Título: Luces y sombras en tiempo de paz. Alcalá de Henares en la Segunda República (1931-1936).
Autora: Pilar Lledó Collada.
Editorial: Domiduca Libreros.
Colección: Alcalá y su tierra en la Historia.
Nº de volumen en la colección: 5
Género: Historia.
ISBN: 978-84-946857-5-0
Tras la publicación de
Alcalá en guerra en 1999 Pilar Lledó no publicó ningún libro más, ni tampoco revisó, corrigió, amplió ni reeditó tal libro que había sido agotado y posteriormente demandado por el público que no lo había podido comprar. Ya se repasó su trayectoria en la reseña de ese libro. Como mucho publicó comunicados de investigaciones en los libros de actas de los
Anales complutenses, de los
Encuentros de historiadores del Valle del Henares y de otros encuentros temáticos, como por ejemplo los relacionados con las actas de la Historia de las
Mujeres de Alcalá de Henares, en 2017. Largamente declinó abordar un nuevo libro por motivos personales. Diecinueve años después, el 14 de abril de 2018, ochenta y siete aniversario de la proclamación de la Segunda República Española, en el salón de actos del actual Parador Nacional de la calle Colegios, antigua cárcel política en tiempos de Franco, publicó al fin su segundo libro,
Luces y sombras en tiempos de paz. Alcalá de Henares en la Segunda República (1931-1936), dentro de la colección y proyecto de Domiduca Libreros:
Alcalá y su tierra en la Historia. Tal editorial por medio de esta colección, como se ha comentado en otras ocasiones, está haciendo una gran labor por publicar los avances más novedosos de la Historia complutense, logrando su renovación, ampliación y su mejor conocimiento. Tienen en ello un compromiso personal de contribución a la cultura y al conocimiento de los recovecos más desconocidos hasta ahora.
Se trata del libro más grueso publicado por Domiduca en esta colección. En su cubierta se puede ver a la representación alegórica de la República Española encarnada en una mujer con el gorro frigio, la bandera tricolor republicana y la balanza de la Justicia en la mano. La imagen está ligeramente borrosa, de ese modo también aparecen dentro del libro diversas fotografías en blanco y negro de sucesos que hubo en la ciudad en los años republicanos, ya sea porque quizá son detalles de fotografías a los que se les ha querido ampliar en exceso, o bien por una baja calidad de resolución a la hora de obtener otras imágenes. Aparecen otras que sí están nítidas, pero en comparación con el resto de volúmenes de la colección llama la atención esta abundante falta de calidad fotográfica, de descuido gráfico, quizá sea o porque las fotografías no son muy conocidas y se han querido incluir igualmente por su valor documental, o quizá sea por premura o falta de atención en este aspecto a la hora de darle forma al libro. El historiador local por afición, no por formación, José María San Luciano, comienza las páginas con un prólogo donde recuerda la aportación de Pilar Lledó en 1999 sobre la guerra civil en Alcalá, entre 1936-1939, y repasa en líneas generales la trayectoria del gobierno republicano ciñéndose a una visión muy clásica y algo caída en desfasamiento por las investigaciones de las últimas décadas. En todo caso es una introducción muy personal dirigida obviamente a Pilar Lledó, la cual es amiga personal de él, más que a cualquier otro lector. A continuación Pilar Lledó escribe una introducción donde igualmente se explica sobre la no reedición del libro de la guerra civil y le da las gracias de manera muy personal a San Luciano, del que confiesa que ha colaborado con ella muy abundantemente. Entre medias, ambos comentan la posibilidad de escribir sobre la represión de los primeros años de la dictadura en la ciudad, llamando la atención unas posibles formas al decirlo que podrían indicar que se consideran casi únicos autores del siglo XX complutense, no siendo eso algo real y habiéndose avanzado exponencialmente mucho en el conocimiento de ese periodo por parte de otros historiadores desde aquel 1999. Sin embargo, no deja de ser interesante el poder crear una obra que fuese completando el conocimiento de ese siglo XX.
