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martes, 18 de octubre de 2022

Epístolas / Vida y pasión del beatísimo mártir Eulogio

Título: Epístolas
Autor: Eulogio (San Eulogio).
Editor: Eulogio (San Eulogio).
Año de publicación: 858 (1ª edición, algunos textos conocidos entre 850 y 859).
Género: Hagiografía; Religión; Crónica.

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Título: Vida y pasión del beatísimo mártir Eulogio.
Autor: Paulo Álvaro Cordubense (Álvaro de Córdoba).
Editor: Paulo Álvaro Cordubense (Álvaro de Córdoba).
Año de publicación: 860 (1ª edición).
Género: Hagiografía; Religión; Crónica.

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Título: Obras completas de San Eulogio.
Autores: Eulogio (San Eulogio), en edición de María Jesús Aldana García.
Editor: Universidad de Córdoba.
Año de publicación: 1998 (1ª edición, edición de María Jesús Aldana García).
Género: Historia; Hagiografía; Religión; Crónica.
ISBN: 978-84-78014477. 

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Título: "Álvaro de Córdoba: 'Vida de San Eulogio', (traducción y notas)".
Autores: Álvaro de Córdoba, en edición de Pedro Rafael Díaz y Díaz.
Editor: Universidad de Granada.
Año de publicación: 1993 (1ª edición en papel), 2016 (1ª edición electrónica)..
Revista: Florentia Iliberritana.
Nº de volumen: 4-5 (1993) // en sección de artículos, páginas 127-154.
Género: Historia; Hagiografía; Religión; Crónica.
ISSN: 1131-8848  

 

Para ir completando las notas sobre autores medievales que nombraron a Alcalá de Henares, en este caso aún con el nombre Compluto, hoy es apropiado anotar a dos autores mozárabes que ya habíamos mencionado a costa del Calendario Mozárabe que Rabi Ben Zaid (Recemundo) había publicado en 961. Se trataría del autor conocido como San Eulogio y del que fue su hagiógrafo, Álvaro de Córdoba. Es apropiado comentar estos dos autores y sus obras de maneta conjunta, pues están íntimamente ligados y no se entiende el uno sin el otro. Comentados estos, de aquellos años quedaría ahondar en los autores musulmanes conocidos que mencionaron a Alcalá y seguir investigando tanto en mozárabes, como en cristianos, como en musulmanes. Como sea, reitero: hoy para completar este apartado toca hablar de los autores citados y remitir a la obra de Recesmundo, pues ya allí quedaron bastantes notas de lo que este tipo de literatura era. En todo caso quepa diferenciar que la obra de estos autores no serían del siglo X como la de aquel, sino que serían del siglo IX, relativamente más cerca del inicio de la invasión musulmana en 711 (siglo VIII), aunque desde luego en una época más refinada y más culta que la de las primeras generaciones invasoras. No hay que olvidar que dentro de Al-Andalus hubo una división cultural y social entre bereberes y árabes, los primeros pertenecientes a clases más bajas e incultas y los otros pertenecientes en general a clases más adineradas y cultas, por no hablar ya de todos aquellos hispanovisigodos que se convirtieron al Islam, cada uno también con sus peculiaridades culturales y sociales. Siendo así que en las primeras décadas de la invasión tras 711 predominaban las capas sociales más nómadas y guerreras del pueblo bereber y que no imperarán las clases árabes hasta el asentamiento Omeya más estable en la península como Emirato independiente primero y como Califato después. 

En todo caso hay que citar que el primero de los autores en aparecer de los citados sería Eulogio, nacido mozárabe en la mismísima capital de Al-Andalus, en Córdoba, en 800. Se hizo clérigo y viajó por Al-Andalus instando al martirio voluntario a los cristianos, mediante la denuncia continua de todo aquello que les pareciera impío o malo de los musulmanes, lo que alteraba el orden político, social y económico del momento. Llegó a pisar Francia, la cual encontró para su sorpresa en guerras cruentas entre cristianos y pasó a pisar otros reinos cristianos como Pamplona (Navarra) y la Marca Hispánica (el futuro Reino de Aragón y los Condados Catalanes). Luego fue de regreso a Córdoba. Viaje de años donde leyó la vida de Mahoma y numerosos textos cristianos en la búsqueda de mártires. Deseaba comparar las persecuciones romanas con las musulmanas, cuando en realidad tenían sustanciales diferencias nada menores cualitativa y cuantitativamente, incluido en la legalidad y en la fiscalidad. Como sea, fue escribiendo una obra extensa que él mismo deseaba que abandonara toda belleza literaria, para que solo contara los sucesos en favor de crear mentalidades mártires. Fue en el regreso a Córdoba que pasó por Compluto y estuvo un tiempo. De allí supo que hubo un monje benedictino nacido allí en 830 y llamado Félix, que se había cristinizado en Asturias y que había pasado a procesar en un monasterio consagrado a Justo y Pastor en Córdoba, santos mártires de Compluto. Allí en Córdoba Félix habría sido martirizado y muerto en 853, lo que hizo que fuera hecho santo, sería san Félix de Alcalá. Esto lo contaría Eulogio en una epístola de 858. De Eulogio se conservarán tres epístolas y las obras: Memorial de los Santos Documento martirial, que le llevaría a la cárcel al incitar al martirio voluntario en Al-Andalus, o sea: al desorden social. No obstante, se sabe que hasta cincuenta personas llegaron a hacerle caso. Fue liberado en 851, pero al subir al trono Muhammad II en 852 se volvieron a endurecer las leyes contra los cristianos, de ahí la ejecución de Félix de Alcalá en 853, por ejemplo. Este endurecimiento provocó que Eulogio tuviera que cambiar de residencia varias veces. En 857 publicó la Apologética de los Santos Mártires, y posteriormente himnos, cartas y las obras Passio sanctorum martyrum Georgii monachi y Aurelii atque Nathaliae. Ayudó a una hija de una familia musulmana adinerada a convertirse al cristianismo, Lucrecia, y a ocultarse en su casa, razón por la cual fue definitivamente preso y ejecutado en 859, aunque se le dio la oportunidad de eludir la ejecución. 

