ISBN: 978-84-1352-780-2
En este tercer volumen se afronta la Historia del anarquismo español tras la derrota de las izquierdas y los republicanos en general en la guerra civil. No es que no haya sido un tema no tratado antes, es muy destacable La CNT durante el franquismo. Clandestinidad y exilio (1939-1975) (2004) de Ángel Herrerín, un trabajo muy pormenorizado y muy bien hecho. La novedad está en que en esta Historia general del anarquismo español se alcanza hasta... 1984. Una vez más, Vadillo se frena y pone el tope más o menos en el año de la escisión de la CNT en ese año, en el que surgirá CNT-CV, posterior CNT-Renovada, que tras varios juicios acabará siendo en 1989 CGT, aunque el último de los juicios por las siglas se celebró en 1992. Vadillo comentará a modo de apuntes las cuestiones estructurales y los problemas de la CNT-AIT y de la CGT en aquellos años 1980 y 1990, pero casi también como a modo de apéndice. Igual le ocurrirá con otro capítulo apéndice dedicado al siglo XXI. Con el surgimiento de otras escisiones dentro de la CNT-AIT y de la CGT, se nos hablará de otros sindicatos hermanados. Se comentará entonces una recuperación ligera de la CNT al ser uno de los principales sindicatos alternativos a UGT y a CCOO al combatir el trabajo que se da por medio de las Empresas de Trabajo Temporal y ha hecho de su caballo de batalla la lucha contra los trabajos precarios, mientras que la CGT se ha hecho fuerte en varios sectores laborales, en algunos por encima de CCOO o de la UGT, mientras Solidaridad Obrera lo es en Cataluña, dentro de sus posibilidades. Con el siglo XXI ampliaron su actividad a reivindicaciones sociales como el no a la guerra de Irak de 2003, contras las leyes de extranjería, a favor de los derechos homosexuales, el apoyo a los afectados por las hipotecas y otras causas que hicieron que el Movimiento 15M de 2011 confiara en ellos por encima de UGT o CCOO, cosa que se reflejó en las manifestaciones de las huelgas generales de 2012, en las cuales CNT-AIT, CGT y Solidaridad Obrera decidieron actuar juntas, cosa que hizo que el 15M les apoyara. Cuestión que se renovó en 2014 y posteriores con las reivindicaciones sobre la igualdad de género y los derechos de la mujer. Sin embargo, en 2015 volvió a existir una nueva escisión al entender una parte importante de la CNT-AIT que la estrategia de no presentarse a las elecciones de empresa y los comités de empresa les volvía débiles e inoperantes en las reivindicaciones laborales, a pesar de que se lograban cuestiones menores. Consideraban que el éxito de CGT había sido adaptarse a estos tiempos con entrada en esas elecciones sindicales y comités. Entre acusaciones de sindicato reformista surgió CNT-CIT. Así pues, con un panorama donde existe CNT-AIT, CGT, Solidaridad Obrera y CNT-CIT, en este 2023, cuestión con la que cierra el libro, CNT-CIT, CGT y Solidaridad han acordado unidad de acción en las reivindicaciones obreras y sociales, aunque respetando los espacios de cada cual. Queda que CNT-AIT reconsiderara las realidades actuales y se unieran a lo que es ahora mismo la mayoría anarcosindicalista. A pesar de que CNT-AIT es el núcleo original de CNT históricamente, cierto es que el sindicato desde 1910 era y es un instrumento para lograr objetivos, por ello, quepa una reflexión tranquila y sin acusaciones y nuevas rupturas pendiente para el futuro, haya o no reunificaciones y con qué siglas. Ignorar que CGT en el siglo XXI tiene más potencia, no es algo realista. Si el debate de fondo para sostener una división es si se es reformista o no, que piense cada cual el papel que juega en la vida real por muchas palabras que se digan o escriban sobre idealizaciones actuales basadas en el pasado de la CNT. Bien es cierto que CNT y la Fundación Anselmo Lorenzo, igual que la Fundación Salvador Seguí de CGT, han hecho mucho por la recuperación de la memoria histórica, pero su rama más allá de lo cultural, la rama sindical, no puede quedar atada al siglo XX. Estamos en 2023 con sus problemas laborales y sociales propios y con las herramientas y la sociedad actual que no es la de 1910.
