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sábado, 29 de septiembre de 2018

Balada triste de una dama

Título: Balada triste de una dama.
Autor: Daniel L.-Serrano, "Canichu" (Daniel López-Serrano).
Editorial: Verbum.
Año de publicación: 2017 (1ª edición).
Género: Novela.
ISBN: 978-84-9074-561-8

Daniel L.-Serrano "Canichu" es un joven historiador y archivero alcalaíno, que busca en su creación narrativa el rigor histórico y el disfrute literario. Fue creador y codirigió la revista La botella vacía, redactor de la revista Claxon, colaborador de Omnia, etc.

Editor junto a la poeta Sofía Winter de una antología de poetas complutenses Veinte poemas asoman... en un invierno.

Antologado en diversas ocasiones, autor del blog Noticias de un espía en el bar desde el año 2005 y de los libros Relatos de la Gran Guerra (2016, Editorial Atlantis) y Balada triste de una dama (2017, Editorial Verbum).
 
Balada triste de una dama es una novela corta de piratas, entretenida y amena de leer, estructurada en veintiún capítulos a modo de entregas, tal y como fue concebida en el año 2010 en el blog del autor. Toda la trama gira alrededor del rapto de una dama noble de Veracruz en el siglo XVII durante su viaje para contraer un matrimonio concertado. La joven, Patricia de Santamaría, pasará de mano en mano y muchas dificultades para sobrevivir.
 
La narración es ágil y las descripciones empleadas son certeras, a veces viscerales. Son puro reflejo histórico de la vida en las colonias españolas de América, la evangelización, la piratería, la sociedad de la época y la vida en alta mar.

En esta historia de cuento marítimo no faltan los malos, la madrasta, el padre bondadoso, una servidumbre fiel y una dama en apuros.

Canichu ha sabido combinar a la perfección el componente histórico, la ficción narrativa, la angustia de un rapto, la capacidad que tiene el hombre para sobrevivir y, a la vez, la de olvidar para continuar su propio camino existencial. Ha recreado testimonialmente gracias a su trabajo como historiador y archivero una época alejada ya en el tiempo y que en su día tan bien lo estuvo geográficamente, causándole a España graves problemas. Desde la segunda mitad del siglo XVII, corsarios y filibusteros, especialmente ingleses, ocuparon algunas islas del mar Caribe y España tuvo que lamentar las primeras pérdidas territoriales.

El autor de esta novela se suma al carro literario de Defoe, Stevenson y Salgari, entre otros, para darnos a conocer las aventuras y desventuras del mundo pirata. 

Reseña escrita por Susi Corrales-Suko.
(Reseña originalmente publicada en Lolo Rovira y Susi Corrales "Suko".)

lunes, 24 de septiembre de 2018

Susurro de galerna

Título: Susurro de galerna
Autora: Chus López. 
Editorial: Pie Ediciones.
Año de publicación: 2017 (1ª edición; prólogo de Héctor M. Garrido).
Colección: Trobairitz. 
Nº de volumen en la colección: 7
Género: Poesía.
ISBN:  978-84-947668-8-6

Chus López (1974) publicó su segundo poemario en 2017, también con Pie Ediciones, la misma editorial que publicó Remolinos de hojarasca. En este caso la edición no fue apaisada, aunque sí es una edición con un alto algo más largo de lo habitual. Las ilustraciones, por Carmen Quel, se limitaron ahora a los comienzos de cada una de sus seis partes, con imágenes tendentes a lo geométrico y simbólicamente representando el nombre genérico de cada una de esas partes, "Días de sol", "Frío en los montes", "Viento súbito", "Temporal", "Arena en suspensión" y "El silencio". El libro se llama Susurro de galerna. Cuenta con un prólogo e Héctor M. Garrido, vieja amistad de la poetisa. La galerna es, como se dice en la contraportada, un temporal borrascoso de ráfagas de viento y lluvia que agita las aguas de los mares del norte. Bajo esa premisa se presenta este libro a modo de presentación de cómo es la forma de componer de la autora. Como una tormenta que se va alimentando en su interior, hasta que estalla en galerna. Susurro de galerna es un título que hace así referencia a los momentos previos al estallido creativo que va naciendo en Chus López cuando acumula experiencias en su vida que revientan saliendo al exterior a modo de versos. Es así un poemario de composiciones por arrebato creativo. 

La autora alcalaína ha vivido temporadas en Navarra, Inglaterra y Vizcaya. Su regreso a Alcalá de Henares en 2015 hizo que participara de sus recitales de poesía, cuando a finales de ese año publicó Remolinos de hojarasca. Ha montado sus propios recitales, algunos de carácter benéfico, principalmente en bares. Suele acompañarse del músico Mario Misas. A partir de 2016-2017 comenzó a centrarse también en diversos proyectos teatrales, formando su propio grupo teatral. Mientras que algunas de sus creaciones más recientes son cuentos, de los cuáles ha imprimido por cuenta propia algunos pocos para entregar a personas cercanas a ella. No obstante, ella confiesa en la actualidad que está preparando un libro de cuentos. Precisamente este género se cuela en algunas de las composiciones de Susurro de galerna. Aunque es un libro de poesía, hay algunas pequeñas composiciones en prosa entre sus páginas, cuya composición nos recuerdan a los cuentos infantiles, pero contados de modo adulto para enfrentarse a algunos de los fantasmas internos. Tienen dosis de psicología, de autoconocimiento, pero envuelto en un velo entre poético y cuento. Son sin duda un preludio de aquellos otros cuentos que está componiendo ahora mismo para ese otro posible libro que dice estar creando. Un género en el que se intuye que se siente cómoda y que probablemente sea un género donde esté por demostrar lo mejor de su prosa cuando se haga público.

