Título: El Oratorio de San Felipe Neri de Alcalá de Henares y su entorno urbano, siglos XVIII-XIX.
Autor: Ángel Alba Alarcos.
Editor: Ángel Alba C.O. (autoedición).
Impresor: Gráficas Ballesteros
Género: Historia; Religioso; Arquitectura; Arte.
Año de publicación: 2006 (1ª edición).
ISBN: 978-84-609-6278-4
Uno de los edificios religiosos emblemáticos de Alcalá de Henares es el Oratorio de San Felipe Neri. Este ha recibido una gran cantidad de libros escritos por uno de sus sacerdotes más veteranos, Ángel Alba Alarcos, que supo escribir sobre él y su orden religiosa desde muy diversos aspectos en relación a Alcalá de Henares y evidentemente también a su obra religiosa. Uno de esos libros nos sirve hoy para presentar a este autor, El Oratorio de San Felipe Neri de Alcalá de Henares y su entorno urbano, siglos XVIII-XIX, publicado en 2006. Lo cierto es que Ángel Alba solía autopublicar todas sus obras, si bien la congregación religiosa podía ayudar a difundirlas o aportar algo. Como sea, el legado de Ángel Alba es todo un aporte documental y patrimonial también al conocimiento de Alcalá de Henares también desde el Oratorio de San Felipe Neri, el cual lleva varios siglos teniendo un papel entre los alcalaínos. No obstante, entre los católicos practicantes esta es una de las iglesias a la que más fielmente acuden sus parroquianos, aparte de ser atractivo turístico por sus particulares características, por ejemplo que no tiene una planta en cruz y que contiene en sí un interesante juego de luz natural en su interior. Restaurado en los años inmediatamente anteriores al año de la pandemia, suele acoger oficios religiosos tanto de la orden filipense como de los salesianos del Centro Juvenil Cisneros, de la calle Cardenal Cisneros. En todo caso, este oratorio está situado en la Plaza del Padre Lecanda, sacerdote que lo fue de este mismo oratorio en la primera mitad del siglo XX y el cual fue amigo de Miguel de Unamuno, al que hospedó en su casa, en el mismo oratorio, cuando visitaba la provincia de Madrid. Más aún, el padre Lecanda inspiró a Unamuno para su novela San Manuel Bueno mártir, de 1931.
Como sea, Ángel Alba Alarcos es tan parte de la Historia de ese oratorio como de la de Alcalá de Henares y de los libros producidos en torno al oratorio. Nació de una familia emigrante en Alcalá de Henares en 1931, el mismo año de la novela citada de Unamuno. Pasó la guerra civil como niño, siendo que tras ella comienza siendo muy joven a formarse en un seminario para ejercer el sacerdocio eclesiástico. Entró en el Oratorio de San Felipe Neri a los 20 años de edad, en 1951. Pero completó sus estudios en Roma, teniendo así contacto con El Vaticano y el mundo del Papado. Terminó de ordenarse en 1954, como filipense, dio su primera misa en el Oratorio de San Felipe Neri de Sevilla, pero vino a ejercer su sacerdocio a su ciudad natal a Alcalá de Henares, donde se mantuvo hasta el resto de su vida en el oratorio de aquí. Fue, pues, uno de los sacerdocios más largos de la ciudad. Murió el año de la pandemia, en 2020, precisamente en marzo, el mes que comenzaron numerosas muertes por la Covid-19 y el gobierno decretó el tener que estar encerrados en casa para evitar la propagación de la enfermedad. Tenía él 88 años, cerca ese año de cumplir los 89.
Era Procurador Nacional de los Oratorios de España y director de la Delegación Diocesiana para el Apostolado de la Oración. A la vez se ocupó muy activamente de los asuntos de la congregación del Oratorio de San Felipe Neri en Alcalá de Henares, siendo además nacido aquí y, como sacerdote, entendía perfectamente lo que suponía su misión sacerdotal en torno a la sociedad alcalaína en unos años de las década de 1950 a la de 1970 en la que la ciudad crecía con emigrantes españoles, como lo fueron sus padres, y aumentaba la industrialización, siendo que posteriormente vería el crecimiento cultural por la recuperación de la Universidad de Alcalá de Henares y una nueva percepción de la cultura en la ciudad a partir de 1980, el nombramiento de Patrimonio de la Humanidad a finales de la década de 1990 y una ciudad con un fuerte componente de emigración europea y sudamericana entre la década de 1990 hasta el final de su vida en 2020. Era testigo de los cambios sociales de la ciudad, así como protagonista activo del papel de la Iglesia en esos cambios, dentro de las posibilidades de esta en cada época.
