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domingo, 24 de abril de 2022

Retales de una bandera blanca

Título: Retales de una bandera blanca.
Autor: Javier Bardón.
Editorial: Ediciones el Drago.
Año de publicación: 2022 (1ª edición).
Colección: Narrativa.
Nº de volumen en la colección: 20.
Género: Novela; Novela histórica.
ISBN: 978-84-122198-1-4.

 

Este año 2022 ha aparecido un nuevo escritor alcalaíno que ha tenido gran acogida popular. Tanta que hasta la prensa nacional, El Diario, se ha hecho eco de su primera novela publicada, que a la vez es su primer libro. Se trata de Javier Bardón, nacido en Ponferrada (León, Castilla y León) en 1975, pero afincado en Alcalá de Henares durante tantísimos años que se le considera un alcalaíno más, y con más razón cuando se trata de uno de los ciudadanos de la ciudad que tiene implicación con su vida más social y cultural desde hace mucho tiempo, así como relaciones sociales con muchas de las personas que dinamizan culturalmente a Alcalá. Quien esto escribe le conoce igualmente desde hace muchos años. No recuerdo bien si sus estudios iniciales fueron de Economía o de Diseño, aunque sí que trabajó claramente creando diseños e ideas para la mercadotecnia de grandes multinacionales muy conocidas, algunas con sedes en Alemania y Suiza, como el periódico anteriormente citado ya señaló días atrás. Sin embargo, realizó estudios de psicología social mediante los cuales ahora ejerce, también con los cuales como docente en la Universidad Juan Carlos I. No es de extrañar que en la propia Alcalá y otros lugares se le haya podido ver en proyectos de comunicación. Y en ese mismo contexto se implicó en una serie de movimientos o asociaciones colaborativas que confluyen en 2011 con el Movimiento 15M y, según indica El Diario, paralelo a algunos personajes de su primera novela. 

Esa primera novela publicada en los inicios de este año 2022 se llama Retales de una bandera blanca, la cual fue presentada en la sala de conferencias de la Sala de Exposiciones del Antiguo Hospital de Santa María la Rica de Alcalá de Henares y que esta misma semana está presente en la Feria del Libro de Novedad también de Alcalá, en la cual el autor firma ejemplares. Le publicó Ediciones el Drago, en la colección Narrativa, como su volumen 20. Usó de portada un fondo violeta, color propio del partido político Podemos, que posteriormente pasó a ser la coalición Unidos Podemos, y posteriormente Unidas Podemos, que a la vez fue el color que usó el grupo Somos Alcalá, en la cual estuvo inserto Podemos en el mandato 2015-1019, que es el periodo en el que se desarrolla esta historia. Esa misma portada contenía a la vez la silueta de un hombre que parecía engullir a otro, o quizá a sí mismo, en un extraño juego entre el uso de la palabra, por tanto del engaño o de posteriores conspiraciones, y la antropofagia. tal ilustración era producto de Jaime Nieto, un autor reconocido que, en palabras de Javier Bardón el día que presentó su libro, fue muy acertado a la hora de expresar en la cubierta el contenido del libro.

