Título: La explosión del polvorín en Alcalá de Henares (1947).
Autores: Julián Vadillo Muñoz y Alejandro Remeseiro.
1.-Editores: Fundación Anselmo Lorenzo y Foro de Historiadores del Valle del Henares.
Año de publicación: 2009. (1ª edición)
Género: Historia.
ISBN: 978-84-86864-99-6
2.-Editorial: Domiduca Libreros.
Año de publicación: 2017 (1ª edición revisada y ampliada, con prólogo de Fernando Hernández Sánchez)
Colección: Alcalá y su tierra en la Historia.
Nº de volumen en la colección: 3
Género: Historia.
ISBN: 978-84-946857-2-9Género: Historia.
La explosión del polvorín de Alcalá de Henares (1947) fue uno de los primeros libros donde el doctor en Historia Julián Vadillo, aún sin ser doctor, publicó una de sus investigaciones más exhaustivas. Se trataba de un encargo del Foro del Henares que encontró el apoyo de la Fundación Anselmo Lorenzo y que ocupó varios años a Vadillo junto a un segundo autor, Alejandro Remeseiro, ambos historiadores por la Universidad de Alcalá de Henares, con algunas ayudas puntuales de otros profesionales de los sectores de la Historia y los archivos. El trabajo es impecablemente de sus dos autores. La investigación había comenzado a tomar cuerpo en el año 2006, e incluso se celebró una conferencia en la antigua sede del Partido Comunista de España (PCE) en Alcalá de Henares en septiembre de 2007, con motivo del 60º aniversario de dicha explosión. En enero de 2008 fue ya tocado el tema con una relativa carga de profundidad en una especie de memorias póstumas de una de las víctimas de aquellos que usaron como cabezas de turco en la búsqueda de culpables, Fernando Nacarino. Pseudo memorias póstumas escritas y publicadas al ser reinterpretadas en voz de Nacarino a través de la recopilación de entrevistas y textos dejados por este y trabajadas por el historiador y exconcejal del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) Urbano Brihuega.
El libro fue presentado en mayo de 2009 tras una andadura de unos tres años en el por entonces recientemente creado Parador Nacional de Alcalá de Henares, lugar que se levantó sobre las ruinas de la que fue la cárcel política para hombres durante la dictadura de Franco y donde muchos de los acusados por la explosión pasaron su confinamiento entre rejas y torturas. El libro fue un éxito de ventas que agotó todos sus ejemplares a la venta en un tiempo inesperado por su velocidad. Ha sido durante muchos años uno de los libros de la Historia reciente de la ciudad más buscados, y sin embargo, no había ejemplares disponibles.
En 2014 el historiador Daniel López-Serrano Páez, que es quien está escribiendo esta reseña, publicó una ampliación breve sobre el tema en un artículo de investigación que se puede leer en el Libro de Actas del XIV Encuentro de Historiadores del Valle del Henares. En ese caso en torno a lo que la prensa clandestina y exiliada barajaron como información sobre la explosión y los procesos a los acusados. Definitivamente, Marcos González y Asela Eme, editores y libreros de Domiduca Libreros ofrecieron la reedición del libro de Julián Vadillo y Alejandro Remeseiro, que a la vez eran presionados a hacerlo tanto por la gente que deseaba tener el libro, como por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Alcalá de Henares. El libro tuvo un proceso de revisión y ampliación, al que además se le sumó un prólogo de Fernando Hernández Sánchez. Fue presentado en el 70º aniversario de la explosión, en septiembre de 2017, en la sala de conferencias de la Sala de Exposiciones del Antiguo Hospital de Santa María la Rica, en Alcalá de Henares, dentro de la colección Alcalá y su tierra en la Historia. Ocupa el número 3 de dicha colección de Domiduca Libreros, actualmente disponible.
La explosión del polvorín de Alcalá de Henares ocurrida en 1947 se produjo en el contexto de los primeros y más duros años de la dictadura de Franco. Coincidía más o menos en el tiempo con las explosiones fortuitas y accidentales de otros polvorines por sus malas condiciones de conservación y de no eliminación de municiones y explosivos en mal estado tras el final de la guerra civil en 1939. Precisamente unos días antes de la explosión del polvorín de Alcalá había explotado otro en Cádiz que había provocado un temblor de tierra que se dejó notar como si fuera un pequeño seísmo en Portugal. A pesar de que todas estas explosiones fueron accidentales, según como incluso en su día concluyeron en secreto los peritos militares que fueron a las zonas, la dictadura no quiso reconocer formalmente tal debilidad de sus instalaciones y aprovechó todas estas ocasiones para buscar falsos culpables, cabezas de turco. Fueron acontecimientos usados de excusa para seguir eliminando oponentes políticos de una manera más aparentemente acorde a las leyes del régimen, ya sea por ejecución o por encarcelamientos tras procesos sin garantías judiciales, claramente prevaricadores y tras un periodo de torturas y montajes de pruebas y testimonios inventados. Todo ello se puede rastrear en los archivos militares, principalmente, una vez que las partes de estos sucesos han sido desclasificados, tal como rastrearon los autores en una tarea tan minuciosa como delicada de obtener.