Lo cierto es que a lo largo de la obra Pilar Lledó no deja de mencionar y agradecer a San Luciano su ayuda y sus aportaciones documentales, escribiendo afirmaciones rotundas de aquellos datos que le ha aportado a lo largo de la obra, sin embargo, escribe apostillas y usa formulismos que podrían caer en la sugerencia al lector de la posibilidad de la duda de los datos cuando estos se los aporta otros autores, como Urbano Brihuega, Julián Vadillo o incluso Sánchez Moltó. Mientras los datos de San Luciano son tratados como categóricamente ciertos, los datos del resto de autores se anotan con expresiones como "según tal persona", "tal persona dice", "en tal lugar tal persona escribió esto, pero...", y en fin, se abusa tanto de esta forma de presentar los hechos a exponer que pareciera que el libro cumple una doble finalidad: la de presentar una obra unitaria de los datos que se han ido descubriendo sobre la Segunda República complutense y a la vez la de promocionar los puntos de vista y tesis que expone la propia Lledó y San Luciano. Más aún, a menudo el lenguaje empleado a lo largo del volumen se pierde en expresiones propias de lo coloquial y de la más profunda subjetividad, especialmente en los capítulos finales dedicados a la primavera de 1936 y los primeros días, meses, de la guerra civil en la ciudad. Se abandona el tono estrictamente profesional de una historiadora para abrazar otro más propio de lo que sería el cronista. Quizá con este libro, sin decirlo directamente, Pilar Lledó se esté postulando a sí misma como la primera cronista de la ciudad una vez que Sánchez Moltó cese cuando llegue el día que la biología marque o cuando esa misma biología le pase a serlo de manera honorífica; no obstante Lledó es sobrina del cronista García Gutiérrez, que tanto aportó a la Historia y a la Cultura de los alcalaínos. Si esto fuera así, la postulación implícita de Lledó sería una tercera intención de este libro.
Por otra parte, el libro se entretiene en remarcar y comentar las contribuciones de otros autores en los últimos años para poder matizarlos o rebatirlos, sin que parezca que ninguno le parezca acertado, salvo San Luciano. Llama especialmente la atención las constantes correcciones que Lledó lanza a cuestiones investigadas y descubiertas por Julián Vadillo en su tesis doctoral
El movimiento obrero en Alcalá de Henares, 1868-1939, es el autor al que más apostilla, tanto que pareciera que ella tuviera algo personal con él pendiente de zanjar para poder seguir como buenos colegas en la investigación de la Historia, máxime compartiendo campos temporales de estudio. A menudo esas correcciones caen en dar por dato que Julián no contempló tal o cual cuestión, como pueda ser por ejemplo las referentes a los movimientos obreros en el conflicto de la construcción del manicomio público en la ciudad, o sobre el origen de los anarquistas en Alcalá de Henares, cuando lo cierto es que la corrección de Lledó es incierta, ya que leyendo y consultando el libro de Vadillo para comprobar las afirmaciones de Lledó uno se da cuenta evidente de que Vadillo sí contó y sí comentó los datos que Lledó afirma para "corregirle". En otras ocasiones se trata de datos nimios no vitales ni importantes para el análisis de la Historia, aunque sí interesante para una Historia local y localista, propia del cronista. Entra aquí la discusión deontológica en las corrientes historiográficas entre el entronque de lo local o de lo biográfico con la Historia más general para comprender observando en perspectiva, y la corriente que se concentra en analizar lo local y lo biográfico sin importarle tanto el entronque con la visión general, porque lo que prime sea el dato más reconcentrado de un sitio. Así por ejemplo, podremos encontrar en el libro varias páginas dedicadas a los sucesos de la primera boda civil en la ciudad, que la protagonizaron dos personas importantes en la Historia de España, las cuales vivían en la ciudad, el militar de aviación Ignacio Hidalgo de Cisneros y la feminista Constancia de la Mora Maura, o también podremos encontrar varias páginas pormenorizadas de la fuga del banquero Juan March de la cárcel alcalaína, sin embargo, cuestiones como los diversos resultados electorales y su análisis, o los nombres de concejales, o los de militares implicados en el golpe de 1936, o el contenido de determinados documentos vitales para engarzar la Historia de Alcalá con la del resto de España, pasan directamente a notas, siendo sacados del grueso del relato del libro a las páginas finales, afortunadamente, eso sí, citando su fuente. Se crea así en este libro la extraña sensación de que en varias ocasiones se da preferencia a lo que es algo anecdótico, por muy relevante que fueran los detalles de los hechos en su día, y se relega a un segundo plano el dato que realmente explica hechos transcendentes para la evolución y consolidación de la posteridad.
