Título: Diario de a bordo de Cristóbal Colón.
Autor: Cristóbal Colón (también atribuido por diversos historiadores y filólogos en buena parte a diversos autores entre conocidos y desconocidos y el primer diario a Bartolomé de las Casas).
Editor / Impresor: Isabel I y Fernando V (los Reyes Católicos) propagaron su publicación por toda Europa. Posteriormente se atribuye a Bartolomé de las Casas una de las primeras ediciones, que es la que se acepta como el texto fijo, el fiel. Hernando Colón escribió un Historia del Almirante en 1530 que no se publicó hasta 1571, por primera vez en Venecia)
Año de publicación: 1493 (1ª edición de las cartas del primer viaje, editadas en Barcelona y en Roma; desde entonces salieron diversos documentos originales, copias y derivados de manuscritos de Colón hasta los más recientes hallados hasta la fecha actual, los cuales aparecieron en 1985, todos los cuales han completado el relato de sus viajes).
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Título: Diario de a bordo, pero en ediciones actuales también se le edita junto al resto de escritos de Colón sobre sus viajes y adopta nombres diversos como Los cuatro viajes. Testamento, o bien Cartas renovadas (sin los diarios), o bien Diarios, cartas y testamento, depende del editor, lo que edite y la edición, pero generalmente lo más publicado es el primer diario, por ello es más común Diario de a bordo referido solo a ese primer viaje a América, el del descubrimiento. Popularmente es más conocido como El diario de Colón.
Autor: Cristóbal Colón (también atribuido por diversos historiadores y
filólogos en buena parte a diversos autores entre conocidos y
desconocidos y el primer diario a Bartolomé de las Casas).
Editorial: Alianza Editorial (Los cuatro viajes. Testamento); West Indies Publishing Company (Cartas renovadas); EDAF (Diario de a bordo).
Año de publicación: 2006 (1ª edición, Diario de a bordo, editado por Luis de Arranz); 2014 (1ª edición de Los cuatro viajes. Testamento, edición de Consuelo Varela); 2018 (1ª edición, Cartas renovadas).
Género: Historia; Memorias; Epistolar; Diarios.
ISBN: 978-84-41417625 (Diario de a bordo).
ISBN: 978-84-20691374 (Los cuatro viajes. Testamento).
ISBN: 978-99-49728800 (Cartas renovadas).
La semana pasada comencé a hablar de los autores alcalaínos que con motivo de las implicaciones de Alcalá de Henares con el descubrimiento de América son homenajeados en la ciudad a través de un movimiento con un astrolabio y una rosa de los vientos en la Plaza de los Santos Niños, monumento que se completa con asientos corridos de piedra en círculo, los cuales están franqueados por los ya comentados
Antonio de Solís, autor de
Historia de la conquista de México, y
Pedro Sarmiento de Gamboa, descubridor autor de
Historia de los incas. Tal monumento fue levantado en 1986, año en el que se cumplían quinientos años de la primera entrevista entre Cristóbal Colón y la reina Isabel I "la Católica" con motivo de presentar su proyecto de un viaje de circunvalación de La Tierra navegando hacia el Oeste para llegar a Cipango y el Catay (Japón y China), en contra de la creencia general de que La Tierra era plana y navegar hacia allá era caer en el abismo. Este encuentro se produjo exactamente el 20 de enero de 1486, mientras Isabel I estaba embarazada de la que sería reina de Inglaterra, hasta su divorcio, Catalina de Aragón, la cual nació en el propio Palacio Arzobispal. A raíz de todo esto, el siguiente autor del que vamos a hablar para completar ese monumento, es el propio Cristóbal Colón, cuya efigie también franquea el monumento citado.
Hablar de Colón como autor es problemático, pues ya desde el siglo XVI mismo hay numerosos autores que ponen en duda la autoría de la gran mayoría de sus escritos, si no de todos. En todo caso, en principio. Vamos a aceptar la corriente general de que sus escritos, o una buena parte de ellos son de él o fueron copiados de textos originales suyos, sufriendo que tuvieran introducciones ajenas de elementos que no fueron narrados por Colón, o al menos no de aquella forma. Quepa decir que Colón se entrevistó con Isabel I en Alcalá de Henares tras haber intentado presentar su proyecto al rey de Portugal, y que aún lo presentaría también al de Inglaterra. El recibimiento de Isabel I en Alcalá se suele asociar a que estando a punto de dar a luz a Catalina no podía trasladarse a otro lugar, como pueda ser el alcázar de Segovia o las inmediaciones fronterizas con el Reino de Granada, en esos momentos en guerra con el Reino de Castilla, que lo estaba tratando de invadir y conquistar. Sin embargo, pocos han sido los autores que han relacionado esa circunstancia alcalaína con que el Palacio Arzobispal, como una de las sedes del arzobispo de Toledo, albergaba una gran cantidad de documentos de Estado desde hacía siglos. Su archivo y biblioteca eran vitales para el gobierno general del reino. Si bien Isabel pudo elegir la ciudad en los momentos finales del embarazo para poder facilitar el buen gobierno, esto coincide con que se sabe por testimonios de diversos siglos, incluido fotográficos del siglo XX, que allí hubo copias de uno de los libros del mundo antiguo que afirmaban que La Tierra era redonda, del mismo modo que se conservaba un mapamundi de Ptolomeo copiado en la Edad Media, en el cual se afirmaba visualmente también esa redondez, con una serie de cálculos de tamaño por otra parte equivocados. Había también un libro medieval con el testimonio de un judío marinero que decía haber sufrido un naufragio por un temporal navegando en el Atlántico. En su deriva hacia Occidente llegó a unas costas donde fue prisionero de personas con la piel de color rojo durante varios años, hasta que logró escapar y regresar a Europa navegando hacia el Este. Real o mentira tal relato, el escrito existía y estaba en el Palacio Arzobispal. Todos estos testimonios escritos se perdieron en las llamas del incendio que sufrió este palacio en 1939.
