Título: Eureka 2086.
Autor: Manuel Gil Parro.
Editorial: Neverland Ediciones.
Año de publicación: 2014. (1ª edición)
ISBN: 978-84-942705-2-9
El alcalaíno Manuel Gil Parro (1977) publicó una novela en 2014 con Neverland Ediciones en edición rústica de bolsillo con solapas, a la vez también en edición de libro digital. Su venta a nivel nacional provocó una crítica favorable del poeta y crítico literario Luis Alberto Cuenca. Se trataba de una novela de ciencia ficción llamada Eureka 2086. La portada muestra claramente un dibujo de una nave atravesando el espacio exterior, la cual es en la imaginación del artista que la creó la nave propiamente llamada Eureka 2086. Tal portada es bastante preclara del argumento. Básicamente se trata de un profesor español de astrobiología, Miguel Garrido, que en el año 2086 es llamado a participar de un proyecto de exploración y expansión por el Sistema Solar, llamado tal proyecto Eureka 2086. El nombre del proyecto, que es el nombre de la nave en la que viajará junto a un equipo compuesto de personajes especializados cada uno en algo, contiene en sí dos referencias: "¡Eureka!", que es la exclamación histórica atribuida a Arquímedes en uno de sus descubrimientos que él consideró el más importante, que se traduciría algo así como "¡Lo descubrí!" o "¡al fin!"; y 2086 es una fecha futura en la que se desarrolla esta narración y que se trata del cincuenta aniversario de una fecha también futura con un hecho ficticio, 2036.
El autor parte de los sucesos reales de las diversas crisis y respuestas sociales de la década de 2010, derivadas de la crisis de 2008, y las prolonga en el futuro en esa misma década, pero ya en una realidad hipotética. Eso hace avanzar al año de 2036, en la que un meteorito llamado como la deidad egipcia Apophis se lanza contra La Tierra, amenazando la vida. Apophis era una deidad dedicada al caos y la destrucción, asociada a la muerte. Los humanos contestaron destruyendo el meteorito con una explosión, la cual provocó que múltiples restos de la roca se precipitaran de manera descontrolada sobre el planeta, lo que provocaría una serie de catástrofes naturales y sociales que cambiarían el rumbo de la humanidad. A partir de ahí comenzaría una etapa de recuperación y mejora de la humanidad, que busca sobrevivir a los problemas futuros lanzándose a la conquista del Sistema Solar. En una nueva etapa de colaboración mundial, han colonizado La Luna para extraer helio 3 con el que obtener fusiones nucleares para combustible de sus naves espaciales. Además, La Tierra, enrarecida por los efectos de la catástrofe de 2036, se ve rodeada de decenas de estaciones espaciales que nos recuerdan a las descritas por Arthur C. Clarke, donde viven grandes multitudes de personas, mientras una nueva colonia en Marte realiza experimentos de terraformación que permitan alcanzar condiciones óptimas para la habitabilidad en ese planeta. Mercurio y Venus son objeto de estaciones de investigación aerostáticas, y en ese 2086 se cumple el cincuenta aniversario de la catástrofe de 2036, para lo cual una nueva misión debe dirigirse a las lunas de Júpiter para estudiar los gigantes gaseosos, buscando esa expansión que permita la supervivencia humana. Sin embargo, la misión Eureka 2086 esconde una serie de secretos sobre la posible vida alienigena, la catástrofe de 2036, lo que ocurrió con Apophis, baraja la teoría de la conspiración mundial de los poderes frente a las sociedades, etcétera. Se transforma así en una historia de ciencia ficción con una base de misterio y acción.
El autor, Miguel Gil, es diseñador industrial. Ha ejercido la enseñanza. Conoce bien las ciencias por su pasión por ellas, y más aún las historias de ciencia ficción de los autores anglosajones más consagrados del siglo XX, lo que deja cierto rastro claro en este relato. Ha estudiado en Irlanda, aunque su vida está en la ciudad complutense. Esta es su primera y, hasta la fecha, única novela, aunque ha escrito diversos relatos breves.
Su tendencia dentro de la ciencia ficción es la denominada ciencia ficción dura (o "hard sci-fi"). Esta es la tendencia de los autores que priman la precisión y la descripción exhaustiva de los detalles técnicos, tecnológicos, físicos, químicos y científicos en general para dar verosimilitud al relato. Esto implica que el escritor tenga algo de científico, o de conocimiento científico. Muchas de este tipo de novelas han terminado dando historias con inventos o ideas que siendo ficticios en su época acabaron siendo reales en el futuro, ya porque el autor lo previera, ya porque el autor sirviera de inspiración a un lector que trabajó en conseguir aquello que leyó en ficción, como es el caso de los viajes a la luna, el teléfono móvil, los trenes de alta velocidad, etcétera. Gil Parro opta por tratar de tener algo de visionario a partir de imaginar el posible desarrollo de investigaciones científicas que en la década de 2010 se anunciaban en la prensa como investigaciones en vías de interés y desarrollo, como la nanotecnología, los nuevos combustibles, las nuevas fuentes de energía, la posible evolución de la exploración espacial y otras cuestiones que aparecen en la novela con total naturalidad y detalle. En la ciencia ficción dura estas cuestiones explicativas para dar verosimilitud son la clave y a menudo, quitando lo claramente ficticio, son muy pedagógicas en cuanto a la base en la que se asientan, aunque dependiendo de las habilidades con la prosa del autor que se enfrenta a este tipo de género. Sin embargo, el giro argumental en el viaje de la nave llena a la ciencia ficción dura de esta novela de un nuevo tono de novela negra espacial, misterios a resolver cual detectives. Las descripciones de naves, situaciones y personajes son generosas, lo que estimula y ayuda a muchas imaginaciones a componer mejor una imagen del relato.
Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".
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