domingo, 30 de junio de 2019

El paje pelirrojo

Título: El paje pelirrojo
Autor: César Sobrón. 
Editorial: Autoedición impresa / e-libro.net para edición digital.
Año de publicación: 2004 (1ª edición impresa y virtual, Buenos Aires).
Género: Novela, relato infantil/juvenil.
ISBN (virtual): 1-4135-0149-4
ISBN (impreso): 1-4135-0150-8

De entre los autores altamente prolíficos en cantidad de obra está César Sobrón. Un espíritu libre de alma delicada y observador de su mundo con ojos de poeta y de cierta crítica, aunque discreto en esto. Es además ciudadano del mundo, con cierto punto ácrata en su pensamiento, pero siempre en lo discreto. Son innumerables todos los poemas, relatos, cuentos, obras de teatro y demás que componen su obra desde los años 1970 finales, que empiezan a ver la luz en los años 1980, con su libro Retazos andaluces (1986). A partir de ahí tiene otros títulos como Albium-Sarat (1988), Cuaderno, recuerdo del viaje por Alcalá de Henares de___: mi plaza (2000), Espectros cerbantinos (2004), Los infiernos de lo absurdo (2005), Mística mundana (2012), En tus manos deposito mi espíritu (2012, que en 2018 pasó a ser revisado y ampliado como A la sombra de la torre), París por fax (2013), Cuando las piedras hablan (2014), Cerbantes y el Greco: tres encuentros frente al entierro (2015), Poemas infantiles (2016), o Siete cuentos en verso para los niños sin cuento (2019). Y así hasta completar hasta la fecha siete novelas, cinco poemarios, tres libros infantiles, dos libros de relatos y microrrelatos y un libro de teatro; lo que en total hasta el momento actual son dieciocho libros publicados. Queda por saber si tiene más aún sin publicar. Ahora bien, la mayor parte de su obra es poética, aunque la mayor parte está inédita de publicar.

Sobrón abunda en la literatura infantil y juvenil, pues combina el acto de escribir con una meditada causalidad de tal hecho. Tiene una filosofía de vida propia que enriquece su mundo interior. Esto hace que sus libros traten de transmitir una visión del mundo a los demás. Una visión abierta y pedagógica. Una visión donde la infancia y el mundo joven es aquel periodo donde más cambios se pueden hacer para mejorar el mundo.

Otra cuestión recurrente del autor es la música. Ha realizado diversos estudios de música, especialmente del mundo, o sea: étnica, llegando a realizar incluso muestras de música vasco-navarra en los tiempos en los que en Alcalá de Henares estaba abierto El Laboratorio, local de corta vida y especial confluencia de autores complutenses. Este gusto por la música suele tratar de transmitirlo de algún modo, especialmente en su poesía. Además, la tradición cultural del norte de España parece ser también un algo que está sumergido en sus creaciones para poder comprenderle un poco mejor.

Hoy presentamos a este autor alcalaíno con un libro que registró en 1997 en la Propiedad Intelectual, como la propia obra indica en su interior, y que se publicó en 2004 por el propio autor en papel y en digital gracias a e-libro.net, un servicio editorial argentino con sede en Buenos Aires y que distribuye sus libros allá en el lugar del mundo en el que se pida. España es el lugar donde los libros de Sobrón tienen más salida. El libro mencionado con el que vamos a presentar a Sobrón en estas notas de cíclopes es El paje pelirrojo.  

El libro se presenta en una encuadernación sencilla en tapa blanda sin solapas, con una cubierta de cartón plastificado que nos muestra al detalle una parra abundante expandida por una pared, y, de manera sencilla y humilde, el título y el nombre del autor. En un ejercicio de sencillez Sobrón nos muestra ya una de las pautas que suele ser motivo central de su escritura y de su ser: la sencillez para abordar todos los temas que surgen en la vida.

