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sábado, 26 de octubre de 2024

Relatos impresionistas

Título: Relatos impresionistas
Autor: César Sobrón.
Editorial: El Alquimista Ciego Editores.
Año de publicación: 2018 (1ª edición; prólogo de Puri Sánchez Piqueras -editora-).
Género: Relatos breves; Ilustración; Memorias.
ISBN: 978-84-948207-9-3



El autor César Sobrón, ya conocido en estas notas, publicó en 2017 un libro de relatos breves de ficción con la editorial El Alquimista Ciego Editores. Se llamó Relatos impresionistas. Prologaba el libro la propia editora, Puri Sánchez Piqueras, quien además maquetó y diseñó el libro, así como la cubierta. Lo hizo en un tono granate que enmarcaba un cuadro un retrato impresionista. Había realizado la fotografía de tal cuadro otra autora residente en Alcalá de Henares, Elisabeta Botan. Dentro del libro acompañaban a los relatos algunas ilustraciones y fotografías realizadas por el autor, César Sobrón, tratadas de modo que parezcan cuadros en blanco y negro. Entre algunas de esas imágenes aparecen rincones de Alcalá de Henares. La cuestión no es algo meramentre estético, pues los relatos tratan de establecer lazos entre las imágenes pictóricas y la literatura. Queda así una serie de impresiones tanto en imagen como en aquellas historias que no las dibujan. Busca ser, en palabras de Sobrón en la contracubierta un enlace de equilibrio entre el fondo y la forma, por lo que narrativamente sí hay una búsqueda de estética, aunque intentando entrar o rozar los límites entre la utopía y los problemas sociales reales. Quizá por ello elige el estilo impresionista, pues el libro tiene mucho de ello desde la literatura. Manchas de color que en la distancia forman la imagen, la escena, y la idealizamos y formamos, aún a pesar de que de cerca sólo son pinceladas de colores sin seguir el trazo del dibujo lineal. Lo indefinido, a cierta distancia, forma lo definido, los pequeños sucesos o actitudes forman el relato en su conjunto. Podría pensarse que el caos crea el orden, o que el orden parte del caos. Pero en realidad, para quien esto escribe, los pequeños detalles de cada aspecto de la vida propia y ajena no son necesariamente caos de cuestiones inconexas. El autor nos plantea el debate sobre ello con sus relatos.

Puri Sánchez, la editora, en su prólogo, también nos exhorta a entender el impresionismo desde su corriente literaria, como la que protagonizó Marcel Proust a comienzos del siglo XX. Se trata de una literatura basada en captar las emociones y explicar las historias desde estas, no tanto desde una historia lineal o desde las acciones del protagonista. Lo reflexivo y lo intelectual en esta literatura cede el espacio a la captación sentimental y emocional ante los hechos que se van sucediendo. Así se narran estas historias. No se trata tanto de novelas de psicología, como las de los autores rusos de ese mismo comienzo del siglo XX, si no de relatos trazados y construidos a través de lo emocional. Lo que captan los sentidos del mundo y la vida es lo que construye la historia a narrar. 

Se trata de siete historias, "Chatarra", "El premio", "La roca", "Al ocaso", "La cuneta", "Lápida" y "Una historia".  Siguen el estilo propio de Sobrón basado en la sencillez y el estilo que habla directamente al lector. Usa de diversas voces narrativas, según el relato, aunque a veces nos da la impresión de si no habrá algo de autobiográfico en algunas partes, y es bastante seguro que sean relatos autobiográficos, lo cierto para el lector a este respecto es que lo que sí es probable es que el autor le dote de su propia visión del mundo a sus personajes y sus reflexiones. Al mencionarse Alcalá de Henares y otros lugares por donde ha pasado Sobrón, como Benidorm, más el uso de la primera persona del singular, es lo que nos pone en la alerta de ese posible tono autobiográfico desde relatos contados a través de percepciones y sensaciones ante lugares y sucesos. En ese sentido tendrían también algo de memorias, hasta cierto punto, con tratamiento literario, aún a pesar de que hay relatos donde el protagonismo es de otras personas.

