sábado, 13 de noviembre de 2021

A voz de Comunidad

Título: A voz de Comunidad.
Autor: Francisco Peña.
Editor: Teatro Independiente Alcalaíno (T.I.A.).
Año de publicación: 2020 (1ª edición; Prólogo de Guillermo Heras).
Colección: Nuevos Autores.
Nº de volumen en la colección: 37
Género: Teatro.
ISBN: 978-84-87511-36-3

 

Una de las asociaciones complutenses que en los últimos cuarenta y dos años ha ayudado más ha ayudado a fomentar la nueva literatura alcalaína es el Teatro Independiente Alcalaíno (T.I.A.). Fomenta, precisamente, las creaciones teatrales y, como compañía teatral que también es, las lleva al escenario, habitualmente con repercusión en la prensa local. Llevan representando obras tanto de autores clásicos, especialmente del Siglo de Oro español y bastantes escarceos por el teatro de la antigüedad griega y romana, desde 1979. Comenzaron como un grupo de jóvenes muy activos e inquietos que trataban de traer nuevos aires culturales con la Transición democrática. No obstante, una de sus primeras representaciones fue la comedia erótica Lisístrata, de Aristófanes, en el Palacio Arzobispal. Eran en buena parte una ruptura con la cultura y el teatro costumbristas que la dictadura de Franco había venido fomentando en los cuarenta años anteriores. La T.I.A se afianzó en la ciudad recibiendo a veces los escenarios de la Obra Social de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad Caja de Madrid, posteriormente transformada en Bankia en la década de 2000, y este año 2021 desaparecida al ser engullida por Caixa Bank. A pesar de su proclamada independencia, su larga trayectoria y su evolución de casi medio siglo ha hecho que de vez en cuando reciban apoyos del ayuntamiento de Alcalá de Henares en su fomento, de los medios de comunicación locales y del escenario del Teatro Margarita Xirgú del sindicato Comisiones Obreras. T.I.A. ha pisado todos los escenarios alcalaínos que han habido y que hay, así como ha visto una renovación constante de actores y actrices, si bien hay un grupo fundacional que, si ya no están en el escenario, siempre ha permanecido de otras labores de la asociación.

En esta labor teatral T.I.A. también ha querido representar teatro más actual, incluso infantil, pero sobre todo ha querido fomentar la creación de nuevas obras teatrales, muchas de ellas creaciones de alcalaínos, siendo muchos de ellos personas que pasaron o pertenecen a T.I.A.; ellos mismos dicen de esta labor que buscan divulgar obras inéditas teatrales que de otra forma podrían quedar desconocidas. En este respecto, quien esto escribe, acota que esto no es tanto así y que quizá necesite de una definición más afinada aún por parte de T.I.A., ya que quien esto escribe escribió una obra teatral para una compañía que iba a fundar el actor alcalaíno Saúl Rodríguez, la cual se malogró y por tanto, aunque la obra teatral que me encargaron la escribí, nunca se llegó a representar. Paseé la obra por varios concursos literarios de teatro sin que lograse premio. Por ello, quien esto escribe, mandó a T.I.A. la obra para su publicación y posible representación dado que tengo varios libritos por ellos publicados y sé de esa definición que acabo de exponer en la que T.I.A. afirma que su propósito de publicar obras de teatro inéditas y llevarlas a representación es con ánimo de divulgar obras inéditas que no tienen otra forma de darse a conocer. Leyeron la obra, según me dijeron por correo electrónico y, aunque les parecía buena obra, me dijeron que no iba con el tipo de obras que ellos hacían. Así pues, acoto que la definición que dan sobre su colección de libros de teatro inédito, llamada "Nuevos Autores", está claro que necesita mayor afinamiento, pues, según aquel correo, no caben todos los nuevos autores ni todas las obras inéditas, aunque no se dice qué tipo de teatro es el teatro afín a T.I.A. para que sea acogido. Quizá nos ayuda para eso revisar los títulos de las obras que han publicado en esa colección, que son a fecha de hoy unos treinta y ocho o cuarenta libritos, toda una gran labor de nuevas obras teatrales, hay que reconocerlo, es algo bastante inédito me atrevería a decir en toda España, pues no es fácil vender ni fomentar el teatro nuevo en los tiempos actuales. 
 