Se trata de una novela corta para todas las edades, si bien es posible que las edades infantiles-juveniles sean las más adecuadas. Es una obra coral donde abunda una gran cantidad de personajes entre el mundo real y el ficticio. Está escrito de modo asertivo para todo tipo de tendencias humanas. Todos los vecinos que aparecen en este libro tienen sus peculiares vivencias que se van cruzando entre sí. En el fondo ahonda en la guerra civil española, aunque de un modo amable, sin entrar en polémicas o en puntos de vista que puedan tropezar con trincheras del punto de vista contrario. Un personaje tiene a un familiar directo muerto por fusilamiento en tal guerra. Este personaje en realidad ha pasado a ayudar a otros personajes ficticios que conforman la infancia de todos los niños. De este modo se van sucediendo en estas páginas seres mitológicos como Papa Nöel, la bruja Befana italiana o el Olentzero vasco, todos seres navideños que traen ilusión y bienes a los niños. Todos ellos son ayudados por un mismo paje pelirrojo desconocido por los mortales, que viene a ser el centro causal de esta novela y la búsqueda de su pasado y sus ilusiones perdidas de los protagonistas, que parten de aquel huérfano. Las etapas de la vida se van sucediendo mientras pasan los años para que se aparezcan estos seres y, a la vez, se pueda ir sabiendo algo más de aquel paje misterioso.

En palabras del propio autor esta obra es una parte de una trilogía junto a Desde dentro entre cenas, editada en e-book, y la recientemente editada en Piediciones Un caserón entre cipreses. El tema central de la trilogía sería la busca de la armonía en un edificio, en una casa y en un valle.

Novela con un determinado y fino sentido del humor, muy sutil y delicado. Con ella damos por presentado a Sobrón en estas notas.

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

jueves, 20 de junio de 2019

Diego Valor

Título: Diego Valor
Autores: Enrique Jarnés Bergua "Jarber" (guión) y Adolfo Álvarez-Buylla (Adolfo Buylla) y Braulio Rodríguez Ferrán "Bayo" (ilustradores) de la 1ª, 2ª y 3ª época; Andreu Martín (guión), Daniel Acuña (portada) y Enrique Ventura (ilustración) de la 4ª época.
Editorial: Cid (1ª, 2ª y 3ª época); López (álbum de cromos de 1956); Ibercómic (reedición de 1986); EDT / Martín-Ventura (4ª época); UNIA (álbum de reedición de 2014). 
Año de publicación: 1954-1956 (1ª edición de 1ª época); 1957-1958 (1ª edición de 2ª época); 1963-1964 (1ª edición de 3ª época); 2013 (1ª edición de 4ª época, abierta a la posibilidad de editar más aventuras nuevas en el futuro o reediciones de las antiguas.)
Género: Cómic.  
ISBN/ISSN:  [En los cómic de los años 1950 y 1960 no hay ISBN, se podría pensar que por ser una publicación periódica le corresponde un número ISSN, pero tampoco lo tenían; en las reediciones en formato libros, novela gráfica, reediciones en tomos, volúmenes de enciclopedia de cómics, etcétera, que se hicieron a partir de los años 1980 en adelante, cada uno contiene su ISBN y títulos genéricos o específicos de una aventura o varias, en esta modalidad se puede consultar en los catálogos de la Biblioteca Nacional de España y en las bases de datos del ISBN del Ministerio de Cultura; para consultar datos específicos de las revistas sueltas originales es recomendable consultar las bases de datos de Tebeosfera.]