La novela contiene en sí algo de experimentación, que aunque no muy novedosa sí pasa por serlo dado que no muchas novelas actuales combinan determinados elementos en su texto. Así por ejemplo, ese texto se combina con imágenes diversas en blanco y negro como extensión expresiva de lo que el texto mismo nos narra, producto de Joseba Sáenz. Funcionan casi como ideogramas, sin serlo, al completar el mensaje escrito con un mensaje visual. Todo es cierto que esto se debe a que su aparición no termina de ser todo lo rupturista que en otras décadas fue este método, ya que las ubica dentro del contexto de la reproducción de conversaciones producidas a través de los nuevos medios de comunicación, como pueda ser la mensajería instantánea de algunos teléfonos móviles, en este caso referencia permanente en la novela a Telegram, la compañía competidora de Whatsapp que suelen preferir mucha gente de las nuevas izquierdas, tipo Podemos, por otorgarles en su creencia mayor seguridad o menos políticas ultraliberales o invasoras de la intimidad. De este modo podemos apreciar emoticonos de brazos sacando músculo, caras de Hugo Chávez (presidente que fue de Venezuela), bailadoras de flamenco, excrementos con ojos sonrientes, etcétera. En todo caso imita una moda de comunicar actual que usa la gente corriente hoy día. Lo cierto es que estos elementos solo aportan refuerzos a los mensajes que se escriben en las conversaciones, pero no aportan información extra, ni completan nada de los mensajes, por lo que lo superfluas que suelen ser en ese tipo de conversaciones lo siguen siendo en el contexto donde aparecen en esta novela, a excepción de que en la novela tienen otro valor: el de alcanzar un realismo social actual, un naturalismo similar al que se buscó entre finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX cuando gente como Benito Pérez Galdós o Leopoldo Alas "Clarín" introdujeron en sus novelas todo tipo de argot y malformaciones del uso del lenguaje en sus personajes para aproximarles a la realidad social y prácticas de comunicación a los que estos pertenecían. En la obra de Javier Bardón quizá lo más interesante de introducir estas imágenes en ese nuevo modo de comunicarse la gente en el siglo XXI está la aportación, a veces, de cuadros estadísticos con datos tipo contabilidad de votos, carteles promocionales y otros elementos que sí aportan información más allá de reforzar un mensaje.

Al cargo del diseño y maquetación del libro estuvieron Montaña Pulido y Zia Mei, la cual es una autora e ilustradora que ya hemos mencionado varias veces y que cobra un papel importante en muchas obras recientes de esta ciudad. Javier Bardón, en un acto de generosidad poco frecuente en libros, hace notar su agradecimiento también a quienes hicieron las pertinentes revisiones y correcciones sobre el texto nombrando a esas personas, los que nos aporta un refrescante dato en cuanto a los más amantes de los libros en todos sus aspectos, fueron Olga García, Nadia Blázquez, Carmen Herrera, Juan Caros González y Pedro Prieto. Así pues, como vemos y apreciamos, el libro tiene detrás una producción de alcalaínos muy nutrida. 

No debió ser una tarea fácil para todas las partes sacar adelante el libro. Javier Bardón reconoce haber estado trabajando en este libro cuatro años, en los cuales ha regresado y cambiado el mismo varias veces, y varias veces se los ha dado a leer a sus correctoras y diseñadoras. Las primeras versiones no sé si serán conservadas en el archivo privado del autor o habrán sido eliminadas, pero sin duda el resultado final es de lo más pulcro y de lo mejor que he leído en prosa últimamente, máxime de los libros de Alcalá de Henares. 

Durante la presentación estuvo presente en la mesa del acto el autor, la editora, Zia Mei y quien inspira el protagonista, Jesús Abad "Suso", del que hablaremos luego. En el público varias de las personas ya mencionas, más personas que fueron de Somos Alcalá y que son personajes de esta obra. No fue una presentación al uso, pues se recurrió a un juego de interacción entre presentadores y público, a la vez que Suso pudo desquitarse ejerciendo algunas explicaciones de su pasado como concejal ya desde fuera de la política, incluso estando presente otro de los personajes políticos que creó una pequeña crisis que se menciona en torno a la acampada de gente afectada por las hipotecas abusivas. Cosa curiosa que ninguno de los periodistas que hubo ese día se hicieran eco de aquella imagen que parecía casi como de conciliación, como llamativo fue que no hubiera representantes actuales del PSOE con quien gobernaron y quienes en teoría les tenían un relativo aprecio por lo logrado en común.