Atendiendo a esos títulos vemos una gran cantidad de referencias a revisiones y nuevas versiones derivadas del teatro de los siglos XVI y XVII españoles, muchas otras de las obras teatrales de la antigüedad de Grecia y Roma, tanto de siglos antes de Cristo como de después, hay obras infantiles de titiriteros, diversas obras ligadas a Alcalá de Henares como ficciones atadas a algún momento del pasado o de los personajes reales y ficticios de la ciudad, y obras que por título y por los pequeños resúmenes que les unen hacen pensar en un teatro no muy experimental pero tampoco conservador, quizá una especie de nuevo costumbrismo dentro de las costumbres cambiadas y modernas del final del siglo XX y principios del siglo XXI. También varias referencias cervantistas. Tal vez por el influjo de Cervantes en un sentimiento de cultura complutense, o tal vez porque hubo una época, aún hoy, en la que todo lo que lleve a Cervantes o a Quijote hace que el ayuntamiento se interese o bien para subvencionar o bien para fomentar publicitariamente, ya que considera que es bueno para el turismo, aunque siempre se haga en nombre de la Cultura. Evidentemente T.I.A. lo hace por la vía de la cultura y el teatro, pero aprovecha los medios que le ponen enfrente.
 
La obra que ocupa el nº 37 de esta colección publicada por T.I.A. la escribió Francisco Peña, a quien ya conocemos como filólogo cervantista, tanto es así que este 2021 ha sacado otra obra en torno a Cervantes. La obra de la que hoy hablamos se publicó en 2020 y se llegó a representar. Se derivaba del libro de Historia que fue toda una aportación novedosa en la renovación de la Historia alcalaína A voz de Comunidad. La rebelión comunera en Alcalá de Henares: 1520-1521, de Ángel Carrasco Tezanos en 2016, publicado por Domiduca. El propio autor y T.I.A. lo corroboran en la última página, pues la obra de teatro de Peña saca los datos históricos y ambientales de una parte de los hechos que ahí se narran. No es el primer libro literario que se ha escrito a partir de esa novedosa aportación histórica, fue el segundo. El primero también se publicó en 2020, era una novela de Olalla García, Pueblo sin rey, nominado este 2021 al premio a la mejor novela histórica. La obra de teatro de Francisco Peña es A voz de Comunidad.

Juan Francisco Peña Martín fue catedrático de Literatura del Instituto de Educación Secundaria Complutense, en Alcalá, y es profesor honorífico investigador de la Universidad de Alcalá de Henares (UAH) y miembro del Instituto Universitario Miguel de Cervantes, adscrito a la misma universidad. Es doctor en Filología. Su tesis fue El teatro de Francisco Nieva, que fue publicada por la UAH en 2001. En 2007 sacó la Obra Completa de Francisco Nieva, y en 2017 todavía sacó Francisco Nieva. Un teatro en libertad. Entre tanto, desde la década de 1990 ha publicado varios estudios del teatro romántico del siglo XIX, como Don Juan Tenorio, en 1996, y al año siguiente, 1997, participó de una antología de la Generación de 1927. En 2006 hizo su propia antología, Las cien mejores poesías de la lengua castellana, en 2007 su primer libro de poesías, Hojas de insomnio, en 2008 otro: Los sonetos del Quijote, junto a Manuel Vegas. A partir de 2011 le hicieron Director de Cultura de la Agencia Universitaria para la Gestión del Conocimiento, cargo que ocupó hasta 2018, y desde entonces es asesor del Centro de Divulgación del Conocimiento. Aquel año 2018 publicó Cervantes y la libertad de las mujeres. Y este 2021 ha sacado Cervantes en Alcalá, previa obra de teatro en 2020 A voz de Comunidad. Así pues estamos ante un autor doctorado universitario en filología, muy influido por Francisco Nieva, por el teatro romántico del siglo XIX y por Cervantes. Un autor que además se reivindica como cervantista y que probablemente se sienta en competición sana con otros cervantistas de la ciudad, como pueda ser Dávila o Sola, a pesar de que estos son historiadores y él, filólogo. 

