domingo, 25 de febrero de 2018

Desde las entrañas

Título: Desde las entrañas
Autoras: Inma Luna (poemas) y Zaida Escobar (ilustración). 
Editorial: Baile del Sol. 
Año de publicación: 2017. (1ª edición)
Género: Poesía e Ilustración.
ISBN:  978-84-1679-457-7

La artista alcalaína Zaida Escobar comenzó en 2016 un proyecto que vio la luz en mayo de 2017. Se trataba de combinar su pintura con la poesía de la madrileña Inma Luna. El resultado fue publicado en libro por la editorial Baile del Sol, tal libro se llama Desde las entrañas. La poetisa Inma Luna es periodista y antropóloga. Cuenta ya con nueve libros en su haber, dos de ellos en prosa. Este libro es un libro de poesía pero también es principalmente un libro ilustrado, y es ahí donde entra la artista plástica Zaida Escobar. El mismo diseño y maquetación del libro está al servicio de esa idea. Sus salvas en papel con una de las ilustraciones en un fondo turquesa algo oscuro ocultan una tapa dura en un blanco limpio con la misma información de título y autoras. Luego, nuevas salvas en papel negro dan paso a las poesías, que se encuentran escritas sobre las ilustraciones, que son auténticos cuadros, en tonos en general tendentes a lo oscuro. El fuerte olor a tinta que desprende le da un carácter propio añadido, probablemente involuntario, pero inevitable.


Son veinte poemas. Tienen una fuerza llamativa, a reflexionar, a recibir a sensación. Como ya se ha indicado, se podría decir que es más un libro ilustrado al que acompañan poesías. La obra muestra de manera complementaria los textos con las imágenes. Las imágenes no ilustran tanto lo explícito de los poemas, que son textos abiertos a sensaciones propias de autora y lectores, sino que ilustran una sensación que los poemas le han transmitido a Zaida y Zaida lo ha querido transmitir y compartir. Así pues, es una obra conjunta y complementaria donde el mensaje se nos lanza en un todo que compone palabra, imagen e incluso formato de edición del libro.

Desde las entrañas es un libro muy visceral precisamente. No es la primera vez que Zaida trabaja en un proyecto donde prima lo pasional y lo visceral más primario, de hecho casi todos sus trabajos de los últimos años giran en torno a la búsqueda de llegar a representar lo visceral. Tonalidades verdes esmeraldas oscurecidas, con marcas de aguadas, azules marinos en torno al negro, amarillos que tienden al ocre... Aparecen surgidos de estos fondos caras y cuerpos jóvenes desnudos y femeninos en actitudes de satisfacción, gozo, sufrimiento, recogimiento, todo pasional. La mayor parte de las caras que aparecen tienen los ojos cerrados, pero destaca la media cara surgida de las sombras negras que nos mira con cara como de tristeza acompañando el poema "Epi hemera", o el de la joven desnuda satisfecha de la vida que goza de felicidad tumbada en un campo amarillo en el poema "Y sacudida". No obstante, la ilustración que se nos muestra en la portada, una joven desnuda saltando al vacío, tal vez al agua, pero al vacío, nos da la clave en un primer golpe de vista acerca de que el libro quiere hablar de lo que hacemos pasionalmente, pero también en un arrebato de libertad. Porque, como se nos explica en varios poemas, hay que saltar al vacío, a la nada, a lo desconocido, para poder ser auténticamente libres. Sólo afrontando lo desconocido podemos dar pasos nuevos, y es la novedad lo que nos confiere libertad de actos. Conocernos más, explorarnos más allá de lo que ya conocemos de nosotros, y para eso hay que enfrentarse a uno mismo desnudo, o desnuda en este caso, sin ropajes ni ataduras que nos marquen el rumbo de actuación.