Si hemos de hablar de una temática general del poemario podríamos decir que es un poemario de ausencia. Es un poemario de ausencia porque no es exactamente un poemario de amor, pero tampoco de desamor. No existe el desamor en la primera persona del singular desde el que se escriben los poemas, existe el amor, pero es un amor al que le falta la otra parte, en ese sentido sí se podría hablar de desamor, de amor roto, de amor no correspondido, de un amor que estuvo pero ya no está. Una parte desligada de la otra que no ha terminado de desligarse. Es por ello un poemario que personalmente entiendo como un poemario de ausencia, de un amor que se lamenta de la ausencia de la otra parte. Y donde no se haya esa ausencia, se encuentra que el "yo" que protagoniza el poema encuentra su sentido con el "tú" que siente que le completa. Sirvan de ejemplo los siguientes ejemplos de varios poemas:

"(...)
La evocación de tu aroma
embebe la almohada.
(...)"
(De Sábanas arrugadas).

"(...)
Hay un beso de ramas agostas
regado con saliva seca
en un tronco carcomido.
(...)"
(De Musu).

"(...)
Negro es el invierno que me has dejado
(...)"
(De Negro).

"(...)
No había sitio en tu maleta
y me pillaste las manos
al apretar sus hebillas.
(...)"
(De Tinieblas).

"Desde que no estás
soy un boli de tinta seca,
un lápiz sin mina,
una goma que no borra,
una pizarra sin garabatos de tiza,
un pupitre roído de carcoma
sin corazones de estudiantes
tallados en mi madera...
(...)"
(De Partícula).

Se trata de un poemario con un lenguaje mucho más directo que el anterior, poemas más sencillos, poemas fáciles de comprender en su lenguaje sencillo y llano. Nacen muy evidentemente de los sentimientos más íntimos y profundos del alma de la poetisa, eso es algo que está muy nítido en su lectura de conjunto. Poemas inmediatos, tal como promete el susurro de galerna. Ellos son la lluvia de ese susurro. Lo que barrunta la poetisa sale lanzado en estos versos. Es por ello una segunda obra más íntima y probablemente más inmediata.

Son poemas donde además se intuye el sustitutivo clásico de la gran mayoría de los poetas: la evasión del problema central buscando un placebo que venga como salvador, este este literal o metafórico. En este caso, a lo largo del poemario se puede leer la relación con el bar y la cerveza a modo de refugio rescatador. 

"(...)
La cerveza
canta una melodía
algo desafinada,
pero al menos tiene
notas musicales que desentonar.
(...)"
(De La cítara callada).

No obstante, el poemario es cerrado por uno de esos cuentos en prosa llamado "Cierrabares". En este se trata del asunto de la soledad y la aceptación, mal que pese, de esta, a modo de reconciliación con su realidad de ausencia, lo que siempre es un principio de reinicio personal. Por ello, me hace pensar si todo el libro en sí pudiera tener un sentido de quiebra y reconciliación con uno mismo al pasar de un estado ideal a una ruptura traumática y la aceptación de la nueva realidad. Sería así todo un libro de proceso psicológico a través de los varios poemas inmediatos que surgen en la galerna. 

Así, mientras que en "Traqueteo" se nos dice:

"Este continuo traqueteo
tuyo en mi cabeza,
ese cigarro
del humo de tu recuerdo
que al fumar no se consume,
el mismo que degollaría
en el cómplice cenicero.
(...)"

En "Páramo" se nos lanza una lección de vida:

"Con el Sol de la Esperanza
alumbrando el camino,
no desesperes si lo caminas solo;
echa mano de la mano de la cantimplora
de los besos y bebe.
(...)"

Si bien no queda claro si esos besos son también otra vía de escape, otro placebo que tomar.  Ausencia y escape, pérdida de un lugar cómodo y aceptación de la nueva realidad. Evolución, al fin y al cabo, en un poemario que se adentra mucho más en el ser más inmediato de la poetisa que el primero que nos mostró en 2015. Pero es así que son las almas poetas, necesitadas de expresarse en todo momento en cuanto el viento de galerna hace estallar esa tormenta que, como en la portada del libro, hace que grande olas de mar choquen con furia contra el faro que guía los barcos.

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

martes, 18 de septiembre de 2018

Luces y sombras en tiempo de paz. Alcalá de Henares en la Segunda República (1931-1936)

Título: Luces y sombras en tiempo de paz. Alcalá de Henares en la Segunda República (1931-1936)
Autora: Pilar Lledó Collada. 
Editorial: Domiduca Libreros. 
Año de publicación: 2018. (1ª edición; prólogo de José María San Luciano).
Colección: Alcalá y su tierra en la Historia. 
Nº de volumen en la colección: 5
Género: Historia.
ISBN: 978-84-946857-5-0 

Tras la publicación de Alcalá en guerra en 1999 Pilar Lledó no publicó ningún libro más, ni tampoco revisó, corrigió, amplió ni reeditó tal libro que había sido agotado y posteriormente demandado por el público que no lo había podido comprar. Ya se repasó su trayectoria en la reseña de ese libro. Como mucho publicó comunicados de investigaciones en los libros de actas de los Anales complutenses, de los Encuentros de historiadores del Valle del Henares y de otros encuentros temáticos, como por ejemplo los relacionados con las actas de la Historia de las Mujeres de Alcalá de Henares, en 2017. Largamente declinó abordar un nuevo libro por motivos personales. Diecinueve años después, el 14 de abril de 2018, ochenta y siete aniversario de la proclamación de la Segunda República Española, en el salón de actos del actual Parador Nacional de la calle Colegios, antigua cárcel política en tiempos de Franco, publicó al fin su segundo libro, Luces y sombras en tiempos de paz. Alcalá de Henares en la Segunda República (1931-1936), dentro de la colección y proyecto de Domiduca Libreros: Alcalá y su tierra en la Historia. Tal editorial por medio de esta colección, como se ha comentado en otras ocasiones, está haciendo una gran labor por publicar los avances más novedosos de la Historia complutense, logrando su renovación, ampliación y su mejor conocimiento. Tienen en ello un compromiso personal de contribución a la cultura y al conocimiento de los recovecos más desconocidos hasta ahora.