Aunque en anteriores notas ya hemos mencionado varios aspectos biográficos de Sobrón, recordaremos que nació en Vitoria (Álava, País Vasco) en 1958. Se licenció en la Universidad Laboral de Cheste en 1972 y en 1975 se trasladó a la de Alcalá de Henares. Entre 1977 y 1979 dirigió la revista juvenil Mía y fue parte del grupo cultural Formas, de Vitoria. Precisamente desde finales de la década de 1970 comienza a escribir interesándose por publicar poemas y relatos. En 1979 fijó su residencia definitiva en Alcalá para cursar los estudios de magisterio en su Universidad, recientemente abierta, por lo que es uno de los primeros alumnos que tuvo. Ejerció como maestro durante cinco años. Participó de la vida cultural alcalaína de la Transición junto a otras personas hoy día en auge de la recuperación de su memoria local. Tal participación nunca fue interrumpida, incluso hoy día. Tras su periodo de maestro trabajó de guía turístico correo entre España, Francia, Bélgica, Italia, Portugal y Andorra.  Así comienza a publicar algunos libros ya en la década de 1980. En 1988 nació su primera hija y se dedica plenamente a su familia y su obra literaria, con cierto interés por la música, especialmente con carácter de música étnica y música del mundo, pero también ha realizado esculturas y muebles que han sido expuestos temporalmente en Alcalá de Henares. En 2015 comenzó una relación más intensa con otros creadores de la ciudad a través del bar El Laboratorio, de Julián y Zia Mei, con quien mantiene una relación creativa al pasar esta a diseñar y maquetar sus libros varios de sus libros.  Si bien en los últimos años a veces hay temporadas que reside en la costa Mediterránea, su residencia y lazos siguen activos en Alcalá de Henares.


Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

sábado, 19 de octubre de 2024

Ecos y dudas

Título: Ecos y dudas.
Autor: César Sobrón.
Editor: César Sobrón (autoeditor)
Impresor: Safekat.
Año de publicación: 2024 (1ª edición; prólogo de Sofía Winter).
Género: Aforismos.
ISBN: 978-84-09-63818-5

 

César Sobrón ha publicado en el otoño de 2024 un libro dedicado única y exclusivamente a aforismos y sentencias suyos, Ecos y dudas. Nuevamente ejerce de autor y editor, tal como en los últimos años ha gustado hacer, pues encuentra, como tantos otros autores de nuestra actualidad, cierto gusto en poder controlar su obra al máximo, hacer lo que se llama una obra total. Aunque lo cierto es que repite en la maquetación del libro y diseño de las cubiertas a Zia Mei, quien ya ha trabajado y dejado su seña de identidad en varios de sus libros más recientes. prologa el libro la poetisa Sofía Winter. Posiblemente en toda esta obra Zia Mei ha podido jugar un papel relevante para que los sucesivos aforismos que aparecen cuadren en sus orden en sus páginas sin que queden partidos de una página a otra, creando una armonía estructural. Del mismo modo que, conociendo la trayectoria de Zia Mei, en la cual siempre trata de dotar a cada libro de su particular marca de identidad, tenemos en esta ocasión un libro en rústica solapada cuya cubierta al desplegar su solapa muestra el signo español que abre una interrogación (en otros idiomas sólo existe el que la cierra), mientras que si la solapa no se despliega este se mantiene oculto como una mera curva roja sobrepuesta sobre cuadros de colores que dejan paso a un clarísimo blanco sobre el que se lee el título de la obra y el nombre del autor, así como la prologuista. Sofía Winter eligirá varios aforismos de Sobrón para analizar la figura del autor como persona reflexiva que se dedica a meditar mucho sobre el alma humana, la educación, el amor y la vida en general. Ciertamente está bien enfocado, pues es conocido que Sobrón, al margen de autor de poemas y relatos es una persona profundamente espiritual en un sentido de unión con la vida y el amor que le lleva a pensar y razonar abundantemente sobre diversos aspectos del ser, la sociedad y de la existencia. Por ese motivo quepa cierta lógica que haya creado esta obra con trescientos noventa y siete aforismos de su pensamiento.