De entre todas las obras que giran en torno a Alcalá de Henares, ya por su autor o porque tenga que ver en personajes, escenarios u otro aspecto inspirador o estético, una de las más peculiares tuvo bastante repercusión popular a nivel estatal y causó un auténtico fenómeno de masas con seguidores infantiles, juveniles e incluso adultos en las décadas centrales del siglo XX. Se trató de un cómic llamado Diego Valor. Inicialmente fue un serial radiofónico nacido en Cadena SER en 1953 y que tras mil doscientas emisiones diarias dio su fin en 1958. Su autor era Enrique Jarnés Bergua, "Jarber", aunque la voz la ponía Pedro Pablo Ayuso. El éxito llevó a la emisora y al autor a iniciar un proceso de lo que hoy día llamaríamos mercadotecnia. Lo cierto es que era algo bastante avanzado para la época. España vivía aún de una postguerra y una pobreza extrema desde 1939 y aún en 1953 estaba intentando salir del aislamiento internacional al que se vio sometida por tener un régimen fascista y que, para ese 1953 comenzaba a dar unos primeros frutos con pactos con Estados Unidos de América y El Vaticano, debido a cómo jugaba sus cartas en plena Guerra Fría. El resto del mundo había salido de la Segunda Guerra Mundial en 1945. Europa estaba arruinada y el Plan Marshall había comenzado a ser una realidad en 1947, pero sus efectos se empezaron a notar a partir de los primeros años 1950. Es la etapa en la que el bloque Occidental decide frenar al Soviético promocionando el estilo de vida americano y aumentando el Estado del bienestar y las políticas sociales. En ese contexto, en los años 1950 comienza una recuperación y con ella una cultura de masas nueva que revolucionará y cambiará totalmente a todas las sociedades del mundo. El blues se acelerará en Estados Unidos, que a la vez producirá innumerables películas de ciencia ficción y de superproducción y del Oeste, se llegará al rock and roll, a una segunda edad dorada del cómic anglosajón, a la expansión del televisor, a la democratización del uso del automóvil, etcétera. Todos estos procesos llevaran consigo el germen de nuevas formas de publicidad y de vender un producto y asociar otros productos a productos culturales para aumentar las ventas en torno a un fenómeno mediático, pues los fenómenos mediáticos también ahora comenzarán a fabricarse en todo su esplendor que hoy día tenemos como algo normalizado. Todo esto se irá perfilando a lo largo de los años 1950 y 1960, pero en España el proceso no vendrá de una manera lógica del funcionamiento del bloque Occidental, básicamente formado por democracias capitalistas, ya que España vive inmersa en una dictadura autárquica y nacionalcatólica con férrea censura y represión social. En España todo producto cultural debía ser controlado y limitado a los valores del Movimiento en torno al general Franco. Todo ese fenómeno de masas que irá naciendo en el resto de Occidente irá llegando a España poco a poco y, en general, traído de o imitado del resto de Europa o de América. Por ello, que en 1953 el serial radiofónico de Diego Valor diera paso a uno de los primeros fenómenos de mercadotecnia es algo que ya de por sí nos habla tanto de su influencia social como de su capacidad innovadora en una España no tan acostumbrada en 1953 a este fenómeno de relacionar productos comerciales y atarlos a un producto cultural.

En 1954 Jarber saca sus guiones en cómic con los ilustradores Adolfo Álvarez-Buylla (Adolfo Buylla) y Braulio Rodríguez (Bayo). Editarán con la Editorial Cid, una editorial de prensa infantil y juvenil con unos valores conservadores aceptables para el régimen. No es un dato baladí. La prensa infantil y juvenil estuvo férreamente controlada por el franquismo. Así por ejemplo, la revista TBO aglutinaba ahora a creadores que habían participado de publicaciones infantiles sacadas por Falange y por los carlistas, mientras que por ejemplo El Gato Negro, editorial que era republicana y tenía como personaje de éxito a Pulgarcito, tuvo que cambiar su nombre a Editorial Bruguera, cuyos hermanos dueños (el padre ya no estaba) cambiaron a un aparente estado de mentalidad franquista (a pesar de que uno estuvo en un campo de concentración) y contrataban a personal que había sido republicano o que era de izquierdas, y a pesar de que eran leoninos y cuestionables como empresarios por el mal trato en sus contratos a los trabajadores, fueron paradójicamente refugio de todo creador de cómic que íntimamente eran perseguidos por sus ideas. Así es, Escobar, Víctor Mora, Giner, Vázquez, Francisco Ibáñez, y otros estaban en estas circunstancias. 

En los años 1950, además, no se edita una serie de un personaje, sino aventuras sueltas de un personaje, pues todas pasaban censura, el truco estaba en poner más grande el nombre del personaje que de la aventura o bien poner artículos y proposiciones entre nombre del personaje y la aventura, lo que hace que mucha gente aún hoy crea que se editaran cómics de tal personaje, cuando técnicamente, legalmente, no era exactamente así. Pero no nos adentremos en esto, que es motivo de otro análisis.

