sábado, 2 de agosto de 2025

Carne de luna

Título: Carne de luna.
Autor: Alejandro Palacios.
Editorial: Editores del Desastre (e-book) / Ediciones Oblicuas (papel).
Año de publicación:
2021 (1ª edición).
Colección: Alejandría.
Nº de volumen en la colección: 223.
Género: Poesía.
ISBN papel: 978-84-18397-39-4
ISBN e-book: 978-84-18397-38-7 

 

No hace mucho en estas notas hablamos del primer poemario de Alejandro Palacios, que fue en 2002 Desposesión. Decíamos de él entonces que después de aquello había escrito poco, más ligado al Arte o el ciclismo a modo de artículos, siendo su principal actividad otra. Hoy podríamos añadir de este alcalaíno que nació en Madrid en 1977 y que esas otras actividades son temas como economista, estudioso de la música y el ejercer de programador informático, así como colabora, como se dijo entonces con Rocío Arrebola, fotógrafa, dando algunos textos literarios a sus fotos. Su segundo poemario, sólo tiene dos hasta la fecha, llegó diecinueve años después de aquel primero. Se llamó Carne de luna, publicado en 2021 a través de la colección Alejandría que publica la editorial Ediciones Oblicuas en papel, la cual en libro electrónico (e-book) se hace llamar Editores del Desastre. Fue una primera edición doble en papel y en electrónico. Diseñó la cubierta María Sanz León en un tono de noche oscura y negra sobre lo que parecen dólmenes sobre los que baila entre nubes una misteriosa y desdibujada figura con una luna negra de fondo, una presentación visual misteriosa y mística. El libro fue dedicado al poeta complutense Pedro Atienza, bien conocido de estas notas y el cual había fallecido relativamente hacía poco. No obstante, aparte de la dedicatoria, el primer poema se titulaba "Epitafio", en él evoca el recuerdo de la última vez que vio a alguien, se puede pensar a Atienza.

La obra tuvo repercusión mediática en la prensa local de Alcalá de Henares, anunciando su presentación y hablando de él. Pero también lo reseñó el diario catalán a nivel nacional La Vanguardia

Se estructuró en varios capítulos organizados y nombrados como una sinfonía musical, siendo que incluso el poemario en sí se organizó siguiendo los poemas los ritmos y pasiones de las diferentes partes y movimientos de esta particular sinfonía poética, a falta de música. Combina así su gusto por la música con su gusto por la poesía, aún habiendo pasado tantos años desde su primer poemario. Tal vez le impulsó precisamente el recuerdo de Atienza, al que cita como maestro.

Palacios dice haber escrito el libro en un momento de debacle personal y cita a Lope de Vega: "quien lo probó lo sabe". Dirá en uno de sus poemas:

(...)
Ser todavía
capaz de despertar
en alguien algo. Yo,
que me creía muerto:
ajado y muerto
como una cáscara de insecto
expuesta al sol.
(...)

Vemos cómo evidentemente el autor a escrito desde lo más profundo de sí en un debate y desdoble tras pasar una batalla interna, una batalla del ser. Así que el muerto también puede ser él, el él de su desdoble. Ha de ser, pues, una sinfonía épica, arrebatada. 

Murmuro por disimular,
miro con una desesperación
exacta en cada ojo,
catedráticos sentados en una erre
rielan por el techo
un salto.

Dentro de toda esta pasión también existe lo comedido y la mesura, que se introduce con versos más medidos ya en sonetos o ya en rapsodias. Pareciera, por otra parte que el amor ha sido eje vertebrador de lo que en su interior ha ocurrido.

(...)
Eres una resaca inacabable,
un pesar que en el tiempo no se acota,
el peso y el sabor de la derrota
y mi único desastre organizable.
(...)

De los dos poemarios que tiene publicados, este contiene una calidad mayor, para quien esto escribe, notándose en él una madurez de los versos y del sentir poético. Tiene toda la pasión y desprende la necesidad de expresarse de un poeta. Contiene algún fondo lorquiano, he ahí la luna negra o el mismo recuerdo a Atienza, aunque expresa una voz propia, juna voz interiorizada y potente muy interesante, sobre todo dentro de esta zozobra y batalla interna que aparenta haber sido pura guerra interior.

 

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".