En el caso de Alcalá de Henares la explosión del polvorín en 1947 ocasionó la deformación del monte donde se hallaba, la deformación del curso del río Henares, la destrucción de una fábrica de cerámica y del puente del Zulema, la pérdida del suministro eléctrico de la ciudad, veinte muertos y varias decenas de heridos, llevados al Teatro Salón Cervantes, por disponer de un generador eléctrico propio. A pesar de que en un primer momento las autoridades militares hablaron de una deficitaria tarea de destrucción de pólvora por parte de soldados rasos que habría llevado a la explosión, pronto la versión oficial, pues esta quedó décadas oculta, se transformó en la acusación de un complot y sabotaje por parte de personas de la ciudad que pertenecían de manera clandestina a partidos y sindicatos socialdemócratas y comunistas, principalmente del PSOE y del PCE. Fueron detenidas más de ochenta personas inocentes, encarceladas, interrogadas, torturadas y ocho de ellas condenadas a muerte. El proceso levantó desde el exilio una serie de denuncias sobre que se trataba de un montaje político que llegaron
a alcanzar voz en la Organización de Naciones Unidas e incluso el apoyo
de la queja del pintor mejicano Siqueiros. La pena de muerte se llevó a cabo en el penal de Ocaña en 1948.
Todo este proceso tuvo además una repercusión mediática tanto en los medios de comunicación oficiales en España como en los clandestinos, los exiliados y la prensa extranjera. Por ello el trabajo de investigación requirió no sólo de la consulta de los archivos militares, sino también de la Biblioteca Nacional, de los archivos obreros de diferentes organizaciones y asociaciones, del archivo municipal, del Archivo de la Memoria Histórica, de entrevistas a las personas acusadas aún vivas cuando se investigó el asunto, así como a otros actores de los hechos, etcétera. No en vano, fueron tres años de investigaciones.
El hecho era muy conocido y rumoreado en la ciudad, pero al no haber sido un acontecimiento tratado desde su investigación histórica, y tras haber pasado el silencio de la dictadura y su versión oficial del sabotaje como mínimo hasta 1976, el miedo también hizo de las suyas y todo eso hacía que tal acontecimiento fuera un gran desconocido y que incluso se hubiese olvidado la mayor parte de la población de la represión desatada tras la explosión, resultando que para muchos vecinos les era novedoso escuchar que se fusiló a ocho personas. La investigación de Julián Vadillo y Alejandro Remeseiro era muy esperada, especialmente por los familiares de las víctimas, que callaron durante décadas, pero nunca olvidaron los sucesos. Tuvo una repercusión mediática enorme especialmente en 2009, aún hoy alguna de las entrevistas que realizaron en la radio se puede escuchar de vez en cuando en días puntuales del año donde no hay programación en directo, así por ejemplo en Onda Cero. con profesionalidad y desde la ciencia humana que es la Historia sacaron a la luz todos los sucesos de aquellos días. Completando, renovando y actualizando la Historia reciente de Alcalá de Henares, en uno de sus capítulos más oscuros y horribles. Desde 1947-1948 a 2009 habían pasado un promedio de sesenta años de silencio para muchos y olvido para más gente aún, sobre todo las generaciones posteriores, que por el silencio de unos nunca llegaron a oír las memorias, los conocimientos y las vivencias de todos.
En 2017 se colocó una placa en recuerdo de las víctimas de la explosión y de las víctimas de la represión en la pasarela que sustituye al puente del Zulema sobre el río Henares, el mismo día que se presentó la revisión y ampliación del libro.
La nueva revisión y ampliación realizada para Domiduca Libreros da una oportunidad de tener un libro imprescindible de la Historia local a los interesados en contar con una biblioteca sobre Alcalá de Henares. Una Historia local que en el fondo narra cómo se hacían en general las cosas en la dictadura de Franco, especialmente en los años 1940 antes del reconocimiento internacional a dicho gobierno en 1953. La trayectoria editorial y cultural de Domiduca demuestra un compromiso serio con Alcalá.
Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".
No hay comentarios:
Publicar un comentario