sábado, 21 de marzo de 2020

El Café del Loco

Título: El Café del Loco
Autor: Antonio eMe. 
Editor: Antonio eMe (autoedición del autor).
Impresor: [No se registró].
Año de publicación: 2013 (1ª edición; el año se indicó de manera encubierta al final de la numeración en números romanos de los poemas en el índice, también en números romanos.)
Género: Poesía.
ISBN / Dep. Legal / Creative Commons: [No contiene ni ISBN ni Depósito legal, tampoco se señaló licencia abierta de Creative Commons, ninguna señal de copy right ni de copy left. Por tanto simplemente amparado por la Ley de la Propiedad Intelectual y presumiblemente por su registro en el Ministerio por medio de la Comunidad Autónoma pertinente, que sería la de Madrid.]

Antonio Manuel Moreno Fernández, al que en estas notas y como autor se le conoce por Antonio eMe, publicó su primer libro en 2013. Se trataba de una autopublicación en edición de bolsillo y tapa blanda plastificada que presentaba unas sobrias cubiertas negras brillantes fuertemente contrastadas con la figura de una pajarita de papel sobre la que se leía el título, El Café del Loco. En ningún lugar de la cubierta se podía leer ni nombre del autor, ni ningún otro indicativo. Solo al abrir la obra, en la primera página, sin hojas e blanco de salva, en primer impacto, se veía en blanco y negro una fotografía del autor sentado en el fondo de un café vacío, su nombre en la parte inferior y el título del libro en la superior, completado con un subtítulo que decía: 50 pajaritas de papel y otros poemas, quizá en un guiño referente a los 20 poemas de amor una canción desesperada de Pablo Neruda, con quien Antonio eMe comparte hasta cierto punto una visión del amor. Era por tanto, como no podía ser menos en este poeta que como sabemos también hace teatro y relatos breves, un poemario. Decía contener cincuenta y un poemas, de los que el número cincuenta (L) contaba con un cincuenta-bis (L-bis). Pero en realidad contaba con cincuenta y tres poemas teóricos, pues detrás del L (bis) existía un extenso poema dentro de lo que llamó un "bonus poem", titulado El hombre que llenaba lunas antes de que anocheciera, que fue ganador del XIII Certamen Nacional de Poesía "Guadiana" de 2012 en Ciudad Real; pero más allá, después de este poema, la trampa encubierta en el índice de colocar el año de publicación también en números romanos, como el resto de poemas, ocultaba la existencia real de un último poema precisamente titulado como el año de publicación, en romano, MMXIII. Podríamos decir que entonces contenía cincuenta y tres poemas, sin embargo anotábamos que esto era teórico, pues en la práctica, en la disposición que hizo el autor de la obra, si cada poema breve que figuraba en el índice tenía por título un número romano, la cierto era que inmediatamente después de cada poema con numeración romana, salvo MMXIII, era acompañado debajo de él de otro poema extenso con titulaciones en prosa. En los juegos de los recovecos y los laberintos, de lo real y de lo irreal a los Antonio eMe le gusta jugar, el poemario en realidad cuenta en la práctica con ciento cuatro poemas.

El libro se presentó por primera vez el 9 de marzo de 2013 en el Café Dux de la calle Alonso Martínez de Alcalá de Henares a la hora del café. Posteriormente, en los meses y aún el año siguiente, siguió presentándose en otras cafeterías y bares de Alcalá de Henares, como El Laboratorio en 2015 o en La Oveja Negra en 2016 como rebote de la presentación de su tercer libro, Los pétalos pares de las margaritas. También se presentó en Madrid capital y otras localidades españolas. Igualmente aprovechó los actos del Día de la Poesía (21 de marzo) de 2014 para intervenir con poemas de su libro en las lecturas que organizó el poeta Enrique Sabaté entre la Plaza de Palacio y la sala de conferencias de la Sala de Exposiciones del Antiguo Hospital de Santa María la Rica. En las presentaciones de 2013 a 2015 el autor imprimió en folios poemas nuevos adicionales en hojas de colores e hizo con ellas pajaritas de papel, innumerables pajaritas de papel, que regaló a todas aquellas personas que compraban ejemplares. Cada pajarita contenía un poema diferente, por lo que hace de la compra de esos ejemplares, para quien conserve la pajarita que le correspondió, algo único y limitado. Personalmente, quien escribe esta nota nunca se atrevió a desmenuzar la pajarita que le correspondió. La guardo dentro de mi ejemplar en el más absoluto misterio de qué poema contiene mi pajarita de papel de un color malva pálido. 

Por otro lado, la edición en papel se haya agotada, se encuentran muy pocos ejemplares disponibles y a modo ya casi de rareza, aunque ignoro si el autor aún conservará algún ejemplar disponible. En todo caso, el libro se puede adquirir por vía electrónica desde hace relativamente poco por vía de grandes vendedores de Internet, tales como Amazon, por un precio por debajo de la mitad de lo que costaba en su momento la edición en papel. 

La lectura de este libro a mí me llegó en 2015, por ello en su momento, confundido, consideré que era uno de los mejores libros de poesía que se publicaron por parte de un alcalaíno en 2015, sin embargo, a fecha pasada, he de desplazar esta misma valoración a su año correcto de 2013, por más que probablemente llegó a un público más amplio de manera tardía en 2015, incluso después de su segundo libro, de carácter infantil y bastante desconocido en general, Un cerdito en la pecera (2014).