Se trata del libro más grueso publicado por Domiduca en esta colección. En su cubierta se puede ver a la representación alegórica de la República Española encarnada en una mujer con el gorro frigio, la bandera tricolor republicana y la balanza de la Justicia en la mano. La imagen está ligeramente borrosa, de ese modo también aparecen dentro del libro diversas fotografías en blanco y negro de sucesos que hubo en la ciudad en los años republicanos, ya sea porque quizá son detalles de fotografías a los que se les ha querido ampliar en exceso, o bien por una baja calidad de resolución a la hora de obtener otras imágenes. Aparecen otras que sí están nítidas, pero en comparación con el resto de volúmenes de la colección llama la atención esta abundante falta de calidad fotográfica, de descuido gráfico, quizá sea o porque las fotografías no son muy conocidas y se han querido incluir igualmente por su valor documental, o quizá sea por premura o falta de atención en este aspecto a la hora de darle forma al libro. El historiador local por afición, no por formación, José María San Luciano, comienza las páginas con un prólogo donde recuerda la aportación de Pilar Lledó en 1999 sobre la guerra civil en Alcalá, entre 1936-1939, y repasa en líneas generales la trayectoria del gobierno republicano ciñéndose a una visión muy clásica y algo caída en desfasamiento por las investigaciones de las últimas décadas. En todo caso es una introducción muy personal dirigida obviamente a Pilar Lledó, la cual es amiga personal de él, más que a cualquier otro lector. A continuación Pilar Lledó escribe una introducción donde igualmente se explica sobre la no reedición del libro de la guerra civil y le da las gracias de manera muy personal a San Luciano, del que confiesa que ha colaborado con ella muy abundantemente. Entre medias, ambos comentan la posibilidad de escribir sobre la represión de los primeros años de la dictadura en la ciudad, llamando la atención unas posibles formas al decirlo que podrían indicar que se consideran casi únicos autores del siglo XX complutense, no siendo eso algo real y habiéndose avanzado exponencialmente mucho en el conocimiento de ese periodo por parte de otros historiadores desde aquel 1999. Sin embargo, no deja de ser interesante el poder crear una obra que fuese completando el conocimiento de ese siglo XX.

Lo cierto es que a lo largo de la obra Pilar Lledó no deja de mencionar y agradecer a San Luciano su ayuda y sus aportaciones documentales, escribiendo afirmaciones rotundas de aquellos datos que le ha aportado a lo largo de la obra, sin embargo, escribe apostillas y usa formulismos que podrían caer en la sugerencia al lector de la posibilidad de la duda de los datos cuando estos se los aporta otros autores, como Urbano Brihuega, Julián Vadillo o incluso Sánchez Moltó. Mientras los datos de San Luciano son tratados como categóricamente ciertos, los datos del resto de autores se anotan con expresiones como "según tal persona", "tal persona dice", "en tal lugar tal persona escribió esto, pero...", y en fin, se abusa tanto de esta forma de presentar los hechos a exponer que pareciera que el libro cumple una doble finalidad: la de presentar una obra unitaria de los datos que se han ido descubriendo sobre la Segunda República complutense y a la vez la de promocionar los puntos de vista y tesis que expone la propia Lledó y San Luciano. Más aún, a menudo el lenguaje empleado a lo largo del volumen se pierde en expresiones propias de lo coloquial y de la más profunda subjetividad, especialmente en los capítulos finales dedicados a la primavera de 1936 y los primeros días, meses, de la guerra civil en la ciudad. Se abandona el tono estrictamente profesional de una historiadora para abrazar otro más propio de lo que sería el cronista. Quizá con este libro, sin decirlo directamente, Pilar Lledó se esté postulando a sí misma como la primera cronista de la ciudad una vez que Sánchez Moltó cese cuando llegue el día que la biología marque o cuando esa misma biología le pase a serlo de manera honorífica; no obstante Lledó es sobrina del cronista García Gutiérrez, que tanto aportó a la Historia y a la Cultura de los alcalaínos. Si esto fuera así, la postulación implícita de Lledó sería una tercera intención de este libro.

Por otra parte, el libro se entretiene en remarcar y comentar las contribuciones de otros autores en los últimos años para poder matizarlos o rebatirlos, sin que parezca que ninguno le parezca acertado, salvo San Luciano. Llama especialmente la atención las constantes correcciones que Lledó lanza a cuestiones investigadas y descubiertas por Julián Vadillo en su tesis doctoral El movimiento obrero en Alcalá de Henares, 1868-1939, es el autor al que más apostilla, tanto que pareciera que ella tuviera algo personal con él pendiente de zanjar para poder seguir como buenos colegas en la investigación de la Historia, máxime compartiendo campos temporales de estudio. A menudo esas correcciones caen en dar por dato que Julián no contempló tal o cual cuestión, como pueda ser por ejemplo las referentes a los movimientos obreros en el conflicto de la construcción del manicomio público en la ciudad, o sobre el origen de los anarquistas en Alcalá de Henares, cuando lo cierto es que la corrección de Lledó es incierta, ya que leyendo y consultando el libro de Vadillo para comprobar las afirmaciones de Lledó uno se da cuenta evidente de que Vadillo sí contó y sí comentó los datos que Lledó afirma para "corregirle". En otras ocasiones se trata de datos nimios no vitales ni importantes para el análisis de la Historia, aunque sí interesante para una Historia local y localista, propia del cronista. Entra aquí la discusión deontológica en las corrientes historiográficas entre el entronque de lo local o de lo biográfico con la Historia más general para comprender observando en perspectiva, y la corriente que se concentra en analizar lo local y lo biográfico sin importarle tanto el entronque con la visión general, porque lo que prime sea el dato más reconcentrado de un sitio. Así por ejemplo, podremos encontrar en el libro varias páginas dedicadas a los sucesos de la primera boda civil en la ciudad, que la protagonizaron dos personas importantes en la Historia de España, las cuales vivían en la ciudad, el militar de aviación Ignacio Hidalgo de Cisneros y la feminista Constancia de la Mora Maura, o también podremos encontrar varias páginas pormenorizadas de la fuga del banquero Juan March de la cárcel alcalaína, sin embargo, cuestiones como los diversos resultados electorales y su análisis, o los nombres de concejales, o los de militares implicados en el golpe de 1936, o el contenido de determinados documentos vitales para engarzar la Historia de Alcalá con la del resto de España, pasan directamente a notas, siendo sacados del grueso del relato del libro a las páginas finales, afortunadamente, eso sí, citando su fuente. Se crea así en este libro la extraña sensación de que en varias ocasiones se da preferencia a lo que es algo anecdótico, por muy relevante que fueran los detalles de los hechos en su día, y se relega a un segundo plano el dato que realmente explica hechos transcendentes para la evolución y consolidación de la posteridad.

