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sábado, 1 de mayo de 2021

Historia de la FAI. El anarquismo organizado

Título: Historia de la FAI. El anarquismo organizado.
Autor: Julián Vadillo Muñoz.
Editorial: Los Libros de la Catarata.
Año de publicación:
2021 (1ª edición; prólogo de Juan Pablo Calero).
Colección: Mayor / Serie Estudios Socioculturales.
Nº de volumen en la colección: 825.
Género: Historia.
ISBN: 978-84-1352-004-9

El prolífico historiador y autor Julián Vadillo ha reeditado este año 2021 Historia de la CNT con la misma editorial Los Libros de la Catarata, a la vez que está preparando una revisión y ampliación de Mauro Bajatierra, anarquista y periodista de acción, que publicó con La Malatesta en 2011; tal otro libro también lo desea sacar adelante en este año 2021 y probablemente lo logrará, pero la editorial requiere, necesita para ello, de micromecenazgos, por lo que pide a la gente interesada un pequeño aporte para el proyecto a través de la plataforma Verkami. Sin embargo, aquel libro de 2019 sobre Historia de la CNT se transformó rápidamente para la editorial de La Catarata en un proyecto más amplio y ambicioso, ya que siguiendo la reflexión y análisis de Vadillo, aquel libro que repasaba la Historia del anarquismo español, se centraba en el anarcosindicalismo de la CNT, sin adentrarse, aunque mencionando, otros anarcosindicalismos nacidos de escisiones en la década de 1980, como es quizá el del sindicato con más afiliados en la actualidad de esa tendencia, la CGT. Quedaba por tanto escribir dos aspectos, el más fundamental: una Historia más detallada de la CNT y de las otras derivas del anarcosindicalismo y el anarquismo españoles después de la guerra civil española, si bien ya existe un trabajo de Ángel Herrerín López editado en 2004, La CNT durante el franquismo: clandestinidad y exilio (1939-1975), el cual completa muy bien una buena parte de esa Historia, quedaría entonces un trabajo más exhaustivo de todo el recorrido de 1975 en adelante. El otro aspecto que quedaba pendiente era una Historia no tanto del anarcosindicalismo español si no del anarquismo español reflejado en la Federación Anarquista Ibérica (FAI), tan relevante en la Historia del siglo XX de España. Por tanto, aquello quedó prometido por Vadillo y La Catarata en 2019. En 2020 llegó la pandemia de la Covid-19 y ayudó en cierto modo a la preparación de ese libro, a la vez que lo retrasó, pero al fin en la primavera de 2021 Vadillo y la editorial han sacado ese libro llamado Historia de la FAI. El anarquismo organizado.

Historia de la FAI está en la misma colección que Historia de la CNT, siendo los dos libros complementarios entre sí, incluso en su diseño, tomando uno las cubiertas negras y el otro las cubiertas rojas, creando así en la estantería la bandera anarcosindicalista. No obstante, en la portada del nuevo libro aparece un engranaje sobre la letra "i" que nos lleva al pensamiento de ser la CNT y la FAI dos organizaciones diferentes pero que eran necesarias en su colaboración como parte de una maquinaria al servicio de la creación de una nueva sociedad igualitaria y más justa.

El libro ha sido prologado por Juan Pablo Calero, otro buen historiador especializado en el movimiento obrero y el anarquismo que el año pasado ya editara Antología del teatro anarquista (1882-1931). Este autor, profesor de enseñanza secundaria, ha llevado a cabo varios proyectos colaborativos en torno a la Historia obrera y la de la CNT en varios de los cuales había contado con el propio Julián Vadillo, véase, por ejemplo, las publicaciones sobre los cien años de la CNT.

Historia de la FAI vuelve a retomar y explicar el anarquismo en España desde sus orígenes en el siglo XIX. Hace hincapié esta vez en la organización de los trabajadores concienciados en organizaciones específicas de anarquistas, o donde estos tuvieron el protagonismo mayoritario, tales como la Alianza de la Democracia Socialista, la Organización Anarquista de la Región Española (OARE), diversas asociaciones portuguesas y otras más pequeñas y efímeras a modo de grupos previos a la dictadura de Miguel Primo de Rivera desarrollada entre 1923 y 1930. Vadillo marca todo este recorrido de experiencias como grupos específicos del anarquismo en la península Ibérica a modo de antecedentes para la fundación de la FAI en 1927.