Javier Bardón en el pasado también se ha acercado al teatro y ha hecho cosas de teatro, eso se hace notar en este libro, cuyo ritmo salta a menudo a una narrativa mediante diálogos casi a modo teatral, por ejemplo en esa imitación de conversaciones en Telegram, pero también en otras partes de la narración fuera ya de esas imitaciones. Quede dicho de paso que igualmente, tanto por lo dicho anteriormente del realismo naturalista como por una técnica de verosimilitud teatral, se usa mucho argot moderno y actual a la hora de hablar o mostrar pensamientos de los personajes, así como muchos cambios de estilo según habla o piensa uno u otro para dibujar y perfilar muy bien la personalidad y emocionalidad de cada uno. Hay un trabajo de estilo. Bien es cierto que personalmente no comparto la transcripción literal del sonido fonético de siglas, me parece ciertamente antiestético, pero personalmente puede que eso sea una cuestión muy íntima mía al ser alguien que viene de Historia y archivos y prefiere o dejar las siglas como están o desarrollarlas para que no se pierda en el futuro lo que significan. Así pues, creo que eso es más una opción de estilo, tal vez una corrección de texto que atienda a recomendaciones del uso de la lengua, que es muy respetable y tal vez acertada para muchos. Pongamos por ejemplo que Partido Comunista Español, PCE, sale mencionado como Peceé, o bien el Partido Socialista Obrero Español, PSOE, sale como soe, ya que de manera cotidiana mucha gente suele llamarles así de manera popular. Así ocurre con otras muchas siglas de la política actual, o bien cuando se menciona el PGOU, pegeou, que es el Plan General de Ordenación Urbana. Es una cuestión menor, de gusto, posiblemente en filología sea más acertado tal como está en esta novela, aunque no así en Historia y política, no tiene la menor importancia y lo cierto es que está en perfecta consonancia con ese realismo naturalista al ser más que siglas formas de expresión en el argot de los personajes. Y a quien repela el argot tan actual que surge, ya no con estas siglas, si no con palabras, hay que recordarle que también aquellos de comienzos del siglo XX metieron argot de la época que hoy día es lenguaje común. Reconozco que quizá un lector de cierta edad no entienda alguna de las palabras que aparecen, o incluso algunas de las expresiones, y que entre gente más joven, si no son de determinados círculos sociales, puede que haya gente que tampoco haya oído algunas de ellas y tal vez no las entiendan, pero la novela se entiende en conjunto perfectamente. No es motivo de crítica negativa. Todo lo contrario. Nos acerca a una realidad social actual. En el futuro puede servir a un lector de otras época a conocer una realidad social y expresiva de este comienzo del siglo XXI. Se transforma así también en testigo de una historia social de usos y costumbres.

La novela es una ficción, pero retrata y se ambienta en una realidad, podríamos incluso pensar que es una novela histórica, a pesar de lo muy reciente de los hechos. No obstante, lo que narra y los personajes, con nombres reales (Suso, Espinosa, Pablo Iglesias, Errejón y otros) o bien irreales (Guillermo Vela, Lobo, Salvador, Bernabé, etcétera), responden todos a una realidad histórica. Quien es de Alcalá de Henares, más aún si es de la izquierda y ha seguido el proceso, sabe e identifica a la perfección todas y cada una de las situaciones y a todos y cada uno de los personajes, por mucho que se quieran encubrir en otros nombres. Ya sea por la prensa local y no local, o bien por conocer a las personas, o por seguir a tal o cual partido, o por otros medios, son plenamente identificables. Sin embargo, es una novela, por lo que aunque se basa en hechos históricos reales tiene también mucho de ficción. Está todo ficcionado, por lo que hay partes que no responden a la realidad, también en la construcción de algunos personajes. Puede también que en parte para evitar el autor posibles denuncias o bien para evitar señalar a personas reales ante posibles lectores que puedan reaccionar en sus vidas privadas de manera indeseada. En Alcalá solo Suso dio pie a que su nombre saliera tal cual, a la par que los de personajes históricos recientes a nivel nacional, como el mencionado Pablo Iglesias, por ejemplo. No es un recurso nuevo. El mencionado Benito Pérez Galdós ya usó de este tipo de novelas históricas donde innovó dándoles un giro desde romanticismo del género hacia el realismo naturalista y dotando de ficción a hechos y personaje reales en sus Episodios nacionales, escritos entre finales del siglo XIX y comienzos del XX. De hecho, según acababa la lectura yo de la obra de Bardón, me dejaba sabor de un nuevo episodio nacional que cuadra de una manera actualizada con aquella obra de Galdós y bien podría crearse unos nuevos episodios, en este caso locales, que engarzan con lo nacional de hoy día. Pensemos que hasta Galdós iba a historias localizadas pra explicar lo nacional. Deja sabor a la posibilidad de poder acercar a los lectores actuales de Alcalá a una historia reciente de Alcalá que de 1939 en adelante sigue casi virgen en su conocimiento. 