Diego Valor vio sacar revistas de cómic (popularmente en España: tebeos) en tres épocas: de 1954 a 1956, de 1957 a 1958 y de 1963 a 1964. Recordemos que el serial de radio se emitió cada día hasta 1958, y sumemos que se editaron colecciones de cromos que en realidad, una vez reunidos todos los cromos, funcionaban como las fotonovelas, o sea: narraban una historia, por lo que también eran publicaciones de aventuras. Había juguetes, trajes, un intento de una novela en prosa y unos años después incluso un intento de un programa de televisión y una obra de teatro.  Luego, con los años 1970 vendría el tardofranquismo y la Transición, y Diego Valor quedaría relegado, por algunas de sus connotaciones argumentales, hasta que es revalorizado y despojado de esas connotaciones, que en realidad eran generacionales pero no tanto de la obra, y se reeditó en revistas de nuevo en la década de 1980 con Ibercómic, y también en álbumes a modo de novelas gráficas (que en realidad eran integrales de las antiguas aventuras y alguna aventura nueva) que se editaron en 1986 incluso con comentarios de introducción de Luis Vigil. Eran los años finales de La Movida, y las aventuras del espacio y el retro estaban en la moda cultural, incluso se recuperó a Buck Rogers, pero esa es otra historia. En los años 1990 el personaje se reeditará en algunos tomos de colecciones enciclopédicas con personajes de cómic españoles antiguos. Y ya en 2013 volvieron a crear nuevas aventuras y a publicarlas en libro Andreu Martín y Enrique Ventura, y desde 2014 hay un par de tomos recopilatorios con introducciones y ensayos sobre este cómic, su época y la Historia del cómic español.

Las primeras ediciones de las primeras épocas eran revistas de veinte páginas en un papel barato apaisado a 0'50c que subieron su valor a 0'75c y que contaba con especiales que alcanzaron el precio de 1 peseta, algo bastante caro para un niño o niña de familia trabajadora, y más asequible para familias de ingresos más elevados cuyo estilo de vida era más aburguesado, lo que hoy se confundiría con el término clase media, esto sería: abogados, médicos, catedráticos, arquitectos, oficiales del Ejército, políticos locales, funcionarios medios, etcétera. Esto no quiere decir que los cómic no llegaran a las clases populares, lo hacían, de hecho lo hacían tanto que para finales de los años 1950 suponían un porcentaje tan alto de ventas que no sólo llamó la atención a los censores si no también a los ministros encargados de la economía y arrancaron leyes y decretos de Franco para controlar todo esto, Arias Navarro y Fraga mediante en varias ocasiones. Quizá los cómic, eso sí, eran muy manoseados, se prestaban entre amigos, se intercambiaban e incluso existían kioskos de prensa que los alquilaban. Otra cosa son ya las nuevas aventuras y las reediciones a partir de los años 1980, ya con tapas duras cuando son tomos y en formatos de revista DIN-A4 cuando eran papel, con dibujos libres ya de la censura y guiones más atrevidos, que incluso pisan lo erótico y la crítica de un hipotético imperio galáctico español que es más bien una ruina. El post-punk se hace efectivo. Ni que decir tiene que en 2013 esto es ya lo normal, incluso con cubiertas y todo tipo de detalles propios ya en libro de estantería y colección, para un público más adulto y en algún caso quizá coleccionista de objetos e historietas de culto. Por supuesto en estos últimos años el precio es mucho más elevado, ya que el cómic se ha elevado de la categoría de prensa infantil y juvenil de usar y tirar a la de novela gráfica de adultos que puede leer un joven, parte del Noveno Arte.

¿Qué tiene que ver Diego Valor con Alcalá de Henares? Lo primero es saber que Diego Valor nacería inspirado, según algunos, en Dan Dare, piloto del futuro, cómic creado en Reino Unido por Frank Hampson en 1950 y que resucitará a finales de los años 1970 compartiendo páginas con el Juez Dredd. Para otros el referente de Diego Valor es otro personaje más afamado y reconocido, Flash Gordon, un héroe norteamericano nacido en 1934 de la mano de Alex Raymond. Flash Gordon sufriría una fuerte censura y persecución por parte del régimen de Franco, por lo que acceder a sus aventuras no era fácil y a menudo tampoco era legal, y si se accedía a ellas era de modo alterado o mutilado. Poco más o menos pasaba con Dan Dare, cuya repercusión en España realmente no será relevante hasta los años 1980 y nunca al nivel de los cómic de las editoriales Marvel y DC. 