Iniciaba estas notas citando que era un libro de aforismos y sentencias, si bien el Diccionario de la Real Academia equipara ambos términos a lo mismo. Personalmente pienso que un aforismo puede quedar abierto a la reflexión del otro, mientras que una sentencia, aún pudiendo ser reflexionada por el otro, es más rotunda como un pensamiento total de quien la pronuncia. Ahora bien, la Real Academia Española no ve ni contempla esa diferenciación. El propio Sobrón ya nos apunta en el título que también contiene dudas, pues varios de sus aforismos se formulan en realidad como preguntas, y no como afirmaciones o negaciones. Sea como sea, quepa decir que en todo caso podríamos hablar estrictamente de eso, aforismos, sentencias y dudas que invitan a pensar al lector, aunque en algunos casos son afirmaciones rotundas (lo que yo consideraría sentencia pura). No entra aquí otros términos de este tipo de literatura y pensamiento humano que sí diferencian los académicos de la lengua, tales como los refranes, que suelen ser más largos y se desarrollan contando una pequeña historia con moraleja aleccionador; los proverbios, que se orientan a dar consejos al oyente; y los apotegmas, que son dichos con carácter de sentencia pero formulados para crear o ser recibidos con sentido del humor. El aforismo en sí, sin embargo, son apreciaciones de quienes los formula, con un carácter reflexivo y de seriedad que pueden ser dirigidos al oyente para aleccionarle o simplemente para que reciba el pensamiento o conocimiento de quien lo formula. 
 
Entre los principales autores de sentencias, que por lo común son recogidas habitualmente por otras personas que no son el propio autor, suelen abundar jurisconsultos, pensadores y políticos de la Antigua Roma, pero también de la Antigua Grecia, aunque toda la Historia de la humanidad está llena de numerosos personajes de todos los ámbitos con sentencias muy apreciadas. No confundamos, por otro lado, las reflexiones y poemas breves de las culturas de Extremo Oriente.

Sobrón desgrana aquí sentencias de todo tipo que sin bien cada cierto tiempo se agrupan de dos en dos páginas sobre una temática, van y vienen como olas que componen el mar. Encontraremos numerosas reflexiones sobre la educación, descubriendo a Sobrón como una persona tendente a la educación libre del niño desde un punto de vista que se podría considerar próximo a lo libertario y muy crítico con los sistemas educativos cerrados que castran las libertades en la formación de la personalidad del individuo en sus edades tempranas. "Hemos de asumir que todas nuestras verdades son creencias", dice.

Pero tanto en esa educación como en el total de la vida, Sobrón siempre tiende a su visión particular donde el amor ha de ser la única clave capaz de mejorar la vida individual y también la social. Promociona el amor como el todo, como la clave de la existencia humana, "Al final el amor regalado es lo que queda. El resto, vanidades". Ahora bien, en esta visión del amor como medida de la razón del ser, Sobrón también traza un camino, el de la honestidad, la sinceridad y la pureza, siendo muy crítico con todos aquellos que practican la vanidad, el egocentrismo, la arrogancia... "La ética aporta al individuo la belleza en su mirada".
 
 También nos lleva a reflexiones sociales que nos llevan a críticas políticas generales contra la guerra, la intolerancia, o los defectos de la democracia que pueden llevar a un autoritarismo paradójicamente contrario a la libertar, desprendiéndose hasta cierto punto un aire libertario en Sobrón, aunque también orientalista desde lo espiritual, "No hay mayor traidor a la patria que un político que miente,ni mayor ladrón que un político corrupto". Sobrón se transforma en un moralista como en tiempos de la Antigüedad clásica y en ese sentido también analiza los problema de la sociedad que impiden la felicidad de todos sus individuos, "Mientras existan los suicidios, ninguna sociedad podrá presumir de equilibrada y justa"

Lanza sus reflexiones como resultado de su análisis, dejando la reflexión al lector  de manera más concreta en aquello que nos lanza a modo de preguntas, "Analizando los sistemas educativos del siglo XX y comienzos del XXI, ¿podemos afirmar que existen democracias en el mundo?". "¿Son los ejércitos invasores una banda de asesinos uniformados?".