En todo caso, no deja de ser llamativo de que, pese a todo, las investigaciones de Julián Vadillo no caen en saco roto en este libro. Si uno ha leído a este autor previamente, se da cuenta de que Lledó usa muchos de sus aportes, lo cite o no, lo reconozca o no, especialmente en lo concerniente al movimiento obrero y a la izquierda en la ciudad. Más generosa es con Sánchez Moltó, al que le cede varias páginas para comentar su versión de lo que ocurrió con las reliquias de las Santas Formas en los primeros días de la guerra, ya que su investigación más reciente contradice en parte lo que Lledó aportó al respecto en 1999.
La autora no pierde oportunidad para poder destacar que ha tenido acceso a documentos privados que nunca antes han podido consultar otros investigadores complutenses. Así por ejemplo los diarios y memorias del abad de la Iglesia Magistral Julián Fernández Díaz, testigo de la proclamación de la República en Alcalá, datos y documentos antiguos conservados y recopilados por San Luciano, prensa antigua en posesión de determinadas personas de familias alcalaínas, etcétera. Esto da un cierto valor positivo al libro, al poder aportar datos que hasta ahora no estaban disponibles, si bien a la vez incluye el problema de que su consulta al no ser pública, cae en la subjetividad de quienes deciden que los consulten, haciendo así que sólo exista un análisis y una única interpretación. A mi juicio, la lectura de las tesis que nacen a partir de estos documentos aportan una visión altamente conservadora y católica de la Historia, si bien Pilar Lledó quiere introducir la Historia de la mujer o en alguna ocasión trata de hablar de lo que sería una postura republicana. En general transmite una visión donde vencen las tesis conservadoras sobre la valoración del periodo republicano, y donde las posturas republicanas más moderadas y las del PSOE más moderado son las que son dadas por buenas, mientras que las experiencias republicanas de aquellos que estaban más a la izquierda, incluido dentro del PSOE, parecen caer en la crítica no favorable, cosa que se trasluce en algunas construcciones sintácticas y en algunos de los razonamientos que se presentan. Más aún llama la atención cómo Lledó remarca el triunfo de la República en los primeros días de la guerra frente a los golpistas adjudicando este triunfo al militar republicano Puigdendolas y eliminando el nombre del anarquista Cipriano Mera que le acompañó con una columna de milicianos de la CNT fundamentalmente, estos, para Pilar, sólo eran milicianos sin adscripción ideológica y no parece que considere su importancia, mucho menos toma en consideración la propia población civil y autoridades locales que antes de la llegada de estas columnas desde Madrid se enfrentan duramente a los alzados en el ayuntamiento y edificios emblemáticos.
Otro problema del uso de estos documentos que nadie más puede consultar es que se puede plantear y preguntarse sobre lo que estos digan integramente, sobre su contraste o si se puede dudar de ellos. Por ejemplo, que la proclamación de la República sea tratada principalmente por el punto de vista de un abad, construye un argumentario partidista y desigual, interesado en una única versión de la Historia. No dudo que los documentos existan, pero sería deseable que fueran públicos, pues si empezamos a generalizar el uso de fuentes no consultables en los libros de Historia, tarde o temprano alguien podría citar documentos inexistentes para apoyar sus tesis. No es el caso, Lledó es una profesional, pero esta puerta abierta puede presentar este futuro problema en otros autores. Esos documentos debieran pasar de la privacidad a lo público. Son parte de la Historia común.