Se menciona el contexto internacional del anarquismo y su evolución, haciendo ver cómo los españoles estuvieron presentes y protagonistas en todo ello. En todo caso, serían los anarquistas de Portugal y los de Marruecos y el norte de Argelia los que más peso tendrán a la hora de la configuración de la FAI, pero todo ese proceso necesita de la andadura desde la Revolución Gloriosa de 1868 a aquel 1927 entre el exilio y la clandestinidad. No se rehúye, aunque no se ahonda como se ahondó en la Historia de la CNT, de la existencia de las diferentes corrientes del anarquismo como es la corriente colectivista o la comunista. Por supuesto el anarcosindicalismo está presente. La fundación de la CNT en 1910 será vital en la Historia del siglo XX español, por descontado en la Historia del movimiento obrero y por tanto en el anarquismo, pero esa Historia ya estaba contada por Vadillo, aparece aquí en cuanto a que la FAI estará íntimamente ligada a la CNT, así por ejemplo una gran cantidad de afiliados a la CNT serán también afiliados a la FAI. A pesar de que la cultura popular y los tópicos asocian a la CNT y a la FAI como una identidad unida, mito no exento de una realidad histórica que se pudo percibir durante la guerra civil cuando a menudo se presentaba en banderas y acuerdos el binomio CNT-FAI, lo cierto es que son dos entidades diferentes. 

La CNT es estrictamente la corriente anarcosindicalista, o en otras palabras, los anarquistas que entienden que su principal herramienta es la sindicalista. El sindicato dentro de las ideas anarquistas como medio de organización y lucha obrera. Se mantiene así dentro de lo laboral y lo económico, si bien la CNT tuvo y tiene también sus vertientes políticas y sociales. No obstante, la FAI es la asociación específica del anarquismo, no tanto enfocado a sindicalismo, sino a los ideales y objetivos de una sociedad anarquista. Varios de sus fundadores, como Progreso Fernández, García Oliver o Mauro Bajatierra, consideraban la necesidad de la creación de la FAI como garante de la esencias del anarquismo, con la idea de servir de guía para la CNT. Sin ambargo, todo es más complejo, pues el anarquismo es más abierto de ideas que otras corrientes del socialismo, viendo que sus organizaciones son herramientas y no fines en sí. Pensemos que Bajatierra, fundador de la FAI y muy ligado a la CNT, por circunstancias de necesidad estaba afiliado en realidad  a la UGT, socialdemócrata.

La FAI tenía a los portugueses como un motor impulsor fundamental, ya que estos vivían con una relativa mayor libertad al ser Portugal una República reciente, fundada en 1910, el mismo año que se fundó en España la CNT. Los debates sobre la Primera Guerra Mundial, la huelga general revolucionaria de 1917, la revolución rusa y su Tercera Internacional, la huelga de la Canadiense por la que se obtuvieron las ocho horas de trabajo en 1919 y el posterior pistolerismo de la patronal respondido por varios anarquistas, aunque criticado y condenado por la CNT, abren periodos de debate y relaciones con los portugueses, a la par que a menudo hay ilegalizaciones y legalizaciones innumerables, dando por caso que la clandestinidad se volvió fundamental para la pervivencia asociativa. El golpe de Estado en España en 1923 hizo que muchos anarquistas se exiliaran a Portugal. Sin embargo, Portugal sufrió otro golpe de Estado en 1926, colocando en el gobierno a una serie de generales encabezados por Salazar. Por ello mismo, en 1927 la FAI nacerá de manera clandestina entre París y España, en concreto: Cataluña. Su primer objetivo será la ayuda a los presos anarquistas portugueses y españoles, para lo que se coordinó con la CNT.

Al caer la dictadura española en 1930, tanto la CNT como la FAI facilitaron la comunicación y colaboración con otros grupos políticos y sindicales con el objetivo de acabar con la monarquía de Alfonso XIII y crear una República, que los anarquistas entendían que era un trampolín para la revolución que traería la justicia social y una nueva sociedad. Así, a pesar de lo que se ha escrito en numerosos sitios, los anarcosindicalistas y los anarquistas contribuyeron al advenimiento de la República en 1931, siendo la realidad que un partido que normalmente se apunta ese tanto, el Partido Comunista de España (PCE), era en esos momentos contrarios a ese advenimiento por considerar que era un gobierno burgués.

