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domingo, 27 de febrero de 2022

Los Faraces, plateros complutenses del siglo XVI

Título: Los Faraces, plateros complutenses del siglo XVI
Autor: José Manuel Cruz Valdovinos.
Editor: Fundación Colegio del Rey.
Año de publicación: 1988 (1ª edición).
Colección: Alcalá Ensayo.
Número de volumen en la colección: 10.
Género: Historia; Arte; biografía.
ISBN: 978-84-404-1979-1

 

La Fundación Colegio del Rey en su ardua labor por potenciar la cultura y el conocimiento en Alcalá de Henares durante los años que existió tal fundación, publicó dentro de su colección Alcalá Ensayos, en el volumen 10, el libro Los Faraces, plateros complutenses del siglo XVI, premiado como ensayo. Fue en 1988. Lo había escrito José Manuel Cruz Valdominos, un catedrático de la Historia del Arte en la Universidad Complutense nacido en 1943. Es también Doctor en Derecho y Licenciado en Historia. Este hombre está especializado en la platería española, siendo uno de los mayores especialista del arte de la orfebrería histórica española. Tiene una gran cantidad de artículos y de libros, así como de colaboraciones y de organización de exposiciones como comisario. Uno de sus libros más actuales, sin embargo, se distancia de la platería para tratar sobre el pintor Diego Velázquez, Velázquez, vida y obra de un pintor cortesano (2011). Entre 1988 y 2007 ha sido vocal, vicepresidente y presidente de la Junta de Calificación, Valoración y Exportación del Patrimonio Histórico Español. A la vez es miembro numerario del Instituto de Estudios Madrileños, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), académico numerario de la Academia de San Dámaso de la Archidiócesis de Madrid, académico correspondiente de la Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción de Valladolid y miembro honorario de la Hispanic Society of America de Nueva York.

Su obra se centra sobre todo en el arte suntuario desde la perspectiva de su significado, su uso y sus perspectivas sociológicas e icónicas. Tiene varios libros que tratan sobre este arte de la platería a lo largo de toda España, especialmente centrados en la Edad Moderna. El libro que afecta a Alcalá de Henares, un ensayo ganador de un Premio Ciudad de Alcalá, Los Faraces, plateros complutenses del siglo XVI, trata evidentemente de diversas piezas artísticas, a menudo ligadas a objetos suntuarios católicos, como son las cruces. De hecho aporta dataciones y clasificaciones de algunas peizas que hasta ese 1988 no se tenía claro algunos de sus orígenes. 

La familia Faraz era una familia artesana que trabajaba los metales preciosos y que destacaban como orfebres de la plata y la cual estaba asentada en Alcalá de Henares. Sus talleres y trabajos estaban asentados en esta ciudad, si bien sus piezas están por toda la geografía española. Evidentemente trabajaron la plata que llegaba de América. Los años donde su actividad está más documentada es entre 1540 y 1579. Los dos miembros más destacados de esta familia fueron Juan Faraz y su hijo Juan Francisco Faraz, este ayudado por su hijo Cristóbal Faraz. Muchas de sus piezas actualmente se pueden ver en el Museo Nacional de Artes Decorativas, el Victoria and Albert Museum de Londres, numerosas catedrales e iglesias, y otros museos. En su propia época los lugares principales donde eran requeridos, aparte de la propia Alcalá de Henares o Madrid, eran Lozoya, Buitrago, Alcolea de Torote, Santorcaz, Talamanca, Uceda, Hita, Mohernando, Guadalajara, Brihuega, Zorita de los Canes, Almoguera, Meco, Rascafría, Miraflores de la Sierra, Yunquera de Henares, El Casar, Pastrana y otros lugares en este entorno del centro peninsular, aunque como se ha dicho su importancia creció hasta aparecer piezas suyas por toda España.

Evidentemente trabajaron cruces, cálices, cetros, patenas y otros objetos religiosos que combinaron con objetos más de uso personal. Tenían un gran talento y destacan en mucho todos los pequeños detalles que fueron capaces de grabar con gran calidad. Unos artistas bien conocidos en el mundo del Arte, aunque bastante desconocidos dentro de Alcalá de Henares, pese a esta publicación de 1988.

El libro fue editado en la clásica tapa blanda de esta colección, con un fondo negro para que destacara el detalle de un dibujo de platería en color plateado. Es un libro de referencia tanto entre historiadores del Arte como entre coleccionistas y orfebres, dado que se ha escrito pocos libros que se hayan especializado en concreto de una manera tan precisa en la familia Faraz.


Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

lunes, 21 de febrero de 2022

Enciclopedia temática de Alcalá de Henares. Calles

Título: Enciclopedia temática de Alcalá de Henares. Calles
Autor: Francisco Viana Gil.
Editor: Francisco Viana Gil (autopublicación) con apoyo del ayuntamiento de Alcalá de Henares.
Impresor: Imprenta Gráficas Ballesteros.
Año de publicación: 1999 (1ª edición).
Colección: Monográficos.
Número de volumen en la colección: 18.
Género: Guía; Historia; Enciclopedia.
ISBN: 978-84-605-9554-0

 

Ya habíamos presentado a Francisco Viana Gil a través de su libro de 1997 Alcalá de Henares. Historia, tradiciones y leyendas, que escribió junto a dos familiares suyas, Raquel y Lourdes. Hoy mencionaremos un libro que autopublicó en 1999 y recibió ayuda o promoción por parte del ayuntamiento de Alcalá de Henares, Enciclopedia temática de Alcalá de Henares. Calles. Fue impreso en la imprenta alcalaína Ballesteros como número 12 de sus publicaciones monográficas. Se trataba de una guía de carácter enciclopédico que ahondaba sobre todo en la Historia. En concreto lo hacía a través del desarrollo explicativo de todos los nombres de las calles que había en Alcalá de Henares en aquel 1999, quede dicho que la obra queda desfasada en tanto en cuanto en los últimos veintitrés años ha habido un gran crecimiento urbano, pensemos solo en la gran enormidad de espacios nuevos tan solo con el crecimiento de El Ensanche, la creación de Espartales Sur y Espartales Norte o La Garena, por no mencionar otros lugares. La obra remite a aquella normativa municipal que vinculaba el nombre de las calles, plazas y parques de la ciudad a personas que tuvieran que ver con la ciudad cuando el nombre de la calle es de una persona. Por ello mismo Francisco Viana aprovecha esta circunstancia para repasar el conocimiento de los porqués históricos de la ciudad. Es un enfoque de la Historia local un tanto innovador para lo que hasta entonces se había escrito, aunque no le resta un cierto toque de cronista más que de historiador. 

A modo anecdótico sobra explicar porqué existen calles, plazas o parques dedicados a Cervantes, Cisneros, Azaña, los santos niños Justo y Pastor u otras personalidades ampliamente conocidos de la ciudad, aunque la obra viene bien para repasar aquellos nombres cuya memoria no es tan popular en la ciudad o no tan obvia, como Núñez de Guzmán, rector de la Universidad en la década de 1520, o incluso, fuera de esta obra porque aún no existía, el Parque Juan Pablo II, Papa que dio título de catedral a la iglesia magistral. 

Claro está que también incluye explicaciones de lugares que no refieren a personas, como pueda ser la Plaza del Barro, llamada así en la década de 1980 por las inundaciones que sufría por desbordamientos del río Henares, la Plaza de los Cuatro Caños, por su famosa fuente de cuatro caños que se fue trasladando de lugar a lugar desde el siglo XIX, también conocida como Plaza de la Puerta de los Mártires, por estar allí aquella puerta en la muralla medieval ya no existente, estos por poner ejemplos. Pero quede también de remarcar la lamentable pérdida de nombres populares como el Parque de la Huerta de los Leones, hoy día sustituido por Jardín de las Palabras, cuando el primer nombre hacía referencia a los leones de piedra que hubo en una casa de los Mendoza donde se casó la princesa de Éboli, casa destruida en la guerra civil y cuya inscripción en la puerta principal daba nombre a la calle del Rico Home. Tampoco olvidemos otros nombre popular, el de la Plaza de la Capilla del Oidor, donde están las ruinas de la iglesia de Santa María la Mayor, hoy día llamada oficialmente Plaza de Astrana Marín, historiador y periodista al que se le atañe la ubicación de la actual casa turística del nacimiento de Cervantes, por cierto que este periodista cuenta con estatua y es de conocida postura antisemita pronazi en los artículos de prensa que publicó en los años de las décadas de 1930 y 1940. 

Sea como sea, la obra es una curiosidad que ayuda a conocer mejor los porqués de los espacios alcalaíno, aunque por fuerza en 2022 esté desfasada en cambio de nombres y en ampliaciones de la ciudad. No obstante, como toda obra enciclopédica, Francisco Viana debió realizar un arduo trabajo de investigación, sea este vasto o no según qué caso. Un callejero enciclopédico peculiar.


Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

martes, 15 de febrero de 2022

Pueblo sin rey

Título: Pueblo sin rey.
Autora: Olalla García.
Editorial: Ediciones B.
Año de publicación: 2020 (1ª edición)
Colección: Histórica.
Género: Novela.
ISBN: 978-84-666-6813-2

A Olalla García, la escritora alcalaína con más éxito actualmente, ya la conocemos bastante bien en estas notas de cíclopes. Recordemos sus libros publicados y las notas donde hablamos de ella y de su obra. Son:  Ardashir, rey de Persia (2005), Las puertas de seda (2007), El jardín de Hipatia (2009), Rito de paso (2014), En tierra de nadie (2016), El taller de los libros prohibidos (2018), Pueblo sin rey (2020) y María Pacheco (2021). Hoy toca hablar del que nos quedaba por comentar, Pueblo sin rey, que como se ha indicado se publicó en 2020 y al que siguió la biografía de María Pacheco en 2021 para una enciclopedia de biografías femeninas. Siguiendo la estela del éxito de El taller de los libros prohibidos se lo publicó Random Peguin House a través de Ediciones B en su colección Histórica, dedicada a novela histórica. Comparten estos dos libros además su ambientación en Alcalá de Henares, si bien el que comentamos hoy se desarrolla en el comienzo del siglo XVI, entre 1520 y 1522, y el otro lo hacía en 1572. Ahora bien, si el de 2018 le sirvió para recibir un homenaje en las propias fiestas de Alcalá de Henares con una falla a la valenciana donde se hizo un ninot de ella, animando a las mujeres a escribir, en este otro de 2020 habló de ella ni más ni menos que National Geographic Historia y la prensa nacional, más aún, fue nominada a la mejor autora de novela histórica del año 2020. Sin embargo, la pandemia de la Covid-19 impidió bastante su difusión en un principio y esta se consolidó con fuerza una vez que se levantó el confinamiento.

El libro se derivaba de la innovadora investigación A voz de Comunidad. La rebelión comunera en Alcalá de Henares: 1520-1521, que Ángel Carrasco trabajó publicó en libro en 2016, aunque previamente ya había hecho público un artículo en un encuentro de historiadores del Valle del Henares. No olvidemos que también  en 2020 Francisco Peña publicó y estrenó sobre los escenarios su obra de teatro A voz de Comunidad, derivada de la misma investigación. Hay que pensar que ese 2020 se celebraba el quinientos aniversario de la rebelión comunera y Alcalá de Henares, como ciudad comunera que fue, preparaba su celebración tras descubrir su propio pasado apenas cuatro años antes. Por hacerse se hizo hasta conferencias y una exposición. No faltaron historiadores locales como el propio Carrasco o Sánchez Moltó y acompañamiento de la prensa local. En ese contexto, Olalla publicó esta novela, en la cual, al final de ella, inserta una breve explicación del movimiento comunero, de los personajes reales y ficticios de su obra y una nota explicativa donde da las gracias a los dos historiadores mencionados, más a otras personas.

Se trata de su obra más ambiciosa y más compleja de escribir, según reconoce la autora, profesora de Literatura en la Universidad de Alcalá. Es una obra coral repleta de personajes históricos entre los que aparecen varios ficticios. Olalla ficciona y rellena los huecos de las vidas personales allá donde la documentación histórica y las investigaciones no han podido ni pueden llegar. Y es precisamente en lo coral donde quizá el relato hace que a veces nos perdamos un  poco, si bien la aparición  de personajes muy conocidos, como Juan Bravo, María Pacheco, Padilla, el obispo Acuña, Juana I "la Loca", Carlos I, la familia Mendoza y otros, mezclados con algunos personajes históricos de Alcalá, como Núñez de Guzmán o Lizona, ayudan al que sabe de Historia a no perderse demasiado. Es una novela histórica que quizá personalmente recomendaría leer sabiendo al menos un poco de este periodo de la Historia.

