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sábado, 29 de junio de 2024

Vientos del verso

Título: Vientos del verso.
Autor: Antonio Portillo Casado.
Editorial: Fussión Editorial.
Año de publicación: 2018 (1ª edición; prólogo de Rocío Biedma).
Género: Poesía.
ISBN: 978-84-17226-34-3

 

Uno de los poetas de Alcalá de Henares actuales del que aún no se había anotada nada por aquí, a pesar de que es muy activo y cada vez adquiere mayor reconocimiento, es Antonio Portillo Casado. En realidad nació en Jaén en 1963, por lo que se le puede considerar también poeta jienense, además porque él mismo siente apego y amor por su tierra. Sin embargo lleva muchos años viviendo en Alcalá de Henares, desarrollando buena parte de su actividad poética en esta ciudad. Es habitual que escriba con su nombre real, aunque también ha publicado a veces como Lope Machado y Quevedo. Comenzó a escribir a los 16 años de edad, durante el Bachillerato, al estudiar a los poetas clásicos españoles. Desde entonces no ha parado en esa labor, perfeccionándose en ello siguiendo su propio sentido de la poesía basado en la belleza de ideas y de estética. Adquirió estudios que le llevaron a ser funcionario de profesión, mientras en su actividad literaria se formó en talleres de poesía y voz (declamación), algo que en sus recitales se hace notar. Ha participado de numerosos recitales de poesía colectivos así como han ido apareciendo poemas suyos tanto en su blog (bitácora) personal, Poemas y esas cosas bellas, como en revistas y periódicos, él mismo tiene una sección de poesía actualmente donde presenta a otros poetas del Valle del Henares en el periódico Crónica del Henares, aunque su actividad en prensa abunda en una gran cantidad de cabeceras a lo largo del tiempo. Quizá por ello también su nombre aparece a veces entre los nombres de asociaciones de escritores y en más de una treintena de recopilaciones y antologías poéticas, tanto nacionales como internacionales. Ha sido traducido al árabe y al francés. No obstante, también ha participado de Ferias del Libro tanto españolas como europeas, entre ellas la prestigiosa Feria del Libro de Frankfurt, donde suelen aparecer las principales novedades literarias de Europa. Y con este ritmo ha sido parte del jurado de certámenes poéticos y prologuista de varios libros de poesía.

A todo esto hay que sumarle que él cuenta con el Certificado de Excelencia, concedido por la Academia Norteamericana de Literatura Moderna por la elaboración del seminario Las Metáforas en Antonio Machado, y un reconocimiento por la aportación al prestigio de la Asociación de Escritores de Madrid, a la que pertenece. Hasta la fecha ha sido tres veces premiado. Es Premio de Poesía “Torreón” de Las Gabias (Granada), en 2017, Premio de Poesía del VIII Certamen de Poesía Fernando Calvo, en 2020, y Premio Internacional de Poesía Sial Pigmalión, en 2023. 

Sus libros publicados son Amanece copo a copo (2015), donde autopublicó sus poemas de adolescencia; Singladuras (2016), donde la Asociación de Escritores de Madrid le publicó sus poemas de juventud; Vientos del verso (2018), en el que ya publicó mediante editorial poemas de su adultez; Luz donde la herrumbre (2019), Rayomatiz (2020); y Efímero mosaico (2023), por el que ganó el citado Premio Internacional de Poesía Sial Pigmalión. Así pues se puede ver también que aunque comenzó a escribir poesía sobre 1979, con aquellos 16 años, y a pesar de toda su actividad y publicaciones en prensa e Internet, no comenzó a publicar en libro hasta los 53 años, cuando decidió dar ese salto. Por ello a podría parecer un autor tardío, pero no lo es, todo lo contrario, es un autor temprano.
 
Hoy en estas notas le presentamos con el poemario de 2018, Vientos del verso. Lo publicó a través de la Fussión Editorial en una edición de bolsillo en rústica, con cubiertas solapadas y púlcramente brillante que presentaba enmarcada una fotografía en blanco y negro donde unas hojas se esparcían volando sobre una calle. Contaba con una introducción de la poeta jienense Rocío Biedma, la cual hacía hincapié es la constante estética de Portillo de buscar siempre la palabra y la estética bella, así como el amor en cuanto a la belleza. Al mismo tiempo, Biedma le ataba a algo que, es cierto, se hace evidente en este poemario, los fuertes lazos que mantiene el autor con los poetas clásicos, como Gloria Fuertes, Antonio Machado o Miguel Hernández, del que no hay duda sobre que el propio título del libro, Vientos del verso, nos recuerda mucho a aquel otro de Hernández llamado Vientos del pueblo, publicado en 1937.