Soía Winter afirma en su prólogo que el objetivo final del autor en este libro es el crecimiento personal propio y el del lector a la vez. Quede el ejemplo que ella misma expone: "Suenan alegres las aguas que se mueven. Las estancadas sólo huelen, hieden".

Sobrón ejerce de tutor en este libro donde repasa todo aquello que le motiva a reflexión y que ha marcado, sin duda, su forma de ver y vivir la vida. 

 

 Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

sábado, 12 de octubre de 2024

El Arte de escribir / narrar / tramar una historia

Título: El Arte de escribir. Manual de escritura creativa.
Autor: David Vicente.
Editorial: Almuzara.
Año de publicación: 2017 (1ª edición).
Colección: Manual; Didáctica; Pedagogía; Educación.
Nº de volumen en la colección: [No localizado].
Género: Manuales.
ISBN: 978-84-1704-493-0

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Título: El Arte de narrar. 
Autor: David Vicente.
Editorial: Almuzara.
Año de publicación: 2022 (1ª edición).
Colección: Manuales.
Nº de volumen en la colección: [No localizado].
Género: Manual; Didáctica; Pedagogía; Educación.
ISBN: 978-84-1131-233-2

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Título: El Arte de tramar una historia. Cómo estructurar una narración.
Autor: David Vicente.
Editorial: Almuzara.
Año de publicación: 2024 (1ª edición).
Colección: Manuales.
Nº de volumen en la colección: [No localizado].
Género: Manual; Didáctica; Pedagogía; Educación.
ISBN: 978-84-1052-166-7

 


El escritor David Vicente, ya se ha dicho en estas notas, es también un formador de escritores a través de un taller de escritura que tiene en Alcalá de Henares, La Posada de Hojalata. Por ese mismo motivo, él mismo publica una serie de manuales didácticos que usa para formar a esos aspirantes a escritores y personas que desean perfeccionar con academicismo su forma de escribir. Cuenta hasta la fecha con tres manuales, siempre publicados con la editorial Almazara, por lo que conservan todos una estética casi de colección propia con sus cubiertas blancas con caracteres en rojo (el título) y en negro (subtítulos y explicaciones de lo que va el manual), acompañados de dibujos simbólicos que quieren representar el tema central de la unidad pedagógica a enseñar, tales como una especie de flecha que se sale del rumbo trazado, una pluma con su tintero y una pluma estilográfica (por este rumbo, el próximo, si lo hay, seguirá con un bolígrafo o con una máquina de escribir, si hemos de hacer caso a esas evoluciones teóricamente lógicas de los test psicológicos de tantas pruebas de oposición a funcionario de algo). 

El primero de los manuales fue El Arte de escribir. Manual de escritura creativa, publicado en 2017. Básicamente este libro sería el equivalente al primer curso de algo, puesto que lo que te enseña fundamentalmente es a cómo crear una historia, su proceso creativo y como usar el lenguaje de manera adecuada para adaptarlo a aquello que quieres contar. Cómo usar los párrafos, los diálogos, como estructurar frases, crear ritmos, etcétera. Evidentemente también trata de dar consejos sobre cómo poder tu inspiración, pero sobre todo: cómo darle forma por escrito sin que tu forma de contarlo sea vulgar, repetitivo, algo perdido y disoluto, y que tenga, también, tu propio estilo, que te tenga a ti.

