Título: Susurro de galerna.
Autora: Chus López.
Editorial: Pie Ediciones.
Año de publicación: 2017 (1ª edición; prólogo de Héctor M. Garrido).
Colección: Trobairitz.
Nº de volumen en la colección: 7 ISBN: 978-84-947668-8-6
Chus López (1974) publicó su segundo poemario en 2017, también con Pie Ediciones, la misma editorial que publicó Remolinos de hojarasca. En este caso la edición no fue apaisada, aunque sí es una edición con un alto algo más largo de lo habitual. Las ilustraciones, por Carmen Quel, se limitaron ahora a los comienzos de cada una de sus seis partes, con imágenes tendentes a lo geométrico y simbólicamente representando el nombre genérico de cada una de esas partes, "Días de sol", "Frío en los montes", "Viento súbito", "Temporal", "Arena en suspensión" y "El silencio". El libro se llama Susurro de galerna. Cuenta con un prólogo e Héctor M. Garrido, vieja amistad de la poetisa. La galerna es, como se dice en la contraportada, un temporal borrascoso de ráfagas de viento y lluvia que agita las aguas de los mares del norte. Bajo esa premisa se presenta este libro a modo de presentación de cómo es la forma de componer de la autora. Como una tormenta que se va alimentando en su interior, hasta que estalla en galerna. Susurro de galerna es un título que hace así referencia a los momentos previos al estallido creativo que va naciendo en Chus López cuando acumula experiencias en su vida que revientan saliendo al exterior a modo de versos. Es así un poemario de composiciones por arrebato creativo.
La autora alcalaína ha vivido temporadas en Navarra, Inglaterra y Vizcaya. Su regreso a Alcalá de Henares en 2015 hizo que participara de sus recitales de poesía, cuando a finales de ese año publicó Remolinos de hojarasca. Ha montado sus propios recitales, algunos de carácter benéfico, principalmente en bares. Suele acompañarse del músico Mario Misas. A partir de 2016-2017 comenzó a centrarse también en diversos proyectos teatrales, formando su propio grupo teatral. Mientras que algunas de sus creaciones más recientes son cuentos, de los cuáles ha imprimido por cuenta propia algunos pocos para entregar a personas cercanas a ella. No obstante, ella confiesa en la actualidad que está preparando un libro de cuentos. Precisamente este género se cuela en algunas de las composiciones de Susurro de galerna. Aunque es un libro de poesía, hay algunas pequeñas composiciones en prosa entre sus páginas, cuya composición nos recuerdan a los cuentos infantiles, pero contados de modo adulto para enfrentarse a algunos de los fantasmas internos. Tienen dosis de psicología, de autoconocimiento, pero envuelto en un velo entre poético y cuento. Son sin duda un preludio de aquellos otros cuentos que está componiendo ahora mismo para ese otro posible libro que dice estar creando. Un género en el que se intuye que se siente cómoda y que probablemente sea un género donde esté por demostrar lo mejor de su prosa cuando se haga público.
Si hemos de hablar de una temática general del poemario podríamos decir que es un poemario de ausencia. Es un poemario de ausencia porque no es exactamente un poemario de amor, pero tampoco de desamor. No existe el desamor en la primera persona del singular desde el que se escriben los poemas, existe el amor, pero es un amor al que le falta la otra parte, en ese sentido sí se podría hablar de desamor, de amor roto, de amor no correspondido, de un amor que estuvo pero ya no está. Una parte desligada de la otra que no ha terminado de desligarse. Es por ello un poemario que personalmente entiendo como un poemario de ausencia, de un amor que se lamenta de la ausencia de la otra parte. Y donde no se haya esa ausencia, se encuentra que el "yo" que protagoniza el poema encuentra su sentido con el "tú" que siente que le completa. Sirvan de ejemplo los siguientes ejemplos de varios poemas:
"(...)
La evocación de tu aroma
embebe la almohada.
(...)"
(De Sábanas arrugadas).
"(...)
Hay un beso de ramas agostas
regado con saliva seca
en un tronco carcomido.
(...)"
(De Musu).
"(...)
Negro es el invierno que me has dejado
(...)"
(De Negro).
"(...)
No había sitio en tu maleta
y me pillaste las manos
al apretar sus hebillas.
(...)"
(De Tinieblas).
"Desde que no estás
soy un boli de tinta seca,
un lápiz sin mina,
una goma que no borra,
una pizarra sin garabatos de tiza,
un pupitre roído de carcoma
sin corazones de estudiantes
tallados en mi madera...
(...)"
(De Partícula).
Se trata de un poemario con un lenguaje mucho más directo que el anterior, poemas más sencillos, poemas fáciles de comprender en su lenguaje sencillo y llano. Nacen muy evidentemente de los sentimientos más íntimos y profundos del alma de la poetisa, eso es algo que está muy nítido en su lectura de conjunto. Poemas inmediatos, tal como promete el susurro de galerna. Ellos son la lluvia de ese susurro. Lo que barrunta la poetisa sale lanzado en estos versos. Es por ello una segunda obra más íntima y probablemente más inmediata.
Son poemas donde además se intuye el sustitutivo clásico de la gran mayoría de los poetas: la evasión del problema central buscando un placebo que venga como salvador, este este literal o metafórico. En este caso, a lo largo del poemario se puede leer la relación con el bar y la cerveza a modo de refugio rescatador.
"(...)
La cerveza
canta una melodía
algo desafinada,
pero al menos tiene
notas musicales que desentonar.
(...)"
(De La cítara callada).
No obstante, el poemario es cerrado por uno de esos cuentos en prosa llamado "Cierrabares". En este se trata del asunto de la soledad y la aceptación, mal que pese, de esta, a modo de reconciliación con su realidad de ausencia, lo que siempre es un principio de reinicio personal. Por ello, me hace pensar si todo el libro en sí pudiera tener un sentido de quiebra y reconciliación con uno mismo al pasar de un estado ideal a una ruptura traumática y la aceptación de la nueva realidad. Sería así todo un libro de proceso psicológico a través de los varios poemas inmediatos que surgen en la galerna.
Así, mientras que en "Traqueteo" se nos dice:
"Este continuo traqueteo
tuyo en mi cabeza,
ese cigarro
del humo de tu recuerdo
que al fumar no se consume,
el mismo que degollaría
en el cómplice cenicero.
(...)"
En "Páramo" se nos lanza una lección de vida:
"Con el Sol de la Esperanza
"Con el Sol de la Esperanza
alumbrando el camino,
no desesperes si lo caminas solo;
echa mano de la mano de la cantimplora
de los besos y bebe.
(...)"
Si bien no queda claro si esos besos son también otra vía de escape, otro placebo que tomar. Ausencia y escape, pérdida de un lugar cómodo y aceptación de la nueva realidad. Evolución, al fin y al cabo, en un poemario que se adentra mucho más en el ser más inmediato de la poetisa que el primero que nos mostró en 2015. Pero es así que son las almas poetas, necesitadas de expresarse en todo momento en cuanto el viento de galerna hace estallar esa tormenta que, como en la portada del libro, hace que grande olas de mar choquen con furia contra el faro que guía los barcos.
Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".
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