lunes, 21 de octubre de 2019

El cuervo blanco. Antología -canción, relato, poesía-

Título: El cuervo blanco. Antología -canción, relato, poesía-
Autores: Víctor Bueno, Javier Prieto, Víctor Bonell, Almudena Anés, Lex Blond, Crazovey, Javier Terrés, Sara Abad Reguera, Tabachkova. 
Editorial: Domiduca Libreros. 
Año de publicación: 2017 (1ª edición; introducción de Andrea Valbuena).
Género: Poesía.  
ISBN: 978-84-946857-4-3

Ya en otros libros y autores he dejado caer que es posible que estemos ante una nueva generación literaria. Las generaciones literarias más recientes en España que hasta ahora conocíamos parecían ya definidas con los términos de la contracultura a partir de los años 1970, la nueva sentimentalidad a partir de los 1980 (generación que identificó y definió García Montero), el postmodernismo, también desde aquellas épocas, y las conocidas como Generación Perdida, Generación X y otros términos similares, que es quizá la más desconocida y la que aún hoy día sigue siendo ignorada por sistema por editoriales y lectores, y que aparecería en torno a los años 1990 y 2000. Tal desgana da a los críticos conocer a esta generación, actualmente compuesta de treinta añeros y ya cuarenta añeros algunos, que incluso hubo quien afirmó que en el final del siglo XX y comienzos del XXI todo estaba mezclado y no había corriente alguna que fuera predominante. Con esta misma vaguedad, en cuanto en los últimos dos o tres años han comenzado a darse a conocer a través de Internet las generaciones nacidas en los últimos años 1990 y primeros 2000 han recibido el término de los Milenials, como si nacer con el comienzo del milenio les diera por sí mismo un carácter definitorio y no ninguna otra cosa, como mucho estos críticos dicen que les caracteriza el uso de los nuevos medios de comunicación, como si el esto de generaciones hoy día no lo hiciéramos. Pero lo cierto es que tras leer la obra de muchas personas principalmente jóvenes, pero también algunas de las nuevas obras de la gente que, como yo, fuimos llamados Generación X o Generación Perdida, yo estaría por decir que existe una nueva generación literaria. Quizá se podría llamar la Generación del 15 de Mayo de 2011, Generación 15M, o Generación del 2011, siempre en este caso ligada a las obras literarias, y estaría por decir que también en otro tipo de expresiones artísticas, innegablemente apegadas a su momento histórico y a unas ideas y conceptos. Pensaba yo en esto en mis lecturas, cuando leí el pasado 21 de septiembre Álex Vicente pensó lo mismo y lo escribió en un extenso reportaje para el suplemento Babelia de El País. Él se fijó en la prosa de los nuevos escritores y aseguraba que la nueva literatura impulsaba la literatura social a través de la gran crisis económica de 2008. Había rasgos idénticos de uno a otro, una literatura social que habla de desesperanzas, pero también de ideales de nuevos mundos. Fábricas y minas cerradas mediante, decía Álex Vicente. Aún con todo, aseguro yo, en general la gran mayoría pasamos por varios conceptos de nuestras creaciones y eso hace que aunque en algún momento nos acerquemos más a una generación, muchas veces pasamos por varias o incluso tenemos mezclas. Lo generacional sólo es una guía para entender en grandes términos el sentido del autor y su obra, pero todo es siempre más complejo y nada se ajusta como un guante heterodoxo, salvo excepciones, siempre hay mezclas y siempre hay deudas de lo pasado.

Con esta explicación hoy os presento El cuervo blanco. Antología -canción, relato, poesía-. Este libro salió a la luz a través de la editorial de Domiduca Libreros. Otra contribución de la librería a la literatura de Alcalá de Henares. se trataba de un libro en tapa blanca con solapas, en negro con el logotipo de la cabeza de un cuervo blanco dentro de un foco de luz blanca. Dentro una serie de páginas negras contenían las distintas biografías de cada uno de los autores participantes de la antología, con fotografías y después una selección con algunos de sus poemas, canciones y breves relatos que en realidad eran una suerte de poemas en prosa. Se publicó en 2017 y fue en buena parte el proyecto y la creación de la asociación El Cuervo Blanco, creo que ahora mismo disuelta, por tanto de corta vida en aquel 2017, si estiramos fechas, quizá de 2016 a 2017. Esta asociación era un grupo de gente joven nacida en los últimos años de la década de 1990 y los primeros de la del 2000. Ellos se juntaron para poder potenciar sus voces y sus obras, no sólo con esta publicación, también en actos, recitales y conciertos. Pensemos que la propia Domiduca, junto al poeta Enrique Sabaté, potenciaron los recitales semanales de cada lunes del mes de julio llamados "Los Lunes al Sol", en la puerta de la librería en la Plaza del Padre Lecanda. A esos encuentros acudieron varios poetas y poetisas de la ciudad durante dos veranos, en 2016 y 2017. En cierto modo se mitigaba la transición de ese periodo tan fructífero que fue el bar El Laboratorio, que acaba de cerrar, a la orfandad de espacios para recitar, aunque pronto surgieron otros, pese a que sin tanta fuerza. En esos encuentros participaron bastante fielmente este grupo de gente joven de El Cuervo Blanco. Ya fuera recitando poesía directamente, o ejerciendo de cantautores, en combinación con personas que habían participado de El Laboratorio o del Deltoya. Fuera como fuese, de aquí salen los autores de este libro, que son: Víctor Bueno, Javier Prieto, Víctor Bonell, Almudena Anés, Alejandro Rubio (Lex Blond), Natalia Villardón Corrochano (Crazovey), Francisco Javier Terrés, Sara Abad Reguera y Elena Tabachkova. Todos ellos fueron prologados por Andrea Valbuena.