Así pues, Diego Valor era un comandante de la Flota Sideral con una serie de amigos, también militares, y una mujer científica, que será la eterna novia imposible y a la vez posible del protagonista, todo muy similar a los dos héroes anglosajones citados antes, sólo que en el caso español son militares y les manda un Estado que es nada menos que un imperio galáctico. Nuestro planeta, La Tierra, está políticamente unificada y se ha expandido por la galaxia conquistando otros planetas y mundos. ¿Y dónde está la capital de ese gobierno? En Madrid. Los humanos tienen por aliados otras razas alienígenas, como los Artiles y los Atlantes, que tienen por enemigo común a los Wiganes, gobernados por otro emperador: Gran Mekong, que nos recuerda a Ming, de Flash Gordon. A todo esto, la base espacial de la que parte Diego Valor y su Flota Sideral, para llevar a cabo estas campañas y aventuras galácticas, no puede estar menos que ubicada al lado de la capital de este enorme gobierno planetario, por tanto: en Alcalá de Henares, que para la fecha en la que se crea este cómic estaba en los últimos años en los que, en la vida real, se encontraba aquí el aeródromo militar más moderno de Europa en los años 1920-1930, y que tras la guerra civil vivirá un poco más de tiempo hasta que sea cerrado en favor de Cuatro Vientos. Pues este aeródromo, hoy día parte del campus universitario de la Universidad de Alcalá reabierta en 1977, es el que Jarber imagina evolucionado a estación espacial de las tropas de La Tierra. 

Ignoro si Jarber hizo el servicio militar en Alcalá de Henares. 

Ya en la década de 1940 desde el aeródromo de Guadalajara y parte del de Alcalá hubieron intentos españoles de lograr alcanzar la estratosfera en globos aerostáticos desde los años 1920 y que se materializaron, así como en 1933-1936 se experimentaba el primer traje aerostático, antecedente de los trajes de astronautas posteriores. Así mismo, por aquí habían pasado algunos héroes pioneros de la aviación española, como Mariano Barberán y Joaquín Collar o Ramón Franco, así como militares máximas autoridades como Hidalgo de Cisneros, o la presencia de ultramodernos aviones cazas soviéticos en la defensa de Madrid entre 1936 y 1939. 

Alcalá de Henares apareció en las viñetas de Diego Valor, cuyo principal aliciente realmente era los mundos alienigenas y sus aventuras. El estilo y trazado de esta obra fue ganando peso y calidad con los años, llegando a una madurez notable en sus últimas épocas, si bien no es el héroe de cómic más recordado hoy día en España. Pensemos que en cierto modo también los argentinos se sumaron a este tipo de personajes con el Eternauta, de mucho más éxito y repercusión internacional. Puede que los valores que impuso la censura y el régimen jugaran a la contra de Diego Valor, aunque en los últimos años se le ha querido recuperar limpio de toda esa pesada maleta. 

El personaje suple la carencia en nuestro país de los personajes citados que tenían dificultades en ser impresos por las reticencias de los valores del régimen de Franco. Diego Valor hubo de adaptarse a esos valores y disimular otros diferentes o bien pasarlos de manera sutil y disfrazada. Con los ojos de hoy podemos ver auténticos desafíos al régimen, como una mujer científica y dueña de su sexualidad y de sus propias decisiones. Puede que en la época esto pasara por alto (tal vez no a los ojos de una niña, que raramente recibía estas lecturas de violencia y militarismo reservadas moralmente en la época para los niños). Buena parte del contenido de este cómic terminó en la picota mediada la década de los años 1960, cuando llegado el momento de continuar estas historias estaba ya en marcha una oficina de censura específica para la prensa infantil y juvenil que decidió que la ciencia ficción, los alienigenas y su aspecto, la violencia o la sensualidad o las mujeres decididas, etcétera, eran perniciosos para la formación de las mentes jóvenes, y además un peligro para los valores españoles, aunque probablemente el asunto de la jerarquía militar y los valores del compañerismo y el deber fuesen algo que les agradase más que otras historias que se publicaban. El cómic tenía éxito, pero cesó. No así otros como Capitán Trueno, que continuaron por insistencia del editor y del autor, Víctor Mora. Pensemos además que se colaban argumentos de la Guerra Fría y de occidentales contra comunistas, todo hilvanado con sutileza metafórica. Puede que Diego Valor haya quedado relegado hoy día, pero merece la pena leerlo y analizarlo desde todas y muy variadas perspectivas que ofrece en pleno siglo XXI, más acostumbrado al significado y lenguaje del cómic.

