sábado, 14 de marzo de 2020

La Comuna de París

Título: La Comuna de París (18 de marzo-28 de mayo de 1871). -La primera revolución del proletariado-. 
Autor: Julián Vadillo y Maxime Guillet. 
Editor: Association des Amis de la Commune de París.
Impresor: [No consta].
Año de publicación: 2011 (1ª edición.)
Género: Historia.
Licencia:  Creative Commons

Estos días se cumplen ciento cuarenta y nueve años de la Comuna de París. En Las notas de los cíclopes libreros tenemos con ello pendiente comentar lo que fue la publicación de un pequeño libreto en Alcalá de Henares cuando en 2011 fue el 140º aniversario. Cierto que sería mejor reservarlo para el año que viene, que serán ciento cincuenta años, pero, en estos días de ciudades aisladas y apelaciones a la solidaridad social por la enfermedad del Covid-19, ¿qué mejor momento que reseñarlo que este año?

El libreto no indicaba editor ni impresor, quizá se trataba de una autoedición de sus dos autores, o bien probablemente estaba detrás la Association des Amis de la Commune de París, que por otra parte aportó la ilustración de la portada, con la alegoría de la Libertad en cuerpo de mujer, con gorro frigio y bandera roja del socialismo, descalza, al estilo de las imágenes propias del siglo XIX. Lo que sí se indicaba es que el diseño y la maquetación la realizó Sancho Ruiz. Los autores eran el historiador ya conocido en estas notas Julián Vadillo en coautoría con el francés Maxime Guillet, afincado en Alcalá de Henares hace ya bastantes años. Era una publicación de unas veintiséis páginas con cubiertas en cartulina sepia. Se vendió a dos euros durante bastante tiempo en la sede de la Asociación del Centro Social Las Trece Rosas, en la avenida del Val, la cual a la vez es centro de reunión de varias asociaciones vecinales y principalmente es sede del Partido Comunista de España (PCE) de Alcalá de Henares. Fue allí donde fue presentado por primera vez, con una conferencia y una exposición gráfica.

A Julián Vadillo ya le conocemos ampliamente a través de las anteriores reseñas a otras obras suyas. De Maxime Guillet podemos podemos decir que nació en 1976, precisamente en fechas de otro aniversario de La Comuna. Para más paradojas, lo hizo en la comuna francesa de Olivet, situada en la región de Centro, en el departamento de Loiret, distrito de Orléans, en Francia. Se licenció como historiador en la Universidad de Orléans en el año 2000. Fue secretario general del PCE en Alcalá de Henares la etapa anterior a los hechos político sociales del 15 de mayo del año 2011. 

El libreto se llamaba La Comuna de París, en subtítulo añadía: (18 de marzo-28 de mayo de 1871. La primera revolución del proletariado. Contenía un texto introductorio sin firma de autor alguno, pero con una cita de Víctor Hugo, "El cadáver está en la tierra, pero la idea sigue en pie". A partir de ahí comenzaba el texto de Vadillo y Guillet. Lo dispusieron en epígrafes breves y directos con un sentido divulgador y didáctico. 

La Comuna de París de 1871 se produjo en el final de la guerra franco alemana que tendría por consecuencia la unificación de los estados alemanes en la creación de la actual Alemania (con las fronteras algo diferentes) y un resentimiento francés y un ensalzamiento del orgullo y raza germana que iría creciendo hasta estallar la I Guerra Mundial en 1914. Por parte francesa supuso el final del II Imperio Francés dirigido por Luis Napoleón Bonaparte y la instauración de la III República Francesa, contra la que se levantó La Comuna de París al ver que esta prefería perder la guerra ante los alemanes para salvaguardar los intereses de la alta burguesía francesa (que dirigían con Thiers el inicio de este gobierno). El pueblo parisino espontáneamente se levantó en armas y se organizó en asambleas y en Guardia Nacional para defenderse del asedio bélico de los alemanes sobre la capital y a la vez para crear una nueva sociedad con justicia social para las clases trabajadoras. El gobierno de Thiers se retiró a Versalles, con permiso de Otto Von Bismark y se dedicó, junto a los alemanes, a atacar a los propios conciudadanos franceses de la Comuna de París. Otras comunas se levantaron en Marsella y otras ciudades, pero apenas pudieron ofrecer gran resistencia a su represión por las tropas gubernamentales y alemanas. Lo que Thiers atacaba con esto era a un nuevo orden social que tenía visos de triunfar, donde todos los ciudadanos decidían en asamblea y se organizaban entre ellos.