Lo bueno de Bardón es que escribe desde el conocimiento personal de haberlo vivido desde dentro, de conocer a todos lo que salen, de haber sido parte en cierto modo. Cumple con lo que les ocurre a muchos autores en su primera obra: usa de los conocimientos autobiográficos para tirar y sacar adelante su narración, en este caso con un acierto y una alta calidad indudables. Muy ágil en su lectura y tal vez ayudado en el apoyo de varias personas en aquellas revisiones y correcciones. Cuatro años de revisión y corrección del autor dan para depurar bien. Es un excelente trabajo. 

Lo cierto es que desde lo local el libro ya tiene un antecedente lejano en Alcalá de Henares, aunque muy desconocido. Se trata de la obra de García Cuevas que publicó en 1910 y que ya comentamos en su día, Villafeliz o el paraíso perdido. Recordemos que en aquella novela, antecedente de una distopía tal como la conocemos hoy día, pero sin llegar a serlo del todo, se narraba la historia de un pueblo ficticio, que claramente era Alcalá de Henares, donde se hacen con el gobierno una serie de personas progresistas, algunas socialistas, con ideas de renovación social, que terminan provocando el caos a ojos de los conservadores. Todos los personajes, si se conoce la historia local, son fácilmente rastreables, porque tanto por el año de publicación como por las descripciones nos dan varios de los nombres conocidos de la política y la sociedad alcalaína de 1910. García Gutiérrez era ultracatólico y ultraconservador, por lo que en este caso lo que se reforzaba era una dura crítica contra la izquierda, a veces insultante, pero la idea era muy similar a la que ciento doce años después ha sacado adelante Javier Bardón. Nosotros, por las fechas y porque somos parte viviente de esta historia reciente, podemos reconocer por sus actos y por sus cargos a gente real como los exalcaldes del PP Bartolomé González y Javier Bello, como al alcalde del PSOE Javier Rodríguez, al concejal de Izquierda Unida David Cobo, al obispo de Alcalá o a todos y cada uno de los concejales que hubo de Somos Alcalá, tanto como de las personas que sin ser concejales estaban detrás de muchas de las cuestiones de organización de Somos Alcalá, como por ejemplo el citado Carlos, del cual aquí en estas notas, dado que también le conozco desde hace años, yo como Bardón o como Pilatos, no citaré su apellido ni real ni el irreal, por aquello de no provocar ninguna cuestión en su vida privada, a pesar de que ejerció de manera conocida en Somos Alcalá. Son tiempos raros en pleno 2022.