Antonio eMe es un poeta cuyos poemas de amor son perfectos y totalmente acordes al siglo XXI, no recurre a recursos más propios del XIX, como muchos poetas románticos actuales hacen volviendo siempre eternamente a Bécquer. Antonio crea todo un mundo con cierto sentido del humor y símiles acertados que crean un bosque de sensaciones amorosas, no de desamor, dentro del día a día cotidiano que, al leerlos, nos hace identificarnos. Sus poemas contienen una temática romántica y giros bellamente metafóricos de situaciones meramente cotidianas que nos son comunes a todos. Igualmente combina esta temática con otra de pura crítica a los estereotipos sobre escritores o simplemente sociales. Tiene así un extraño carácter de puente de unión entre una literatura de contracultura o underground que no termina de ser en él, puesto que prima un lenguaje más preciosista, más metafórico y más en busca de lo positivo, y lo que deriva a un determinado sentimiento de amor, sea a una persona o a una situación o circunstancia, que nos acerca a la poesía romántica más convencional, pero sin tener nada de convencional. Ese rasgo suyo de combinar los dos mundos de la contracultura y el romanticismo hace que sea un autor con voz propia, a la vez que hace que sea ese puente de unión entre dos mundos de entender la literatura en nuestros días. Es así como eMe construye su literatura y su propio rumbo. Mala leche, sí, pero con ternura y visión bonita, como anoté, hace tiempo ya, en Noticias de un espía en el bar

En Antonio eMe cobra relevancia especial los giros finales en los últimos versos, al igual que le ocurre a la poesía de Luis Alberto de Cuenca. Goza para ello de pericia e inteligencia. Probable resultado del excelente sentido del humor que es parte natural del autor y que se trasluce en varios poemas. Podemos observar uno de esos giros por ejemplo en el siguiente poema. 

XXIV

Deja las llaves puestas en la puerta,
soy un okupa torpe y despistado,
no sea que no sepa mi cabeza
que tú eres quien me quieres y me meta
en otro corazón deshabitado.

A lo largo del poemario habrá referencias a otros autores, como el poeta Ángel González, o Emilio Lledó, o dedicatorias como la hecha a Lilia Alejandra García Andrada, niña secuestrada en México en 2001, así como a nombres simples, sin apellidos, normalmente femeninos, en varios poemas, sea Belén, María u otros, que no sabemos si son nombres existentes o nombres genéricos al servicio del poema, tal como le gusta jugar al autor en la fina frontera entre la realidad y la ficción. En todo caso, sólo al final de la obra aparecen las dedicatorias del libro, algunas e un lenguaje velado, poético y misterioso que no dejan al lector descubrir, siendo mensajes cifrados para la receptora o el receptor.

El poemario rebosa ingenio en cada página, en cada composición. Quizá son más atrayentes para el gusto de quien escribe los poemas extensos que los breves, aunque en ambas modalidades tiene un algo acertado. Siempre a medio camino, a camino puente, entre los contracultural y lo formalmente romántico, en un postmodernismo que no quiere abandonar ni lo moderno ni lo anterior, combina poemas que se recogen en títulos tan dispares que van desde "Una rosa en el coño", "Romance del ciego y la fulana"  o "La hora de las cañas" a "Idea general sobre el amor""Nanas para Belén" o "El poema más bello del mundo", este último ganador del Albaricoque de Oro del ayuntamiento de Moratalla en 2007. La transgresión en Antonio eMe es una transgresión sosegada y presentada tan amablemente que no nos transgrede, nos agrada, nos gusta, nos simpatiza. Puede evocarnos a Bukowski y a la vez al más inocente de nuestros poetas. Puede abarcar desde el más descarnado de los giros presentado como algo normal y común a la más tierna de las ternuras como si fuera una forma de amor inusual. Así es la voz de Antonio eMe.

"(...) 
Pensad que elijo siempre mis amigos,
que me sudan la polla
los cerebros vacíos,
que si no lloro no es porque no sienta,
que si no soy correcto
es porque voy montado en la verdad,
y sabed también que si no tengo hijos
                        es
porque no me sale de los cojones."


Comparemos este final de poema con este otro principio de otro poema:

"Hoy casi no me acuerdo de esos días. 
De la lluvia de otoño en los cristales 
dibujando figuras imposibles.
De mis ojos clavados en tu ausencia
malheridos de vistas acabadas.
De la espera nerviosa en los portales,
aguardando el momento y la sonrisa
que debiera venir, indefinible
por la acera del fondo de la calle.
(...)"

Así es Antonio eMe. Este libro es una joya en la que se nota además toda la fuerza y ganas que otorga ser la primera obra publicada de un autor. Lleno de aire nuevo y con el aderezo de no deber a ningún editor refrenar sus palabras ni sus ideas. Goza de la libertad pura de lo que el autor ha querido expresar y en el modo que lo ha querido expresar. Eso es parte de lo mejor de este libro que se debe descubrir página a página por el lector.

"Cuanto lleguen los años venideros
Que vendrán seguro de ahí su nombre
Me hallarán con un vaso entre los versos
Bebiéndome la vida que me sobre
(...)."

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

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