El segundo de los manuales fue El Arte de narrar, publicado en 2022. Podría equivaler al segundo curso, una vez aprendido a escribir ahora hay que saber narrar. No todo el mundo sabe contar una historia aunque sepa la historia. Hay que crear el ritmo, los ambientes, hay que transmitir ideas, emociones, dejar al lector reflexionar, etcétera. No todas las narraciones persiguen el mismo fin, eso hay que saberlo y lo primero que tienes que saber es qué quieres narrar. Así por ejemplo, si hablamos en términos de cine, Alfred Hitchcock solía mostrar desde el principio quién era el asesino en sus películas porque lo que le interesaba no era el misterio, era otra cosa, depende de cada trama, eso le transformó en un innovador que posteriormente ha sido mil veces imitado. Creó escuela. Sin embargo, si vamos a la literatura, Conan Doyle sí buscaba el misterio cuando escribió las novelas de Sherlock Holmes, pero no un misterio cualquiera, sino uno que tratara de guiar al lector en la deducción de tal manera que se perdiera en ella y no encontrar nada, para poder ensalzar las dotes detectivescas de su personaje. De todo esto va el manual. De cómo narrar, pero para saber el cómo hay que saber qué se quiere narrar. 

Y el tercero de los manuales es de este mismo año 2024, El Arte de tramar una historia. Cómo estructurar una narración. Pues estamos en lo que equivaldría al tercer curso, el avanzado. Este ahonda en un aspecto del anterior libro: cómo estructurar nuestra historia una vez que sabemos qué queremos narrar. Un ejemplo maravilloso de la Literatura española actual es Tiempo de silencio (1975), de Luis Martín-Santos, una delicia experimental que se entiende perfectamente. Cualquiera que la haya leído se dará cuenta perfectamente de que la estructura tan extraña del libro es la que le da al libro su esencia. Quizá para quien lea estas notas le sea más cercana la lectura de Patria (2016), de Fernando Aramburu, que tiene ciertas reminiscencias a los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós, pero que contiene en sí un lenguaje con saltos temporales que lo hace muy moderno al mezclarlo a la vez con el pensamiento íntimo de los protagonismos e incluso una conversación esposa con muerto que nos recuerda a Cinco horas con Mario (1966), de Delibes. Esa forma tan aparentemente desestructurada es en realidad una estructura perfecta que nos da el punto de ambientes y psicologías idóneos al introducirlos justo en el momento, creando a veces un poquito aquel truco de Hitchcock comentado, que es el mismo que usó García Márquez en Crónica de una muerte anunciada (1981). Cada historia y cada autor tiene y requiere de su forma de narrar. Pensemos que por ejemplo Drácula (1897), de Bram Stocker, fue escrita en forma de misivas para darle más cercanía emocional al lector al pensar que los personajes se dirigían a él o ella por carta. Le metían en la intimidad de ellos en sus ténebres acontecimientos. Buscaban crearle un vínculo. De todo esto va este manual.


Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

sábado, 5 de octubre de 2024

Golondrinas de ida y vuelta

Título: Golondrinas de ida y vuelta.
Autores: Pedro Atienza (poemas póstumos); Ángel Humanes (ilustraciones).
Editor: [Foro del Henares -no indicado en el libro-].
Impresor: [No indicado]
Año de publicación: 2024 (1ª edición; prólogos de Pepe Esteban -escritor-; José Méndez -cantaor de flamenco-; Enrique J. de Lara -escritor-; y Federico Volpini -locutor de radio y escritor-).
Género: Poesía; Ilustración.
ISBN / Depósito Legal / Creative Commons: [No consta].