Ahí comienza la labor de Vadillo derrumbando tópicos. Gran conocedor del Archivo Anselmo Lorenzo y de los archivos de Ámsterdam donde está la documentación del anarquismo español, conoce los acuerdos, conversaciones, asambleas y pasos reales que se dieron desde las organizaciones. Desgrana y no elude la existencia de anarquistas conocidos que en nombre de la FAI o de la CNT o de ambos, hacían acciones violentas que eran claramente condenadas y desautorizadas por los militantes reales de tales organizaciones, ya que a menudo algunos de los que realizaban acciones que llamaban pedagogía revolucionaria no eran siquiera afiliados ni participaban de la vida asamblearia de tales organizaciones. No obstante, durante décadas la historiografía más conocida, la percepción social, el periodismo y la mitología creada por el franquismo ha hecho perdurar como conocimiento fiable numerosas cuestiones que no son ciertas, tanto como otras que no fueron exactamente como ocurrieron. Ahí ahonda Vadillo, como hiciera en la Historia de la CNT

Comienza aquí otro desmontaje, el de la percepción de que la FAI controlaba a la CNT en la conocida como trabazón. Analizando la documentación conservada de ambas, Vadillo nos descubre que la FAI a menudo fue en contra de sus principales intereses y los puso al servicio de lo que la CNT iba acordando a lo largo de la Segunda República, a pesar de que los militantes de la FAI que estaban también en la CNT hablaban de intentar mantener a la CNT dentro de los ideales puros del anarquismo. No obstante, la doble militancia sabía distinguir entre lo sindical y lo específico. Parece una paradoja, pero no lo era. Respondía a un sentido de coherencia quizá complejo de entender desde fuera. En ese desmontaje, Vadillo se adentra en el inmediato choque entre el anarquismo y la República tanto en Cataluña como en Andalucía por cuanto sus intereses no eran exactamente los mismos. En los momentos más peliagudos, como las ocupaciones de tierras y la quema de cosechas, la CNT criticaba que algunos grupos anarquistas alentaban a otros al lanzarles falsas noticias o exageraciones sobre el triunfo del anarquismo en Cataluña, cuestión que provocaba consecuencias funestas en Extremadura, por ejemplo. Muchos de esos grupos no eran siquiera de la FAI, pero ocurría que a veces la FAI asumía esa defensa que la CNT no hacía, por más que algunos afiliados estaban en ambas organizaciones. Por todo esto ocurre el desapego de los anarquistas en general en la participación de las elecciones de 1933, la cacofonía durante la huelga revolucionaria de 1934 que provoca una división de interpretación que contribuye a su fracaso, pero también ocurre que todos los anarquistas y anarcosindicalistas comprendan el peligro del fascismo en Europa ante lo ocurrido en Portugal, en Italia, en Austria y en Alemania, por lo que vuelven a contribuir y facilitar el voto al Frente Popular en febrero de 1936.

Vadillo se enfrenta a otro desmontaje más al tratar el espinoso asunto de los treintistas como escisión de la CNT, los cuales tendrán duros enfrentamientos con la FAI en cuanto a su interpretación del anarquismo, así como Ángel Pestaña querrá fundar un partido político al servicio del anarquismo. Vadillo nos muestra como la mayor parte de esos enfrentamientos se dieron a nivel personal, y muy virulentos, pero el enfrentamiento de organizaciones iba por otros caminos. Quizá sea esta una parte muy novedosa en sus aportaciones desde lo documental. Sea como sea, estas escisiones se solventan al comienzo de 1936 ante esa percepción de la necesidad de unidad para hacer frente al fascismo. Se tenía el ejemplo de lo catastrófico que había sido en Portugal el derrumbe de la República en 1926, por lo que estratégicamente los anarquistas y anarcosindicalistas, igual que en 1931, consideraron que había que apuntalar y ayudar a la República preferentemente antes que el triunfo en España en las elecciones de febrero. En todo caso, entre febrero y julio de 1936, tanto la CNT como la FAI intuían que se iba a dar un golpe de Estado al estilo de Portugal o Italia en España, o al de Austria, por lo que de manera no aireada públicamente comenzaron a preparar la posible defensa y a idear la adaptación de las organizaciones al servicio de esa defensa, haciendo incluso acopio de armas de manera clandestina. No se equivocaron, pues en julio se produjo el golpe de Estado, el cual falló en buena parte gracias a que los anarquistas y los sindicatos, tanto CNT como UGT, respondieron rápido para frenarlo junto a las fuerzas gubernamentales aún leales al gobierno. La resistencia de la que hicieron gala fue la que prolongó la vida a la República, lamentablemente dentro de una guerra civil.