Luces y sombras en tiempos de paz. Alcalá de Henares en la Segunda República (1931-1936) tiene como principal base de fuente de datos la hemeroteca y la bibliografía publicada previamente por otros autores. Tiene también un amplio trabajo de archivos, pero prima las fuentes de hemeroteca, tal como la misma autora reconoce en su introducción. Una hemeroteca consultada en su mayoría a través de los fondos digitalizados por la Biblioteca Nacional de España y diversos periódicos aún en activo. Siendo archivero quien hace esta reseña, se puede asegurar que esto presenta un posible problema: por muy completos que sean los fondos digitalizados, siempre quedan fondos sin digitalizar, lo que hace deseable la presencia física en su consulta. Pero es cierto que Pilar Lledó ha hecho un trabajo exhaustivo y concienzudo que requiere de muchas horas de trabajo para su consulta y búsqueda y de mucho tiempo de reflexión para poder unir cada dato y poder darles sentido en su conjunto. Tal vez merecería la pena el intento de contraste con las fuentes documentales de partidos, sindicatos, instituciones y particulares, tarea que quizá queda pendiente para el futuro, ya que como la propia autora dice: este libro debe servir como aproximación para ahondar más en estos temas.
Tal como ocurrió con Alcalá en guerra, el libro es un pionero en cuanto a obra integral y monotemática de la Segunda República. Eso hace que haya sido acogido de nuevo de manera muy mediática y muy esperada. Está siendo muy vendido y aceptado. Ya otros autores escribieron de esta etapa, pero este libro aspira a un análisis de la etapa desde una visión general, mientras que los anteriores libros se centraban más en determinados aspectos, quizá Vadillo fue el que más se aproximó a hacer una visión general. Es por ello un libro difícil de crear, por las muchas fuentes de las que requiere, si bien se hace deseable más pluralidad y una reflexión expositiva más comprometida con una linea historiográfica y menos tendente a tratar de agradar al lector alcalaíno de Historia de corte medio en la actualidad, que suele responder a un tipo ya bastante adulto y por lo general conservador y/o moderado. Aunque el historiador debe escribir al margen del lector medio, cabe decir que el modelo medio citado está cambiando, habiendo en la ciudad cada vez más jóvenes veinteañeros y treintañeros interesados en conocer la Historia de Alcalá y cuyos postulados parten de ideas progresistas a diferencia de las del actual prototipo medio. El paradigma está cambiando.
El libro parte de una visión general de la dictadura de Miguel Primo de Rivera en Alcalá (1923-1930), sobre todo en sus aportes culturales, centrándose en el directorio civil comenzado en 1925 y reconcentrándose en los sucesos de todo tipo que se vivieron en la ciudad entre 1930 y abril de 1931. Una vez expuesto el contexto previo se pasa ya a analizar la República por etapas, las elecciones de abril de 1931, el gobierno provisional y constitucional, el bienio progresista de 1931-1933, el bienio negro de 1933-1936, las elecciones de febrero de 1936, el gobierno del Frente Popular y el comienzo de la guerra civil en julio de 1936. Por medio se trata el asunto de la Huelga Revolucionaria de octubre de 1934, la represión de la derecha contra la izquierda, la disolución del ayuntamiento de izquierdas para imponer una comisión gestora y el enrarecimiento de la convivencia a raíz de esto hasta la citada guerra civil. En Alcalá hubo numerosas cuestiones que reflejan lo que en breve ocurriría en el resto del país y también lo que ya estaba ocurriendo en sus diferentes etapas. Desde los problemas de paro obrero a los avances en materia de Cultura y educación. La sindicalización de los trabajadores, el intelectualismo, el militarismo, etcétera. Sobrevuela aquí varios de los puntos que serán decisivos para el futuro de la ciudad, como son el aeródromo militar, la reapertura de la catedral, el uso del Paraninfo de la vieja Universidad por la Universidad Central (Complutense), la vida carcelaria, la apertura de la Hosteria del Estudiante, diversas obras públicas, la presencia de numerosas personas importantes en la política y en la Literatura, etcétera.