Olalla crea una novela de acción, pero también es bastante una explicación de Historia, casi una clase magistral donde no se recrea tanto en las batallas sino en las explicaciones de los motivos y las posibles causas y porqués del desarrollo de los acontecimientos. Es también una novela con un punto de detectives en cuanto a una traición, pero también, según se avanza, es una novela que evoluciona a una historia de amor, que es la que cobra mayor protagonismo. Pero también es una novela que quiere reivindicar la Historia de la mujer y denunciar el machismo del siglo XVI, aunque, he de anotar con cierto pesar, pues sé que Olalla es muy docta en todo esto, peca un poco de anacronismos excesivos en los modos ultramodernos, casi actuales, de pensar de varias de las protagonistas. Bastase que hubiera un personaje excepcional que así fuera, pero la aparición de varios personajes compartiendo determinados pensamientos y acciones en pleno 1520-1521, hace caer en la novela en un ligero anacronismo y alteración de los modos de pensar generales de aquel momento. Ahora bien, si me contrarreplico a mí mismo, podríamos pensar que, conociendo que Olalla es una experta en Historia y a la vez ejerce cierta militancia por la igualdad de género desde la Literatura, se le podría excusar como recurso para un logro actual usando una historia ambientada quinientos años atrás. Es lo que probablemente ha ocurrido, por lo que el anacronismo no es error, es recurso y hace de la novela lo mismo que la idealización social en las novelas históricas de los tiempos del romanticismo del siglo XIX. Sabiéndolo y aceptándolo se lee con gusto. Es lo que lo hace libro de su tiempo, el siglo XXI, y no una imitación del siglo XVI o de una novela de aventuras históricas del XIX o del XX. La lucha por derechos sociales es síntoma claro del comienzo del siglo XXI en muchos y muy diferentes planos, la Literatura no está exenta de su reflejo, es más, quizá sea uno de los espacios donde más se está dando.

La Historia se mueve entre los hechos más relevantes de la rebelión comunera en el Reino de Castilla, mientras a la vez en el de Aragón, en Valencia, se daban las germanías. Hay que pensar que aunque se funda España como tal con la Guerra de Sucesión Castellana en la década de 1470, con la unión de Castilla y Aragón por los matrimonios de Isabel I y Fernando V, en realidad se trata del Reino Hispánico, así llamado incluso en aquella época, y que España propiamente dicha se da con los Borbones y sus reformas a partir de 1700, mal que le pese a muchos historiadores y una buena parte de la Historia oficial que hoy día se enseña en muchos lugares por falta de conocimiento documental o por excesos de idealizaciones nacionalistas nacidas en el siglo XIX, con la idea del Estado-nación que se impulsó por entonces desde el centro de Europa e Italia. 

Centrándonos en el libro, la novela, como decía, se centra en los hechos y personajes más relevantes de la rebelión comunera. Trata evidentemente los muy importantes focos de Toledo, Salamanca, Segovia, Ávila e incluso en los fracasados Burgos y Valladolid, pero toca los algo menos conocidos focos de Madrid y Guadalajara, y en ese contexto entra otra línea argumental histórica, la de los hechos y personajes que tienen que ver con los comuneros de esos lugares, y por fuerza de Alcalá de Henares y municipios cercanos, como los Santos de la Humosa, por ejemplo. Tenemos así dispuestas dos líneas argumentales que a la vez se dividen siguiendo cada una el acontecer de varios de los personajes más destacados y de las situaciones provocadas, ya sea el asalto a Torrelobatón, los movimientos políticos de Acuña, los movimientos militares de Bravo y Padilla, o los enfrentamientos entre los bandos castellano y el andaluz en la Universidad de Alcalá, o las posturas de más o menos compromiso entre los destacados de Alcalá. Parece que ya tendríamos un montón de hilos que seguir, pero Olalla introduce más hilos, los de los personajes ficticios que van siguiendo su suerte unida a los de los personajes históricos desde Alcalá de Henares y allá por todos los territorios de España por donde les toca deambular en tiempos de guerra comunera. Entre estos personajes, una historia de espionaje, amor, culpa y redención que se mezcla con otra de amores ilícitos y cuestionamiento del orden social. 

Realmente es una novela compleja, pero a la vez es una lección de Historia de un capítulo no del todo bien conocido, dado que su interpretación aún hoy sigue sin poner de acuerdo a todos los historiadores, si bien sí se podría apuntar a un posible antecedente fallido de las revoluciones sociales del siglo XVIII, con alguna idea lejana que tendía a una democratización antiseñorial, pero el problema está en que el origen de la revuelta no es antiseñorial, todo lo contrario, por lo que hay quien apunta que se trata de un intento de involución ante el avance de la monarquía absoluta, cuyo comienzo se dio con los Reyes Católicos y que Carlos I pretende imponer por la fuerza dando cargos a extranjeros y cobrando impuestos especiales para ganar la corona imperial del Sacro Imperio Romano Germano y las consecuentes guerras de religión contra los luteranos. Y es que de fondo también están presentes en el libro el choque de ideas entre los católicos y los reformistas, que en España vienen con Erasmo, a quien no se le expulsó de la Iglesia católica por presiones de la monarquía, a quien no le disgustaba. 

