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sábado, 5 de octubre de 2024

Golondrinas de ida y vuelta

Título: Golondrinas de ida y vuelta.
Autores: Pedro Atienza (poemas póstumos); Ángel Humanes (ilustraciones).
Editor: [Foro del Henares -no indicado en el libro-].
Impresor: [No indicado]
Año de publicación: 2024 (1ª edición; prólogos de Pepe Esteban -escritor-; José Méndez -cantaor de flamenco-; Enrique J. de Lara -escritor-; y Federico Volpini -locutor de radio y escritor-).
Género: Poesía; Ilustración.
ISBN / Depósito Legal / Creative Commons: [No consta].



En pleno 2024, diez años después de la muerte del poeta alcalaíno Pedro Atienza, aún ha salido a la luz un poemario póstumo con material nuevo de él, Golondrinas de ida y vuelta. Aunque en el libro no se menciona en ninguna parte, los que se han encargado de editarlo y publicarlo son personas del Foro del Henares, quien esto escribe cree que tal vez también de la Asociación de Hijos y Amigos de Alcalá de Henares, donde contó con varias amistades. Tampoco se menciona en el libro quién lo imprimió, y el lugar donde se imprimió se cita en un genérico "España", sin determinar si en Alcalá de Henares, Madrid o cualquier otro lugar de la geografía española. Tampoco aparece número de Depósito Legal, ni registro de ISBN, ni licencia Creative Commons. Todo lo más, en la última hoja se indica que se terminó de imprimir todos los ejemplares en febrero de 2023, aunque su presentación y puesta en circulación pública se ha producido a comienzos de 2024, más o menos coincidiendo en abril con la Feria del Libro Nuevo y de Ocasión de Alcalá de Henares, siendo su presentación en la sede de la asociación citada. Si alguien contó con él en 2023, cosa posible, es probable que se tratara de las personas más cercanas a Atienza y a este proyecto, que sin duda debió contar con algún familiar o persona muy íntima de Atienza que tenga acceso y derecho a sus escritos aún inéditos tras su muerte. Lo que sí se indica es que se imprimieron sólo cien ejemplares numerados a mano con rotulador rojo y firma de la persona que los numeró en números arábigos, más otros diez extra numerados con números romanos, que son los diez primeros ejemplares editados y repartidos entre los principales del proyecto y de la cercanía a Atienza. En total de esta primera edición existen sólo ciento diez ejemplares. Razón que explica su elevado precio económico y lo difícil que resulta hacerse con un ejemplar. Quien esto escribe tiene el número 71. Fuera del libro, en conversaciones y en la propia presentación del libro, quienes lo crearon hablan de la posibilidad de sacar adelante otros libros póstumos, dado que Atienza dejó mucho material sin publicar, pero esa posibilidad es simplemente eso: una posibilidad, de momento no es una certeza.

El libro contiene doble autoría. Si los poemas son póstumos de Atienza, el otro autor está vivo, se trata de Ángel Humanes, un artista plástico de Alcalá que ha expuesto sus cuadros en exposiciones temporales en la ciudad y otros lugares. Dos de las veces más recientes en la Casa de la Entrevista (Alcalá de Henares), en junio de 2018, y en el Museo de Torrejón de Ardoz, en 2021. Este artista está relacionado con el Foro del Henares. Él ilustra en cada página impar diversos vuelos de grupos de golondrinas en tinta negra, diría que tinta china, sobre el blanco hueso del papel escogido para la publicación. Las traza en manchas, casi como recordando posos, bien pensadas y con cierta geometría estética, colocándolas en direcciones a veces opuestas, que dotan a cada imagen de su propia agilidad poética. Nos recrea también a través de su aportación de una poesía visual más allá de las palabras. Acompaña así a los breves poemas de Pedro Atienza.

Prologan el libro los escritores Pepe Esteban y Enrique Javier de Lara, el cantaor de flamenco José Méndez, y el locutor de radio y también escritor Federico Volpini. Sus palabras introductorias se transforman en homenajes recordatorios a Pedro Atienza poniéndole en relación a las golondrinas y sus particulares recuerdos o reflexiones de lo que eran estas para él en sus últimos meses. Hay que recordar que Atienza fue un poeta y flamencólogo reconocido en toda España, el cual contribuyó mucho, sobre todo desde Radio 3 (Radio Nacional de España) a darle una importancia cultural al flamenco más allá de los saraos en los que se encuadraba desde los programas de turismo generados por el Estado en la década de 1960.

La publicación se realizó en cartoné (tapa dura) con unas cubiertas con tela gris sobre la que se ha impreso en tinta negra y cierto relieve cóncavo el título, los autores y dos golondrinas volando en sentidos opuestos. En el interior, las páginas pares se reservan para los poemas, mientras que las impares acompañan a esos poemas con las golondrinas de Humanes. Los cuerpos de letras son de tamaño muy grande, tal vez algo útil para la lectura de las personas más mayores o con problemas de visión. Todos estos detalles, junto a la exclusividad de edición limitada, son lo que ayudan a elevar el precio del libro como objeto.