En todo caso, no deja de ser llamativo de que, pese a todo, las investigaciones de Julián Vadillo no caen en saco roto en este libro. Si uno ha leído a este autor previamente, se da cuenta de que Lledó usa muchos de sus aportes, lo cite o no, lo reconozca o no, especialmente en lo concerniente al movimiento obrero y a la izquierda en la ciudad. Más generosa es con Sánchez Moltó, al que le cede varias páginas para comentar su versión de lo que ocurrió con las reliquias de las Santas Formas en los primeros días de la guerra, ya que su investigación más reciente contradice en parte lo que Lledó aportó al respecto en 1999.

La autora no pierde oportunidad para poder destacar que ha tenido acceso a documentos privados que nunca antes han podido consultar otros investigadores complutenses. Así por ejemplo los diarios y memorias del abad de la Iglesia Magistral Julián Fernández Díaz, testigo de la proclamación de la República en Alcalá, datos y documentos antiguos conservados y recopilados por San Luciano, prensa antigua en posesión de determinadas personas de familias alcalaínas, etcétera. Esto da un cierto valor positivo al libro, al poder aportar datos que hasta ahora no estaban disponibles, si bien a la vez incluye el problema de que su consulta al no ser pública, cae en la subjetividad de quienes deciden que los consulten, haciendo así que sólo exista un análisis y una única interpretación. A mi juicio, la lectura de las tesis que nacen a partir de estos documentos aportan una visión altamente conservadora y católica de la Historia, si bien Pilar Lledó quiere introducir la Historia de la mujer o en alguna ocasión trata de hablar de lo que sería una postura republicana. En general transmite una visión donde vencen las tesis conservadoras sobre la valoración del periodo republicano, y donde las posturas republicanas más moderadas y las del PSOE más moderado son las que son dadas por buenas, mientras que las experiencias republicanas de aquellos que estaban más a la izquierda, incluido dentro del PSOE, parecen caer en la crítica no favorable, cosa que se trasluce en algunas construcciones sintácticas y en algunos de los razonamientos que se presentan. Más aún llama la atención cómo Lledó remarca el triunfo de la República en los primeros días de la guerra frente a los golpistas adjudicando este triunfo al militar republicano Puigdendolas y eliminando el nombre del anarquista Cipriano Mera que le acompañó con una columna de milicianos de la CNT fundamentalmente, estos, para Pilar, sólo eran milicianos sin adscripción ideológica y no parece que considere su importancia, mucho menos toma en consideración la propia población civil y autoridades locales que antes de la llegada de estas columnas desde Madrid se enfrentan duramente a los alzados en el ayuntamiento y edificios emblemáticos.

Otro problema del uso de estos documentos que nadie más puede consultar es que se puede plantear y preguntarse sobre lo que estos digan integramente, sobre su contraste o si se puede dudar de ellos. Por ejemplo, que la proclamación de la República sea tratada principalmente por el punto de vista de un abad, construye un argumentario partidista y desigual, interesado en una única versión de la Historia. No dudo que los documentos existan, pero sería deseable que fueran públicos, pues si empezamos a generalizar el uso de fuentes no consultables en los libros de Historia, tarde o temprano alguien podría citar documentos inexistentes para apoyar sus tesis. No es el caso, Lledó es una profesional, pero esta puerta abierta puede presentar este futuro problema en otros autores. Esos documentos debieran pasar de la privacidad a lo público. Son parte de la Historia común.

Luces y sombras en tiempos de paz. Alcalá de Henares en la Segunda República (1931-1936) tiene como principal base de fuente de datos la hemeroteca y la bibliografía publicada previamente por otros autores. Tiene también un amplio trabajo de archivos, pero prima las fuentes de hemeroteca, tal como la misma autora reconoce en su introducción. Una hemeroteca consultada en su mayoría a través de los fondos digitalizados por la Biblioteca Nacional de España y diversos periódicos aún en activo. Siendo archivero quien hace esta reseña, se puede asegurar que esto presenta un posible problema: por muy completos que sean los fondos digitalizados, siempre quedan fondos sin digitalizar, lo que hace deseable la presencia física en su consulta. Pero es cierto que Pilar Lledó ha hecho un trabajo exhaustivo y concienzudo que requiere de muchas horas de trabajo para su consulta y búsqueda y de mucho tiempo de reflexión para poder unir cada dato y poder darles sentido en su conjunto. Tal vez merecería la pena el intento de contraste con las fuentes documentales de partidos, sindicatos, instituciones y particulares, tarea que quizá queda pendiente para el futuro, ya que como la propia autora dice: este libro debe servir como aproximación para ahondar más en estos temas.

Tal como ocurrió con Alcalá en guerra, el libro es un pionero en cuanto a obra integral y monotemática de la Segunda República. Eso hace que haya sido acogido de nuevo de manera muy mediática y muy esperada. Está siendo muy vendido y aceptado. Ya otros autores escribieron de esta etapa, pero este libro aspira a un análisis de la etapa desde una visión general, mientras que los anteriores libros se centraban más en determinados aspectos, quizá Vadillo fue el que más se aproximó a hacer una visión general. Es por ello un libro difícil de crear, por las muchas fuentes de las que requiere, si bien se hace deseable más pluralidad y una reflexión expositiva más comprometida con una linea historiográfica y menos tendente a tratar de agradar al lector alcalaíno de Historia de corte medio en la actualidad, que suele responder a un tipo ya bastante adulto y por lo general conservador y/o moderado. Aunque el historiador debe escribir al margen del lector medio, cabe decir que el modelo medio citado está cambiando, habiendo en la ciudad cada vez más jóvenes veinteañeros y treintañeros interesados en conocer la Historia de Alcalá y cuyos postulados parten de ideas progresistas a diferencia de las del actual prototipo medio. El paradigma está cambiando.

