Título: Alcalá de Henares, Casa y Corte. Siglos XIII - XIX.
Autor: Antonio Marchamalo Sánchez.
Editorial: Domiduca Libreros.
Año de publicación: 2025. (1ª edición; prólogo de Alfonso J. Martínez Marcos "Fonchi", doctor en Microbiología y Parasitología, Fundación Cardenal Cisneros.)
Colección: Alcalá y su tierra en la Historia.
Nº de volumen en la colección: 6
Género: Historia; Biografía.
Género: Historia; Biografía.
ISBN: 978-84-127073-3-5
La colección Alcalá y su tierra en la Historia, de la editorial y librería Domiduca Libreros, llevaba estancada sin nuevos títulos desde el año 2018, pero al fin, este 2025, sacó un nuevo título, Alcalá de Henares, Casa y Corte. Siglos XIII - XIX. Se trata del sexto volumen de la colección. Su autor ya lo conocemos en estas notas, es el alcalaíno Antonio Marchamalo Sánchez, nacido en Madrid en 1943. Recordemos que es licenciado en Historia del Arte, máster de Historia de la Monarquía Hispánica, doctor en Historia y Arqueología y diplomado en Ciencias Religiosas en el Instituto Superior de Ciencias Religiosas San Agustín de la Universidad de Comillas. Es profesor honorario en literatura y cuenta con diversos premios y galardones en su trayectoria que, como se ve, es diversa. Entre esos premios cuenta con un Ciudad de Alcalá. Una trayectoria así le ha llevado a ser nombrado cronista oficial de Humanes, muy cerca de Alcalá. Le prologó el libro Alfonso J. Martínez Marcos "Fonchi", doctor en Microbiología y Parasitología, cosa curiosa y paradigmática siendo un libro de Historia, pero como se ve en la propia trayectoria formativa de Marchamalo, es algo diverso, tan diverso que el autor hasta tiene la Insignia de Oro del Ilustre Colegio de Abogados de Alcalá de Henares. Como quiera que sea, entre sus libros están Historia de Alcalá de Henares para niños (1989), El Ilustre Colegio de Abogados de Alcalá de Henares (1990), Simbolismo, tradiciones y ceremonial histórico en la Universidad Cisneriana Complutense (2008), Historia de la Navidad y sus símbolos (2017) y La Magistral de Alcalá en la Universidad Cisneriana 1499-1831: génesis, desarrollo y fortuna (2018).
El nuevo libro citado, Alcalá de Henares, Casa y Corte. Siglos XIII-XIX, puede funcionar perfectamente como diccionario enciclopédico de los reyes de Castilla y España entre los siglos que enmarca el título, pues está redactado de tal modo que cada capítulo es por orden cronológico la sucesión de reyes y reinas que han habido, repasando su vida a grandes rasgos y su relación con Alcalá de Henares, pues todos, absolutamente todos, han tenido relación con Alcalá de Henares. La idea no es original, aunque lo parezca. El primer historiador que dejó constancia de este hecho, lo cita el propio Marchamalo en su introducción, fue precisamente un amigo suyo, aunque no era historiador de formación, Gustavo Chamorro Merino, con su estudio Reyes y reinas en el Palacio Arzobispal de Alcalá, que fue un artículo de Historia publicado en el volumen XXVIII de Annales Complutenses en 2016. Lo que hace Marchamalo es profundizar en ello y llevarlo a libro. Un libro muy profusamente repleto de imágenes con cuadros de los diversos reyes y momentos de sus vidas, así como fotografías de sus tumbas y otras cuestiones.
Lo cierto es que Marchamalo explica que se detiene en el siglo XIX porque a partir de ahí los reyes, aunque pasan por Alcalá, no hacen noche en Alcalá, por lo que la ciudad no ejercerá de su Casa ni de su Corte. La explicación se me hace personalmente fallida, pues con esa misma lógica varios reyes deberían haber sido eliminados del libro, así como que desde que reinan los Borbón la mayoría de ellos han estado en Alcalá meramente de paso, haciendo alguna visita protocolaria, digamos que más de valor turístico para ver monumentos y restos de santos que otra cosa. Así que creo que sí se debería haber ido más allá y se debería haber avanzado hasta la actualidad. Aunque el libro acaba con Alfonso XII, cuya muerte se produce en 1885, a nadie se le escapa que Alfonso XIII tiene relación plena con la ciudad tanto por la creación del aeródromo como por su equipo de fútbol y otras cuestiones, pues él visitó la ciudad plenamente, incluso junto a Miguel Primo de Rivera, gobernante de España también a modo de dictador. Tampoco se le escapa a nadie que Juan Carlos I es fundamental en la recuperación cultural y económica de la ciudad con la creación de la Universidad de Alcalá en la década de 1970 y con la creación de los Premios Cervantes, el equivalente del Nobel de Literatura para las lenguas españolas, aparte que cuando era príncipe pasó por las aulas del Colegio de San Ildefonso cuando durante la dictadura de Franco era un lugar de formación de funcionarios del Estado. Y es evidente también que Felipe VI no sólo continúa los Premios Cervantes, sino que también ha visitado la ciudad por otros motivos en muchas ocasiones, así como la reina Letizia, quien incluso antes de ser incluso princesa ya pasaba por aquí.