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

lunes, 10 de junio de 2019

Pues si eso, luego vuelvo

Título: Pues si eso, luego vuelvo. Anécdotas y memorias de un librero de referencia
Autor: Javier Rodríguez Álvarez. 
Editorial: Éride Ediciones.
Año de publicación: 2019 (1ª edición).
Género: Memorias, Humor.
ISBN: 978-84-16947-30-1

Francisco Javier Rodríguez Álvarez nació en Caracas (Venezuela) en 1954, donde pasó su infancia. Sin embargo, es uno de los personajes de Alcalá de Henares. Se trasladó a España y llegó a Alcalá de Henares, ciudad con lazos familiares para él, donde estuvo hasta los 25 años de edad, mientras estudiaba una profesión en la Escuela Superior de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Madrid, especializándose en Estructuras. En 1979 regresó a Venezuela. Allí ejerció la profesión de su ingeniería a la vez que ejerció de actor televisivo y en locales de alterne.  Regresó en 1983 a España, de nuevo a Alcalá de Henares, para trabajar en gabinetes de arquitectura, mientras su padre llevaba años regentando una librería llamada Librería Cervantes en la Plaza de Cervantes, un negocio que a fecha de 2019 ronda cerca de sesenta años de existencia, siendo la librería en activo más antigua de la ciudad. La Librería Cervantes hay que entenderla dentro del contexto de cómo eran estos negocios en las ciudades de provincia como era Alcalá. Se vendían libros, pero el negocio funcionaba también con la venta de prensa en formato periódicos, revistas y cómics (por entonces más comúnmente llamados tebeos), el intercambio de novelas, la venta de objetos de papelería, el rellenado de cargas de tinta en plumas de escribir, la venta de betún y cordones para botas militares (había abundantes cuarteles en el centro de la ciudad), etcétera. El negocio anteriormente estaba al lado de un negocio de posada y de venta de billetes de carruajes y posteriormente de panadería. Allí, como librería que también era, se podían adquirir libros diversos que hoy día nos resultarían de extraña combinación, pues autores europeos de lo más intelectuales se combinaba con otros de aventuras juveniles y otros de cultura popular o de consumo interno español. Hablamos de unas décadas atrás que se adentraban en épocas de una España muy diferente a la actual tanto en lo político como en lo social. Como sea, él había estado en esta Alcalá en los tiempos de la Transición, tras irse a Venezuela había regresado a otra Alcalá de los tiempos de La Movida y el desarrollo transformador de la nueva democracia. Si bien sus primeros trabajos en este regreso estaban ceñidos a la arquitectura, recogió el guante de la librería familiar, la cual se trasladaría a la calle posterior y paralela a la Plaza de Cervantes, la calle Ramón y Cajal, donde también se trasladaría otra librería mítica de Alcalá, Diógenes. La Librería Cervantes conservaría ese nombre junto a uno nuevo que en la actualidad es más popular: La Librería de Javier. 

Javier se hizo cargo de la librería en 1989, con 35 años de edad. La transformó en una librería propiamente dicha a partir de 2006, vendiendo sólo libros, y desde 2018 también tiene una pequeña caja de segunda mano. Parte del mobiliario pertenece a la librería de los tiempos de su padre. Desde allí se ha especializado en la recomendación de libros, desarrollando esta actividad adaptándola a los tiempos. Así por ejemplo, de hacerlo en persona en su negocio ha pasado a adaptarse a hacerlo también por las redes sociales e Internet en general desde la década de finales de 2000 y esta de 2010 fundamentalmente, o bien a través de un pequeño espacio radiofónico que le cede semanalmente Cadena SER Henares. Además es promotor de eventos culturales ceñidos a la Literatura, como tertulias, encuentros y presentaciones de libros y autores, entre ellos el también alcalaíno Tito Vivas. Por su librería o bien en salones públicos de la ciudad, como los de la Sociedad de Condueños o la Casa de Socorro, han pasado personas tan reconocidas como Ana María Matute, John Elliot, Francisco de la Peña "Quico", Jorge Bucay, Tom Sharpe, García Montero, Sonsoles Onega, David Vicente, Santiago Posterguillo, Luis Landero, Julia Montejo, Inma Chacón, entre otros muchos, mientras en su libro de visitas acumula otros tantos nombres célebres, entre ellos Miguel Delibes.  

