Título: Alcalá Azaña / Azaña Alcalá.
Autor: M. Vicente Sánchez Moltó.
Editor: Concejalía de Cultura, Ayuntamiento de Alcalá de Henares.
Año de publicación: 2021 (1ª edición; introducción de Javier Rodríguez, alcalde de Alcalá de Henares por el PSOE).
Género: Historia; Biografía; Azañismo.
Depósito Legal: M-9041-2020
El libro fue registrado en 2020, según indica el Depósito Legal, porque estaba pensado para que saliera publicado ese año 2020, que se celebró a la vez tanto el ciento cuarenta aniversario del nacimiento de Azaña en Alcalá, como el ochenta de su muerte en el exilio en Francia, en un edificio protegido por la diplomacia mexicana. Aunque la ciudad celebró como pudo tales eventos, incluyendo una exposición y otras publicaciones, la pandemia de Covid-19 y la decisión de los libreros de la ciudad impidieron que e celebrara ninguna de las ferias del libro que habitualmente hay, y era en ellas donde se iba a regalar la obra a cada persona que comprara un libro como mínimo en alguna de esas ferias. La primera feria del libro celebrada desde que comenzó la pandemia ha sido este año 2021, la feria del libro antiguo y de ocasión de comienzos de octubre, cerca del 3 de noviembre, día en el el que murió en 1940. Efectivamente ahí se regaló y es el propio alcalde quien nos recuerda y deja por escrito todos estos datos. Nos aporta también para la historia local que en ese 2020 él mismo viajó como alcalde de Alcalá junto al presidente del gobierno, Pedro Sánchez, a Francia para rendir tributo a Azaña en su aniversario funerario. Es generoso Javier Rodríguez en dejarnos notas de relativo valor para la Historia cultural de la ciudad, pues nos cuenta que la iniciativa de un libro por un libro en las ferias del libro alcalaínas nació cinco ediciones atrás, o sea, desde que él ejerce de alcalde, desde 2015, cuando comenzó a gobernar por el PSOE en coalición con Somos Alcalá en aquel primer mandato, y en soledad en este segundo mandato. No obstante, en otra edición ya se había hecho lo propio con Miguel de Cervantes y no recuerdo si con Cisneros, pero desde luego parece tratarse de una iniciativa de regalar pequeñas biografías de literatos (Azaña también era literato) que tienen que ver con Alcalá, reforzando así la idea de ser esta una Ciudad de las Letras.
El libro es una biografía muy breve que se centra y destaca la relación que tuvo Manuel Azaña con su ciudad natal y con la familia que aquí tenía. Por tanto es una biografía orientada no tanto a analizar su trayectoria política o literaria, sino su trayectoria vital como alcalaíno sin poder eludir, evidentemente, su importancia política y literaria. Más aún, incluye una selección de pequeños textos de obras suyas donde se menciona o se habla de Alcalá e incluso de viajes nocturnos de Azaña como Presidente de la República durante la guerra civil, pues parece que le ayudaba a despejar un poco la cabeza de todos los problemas que debía afrontar. También incluye un repaso apresurado a su vida a través de una cronología final.
Sánchez Moltó incluye algunos datos aparentemente inéditos o bien puntos de vista suyos que pueden parecer novedosos. También incluye fotografías interesantes, como el salón de la casa natal. Sin embargo contiene algunos errores, o tal vez lugares de la Historia de los Azaña donde Moltó quizá no ha llegado. Así por ejemplo menciona a Diego Azaña como primer Azaña en Alcalá en 1750 a modo labrador. Tal vez Moltó habla desde su conocimiento del archivo municipal, yo trabajé en el Archivo General de la Administración, donde se encuentra el archivo de lo que fue el corregimiento de Alcalá. Esa documentación fue trabajada por mí en la parte del siglo XVIII al completo en uno de mis primeros trabajos de archivero, junto a otras compañeras, y aparecían Azañas antes de 1750. Así mismo, no era un mero labrador, no eran meros labradores. En esa documentación, como hoy día, vivir del campo hace que entres a ser denominado como agricultor o labrador, ya seas un aparcero, un jornalero o un terrateniente. Pensemos que también la familia de los Duques de Alba son agricultores, o los Medina Sidonia. Los Azaña venían de Toledo, como indica Moltó, y se asentaron como agricultores en Alcalá, pero no hay que pensar que eran unas pobres gentes, compraron terrenos, pusieron negocios, eran una familia adinerada en la ciudad y muy bien posicionada. Del mismo modo, anota Moltó que el primer Azaña que ejerce como notario de número del ayuntamiento en Alcalá es Manuel Azaña (otro Manuel) en 1801. Lo cierto es que no es así. Es un dato erróneo. Doy fe, porque esa documentación la trabajé yo en el Archivo General de la Administración, que ese mismo Manuel ya ejercía años antes, dentro del siglo XVIII. Y no solo fueron notarios, también aparecen Azañas como escribanos. Como sea, como idea general, ciertamente los Azaña fue una familia bien posicionada en la que hubo una rama más dedicada a las tierras y a negocios locales con los que hicieron fortuna, como una fábrica de jabón a mediados del siglo XIX, y otros Azaña que se dedicaron a las leyes y a la política local. Tuvieron un peso importante.