Pero, ¿por qué quedarse sólo con los reyes? Evidentemente el enfoque dado tiene su sesgo, parece evidente. Se podría dar relevancia al hecho de que la ciudad goza desde hace siglos de un trato determinado por parte de los gobernantes, pero los gobernantes no sólo han sido reyes y reinas. Ya he citado al dictador Miguel Primo de Rivera, que también tuvo su relación con esta ciudad, igual que el otro dictador, Francisco Franco, o que el demócrata y alcalaíno presidente Manuel Azaña. Para mí tendría más sentido que el enfoque se orientase a ese hecho relacional de la ciudad como un lugar que los gobernantes asentados en Madrid tienen como referente de importancia como para hacer su presencia aquí y como para incluso influir de algún modo en la vida de esta urbe. El otro enfoque, el de sólo reyes, no es incorrecto, es perfectamente correcto, aunque evidentemente apunta a una idea de monarquía como valor al alza. O al menos eso se desprende en mi pensamiento a la hora de haber realizado la lectura. Aunque, hay que destacar, Marchamalo no ejerce como otros historiadores que alabando la monarquía o tratando de ponerla de relieve eliminan a los reyes que les molestan o sobran. Marchamalo, muy loablemente, pone en su sitio correcto a José I Bonaparte y a Amadeo I de Saboya, reyes legítimos de España que fueron, y jurados. Del mismo modo que en la lectura del libro se desprende algo no habitual en otros historiadores que profundizan en la monarquía y los monarcas, con el aire de los tiempos y la mentalización del siglo XXI acerca de temas sociales delicados, Marchamalo apunta de manera correcta determinados hechos que fueron y que están ahí por mucho que por siglos no se les haya querido nombrar tal cual eran, esto es: fratricidios, sexo con reinas que eran menores de edad, vicios posibles, etcétera. No es lo que más abunda en el libro, pero no lo esquiva, lo que le da un aire nuevo y acorde con ideas democráticas y de sensibilidad social.
El libro, decía, funciona perfectamente como diccionario enciclopédico, probablemente incluso como diccionario biográficos de los reyes de Castilla y España en su relación con la ciudad. En una primera parte se intuye algo de análisis relacional y se desprende incluso la Historia de la ciudad en algunos de los orígenes que conformarán su forma y su ser. No hay que olvidar que varios de los reyes medievales la tuvieron muy puesta en valor hasta el punto que algunas de las leyes más importantes de la Historia española salieron de aquí. Tampoco olvidemos, lo explica muy bien Marchamalo, que los Trastamara, y entre ellos sobre todo los Reyes Católicos y su descendencia ya de la Casa de Austria, fueron quizá los que más relación tienen con Alcalá y los que más la beneficiaron. Fueron habituales residentes de la ciudad. Todo el mundo conoce las largas estancias de Isabel I la Católica en el Palacio Arzobispal, por ejemplo, pero aquí se nombra incluso cuando Felipe II cuando era joven vivió en parte en la casa particular de su haya, en la calle Postigo.
Luego es cierto que hay una especie de segunda parte del libro que pareciera perder esa capacidad de análisis relacional y parece caer más en entradas biográficas que se centran mucho en detallar fiestas especialmente de carácter litúrgico y religioso, dotando al libro también de un carácter que parece que apunta a una visión religiosa católica de la ciudad, aunque otros estudios, incluso publicados en esta misma colección, apuntan a que esto no es tanto así y hay otras cuestiones no religiosas y no devotas que parece que movían más a los alcalaínos. Pero es cierto que varias generaciones de reyes veneraron y creyeron fervientemente a San Diego, a sus restos y capacidades milagrosas. Esto les hizo venir a algunos a la ciudad muy en concreto para ello o para pedirle determinadas sanaciones.
Sea como sea, en la lectura del libro se puede entresacar de todo lo que se cuenta algunas ideas y conclusiones derivadas, como la relación muy antigua y podríamos decir que por ello tradicional de los fuegos artificiales con esta ciudad, los complejos juegos de poder diversos que aquí hubo, el carácter estratégico múltiple que nos ha favorecido, el amplio asentamiento de la Cultura desde hace siglos en este lugar y algún rasgo de corte ecológico cuando se dice en diversas vidas de reyes que venían a la ciudad a pasar los días más fríos del invierno aquí en lugar de quedarse en Manzanares o en Guadalajara. Cosa curiosa, pues la ciudad en invierno también es muy fría, pero parece que al estar en un valle algo tendremos de atractivo en este aspecto, y ahí, los estudiosos de lo climático y lo ecológico podrían decir más.
El libro nos destaca una idea que muchos alcalaínos intuyen o rozan en su conocimiento, pero aquí nos la ponen de relieve y en valor. Y hace bien, pues muchos alcalaínos nuevos deberían ir conociendo nuestra Historia, ahora también suya, y comenzar con esto a saber porque los alcalaínos respondemos que somos de Alcalá corrigiendo a quien pensando que somos madrileños nos dicen que somos de Madrid.
Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

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