Es cierto que en el poemario van a haber tanto referencias como dedicatorias a los citados Gloria Fuertes, Machado y Hernández, pero también aparecerán Quevedo, Góngora, José Zorrilla, Walt Whitman, Saint-Exupéry, García Lorca y Cervantes. Hay que recordar que la atracción por la poesía de Portillo se basa desde joven precisamente en su admiración y disfrute de los poetas clásicos españoles. No es de extrañar que en estos poemas aparezcan estos, aunque se le cuelen dos que no eran españoles, no obstante, toda una vida dedicado a la poesía evidentemente le ha hecho acercarse a todo tipo de poetas, sin distinción de nacimiento.

El poemario contiene principalmente poemas breves de arte menor (octosílabos o de menos sílabas), aunque aparecen poemas largos que combinan versos cortos y largos siguiendo un ritmo anímico en el poema, como en el romanticismo, o bien los versos cortos sirven a veces para tomar impulso de un verso que lleva a una idea de arrebato. 

Agresivas,
las colmenas de cemento
se reparten
un minúsculo jardín enfermo. Pugnan
por conquistar el cielo como cohetes.
(...)
 
A lo largo de todo el poemario existe una contraposición entre la vida en el mundo natural o rural y la vida en el mundo urbano, siendo el mundo natural o rural el de la libertad y el que le da sosiego a la persona y le devuelve su humanidad, mientras que la ciudad le aliena y se la quita. 

Y perderse.
Abandonar el cemento,
huir al campo sin fronteras.
De donde todo proviene.
Dejar este calabozo
que sitia cual jauría de lobos.
(...)

Pero también contiene poemas sociales, haciéndose eco del propio ser de buena parte de la obra poética de Miguel Hernández, así por ejemplo Portillo nos dará un poema contra el maltrato a la mujer, "¡Gritad!, ¡oh, estrellas de la vida!", o bien otro contra la pederastia, "Para defender vuestra dicha", o bien denuncia la barbarie de la guerra y el fascismo en el poema que el dedica a Lorca, "Hoy y por siempre". Pero también contiene poemas de amor.

(...)
Las miradas provocan remolinos en el aire
que esparcen mis caricias por tu seda.
Y surgen
los besos del alma en la noche de tu pelo.

Tras publicar previamente a Vientos del verso dos poemarios que recopila sus poemas de adolescencia y de juventud da la sensación que en este poemario compila los que consideró sus mejores poemas posteriores a esa etapa, lo que le da ese carácter en el que aparecen diversas direcciones temáticas, aunque en general el poemario está atravesado de parte a parte, y ese es el elemento que le da cohesión, por esa contraposición citada del mundo rural y natural como humanizador del humano, y el mundo urbano como deshumanizador del humano. 
 
Me acuerdo...
de esos campos ondulados, donde la vida
y la esperanza se esparcían en el aire
como fragancia frágil.
(...)
 
Nos invita a un reencuentro con nosotros mismos regresando a los orígenes y a la sencillez humana. No faltan en ese regreso visitas a Cádiz y su bahía, La Habana y su malecón, el mar, Soria, los campos del Duero o Alcalá de Henares con Quijote y Sancho Panza incluidos.  

Un libro sosegado y limpio que, es verdad, busca la belleza de estética, imágenes y lenguaje, aunque yo le añadiría su importancia en esa invitación de vuelta a un mundo más natural.

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

sábado, 22 de junio de 2024

Dictados de Naturaleza. Apuntes senequistas

Título: Dictados de Naturaleza. Apuntes senequistas.
Autor: Francisco Peña.
Editorial: Ediciones Carena.
Año de publicación: 2024 (1ª edición; prólogo de Juan Carlos Mestre).
Género: Poesía.
ISBN: 978-84-19890-66-5


