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sábado, 8 de febrero de 2020

Socialismo en el siglo XIX

Título: Socialismo en el siglo XIX. -Del pensamiento a la organización-. Raíces, origen y desarrollo del laboratorio socialista antiestatal en el siglo XIX
Autor: Julián Vadillo Muñoz. 
Editorial: Queimada Ediciones.
Año de publicación: 2017 (1ª edición; prólogo de José Luis Carretero Miramar).
Colección: Nuestra Memoria. 
Género: Historia.
ISBN: 978-84-16674-02-2

El que fue el penúltimo libro publicado hasta la fecha del joven doctor en Historia Julián Vadillo se centró una vez más en su especialización: la Historia del movimiento obrero. Esta vez trataba de una de las etapas que más ha trabajado, el siglo XIX, aunque normalmente se le vincule al conocimiento de la primera mitad del siglo XX español. Vadillo quiso crear una especie de manual de lectura rápida y ágil para introducirnos en los orígenes y evolución de las ideas socialistas a nivel internacional. Es por tanto un libro de Historia Universal. Se trató de Socialismo en el siglo XIX, cuyo subtitulado decía: "Del pensamiento a la organización. Raíces, origen y desarrollo del laboratorio socialista antiestatal en el siglo XIX", texto que por sí sólo declara y resume el contenido. Fue publicado en 2017 con un prólogo de José Luis Carretero Miramar. 

La edición del libro corrió a cargo de Queimada Ediciones, dentro de la colección Nuestra Memoria. Se trata de una editorial con una larga trayectoria de publicaciones en torno a la memoria histórica, el socialismo, el anarquismo, los movimientos colectivos en general y el movimiento obrero y la izquierda política en concreto. No obstante, Vadillo ya había aparecido en esta editorial en 2012, dentro de la obra colaborativa de varios autores: El hilo rojinegro de la prensa confederal. 80 aniversario del periódico CNT (1932-2012).

El libro estaba muy elegantemente presentado en tapa blanda solapada, tamaño manejable para llevarlo incluso de viaje, textura de las cubiertas un tanto gomosa e ilustración minimalista de las banderas rojas y negras que usó el socialismo en general en sus orígenes. Sin embargo, a pesar de que la editorial indicaba en el interior que la corrección del libro había corrido a su cargo, en demérito del libro queda un excesivo número de fallos sintácticos y de falta de preposiciones o de artículos, como si los textos hubieran vivido una revisión y ampliación y se hubieran colado los fallos de concordancia al cambiar algunos postulados o formulaciones. Dato que hubiera pasado por anecdótico y no comentable en estas notas, si no fuera que por su reiteración excesiva hace de la lectura algo a veces estéticamente doliente y un ejercicio de reconstrucción gramatical mental. Tirón de orejas a los editores para que, teniendo buena calidad de autores y textos, cuiden precisamente las revisiones de las obras a publicar.

El libro tiene por origen, tal como narra el autor en una nota introductoria, una conferencia que le encargó la Fundación de los Comunes para un curso de formación entre enero y febrero de 2017 llamado "Democracia y contrademocracia en la política moderna", que se desarrolló en la librería Traficante de Sueños, en Madrid. La conferencia que le encargaron, origen de este libro, se llamó "Socialismo y Estado. El laboratorio antiestatal del siglo XIX". Cuenta el propio Julián Vadillo que su texto era en exceso largo para aquel encuentro, por lo que su conferencia no ahondó en todos los datos que tenía preparados. Fue en ese momento que Queimada Ediciones se interesó por el texto de la conferencia y le ofreció transformarlo en libro. Con el consiguiente salto a una nueva fase de revisión y preparación de esa base para que forme un libro, Vadillo aceptó.

El libro comienza con el ineludible repaso por los ideólogos y experiencias inmediatamente anteriores al surgimiento de las ideas socialistas y que suponen un antecedente del que bebieron muchos de los primeros socialistas al desarrollar sus ideas. Si bien la Edad Antigua y Medieval quedan lejanas y se pasa por encima por ellas, son imprescindibles algunos nombres y obras de los siglos XVI y XVII, como Tomás Moro, Rabelais o Campanella, que llegaron a desarrollar ideales de sociedades utópicas con fuertes cargas críticas a las sociedades estamentales del momento. En esta parte introductoria cobra el mayor de los pesos el siglo XVIII, por ser el que albergó las ideas de los ilustrados que prefiguran la Revolución Francesa y las nuevas ideas de democratización de la sociedad y de la política. Montesquieu, Rousseau, Voltaire o incluso la experiencia igualitaria de Babeuf durante la mismísima revolución, precedente claro para muchos de que era posible un intento de las clases humildes por tratar de cambiar el orden de las cosas no sólo en favor de las clases burguesas.