El libro parte de una visión general de la dictadura de Miguel Primo de Rivera en Alcalá (1923-1930), sobre todo en sus aportes culturales, centrándose en el directorio civil comenzado en 1925 y reconcentrándose en los sucesos de todo tipo que se vivieron en la ciudad entre 1930 y abril de 1931. Una vez expuesto el contexto previo se pasa ya a analizar la República por etapas, las elecciones de abril de 1931, el gobierno provisional y constitucional, el bienio progresista de 1931-1933, el bienio negro de 1933-1936, las elecciones de febrero de 1936, el gobierno del Frente Popular y el comienzo de la guerra civil en julio de 1936. Por medio se trata el asunto de la Huelga Revolucionaria de octubre de 1934, la represión de la derecha contra la izquierda, la disolución del ayuntamiento de izquierdas para imponer una comisión gestora y el enrarecimiento de la convivencia a raíz de esto hasta la citada guerra civil. En Alcalá hubo numerosas cuestiones que reflejan lo que en breve ocurriría en el resto del país y también lo que ya estaba ocurriendo en sus diferentes etapas. Desde los problemas de paro obrero a los avances en materia de Cultura y educación. La sindicalización de los trabajadores, el intelectualismo, el militarismo, etcétera. Sobrevuela aquí varios de los puntos que serán decisivos para el futuro de la ciudad, como son el aeródromo militar, la reapertura de la catedral, el uso del Paraninfo de la vieja Universidad por la Universidad Central (Complutense), la vida carcelaria, la apertura de la Hosteria del Estudiante, diversas obras públicas, la presencia de numerosas personas importantes en la política y en la Literatura, etcétera.

El relato se ve salpicado por numerosas biografías relacionadas con la ciudad, como la propia de Manuel Azaña, político vital en la República, cuyo origen es complutense, la vida de Cumplido, alcalde republicano en casi todo el periodo, Pedro Blas, alcalde por el PSOE en los últimos momentos de paz y durante toda la guerra civil, la citada Constancia de la Mora, o la del aviador Hidalgo de Cisneros, o la del diputado derechista Esparza, etcétera. Ahora bien priman muchas de las historias de vidas más moderadas y las conservadoras, a pesar de que se mencionen vidas más progresistas como las de Clara Campoamor. Es llamativo por ejemplo que omita la vida del aviador Joaquín García-Morato, que vivía en Alcalá de Henares, pues servía en el aeródromo militar. El golpe de Estado del general Mola ocurre cuando él estaba de vacaciones fuera de la ciudad, por eso él pudo servir en el bando franquista por el cual sentía predilección ideológica. García-Morato fue uno de los pilotos que realizó bombardeos sobre población civil y del que se tiene constancia de matanzas por las cuales algunos le consideran criminal de guerra. Sin embargo, García-Morato, por otros actos de guerra en su avión, es considerado un héroe por parte del franquismo y por parte actualmente de las fuerzas más conservadoras. Llama la atención que no se mencione la biografía de esta persona, aunque sí se mencione que se desea quitarle su nombre a varias calles, sin mencionar el porqué y en tal manera que pareciera parte de una injusticia, al no dar explicación. Ya que en otros casos sí menciona biografías y no se duda en destacar lo negativo de algunos personajes republicanos, a veces pareciera pensarse que estamos ante un trato desigual de la Historia. Pero, y siempre hay "peros", es de anotar que en principio la trayectoria vital de Pilar Lledó, la que es pública en cuanto a sus trabajos, cargos y comparecencias, es la de una persona progresista, si bien moderada. Llama la atención por ello estas cuestiones en su más actual obra.

Pareciera que de esas luces y sombras de la República de las que habla su título, le atrajera más el asunto de las sombras, entendidas estas acordes a las críticas tanto de la gente de derechas como de los historiadores considerados neofranquistas, por citar, cita hasta a Pío Moa. Es llamativo que considere el asunto del laicismo republicano, lo que es la separación de Estado e Iglesia, desde la perspectiva de una persecución religiosa, cuando no se trató de eso, a pesar de que determinadas personas así lo entendieran en su momento. Al menos esta es la sensación que da por coletillas y expresiones que usa en la redacción.

Luces y sombras en tiempos de paz. Alcalá de Henares en la Segunda República (1931-1936) está salpicado de manera constante de referencias que pretenden corregir o aportar nuevos datos a Alcalá en guerra. Cabe preguntarse entonces si no hubiera sido preferible publicar ese libro de nuevo, ampliado con este segundo libro, o si bien se podría haber publicado este libro y a la vez el de la guerra revisado y reeditado. 

Es otro de esos libros necesarios en las bibliotecas particulares y públicas de Historia de Alcalá. Es una visión de conjunto que quizá no saldría adelante si no es por el empeño personal de la autora y de los autores que en estos últimos años han aportado más luz sobre el pasado.

Lo que es innegable es que gracias a Pilar Lledó avanza el conocimiento en general de la Historia republicana de la ciudad, y últimamente también de la Historia de las mujeres en la ciudad. Su fuerte carácter mediático extiende al conocimiento general temas que han sido tabú mayoritariamente y que aún hoy día levanta ampollas y conflictos, incluso acabada la guerra en 1939 y la dictadura en 1975-1978, lo que es testimonio innegable de que hay heridas aún abiertas y que el conocimiento de la Historia podría ayudar a comprenderlas para superarlas.

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

sábado, 8 de septiembre de 2018

Alcalá en guerra

Título: Alcalá en guerra.
Autora: Pilar Lledó Collada. 
Editor: Brocar, abc. 
Año de publicación: 1999 (1ª edición).
Género: Historia.
ISBN: 84-87068-09-X


