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martes, 1 de noviembre de 2022

Colección de tradiciones / Historia de la conquista de al-Ándalus

Título: Colección de tradiciones (Ajbar machmúa).
Autor/es: Anónimo.
Editor/es: [Desconocido].
Año de publicación: Mediados del siglo XI (1ª edición en al-Ándalus).
Género: Crónica; Historia; Leyendas.
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Título: Colección de tradiciones (Ajbar machmúa). 
Autor/es: Anónimo.
Editor: Real Academia de la Historia.
Año de publicación: 1867 (1ª edición, edición de Emilio Lafuente y Alcántara)
Colección: Obras Arábigas de Historia y Geografía.
Nº de volumen en la colección: [No encontrado]
Género: Crónica; Historia; Leyendas.
ISBN/Depósito Legal: [En el siglo XIX no existía]
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Título: Historia de la conquista de al-Ándalus (Ta'rīj iftitāh al-Andalus). 
Autor: Muhammad Ibn al-Qutiyya.
Editor: Muhammad Ibn al-Qutiyya.
Año de publicación: probable segunda mitad del siglo X (1ª edición en Al-Andalus).
Género: Crónica; Historia
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Título: Historia de la conquista de al-Ándalus (Ta'rīj iftitāh al-Andalus). 
Autor: Muhammad Ibn al-Qutiyya.
Editor: Ar Royal [en Scribd, por alguien anónimo en Internet].
Año de publicación: [2022] (1ª edición en Intenet, sigue la traducción de Julián Ribera en 1926)
Colección: Clásicos de Historia
Nº de volumen en la colección: 216
Género: Crónica; Historia
ISBN/Depósito Legal/Creative Commons: [Edición electrónica libre en formato pdf]
 
Siguiendo con los autores musulmanes de al-Ándalus que nombraron a Alcalá de Henares, anotamos hoy dos obras que están relacionadas entre sí. En realidad siguen la obra de referencia en la época de los cronistas (padre e hijo) al-Razhi, Historia de los soberanos de al-Ándalus, escrita y publicada entre los años 950 y 977, año de la muerte de Isa, el hijo de Ahmad, lo autores. Dijimos entonces que fue la primera vez que se mencionaba por parte de autores musulmanes de al-Andalus a Alcalá de Henares, inserta dentro de la crónica del fin del Reino Visigodo de Hispania y el comienzo de la invasión y conquista islámica de la península Ibérica. No se mencionaba aún el castillo musulmán como existente en 711, aunque cuando se escribió la obra ya existía y la ciudad recibía su nuevo nombre de él. Como crónica que era, se hablaba de la leyenda de la Mesa de Salomón como algo cierto y cuyo paradero había sido Complutum (Alcalá de Henares), donde Tariq la ocultó y ahí se perdió en el Monte Zulema, hoy también Gurugú. Para más datos, volved a leer esas notas de aquel libro. También dijimos que fue una obra muy leída y tenida en cuenta durante muchos siglos tanto por autores musulmanes como cristianos, estos últimos buscando el rastro de la Historia del final del Reino Visigodo, que legitimaría la Reconquista cristiana de lo que fue Hispania. La obra de al-Razhi, con polémica incluida sobre algunas de sus partes hasta que en los siglos XX y XXI se la dio por buena en su totalidad, como ya se explicó, sería una obra fuente de otras crónicas, como las que hoy vamos a comentar por cuanto también recogen el capítulo de la Mesa de Salomón en Alcalá, que volverá a ser tomada en cuenta en el siglo XVII por Al-Makkara, pero hoy no hablaremos aún de él. La primera obra que vamos a comentar es Historia de la conquista de al-Ándalus (en su árabe original: Ta'rīj iftitāh al-Andalus). Como se ve, guarda paralelismo en el título con la de los al-Razhi, pero no será el único paralelismo. Su autor, Muhammad Ibn al-Qutiyya, también vivió como aquellos en el siglo X, y murió en el 977, igual que al-Razhi hijo, por lo que su libro igualmente sería escrito y publicado a mediados del siglo X, en el tercer cuarto de aquel siglo, entre 950 y 977, igual que la de ellos, aunque es evidente que usa elementos de la obra de al-Razhi padre, por lo que debió ser posterior a las partes de este. Sea como sea, tanto la obra de los al-Razhi como la de Ibn al-Quttiya terminaron siendo obras muy leídas en su tiempo y numerosamente referenciadas por autores posteriores, en este caso más destacadamente musulmanes. 
 