Si contamos otros autores, tanto nacidos más o menos en las mismas fechas que los presentes, como otros de generaciones anteriores pero fuertemente marcados por la crisis del 2008 y los acontecimientos del 2011, y ya hemos hablado de varios en este espacio, podemos decir que en líneas generales es una generación crítica, marcada por el fracaso o mejor dicho por lo adverso, pero siempre con un ideal y una esperanza en un mundo por construir mejor, a pesar de que la realidad es otra. Una generación con una fuerte carga de conocimiento filosófico, político, ético, con una dosis alta de pensamientos libertarios y feministas, aunque no todos sean exactamente libertarios, podríamos hablar como mínimo de una coincidencia en ideales democráticos más allá de lo institucional, llevado a la propia vida y a la vida en sociedad. Algunos usan vocabularios altamente intelectual, otros van a lo sencillo, todos demuestran conocimientos amplios y numerosas lecturas de autores anteriores. Por supuesto las nuevas tecnologías están presentes. Aunque muchos optan por dar su literatura a conocer a través de redes sociales inmediatas, lo que hace que a menudo la calidad del texto baje para lograr el aplauso rápido y fácil traducido en seguidores o marcas de "me gusta", al igual que hay otros que cuidan más esos textos y los que deciden ser más profundos o incluso complejos, que necesitan de lecturas más sosegadas y menos dadas a obtener reconocimientos rápidos e inmediatos.

Pero ciñéndonos a los autores alcalaínos y ligados a Alcalá que aquí nos toca, dado que son muchos, pasemos a ellos en concreto y dejemos las notas rápidas sobre un esbozo sobre lo que se intuye que estamos viviendo. De manera rápida:

Víctor Bueno abre el libro con cuatro composiciones que parecen escritas para ser cantadas. La falta de algunos artículos y proposiciones nos refuerzan la idea de que el texto necesita de una tonalidad concreta para ser leído y comprendido. El problema es que a la hora de leer no todos los lectores encuentran esa tonalidad. Falta en ese sentido que el autor guíe al lector afinando los fonemas y versos en sus ritmos y sonidos. Probablemente se trata de una tonalidad de rapeado. Sin embargo, este autor deja claro ese sentido reivindicativo. Usa el femenino como género neutro para referirse a todos. Habla en primera persona en nombre de una especie de mentalidad común de cambio. Usa verbos y palabras comunes en los discursos de las reivindicaciones sociales nacidas desde el 2011. Tiene en él además una cierta rabia tanto de juventud como de sentirse parte de un cambio, con sus contrasentidos y sus términos contrarios complementando un concepto nuevo.

"(...)
A veces estoy bien, me lo callo por si acaso me hacen caso
y me devuelven una sonrisa homicida
que tanto me gustan".

Javier Prieto (Alcalá de Henares, 1997) es el siguiente autor. Sus composiciones también salen de la canción. Aunque en este caso se ve que el ritmo se asemeja más al de cantautor. De hecho incluye otro fenómeno propio del siglo XXI, el de la mezcla de elementos cruzados que permiten completar la obra más allá de la propia obra. En varias de las composiciones hay signos de código que con la tecnología apropiada de un teléfono con Internet te permite acceder a las imágenes y sonidos de la canción cantada y tocada a la guitarra por Prieto. Este es un ejemplo de la importancia de lo mediático en esta generación. No basta con plasmar la obra por escrito. Quepa pensar, eso sí, si lo que importaba era la obra escrita o mostrarse como músico. Eso lo responderá la evolución creativa personal de Javier Prieto de aquí en adelante. La temática feminista, el cambio del mundo, una utopía alcanzada en la realidad y también algún tema amoroso es con lo que se presenta, incluso un agradecimiento a la madre en cierto modo de reforzamiento de idea feminista del mundo. Hay algún elemento predecible, que probablemente también con el paso del tiempo se limará. En todo caso, toma otro elemento común en algunos de estos autores: el poema como arenga, como propósito o como declaración.