Pilar Lledó Collada (1963) es una historiadora alcalaína que se licenció como tal por la Universidad de Alcalá en 1986. Es sobrina del que fue por muchos años el cronista oficial de la ciudad hasta la fecha de su muerte, Francisco Javier García Gutiérrez. Ha pertenecido a la Asociación Mujeres Progresistas, asociación complutense que a pesar de declararse apolítica, por la composición de sus miembros está altamente politizada, y a la Asociación Hijos y Amigos de Alcalá, de donde tuvo que salir por problemas con tal asociación (según ella misma declaró en entrevista al periodista y joven poeta alcalaíno Guillermo Martínez). Es presidenta de la Institución de Estudios Complutenses (IEECC) desde 2016, siendo la primera mujer que lo es desde la fundación de esta institución en 1982. Esta institución, con gran impulso inicial de García Gutiérrez, ha dinamizado mucho los estudios e investigaciones de Historia y Arte complutenses. Publican anualmente una revista llamada Anales Complutenses (que tienen formato de libro), donde múltiples investigadores y autores han podido y pueden exponer avances de sus campos de investigación, siendo un motor vital de las últimas décadas para avanzar y profundizar en la Historia alcalaína y su tierra. Gracias a ella se han conocido una gran cantidad de temas y se han podido afianzar algunos estudios que han dado por resultados auténticos datos novedosos que se han podido plasmar en la Historia de Alcalá y darle nuevos sentidos, algunos de ellos plasmados posteriormente en libros. La misma institución organiza a menudo encuentros temáticos que terminan siendo libros de actas, o bien participan bianualmente en el Encuentro de Historiadores del Valle del Henares, publicando también sus respectivos libros de actas. Estas publicaciones, de las cuáles está íntimamente ligada Pilar Lledó por razones obvias, abarcan todas las épocas de la Humanidad, aunque en concreto ella está interesada en el siglo XX.

Pilar Lledó, tras licenciarse como historiadora en 1986, inició el intento de doctorarse unos años después. No logró terminar ese doctorado. Su campo de estudio, sin embargo, fue altamente novedoso en su época, pues trató de investigar a fondo un campo poco conocido desde la ciencia de la Historia y el cual era espinoso, sobre todo por la gran cantidad de personas vivas y familiares que aún había en la ciudad: la guerra civil española en Alcalá de Henares. Pudo serle de ayuda para ello su paso laboral como becaria en el Archivo Histórico de la Fundación Pablo Iglesias, ubicada en la propia ciudad. En 1994 ya publicó un avance de sus estudios en el Libro de Actas del IV Encuentro de Historiadores del Valle del Henares, publicado por la IEECC y otras instituciones implicadas de Alcalá de Henares y de Guadalajara. El artículo se llamaba "Prolegómenos de una guerra civil: la trágica primavera de 1936 en Alcalá de Henares". El acto fallido de su intento de doctorarse evitó que se plasmase la investigación completa en una tesis doctoral, pero no cerró su afán por acabarla. En 1999 la pudo publicar a través de la editorial Brocar, abc, en una edición que marcaba Alcalá de Henares-Madrid como ciudades editoras. Se llamó sencillamente Alcalá en guerra

Alcalá en guerra fue toda una novedad que se anunció en toda la prensa y radio complutenses. Prácticamente lo que se conocía a nivel popular eran rumores, recuerdos personales y todo tipo de cuestiones inconexas e inciertas, especulaciones, hipótesis, tergiversaciones, fallos de memoria, etcétera. Como el tema apenas había sido tocado previamente desde la investigación, el panorama era aún más desértico en 1999 en la ciudad. Fue un libro muy esperado que fue recibido incluso con un gran acto, tal vez para ello tuvo gran apoyo del propio cronista local García Gutiérrez, tío de Lledó. El libro se agotó de manera inmediata, pero jamás se hizo una segunda edición. La autora, aún hoy día, es reticente tanto a realizar una segunda edición revisada, como a reeditarlo tal como fue editado por primera vez, lo que priva tanto a los ciudadanos interesados, como a estudiantes, como a otros historiadores e investigadores de su consulta y lectura presente y futura, más allá de los volúmenes conservados en el Archivo Histórico Municipal de Alcalá de Henares y en la Biblioteca Nacional de España, no pudiendo ser posible su consulta más allá, ni siquiera de manera digitalizada por Internet. Una lástima. El libro en esa primera y única edición es obviamente un objeto de coleccionista del que casi nadie se desprende y cuyo precio, al llegar rara vez a una librería de antigüedades y rarezas, es muy elevado, pero su presencia incluso en estas librerías es extraña y casi imposible, como se puede comprobar por ejemplo en la red de libros y librerías de viejo Iberlibro. 

El libro incluía además una serie de fotografías de la guerra civil en Alcalá conservadas en los archivos del Estado y en el municipal que, posteriormente, se han reproducido en prensa y en otros libros posteriores, tanto de Alcalá como generalistas a nivel España. La edición no era una edición lujosa, pero era una edición cuyo valor intrínseco era que por primera vez se hablaba en la propia ciudad de su Historia más reciente de una manera profesional y no desde la memoria o el rumor.

El libro a fecha de hoy ha servido de base o de apoyo para posteriores investigadores que han ahondado en la Historia del siglo XX complutense, a pesar de los escasos ejemplares existentes. Sin embargo, ha quedado desfasado y algunos de sus presupuestos iniciales han quedado incluso superados por nuevos aportes que indican que los acontecimientos no fueron exactamente como contó Pilar Lledó en un primer momento. Esto no quiere decir que la autora mintiera o tergiversara, sino que su meritoria labor como pionera alcanzó más allá de donde otros no quisieron ir, pero que, por razones obvias de nuevas investigaciones y paso del tiempo, otros investigadores tocaron yendo a otros archivos y fuentes que completaban la información que la propia Lledó no alcanzó. Ahora bien, estos otros autores, más jóvenes por lo general, no gozan de los medios de comunicación que ponen altavoz a sus conocimientos plasmados en artículos o libros de actas, tal como la autora sí goza. Quizá el caso más reconocido es Julián Vadillo, quien sí publica libros y sí goza de esos mismos medios de comunicación atentos a su obra y aportes.

El libro es en sí mismo un gran avance en la historiografía alcalaína, y, a pesar de lo dicho, sigue siendo un libro básico y casi único para acercarse a la guerra civil en la ciudad. Casi, pero no único. Fue, eso sí, el pionero. Por eso mismo es un libro valioso y necesario. Quizá algunas de sus partes requieren contraste con otras lecturas a fecha de hoy, pero en 1999 este libro era lo más avanzado que existía sobre el tema. Así por ejemplo, el capítulo dedicado a lo sucedido con las reliquias de las Santas Formas necesita de revisión, dados los avances sobre este tema por el cronista local Sánchez Moltó recientemente, así como lo referente a lo sucedido con el movimiento obrero o determinadas cuestiones de la izquierda, dados los avances en el tema de la mano de Vadillo o de Urbano Brihuega o de las memorias de Fernando Nacarino o de Marcos Ana, por citar algunos ejemplos. 