La obra de teatro es prologada por Guillermo Heras, quien acertadamente sabe ver que Peña está muy influenciado por ese romanticismo del siglo XIX que elegía momentos históricos muy significativos, épicos, rodeados de una idealización social, por el cual rondaban tanto personajes reales como ficticios, y que solía ayudar a unas ideas de identificación social, a veces con un reforzamiento de cultura nacional, entiéndase "nacional" no tanto con una identificación estatal, sino de grupo a lo largo de tiempo, que en este caso bien pudiera ser los alcalaínos. 

Todo eso está en A voz de Comunidad, es una obra de teatro escrita en el siglo XXI, evidentemente hija de un hallazgo historiográfico de 2016, pero que por su estructura y sus formas bien hubiera cuadrado en el siglo XIX. 

La obra se desarrolla en un solo acto. Dentro de la Iglesia Magistral de los Santos Niños se hayan reunidos en 1520 el vicario Francisco de Mendoza con Juan de Hontañón, rector de la Universidad, Íñigo López de Zúñiga, capitán de la Comunidad en Alcalá, Alonso de Castilla, otro capitán, Guzmán de Herrera, otro capitán más y Hernán Núñez, profesor de la Universidad. Aparecerán en escena Pedro del Toro, alguacil pechero, el obispo Acuña, líder comunero, y el único personaje ficticio de la obra, un historiador que narrará a final de la representación lo que pasó después de lo sucedido en la obra. 

Peña tiene un interés especialmente literario, no tanto histórico, por lo que los personajes, a pesar de ser personajes reales, no siguen tanto su posible perfil biográfico, su personalidad real, sino que están al servicio de una construcción ficticia de ellos mismos para poder desarrollar el argumento basado en los hechos históricos tal como han quedado reflejados en los documentos sin los detalles que nos podrían decir cómo se llegó a tal o cual acuerdo o decisión. Es por ello, muy al estilo romántico, una construcción entre la historia y la imaginación del dramaturgo.

De todo el episodio de Alcalá de Henares como ciudad comunera, Peña se centra en el momento crucial en el que los líderes más representativos del movimiento se encuentran rodeados por la gente de Alcalá muy exaltada fuera de la iglesia. Allí ellos deben decidir con claridad si se siguen poniendo del lado de los comuneros y siguen a Acuña, o bien si de todo lo hecho hasta ese momento, incluido el asalto a la casa de un especulador de grano favorable a Carlos I en su hacer leyes y pedir impuestos sin apenas consultas a las Cortes, lo dan por terminado y se ponen del lado del rey Carlos I, por considerar que se ha ido muy lejos al recurrir a la violencia por parte de los pecheros (los que pagaban impuestos, el pueblo que no era noble ni eclesiástico). Como se sabe, Alcalá se puso del lado de los comuneros que buscaban limitar el poder del rey y pedía poder votar en Cortes las decisiones y los cargos de gobierno, cosa que en 1521 les costó una dura represión por parte de los realistas. Como sea, la Universidad jugó un papel destacado de entre los comuneros alcalaínos.