A Francisco Peña ya le conocemos en estas notas. Además de las notas ya publicadas a través de tres libros anteriores al de hoy añadiremos a sus datos biográficos que, aparte de antiguo catedrático de Literatura en el Instituto Complutense de Estudios Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid y de la de Alcalá de Henares, ha sido fundador y director de la revista Cultura en AUGE. Ha dirigido el Ciclo de Poesías en el Corral de Comedias de Alcalá de Henares entre 2008 y 2013, antes de la etapa de Francisco José Martínez Morán, que le sucedió por unos años, y desde el mismo corral de comedias impartió un curso de literatura desde 2016. Es asesor académico del Centro para la Divulgación  del Conocimiento Académico (CEDCU). Por otro lado, entre sus libros y publicaciones en revistas, quedaba por añadir que es ganador del Premio de Cuentos AEFLA 2023. Añadido todo esto a sus notas biográficas, en mayo de este año 2024, en el que cumplirá 72 años, ha publicado un nuevo poemario, Dictados de Naturaleza. Apuntes senequistas. Lo ha editado con Ediciones Carena, la cual lo ha sacado en tapa blanda solapada y brillo, con una cubierta que recoge un estilográfico a partir de pinturas romanas de la Casa de Livia, creadas en el siglo I antes de Cristo. Y es que este poemario algo de esto tiene. Haciendo alarde de su erudición de catedrático de literatura toma por referencia para componer estos poemas las cartas que Séneca (4 a.C.-65 d.C.) le escribió a Silverio tratando temas trascendentes como el tiempo, la felicidad, la existencia y otros temas trascendentes para el pensamiento del ser humano. No obstante, en contraportada se anota una característica de la filosofía de Séneca que se refleja en los poemas de Peña, el ser humano no vive aislado, vive en sociedad, por lo que las relaciones con los otros seres humanos nos condicionan en nuestra forma de ser, de pensar y de comportarnos. Es una idea que retomará otro filósofo, pero del siglo XX, Sartre, desde el nihilismo. Pero Séneca no es nihilista, ni este poemario tampoco. 

Le escribe el prólogo a Peña el poeta Juan Carlos Mestre. Este insiste en los mundos imaginados de los poetas y las personas en general, para caer en el razonamiento de Séneca y otros filósofos de otros siglos que nos hablan de la materia, lo conocido, lo desconocido y el mundo que es material y por tanto tangible, ante lo que Peña se levanta diciendo literalmente en un poema que ha vivido, por lo que abre la puerta de todo aquello que no ha vivido y que el tiempo clausurará, frente a aquello otro que el tiempo no clausurará porque él lo ha vivido. El tiempo como lo inmaterial, y el ser como lo pasajero cuando deje de ser material. Sólo la memoria inmaterial mantendrá al ser. 
 
El primer título que quería Peña para el libro era La intimidad de la raíz, pero lo cambió por el de Dictados de Naturaleza. Apuntes senequistas, siguiendo las reflexiones de Séneca sobre lo que él mismo proponía en su primer título, que toda vivencia de la vida parte del interior de uno mismo, y la existencia es pues resultado de cómo la concebimos y vivimos desde nuestro interior, pero Séneca le chiva aquello de que no vivimos solos, y su reflexión poética le cambia el título.
 
Metafísicas aparte, Francisco Peña despliega en este libro todo su buen hacer con la poesía fácil de entender, sin complicaciones de enredos o palabras complejas, y lo combina con una reflexión filosófica siguiendo a Séneca que nos habla, en cierto modo, de un modo bello, lo que pudieran ser las propias reflexiones de Peña ahora que ha entrado en la setentena de años y se para a repasar lo que le ha resultado la vida y lo que espera de la vida aún por venir, aún a sabiendas del paso del tiempo... y reflexiona sobre el tiempo en una reflexión que nos lleva en realidad a una pregunta muy antigua de la Humanidad: ¿por qué existimos? Trata de encontrarle un sentido en lo sencillo de lo que es apreciar la vida.

Ayer murió un amigo.
Se me quedó el tiempo adelgazado
y el rosal se secó a pesar de la lluvia intermitente.
Paseábamos juntos por la tarde
agarrados a un recuerdo de infancia.
Las amapolas del verano sonreían al vernos.
Mi conversación se disipa en el silencio,
y muere entre los cipreses del camino inesperado...
(...)

Las apelaciones al mundo natural serán una constante, como en las reflexiones de Séneca, dando al libro un carácter naturalista ya anunciado en el título. Serán metáfora y alegoría los cipreses y las amapolas del fragmento expuesto, pero también las espigas, los arroyos, la lluvia, las lilas en las cunetas, los almendros y otros elementos naturales que, en general, mayoritariamente pertenecen a imágenes que nos invitan a pensar en primaveras, o sea: en vida y disfrute de la vida, en bullicio de vida. Eso incluso a pesar de que el libro reflexiona, como en el párrafo expuesto, sobre la existencia a través del paso del tiempo.  
 