"(...)
Volad libres como debéis,
luchad fuertes porque queréis,
que esta batalla acabará,
que la revolución será feminista
o no será"

Víctor Bonell (Madrid, 1993), ligado a Alcalá de Henares vitalmente. Estudiante de música de conservatorio, ha dado conciertos y recitales por Madrid capital, por Granada y por la propia Alcalá. El poema que presenta es también claramente una canción. De verso corto. Destaca más su segunda aportación, un relato en prosa de carácter personal y existencial. La perdida de identidad en una sociedad de consumo y donde la falta de oportunidades nos hacen dar tumbos dan pie a un viaje hacia el reencuentro con uno mismo. Hacia la necesidad de ese reencuentro.

Almudena Anés (Madrid, 1998), madrileña por nacimiento, pero alcalaína. Ella a dado pasos a su propio libro de poesía en prosa, me refiero a Ars moriendi, que ya comentamos, y a otras obras por salir. Ligada también a las Bellas Artes. Quizá la más intelectualizada en el sentido estético del arte. Ella presenta relatos que funcionan como poemas en prosa. Cada uno está dedicado a poetisas de la generación de 1927 que han sido reivindicadas don fuerza en los últimos años, "Las Sin Sombrero". Su obra en este libro está dedicada a las mujeres olvidadas y a las mujeres reprimidas en lo que es un mundo masculino. Lamentablemente creo que cae en algunos tópicos y en un conocimiento o una interpretación de la Historia social algo superficial pero que en los últimos tiempos se impone a través de las redes sociales como relato único y válido. No deja de llamar la atención que recrimine al lector y a la sociedad de olvidar a las mujeres de los años 1920, aunque ella sólo se refiere a las mujeres de marcadas vidas universitarias y literarias, me falta a mí, como lector, un recuerdo a todas las mujeres más allá de ese mundo, pues en los años 1920 muchas mujeres olvidadas no son las Sin Sombrero, son las mujeres comunes que hicieron también grandes cosas como mujeres que eran y que han quedado supeditadas incluso dentro de sus familias a la historia de su marido (de los abuelos para la gente de mi generación, bisabuelos para la de Anés). Dicho esto, que probablemente según pase el tiempo Anés ahondará con el tiempo y lo completará en el sentido que ella crea más acertado, hay un claro compromiso muy intelectualizado con el exilio, la República y la libertad. En todo caso, Anés es interesante de leer, aunque de momento aún creo que puede dar algo más que está por venir, pero se nota que tiene un concepto de lo que quiere y cómo lo quiere estéticamente cuando escribe.

Lex Blond (Madrid, 1988) se ha hecho común también en varios encuentros literarios de Alcalá, pues se mueve en Alcalá. Esta vez no se trata de canciones. Son poemas propiamente dichos y creados dentro de esa expresividad. Aún así es evidente que escribe con musicalidad rítmica que hace de la lectura una lectura rápida y ágil. En este caso Lex Blond opta también por un género neutro pero esta vez saltándose toda norma ortográfica, como tantas personas hacen, cambiando las vocales que forman el masculino o el femenino por una x que hacen de la lectura algo imposible, aunque todos entendemos que el género neutro ha sido usado de manera visual con este signo, que pasa a ser un acto de reivindicación pleno y consciente por parte del autor ("una carrera de relevos sin compañerx"). En sus poemas se desprende una conciencia de mundo prometido frustrado, pero no de frustración. La sociedad dio unas promesas de niños que de adultos no han sido cumplidas, cosa que es parte del motivo central de ser de la Generación del 2011.  Hay además algún resabio de la poesía de la nueva sentimentalidad de la generación anterior y de postmodernismo y contracultura. El tema político aparece rabiosamente reivindicativo, como por ejemplo contra las políticas intolerantes de Donald Trump. Pero aún así, como muchos de estos autores, siempre hay esperanza en el refugio de uno mismo, como en la generación del exilio interior de los años 1940-1950.

"(...)
Y aquí me tenéis
tratando de dejar mi impronta
para que alguien que no me importa
me reconozca un día de estos.
O quizá porque harto de esta mierda
quiero recordarte que no me importas
con la idea de que algo te aporta."