Tanto los al-Razhi como al-Qutiyya vivieron dentro del Califato de Córdoba. Al-Qutiyya nacería en Sevilla en un año no identificado y moriría en noviembre de 977 en Córdoba. La diferencia entre ellos es que si al-Razhi padre era hijo de un mercader venido de la zona de Irán actual, al-Quttiya venía de una familia visigoda de la península Ibérica, y no una familia cualquiera, su madre era Sara "la Goda", descendiente de uno de los reyes visigodos: Witiza. Sara a la vez era nieta de Alamundo, otro de los reyes visigodos. La familia de los Witiza se había convertido al Islam cuando en 711 comenzó la invasión. Su papel en la guerra de conquista, que debió durar entre 711 y más o menos 712 ó 715, fue polémico entre visigodos y cristianos. Tal vez por ello, la crónica de al-Qutiyya unos dos siglos y medio después, era polémica incluso  en ese momento, y él lo sabía. Pensemos que su madre, Sara, recibía el apodo de "la Goda", las cosas no se habían olvidado. Esta familia seguía residiendo en Sevilla, donde los descendientes de Witiza habían actuado todo su tiempo, y eso se debía a que la conversión les había permitido mantener sus tierras, sus fortunas y su posición social, política y militar. No obstante emparentaban con los Banu Hayyach, otra poderosa familia de origen visigodo convertida al Islam, señalaremos que el apellido Banu era el que se solía dar a los visigodos conversos al Islam.

La obra viene a respaldar lo que cuentan los al-Razhi, aunque tienen diferentes percepciones e incluso aportan algunas cuestiones diferentes. Por ejemplo, al-Quttiya niega que los musulmanes cobraran un impuesto que recaudaba el quinto de lo que tuviese un mozárabe por seguir ejerciendo el cristianismo en al-Ándalus, aunque era un hecho probado que así era. Del mismo modo tergiversa de manera favorable a su familia el papel de los descendientes de Witiza en la guerra de invasión musulmana, para nada considera en ningún momento, por ejemplo, desafección y traiciones muy importantes días antes de la batalla de Guadalete que hará posible que Tariq y Muza se hagan con el reino, a la vez que morirá en batalla Rodrigo, el último rey visigodo. Más aún aboga por la unidad de todas las etnias de al-Ándalus para que acaben con sus rencillas y trabajen juntos por un destino de grandeza y prosperidad que, según él, les tenía reservados Dios Alá bajo el gobierno de los Omeya, que debía ser eterno en al-Ándalus. Para quien no lo sepa, uno de los principales problemas de orden interno de al-Ándalus, pese a ser un Estado sólido, fue precisamente numerosos disturbios y problemas armados por enfrentamientos entre grupos sociales que tenían etnias y costumbres diferentes, principalmente entre bereberes y árabes, pero también entre descendientes de hispanovisigodos e islámicos de orígenes asiáticos o africanos, no solo era el asunto del conflicto religioso, conflicto este que en realidad estaba bastante sosegado, ocurriendo incluso que la Escuela de Toledo reunía a judíos, cristianos y musulmanes de tal forma que transformó a los andalusíes en los más avanzados culturalmente de su tiempo. 

Al-Qutiyya defenderá siempre las políticas de pactos como las más efectivas para prosperar todas las capas sociales. Pensemos que, en cierto modo, fueron los pactos los que hicieron que su propia familia no decayera, pues todos los compromisos con el Estado y la sociedad visigoda estaban rotos en tanto en cuanto los escándalos y caos por los magnicidios y las traiciones constantes entre unos y otros no hacían sostenible una vida rodeada de desafecciones. El momento en el que se escribe no puede dejarse pasar por alto, aunque en aquellas décadas del siglo X el Califato de Córdoba estaba en muy buen momento, ya se habían vivido varias revueltas importantes y Almanzor estaba ya próximo a que llegase su tiempo, golpe de Estado incluido. 
 
Este libro fue traducido al español por Julián Ribera en una edición madrileña de 1926. Más modernamente, María Isabel Fierro escribió sobre él en 1989 y otra mujer, María Isabel Moguera Molins, lo volverá a analizar en 2011. La aparición de Alcalá de Henares en el libro queda sujeta a aquella leyenda de la Mesa de Salomón y el encuentro fortuito por parte de Tariq, repitiendo con algunos cambios lo que ya dijo al-Razhi.