"Como se esfuerza el tiempo en ser inútil", comenzará a decir en un poema. "Deploro el estado ruinoso de mi casa", comenzará en otro. Y en un juego entre la existencia hace dos mil años en comparación con la actual, no sin cierto sentido del humor, comenzará otro más así: "Mírate, Silverio, sentado en el sofá de tu silencio", lo que nos viene a decir que no es muy diferente el ser, pese a la distancia temporal.

Hará referencias a un personaje fundamentalmente existencialista en la literatura española del siglo XVII, Segismundo, de La vida es sueño (Calderón de la Barca, 1635), pero el poemario es también vitalista, aunque se vea venir la tragedia del desenlace de la existencia, por ello también cita a otro personaje, esta vez a uno de literatura romántica española, don Álvaro, de Don Álvaro o la fuerza del sino (Duque de Rivas, 1835). Deja deslizar ahí su conocimiento de catedrático de Literatura y lo pone al servicio de su propio sentir, haciendo de estos personajes herramientas que se transforman en un concepto, en una idea que ronda sus reflexiones y nos la pone al alcance a los lectores por lo popular de sus historias. 

A fin de cuentas, el libro en el fondo vendrá a decirnos que en la vida no estamos solos. No sólo existimos nosotros en nuestra reflexión, como afirma Descartes, sino que existimos desde nosotros, pero afectados por los otros y por el mundo mismo, y dentro del mundo, el paso del tiempo y el recuerdo dejado y conservado, también nos marca y nos crea. Aún a pesar de un sesgo existencial, es verdad que Peña escribe en un poema como en un grito: "he vivido", lo que es toda una sentencia. La vida ya le es algo que no le pueden arrebatar, aún en las edades avanzadas donde ya casi ni queda tiempo personal... pero del tiempo del mundo siempre quedará. En ese sentido es positivista e invita a saborear la vida y reflexionarla para darse cuenta de que merece la pena la existencia. A fin de cuentas, hasta el ser humano, el individuo, es parte de la Naturaleza, y la Naturaleza en su conjunto es algo vivo y eterno.

Un dios habita nuestra alma,
vigilante y custodio,
perfecta razón de nuestros actos.
¿No lo ves?
Debes...
querer la luz, cárdena o cobre o amarilla,
venerar las fuentes de los ríos,
elogiar la vid y disfrutar del vino,
beber la raíz y escuchar el aroma del aire,
empapar tu sonrisa con la espuma del mar,
tan tenue, tan ligera...
(...)

Un libro muy bien pensado, coherente, bien estructurado y unos poemas inteligentes y, a la vez, salidos muy claramente del alma del sentimiento y el pensamiento de Francisco Peña llegado a esta altura de su vida. Me ha gustado, porque además es bastante equilibrado y es fiel el poeta a sí mismo en este poemario.

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

sábado, 15 de junio de 2024

Objetivo: tocar tu piel

Título: Objetivo: tocar tu piel.
Autora: Fátima Corral.
Editora: FC (Fátima Corral) [autoedición].
Año de publicación: 2023 (1ª edición).
Colección: SOE (Serie Operaciones Especiales).
Nº de volumen en la colección: 1.
Género: Novela romántica.
ISBN: 978-84-09-48921-3

 

Fátima Corral es una escritora joven que en realidad es de Guadalajara. Lo que la une a Alcalá de Henares es haber estudiado Filología Hispánica en la Universidad de Alcalá de Henares, por lo que desde entonces tiene cierta relación con la ciudad, como por ejemplo ahora, que ya no es estudiante, vender varios de sus libros aquí. Ella nació en 1985. Actualmente es profesora de Lengua y Literatura para Educación Secundaria, pero también es escritura de novelas románticas. Comenzó a publicar en 2020 ni más ni menos que con una trilogía autopublicada. Las tres novelas de esa trilogía fueron Déjate llevar (2020), Déjate llevar sin miedo (2021) y Déjate llevar para siempre (2021). También de 2021 será su novela No me niegues lo evidente. Le resultó un año muy prolífico. En 2022 publicó Toma un billete y a volar. Y en 2023 publicó el primero de una nueva serie llamada SOE (Serie Operaciones Especiales), el libro se llama Objetivo: tocar tu piel, que es del que nos ocupamos hoy para presentar a Fátima Corral como autora con relación con Alcalá de Henares. Ella declara ser lectora frecuente de novela negra y novela romántica, pero, dentro de su matrimonio con dos hijos, según declara ella misma en su propia página personal, se descubrió muy a gusto y más predispuesta escribiendo y creando historias románticas, sin que como escritora le haya picado aún el deseo de empezar con novela negra. Aunque algunos toques de novela negra hay en estos libros, pero no son lo que dominan la historia. 

