domingo, 1 de marzo de 2020

Kilwa

Título: Kilwa
Autor: José Carlos Peña. 
Editorial: De Goa Ediciones.
Año de publicación: 2015 (1ª edición); 2019 (1ª edición ampliada).
Género: Novela.
ISBN: 978-84-9802-935-2 (edición de 2015); 9781717842558 (edición de 2019)

José Carlos Peña García del Pozo nació en Manzanares (Ciudad Real, Castilla-La Mancha) en 1959, pero vive en Alcalá de Henares. Es un marino en la reserva que dedica su tiempo a la literatura. Comparte muchos de sus artículos en Elucubraciones literarias, espacio donde además tiene abierta una sección llamada "Barcos y navegantes" donde escribe artículos relacionados con la marinería. Tiene publicadas tres novelas, Kilwa (2015 y ampliada en 2019), El coto privado (2017) y Orgullosa Mary (2018), y una recopilación de relatos y cuentos llamada Visos de realidad (2019). Ha sido participe de algunos de los ambientes literarios de Alcalá de Henares, como por ejemplo el bar El Laboratorio, de Julián Pizarroso y Esther Muñiz (Zia Mei). Precisamente para su primer libro recurrió a los servicios de Zia Mei como diseñadora para crear el diseño de las cubiertas e interior del mismo, así como su maquetación, pero eso fue en la edición ampliada. Hoy vamos a hablar de esa novela.

Kilwa fue autopublicada por José Carlos Peña bajo el nombre editorial De Goa Ediciones, aprovechando el apellido de uno de los protagonistas de la novela. Aquello fue en 2015, Entrelíneas Editores trabajó los aspectos técnicos de la publicación. Fue presentado en El Laboratorio, en la calle de las Vaquerías, cerca de la Puerta del Vado. Tuvo un eco promocional en entrevistas y noticias de las medios de comunicación locales, así como fue presentado en otros municipios. Su propia localidad natal, Manzanares, acogió su presentación con la implicación del ayuntamiento a través de la Concejalía de Cultura y de la arqueóloga María García. La cubierta original de la primera edición que ideó Entrelíneas Editores aprovechaba un mapa cartográfico de África Oriental con la península Arábiga y el Indostán del siglo XVI. Esas son las geografías que se mencionan a lo largo de la novela en esas épocas. El nombre de la novela y del autor aparecían sobe el mapa. Completaba el conjunto las figuras de angelotes y de asiáticos propios de los mapas del siglo XVI. Sin embargo, a lo largo de 2018 José Carlos Peña amplió el libro y lo volvió a publicar, volviendo a tener acogida su nueva presentación, esta vez en 2019 en la librería Notting Hill, que tanto promueve a autores desconocidos, especialmente de la Asociación de Escritores de Madrid. El libro ampliado fue publicado en ese 2019, pero mientras que el registro del ISBN indica que el título era ahora Kilwa: una guerra caníbal, en realidad se publicó de nuevo solo como Kilwa, pero con el subtítulo: Historia y aventuras en el África olvidada. El autor aprovechó los servicios editoriales de la tienda cibernética Amazon. Esta dotó a la primera edición de la ampliación de una nueva cubierta, destartalando el cuidado diseño inicial. La nueva cubierta corría a cargo de Zia Mei. Sacó el título del mapa para dejarlo en fondo blanco, puso el subtítulo citado y se quedó sólo con un mapa de África del siglo XVI, eliminando el resto de elementos. Las cubiertas en tapa blanda tienen un plastificado que sufre con facilidad la meteorología si lo llevas como lectura de viaje o de paseo por un parque. Pero el mayor de los desastres por parte de Amazon, y no es inusual que en sus libros ocurra, es algo corriente, fue que la caja de texto quedaba mal maquetada, en algunas páginas el sangrado baila, además, la revisión es inexistente por parte de Amazon, por lo que lamentablemente esta obra presenta numerosos errores gramaticales. Probablemente en Amazon el proceso es mecanizado, lo que provoca el problema. Aún así, el libro ha logrado alcanzar una segunda edición que ha eliminado parte de estos errores y que se diferencia al introducir una tercera portada, igual a la segunda pero con un triángulo rojo en su esquina superior izquierda con el dato de la segunda edición.