Los poemas de Inma Luna son pocos pero son acertadísimos azotes de realidad, de la realidad visceral que duele porque sabemos que es verdad pero a veces no vamos a ella. Para ser libre hay que ser visceral, pero hay que experimentarlo todo, tocarlo todo, probarlo todo, porque nada ni nadie puede conocernos realmente, en nuestro interior, nuestro ser interior, sólo habitamos nosotros, he ahí la necesidad de lo visceral para liberarnos. Lo dice la propia autora en varios poemas, por ejemplo en los primeros. Pero, ¿qué somos nosotros? Porque ciertamente nosotros somos un conjunto de decisiones, de acciones, de emociones, de sentimientos, los que nos descubren los demás, haciéndonos libres, como dice un poema, o cuando queremos que los demás nos ahonden, o exponernos desde nuestros adentros como pura carne, todo dicho en los poemas, pero, como dice en "Analítica", hasta lo que forma nuestro ser, nuestro espíritu, nuestra esencia, depende de lo material, de nuestra sangre, de nuestra carne. Todo está inscrito ahí. De algo sin pensamientos propios que nos forma y corre por nuestras venas. Ya Vicente Aleixandre había hablado de esto mismo en varios poemas de uno de sus libros más maduros, o incluso lo había rozado Miguel Hernández en su poema "Para la libertad", donde los órganos, como en una carnicería, se dan al cirujano para la libertad, para formar al individuo libre, para darle otra oportunidad de vida. Inma Luna, hablando sobre el tema, se pregunta precisamente sobre esto y razona que al final toda pasión que nos da nuestro ser existe y es sólo por la materialidad de los elementos de nuestra sangre y órganos, somos materiales, al fin y al cabo, a pesar de que la libertad sea algo de orden ideal, espiritual. Ahí está lo maravilloso y ahí se plantea ella si nuestra sangre escribe en nosotros nuestra historia como personas.

"Estuve tantas veces a punto de brotar / que nunca fui capaz de darme cuenta", dice en el final de "Epi hemera". Ahí está una de las esencias del libro: hay que permitirse a uno mismo poder brotar. Hay que concederse atreverse a enfrentarse a lo desconocido. El mensaje aparece en innumerables obras literarias y religiosas de la Humanidad, sin ir más lejos, en la parábola de los hijos a los que un padre deja al cuidado de su hacienda, en el Nuevo Testamento. Inma Luna lleva el mensaje al punto exacto y doliente en el que le dice al lector: la vida es aquí y ahora, lo que no vivas, no lo vivirás. Vive. Y es que la cuestión es que la amenaza constante de desaparecer, de desaparecer para siempre, de irse por un desagüe, como el agua de la ducha, es una constante que sabemos que ocurrirá y nunca sabemos cuándo será, por eso no es que haya que estar alerta, lo que hay que estar es vivos, vivir la vida. Lo dice en "Fuga". "Las vidas son los ríos que van a dar a la mar", dijo Jorge Manrique en el siglo XV, y en el siglo XXI el agua va canalizada de los desagües al mar. "No soporto ni el silencio ni el ruido / y temo las inundaciones", dice Inma Luna en el mismo poema.Y sin embargo, hay que empaparse de la vida, porque como dice en el último poema, podemos tumbarnos en la oscuridad de la noche y observar los innumerables fuegos vivos de las estrellas titilando, y nos darían ganas de abrir de un tajo el cielo para que nos caiga entero encima, para empaparnos de la vida, para sumergirnos de ella, que nos atrape o que nos aplaste en la travesía de esta noche en la que vivimos.

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

sábado, 17 de febrero de 2018

Viñetas en caos

Título: Viñetas en caos
Autor: Jesús L. Pérez-Valiente, "Chechu". 
Editorial: Las Modernas / Createspace Independent Pub. 
Año de publicación: 2016. (1ª edición)
Género: Cómic.  
ISBN-13:  978-15-3360-870-3
ISBN-10: 1533608709

Jesús L. Pérez-Valiente, más conocido como "Chechu" en sus trabajos de ilustración y cómic, a pesar de que en su primer libro no figura este nombre en la portada, publicó una recopilación de varios de sus mejores trabajos en junio de 2016. Esa recopilación es ese: su primer libro. Se llamó Viñetas en Caos. Chechu pudo editar gracias a la editorial madrileña Las Modernas.

Su obra gráfica, sus ilustraciones, sus viñetas y sus historietas se han venido publicando esporádicamente desde comienzos de los años 2000 en pequeñas revistas, como La Botella Vacía, pero sobre todo gracias a su propia página El Circo de Chicha. En su primer libro Viñetas en caos no se recopila toda su obra, pero sí parte de sus mejores historias breves en cómic hasta esa fecha. Chechu, alcalaíno nacido en 1981, presentó su libro en la librería de cómic más emblemática de la ciudad de Alcalá de Henares, Alcalá Cómic, en la Plaza de España.

