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lunes, 29 de enero de 2024

Así dimos el cante. La memoria sonora de Alcalá (1965-1978)

Título: Así dimos el cante. La memoria sonora de Alcalá (1965-1978).
Autores: Pedro Atienza y Olga García .
Editorial: Foro del Henares.
Impresor: Gráficas Ballesteros.
Año de publicación: 2002 (1ª edición; prólogo de Manuel Rioyo, presidente del Foro del Henares).
Género: Historia; Biografía; Música.
ISBN: 978-84-607-5451-0


Ya habíamos hablado del poeta, periodistas cultural y flamencólogo alcalaíno Pedro Atienza, hablamos de su vida cuando comentamos y presentamos con Sonetos de las voces propias. Ahora volvemos a él presentando también a Olga García. Olga García es una periodista alcalaína licenciada por la Universidad Complutense en 1999, aunque realizó un Máster de comunicación corporativa e institucional en 2009 en la Universidad de Alcalá de Henares. De 2001 a 2004 fue directora, editora y redactora de informativos de radio COPE del Valle del Henares, pasando de 2004 a 2006 simplemente a redactora. Desde 2006 hasta la actualidad forma parte del Departamento de Comunicación Institucional de la Universidad de Alcalá, trabajando con la mejora de la imagen institucional de dicha Universidad. Su nombre se une a Pedro Atienza, a quien debió conocer en la radio, cuando ambos colaboraron para crear y publicar el libro Así dimos el cante. La memoria sonora de Alcalá (1965-1978), en 2002.  Este libro se agotó muy rápido en las librerías alcalaínas y aparentemente no se reeditó, aunque unos años más tarde aparecieron algunos ejemplares en una librería ya desaparecida. Además, en 2002, se publicaron semanalmente una serie de artículos en la prensa diaria de Diario de Alcalá. El libro recuperaba la memoria de todos y cada uno de los grupos musicales que hubo en Alcalá de Henares entre 1965 y 1978, un aspecto que había caído en el olvido, pero que tuvo su importancia. 

Por la cercanía a la base aérea militar de Torrejón de Ardoz los alcalaínos vieron en sus calles a norteamericanos, algunas personas de raza negra y también avances y conductas que no había en España, al menos de manera generalizada, como las guitarras eléctricas y el rock, que se las podían permitir muy pocos. En 1965 los Beatles visitaron España y el rock, que ya había llegado a España años antes, se multiplicó en su nueva forma más rock y menos rock and roll. De Alcalá de Henares salieron músicos que luego tocaron en la banda de Miguel Ríos o que tocaron con grupos muy afamados del rock español del momento, como Pekenikes, y otros que si bien fueron locales dejaron muy buen gusto y recuerdo. Además sirve para entender los gustos cuando menos de los alcalaínos, porque mientras en España se afinó el gusto por los cantautores según llegó el tardofranquismo (1970-1975), en los repertorios habituales de los grupos de Alcalá encontramos muy recurrentemente Credence Clearwater Revival o Stills, Nash & Young o Jimi Hendrix, evidencia clara de la influencia estadounidense en el panorama nada usual en el momento español de Alcalá. La evolución musical de Alcalá ha continuado hasta la actualidad y es más que evidente la buena salud de nuestros músicos, que siempre han ido a más. 

Tiene una tarea muy compleja de localizar, entrevistar y lograr material de todos los músicos que han  sido en Alcalá, por más que seguramente Atienza puede que tuviera relaciones de amistad o conocido con todos o casi todos desde su juventud. Es memoria, pero es también Historia. La Historia social y los cambios a través de la música rock que, a pesar de ser desde una localidad como Alcalá, tiene su necesario reflejo en la trayectoria en España de todo esto, si bien Madrid y Barcelona son lugares más cosmopolitas por su importancia y tamaño. Otros lugares que pudieron ser focos similares a Alcalá serían Cádiz, Rota y Zaragoza, igualmente por su cercanía a bases militares estadounidenses, y Gibraltar en cuanto a Reino Unido, aún pese a los cierres intermitentes de la verja de la frontera. Acasos aparte ligados al turismo eran las islas Baleares y Canarias o determinadas poblaciones de la costa mediterránea, cuyas influencias llegarían en todo caso en los veranos y no de manera permanente todo el año.

La obra merecería una continuación, a pesar de lo complejo que esto sería y que requeriría de autores más jóvenes que hayan vivido el intervalo de 1978 al actual 2024, todo lo más, también, porque Pedro Atienza falleció. 

Un libro necesario en la historiografía del siglo XX alcalaíno que, habitualmente, es obviado o ignorado, lamentablemente, aunque da claves de la Historia social y aporta pistas de la evolución alcalaína en este sentido. 


Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

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