Autora: Olalla García.
Editorial: Espasa Libros.
Año de publicación: 2009 (1ª edición)
Colección: Espasa Narrativa.
Género: Novela histórica.
ISBN: 978-84-670-3157-7
La ambientación que recrea Olalla muestra la Alejandría clásica centro del esplendor cultural de la época, llena de los eruditos más importantes del momento, pero también llena de tensiones políticas y sociales. Convivían allí judíos, cristianos y paganos de la religión clásica grecorromana. Había una gran mezcla cultural y racial de gente de todas las partes del Imperio y de fuera, aunque en realidad es un momento de diversas intransigencias y de choque de mundos que llevan a numerosos desencuentros en el forcejeo por el poder y el control de Alejandría y de sus ideas entre cristianos, judíos y paganos. Las propias autoridades religiosas cristianas promovían no pocos disturbios y problemas con las autoridades oficiales en órdenes y contraórdenes. El conocimiento de la biblioteca de Alejandría, las ciencias que se desarrollaban en las academias diversas y en concreto la de Hipatia contradecían muchas de las teorías y creencias teológicas, lo que suponía una afrenta directa y política a los líderes religiosos del momento. El control de este epicentro de conocimiento imperial era vital para controlar en cierto modo la deriva intelectual y de creencias en todo el imperio, lo que en cierto modo era el mundo conocido. Este Imperio Romano de comienzos del siglo V es un Imperio dividido en dos partes, una occidental y otra oriental, estando Alejandría en la parte oriental. Teodosio había sido el emperador romano más fuerte cercano en el tiempo a aquellos años, había muerto en 395. Sus sucesores no fueron políticos fuertes con seguidores que lograran prevalecer la autoridad. Los bárbaros presionaban al imperio desde fuera y desde dentro, así como los persas sasánidas. Había una gran crisis de valores en lo que era la transformación lenta pero sin pausa del mundo antiguo en el que será conocido como Edad Media a partir del fin del Imperio Romano de Occidente. En ese ambiente los cristianos se plantearon dominar culturalmente y acabar con los dioses clásicos paganos del Olimpo. En medio de todo esto, en Alejandría, una serie de personas filosofan y crean teorías científicas que desafían muchas de las teorías religiosas de unos y otros. Hipatia, la más popular filósofa de ese momento, es seguidora de los dioses antiguos, pero también se entrega a la ciencia sin más. A su academia acuden muchas personalidades. En este contexto, narrado y explicado con un importante despliegue de conocimientos, coloca e introduce Olalla al auténtico protagonista de la novela, Atanasio, un joven aristócrata de Cirene que viaja a Alejandría porque su padre desea que se forme intelectualmente con Hipatia. Otro recordatorio: Cirene fue uno de los primeros focos propagadores del cristianismo
Realmente, el personaje de Atanasio tiene de por sí un bagaje cultural ya amplio cuando llega, lo que demuestra con muy diversas conversaciones con todo tipo de personajes históricos y ficticios donde, además recorreremos todos los recovecos de la ciudad, desde los palacios al último callejón de mala muerte. Militares, gobernadores, filósofos, patriarcas, mártires, gente normal... todos desfilan y hablan con Atanasio, que tiene conocimientos y conversación con todos en su mismo nivel. Olalla traslada la novela de una recreación histórica al relato que realmente nos quiere contar, que no es otro que un relato de misterio al estilo de las novelas negras policiacas, por no faltar no faltan ni las conspiraciones usando a gente del hampa. Los cristianos le acusan a él mismo de hechicero, por sus relaciones y conocimientos con Hipatia, en realidad se ha colocado sin saberlo en el centro de las luchas por el poder, y su vida es un estorbo, por más que su hacienda es deseada por sus enemigos. Atanasio busca su salvación haciéndose tutor de Dión, que es el protegido del prefecto y vicario Orestes, cuyo nombre nos recuerda a otro Orestes de la Historia que tendrá su momento en 453.
El desfile de personajes es muy numeroso a lo largo de toda la novela. Olalla se pone a la altura de todos y demuestra también conocimientos eruditos al otorgarles citas y referencias clásicas. Demuestra ahí una combinación de su ser de historiadora con su ser de escritora.
Atanasio se verá envuelto en varias tramas que tratará de investigar para salvarse él mismo y para ayudar a quien le ayudan, incluida una chica que conoce e incluido el intento de salvar a Hipatia de un complot contra su vida, recurso un tanto a lo cinematográfico de Alfred Hitchcock, pues el lector parte del conocimiento del crimen que llevaría a la muerte a Hipatia, así como conocemos de antemano por la Historia el arma y el cómo, pero Olalla nos introduce en la búsqueda y lucha del protagonista por evitar ese crimen tan anunciado como el de la novela de Gabriel García Márquez, Crónica de una muerte anunciada (1981), lo que como recurso eleva el morbo por conocer detalles de lo que pudo ser y no fue, o de lo que envolvió lo que sí fue. La erudición de la autora nos puede recordar la que gastaba Umberto Eco en sus novelas, salvando las distancias. Así como trasladar la novela negra al Imperio Romano, puede hacernos referencia a la novela de Eduardo Mendoza El asombroso viaje de Pomponio Flato, publicado un año antes que esta novela de Olalla, en 2008, y cuyo protagonista se ve envuelto también en complots religiosos y del hampa que ponen en peligro su vida en el Jerusalén del siglo I, justo en los años de infancia de Jesús de Nazaret, siendo también en esa novela las autoridades religiosas una parte importante de esos complots.
Olalla consolidaba con esta tercera novela su camino como autora de novelas históricas ambientadas en el final de la Edad Antigua, si bien su cuarta novela ya no llegaría al público hasta 2014 y, aunque sigue siendo histórica, la ubicará en 1607, con el pintor Caravaggio danzando por sus páginas en la isla de Malta. Así pues, con esta tercera novela comentada, parecía terminar su ahondamiento en ficciones de las postrimerías de la Edad Antigua.
Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".
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