análogo en el 50º aniversario, el medio siglo, tal vez también lo reserven para el 2021, lo cincuenta y un años. El libro se llamó Alcalá y el cine y se subtituló Una aproximación al desarrollo cinematográfico de la ciudad. En su cubierta se añadía el dato "25 Festival de Cine de Alcalá de Henares". El autor era un autor conocido en Alcalá de Henares y que, además, tenía una gran labor de edición de libros locales, se trataba de Pedro Ballesteros Torres. Más aún, contaba con una introducción amplia que hablaba de la Historia del festival de cine escrita por Luis Mariano González, actual director de Alcine desde hace muchos años.
Alcalá de Henares recibió las primeras proyecciones de cine de forma relativamente tardía respecto al nacimiento de este. Según nos consta en la prensa local no aparece una noticia sobre una proyección hasta casi la década de 1910. Sin embargo, sí que es una ciudad con una amplia relación con el cine desde sus inicios. Muchos son los cineastas quienes desde los inicios encuentran localizaciones para rodar sus películas, relación ampliada a mediados del siglo XX con rodajes televisivos y así hasta la actualidad en este siglo XXI. Podríamos citar por ejemplo al cineasta anarquista Armand Guerra, que buscó localizaciones en 1917 en Alcalá, resultando de ese trabajo y de un par de escenas rodadas en la ciudad que conoció a la que sería su esposa, trabajadora de una fábrica alcalaína. Este cineasta fue el que posteriormente rodó el primer desnudo integral femenino en una película no erótica ni pornográfica. Desde esa década han sido muchas las relaciones del cine con Alcalá, no obstante se han llegado a escribir estudios del cine mudo en la ciudad, especialmente en la década de 1920, y también el cine que se rodó aquí durante la Segunda República (1931-1939). Allí se pueden encontrar referencias a películas como La señorita de Trévelez, de Edgar Neville en 1936. Libros hoy día también muy buscados.
Tras estas décadas es de señalar que la ciudad atrajo al cine de Hollywood, aparece por ejemplo en la película Espartaco, de Stanley Kubrick en 1960. Aparecerá también en otras, por ejemplo en varias del Oeste a través de la vega del Henares y sus farallones de arcilla, pero es el cine español quien más usa a la ciudad desde la década de 1940. La Plaza de Cervantes, la Universidad Cisneriana, el salón de plenos del ayuntamiento de Alcalá de Henares y el Parque O'Donnell son los lugares que más han aparecido, pero con el tiempo son muchos y muy variados los rincones de la ciudad que han resultado ideales para innumerables metrajes y series televisivas, como las instalaciones del actual IES Antonio Machado, antigua Universidad Laboral de Alcalá, o las ruinas de la antigua cárcel política, actual Parador Nacional, el interior de varias facultades, como la de Filosofía y Letras, varias calles de barrios obreros o el interior de varias casas particulares como resultó en este caso con Abre los ojos de Amenábar en 1997, también rodó en la antigua cárcel, en sus restos.
Podemos ver la ciudad en películas como ¡Biba la Banda!, de Ricardo Palacios en 1987, el antiguo mercado de abastos municipal en Lute, camina o revienta, de Vicente Aranda, también en 1987, las puertas de la Universidad en Las trece rosas, de Emilio Martínez-Lázaro en 2007, se encuentra el aeródromo antiguo, lo que hoy día es el campus universitario de ciencias, en Recluta con niño, de Luis Ramírez en 1956, se puede encontrar también la ciudad en El caso Almería, de Pedro Costa en 1984, Soldadito español, de Giménez Rico en 1988, Los fantasmas de Goya, de Milos Forman en 2006, La caja 507, de Urbizu en 2002, Lo verde empieza en los Pirineos, de Escrivá en 1973, Don Erre que Erre, de Sáenz de Heredia en 1970, Sor Citröen, de Pedro Lazaga en 1967, Fe de etarras, de Borja Cobeaga en 2017, entre una larga lista que reúne decenas hasta la centena de rodajes de películas a las que habría que sumar series televisivas, programas de televisión, documentales y otras propuestas audiovisuales.
Hay que sumar que la ciudad ha acogido a innumerables cineastas de todos los campos necesarios para crear rodajes o bien algunos han alcanzado su oportunidad para ser conocidos precisamente a través del festival de cine que dio su inicio con pretensiones locales en 1970. Fue precisamente gente como Álex de la Iglesia, por ejemplo, quienes dieron a conocer aquí sus primeros cortometrajes, del mismo modo que actores veteranos trajeron aquí sus últimas películas, como Paco Rabal. Por no hablar de las películas que siendo premiadas en la ciudad terminaron siendo premiadas en los Goya y alguans incluso nominadas y hasta premiadas en los Oscar, como pasó con Balseros, de Cano, Armas y Hernández en 2002.
Alcine actualmente es el festival especializado de cortometrajes más importante de España y poco a poco referencia en Europa. Da la oportunidad de inicio a muchas nuevas carreras. Además, su sección de pantalla abierta a los nuevos realizadores da un primer impulso notable a los directores que se enfrentan a su primer largometraje. Se valora mucho que este festival premie a una gran cantidad de especialidades entre las actividades de los cineastas, en general, cosa que le diferencia de otros festivales, así como le dé oportunidad de voto y premio al jurado.
El propio Ballesteros fue uno de los primeros premiados con rodajes de corte local en los años 1970. El libro, con ese valioso ensayo preliminar hablando de los veinticinco primeros años de Alcine, contiene un material de cartelería y fotográfico también a tener en cuenta.
Sirva esto de recuerdo y homenaje.
Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".
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