Alcalá de Henares fue una ciudad republicana desde el principio al final de la guerra, cuyo alcalde fue Pedro Blas, del PSOE, y donde los sindicatos UGT y CNT tuvieron cierta fuerza. Una ciudad donde se asentó la NKVD soviética, merced a los aviones que aportó la URSS para la defensa de la República, como ya contó el británico Hugh Thomas en 1961 en su libro La Guerra Civil Española. Una ciudad que sufrió una gran cantidad de bombardeos, que tuvo una colectivización agraria, donde se ejecutó a Andreu Nin, donde Hidalgo de Cisneros controlaba el mando aéreo, que sufrió una gran destrucción de su patrimonio y también una gran represión a la entrada de las tropas golpistas, etcétera.

Alcalá en guerra es un libro necesario en toda biblioteca de Historia de la ciudad por ser el primero en su temática y, porque, a pesar de existir ya otras publicaciones al respecto, sigue siendo la única monografía específica del tema. Contuvo novedades para su época y marcó un antes y un después sobre el espinoso episodio histórico en esta ciudad. Aún hoy varios periodistas locales lo usan como referencia a la hora de escribir artículos sobre asuntos relacionados con aquellos hechos.

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

sábado, 1 de septiembre de 2018

Movilidad exterior

Título: Movilidad exterior.
Autor: Carlos Mazarío Torrijos. 
Editorial: Asociación Cultural Fractal.
Año de publicación: 2016 (1ª edición).
Colección: Fractal Poesía. 
Nº de volumen en la colección: 4.
Género: Poesía
ISBN:  978-84-617-5773-2

Ya habíamos presentado a Carlos Mazarío en su faceta como historiador con la publicación de su libro La Universidad Laboral de Alcalá de Henares. Historia de una institución docente (1966-2016), por entonces ya se había anotado que también era poeta, toca hoy hablar de esta vertiente lírica de su obra. Cuenta en su haber con tres libros publicados de poesía: Un incendio (2015), Mi vida en Camposanto (2016) y Movilidad exterior (2016), centra la atención de esta reseña este último, si bien los anteriores libros, especialmente el segundo, llamó mucho la atención y tienen bastante éxito y reconocimiento entre los amantes de la poesía más actual. Se pueden encontrar varios de los poemas de Movilidad exterior en la bitácora personal de Héctor Castilla, promotor y difundidor de la nueva poesía por Internet, si bien el propio autor, Carlos Mazarío, cuenta con su propia bitácora, La poesía etcétera, donde comparte noticias sobre su actividad literaria y su perspectiva poética del mundo que le rodea, a la vez que de vez en cuando nos expone alguna de sus nuevas poesías.

Movilidad exterior es el poemario ganador del IV Premio Internacional de Poesía Asociación Cultural Fractal, por ello fue publicado por esta asociación en una edición al cargo de la editora y también poetisa María Lucía Plaza Díaz, que coincide generacionalmente con el autor; ambos nacieron en 1977 y ambos han cursado carreras universitarias técnicas, lo que hace que ambos hayan vivido unas mismas circunstancias sociales y políticas desde el punto de vista que da las mismas circunstancias de una misma edad. Quizá sea esa una de las claves que ha logrado que conectasen bien autor y editora, autor y asociación cultural, autor y un público de una misma generación que lo lee y lo acoge con muy buen recibimiento. Es sin duda la poesía de Mazario una poesía que conecta con su tiempo y con su generación, una generación (varias en realidad en torno a la segunda mitad de los años 1970 y la primera de los años 1980) marcada por la democracia, la cultura de masas y las promesas de vida rotas por la crisis económica de 2008, la cual cumple diez años el próximo 15 de septiembre. Son las generaciones de la ilusión y la desilusión, la generación de los perdedores-ganadores.

Ya hace tiempo que algunos críticos literarios de los suplementos de los periódicos más vendidos diariamente se preguntan dónde están los poetas y literatos en general de esta generación tan marcada por las frustraciones y a la vez el vitalismo. Algunos han querido encontrarlos en los poetas más mediáticos que se popularizan gracias a exponerse públicamente en vídeos y redes sociales inmediatas y fugaces, sumando numerosos seguidores, aunque sus poesías, a  menudo muy aplaudidas por no contradecir a las masas, sean poesías hartamente sensibleras, facilonas y autocomplacientes, ñoñas. Otros los han querido ver únicamente sólo entre las mujeres que escriben hoy día, sumándose a una loable tendencia a hacer visibles a las mujeres en todos los campos en un intento de alcanzar la concienciación por la igualdad de género, pero que al hacerlo así se invisibiliza a los compañeros de camino de género masculino, a la par que a veces uno se pregunta hasta qué punto se visibiliza a tal o cual poetisa por su obra y la calidad de esta o por ser simplemente mujer. Es sin duda una trampa, se puede ser buena poetisa y tu obra recomendable, pero si tu obra sólo la enseñan por ser mujer, ¿no se te está haciendo caso simplemente porque tu biología y cuerpo son femeninos y no porque tus creaciones interesen o se crean buenas independientemente de tu género? Posiblemente estos dos debates surgirán en algún momento, cuando hablar de ello no sea objeto de una polémica intrincada y llamada a la acusación mutua. Lo que nos interesa en esa bitácora ahora mismo es la idea de que un poeta generacional no sólo lo es por vivir en unas fechas, sino por vivir en ellas y captar desde su mundo propio lo que en su época vive y le afecta. En este caso el poeta puede ser fenómeno de masas, mujer u hombre u homosexual, indiferentemente, o puede no ser un fenómeno de masas al que le pongan altavoz para publicitarle (véase por ejemplo la sección en papel llamada "poetas en red" que ha ido publicando en su suplemento cultural de agosto el diario El País). A mi entender Carlos Mazarío es claramente un poeta de su generación. Ser poeta generacional no te encierra sólo en tu momento, blindándote al resto de generaciones venideras. La generación de 1927, por ejemplo, nos da ejemplos múltiples de poetas generacionales cuya poesía es atemporal, sólo que creada y tratada desde la perspectiva de su época, Lorca, Alberti, Hernández, León Felipe, Aleixandre, etcétera. Un poeta generacional capta su época y la engarza con el resto de épocas, capta su época desde su relación y su visión con y de ella. Un poeta generacional tiene unas ideas y una estética, una inquietud y una búsqueda, propios de su mundo. En Mazarío esto es claro.