Tanto la CNT como la FAI multiplicaron sus afiliados y simpatizantes durante la guerra. La FAI en concreto creció en popularidad de una manera excepcional y no prevista ni por ellos mismos. Se presentó el binomio CNT-FAI, y aunque esta trabazón se ha presentado a menudo como que la FAI dominaba a la CNT durante ese periodo bélico, lo que nos descubre Vadillo, es que la FAI se supeditó a la CNT también entonces, con la finalidad de alcanzar una mejor coordinación a la hora de frenar al fascismo. En su desmontaje nos muestra muchos nombres propios cuya contribución aportó el freno de las ejecuciones extrajudiciales, por ejemplo, o que los anarquistas no pusieron impedimento a la militarización ni al mando único, si bien eran contrarios a que el PCE tuviera el control de todo ello y obtuviera tantos ascensos de manera rápida y desproporcionada, pues entendían que la República misma corría peligro si los comunistas se hacían con un control de todo, tal como sus colegas anarquistas rusos represaliados en su día les habían enseñado en el cómo ocurrirían las cosas. 

Nos descubre también como un grupo anarquista nuevo, Los Amigos de Durruti, no tanto la FAI, ni la CNT, son los que toman la iniciativa para defender al POUM en Cataluña y Aragón durante los sucesos de mayo de 1937.

La colaboración y participación estratégica de los anarquistas en las instituciones y gobierno de la República es desgranada en este libro, como en el anterior, esta vez desde los debates abiertos entre la CNT y la FAI en torno a todo esto. Nos descubre que el auténtico enfrentamiento entre la CNT y la FAI no se producirá en torno a esto hasta febrero y marzo de 1939, cuando el general Casado dé un golpe de Estado militar dentro de la República para lograr una paz lo mejor posible dado la evidente derrota inminente y la instauración de la dictadura de Franco. Casado además quería solventar cuentas con los comunistas que, desde mayo de 1937, efectivamente habían ido tomando cada vez más el control e incluso habían represaliado a anarquistas en Aragón, aparte de a los trotskistas, y se habían enfrentado a los socialdemócratas y los republicanos burgueses. Comienza una breve represión a los comunistas con responsabilidades directas en estos sucesos. A Casado le apoyó Besteiro, del PSOE, con la idea de alcanzar una paz lo más humanizada posible, no fue posible, y Cipriano Mera, de la CNT, con la misma idea y a título personal de él y los que le siguieron, no tanto la CNT en sí. En todo caso, esa participación provoca la ruptura entre la trabazón CNT-FAI. La FAI, instalada en París desde febrero de 1936 al tener que haber salido de España por el avance de Franco, no compartía el gobierno de Casado ni contemplaba la rendición ante Franco. 

La posterior historia del exilio y la clandestinidad las repasa muy rápidamente Vadillo, sin huir de los anarquistas que perpetraron atentados fallidos contra Franco, pero también de los presos, los ejecutados, la participación en la Segunda Guerra Mundial, etcétera. La FAI no podrá volver a organizarse hasta mediados de la década de 1940, tras la contienda mundial. Varios de los fundadores de la FAI murieron ejecutados por Franco o por Hitler, o bien en campos de concentración y cárceles. La participación anarquista española en la organización de la resistencia francesa, en guerrillas de otros países o la liberación de París fue vital. Las documentación de la CNT y de la FAI se salvó gracias a miembros de la FAI y su aventura es narrada por Vadillo. 

Terminada la dictadura y acabada la Transición a lo largo de los años de 1970, si bien la CNT tiene sus propios problemas de nuevas escisiones, ya comentadas, y un  relativo resurgir entre las décadas de 2000 y de 2010, la FAI ve un declive en sí misma. Hoy día sigue existiendo, si bien esta es minoritaria, cerca ya de sus cien años.

La labor de Julián Vadillo es altamente valiosa una vez más. Este libro, junto al anterior, ha de ser referencia forzosa para la historiografía del siglo XX, sobre todo por su minuciosa labor documental que viene a derribar algunos tópicos falsos.


Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".


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