viernes, 2 de febrero de 2024

Obligación

Título: Obligación.
Autor: Francisco José Martínez Morán.
Editorial: Polibea.
Año de publicación: 2013 (1ª edición; prólogo de Juan Antonio González Iglesias).
Colección: El Levitador.
Nº de volumen en la colección: 32.
Género: Poesía.
ISBN: 978-84-86701-55-0


En 2013 Martínez Morán publicó el poemario Obligación, con la editorial Polibea. Me parece el mejor de los poemarios de Francisco José Martínez Morán. Encuentro en este libro un muy excelente libro. Contiene algo de la corriente literaria llamada nueva sensibilidad, esa corriente literaria que identificó y ayudó a crear Luis García Montero. Probablemente, aunque Martínez Morán tiene una carga existencialista importante en su obra, algún día, cuando se vayan escribiendo los ensayos sobre literatura del siglo XXI en España, Martínez Morán quedaría encuadrado en la nueva sensibilidad y este libro, para mí, sería el más destacable en ese sentido. Al menos de momento, pues el autor es joven, queda obra por delante. La cotidianidad pasada a metáforas de emoción humana a través de sucesos y objetos materiales es todo un trabajo de inteligencia y sensibilidad muy agradable. El libro fue publicado por la editorial Polibea dentro de su colección El Levitador, como el volumen 32. Contaba con un prólogo de Juan Antonio González Iglesias y una cubierta con una fotografía realizada por Julio Castelló. Además, la edición estuvo asesorada por Ángel Luis Vigaray, Ángel Rodríguez Abad, José Ignacio Serra y Matilde Muñoz. 

En el prólogo del libro, Juan Antonio González habla de los caminos circulares y en espiral de los poemas de este libro. Se admira del uso de una palabra y sus contrarios en un mismo verso, o de la repetición por anadiplosis en el comienzo y el final de la misma palabra girando los sentidos y volviéndolos más trascendentes de lo que en principio eran. Y es cierto que el libro y sus poemas tienen una cuidada arquitectura, pero es el propio autor quien en el primer poema nos advierte que hay un girar de las cosas en su sentido que nos descubren que no todo es lo que en un principio podemos creer que sólo son.

Te equivocas si piensas
que todo lo que has visto es la versión
definitiva: siempre ante los ojos
se despliega un proyecto que no acaba,
la maqueta de un plan que ya ha previsto
la fuerza ingobernable de su ruina.


El concepto de algo y su contrario se va a repetir como algo obligado en la existencia, algo tan obligado que hace tener sentido la existencia, lo que en parte parece un contrasentido. Hay además un sentido de lucha sin rendición que nos lleva a un especie de esperanza, aún cuando en todo aspecto de la vida se va a la ruina, porque la existencia misma de algo o el de ser se evoluciona a la inexistencia. Pero es esa lucha la que da un sentido vitalista y positivo inusual en otros poemarios del autor.

Unirse a los vencidos y esperar
que te tiendan la mano, porque tú
aún estás cayendo en la batalla.

Pero es también un poemario con numerosas reflexiones sobre el amor y de amor. Y sin embargo, siempre está el sentido del transcurrir de todas las cosas obligadas a tener su contrasentido. "A contraluz las cosas / parecen más sinceras", llega a afirmar. Su alguien me preguntara qué poemario recomendaría actualmente de Martínez Morán sería este, sin duda. Uno de mis poemas más apreciados en él dice así:

He pisado cristales con los pies 
descalzos: el sendero de mis huellas
sobre la nieve es rojo, y tan brillante
como vino brindado a la blancura
de un océano eternamente triste.

La pureza nívea es marcada por la roja pasión de la vida, de la sangre que mana herida y se va perdiendo a cada paso que damos por esa nieve del invierno como un océano eterno en el que apenas dejamos huella al pasar por él. Una preciosidad. 

Martínez Morán nos citará títulos sacados del latín clásico, pero su poemario, extenso en metáforas y recursos, se nos hará fácilmente comprensible. Nos hará usar el intelecto para entenderlo, no es una poesía fácil, como la sencillez de sus expresiones parecieran hacernos creer. No es un poemario para el aplauso facilón, sino para sonsacar la reflexión y el alma. Tiene en él ya marcado su camino en el poema breve. Con  pocas palabras expresa mundos enteros. No es excesivamente breve, ni cae en la melancolía. Es una arquitectura perfectamente montada. No pretende ser amable, y lo es, no pretende ser áspero, y en alguna conclusiones puede serlo ante lo que a todos nos afecta por obligación del ser, del existir... y su contrario. Es verdad, va en espirales que estimulan nuestro pensamiento. Repito, para mi gusto: su mejor poemario hasta la fecha.

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

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