A toda esta actividad hay que sumarle que a veces ha sido invitado a participar en actos institucionales, como pueda ser en el Teatro Salón Cervantes cuando se recibió a Isabel Allende en 2011 para darle el Premio Ciudad de Alcalá. No obstante, sigue pisando los escenarios de teatro en Alcalá de Henares y otros municipios de Madrid, pues sigue manteniendo su faceta de actor. En los últimos años ha ejercido también de prologuista de libros, poeta, novelista y actor. 

Es precisamente como escritor que este año 2019 ha editado con Éride Ediciones el primer libro de lo que él desea que sea una trilogía de memorias y anécdotas al frente de su librería. Se llama Pues si eso, luego vuelvo, y se subtitula "Anécdotas y memorias de un librero de referencia". Fue animado a escribir este libro por Ángel Jiménez, el editor. Se trataría de una compilación y alguna cosa nueva de aquellas anécdotas y reflexiones en torno a su librería, los libros, los autores y los clientes que el propio Javier Rodríguez ha ido escribiendo en público a través de sus redes sociales en Internet en los últimos años. Repasa todas las épocas de su trayectoria librera. 

El estilo es bastante espontáneo y sencillo, ciñéndose así al efecto explosivo de cada situación y de cada pensamiento. Además, no trata de ser una obra profunda y sociológica, sino que, como su título nos parece querer indicar, busca el sentido del humor y la sonrisa. Si a la frase de "pues si eso, luego vuelvo", pronunciada en más de una ocasión por clientes despistados que buscan prensa o fotocopias donde muy evidentemente no se venden o libros que quieren pero no terminan de comprar, ellos se van y no vuelven jamás, pues si a eso se le suma la fotocomposición de portada de un lector cuya cabeza se encuentra perdida en una nube, queda evidenciado el carácter recopilatorio de un anecdotario de humor. Anecdotario de sucesos reales, por otra parte.

Javier ha sacado este libro hace apenas algo menos de un mes y le ha permitido firmar por primera vez como autor en la Feria del Libro de Madrid este mes de junio, recibiendo algunas visitas notables entre sus lectores.

Quien escribe estas notas, yo Canichu, lleva ayudando de vez en cuando a otro librero mítico de Alcalá de Henares, Domiduca, desde hace un año cuando necesita alguna ayuda puntual, previamente, en el pasado, he sido camarero, mozo de salón de juegos y pinchadiscos, entre otros trabajos, y como persona que conoce lo que es el trato con el público, puedo garantizar que todo lo que cuenta Javier es digno de sonrisa y tan verídico que si lo pensamos podríamos tener tanto un cuadro sociológico como un cuadro patológico de los españoles. Personalmente no ha habido negocio de cara al público donde yo haya estado en el que alguien viniera a última hora, pasase por la puerta con la puerta o verja ya medio cerrada y preguntara si estaba cerrando. A mí personalmente me ha llegado a ocurrir también entrar una señora en la librería y preguntarme si vendía libros, o bien otra que me dijo que quería un libro, preguntarle por el autor y no saberlo, preguntarle por el título y no saberlo tampoco y terminar diciéndole que bien, que buscaríamos a ver que tal. Estas anécdotas mías son mínimas con las que me han pasado, algunas de calado grueso, por así decirlo, por lo que es de asegurar que el anecdotario de un librero tan asentado y de tantos años como Javier será muy rico en todo tipo de situaciones desde lo estrambótico a lo entrañable, desde lo desagradable a lo feliz, desde lo que te realiza a lo que te hace preguntarte porqué seguir estando, por no hablar de las numerosas generaciones que han pasado por él, de los cambios en los gustos o desde los ancianos que buscan algo más que un libro a los jóvenes que buscan algo más que un libro. 

En eso estamos todos, en algo más allá del libro. Eso son los libros.

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".