Dedicó su vida a la catalogación y custodia de la rica e importante biblioteca del Oratorio de San Felipe Neri, lo que quizá permitió que pudiera escribir todos aquellos libros para la difusión de su Historia, papel y Arte. Así mismo, también estuvo preocupado por la educación de los niños, siendo uno de los miembros activos del colegio de San Felipe Neri adjunto al oratorio y que forma parte del mismo. No obstante, el papel de los filipenses en la educación infantil y juvenil en Alcalá de Henares es muy relevante durante mucho tiempo, siendo que hoy día sigue muy activo.
En el libro El Oratorio de San Felipe Neri de Alcalá de Henares y su entorno urbano, siglos XVIII-XIX repasa la creación tanto religiosa como arquitectónica de los filipenses, lo primero, y el edificio, lo segundo en Alcalá. Había sido creado en 1694 por el obispo de Ceuta Martín de Bonilla y Echevarría, que se encuentra enterrado en el mismo oratorio, como fundador que fue. Pudo haberse creado dentro de los colegios religiosos de la Universidad de Alcalá, en lugar de eso se creó como edificio religioso y educativo no universitario, dedicado a las educaciones primarias de la infancia y secundarias de la juventud. Aunque para 1698 ya se había construido el espacio de oratorio y sacristía, y en 1704 la parte de convento, la iglesia no se acabó hasta 1714. Con la Guerra de Independencia, en 1811, las tropas francesas lo incendiaron y lo transformaron en granero. Pero terminada la guerra, y recuperada su actividad habitual, en 1835 se libró de la desamortización porque era un edificio que todo en sí se usaba, fue el único convento masculino que siguió en activo en ese momento. Aún no tenía el colegio filipense actual. De estas épocas y hasta final del siglo XIX, trata Ángel Alba.
De los sucesos posteriores no trata él en esta obra. Ya he mencionado el paso del padre Lecanda y la relación con Unamuno. Al estallar la guerra civil en 1936 el oratorio fue cerrado. Los sacerdotes se escondieron en los primeros días de la guerra y abandonaron algunos la ciudad hacia Madrid, si bien alguno permaneció y pudo comprobar que no les hacían nada por el mero hecho de ser sacerdotes, otra cosa era la colaboración encubierta con el franquismo. En todo caso, el maestro laico Ángel García que ejercía en una escuela pública y lideraba el sindicato de maestros FETE, de la UGT, fue acusado de dirigir una "cheka" (un centro ilegal de detención y tortura propio del Partido Comunista) en el sótano del oratorio, así como de ejecutar o ayudar a ejecutar a sacerdotes del oratorio así como otras personas. Tras la guerra civil Ángel García fue acusado de varias cosas por el franquismo, siendo que muchos años después, décadas, hubo incluso sacerdotes que terminaron declarando que Ángel García no sólo no hizo tales cosas, sino que además ayudó a los sacerdotes presuntamente ejecutados a irse a Madrid. Ya no servía de mucho, había sido fusilado entre 1939 y 1940. En cuanto a la "cheka", no queda acreditado su existencia real a pesar de que es una historia muy difundida y aceptada popularmente en Alcalá de Henares. No hay absolutamente ningún documento, testimonio, ni resto material que con la profesionalidad del historiador se pueda afirmar que aquella fue físicamente real, a pesar de los rumores que hubo durante y tras la guerra civil. No ayuda tampoco que los filipenses no han dejado ni visitar el lugar, ni mirar sus documentos. En la hipótesis más propicia a que algo pudiera haber dado pie a los rumores de la "cheka", al margen de testimonios dudosos del proceso de la causa general abierta en 1939, pudiera ser que por un tiempo hubiera un centro de detención donde algún sospechoso de quinta columnista pudiera haber sido llevado a la espera de ser trasladado a un centro penitenciario dispuestos a ese efecto. Lo que sí está acreditado es que el oratorio fue usado para guardar material bélico, lo que es altamente extraño que dónde se guardan armas se lleven presos, legales o ilegales.
En 1942 regresaron los filipenses al oratorio. Ya hemos visto que Ángel Alba comienza su ingreso en 1951 allí, que se nombra sacerdote en 1954 y que dedica toda su vida a ese oratorio y a Alcalá de Henares. Fue él quien en 1969 fundó el colegio de enseñanza primaria de San Felipe Neri, anexo y el cual sigue activo. Actualmente cada mes se reúnen juventudes católicas para rezar y recibir misa en su iglesia.
Queda con esta nota presentado Ángel Alba como autor alcalaíno, muy prolífico en torno a este oratorio, ya se comentarán otros libros.
Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".
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