Crazovey (Madrid, 1992) es una de las mejores aportaciones a esta antología. Su poesía ya no busca la musicalidad. A menudo se explaya en largos versos casi a modo de diálogo interno con un alguien que no está. Es radicalmente provocadora en lo que dice y en cómo lo dice. El tema del amor y el desamor aparece aquí íntimamente ligado al sexo en su más pura expresión de la crudeza del acto de follar en lugar de la finura de hacer el amor. Con inteligentes metáforas todo cobra una elegancia a la par que violencia. Incluso cuando habla hacia el otro, le habla con una violencia que no deja de tener una provocación atractiva ("vendrá el amor a follarnos los ojos, dejemos la puerta abierta"). Tiene otros poemas de exploración interior claramente llenos de pasión, igual de violenta y descarnada. Sus metáforas y demás recursos que extienden vida a todo cuanto rodea, físico o inmaterial están llenos de una brutalidad que dan ganas de leer más y más de Crazovey. Buen mundo el que ha construido. la simplificación de los espacios de tiempo, la condensación de los recuerdos y de los hechos, a la vez que hay un recreamiento en la imagen violenta, dota al conjunto de un ser extrañamente atrayente.

"(...)
A mis dientes, que no morderán tu conciencia, que fracasaron
pues sigues teniendo esos jodidos labios en su sitio. Debí arrancártelos cuando pude.
Aquel día de marzo, aquel beso en el maletero abierto.
(...)"

Javier Terrés (Madrid, 1999) era el más reciente en llegar a la escritura cuando editaron este libro, según confiesa él mismo en su nota biográfica. Tiene una evidente necesidad de expresar su emocionalidad más íntima, probablemente más fácilmente para el autor en un poema que en voz. Sin embargo, le falta aún domar las palabras precisas y los recursos necesarios. Es muy directo en lo que desea decir, aunque con una sinceridad de sacar fuera lo que siente. Denota cierto derrotismo, probablemente resultado de la adolescencia. Tiene numerosos pasajes reflexivos, por lo que su poesía se convierte en una especie de poemas interiores de amor y temores, sentidos fracasos y diario personal lleno de reflexiones sobre porque se encamina en un camino y no en otro. Hay cierto sentido de mortificación casi venido de una tradición religiosa no necesariamente vivida ya. Pero es ahí, en el desengaño y la reflexión de los acontecimientos, donde delata ser plenamente autor de su generación.

"(...)
No eres un ángel,
no vienes del cielo ni has caído entre las nubes,
más bien eres una tentación que la vida ha puesto entre todo este caos que yo mismo he creado.
(...)"

Sara Abad es la poeta más profundamente reflexiva y a la vez sentidamente poeta de esta antología. Intimista y descarnada, dice verdades que nos resultan incómodas, pues su mundo interior delata el nuestro y delata que nosotros no somos islas, que influimos en la existencia de los otros. Nos acusa como personas que no reconocen las necesidades del otro, es una sociedad demasiado acomodada en lo material e inmediato, y llama a gritos a la necesidad de recuperar la empatía y la interacción con los otros. También es otra de los grandes aciertos de esta antología. Vive además sus propias crisis existenciales en este mundo moderno, y expresa la soledad interior dentro de esa confusión actual sobre quiénes somos. Las indecisiones ante los "vas y vienes" que nos da la vida tal como está planteada en nuestro mundo hoy día, ante lo incierto de todo, de absolutamente todo, y las construcciones que nos hacemos de nosotros mismos una y otra vez de manera continua, sin terminar de reconocernos o de expresarnos tal como nos sentimos ser de verdad, cobran voz en Sara Abad.

"(...)
¿Acaso sabe lo que desea?
Las corrientes de arena la arrastran de un lado a otro
difuminando su centro cada vez que toma una decisión.
(...)
¿Vive o actúa?
¿Es persona o personaje?
¿Soy narradora o mota?"

Tabachkova (1997) es de origen ruso, pero vino a España de bebé y está ligada a Alcalá de Henares. De todo El Cuervo Blanco es la autora que más se acoge a una poesía más formal y sujeta a las normas clásicas. No carece de calidad por ello. Poemas al Arte, a la Poesía, alguno existencial, referencias a la filosofía griega clásica y siempre el precipicio y la necesidad de dar el salto en busca de un mundo mejor. Esteta más que transmisora de mensaje, nos deja al borde de la sutileza sobre el conocimiento como comienzo del cambio, quizá por ello no para de alabar al conocimiento, más que a las emociones.

Con  la vista desenfocada pude ver
un rastro de hormigas excitadas por el sol.

Parecía que estaban tejiendo el césped
sobre el que me hallaba tumbada.

Su movimiento era caótico,
o al menos tuve esa impresión.

Hasta que una logró subir
al libro que estaba leyendo.

Era la hormiga filósofa de Platón.

La abundancia de autores no permite hacer mayores comentarios, aunque me hubiera recreado en algunos. Sea como sea, sirva esto como presentación.

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

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