Kilwa es una novela histórica que toma por escenario un continente que no suele ser el centro de los estudios y enseñanzas de Historia en Occidente, o al menos no lo suele ser desde una perspectiva africana, pero sí desde una perspectiva occidental. El autor rompe con eso y narra una aventura precisamente con ese África Oriental como epicentro y siendo la mentalidad de los africanos, árabes y turcos la que prima. Eso hace que sea algo más fresco e innovador en este tipo de novelas. Se ambienta en el siglo XVI, en torno al año 1589 y en torno a los ambientes de una parte de las rutas comerciales tanto portuguesas como turcas y árabes que enganchaban productos africanos y asiáticos con destino a los mercados de esos mismos continentes más el europeo. Más aún, Kilwa es el nombre de un viejo y pequeño reino medieval de África que se componía de una pequeña isla y una pequeña franja continental. Su ubicación se encontraba en uno de los puntos de confluencia necesaria para las rutas comerciales de portugueses, turcos, otros Estados africanos, etcétera, por lo que fue un reino muy rico durante varios siglos. Actualmente es un lugar turístico de Tanzania, pues tuvo uno de los mayores palacios y una de las mayores mezquitas de su época, hoy recuperados y protegidos por Patrimonio de la Humanidad. Kilwa fue arrasada por una invasión zimba justo en el tiempo en el que se ambienta esta historia, después de aquello nunca regresó a ser lo que fue. José Carlos Peña usa ese hecho histórico para poder desarrollar sus aventuras, aunque, como dice él, no es fácil encontrar toda la información necesaria por el abandono del estudio de esta área geográfica y también por la falta de registros de lo que allí sucedía fuera de los acontecimientos que interesaban a los europeos. El propio autor da unas palabras introductorias al respecto y hace algo que no se suele hacer en las novelas: incluir una bibliografía final con los libros y fuentes que usó para asesorarse. En este sentido, se nota claramente que el autor está plenamente informado de la Historia del África negra de aquellos momentos, pero también se nota por esto mismo que asume para el relato una visión única sobre esa misma historia, visión que entre lo historiadores actuales se considera o equivocada o falta de percepciones de conjunto y culturales. Me refiero, por ejemplo, a que la obra Crónica de los reyes de Quiloa, escrita por Joao do Barros en 1552, está escrita desde una perspectiva propia de un portugués del siglo XVI, lo que hace que tenga tintes etnocéntricos y que además niegue al África negra sus propias razones culturales e históricas. Así por ejemplo, dentro de la sensibilidad de aquel siglo, se habló del ejército zimba que salido de la selva se dedicaron a arrasar reinos y territorios, a la vez que practicaban el canibalismo. Se trató el asunto como un hecho de bestialismo y una violencia irracional, aparte de como si los zimba fueran más animales que humanos. Pasados los siglos, los historiadores actuales replantean que esta fuente no trató de estudiar el hecho ni de indagar el porqué los zimba formaron un ejército invasor de otros lugares, aparte de si el canibalismo tenía o no razones de creencias religiosas o mágicas u otra razón. No obstante, el rey de los zimba llegó a deambular por toda África varios años. Sea como sea, sin indagar nosotros mismos en esto, sí parece que el autor asume la visión del canibalismo por el canibalismo y de la puesta en marcha de aquel ejército sin razón aparente. En todo caso, siendo una novela, no es algo tan grave, pues al menos asume la mentalidad propia del siglo para los personajes protagonistas. Aún así, sí que se nota una preocupación del autor por conocer las diferentes etnias y culturas que se movieron por la costa oriental africana, pues quedan reflejadas a lo largo de los diversos personajes que van apareciendo en su historia.