En Movilidad exterior hay una poesía social, una crítica a las causas de la crisis que han llevado de paso a auténticas crisis personales en tantísima gente, centrándose el poemario en concreto en la gente joven. Numerosos son los poemas donde se habla de la relación del poeta con su frustración desde su vida aún en la casa de los padres o sumamente ligada aún a una dependencia de unos padres que, se dice en algún poema, no termina de reconocer a su hijo o quizá no pueden soportar sentir algún tipo de culpa sobre el fracaso del hijo ("(...) y tu madre / que ya no te sostiene la mirada"). Un hijo que ya es adulto, pero que está condenado a perpetuar un estilo de vida no independiente del hogar paterno y maternal. Aparentemente hay un desencanto, una resignación ante un futuro ideal perdido, un presente sin perspectiva de mejora. Un desencadenante que mueve todo tipo de causas y efectos en caída libre, ahondando en las miserias interiores del poeta en su modo de vida. Pero aún así, hay esperanza, porque del mundo negado, del mundo destruido antes de nacer o a las puertas de nacer, nace otro mundo diferente, una nueva forma de vida a la que el poeta, el joven que se ha hecho adulto, se adapta construyéndolo, dando realidad a la realidad posible. Sí, es una generación frustrada, pero a la vez una generación que no pierde la idea de que algo ha de cambiar.

Ahora vuelves
a la que nunca dejó de ser tu casa
—la llamabas así, recuérdalo,
voy a comer a casa, me decías—,
pero entonces regresas
y tu cuerpo es extraño en una cama
de noventa, con sábanas que huelen
a adolescencia, con la ventana triste
por la que ves las bragas color carne
de la vecina en el patio de luces
tan oscuro, y hoy todo te molesta,
te molestan los gritos de tu madre
y el ruido de la tele, la cisterna
con su goteo atávico,
el gotelé amarillo y la cenefa
de frutas y pucheros, los ronquidos
en el insomnio negro en que te ensañas,
y te dices me tengo que marchar.

Marchar a dónde, rey.
Qué hueco tan profundo
tener que irse y no saber a dónde.



Es un libro estructurado en tres partes, con un lenguaje directo y seco, fácilmente asumible y que manda mensajes claros que impactan al lector. Los lectores que compartamos generación con él probablemente entendamos mejor de lo que nos está hablando, porque de lo que nos está hablando también podríamos hablarlo nosotros. Es un libro de viaje que señala lugares y fracasos y que da vueltas sobre sí mismo, no pareciendo que exista destino y que el lugar desde el que se partió también es inalcanzable.

Se nota en este poemario una clara influencia de la poesía más propia del último cuarto del siglo XX, atrevida, sin tabúes, quizá influenciada por la contracultura anglosajona (los versos "Dame un libro y un sitio donde huela / a tu sexo. No necesito / más" recuerdan algo a Bukowski), hasta algún punto están presentes también los poetas trasterrados, los que no tienen lugar ni punto fijo, expulsados de donde estaban, como pudo ser Bertolt Brecht. Trae de nuevo palabras parecidas a las que ellos usaron ayer para volver a contar desde un dolor personal e íntimo la realidad de tantos jóvenes de hoy día que, teniendo medios intelectuales y juventud, no tienen oportunidades para vivir por sí de una manera estable.

Nos encontramos bien en aeropuertos,
pues no tenemos patria
y nuestro nombre es Nadie.


Unas generaciones jóvenes de españoles de hoy que son las mejor preparadas de toda la Historia española y sin embargo el sistema económico los ha dejado fuera del rumbo de sus vidas.

Ves circular maletas con los ojos cansados
y temes haber perdido la tuya,
pero no, esa es,
la que desborda títulos, y tiene
el color del fracaso y las noches en vela.


No obstante, Movilidad exterior toma su título de las palabras que pronunció la Ministra de Empleo y Seguridad Social Fátima Báñez cuando en abril de 2013 dijo en el Parlamento esas palabras, "movilidad exterior", para referirse como algo positivo a lo que era la emigración masiva de jóvenes españoles, mayoritariamente con títulos universitarios, a otros países en busca de trabajo y oportunidades con las que construir sus vidas, yéndose de España, de sus lugares de origen donde vivían, de sus familias y de sus amigos. Precisamente a su intervención señala Mazarío de manera directa y seca, anotando por el camino la corrupción moral de sostener esas ideas quien debía velar precisamente por la creación y el mantenimiento del empleo, quien además está definida por sus complementos de ropa en un estado económico y social tan alto y enriquecido que poco o nada puede representar a los que se van por necesidad o a los que vuelven a casa de sus padres o a los que no pueden salir de la misma. Apunta al gobierno en sí y a su funcionamiento.

En la sesión plenaria de los martes
la señora Ministra se encarama
al estrado, con su traje de chaqueta,
dejando en el escaño un portafolios
y un bolso de Chanel. Como es debido
saluda al Presidente y se dirige
en discurso leído a sus colegas,
y con gran desparpajo
acuña en un momento dado el término:
movilidad exterior.
                                       Su puta madre.

Mazarío busca también la estética en sus poemas. Su estilo es directo, sí, pero se persigue una cierta estética llena de metáfora. Se embellecen los poemas con su estructura, dándole un sonido bonito a poemas que nos hablan con auténticas cargas de profundidad que estallan con sólo rozarlas.


Lo prudente sería
enviar formularios, apuntarse a academias,
tener un cierto colchón económico,
buscar lazos de afecto —conocidos
de amigos de amigos de conocidos—,
una casa con alquiler barato,
un entorno no hostil.

Estamos condenados
a una audacia rayana al despropósito.


Carlos Mazarío, que ha recitado en diversos lugares, también en Alcalá de Henares, crea así un buen libro de poesía conectada con su ser y con su generación, una generación frustrada pero no acabada.

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".