Cristóbal Colón nació en 1451 probablemente en Génova (Italia). Gente de su propia época se refirieron a él como italiano. Bartolomé de las Casas, en concreto le llamada ligur, como persona procedente de Liguria, región de Italia. Pero tanto su hijo Hernando como su nieto escribirán décadas después de su muerte una biografía y una serie de datos que provocaron la duda y la confusión desde esos mismos primeros momentos de su entrada en la Historia. La duda y la confusión han seguido hasta la actualidad. Una de las teorías apuntan a un origen catalán, siendo que algunas cuestiones grafológicas de la criptografía y algunas evidencias de heridas en sus huesos pudieran ayudar a dar fuerza a esa teoría relacionando al marino con el hijo de una familia barcelonesa que en guerra con Fernando "el Católico" se ve forzado a hacer desaparecer su pasado y entregarse a la piratería, actividad que, para ser honorable, debe también borrar de su pasado. La única verdad es que lo más probable es que fuera de Génova, pero que él mismo nunca dejó claro cuál era su origen y que, aunque todos sus coetáneos le tratan de italiano, fueron sus propios descendientes los que dieron pie a la duda. Por lo demás su historia personal es ampliamente conocida, a pesar de las lagunas acerca, por ejemplo, de si fue o no pirata, si un portugués le enseñó los vientos que le llevaron a América, o porqué paró en Portugal antes que en España a su regreso. Las vicisitudes para lograr viajar a Occidente, los pormenores de su viaje, el descubrimiento de América aunque él creía haber llegado al Catay, de su regreso, los otros tres viajes que realizó, los problemas que originaron los colonos que dejó en las islas y su hijo Diego, los cuales maltrataron y mataron indios, que fue nombrado I Duque de Veragua, Almirante de la Mar Océana, virrey de Las Indias y demás, hasta que cayó en desgracia ante Fernando V y fue desposeído de todo, es muy conocido. Murió en Valladolid en 1506.
Como todo capitán de barco Colón escribiría un diario de a bordo durante su viaje. Este diario de a bordo de su viaje de 1492 sería entregado por él mismo a su regreso a España en 1493 a "los Reyes Católicos". Desde entonces ese manuscrito sería parte hipotética el archivo y biblioteca de los reyes o del Estado. El diario tendría una dedicatoria a los propios reyes españoles que le ayudaron en el viaje, pero se sospecha que el diario pudo ser escrito para ser entregado a varias personas por el propio Colón, ya que varias copias estuvieron en posesión de otras personalidades que conocía Colón, sin embargo, está claro que Colón dio el manuscrito original junto a varias cartas sobre el viaje a los Reyes Católicos. Estos mandaron imprimir el manuscrito llamándolo
Diario de a bordo de Cristóbal Colón, y usando la tecnología más moderna del momento, la imprenta, y las traducciones propias del humanismo de aquel momento renacentista, se encargaron de difundirlo por toda Europa, especialmente por el resto de las Cortes de los otros reinos. La intención era propagandística y a la vez para difundir la noticia del descubrimiento así como sus derechos sobre aquellas tierras, especialmente cuando Portugal reclamó el territorio y se hubo de recurrir a intensas negociaciones que terminaron en el reparto del mundo del Tratado de Tordesillas de 1494. Una de las primeras ediciones se produjo en Barcelona y relativamente poco después otra en Roma, auspiciada por el Papa, en latín, que es la que más se difundió en el siglo XVI por Europa. Es la edición de Bartolomé de las Casas, que se considera la copia más fiel. Es el libro que hoy día se acepta como diario de Colón.