Como se ha apuntado, esta obra, en realidad estas obras de al-Razhi y de al-Qutiyya, coetáneas, tendrán un gran éxito y serán muy mencionadas en otros cronistas, que las usarán de referencia. En parte por ello surge más o menos en aquellas épocas una tercera obra muy ligada a estas. Se trata de Colección de tradiciones, que también es ampliamente conocida por su nombre original en árabe: Ajbar machmúa. El nombre da lo que promete, pues la obra es exactamente eso: una colección de tradiciones orales de la Historia de la península Ibérica. Tradiciones orales que no sabemos muy bien cuándo tienen comienzos, si desde el mismo siglo VIII con la invasión, o si un siglo después. Lo que sí sabemos es que tiene numerosas referencias a las obras de al-Razhi y de al-Qutiyya. La colección es de origen anónimo y algunos arabistas sospechas que detrás de ella no hay un autor, si no que cabe la posibilidad de ser varios, incluso algunos han llegado a afirmar que cinco, si bien hay una obra anotada por autores conocidos, y que algunas de estas tradiciones orales las llegó a conocer y anotar al-Qutiyya décadas antes. Como sea, fue recogido por escrito y publicado en torno a mediados del siglo XI. Recordemos que el Califato de Córdoba fue finiquitado por golpe de Estado y posterior guerra civil por el hijo de Almanzor en 1032, con tropas en parte sacadas del qun bereber de Alcalá de Henares. Así pues estamos ante una obra o bien de la época final del Califato de Córdoba o bien del comienzo de los reinos de Taifas. Su aparición se puede deber precisamente por un intento político e intelectual de reforzar la idea de la necesidad de unidad entre musulmanes para garantizar su primacía en la península Ibérica. De hecho destaca la parte que trata profundamente de las peleas entre el rey Rodrigo, los hijos de Witiza, la traición del noble don Julián, el obispo Oppas, los amores con Cava que desencadenan el conflicto, Agila en el norte de la península, la intervención de Muza mandando a Tariq y la desconfianza entre ellos mismos, y en fin, dejando reflejado el final del Reino Visigodo como algo ocasionado por el caos político y social y la desafección. La obra pone fin a su relato no con la aparición del Emirato de al-Ándalus primero dependiente del Imperio Islámico (de Damasco), y luego como Emirato Independiente con los Omeya, sino con la independencia total respecto al Imperio Islámico transformándose en Califato de Córdoba, lo que dota a al-Ándalus de una unidad y fortaleza inusitada, que da por resultado una prosperidad de todo tipo, unido a califas acertados en su gestión de gobierno, como los Abderramán. 

La obra pasó a ser también obra de referencia de la época por parte de cristianos y musulmanes, en este caso incluso en épocas recientes. Fue redescubierta y traducida al español por Emilio Lafuente y Alcántara, historiador y archivero, en 1867, en la colección Obras Arábigas de Historia y Geografía, de la Real Academia de la Historia, en una época en la que estaba de moda lo orientalista en Europa, moda de la que a España le beneficiaba su pasado histórico musulmán. El historiador Sánchez-Albornoz volvió sobre la obra en el siglo XX para zanjar la polémica sobre las diferencias entra las versiones de los diferentes cronistas musulmanes de al-Ándalus, pues estas obras tienen a veces puntos de vista diferentes entre sí, y en ocasiones datos no coincidentes, pese a que los unos se citan a los otros.

Como sea, la aparición de Alcalá de Henares vuelve otra vez aquí en torno a la leyenda de la Mesa de Salomón. No obstante, aquel tesoro también era un símbolo de poder venido directamente de Dios. El Islam, el cristianismo y el judaísmo son las Religiones del Libro, por considerar que todas vienen de una misma base que tiene por origen lo que en el cristianismo es el Antiguo Testamento, en el judaísmo la Torah (que sería con cambios el Pentateuco cristiano: los cinco primeros libros del Antiguo Testamento), y en el islamismo estos mismos más el Nuevo Testamento (o sea: la Biblia cristiana, aunque con cambios de interpretación para ellos) y el Corán. Por otra parte, la historia de la Mesa de Salomón en las crónicas andalusíes sobre Alcalá de Henares, aunque tuviera o pudiera tener un origen oral visigodo, no deja de ser otro de los mitos fundacionales de la ciudad, en este caso para dotarla así de un carácter religioso aceptable para los musulmanes, aunque a la vez podría agradar a judíos y cristianos. Compluto estaba en decadencia total y con una población muy mínima. Sabemos por los autores mozárabes y restos arqueológicos que hubo población mozárabe, ya mínima, e incluso culto, pero también sabemos que hubo población islámica, así pues, si los romanos ligaron a la ciudad de un pasado de sus guerras civiles e incluso legendariamente a guerreros de Troya, y posteriormente a los mártires cristianos, así como los visigodos comenzaron a hablar de santos, todo como refundación de la ciudad, ahora los musulmanes hacían lo propio con la Mesa de Salomón y el providencial paso de Tariq que la encontraría abandonada en medio de los Montes del Zulema. Así pues, la población ubicada en un paso estratégico entre Toledo y Zaragoza pasaba a tener una importancia tanto por aquella mesa sagrada perdida, como por la propia presencia de Tariq aquí, que se detiene a hacer algo importante precisamente en el camino que hace de la ciudad un paso importante como para fundar un castillo y un qun. Pero en estas obras hoy comentadas, todavía tampoco se mencionaba la existencia de ese castillo.
 
En todo caso, fuera de los análisis de libros, siempre me gustó personalmente la interpretación de uno de mis profesores universitarios de Historia, que interpretaba aquella Mesa de Salomón realmente como una metáfora del Cerro del Viso, por su forma. 
 
Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".
 

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