La novela cubre todo el periodo desde que gana una gran cantidad de votos Somos Alcalá en las elecciones municipales de 2015, siendo la segunda fuerza política de la ciudad desbancando al PP e incluso a Izquierda Unida, hasta su derrota electoral de 2019, donde no lograron ningún concejal. Hay que decir que Somos Alcalá, fuera ya de este libro, siguió existiendo con muchas dificultades interiores hasta que al final quedó prácticamente inactiva hacia 2021, pienso que tal vez el confinamiento de 2020 por la Covid-19 tampoco les ayudó a mantener la unidad, y en el comienzo de este 2022, precisamente durante la presentación de este libro, anunciaron su disolución y desaparición total, a pesar de que la gente en el público que fue de Somos Alcalá parecía mantener un gran apoyo e identidad mutuos.

Se trata por tanto de una novela histórica que quizá sea hoy por hoy la primera novela que ha tratado el asunto de la nueva política surgida con Podemos y de rebote con el  movimiento 15M del 2011. El 15M ya había sido tratado de aquella manera en alguna película y serie de televisión, aún de manera desacertada, desinformada y a veces de opereta. Ahora no se trata tanto del 15M, sino de una agrupación electoral ciudadana como fue Somos Alcalá, que aglutinaba personas sin vinculación a partido político alguno, muchas de ellas provenientes del 15M Alcalá, aunque muchas ya de manera tardía y esto lo anoto desde el conocimiento personal, con personas que venían tanto de asociaciones como las de Ecologistas en Acción o el movimiento Animalista, o sindicatos desde la CGT a CCOO, como personas que sí habían pasado de algún modo por algún partido político, incluido incluso Equo, y, por supuesto Podemos, nacido en 2014. A pesar de que tanto en la vida real como en la novela muchos de los participantes de Somos Alcalá sostienen que Podemos no fue fundamental para levantar a la agrupación electoralmente, lo cierto es que socialmente mucha gente que simplemente fueron votantes identificaron Somos Alcalá con Podemos. Mal que pese, esto fue así y pocos fueron los que supieron defender públicamente en sus grupos de amigos o familiares que Somos Alcalá y Podemos eran dos cosas diferentes, pese a que Podemos estaba en Somos, más aún cuando Podemos expulsó a sus principales representantes en Somos Alcalá. Hechos que se relatan en la novela. Bardón toca muy de refilón el hecho de que la sociedad sí identificaba a Somos Alcalá con Podemos. Quizá por ello en las elecciones de 2019 hubo buena parte de confusión a la hora de votar cuando Somos Alcalá se presentó por un lado, Podemos lo hizo junto a Izquierda Unida como Unidas Podemos, y para marear más la perdiz, el sector de Errejón, expulsado de Podemos, se presentó como Más Madrid. Mucha gente votante no supo ver los logros de la gente que simplemente fue de Somos, confundiendo estos con Podemos, tal vez por el tirón electoral que tenía este partido en toda España en ese momento, y confundiendo también los logros de Somos Alcalá como si estos hubieran sido logrados por su socio de gobierno, que tenían la alcaldía, el PSOE. En cierto modo lo que ocurrió en Alcalá de Henares entre 2015 y 2019 fue lo que viene ocurriendo en el actual gobierno de coalición  PSOE-Unidas Podemos en España desde 2020, y no es la primera vez que en Alcalá ocurre a pequeña escala lo que poco después se reproduce a nivel estatal en la Historia reciente. Ahora bien, Somos Alcalá sigue sin reconocer que en determinados momentos perdieron sintonía real con la calle y que algunas de las cosas que hicieron no gustaban a muchos de los que les votaron, y esto no se refleja en la novela, pero desde un comentario al margen de la novela, es de señalar que el gran número de rotondas, la tala de árboles urbanos, el rediseño de las rutas de autobús, la moneda local y otras decisiones no ayudaron a afianzar la confianza depositada en 2015 por parte de un sector de sus votantes. Ahí falta reflexión y autocrítica, aunque ya estén disueltos. Aunque sí que señala bien en la novela, hubo tanto una falta de comunicación efectiva y eficaz desde Somos Alcalá a los ciudadanos de lo que hacían y porqué, para evitar que lo capitalizara el PSOE, como ocurrió, como también quizá hubo un exceso de creerse en una superioridad moral o ética en algunas cuestiones, incluso respecto a compañeros de viaje dentro de la izquierda, cosa que se deja leer a veces de modo directo y a veces entre líneas en esta novela. Esa superioridad teórica probablemente alejó a alguna persona de la realidad que desmentía tal superioridad. O en otras palabras, ¿quién no conocía a quién, el que gobernaba o los gobernados? No entraré aquí en algunas cuestiones políticas del momento que no salen en la novela, aunque son intrínsecas, a pesar de que ya he nombrado una, la de la tala de árboles.