Para quien es alcalaíno y conoce la ciudad y también Madrid y Guadalajara y los Santos de la Humosa, tendrá un extra de placer en la lectura, al ubicar perfectamente los lugares y los personajes que le van mencionando en una historia que se desarrolla en un centro histórico mil veces recorrido. 

El lenguaje es sencillo, aunque hacia el final parece evolucionar a fórmulas propias de una forma de hablar del siglo XVI, al menos un poco en lo teatralizado, pero esto es lo que hace que la novela vaya fluyendo. Equilibra además tiempos de reflexión con otros de explicación, introversión, otros de acción, amor, intrigas... Cada capítulo intenta dejar puertas inquietantes abiertas para el siguiente. Nos fuerza a la existencia de saltos temporales que hemos de rellenar con nuestro conocimiento, nuestra reflexión y en algunos casos nuestra imaginación deduciendo. 

Una vez más Olalla ha hecho un buen trabajo.


Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

lunes, 7 de febrero de 2022

Poesía

Título: Poesía.
Autor: Salvador de Madariaga.
Editorial: Espasa-Calpe.  
Año de publicación: 1989 (1ª edición; Prólogo de Dámaso Alonso).
Colección: Austral.
Nº de volumen en la colección: 89.
Género: Poesía.
ISBN: 978-8423918898.
 
Salvador de Madariaga cuenta en Alcalá de Henares con un parque, una calle y un monumento. Este escritor y político había nacido en La Coruña en 1886 y murió en Suiza, en Locarno, en 1978. No escribió ningún libro que tratara en concreto de Alcalá de Henares o que se ambientara en la ciudad, pero su unión literaria con Alcalá es vital en la Historia reciente, pues fue una de las grandes personalidades que defendió con sus escritos que regresara una universidad a Alcalá de Henares, la cual, como se sabe y ya hemos anotado en anteriores ocasiones, fue trasladada institucionalmente en 1836 a Madrid, allí permanecía con el nombre de Universidad Central y también como Universidad de Madrid. En Alcalá se quedaron los edificios históricos los cuales sufrieron una serie de problemáticas que llevaron a la ciudadanía alcalaína a mediados del siglo XIX a la creación de la Sociedad de Condueños para la compra de estos edificios con la idea de poder conservarlos. En ese intento conservador, muchos de los edificios pasaron a ser alquilados a la Iglesia y al Ejército a través del Ministerio de la Guerra, posterior de Defensa desde el último cuarto del siglo XX. Ya había ocurrido que el Colegio de San Ildefonso, o Universidad Cisneriana en su nombre popular, pasó a albergar un colegio religioso a manos de las escuelas pías desde los últimos treinta años del siglo XIX. A comienzos del siglo XX se restauró el Paraninfo y la Universidad Central trasladó diversos actos institucionales y simbólicos a ese lugar, mientras a la vez también se creó la Hostería del Estudiante, lo que llevó a una campaña turística y trajo como comensales ocasionales a gente como Lorca o Machado. Estos edificios sufrieron daños durante la guerra civil de 1936-1939, por lo que tuvieron que ser restaurados. En 1968, en parte gracias al pasado de estos edificios, Alcalá recibió el título de conjunto artístico histórico y se potenció más su interés turístico y artístico, a la par que se revalorizaba su Historia. En ese contexto surge la contribución de Madariaga. ¿Dónde publicó sus escritos si no están en libro? Fueron una serie de artículos periodísticos publicados desde su exilio en el periódico monárquico ABC. A ellos hay que sumar un poema publicado en prensa al que llamó "Coplas de alcalaínos".
 
