Título: El libro que no sabía leer.
Autora: Chus López (textos e ilustraciones).
Editorial: Rubiano Ediciones.
Impresor: Lozano Impresores.
Año de publicación: 2024 (1ª edición).
Colección: Infantil.
Nº de volumen en la colección: [Sin número]
Género: Cuentos; Literatura infantil; Ilustración.
ISBN: 978-980-18-3915-6
Esta vez es un cuento algo más largo que los anteriores, con una elaboración argumental mayor y más compleja, que perfectamente podría cuadrar dentro de la Serie Blanca de los libros infantiles y juveniles de la colección Barco de Vapor, de la Editorial SM, colección con la que todos los niños españoles hemos crecido desde el último cuarto del siglo XX a la actualidad. La Serie Blanca es la dedicada a los niños que comienzan a leer ya relatos, por lo que suele contener frases cortas, lenguaje adaptado, ilustraciones a color e historias no muy largas, pero tampoco cortas. El libro de Chus podría cuadrar en dicha serie, si bien es cierto que usa frases más largas y algunos conceptos de educación transversal más complejos que quizá necesiten de la lectura acompañada de algún adulto para que, en caso de dudas en el niño y la niña, puedan realizar las preguntas que consideren pertinentes.
El cuento es uno sólo, pero contiene dentro de sí varios cuentos, usa así un recurso literario iniciado en la novela por Miguel de Cervantes. La historia central es la de Luisito, un libro joven que nunca ha sido leído por el niño al que fue regalado, el cual lo maltrató físicamente y lo abandonó. Luisito llega a la librería Olivetti (buen guiño de la autora a la famosa marca de máquinas de escribir) donde, aquí aparece un cuento dentro del cuento, el librero, que también es restaurador de libros, tiene una fuerte depresión a causa de la muerte de su esposa, mientras trata de sacar adelante el cuidado de sus hijos y la librería, que está muy descuidada. En la librería, cuando no hay humanos, volvemos al cuento principal, Luisito se relaciona y habla con los otros libros que hay allí. Los dos cuentos se irán entrecruzando desde ese momento como uno solo. Ahora veremos que los cuentos, como las personas metafóricamente, sólo se pueden conocer entre sí cuando se leen entre ellos. Cada libro tiene su propia historia y es necesario que cada libro sea consciente de su propio relato, de quien es, a la vez que ha de conocer las otras historias, al otro. Luisito no conocer su historia y son los otros los que le ayudan a conocerse, se ofrecen a leerle su historia, pese a que sus páginas están rotas, pintadas, dobladas y hasta arrancadas, impidiendo que sea una libro completo. Aquí aparece el tercer cuento que se entrecruza con los otros dos, el de la historia del libro Luisito. Esta historia se irá contando por partes interrumpidas por la interacción de las otros dos cuentos en marcha de los libros con Luisito y del librero y sus hijos. La historia de Luisito es la de un caballito de mar que le gusta pintarse y bailar ballet lo que le hace diferente al resto de caballitos de mar. Este caballito de mar sufre un accidente que le impide bailar. Ahí están arrancadas las hojas de Luisito y los libros no pueden terminar de leerle, pero entre todos ayudan a Luisito a que el librero le ayude a ser un libro completo, dejándole en un lugar donde se acuerde de restaurarle. De hecho lo encuentran los hijos del librero que son los que le sacan de su inactividad al implorarle que arregle el libro, porque han leído el cuento y está incompleto. El librero les anima a la vez a ellos a escribir un final para el libro y de repente tenemos a Luisito completado entre todos. Ahora el cuento del caballito de mar pasa a una fase de la importancia del esfuerzo en aquello que crees para superar los problemas. Y para cerrar el círculo, es el trabajo común de la familia del librero lo que hace que el librero redescubra su pasión por los libros, lo que le devuelve a una vida activa, donde su producción con los libros hace que todos los libros de la librería tengan nuevos y más lectores en Villalibro, lo que les daba numerosas vidas completas.
Como se ve, es un libro que vuelve a transmitir valores educativos transversales, puestos al día del siglo XXI, y que tiene cierta consonancia con los dos cuentos anteriores de Chus López. Tiene un ejercicio de imaginación correctamente acompañado de los dibujos a mano con colores pastel, totalmente al margen de las producciones por ordenador que tanto abundan en las publicaciones actuales. Devuelven algo de la esencia de cuentos de las infancias de los adultos actuales a los cuentos de los niños y niñas de hoy.
Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".