Tras un repaso sencillo y claro de todas las ideas previas, comienza ya a desgranarse los orígenes del socialismo a través de sus principales pensadores y algunas de sus personas de acción. Se suceden así tres capítulos continuos que abarcan el socialismo en Francia, en Reino Unido y en Alemania. Son las tres ramas principales de las cuales se irán desarrollando otras según se extiendan las ideas y se vayan completando o incluso repensando, no obstante, el socialismo del siglo XIX tampoco sería comprensible sin los rusos o sin las extensiones al mundo mediterráneo, por ejemplo con Garibaldi en Italia o con la llegada del anarquismo a España y sus personalidades de primera hora como Anselmo Lorenzo, Sentón o Ricardo Mella. Pero ciertamente el primer motor fue Francia, como lugar de todo tipo de experiencias de izquierdas y de inquietudes y movimientos socialistas e incluso feministas desde los tiempos de la revolución iniciada en 1789. El jabobinismo, por ota parte había dejado gérmenes de sí que aunque Napoleón trata de mitigarlo, sobreviven y se transforman en otra cosa. pero sobre todo no olvidemos que fue en Francia, o bien de parte de franceses, que se desarrollaron algunos de los socialismos utópicos que trataron de alcanzar cuerpo de realidad al llegar a fundar comunas y falansterios ya en suelo europeo o en norteamericano, con Saint-Simon o Fourier como principales figuras de todo ello. De forma pacífica, aunque fracasada. Fueron un precedente clave de ensayo de otro tipo de sociedad, y un tipo de socialismo diferente al que hoy día estamos más acostumbrado. Pensemos por ejemplo que Saint-Simon no rechazaba las ideas religiosas y que incluso las integraba como parte de sus ideas socialistas, aunque eran unas ideas religiosas reinterpretadas de manera diferente a la tradición católica hasta aquella época. Cabet o Blanqui serían otros de los destacados pensadores franceses. Y todo ello seria puerta de las ideas anarquistas de Proudhon y de las ideas cooperativas y confederales.

El caso inglés sin embargo bebía no tanto de los orígenes de la Revolución Francesa como de su propia revolución en el siglo XVII con Oliver Cromwell, que forzó la creación de lo que se conoce como monarquía parlamentaria en detrimento de la monarquía absoluta. Además, fue el lugar del inicio de la revolución industrial a mediados del siglo XVIII, por lo que las nuevas formas de producción tenían implicado en sí nuevas formas de consumo y nuevas necesidades de cambio y ruptura con el sistema. El sistema capitalista llamaba a las puertas de romper el orden social moderno. Sumemos ahora sus experiencias como protestantes religiosos, que les dotaba de puntos de vista diferentes a la hora de replantearse situaciones y autoridades. William Godwin ya había hablado en el siglo XVIII de la necesidad de acabar con el Estado para que existiera la igualdad y la libertad. Robert Owen traspasaría fronteras con su proyecto de sociedades también en comunas de producción. Quizá el más exitoso de los socialistas utópicos, aunque fracasado igualmente. Saltemos a Estados Unidos y a otro de los anarquistas primigenios, pionero del ecologismo activista, Thoreau, con un carácter individualista fuerte. O volvamos a Reino Unido y mencionemos al poeta Lord Byron, cuyas intervenciones parlamentarias rodaron en torno a la idea de lograr leyes de justicia económica social.

En el caso alemán cobran peso la influencia de Francia y Reino Unido, pero ellos se enfrentan además a un especial peso de los acontecimientos de la revolución de 1848, donde la extensión de las ideas democráticas fueron más allá en muchos participantes y dieron origen a lo que comenzó a ser conocido como socialismo científico, cuyos primeros pensadores venían de la filosofía y de la economía, como Engels y Karl Marx, de soba conocidos.

Una vez que Vadillo presenta de manera breve, pero clara, postulados, obras y biografías que suceden evolutivamente a otras, de los principales y de los menos conocidos primeros socialistas, muy pormenorizadamente trata la fundación de la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) en la década de 1860 y su evolución histórica. Es aquí donde cobra importancia el creciente protagonismo de una nueva visión del anarquismo, el de Bakunin, y de su choque con Karl Marx. Julián da más relevancia a Bakunin, explayándose más en explicarle. Ambos, Bakunin y Marx, no obstante son ampliamente conocidos, sin necesidad de grandes tarjetas de presentación en lo que se entiende que es un manual básico de introducción. Pero siempre vienen bien las precisiones y explicaciones de Vadillo, por otra parte imposibles de no anotar en lo que es el socialismo en el siglo XIX. Sin Marx y Bakunin no se entendería el socialismo de la segunda mitad del siglo XIX, ni tampoco el salto que da el socialismo en sus diferentes tendencias que ya entraran y conformarán lo que conocemos más detalladamente en el siglo XX.

En torno a 1871 el socialismo pasará a su primera revolución socialista, la de la Comuna de París. Desfilan por aquí muchos de los protagonistas de primer orden de aquel momento y se detalla bastante los hechos, los propósitos y los cambios que suponía. No obstante, la Comuna de París alimentó el imaginario socialista desde su fundación y su caída en dos meses hasta bien entrado el siglo XX varias décadas. Con la Comuna de París Vadillo da por cerrado el periodo que se propone, aunque se podría haber prolongado sobre los últimos veinte años del siglo XIX, cuando comienzan ya a vislumbrarse otros caminos como los socialdemócratas impulsados por Paul Lafargue, el camino torcido del terrorismo anarquista (minoritario y rechazado, pero muy sonoro y trascendente) o el preludio de lo que será el anarcosindicalismo o las posturas obreras ante una hipotética guerra europea, la cual no se materializaría en realidad hasta 1914. Sin embargo, como libro que pretende adentrar en la formación del origen del socialismo, bien es cierto que poner el broche en la Comuna de París, es bastante justo y acertado.

Julián una vez más muestra ser un experto en la materia. Nos descubre incluso personajes que han quedado eclipsados por otros, pero cuyas ideas son dignas de analizar y que pudieron conocer algunos de los sucesores más conocidos. Es uno de los libros donde el autor más claramente comparte sus bastos conocimientos de la materia de una forma que puede ser asimilada y comprendida sin esfuerzo.

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

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