Repasado lo que es el final del libro, en un breve repaso, Julián recoge las diferentes etapas sufridas por las organizaciones, los militantes y los simpatizantes del anarquismo durante el franquismo tanto en la clandestinidad en España como en el exilio. Evidentemente se abordan temas desde los presidios, ejecuciones, torturas y persecuciones, a la guerrilla contra Franco, los intentos de reorganización una y otra vez abortados por el franquismo y los intentos de actuar también en el mundo laboral. Eso en el interior de España, donde también se producían intentos de matar a Franco, y que a menudo no tenían la conexión que se creía tan fuerte con el exilio. Un exilio que primero pasó por campos de concentración y después pasó a formar parte de las resistencias y ejércitos contra el fascismo y el nazismo. Un exilio dividido entre sí no sólo físicamente, también ideológicamente dentro del anarquismo, que trataba de ayudar a irse a otros países a otros exiliados y que no tenían una realidad bien formada de sus compañeros del interior. Un exilio dispuesto a colaborar con los republicanos y los socialdemócratas, pero no con los comunistas.
El largo periodo del franquismo supuso también etapas diferentes, como aquellas donde los propios franquistas quisieron incorporar a anarcosindicalistas en el sindicato controlado por Falange. Una época donde la propia UGT clandestina y exiliada, igual que la CNT, verán como los obreros se organizaron en una nueva vía de organización sindical que les daba más posibilidades de lograr objetivos por cuanto, aunque a veces también represaliados, legalmente había un hueco por donde actuar, las comisiones obreras, futuro sindicato de CCOO que terminará controlando los comunistas mayoritariamente. UGT y CNT llegarán a un acuerdo junto a otro sindicato nuevo y de corte católico y social, USO, para crear una unidad sindical donde recuperar espacio en el mundo laboral español. Todo en la clandestinidad.
Todo esto se desarrolla en medio de congresos donde existen escisiones, reunificaciones y vuelta a la escisión en el exterior, y represión en el interior, donde además se entendía que sí había que entenderse con el resto de fuerzas opuestas a Franco, fueran las que fueran. En medio de esto, en la década de 1960, con la contracultura y sobre todo Mayo de 1968, despiertan en muchos jóvenes formas de entender el anarquismo más imaginativas, culturales en algunos casos, violentas en otros (como el MIL), que no terminan de abordarse en la obra de Julián, más centrada en la CNT, FAI y Juventudes Libertarias con todas las organizaciones derivadas de ellas en esos años, pero que no rehuye de hablar de la existencia y hechos principales de estos, que por otra parte, en el tardofranquismo (1970-1975) y sobre todo en la Transición (1975-1982) llegarán en parte a la CNT y la revitalizarán renovándola en una especie de choque de generaciones con las anteriores, las cuales tras tantos años de exilio o clandestinidad se toparán con la realidad del momento: los jóvenes exploraban nuevas vías para una realidad nueva, la nueva monarquía parlamentaria.
Entre 1976 y 1977 se produjo un resurgimiento enorme de la CNT en la sociedad que para algunos autores supuso considerarles el tercer sindicato después de CCOO y UGT. Mientras que otros autores apuntan que quizá eran el cuarto y otros autores apuntan que en realidad dependería de la zona de España que hablemos, aunque siempre, en todo caso, muy por detrás de CCOO y UGT. Se explica el proceso de la legalización de la CNT, a la vez que se comenta la existencia de anarquistas y simpatizantes en otros ámbitos no sindicales, más culturales. Las manifestaciones y actos donde mostraron no ser violentos fueron multitudinarios. Pero hubo montajes policiales y judiciales para incriminarles al nivel de terroristas. Sea citado el caso del atentado del Teatro Scala de Barcelona en 1978, donde quedó demostrada la implicación de un infiltrado de la policía para que se produjera la explosión de la bomba. Como sea, tuvieron huelgas exitosas, como la de las gasolineras en Cataluña en 1978, donde se logró grandes avances laborales y salariales, que quedaron diluidos por acuerdos del gobierno entre CCOO y UGT a los que se acogió la patronal, lo que provocó que muchos de sus afiliados rompieran el carnet y se fueran a la CNT entre 1979 y 1980.
Hubo una primera ruptura en CNT en 1979, luego vino la de 1984 y todo lo posterior ya comentado.
Julian desgrana las diferentes posturas de la CNT respecto a los cambios sociales y políticos de la Transición, así como los apoyos que recibió. Es cierto que no se adentra demasiado en el anarquismo al margen del sindicato CNT y en ocasiones parece ensalzar mucho las acciones y acercamientos a UGT. Quizá quepa en el futuro que alguien se acerque a ese anarquismo y simpatías al mismo desde el último tercio del siglo XX que no venía y no viene exactamente de la "casa madre" de la CNT y que tiene otras formas y otras maneras.
La trilogía pone unas bases que invitan a explorar y completar, del mismo modo que es de las primeras obras que tratan ya al anarcosindicalismo aproximándolo a fechas más actuales que 1939. Yo tengo la trilogía. Y ayuda a conocer más ampliamente la Historia de España y de su sociedad.
Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".
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