Editorial: Ediciones La Palma.
Género: Poesía.
ISBN: 978-84-18813-35-1
Como se puede ver es una persona muy activa con contactos de una gran mayoría de escritoras y escritores de Alcalá de Henares, varios de ellos homenajeados en los agradecimientos de su primer y único libro publicado hasta la fecha, La palabra invisible, publicado en 2022, presentado en Alcalá de Henares el 10 de marzo de 2023 en la sala de actos de la Sala de Exposiciones del Antiguo Hospital de Santa María la Rica. Entre esos homenajeados aparecen Matías Escalera, Francisco Peña, Fernando Pastor, Miguel Barrera, Soledad Benages, Elisabeta Botan, Abdul Hadi Sadoun, Elena Román, Ana Patricia Santaella, entre otras personas. Lo cierto es que es un libro muy agradecido con personas que le han acompañado estos años, no obstante la autora permitió que el prólogo lo escribiera María Ángeles Pérez López, e hizo incluir hasta dos epílogos, uno de Ángela Serna y otro de Stefanía Di Leo, ambos muy doctos en un análisis literario muy culto y acertado. Pero el homenaje más destacado es ceder el primer y el último poema del libro no a poemas suyos, sino a poemas de José Pejó, a quien le unía una relación muy especial de amistad, fallecido en 2018, lo que causó una ausencia en ella muy notable en varios poemas de la presente obra.
Paradójicamente, pese a todo lo dicho, el libro fue editado y publicado por Ediciones La Palma, que no es de Alcalá de Henares, sino de la isla canaria de La Palma, por iniciativa e impulso de Elsa López, la editora, que animó a Cristina a editar alguno de sus poemarios. Fue publicado dentro de la colección La Palma, como volumen 27. Está en rústica con cubiertas solapadas, en color violeta propio del movimiento feminista y una especie de rosa blanca o iceberg en el agua con reflejos. Y es que el poemario tiene mucho del mundo femenino y de reivindicación de la mujer, pues en numerosos poemas la autora se identifica con todas las mujeres, a las que eleva a un plano místico, nombrando diosas o deificando en femenino numerosos elementos de la naturaleza y de la existencia.
El libro tiene de hecho bastante de ese tono místico y deificador que recurre a la naturaleza y le da dotes de fuerza sobrenatural mediante la cual existimos, pero también hay numerosas referencias al Dios cristiano. La autora construye a su modo una mitología propia de la que toma tanto elementos de mitologías antiguas no precisamente grecorramanas, más arraigadas incluso al pasado íbero o al del Mediterráneo oriental y del Extremo Oriente, como toma elementos del cristianismo y lo envuelve todo dentro del animismo, esto es de pasar esos elementos a elementos de la naturaleza y dotarles de vida propia influyendo en lo más profundo de nuestro ser, y, además, haciendo de esas fuerzas sobrenaturales algo femenino.
Todas las criaturas sobre el mundole pusieron el nombre "Isha"
y Dios se quedó dormido ante la
diosa de la hurtada costilla
diosa del grano fértil
la Eva membranosa de cristal de violeta
y linaje carmín de alizarina.
(...)
La mujer toma una deificación sinónimo de vida, incluso de eternidad cuando en uno de los poemas esta va más allá de las estrellas del cielo oscuro. La dualidad entre vida y muerte se repite por todo el libro. Lo que hace que abunden numerosas metonimias en una lucha constante entre cuestiones aparentemente contrapuestos, aunque necesariamente unidos. La muerte, cuando es mencionada de manera que demuestra ausencia, contiene referencias al Dios cristiano en un sentido sobre si el ido hablará con él o sobre si se sabe lo hecho respecto a la muerte, pero la muerte no es un final y aunque queda la profunda melancolía en la poeta, esta ve que el ido vuelve una y otra vez como las olas de mar a sus pies en la playa ("si se ha desdibujado tu huella / entre el agua y la arena", llega a decir), mientras a la vez siente que su propia edad la acerca más a esa ida, llegará afirmar que la sombra se acerca a su espalda.
Desierto y mar será otra metonimia que se repetirá protagonizando cada termino varios poemas. Hay en el poemario cierta melancolía porque el poemario en sí es también un reflejo de ausencias que han pesado en el alma de la poeta. Es en buena parte un poemario lleno de elegías a varias personas importantes para ella que ya se fueron, como el citado poeta José Pejó o su propio hijo. Tiene además en su biografía posterior a 2018 y agravada con la soledad que todos vivimos durante la pandemia de 2020 una serie de sucesos también en su salud que abundan en ahondar con elegancia y preciosas metáforas en todo un sentir optimista, pero a la vez profundamente melancólico. Ahora bien, usa una cultura tan llena de referentes que la lectura no es fácil. Nos invita a conocer. A esto se suma el recurso frecuente al hipérbaton (alteración de la sintaxis), la ausencia de signos de puntuación y un barroquismo muy presente que a veces combate con poemas escritos de una manera más sencilla.
Cientos de años recorro en soledadla misma calle
Junto a la tapia blanca
el ciprés mece a un mirlo
La nieve está lloviendo silenciosa
Esta noche la torre digna perpetuamente
pasea ojos huecos
y las campanas cantan distraídas
Las hojas del magnolio le dan la espalda al viento
La nieve está lloviendo silenciosa
como de luto
La riqueza en metáforas y simbolismos es algo muy notable en todo el poemario. Se hace notar que Cristina tiene en su haber un largo conocimiento de numerosos poetas de todos los ámbitos culturales. se trasluce mucho de los simbolistas, pero también de los místicos. Sobre una reflexión de quién es ella y de dónde viene inicia un poema diciendo:
Mover la masa de pande un lado a otro
contra las palmas de las manos
hasta que me bendice
Inspirar las corrientes del océano que
empujan las lluvias
antes que lleguen a tierra
(...)
Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".
Gracias infinitas, Canichu, compañero en las letras y en otras causas, gracias. Inmensa reseña, llena de detalles en los que me reconozco absolutamente. Mas gracias que siguen siendo poco
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