Título: Juan de Campos, el alcalaíno de la primera vuelta al mundo.
Autor: M. Vicente Sánchez Moltó.
Editor: Servicio de Publicaciones, Concejalía de Cultura, Ayuntamiento de Alcalá de Henares.
Año de publicación: 2025
(1ª edición; introducción de Judith Piquet, alcaldesa de Alcalá de
Henares por el PP).
Género: Historia; Biografía.
Depósito Legal: M-7874-2025
Juan de Campos, natural de Alcalá de Henares, embarcó en la misma nao que viajaba Elcano. Lo hizo en calidad de despensero, o sea: debía garantizar las provisiones y distribuirlas, así como racionarlas y custodiarlas. Evidentemente, aunque podían tener una idea de las provisiones necesarias para llegar a la zona conocida de América, no lo tenían tanto en cuanto a la longitud del continente hacia el sur, ni mucho menos del tamaño del Pacífico, ni que aquel viaje se iba a prolongar más de tres años. El hambre y las enfermedades por hambre, así como las muertes, son asuntos conocidos, entre otros. Fuese como fuese, también debió ejercer de escribano, Moltó lanza la teoría de que quizá trabajó de ayudante de alguno en España, pues sabe escribir con buena caligrafía y conoce los signos de firma de los escribanos, así como sus fórmulas.
Se tiene constancia de un motín en la nave de Elcano. Los documentos y testimonios conservados nos hace pensar que Juan de Campos pudo estar entre los amotinados, aunque probablemente sin tomar una parte directiva, pues no se encuentra entre los condenados a muerte, pero sí parece obvio que lo estuviera entre los que Elcano amnistió. Fue cambiado de barco. Sigue el viaje y nos lo volvemos a encontrar racionando la comida y, llegados a la altura de Filipinas-Borneo, incluso bajando a tierra para negociar con los naturales de allí, que quisieron probar si era musulmán dándole cerdo para comer. Estos naturales les habían recibido en otras costas con ataques de flechas. La cuestión es que probó no ser musulmán y esto hizo que lograra provisiones de arroz para el resto de la tripulación. Este hecho, con Elcano al cargo, hizo que se ganara mayor confianza de este, que, al dividir la flota ante la cercanía de los portugueses y los desperfectos de uno de los barcos, decidió dejarle a él y otros en una isla con un cargamento de especias para el rey de España, mientras ordenaba regresar a América al barco con desperfectos. A partir de aquí es conocido que Elcano siguió en secreto y con peligros nuevos por el Índico y bordeando África hasta llegar a España. Es conocido que la nave con desperfectos se hundió y que una parte de los españoles fueron presos de los portugueses.
Entre los presos de los portugueses se encontraba Juan de Campos. Moltó nos narra además que hay constancia de que los portugueses asaltaron la casa construida con las especias para el rey de España y que la derribaron. Mientras los supervivientes de Elcano llegaban a España en 1522, parte de los presos fueron embarcados en una gabarra para ser trasladados como presos a la península de Malaca en febrero de 1523, entre ellos nuestro alcalaíno. Murieron todos, pues nunca se supo de ellos, dando por hecho que se habían hundido en el mar.
Aunque Sánchez Moltó quiere poner énfasis en el hecho de que Juan de Campos sí logró llegar a las Islas de las Especias, mientras que Magallanes no, creo que ese dato no es lo más relevante de esta historia, aún siendo un hecho. La historia es relevante en cuanto a la contribución de esta persona a esa expedición y, desde lo local, por lo que un alcalaíno participó, y es llamativo, pues Alcalá de Henares está en el centro peninsular, no es una ciudad de mar. Podríamos pensar en la pobreza y los intentos de prosperar, o bien en la necesidad de gente con conocimientos en estos viajes. Pero esta es una obra breve para divulgarnos la Historia menos conocida y darnos algunas ideas y aproximaciones. Particularmente a mí me ha aportado bastante. No conocía casi nada de este personaje, y en ese sentido estoy agradecido a que Sánchez Moltó nos lo haya acercado, pero sobre todo a que lo haya hecho desde la documentación de archivo y memorias de otro de los tripulantes que estuvo con Elcano, un breve trabajo de investigación que, sin embargo, lleva consigo un buen trabajo de investigación. Como debería ser. Eso aún cuando se podría analizar desde más puntos de vista, con más datos o incluso interdisciplinarmente, pero es una aproximación divulgativa y cumple su misión muy sobresalientemente, si bien el recurso de citar partes íntegras en castellano antiguo de los documento puede que le haga pesada la lectura a un lector no acostumbrado a la Historia como ciencia social.
Completo estas notas indicando la composición de la cubierta en un tono ocre que quiere recordar el de los documentos antiguos, sobre el que se reproduce el plano de la primera circunnavegación del globo terráqueo a partir del atlas náutico de Battista Agnese.
Como dice la alcaldesa de Alcalá de Henares, Judith Piquet, en el prólogo de la obra, a los personajes importantes de nuestra Historia y cultura que ha aportado Alcalá de Henares "se están uniendo en los últimos tiempos, gracias a la labor de los investigadores, personajes hasta ahora casi desconocidos, pero con un protagonismo crucial en episodios claves de nuestro pasado". Lo que me hace preguntarme, y esperar la publicación, si entre ellos algún día se harán cuenta de otro de estos, Pedro Cuadrado (o Pedro Quadrado), otro de aquellos de Alcalá de Henares que hizo Historia en aquellas épocas. En el final de la Guerra de Conquista del Imperio Azteca, Hernán Cortés notó que la gran pena de los aztecas derrotados o presos provocaba en muchos apatía total por la vida, incluso suicidios o dejarse morir... hasta que algunos, por algún motivo, masticaron o consumieron de algún otro modo, los productos de cáñamo que tenían los españoles (cuerdas y algunas telas), lo que parecía mejorarles el temperamento, les veía "más alegres", por lo que solicitó introducir plantas para producir cáñamo, tarea que realizó Pedro Cuadrado, que introdujo semillas de cannabis por primera vez en América. Y la Historia, también con esto, cambió en una de sus partes de Historia social y cultural, incluso de ocios y vicios, tal vez en alguna concepción espiritual, eso es más difícil de elucidar.
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