En esa representación del duro debate que se debió dar por las consecuencias que podría tener, Peña opta por dotar a los personajes de frases que nos llevan a otros personajes y a otras épocas, son frases anacrónicas que posiblemente Peña usa para acercar una mentalidad comunera idealizada a la mentalidad actual de rebeldía frente a la injusticia. Sirva de ejemplo la frase "prefiero morir de pie que vivir de rodillas", en origen del revolucionario francés Napoleón entre el siglo XVIII y el XIX, más conocida por haberla dicho después el revolucionario mexicano Emiliano Zapata en el comienzo del siglo XX, más conocida en España en boca de la comunista Dolores Ibárruri durante la guerra civil de 1936 a 1939, y todavía más conocida por haberla dicho también el revolucionario comunista en Cuba Ernesto "Che" Guevara a mediados del siglo XX. Referencias todas muy lejanas al Imperio Español y a los comuneros de 1520. Hay que recordar que los comuneros no eran contrarios al reinado de Carlos I, sino a la limitación de la capacidad de tomar decisiones de gobierno sin consulta por parte del rey. Por otra parte, la afinidad fonética de las palabras "comunero" y "comunista" quizá le ha sido muy tentador a Peña para establecer lazos de unión en frases e ideas que serían imposibles, que son anacrónicas. Ni que decir tiene que un comunero y un comunista no tienen nada que ver entre sí, y no solo por ser de diferentes siglos, si no porque tampoco comparten ni ideales ni modelos de gobierno ni de sociedad. De ahí parte, de la confusión, la idealización romántica llevada a la literatura en una obra de teatro que, como en el siglo XIX, pretende educar desde el entretenimiento al espectador. Educar en unos hechos históricos, pero también en un ideal que no tiene porqué corresponderse con los hechos en todo su ser auténtico, aunque se reflejen los acontecimientos que inevitablemente ocurren. O en otras palabras, es inevitable llegar a la conclusión de que Alcalá es comunera, pero el autor se reserva idealizar el modo de cómo llega a serlo o porqué, sin ajustarse los hechos reales, sino a los hechos ideales o idealizados.

No solo se verá en frases y expresiones, por cierto que es un acierto que Peña no haya querido fingir un falso lenguaje del siglo XVI, y, como en el teatro del XIX, haya optado por dotar los personajes de un lenguaje actual para mayor comprensión y credibilidad. También se refleja en actitudes. Queda un tanto poco creíble a ojos del historiador ese hipotético debate donde algunos personajes defienden que la violencia no es el camino, o bien si esta es necesaria o si deslegitima, o si la Universidad jugaba o no jugaba con dos barajas de cara a si se gana o se pierde en la apuesta política. El debate está salpicado probablemente de un intento del autor de usar un episodio histórico de quinientos años atrás para darnos ecos de acontecimientos actuales, como son algunas manifestaciones y huelgas que de 2011 a la actualidad han tenido a veces episodios violentos, piénsese por ejemplo en las reivindicaciones por la vía del tren en Murcia, sucesos derivados del 15M del 2011 y hasta 2015, o lo ocurrido en Cataluña en 2017 cuando querían un referéndum de autodeterminación. Así la obra, de fondo, tiene por temática un debate, quizá poco profundo, muy superficial, muy tópico, acerca de la legitimidad o no del apasionamiento cuando se reivindican derechos ante injusticias sufridas. Podamos retrotraer esto también a la España reciente del terrorismo de ETA y del GAL, aunque la obra ya quede lejos de aquella. También está el debate de fondo de la obediencia total a las normas establecidas en las formas de gobierno, aunque no nos gusten, o bien si la injusticia del gobernante justifica la desobediencia, debate por otro lado que ya estaba presente en filósofos romanos como Cicerón. Recordemos ese principio básico del derecho romano que decía "dura lex, sed lex" ("la ley es dura, pero es la ley").

Como sea, el libro editado por T.I.A. sigue la estética de la colección. Esto es un libro en tapa rústica, solapada, con un fondo de aguada, en este caso azul, donde lo que destaca son el título, el autor, la colección y el editor.

 

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

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