Salvador de Madariaga se formó en Francia como ingeniero, aunque él se volcaba en formarse como literato. Gracias al posicionamiento de su familia también comenzó a formarse en política desde 1914. Conoció a numerosas personas altamente importantes en literatura y en política, como Ortega y Gasset, Fernando de los Ríos, Maeztu y otros. Admiró a Azaña como escritor y político, aunque Azaña no le tenía aprecio. Fue mandado de diplomático a Reino Unido, le dieron un puesto en la Sociedad de Naciones para representar a España, fue profesor en la Universidad de Oxford, posteriormente le hicieron embajador en Estados Unidos, le nombraron diputado durante la Segunda República. Madariaga era un republicano liberal, conservador, por lo que durante el bienio negro el gobierno de Lerroux le nombró Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes y luego Ministro de Justicia. Fue muy crítico con la huelga revolucionaria de octubre de 1934, pero también con que se metiera en la cárcel a Azaña por ella, siendo inocente. Criticó la invasión italiana a Abisinia, y también la de Japón a Manchuria, por lo que le apodaron Don Quijote de Manchuria. Al estallar la guerra civil se exilió en Reino Unido. Desde allí mantuvo el resto de su vida una actitud activa contra el franquismo y la dictadura. En dos ocasiones fue nominado al Premio Nobel de Literatura y en una al de la Paz, pero se dice que el propio gobierno de Franco torpedeó su elección. Tuvo una actitud anticomunista, solo por ello la dictadura abrió la mano con él en cuanto a que se le pudiera publicar en prensa española sus artículos, pero a la vez participó de encuentros contrarios a la dictadura, como el habido en Múnich en 1962. Solo regresó a España cuando murió Franco, pero no a finales de 1975, sino ya en 1976, donde se le dio un silla en la Real Academia Española. Murió en su casa de Locarno en 1978, aunque sus restos no fueron trasladados a España hasta 1991. 

Dado que los escritos suyos para Alcalá de Henares fueron en prensa, pongo aquí el libro antológico llamado Poesía, que prologó Dámaso Alonso en 1989 para la editorial Espasa-Calpe en la colección Austral, donde fue el volumen 89. Elijo este libro a consecuencia del poema citado que le dedicó a Alcalá, aunque su mayor peso fue en sus artículos periodísticos. Queda la espera de una obra completa de sus ensayos y artículos, los cuales son muy abundantes. También fue investigador como historiador y de la literatura. Tiene varias obras dedicadas a la Historia contemporánea de España, a la vida de Simón Bolívar, a la de Hernán Cortés, diversos estudios de El Quijote, de la vida de Cristóbal Colón, etcétera, por lo que por la naturaleza de algunas de estas investigaciones, por fuerza Alcalá de Henares aparece en varias de ellas. Es ineludible, por ejemplo, el nacimiento de Cervantes en Alcalá o la entrevista de Colón con los Reyes Católicos en la misma ciudad.

A finales de la década de 1950 la Universidad Central o de Madrid comenzaba a estar sobrepasada por la gran cantidad de estudiantes que acogía. Se planteaba ya por entonces la posibilidad de abrir nuevas universidades que ayudaran a descongestionar sus aulas y a repartir a los estudiantes sin concentrarlos a todos en un mismo punto de la capital. Alcalá de Henares estaba en ese momento en pleno crecimiento demográfico e industrial. Bien ubicada en las comunicaciones entre Madrid, Zaragoza y Barcelona, y con una sociedad que en ese momento se estaba movilizando para recuperar su esplendor cultural. En 1966 se instaló en la ciudad una Universidad Laboral, posterior Formación Profesional, lo que revitalizó el panorama estudiantil y obrero de la ciudad, cuestión bien estudiada por Carlos Mazarío, en La Universidad Laboral de Alcalá de Henares. Historia de una institución docente (1966-2016) (2017). El propio edificio central de la Universidad del siglo XVI ahora mismo acogía una escuela de formación de los funcionarios del régimen, la cual fue visitada por el entonces príncipe Juan Carlos de Borbón. Sin embargo, de lo que se estaba tratando ahora era de crear una nueva Universidad. En mayo de 1965 el gobierno lo declaró de manera expresa y desde entonces comenzaron a surgir diversos lugares que se postularon para acoger la sede. 