El lector alcalaíno podrá identificar la política complutense más reciente, como esa reforma de las líneas de autobús, el escándalo de las ratas en un parque, posible montaje de la prensa, aunque es cierto que en algunos lugares hay ratas con y sin Somos Alcalá gobernando, la muerte de un dromedario en el mercado cervantino, el recorte de los sueldos de los funcionarios locales o la donación de parte del sueldo de los concejales de Somos a propuestas sociales que fue la espoleta que usó primero la derecha y luego el propio Podemos para atacar a los concejales más destacados de Somos Alcalá, expulsión de Podemos incluida en medio de aquel proceso de purga que hubo en el Podemos de Pablo Iglesias respecto al sector de Errejón, aunque los de Alcalá no eran exactamente errejonistas, más cuando Errejón también se la jugó. A quien esto escribe, que en su día dije en el 15M que yo no estaba allí para hacer partidos políticos y no forme parte de ninguno, no le resulta evitable decir que hay cosas que durante el 15M de 2011 y en su periodo hacia 2015 que se formó Somos Alcalá, ya había comentado que iban a ocurrir si se hacían partido, y ya que Bardón le nombra, le nombro yo también, entre ellos a Suso. No me creyeron, creo que no me creyeron o quizá querían probar que con ellos todo sería diferente, ocurrieron, la novela ahora es testigo parcial. Las dinámicas de partido son las que son, y en cierto modo esta novela es muy interesante también porque se desarrolla en ese ambiente de conspiración y enemigos que son amigos y amigos que son enemigos que no solo habla del municipalismo y de esta primera etapa de una nueva izquierda tras el 15M, es una intriga dinámica que se mete de lleno en historias personales muy bien trazadas por el conocimiento psicológico del autor, metidas con la más pura historia de lo social y de la conspiración política. Es un testimonio de la política local a todos los niveles de España a comienzos del siglo XXI y el papel de la prensa como instrumento a utilizar en lo que es casi juegos más allá del juego sucio en política, casi de novela de espías políticos, topos, traidores, héroes y antihéroes. Es una novela de intrigas conspirativas y de dinámicas de partido y de grupos sociales.

Quizá peca un poco de enfocar toda la novela como si en general los postulados de Somos Alcalá fuesen siempre los correctos, unos más y otros menos, mientras que el resto de postulados son ignorados o tachados de incorrectos, incluidos los de simpatizantes y afines. Solo en un apartado muy breve de la obra se llega a decir si no habrán perdido el contacto con la realidad mediante el síndrome del palacio. En todo caso, yendo a otro aspecto de la novela, todo queda gratamente explicado y alimentado haciendo un poco de introspección biográfica de los personajes, dando a entender que las biografías personales influyen en sus actos y por tanto en sus decisiones. Una lectura que algunos historiadores tenemos en cuenta pues creemos que así es. Al ser Bardón un psicólogo, tan bien como lo deja reflejado en su prosa, también ocurre que a veces en algunos personajes inmediatos se lo deja escrito casi como si hubiera escrito un informe médico sobre su personalidad. No desmerece el ritmo del relato, aunque es identificable en algunas partes. Es una novela muy coral, pero no es una novela coral. Indudablemente el principal protagonista es Suso. Y en buena medida esta novela viene también a limpiar el nombre de él y de sus compañeros y compañeras acusados en falso de corrupción, cosa que los propios tribunales reconocieron en 2019. De hecho la novela se puede leer centrada también en la importancia del viaje interior de Suso, que queda patente en el camino de Santiago, que es una experiencia vital que encuadra y encaja con el viaje de mucha persona que se ilusionó tras el 15M pero que fue perdiendo la ilusión cuando entraron en juego de nuevo las dinámicas de partido, electorales y de gobierno. Ese es el eje. Pero es en sí un viaje interior de Suso, que recoge en él a grandes rasgos el viaje de tantos otros.