El estilo del autor es barroco y geométrico. Contiene una gran cantidad de detalles que enriquecen diversas perspectivas para apreciar la obra. Como buen cómic, las imágenes completan y enriquecen el texto de los guiones, también producto de la mente de Chechu. El uso del blanco y negro combinado con esporádicos momentos coloreados nos manda además unas señales sobre ideas que quiere reflejar, reforzando las historias. Chechu ha interiorizado un estilo muy barroco, sí, pero también es altamente experimental. No se sujeta a normas y eso hace que sea muy libre para contarnos la historia que desea guiándonos por viñetas que a menudo se invaden en el espacio de la página para que, combinándose, nos cuenten de nuevo el guión como una historia o una metáfora visual. Así por ejemplo, en la historieta Baúles a Venecia, que abre el volumen, usa un recurso muy interesante mediante el cual una viñeta redonda con un primer plano de la cara de una niña sirve para ser leída dos veces en el transcurso del relato al ubicar los bocadillos de diálogo de una determinada manera y haciendo así un juego mediante el cual una imagen recurrente por repetida nos dibuja un poco más el cómo se produce el momento de ese diálogo, pues además esa cara está dentro de un globo de chicle que hace ella con su boca. 

Extremidades que se alargan o se acortan a conveniencia, negros y blancos muy fuertemente contrastados que de vez en cuando se salpican de rojo o de azul, apenas ninguna línea recta, incluso en la iglesia que se curva sobre un hombre al que se le viene el mundo encima por la persecución de un fantasma, uso de las perspectivas y los puntos de fuga de una manera muy acusadamente exagerada para resaltar sensaciones que transmitir respecto a los personajes, trenes que marcan la línea de fin de una hilera de viñetas... Todo es fresco y lleno de fuerza. Los guiones además muestran un mundo totalmente inesperado, una locura sensata tras otra, un caos con sentido y sin él. Te llevas tantas sorpresas argumentales tanto con los dibujos, la disposición de la página y los guiones que sólo puedes pensar en lo acertado que es tener este recopilatorio de historietas en tu estantería y a consulta perpetua de ti mismo y de a quien lo quieras ofrecer. Otro punto a favor desde mi punto de vista: es un autor que sigue dibujando con papel, lápiz y tinta.

Aparecen en estas historias claras referencias visuales, y no visuales, a amistades personales del autor, al desaparecido Encinas Rock Pub y al siempre recomendable Fogón de Amós, de la calle Rico Home, lugares comunes y persona reales de Alcalá de Henares que en sus manos son colocadas en un mundo alternativo. Todas las historias son fascinantes. No se escapa ni una. Todas tienen ese punto de experimentación y retorcimiento inteligente que gusta. Todas tienen algo de poesía, como El hombre del tiempo, y de mala ostia. De humor negro y de humor escatológico, incluso existencial. Predomina el humor negro. Invasión escatológica, ¿De qué se ríe?, La familia o El tipo que estuvo a punto de liarla y al final no, son varios de los relatos que aparecen en estas páginas, entre otros.


Chechu no sigue convencionalismos y referencias continuas a autores e historias ya creadas y consagradas. Sus editoras mencionaban a Roal Dahl, Edgar Allan Poe o Phillip K. Dick entre los autores de relatos cortos como referencias de Chechu. Quizá haya algo de ellos en su humor negro y sus mundos extraños, en la oscuridad que alumbra varias de las historietas que nos narra, pero indudablemente, Chechu es Chechu. Es una obra antológica totalmente original y buena referencia para el cómic de los jóvenes autores actuales en España.

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

domingo, 4 de febrero de 2018

Reinventando un nuevo amanecer

Título: Reinventando un nuevo amanecer
Autora: Susi Corrales "Suko". 
Editorial: Círculo Rojo Editorial. 
Año de publicación: 2014. (1ª edición)
Género: Novela.
ISBN:  978-84-9076-068-0

“Sonia es una joven que valora y disfruta del amor, que sufre y se rompe de dolor ante la muerte, y que busca el camino de la superación y del conocimiento de uno mismo, unas veces por decisión propia y otras de manera fortuita”. Ante una muerte inesperada se rompe 'por dentro y por fuera'; pero, valiente, se dice a sí misma que no quiere ser una marioneta del destino; que quiere tomar las riendas de su vida.”

Este es el resumen que hace en la contraportada la autora de la novela Reinventando un nuevo amanecer, Susi Corrales “Suko”, que se desarrolla en buena medida en Polvoredo y más tangencialmente en otros pueblos de la montaña como Burón o Maraña; tierras que según ella misma dice la han visto crecer y madurar. Su padre, Froilán, empedernido jugador de bolos, es de Polvoredo y allí ha pasado ella buena parte de sus veranos de la niñez y la pubertad, jugando al fútbol bajo los palos y parando balones imposibles.