Aquel primer diario pudo ser escrito en su totalidad o en partes por otros autores. Algunos filólogos y criptógrafos consideran que hubo varias personas interviniendo en lo que se considera el texto original, pero hay un gran pero. Varias personas de gran relevancia, tanto de España como de otros lugares de Europa, fueron testigos presenciales de la entrega de Cristóbal Colón de sus cartas a las Reyes Católicos cuando regresaron y así lo dejaron escrito posteriormente, así como otros tantos fueron testigos de ver diarios y documentos en los archivos y bibliotecas de los reyes con permiso de estos. Así que los diarios y documentos escritos originalmente por Colón existieron y fueron dados a los reyes. Que el texto que nos haya llegado fuera alterado o no es lo que suscita debate desde el mismo siglo XVI, pero incluso el autor que editó con mucho acierto a Colón, dice haber ejercido de copista de los textos de Colón, hablamos de Bartolomé de las Casas. ¿Alteró De las Casas algo para poder reforzar su defensa de los indios? No lo podemos asegurar. Cuando en 1530 uno de los hijos de Colón, Hernando, escribe la biografía de su padre también cabe la duda de si introdujo elementos alterados tanto de datos biográficos como al copiar textos del padre, ya que había copias de los diarios en la casa de los Colón, traídas por el propio Cristóbal (Bartolomé de las Casas realiza su copia gracias a Hernando que le dejó consultar todo en su casa). Hay que pensar que al morir Cristóbal en 1506 los hijos reclamaron en herencia varios de los títulos y derechos que se le negaron en su ancianidad, esto llevó a una serie de juicios entre los Colón y los reyes a partir de 1508 y que prolongarán varios siglos. A través de esos juicios muchos o todos de los escritos de Colón sufren dispersiones, destrucciones, pérdidas, alteraciones, etcétera. Si bien el primer diario sale en 1493, desde entonces se irán publicando diversos manuscritos de Colón a lo largo de los siglos. El hallazgo más actual de papeles perdidos de Colón que completan su relato y que se han publicado se produjo en 1985, entre 1493 y 1985 hay nada menos que cuatrocientos noventa y dos años de distancia.
Andrés Bernáldez, Pietro Mártir de Angleria, Gonzalo Fernández de Oviedo, Francisco López de Gómara y Jerónimo Zurita, son varios de los nombres del siglo XVI que publicaron biografías, relatos o copias de los escritos de Colón junto a Hernando y Bartolomé de las Casas, todos susceptibles de haber alterado en algo los datos y los textos. Mientras que como testigos directos de haber visto los papeles originales, sin que los copiaran o escribieran de ellos, están Aníbal Zenaro, diplomático italiano en la Corte de los Reyes Católicos, el Duque de Medinaceli, Tribaldo Rossi, empresario de seda en la Corte, y todas y cada una de las personas que tuvieron que ver con los juicios de los Colón, especialmente en el siglo XVI.
El diario de a bordo de Cristóbal Colón, más conocido como Diario de a bordo, es el libro más conocido y más publicado desde 1493 en adelante. En el quinto centenario de 1992 tuvo numerosas ediciones por todo el mundo, especialmente en España. Aquí voy a remitir a la edición de Luis Arranz en 2006 para la editorial EDAF. Narra todo el viaje que culminó el 12 de octubre de 1492 con el descubrimiento de América, lo ocurrido allí y el regreso a España en 1493. Este diario es el que copió y editó Bartolomé de las Casas en el siglo XVI.
Pero Cristóbal Colón realizó cuatro viajes a América, en todos escribió diarios y todos se han ido publicando a lo largo del tiempo. Actualmente hay ediciones que publican todos los diarios de Colón conocidos juntos. Más aún, puesto que los oscuros acontecimientos del cuarto viaje le llevan a la desposesión de títulos y beneficios y eso, a la vez, lleva a un largo conflicto judicial de los Colón, también se suele publicar el testamento de Colón. A veces los diarios y el testamento se publican juntos. Por ello para esto remito a la edición de Consuelo Varela para Alianza Editorial en 2014, llamado Los cuatro viajes. Testamento. Esta edición incluye esquemas, guías, cronologías, características de barcos, tripulantes, las fuentes bibliográficas, etcétera.
En todo caso se hace evidente que Colón no escribió un libro, sino unas cartas que le sirvieron de diario, con la cronología diaria de sus viajes. Fueron los Reyes Católicos quienes lo publicaron y fue Bartolomé de las Casas quien le dio formato y vida de libro. Así pues hay ediciones que prefieren remitirse a las cartas de Cristóbal Colón, hasta donde podemos conocer de ellas de forma crítica en pleno siglo XXI. Para ello yo completaría los anteriores libros con el editado por la West Indies Publishing Company en 2018, Cartas renovadas. Este libro incluye desplegables a color de mapamundis medievales previos al descubrimiento de América, alguno de los cuales usó Cristóbal Colón para presentar su proyecto. Efectivamente este libro abarca también las cartas para lograr sus propósitos de viajar. Hay que pensar que hay otros documentos donde aparece el testimonio de Colón, especialmente de carácter administrativo y judicial a lo largo de todo lo que fue su vida.
Es un caso peliagudo de tratar, como se ha visto, la autoría, la verdad y lo verosímil, si es libro o es carta... pero, con todo, los textos pasaron a ser libros y se atribuyen a Colón, por lo que se puede contar entre los autores que tienen que ver con Alcalá de Henares. Evidentemente su estilo es un etilo directo entre el final de la Edad Media y el comienzo de la Edad Moderna. Propio de un capitán de barco en pleno viaje. Técnico, casi de registrador de todo lo que ocurre en la travesía, como la caja negra de un avión. Un documento relevante hoy día como testimonio histórico de un hecho que cambió la Historia universal.
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