La novela es una obra coral, a pesar de que haya un personaje que destaca más que el resto, el cual sería el portugués mestizo de india, Gaspar de Goa. Este personaje comercia entre la costa occidental de India y la oriental de África. Llega a Kilwa para vender unas perlas, allí se enamora de la hija del comerciante, Ameenah, de la cual también está enamorado un guardia del sultán, Jabart Rashid. en torno a estos personajes hay otros, por una parte la tripulación de De Goa, la cual era incrementándose, agrandando así las historias individuales a narrar y las líneas secundarias del argumento principal. Por otra parte hay dos portugueses que conoce Jabart, los cuales cruzan sus historias con todos los demás personajes. Hay un brujo llamado Taya. El propio rey de los zimba, varios familiares de Ameenah, algunos personajes históricos que aparecen en estas páginas, un chino, Whang Thzu, y su hijo, una prostituta reconvertida, varios vagabundos, sultanes... etcétera. Las líneas argumentales son varias, pero la principal es la historia de amor a Ameenah que enfrenta a Jabart y a De Goa y que a veces los hace enemigos mortales y otras veces les hace incómodos aliados circunstanciales. Esa historia se complica cuando Kilwa es destruida por los zimba y Ameenah desaparece, por lo que se dedican a buscarla por África a la vez que les van ocurriendo otras historias al resto de personajes, como el cambio de bando continuo de Taya o la búsqueda de tesoros por parte de uno de los portugueses. 

En cierto modo la novela cumple con un punto de vista más propio del siglo XXI, donde hay una variedad étnica, cultural  y religiosa entre los protagonistas, a la vez que por ejemplo Ameenah es un personaje femenino con rasgos claramente feministas y de clara reivindicación de la igualdad de la mujer para desarrolla las mismas actividades económicas que un hombre. Es en este sentido un poco una novela un tanto blanca, en el sentido de tratar de ser amable y multicultural, abierta a unos valores sociales actuales. Pero intuyo que esto se puede deber a un ideal de crear novelas para llegar al máximo público posible, pues el reparto de las historias a narrar en cada capítulo y el ritmo casi autoconclusivo de cada capítulo dejando abierta siempre una línea central en tensión, con los zimba como el peligro constante, me hace pensar en las técnicas narrativas que algunas escuelas de escritura suelen recomendar y enseñar. 

Sea como sea, el libro tiene partes que recuerdan a Emilio Salgari en sus novelas de Sandokán, especialmente las dedicadas a las aventuras de barcos y espadas siempre persiguiendo encontrar a una mujer amada a la cual se la ama simplemente habiéndola visto una vez físicamente. En otras ocasiones tiene evocaciones de Rider Haggard, con su Las minas del rey Salomón, otras veces parece que se nos narra una historia de zombies, cuando entran en juego las descripciones de las batallas contra los zimba. Cuando los personajes van bailando de reino en reino y les suceden calamidades, cayendo en manos de unos y otros gobernadores, podría recordar a la saga Juego de tronos, a Canción de hielo y fuego de George R. R. Martin. El autor parece bastante familiarizado con las historias de aventuras en ambientaciones exóticas.

La novela está escrita desde una óptica de lectura rápida y fácil, casi dispuesta en cada capítulo como si se hubiera escrito por entregas en un periódico, tal como se hacía con muchas de estas novelas en el siglo XIX. Se interesa por mantener una línea de tensión constante. Tiene también el punto de enseñar de manera indirecta un poco de la historia del África subsahariana y de introducir algunas de las formas de ver la vida en esta parte del mundo cuando los portugueses y los turcos competían por el control de las rutas comerciales con Asia. 

Lleva tres ediciones, la primera en sí misma, la que se sacó con Amazon y la segunda edición con estos, y eso puede indicar que al público más aficionado a este tipo de novelas históricas y aventuras le ha gustado favorablemente. Tiene algo que invita a leer por saber si los protagonistas solucionarán sus problemas. El final, por otra parte, queda abierto. No sabemos si el autor hará una segunda parte o bien si deja insinuada la posibilidad, aunque esta pueda no darse. El tiempo dirá.

 Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

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