En pleno 2024, diez años después de la muerte del poeta alcalaíno Pedro Atienza, aún ha salido a la luz un poemario póstumo con material nuevo de él, Golondrinas de ida y vuelta. Aunque en el libro no se menciona en ninguna parte, los que se han encargado de editarlo y publicarlo son personas del Foro del Henares, quien esto escribe cree que tal vez también de la Asociación de Hijos y Amigos de Alcalá de Henares, donde contó con varias amistades. Tampoco se menciona en el libro quién lo imprimió, y el lugar donde se imprimió se cita en un genérico "España", sin determinar si en Alcalá de Henares, Madrid o cualquier otro lugar de la geografía española. Tampoco aparece número de Depósito Legal, ni registro de ISBN, ni licencia Creative Commons. Todo lo más, en la última hoja se indica que se terminó de imprimir todos los ejemplares en febrero de 2023, aunque su presentación y puesta en circulación pública se ha producido a comienzos de 2024, más o menos coincidiendo en abril con la Feria del Libro Nuevo y de Ocasión de Alcalá de Henares, siendo su presentación en la sede de la asociación citada. Si alguien contó con él en 2023, cosa posible, es probable que se tratara de las personas más cercanas a Atienza y a este proyecto, que sin duda debió contar con algún familiar o persona muy íntima de Atienza que tenga acceso y derecho a sus escritos aún inéditos tras su muerte. Lo que sí se indica es que se imprimieron sólo cien ejemplares numerados a mano con rotulador rojo y firma de la persona que los numeró en números arábigos, más otros diez extra numerados con números romanos, que son los diez primeros ejemplares editados y repartidos entre los principales del proyecto y de la cercanía a Atienza. En total de esta primera edición existen sólo ciento diez ejemplares. Razón que explica su elevado precio económico y lo difícil que resulta hacerse con un ejemplar. Quien esto escribe tiene el número 71. Fuera del libro, en conversaciones y en la propia presentación del libro, quienes lo crearon hablan de la posibilidad de sacar adelante otros libros póstumos, dado que Atienza dejó mucho material sin publicar, pero esa posibilidad es simplemente eso: una posibilidad, de momento no es una certeza.

El libro contiene doble autoría. Si los poemas son póstumos de Atienza, el otro autor está vivo, se trata de Ángel Humanes, un artista plástico de Alcalá que ha expuesto sus cuadros en exposiciones temporales en la ciudad y otros lugares. Dos de las veces más recientes en la Casa de la Entrevista (Alcalá de Henares), en junio de 2018, y en el Museo de Torrejón de Ardoz, en 2021. Este artista está relacionado con el Foro del Henares. Él ilustra en cada página impar diversos vuelos de grupos de golondrinas en tinta negra, diría que tinta china, sobre el blanco hueso del papel escogido para la publicación. Las traza en manchas, casi como recordando posos, bien pensadas y con cierta geometría estética, colocándolas en direcciones a veces opuestas, que dotan a cada imagen de su propia agilidad poética. Nos recrea también a través de su aportación de una poesía visual más allá de las palabras. Acompaña así a los breves poemas de Pedro Atienza.

Prologan el libro los escritores Pepe Esteban y Enrique Javier de Lara, el cantaor de flamenco José Méndez, y el locutor de radio y también escritor Federico Volpini. Sus palabras introductorias se transforman en homenajes recordatorios a Pedro Atienza poniéndole en relación a las golondrinas y sus particulares recuerdos o reflexiones de lo que eran estas para él en sus últimos meses. Hay que recordar que Atienza fue un poeta y flamencólogo reconocido en toda España, el cual contribuyó mucho, sobre todo desde Radio 3 (Radio Nacional de España) a darle una importancia cultural al flamenco más allá de los saraos en los que se encuadraba desde los programas de turismo generados por el Estado en la década de 1960.

La publicación se realizó en cartoné (tapa dura) con unas cubiertas con tela gris sobre la que se ha impreso en tinta negra y cierto relieve cóncavo el título, los autores y dos golondrinas volando en sentidos opuestos. En el interior, las páginas pares se reservan para los poemas, mientras que las impares acompañan a esos poemas con las golondrinas de Humanes. Los cuerpos de letras son de tamaño muy grande, tal vez algo útil para la lectura de las personas más mayores o con problemas de visión. Todos estos detalles, junto a la exclusividad de edición limitada, son lo que ayudan a elevar el precio del libro como objeto.