Se trata de una breve colección de poemas muy breves de uno a cuatro versos, siendo la mayor parte de dos y de tres versos. No tienen en absoluto estructura del clásico poema japonés llamado haiku. Algunos recuerdan más bien a aforismos, tal vez notas tomadas por Pedro Atienza con la idea o intención de componer uno o varios poemas con las golondrinas como eje temático de sus metáforas en torno a su percepción de lo que ha venido a ser la vida cuando ya se ha llegado a una edad y a unas circunstancias vitales. Al menos esa es la sensación que da a veces, si bien hay que respetar que, en principio, en este libro se presentan como poemas totales ya terminados, por lo que en principio son esa colección de poemas con ese eje vertebrador, eje que no se olvida de recordar al poeta y al poema cumbre de la literatura española que ubicó el ciclo vital de las golondrinas como metáfora de paso de la vida y de lo voluble del amor, Gustavo Adolfo Bécquer, que en sus rimas publicadas también por sus amigos de manera póstuma a mediados del siglo XIX nos dice aquello de "volverán las oscuras golondrinas / en tu balcón sus nidos a colgar (...)". Hay que decir que las golondrinas son migratorias, la europeas migran al sur con los fríos del otoño-invierno, van hacia África, actualmente probablemente les valga a muchas con las zonas más al sur del continente, pero regresan a sus lugares de origen, el cual recuerdan, y si pueden, adonde anidaron, en primavera-verano. También hay que recordar que suelen ir en grupos, acompañadas aunque sea de otra más.

Las preguntas que nos pueda generar cómo se construyó el poemario póstumo es algo común en estos casos, igual que nos los generan los ya publicados de Leopoldo María Panero, o incluso los nuevos poemas aparecidos y añadidos años después de su muerte a Proverbios y cantares, de Antonio Machado, o a los poemarios de Miguel Hernández. De hecho, esta obra póstuma de Atienza algo tiene de ese Proverbios y cantares de Antonio Machado, que en realidad era un apartado de su obra Poesías completas que publicó en 1917, pero que fue desgajado décadas después de morir él para tratarlo como libro varias veces ampliado o retocado con escritos que han ido apareciendo y de los que algunos filólogos debaten y se preguntan si algunos poemas tratados como poemas no serían notas o aforismos suyos que anotó. El asunto es que al ser póstumo, al menos que el poeta dejara la obra compuesta y dispuesta, quien elige, compone y dispone los poemas en libro es otra u otras personas, cosa que pasó de manera evidente con las Rimas de Bécquer, que además eran papeles salvados de un incendio en su casa por sus amistades.

Sea como sea, está claro que Pedro Atienza estaba preparando algo en torno a las golondrinas como metáfora, alegoría y símbolo, y no en único sentido, pues al leerle podemos ver a estas como algo relacionado con la vida, como con el amor, como con el derecho natural a cambiar en la vida. A todo esto hay que pensar que las golondrinas no sólo son migratorias, también tienen vuelos repetitivos, súbitos, a veces concéntricos, rápidos, en grupo, que no suelen estar solas... Hay que tener en cuenta su color oscuro, sus nidos en balcones, cornisas y ventanas en nidos de barrillo, etcétera. Conocer al ave y sus hábitos ayudará mejor a captar todos los posibles sentidos de estos versos, que a la vez, releídos, dan diversos matices y sentidos en cada lectura personal.

Sirva de ejemplo leer en uno de los poemas:

He visto una golondrina
y me ha dado por pensar
que el amor siempre termina.

Aunque sabemos que las golondrinas son tornadizas. En otro poema dirá, casi anticipando lo que a finales de aquel 2014 se le avecinaba:

Soy como una golondrina
sólo el calendario sabe
si mi huida se avecina.

De hecho a veces transforma a la golondrina en un presagio de muerte o de vida, según el poema. En el fondo Atienza desarrolla toda una reflexión íntima.

En aquella golondrina
se escapa tu voluntad.
No eres ya lo que creías,
eres un vuelo fugaz.

En este poema hay tanta libertad que se puede interpretar desde lo contingente de la vida, como del amor, como que somos sujetos del azar y lo volátil en cualquier cosa.

En cierto modo este libro es una golondrina de Pedro Atienza, pues nos ha regresado inesperadamente diez años más tarde. Vuelve a anidar sus poemas y nos regresa al recuerdo lo vivo que se mantiene este poeta, uno de los poetas contemporáneos más reconocidos de Alcalá de Henares, aunque en esta ocasión lo siga siendo de manera póstuma.


Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

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