Nacida en Alcalá de Henares, cuna de culturas, se interesó por la Historia y se licenció en esta disciplina “tratando de encontrar respuestas; lo único que consiguió fue tropezar con más interrogantes, por lo que sigue estudiando y cuestionando todo lo que le rodea”, se dice en la solapilla de la novela, magníficamente editada por Circulo Rojo.

En el prólogo Chema Contreras, nacido en un pequeño pueblo de la provincia de León, dice que la lectura de la novela es un buen aliciente para volver a recorrer la riqueza natural de la tierra del norte de León “pues los amaneceres de estas latitudes son únicos e irrepetibles”. Recuerda que la autora es una magnífica poeta y como botón nacarado de muestra hace una cita:  “… tapados bajo una manta, junto a la lumbre y con la luna como único testigo, hicieron el amor apasionadamente, como si la noche fuera eterna y solo tuviera como razón de ser, existir para que ellos la disfruten”.

Sonia, la protagonista de la novela, llega a Polvoredo con el alma herida y el ánimo por los suelos. Se le ha roto su matrimonio con el chico que conoció en el instituto y con el que ha compartido la primera fase de su vida. Pero lo que ha quebrado de verdad su ánimo ha sido el ambiente de trabajo, la monotonía y el desprecio de sus compañeras, que la han minado hasta acabar con ella.

En la Casa Rural de Polvoredo encuentra un mundo variopinto; pero sobre todo encuentra a Mario, un pintor de origen italiano con el que rehace su vida contemplando amaneceres, haciendo deporte, saliendo al campo y, sobre todo, pintando; pintando sin cesar. Es nuevamente feliz. Pero Mario muere trágica y repentinamente.

“Habían transcurrido dos años desde el fallecimiento de su alma gemela, de su amante, de su confidente, y todo parecía permanecer estático y gris, sin cambio alguno. No tuvo ni siquiera fuerzas para acudir al cementerio a despedirse de él, era como si una parte de ella misma, de su propia existencia le hubiera abandonado para siempre”

La novela es rica y más que profunda en sus idas y venidas; pero al lector de la montaña de León y más concretamente de Polvoredo, le va a apasionar esa Casa Rural en la que vive Mario y un grupo de personas a cual más interesante. Mario es hijo de una vecina que emigró al extranjero cuando la vida no tenía otra salida.

Cuando el que firma era niño, las casas, a finales de los cincuenta, estaban a reventar. Había al pie de sesenta vecinos; íbamos a la escuela de niños cerca de treinta y a la de niñas ocho o diez más. No había más remedio que emigrar. La emigración llegó: para unos hacia Asturias, Bilbao, Barcelona y Madrid; pero otros hacia Francia, Holanda, Suiza e Italia. Hubo también otro tipo de salida: la de los adolescentes que salieron en todas las direcciones a estudiar.

Mario, el personaje más universal de la novela, es como el fruto de esta doble emigración, la sociológica y la cultural, porque aunque Liegos ha tenido siempre la fama de ser un pueblo culto, Polvoredo no le ha ido a la zaga, fruto de haber tenido maestros como Don Maximino y Don Antonio. Nuestros padres amaban la cultura para ellos y para sus hijos. Por eso les mandaban estudiar, para que fueran más. Mario, quizás sin ser  consciente de ello, es el fruto cuajado de ese esfuerzo colectivo de amor por la cultura que anidaba en muchas casas del pueblo. Ojalá algún día vuelva a resurgir y los niños vuelvan a recordar figuras como el tío Eugenio, el tío Daniel, el tío Francisco, el tío Fernandón… o la tía Carola, que me freía a cuentas en el “imprente”  de la cocina cuando me cuidaba.

En la novela de Susi hay todavía bastante más. No voy a desvelarlo. Lo mejor es que cada cual la compre, la lea y la evalúe. Les aseguro que no van a perder el tiempo; que merece la pena y que la van a disfrutar de un tirón.

                                                                                 Reseña escrita por José Antonio Casado Corrales.
Esta reseña fue publicada por primera vez bajo el título "Un nuevo amanecer en Polvoredo", en la Revista Comarcal-Montaña de Riaño, nº 49, junio 2014.