El propio Manuel Azaña era hijo de Esteban Azaña, que fue alcalde de la ciudad en torno a la década de 1870, que nos legó la estatua de Cervantes en la Plaza Cervantes, y una crónica de la Historia de la ciudad que fue una de las más completas hasta su fecha y que hoy día sigue siendo referencia, a pesar de quedar desfasada y tener algunos aspectos propios de crónica y no de libro de Historia con método científico, pero es una obra muy acertada, pura obra de referencia en la Historia local.
Por otro lado, pareciera que Moltó introduce también algunos puntos de vista particulares que no fueran todo lo asépticos que pudieran ser, como por ejemplo la mención en la cronología de los conflictos armados en Barcelona de mayo de 1937 como una "sublevación" de la CNT y el POUM contra el gobierno de la Generalitat, apoyada esta por el PSUC, cuando en realidad los comunistas, encuadrados en el PSUC, forzaron a la Generalitat a desalojar a la CNT del edificio de la Telefónica, el cual estaban gestionando, cosa que estos se negaron alegando que los comunistas querían controlar las comunicaciones del resto de la izquierda para poder realizar una política totalitaria y purgas. No andaban desacertados, porque los comunistas aprovecharon para purgar al POUM, trotskistas, por indicación de la propia URSS y sus servicios secretos en España. Aquello acabó en un enfrentamiento armado donde el gobierno de la Generalitat y el propio de la nación terminaron interviniendo también y ocasionando una crisis de gobierno donde no faltó la ejecución extrajudicial por parte de los comunistas del que fuera el líder del POUM, Andreu Nin, en Alcalá de Henares. No será la única parte del libro donde Moltó deslice la idea del anarquismo como conflicto y problema, si bien en esa otra parte está justificado, pues expresa algo que era real, el recelo de Azaña hacia los ministros anarquistas que hubo de 1936 a 1937.
Sea como sea, el libro aporta datos muy interesantes y aparentemente novedosos de la relación de Azaña con Alcalá de Henares, más allá de la política y de la literatura. Apreciamos además algunas valoraciones que Azaña tenía de la forma de comportarse y de pensar de los alcalaínos que hoy por hoy, en pleno 2021 están más que vigentes. Una crítica social muy acertada, supo comprender a la perfección algunos de los defectos y algunas de las virtudes alcalaínas. Quede como ejemplo el afán alcalaíno ya en la década de 1920 por medir la Historia de grandes personalidades no tanto por las cosas que hizo sino por haber sido de Alcalá de Henares o haber pasado por acá, lo que no deja de ser paradójico y con cierto sentido del humor sarcástico en un libro como este.
Azaña había nacido y estudiado en Alcalá, aunque pronto se fue a estudiar a El Escorial. Se quedó huérfano de padres joven. Hizo estudios en leyes, comenzó a escribir en prensa, fue incluso enviado al frente de Verdún para hablar de él. Escribió libros y obras de teatro, por lo que ganó el Premio Nacional de Literatura, e intentó la política local en Alcalá, sin éxito. Puso dinero para la fábrica de tejas de su hermano, no muy afortunada. También tuvo periódicos locales, pero su trayectoria estaba en Madrid, donde su peso político fue creciendo hasta ser una de las figuras más destacadas de la República de 1931. Ejerció de Ministro con varias reformas importantes, pero también de Jefe de Gobierno hasta 1933. Fue encarcelado en 1934 por la huelga de octubre, de la que en realidad él era totalmente ajeno. Liberado en 1935 por amnistía general, se presentó a las elecciones de febrero de 1936 con una coalición de izquierdas llamada Frente Popular. Fue nombrado Presidente de la República, esto es: Jefe de Estado, y en ese cargo le sorprendió la guerra civil. Hacia el final de aquella guerra se exilió a Francia, donde moriría junto a su familia asediado por las tropas nazis y protegido por los mexicanos del presidente Lázaro Cárdenas. En esos años de la guerra civil también hablaría de Alcalá de Henares dando detalladas descripciones emocionales que le produjo ver la destrucción de varios edificios emblemáticos, como las ruinas de Santa María la Mayor.
Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".
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