Se trata de una breve colección de poemas muy breves de uno a cuatro versos, siendo la mayor parte de dos y de tres versos. No tienen en absoluto estructura del clásico poema japonés llamado haiku. Algunos recuerdan más bien a aforismos, tal vez notas tomadas por Pedro Atienza con la idea o intención de componer uno o varios poemas con las golondrinas como eje temático de sus metáforas en torno a su percepción de lo que ha venido a ser la vida cuando ya se ha llegado a una edad y a unas circunstancias vitales. Al menos esa es la sensación que da a veces, si bien hay que respetar que, en principio, en este libro se presentan como poemas totales ya terminados, por lo que en principio son esa colección de poemas con ese eje vertebrador, eje que no se olvida de recordar al poeta y al poema cumbre de la literatura española que ubicó el ciclo vital de las golondrinas como metáfora de paso de la vida y de lo voluble del amor, Gustavo Adolfo Bécquer, que en sus rimas publicadas también por sus amigos de manera póstuma a mediados del siglo XIX nos dice aquello de "volverán las oscuras golondrinas / en tu balcón sus nidos a colgar (...)". Hay que decir que las golondrinas son migratorias, la europeas migran al sur con los fríos del otoño-invierno, van hacia África, actualmente probablemente les valga a muchas con las zonas más al sur del continente, pero regresan a sus lugares de origen, el cual recuerdan, y si pueden, adonde anidaron, en primavera-verano. También hay que recordar que suelen ir en grupos, acompañadas aunque sea de otra más.

Las preguntas que nos pueda generar cómo se construyó el poemario póstumo es algo común en estos casos, igual que nos los generan los ya publicados de Leopoldo María Panero, o incluso los nuevos poemas aparecidos y añadidos años después de su muerte a Proverbios y cantares, de Antonio Machado, o a los poemarios de Miguel Hernández. De hecho, esta obra póstuma de Atienza algo tiene de ese Proverbios y cantares de Antonio Machado, que en realidad era un apartado de su obra Poesías completas que publicó en 1917, pero que fue desgajado décadas después de morir él para tratarlo como libro varias veces ampliado o retocado con escritos que han ido apareciendo y de los que algunos filólogos debaten y se preguntan si algunos poemas tratados como poemas no serían notas o aforismos suyos que anotó. El asunto es que al ser póstumo, al menos que el poeta dejara la obra compuesta y dispuesta, quien elige, compone y dispone los poemas en libro es otra u otras personas, cosa que pasó de manera evidente con las Rimas de Bécquer, que además eran papeles salvados de un incendio en su casa por sus amistades.

Sea como sea, está claro que Pedro Atienza estaba preparando algo en torno a las golondrinas como metáfora, alegoría y símbolo, y no en único sentido, pues al leerle podemos ver a estas como algo relacionado con la vida, como con el amor, como con el derecho natural a cambiar en la vida. A todo esto hay que pensar que las golondrinas no sólo son migratorias, también tienen vuelos repetitivos, súbitos, a veces concéntricos, rápidos, en grupo, que no suelen estar solas... Hay que tener en cuenta su color oscuro, sus nidos en balcones, cornisas y ventanas en nidos de barrillo, etcétera. Conocer al ave y sus hábitos ayudará mejor a captar todos los posibles sentidos de estos versos, que a la vez, releídos, dan diversos matices y sentidos en cada lectura personal.

Sirva de ejemplo leer en uno de los poemas:

He visto una golondrina
y me ha dado por pensar
que el amor siempre termina.

Aunque sabemos que las golondrinas son tornadizas. En otro poema dirá, casi anticipando lo que a finales de aquel 2014 se le avecinaba:

Soy como una golondrina
sólo el calendario sabe
si mi huida se avecina.

De hecho a veces transforma a la golondrina en un presagio de muerte o de vida, según el poema. En el fondo Atienza desarrolla toda una reflexión íntima.

En aquella golondrina
se escapa tu voluntad.
No eres ya lo que creías,
eres un vuelo fugaz.

En este poema hay tanta libertad que se puede interpretar desde lo contingente de la vida, como del amor, como que somos sujetos del azar y lo volátil en cualquier cosa.

En cierto modo este libro es una golondrina de Pedro Atienza, pues nos ha regresado inesperadamente diez años más tarde. Vuelve a anidar sus poemas y nos regresa al recuerdo lo vivo que se mantiene este poeta, uno de los poetas contemporáneos más reconocidos de Alcalá de Henares, aunque en esta ocasión lo siga siendo de manera póstuma.


Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".