El relato se ve salpicado por numerosas biografías relacionadas con la ciudad, como la propia de Manuel Azaña, político vital en la República, cuyo origen es complutense, la vida de Cumplido, alcalde republicano en casi todo el periodo, Pedro Blas, alcalde por el PSOE en los últimos momentos de paz y durante toda la guerra civil, la citada Constancia de la Mora, o la del aviador Hidalgo de Cisneros, o la del diputado derechista Esparza, etcétera. Ahora bien priman muchas de las historias de vidas más moderadas y las conservadoras, a pesar de que se mencionen vidas más progresistas como las de Clara Campoamor. Es llamativo por ejemplo que omita la vida del aviador Joaquín García-Morato, que vivía en Alcalá de Henares, pues servía en el aeródromo militar. El golpe de Estado del general Mola ocurre cuando él estaba de vacaciones fuera de la ciudad, por eso él pudo servir en el bando franquista por el cual sentía predilección ideológica. García-Morato fue uno de los pilotos que realizó bombardeos sobre población civil y del que se tiene constancia de matanzas por las cuales algunos le consideran criminal de guerra. Sin embargo, García-Morato, por otros actos de guerra en su avión, es considerado un héroe por parte del franquismo y por parte actualmente de las fuerzas más conservadoras. Llama la atención que no se mencione la biografía de esta persona, aunque sí se mencione que se desea quitarle su nombre a varias calles, sin mencionar el porqué y en tal manera que pareciera parte de una injusticia, al no dar explicación. Ya que en otros casos sí menciona biografías y no se duda en destacar lo negativo de algunos personajes republicanos, a veces pareciera pensarse que estamos ante un trato desigual de la Historia. Pero, y siempre hay "peros", es de anotar que en principio la trayectoria vital de Pilar Lledó, la que es pública en cuanto a sus trabajos, cargos y comparecencias, es la de una persona progresista, si bien moderada. Llama la atención por ello estas cuestiones en su más actual obra.
Pareciera que de esas luces y sombras de la República de las que habla su título, le atrajera más el asunto de las sombras, entendidas estas acordes a las críticas tanto de la gente de derechas como de los historiadores considerados neofranquistas, por citar, cita hasta a Pío Moa. Es llamativo que considere el asunto del laicismo republicano, lo que es la separación de Estado e Iglesia, desde la perspectiva de una persecución religiosa, cuando no se trató de eso, a pesar de que determinadas personas así lo entendieran en su momento. Al menos esta es la sensación que da por coletillas y expresiones que usa en la redacción.
Luces y sombras en tiempos de paz. Alcalá de Henares en la Segunda República (1931-1936) está salpicado de manera constante de referencias que pretenden corregir o aportar nuevos datos a Alcalá en guerra. Cabe preguntarse entonces si no hubiera sido preferible publicar ese libro de nuevo, ampliado con este segundo libro, o si bien se podría haber publicado este libro y a la vez el de la guerra revisado y reeditado.
Es otro de esos libros necesarios en las bibliotecas particulares y públicas de Historia de Alcalá. Es una visión de conjunto que quizá no saldría adelante si no es por el empeño personal de la autora y de los autores que en estos últimos años han aportado más luz sobre el pasado.
Lo que es innegable es que gracias a Pilar Lledó avanza el conocimiento en general de la Historia republicana de la ciudad, y últimamente también de la Historia de las mujeres en la ciudad. Su fuerte carácter mediático extiende al conocimiento general temas que han sido tabú mayoritariamente y que aún hoy día levanta ampollas y conflictos, incluso acabada la guerra en 1939 y la dictadura en 1975-1978, lo que es testimonio innegable de que hay heridas aún abiertas y que el conocimiento de la Historia podría ayudar a comprenderlas para superarlas.
Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".