La Comuna de París supuso por ejemplo la prohibición de que se realizasen embargos de casas por falta de pagos, la prohibición de los empeños en los Montes de Piedad, la separación total y efectiva entre Iglesia y Estado, sobre todo en educación y sanidad, que no la prohibición de la religión, si bien sí se ejecutó a un obispo por varias injusticias y abusos de su cargo, supuso también la emancipación de las mujeres equiparadas al hombre en absolutamente todo por primera vez en la Historia (destacan Elisabeth Dimitrieff y Nathalie Le Mel), se dio un sufragio universal y directo que incluso permitía elegir a los funcionarios (a la vez que les equiparaban el sueldo al del resto de trabajadores), se reconoce que las medidas laborales deben ser tomadas por los propios trabajadores, se prohíbe con ello diversos abusos en las condiciones de trabajo de diversos empleos y sueldos, se crean determinadas garantías jurídicas para la seguridad de los presos y para acceder cualquier persona a trámites tales como las actas notariales, se crean pensiones de viudedad y ancianidad, se protege la Biblioteca Nacional de los bombardeos y se plantea que en el futuro sea difusora de una educación universal accesible a todas las clases sociales (se le encargó al intelectual anarquista Reclus), salvo el caso anteriormente citado no se permite realizar ejecuciones de personas aunque se dieron algunas por parte de masas incontroladas de comuneros, se derriba la guillotina, se dio la libertad de prensa y de expresión (también para los contrarios a la Comuna) y en fin todo se iba construyendo mediante asambleas en las que decidía el conjunto de la ciudadanía. El ideal era acabar con la figura del político profesional y crear una nueva sociedad del individuo responsable y político en cuanto el término se refiere a organización social.

No es de extrañar que la I Internacional fijara los ojos mucho en esta primera revolución social. Tanto los comunistas de Karl Marx como los anarquistas de Proudhon y Bakunin opinaron y se pelearon por cómo se desarrolló la Comuna. En las semanas que se sucedieron la tendencia marxista fue tomando posiciones más fuertes queriendo crear una policía y una serie de cargos dentro de la Comuna que fueron acabando con la espontaneidad asamblearia inicial, y quizá desvirtuando la idea original. Sin embargo, todos los comuneros se defendieron del asedio y asalto final por parte de alemanes y del gobierno republicano francés. La etapa final supuso una defensa de una semana casa por casa. Se produjeron más muertes en esa defensa que en todos los ataques anteriores. La posterior represión fue especialmente sangrienta, provocando más cantidad de muertos que los producidos esa semana última. Thiers quería dar un castigo ejemplar (horrendo) para evitar que se diera lugar a una revolución mayor que hubiera cambiado el orden ya no sólo francés, sino también mundial, por eso mismo los alemanes le dejaron hacer y dejaron que se reconstruyera una Francia republicana burguesa nueva que pudiera mantener el orden social que interesaba.

En la última barricada de la Comuna estuvo sonando el disparo de un sólo fusil durante largo rato, impidiendo el avance de las tropas asaltantes. Dejó de oírse cuando se acabó la munición de aquel comunero, al cual nunca se le encontró ni se supo quien fue. Tras aquello, se produjeron hechos como una enorme cadena de presos que fue parada en mitad de su viaje andando, para sacar de ella a los ancianos. Hubiera parecido que el general que dio la orden se iba a apiadar de ellos, en lugar de eso, ordenó fusilarles de inmediato pues por edad quizá hubieran estado también en las barricadas de la revolución de 1848. Nos han quedado fotografías de la época donde se puede ver los cadáveres exhibidos en plena calle dentro de sus ataúdes, entre las caras de los muertos se distinguen varios niños. Incluso se usó de la prensa para crear una propaganda del escarmiento mostrando imágenes de líderes y héroes de la Comuna muertos.

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

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