Todo el conjunto de la obra de San Eulogio se considera haber sido escrita entre 850 y 859, de las cuales de varias se sabe las fechas exactas, como la citada carta donde cita a Complutum en 858. También de ese año sabemos que el obispo de Saint-Germain-des-Pres de París había mandado a la península Ibérica a dos monjes en busca del rescate de reliquias cristianas que se encontrasen en territorio musulmán, como ya dijimos en el Calendario mozárabe. Contamos ya que siguieron los de dos santos y llegaron hasta Córdoba, tras lo cual regresaron a Francia siguiendo al ejército musulmán, que se dirigía a Toledo, la ciudad de las tres religiones, para sofocar una rebelión. Desde allí escribieron haberse alojado unos días en Complutum, donde había un obispo y siguieron camino a Zaragoza y luego de regreso a completar su misión. Todo esto son documentos que más o menos nos hacen ver que existía una comunidad cristiana en una Compluto ya reducida, que posiblemente da nombre a poblaciones menores aledañas, y ante una población musulmana también existente. En todo caso, en ese siglo IX está inserto dentro del intento del control del relato por parte de los cronistas de uno y otro lado, lo que llamaríamos hoy propaganda, pues no se usaba método científico, sino de crónica, esto es: sin comprobar muchas veces muchas de las historias que se contaban y sin someterlas a un juicio crítico y analítico que tratara de ver todas las partes. Tampoco olvidemos que ellos mismos se veían insertos en una dinámica de guerra con componente religioso. Componente religioso que hemos de poner en juicio en buena parte hoy día, pues mientras Eulogio nos habla de intransigencia y martirios a cristianos, cosa que ocurrió, esta probablemente habría que matizarla, pues los monjes parisinos no tuvieron problema alguno en ir hacia el norte incluso acompañando a la tropa musulmana camino de Toledo. Algo no cuadra si solo atendiéramos a Euologio. Por esta razón este autor tiene muchos historiadores críticos sobre la veracidad total y exacta de gran parte de lo que narra y se atiende bastante a su constante vital de que la gente se presentara al martirio voluntario para crear, según él creía, nuevos cristianos y mayor fuerza del cristianismo.

 Sea como sea, su obra es el cuerpo de lo que se conoce como Mártires de Córdoba, una colección de vidas hagiográficas de mártires de la que (esto es parte de lo que levanta sospechas) solo él es el único autor de los hechos que se narran a título de testigo o de recogedor de datos. Ningún otro autor de la época lo hace. En todo caso, lo que queda como fidedigno es que hubo épocas dentro de Al-Andalus de intolerancia combinadas con otras de tolerancia, de igual manera que ocurría al revés en los reinos cristianos.

Las Obras completas de San Eulogio se publicaron en tiempos actuales en 1998 en una edición anotada y traducida por María Jesús Aldana García a través de la Universidad de Córdoba. Ya había sido publicado en el siglo XVII de forma integral previamente. 

Un año después de la muerte de Eulogio, transformado en mártir San Eulogio, otro intelectual mozárabe, Paulo Álvaro Cordobense, conocido como Álvaro de Córdoba, tal vez nacido también en Córdoba en el año 800 como Eulogio, escribió y publicó el libro Vida y pasión del beatísimo mártir Eulogio. Hablamos del año 860. Álvaro de Córdoba era teólogo, erudito y poeta. Había estudiado en la misma escuela de Eulogio, por lo que se conocían, eran amigos. Quizá por eso fue su primer y más inmediato biógrafo de una manera muy generosa. Tampoco es raro, pues a través de su correspondencia el propio Eulogio le había alabado también muy generosamente. La principal preocupación de Álvaro de Córdoba realmente era que los cristianos mozárabes no supieran escribir bien el latín, y sí el árabe. Era precursor de mantener la lengua de los visigodos y la culta del latín. Como sea, no tuvo mejor suerte, su muerte se produjo en 861. Es a través de este autor que completamos y conservamos lo respectivo a San Eulogio y a los Mártires de Córdoba. En lo referente a ello también algunos autores le ponen en entredicho por no haber sido crítico. 

Recordemos que estaban insertos en su época y en las circunstancias que les atañían. Además, la cuestión religiosa se unía a la política y a la económica en todos los Estados del momento, por lo que las posturas más férreas religiosas eran a la vez posturas políticas en una época donde las soluciones violentas no eran inusuales en cualquier lugar del mundo conocido.

Pedro Rafael Díaz y Díaz tradujo a Álvaro de Córdoba, le comentó y anotó en 1993, a través de la revista Florentia Iliberritana de la Universidad de Granada, que la puso disponible en electrónico en 2016. También había sido editado en el siglo XVII. 

En todo caso, recordemos que en 961 el Calendario mozárabe de Rabi Ben Zaid (Recemundo) era motivo de regalo al califa de Al-Andalus Alhaken II, y que él, aún siendo mozárabe, ocupó importantes cargos diplomáticos para el Califato. La reflexión, análisis y crítica histórica tienen  cabida de un pasado aún por desentrañar bien.


Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

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