Una sensación que me da esta novela tras asistir a su presentación y después leer meses más tarde lo que de ella dice El Diario, es que mucho lector actual, sobre todo los que menos enterados estén de lo ocurrido en Alcalá de Henares, puede confundir que Somos Alcalá era el 15M de Alcalá de Henares. Aunque la gran mayoría de la gente de Somos venía de ese 15M, igual que venían de asociaciones como Agua de Mayo o de asociaciones de vecinos, Somos Alcalá no era el 15M de Alcalá de Henares. Escuchadas las intervenciones de la gente que no era de Alcalá que estuvo en la presentación y leído la prensa dicha, temo que pudiera llamar a confusión. Esta novela en el futuro es más que probable que se use por generaciones futuras para acercarse un poco a comprender la Historia del comienzo del siglo XXI en la ciudad, y sea una fuente de información bastante importante, aunque por ser novela deba ser tratada con cierta perspectiva, como solemos hacer los historiadores, hay que depurar información, saber interpretar realidades. La cuestión es que falta hoy por hoy un testimonio sólido del 15M Alcalá, que fue la segunda acampada en toda España tras la de Madrid aquel 2011, y cuenta con nombres iniciales como Jálex Frutos y otros. Yo mismo estuve allí desde el inicio. No todas las personas del 15M inicial evolucionamos hacia Somos, independientemente de lo que hiciéramos luego a la hora de votar cada uno, que me consta que mucho votante de Somos fue del 15M Alcalá, aunque no formara parte de Somos. También allí hubo muchas cuestiones para otra novela, incluida la cuestión central de lo que le ocurrió a Somos Alcalá, solo que a otro nivel y ejerciendo Somos el papel que aquí no ejerce. Pero esa es otra historia, una historia donde se forja incluso el inicio de Suso en su papel que desembocará en representar a Somos Alcalá como cabeza de lista, primero dentor de Podemos y luego no. La novela de Bardón es sumamente interesante, pero es la novela de Somos Alcalá, no del 15M Alcalá, pese a que me temo que algunas personas pueden caer y tal vez en el futuro caerán en la tentación de identificarlos como una sola cosa.

Para mi gusto es una de las mejores novelas que he leído últimamente. Muy fluida. Tal vez también porque conozco muy de cerca lo narrado y muy bien una fisonomía de la ciudad actual que vivo día a día con pasión alcalaína. Tal vez por estar muy imbuido también las cosas que se cuentan, aunque no desde dentro de Somos Alcalá, sino desde otros ojos. Me produce apasionamiento esta novela, algunos pasajes incluso han hecho que mantenga discusiones dentro de mi cabeza ante cosas que son debates vivos aún dentro de mí. Casi me he recordado a mí mismo como un anciano que leyera de la guerra civil que combatió... y tan solo estamos en 2022. Claro que mi trinchera estaba en el 15M entre otras posturas.

La novela está muy justamente dedicada a Raúl González, también amigo mío, fallecido muy joven, el cual, como ecologista y como activista por la justicia social, fue uno de los motores fundamentales desde el segundo plano de Somos Alcalá y al cual la ciudad, sin saberlo, le debe muchas iniciativas que han mejorado varios de sus aspectos ecológicos y de participación ciudadana.

Excelente novela de Javier Bardón.

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

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