El rector de la Universidad Central, Gutiérrez Ríos, se postuló a favor de traer la nueva Universidad a Alcalá en gratitud por su pasado histórico, de la que se beneficiaba y del que nació la propia Universidad Central. En 1967 se recreó en el Patio Trilingüe del Colegio de San Ildefonso los estudios de Filosofía y Letras como extensión de la Universidad Central y en imitación a los estudios que dio comienzo el cardenal Cisneros en 1499. Una parte importante de la ciudadanía alcalaína comenzó a movilizarse de manera espontánea a favor de que trajeran la nueva Universidad a Alcalá. Esa nueva Universidad iba a ser la Autónoma, nombre marcado por un ideal falangista de nueva sociedad civil que remarcaría su autonomía de la Universidad Central. Entre tanto, la Universidad Central comenzó a ser llamada Universidad Complutense, haciendo referencia al viejo nombre de la Universidad de Alcalá, lo que molestó a aquel grupo de ciudadanos muy activos en este asunto y en el que figurarán nombres de personas que serán vitales en la Historia local tanto en ese tardofranquismo como en la Transición y primeros años de la democracia. Se empezaron a pegar carteles sin permiso intentando movilizar a la opinión pública en torno a cierto orgullo alcalaíno para que se reparara una injusticia histórica, que casi caía en un "nacionalismo" local, y que usaba al cardenal Cisneros y Cervantes, y que se sentían afrentados por Madrid. 

A lo largo de 1968 las propias autoridades del ayuntamiento de Alcalá, muchas de ellas aún gente de la vieja guardia franquista de la guerra civil, muy apegados a los ideales falangistas originales, se vieron sorprendidas por estas movilizaciones, hasta el punto que una visita de un ministro a los terrenos del Ejército del Aire del antiguo aeródromo se encontró con una manifestación no autorizada a favor de que no se acabara con la oportunidad de recuperar la Universidad. El ministro, López Rodó, manifestó su temor a que siendo Alcalá una ciudad industrial los estudiantes transformaran esta urbe en un foco de problemas políticos. Eran los años más activos de las protestas estudiantiles contra la dictadura. Además, había especuladores que hacían sus maniobras para ubicar la nueva Universidad donde a ellos les interesara. Eso forzó que de repente algunos de los más convencidos franquistas del ayuntamiento comenzaran un ligero distanciamiento al ver que el gobierno podía perjudicar a la ciudad y al ver que cada vez había más personas en la calle a favor de la Universidad. Aquella manifestación, represaliada, fue un antes y un después. El propio ayuntamiento se unió a estas reivindicaciones y en diciembre de 1968 los terrenos del Ejército del Aire se recuperaron y se pusieron a disposición del Ministerio de Educación. A aquel grupo de alcalaínos se les llamó Grupo del 69, y tiene la peculiaridad de tener en sí desde gente claramente posicionada con la dictadura hasta ese momento, como Félix Huerta o García Gutiérrez, posterior cronista de Alcalá, con gente que clandestinamente pertenecían a partidos de izquierda, como Lope Huerta, posterior alcalde por el PSOE. 

El rector de la Central hablaba a favor de Alcalá y en torno a él se posicionaron catedráticos e intelectuales. Entre esas personas apareció la figura de Salvador de Madariaga desde el exilio, mandando cartas y artículos al ABC. No fue la única persona de renombre ni el único periódico en publicar a favor de Alcalá. 
 
Entre los artículos de Madariaga, el primero decía:
 
"Una carta de Salvador de Madariaga.
La renovación de la Universidad española, en marcha, ha transcendido más allá de nuestras fronteras y en españoles, algunos de ellos ilustres, alejados desde hace años del suelo de la patria, y en muchas de sus ideas también alejados de las nuestras, pero de alma hispana irreversible, ha suscitado el interés que el noble empeño justifica. Así, el escritor don Salvador de Madariaga, desde Londres, nos ha dirigido esta carta en la que pide se restituya su antiguo esplendor a la Universidad de Alcalá de Henares.
Señor Director de ABC. Madrid.
Leo que se van a crear tres Universidades más. Ni que decir tiene que me parece de perlas. Espero que se me permita cooperar a su creación lanzando al ruedo un par de ideas.
Una de índole general: creo que es ya tiempo de que se dé a nuestras Universidades un arraigo regional. Hay que terminar con esos centros burocráticos, meros escaños del escalafón de catedráticos para subir hasta Madrid. Cada Universidad—salvo las actuales de Madrid, Salamanca y Barcelona—debe ser el cerebro de una región y crearse y recrearse en ella. Madrid, Salamanca y Barcelona deben ser Universidades nacionales.
Esto sentado, estimo que las Universidades nuevas de Madrid y Barcelona deben considerarse como los futuros «cerebros» de Castilla la Nueva y de Cataluña, y a tal fin deben instalarse en Alcalá de Henares y en Vich o en Gerona o en Tarragona. Sobre la catalana, los catalanes se pronunciarán con más conocimiento; pero sobre la castellana, no cabe duda. España le debe a Alcalá la Universidad que le quitó. Ha llegado el momento de reparar tan grave error.
Claro es que no dogmatizo. Mi propósito es iniciar un debate, y mi intención, restaurar un centro de enseñanza superior que fue en su día uno de los más ilustres de España y aún de Europa.
Atentamente, Salvador de Madariaga"
. (ABC, página 29, 3 de julio de 1968).
 