Al ser una autopublicación la edición del libro ha sido muy cuidada por la propia autora, que ha incluido marcapáginas. No le falta detalle. Está en rústica con cubiertas solapadas y fotografía interior de ella. Las salvas entre cubiertas y páginas tiene un diseño especial como de notas de la protagonista del libro en su viaje a París. Además combina páginas color crema con páginas negras y texto en blanco, en las que aparece a veces textos que se disponen como se disponen hoy día los textos en nuestros teléfonos móviles cuando mantenemos una conversación escrita con alguien. Aparecen también referencias a cantantes actuales, como Álex Ubago, y situaciones comunes de la vida actual. Trata así de acercar el relato a la realidad cotidiana de quien lo lea. Tampoco hay que negar que las tipografías de los títulos de los capítulos, o el propio color violeta y la Torre Eiffel de París en la cubierta nos remite en cierto modo a un carácter femenino, tal vez a sabiendas de que el público lector mayoritario pueda ser potencialmente femenino. Cosa que por otra parte, aunque los tiempos estén cambiando para todo, en general a lo largo del tiempo ha solido ser así hasta la fecha y actualmente. 

La novela traspaso con elegancia el plano de novela romántica para narrar momentos de encuentro sexual desde lo humano y normal de una pareja, como el momento donde ella y él hablan sobre que no se debe abrir un envoltorio de condón con los dientes. No obstante, la autora, quizá también por conciencia de madre que tiene aparte de mujer, avisa en la contraportada que el libro lo ha escrito para mayores de 18 años de edad, o sea: para adultos. 

Básicamente un encuentro casual y un supuesto secuestro dan inicio a una amistad entre un hombre y una mujer que irá derivando en algo más. Él, Adrián, es un miembro del Grupo Especial de Operaciones (GEO) de la policía nacional española. Tiene una herida emocional abierta que ha de cerrar para poder retomar su puesto del todo y se centra en su trabajo. Ella, Chiara, quiere seguir su vida adelante cuando conoce al hombre que va a alterar esa vida. En París el pasado de Adrián volverá a él y hará que el presente de ellos se vuelva un tobogán. De hecho, en esta primera entrega de esta saga que emprende la autora, lo que se nos plantea es si los sentimientos románticos que están naciendo lo son de verdad o son otra cosa, y cuando se dice otra cosa no hay que pensar automáticamente en pasión carnal, pues aunque también está presente, hay traumas que pudieran estar encubiertos por falsas sensaciones de amor. 

Por lo demás como se ve, Fátima Corral controla perfectamente el conocimiento de la necesidad de lo exótico y de la delicadeza tópicamente francesa como elementos que suelen levantar muchas de las narraciones de la literatura romántica especialmente desde el siglo XIX y XX. De hecho esta novela tiene algo de las novelas románticas del siglo XX que escribió gente como Danielle Steel, escritora estadounidense que ha vendido hasta quinientos treinta millones ejemplares de sus libros, hasta el momento. Por cierto, a Steel, por sus libros, le concedió el gobierno francés una de las más altas condecoraciones de Francia, Caballero de la Orden de las Artes y las Letras.

La construcción del relato se asienta fundamentalmente en los diálogos. Prácticamente no existen los párrafos de una voz narradora, aunque esa voz no es inexistente. El ritmo y la narración de los hechos recaen fundamentalmente en las conversaciones de los personajes de la obra, como si asistiéramos como testigos ocultos a todas y cada una de las conversaciones que están en torno a unos sucesos, en este caso de corte romántico. No es comparable a los diálogos de una obra de teatro, pero sin duda esta novela se construye en el diálogo. 

Para el público amante de la literatura romántica de toda la vida que quiera leer algo nuevo y actual, esta novela, o las otras, tendrá su atractivo seguro. Tiene buena prosa, es claro y sabe a dónde quiere ir y qué teclas tocar, qué y cuándo quieres leer lo que la autora te tiene que contar. Puede ser en literatura la fresa con nata encima que espera quien lee.


Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

sábado, 8 de junio de 2024

Érase un universo llamado desafío

Título: Érase un universo llamado desafío. Antología poética.
Autor: José María Serrano Muelas.
Editorial: Domiduca Libreros.
Año de publicación: 2023 (1ª edición; prólogo del autor).
Género: Poesía.
ISBN: 978-84-121319-5-6 

 

José María Serrano Muelas publicó en 2023 con la editorial Domiduca Libreros su primer y único poemario, Érase un universo llamado desafío, que era una antología poética de su propia poesía escrita a lo largo de los años como afición. No hay que confundirlo con el poeta también llamado José María Serrano, que cuenta con más de veinte libros publicados, en ese sentido es necesario diferenciarlo con su segundo apellido, Muelas. Nació en Uclés (Cuenca), en Santiago de los Chopos, en 1944. En 1954 se trasladó junto a su familia a Alcalá de Henares, donde reside hoy día y donde recibió estudios de Primaria en un colegio de la orden religiosa de los jesuitas y después el Bachillerato en el Instituto Complutense. A través de una beca estudió la carrera de Filosofía y Letras en la Universidad de Madrid, hoy día: Universidad Complutense. Pudo ejercer de profesor de enseñanza media en Institutos de Bachillerato y Secundaria en Zafra, Ronda, Santa Cruz de Tenerife, Santa Cruz de la Palma, Vélez-Málaga y de regreso: Alcalá de Henares. Con los pseudónimos de Dasein y de Viruta publicó poetas como aficionado en varias revistas locales de estos sitios. Por ello este poemario es una antología, ya que publica bajo su propio criterio la selección que hace de su obra a los 79 años de edad, ya jubilado. El libro está acompañado de fotografías interiores en blanco y negro realizadas por Sara Moon y Samuel Méndez-Pacheco, mientras que la maquetación es de Zia Mei, habitual colaboradora de Domiduca.  

Su poesía oscila entre un profundo conocimiento de los autores clásicos de la filosofía de todos los tiempos y una creencia en la existencia de un Espíritu Universal o Sujeto Colectivo que le da un carácter espiritual a esos conocimientos filosóficos. Entre la creencia religiosa y la fe en la filosofía, este poemario nos da a entender que es obra de un cristiano tal vez próximo a la, o tal vez lo es, masonería, que cree en el progreso, la fraternidad y la Ciencia, junto con Dios. No obstante, puede que estemos ante la obra poética de un cristiano católico, no tanto un cristiano masón, la cuestión da igual, no es tan trascendente si se sabe entender el mensaje que nos comparte el poeta con sus versos. Sin prejuicios a la hora de leer. Sin censuras.

En su obra se nota un carácter erudito, pero a la vez humilde y sencillo que escribe desde una propia cosmogonía del mundo y una fe ciega en la perfección del hombre como camino de salvación y como guía del mundo. Es una poesía muy limpia y depurada, perfectamente construida, pero que para entenderla hay que entender que se lee una poesía intimista que, a la vez, quiere lanzar un mensaje positivo al otro sobre la existencia y nuestro papel extraño en el existir.

Como resultado, tenemos un poemario muy bello, muy reflexionado, producto de toda una vida. Claro está que al ser una antología de sus poemas a lo largo de su vida hay diferentes tonos y temáticas, algo lógico en toda evolución humana a lo largo del tiempo. Aparecen también poemas que hablan de soledad, de sueños de proyectos de vida y de inquietudes existenciales.
 
Sirva de ejemplo de su poesía un fragmento inicial del poema "Adiós a La Palma".

Qué más desearía mi alma de gaviota
qué remansar su vuelo por tus pétreos cantales
besados por los soplos de las brisas marinas...

Qué más desearía mi espíritu de ave
que buscar en tu altura su mansión de reposo,
por gozar la caricia de las nubes viajeras
y dormirse al arrullo de plácida salmodia
con rumores de olas y alientos vegetales...

(...)

Una preciosidad que acompaña a toda la obra. Delicadamente expresado. Este poema nos puede evocar Juan Salvador Gaviota, de Richard Bach en 1970, pero tiene su propia reflexión interior, la propia reflexión interna de José María Serrano Muelas, que aunque él mismo afirma ser poeta aficionado, se puede reclamar con propiedad como poeta, sin más, máxime cuando lleva una vida entera publicando en algunas revistas locales. Pero lo es porque sus versos lo merecen y porque se le nota una sinceridad consigo mismo, por tanto con el lector, que nos descubre que es un poeta en sí, al margen de si ha publicado más o menos o si es más o menos conocido. Hubo poetas en la Historia que no fueron conocidos hasta después de su muerte y hasta décadas y siglos después de esta, el tema de la fama o la popularidad no es la clave principal que te hace poeta. Él tiene el ser de poeta.

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".