Pero en marzo de 1969 se decidió llevar la Universidad Autónoma al Goloso. El 14 de abril de 1969 el ayuntamiento pidió explicaciones al gobierno, y se dijo que posiblemente el Ministro de Educación, Villar Palasí, fuera el que tomó la decisión, mientras la prensa especulaba con la posibilidad de entramados económicos encubiertos con quienes vendieron sus terrenos. Aún así, se siguió la campaña para lograr la Universidad en Alcalá. Madariaga siguió escribiendo en prensa a favor de Alcalá y en esta primera afrenta fue cuando escribió su poema a Alcalá. Tal vez fue Carrero Blanco que tuvo más peso queriendo evitar focos de insurrección estudiantil al lado de focos industriales, querría evitar un mayo de 1968 en España, pero hoy por hoy no se puede confirmar esta teoría que apuntaba una revista digital de la Universidad de Alcalá en 1999.

Un grupo de jóvenes arquitectos plantearon levantar una Universidad en Alcalá al estilo de las norteamericanas con edificios a modo de facultades repartidos en un campus ajardinado. Entre tanto, la indignación crecía en las calles alcalaínas. Madariaga escribía en el ABC:

"Tan evidente es el derecho natural de Alcalá, tan inculta e injusta es la decisión de trasladarla [la universidad] a Madrid, que antaño se hizo en hora de triste recordación. [Por ello] el pueblo español desearía saber qué razones hay de tan formidable fuerza que hayan vencido a Cisneros y a Cervantes en el ánimo de los gobernantes: y si tan fuertes son, ¿por qué no se publican? Y si no se publican, ¿quién es El Goloso?"

Los movimientos políticos, administrativos y sociales por la consecución de la Universidad continuarían, abriéndose otra oportunidad también fallida entre 1972 y 1974. Fue en aquel 1974 que Madariaga en su obra Españoles de mi tiempo definía a Alcalá, desde su conocimiento previo al exilio, como "(...) un horno en verano y una nevera en invierno (...)", lo que hacía de los alcalaínos que logren "(...) por ambas influencias contrarias una singular impasibilidad". En torno a aquel año comenzaría al fin a darse una nueva oportunidad a crear dicha Universidad y definitivamente se aprobó. Las obras y los preparativos comenzarían a llevarse a cabo hasta que al fin fue instalada en 1977 como Universidad de nueva refundación, pues para disgusto de aquellos alcalaínos no fue devuelta la Universidad Complutense, ni siquiera su nombre, ni sus archivos históricos, por lo que la Universidad de Alcalá de Henares es una Universidad de nuevo cuño en buena parte reusando los edificios de la antigua Universidad y de la que se le reconoce su pasado desde el siglo XVI, por lo que comparte su Historia con la que hoy se llama Complutense en Madrid. 

El poema que escribió Madariaga en 1969, "Coplas de alcalaínos", no es un poema especialmente destacable, pese a ser una persona dos veces propuesta a Premio Nobel de Literatura. Se le entiende como un poema sarcástico y de activismo, si bien tiene un tono un tanto folclórico y sencillo. Sea como sea, es uno de los poemas que levanta ese amor patrio de los alcalaínos, aún sin ser alcalaíno Madariaga. El poema es: 

Que a Cisneros y a Cervantes
quitan lo que dieron antes,
Albalá contra albalá.
¿Por qué se deja Alcalá?

Que a Cervantes y a Cisneros
por hectáreas o dineros,
El Goloso vencer ha,
¿por qué se deja Alcalá?

Que sería vergonzoso
que venciera ese goloso
en lucha en que tanto va,
¿por qué se deja Alcalá?

Que si en la villa del oso
se ha escondido ese goloso,
el Buscón lo encontrará,
¿por qué se deja Alcalá?

Si las razones que da
para los alcalaínos
son coplas de Calaínos,
¿por qué se deja Alcalá?

Y si la Universidad,
en vez de una disciplina,
va a ser una golosina,
¿por qué se deja Alcalá?

Y pues Alcalá se deja
cuando en ello tanto va,
sobre qué Alcalá se queja?
Mal se queja quien se deja,
¿por qué se queja Alcalá?

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".