Título: Historia de Alcalá de Henares para niños.
Autores: Antonio Marchamalo Sánchez; Aurelio Cabañas, "Yeyo"; y Modesto Quijada.
Editorial: Alpuerto.
Año de publicación: 1989 (1ª edición).
Género: Cómic; Ilustración; Literatura infantil y juvenil; Historia.
ISBN: 978-84-381-0140-2
El librito fue rápidamente aceptado por toda la ciudadanía e incluso los colegios se interesaron por él. Se agotó rápidamente e incluso llegó tener tres ediciones. A pesar de ello, como se ha dicho, el libro está hoy por hoy descatalogado desde hace años, aunque sigue habiendo mucha gente interesada en adquirirlo. Ya no solo se busca para niños y niñas, o bien para recuerdo de la infancia propia, o porque se quiera completar una biblioteca complutense en el propio hogar, también es objeto de búsqueda por parte de bibliófilos. Lo extraño es que no se haya vuelto a reeditar.
Era un libro con páginas amplias, en un tamaño algo mayor al medio folio ligeramente apaisado. Se publicó en tapa blanda, mostrando en la portada un combate a espada en el siglo XVI en la Calle Mayor. El autor del dibujo firmaba como "Yeyo", que era el pseudónimo de un niño de 13 años de edad llamado en realidad Aurelio Cabañas. Este niño fue autor de varios de los personajes de la obra, cuyos dibujos e ilustraciones los completó el adulto Modesto Quijada, he de suponer que en cuanto a los edificios más complejos de pintar para un niño. El texto y la información histórica adaptada para niños los escribió Antonio Marchamalo Sánchéz.
Era un libro muy didáctico y claro que se centraba en los principales hitos históricos de la Historia de Alcalá y la construcción de sus principales edificios, desde una óptica básica y hasta cierto punto algo tópica de lo que se conocía y se fomentaba de la Historia local a fecha de aquel 1989. Parte desde Compluto, origen romano, aunque en realidad el territorio de Alcalá estuvo poblado desde la prehistoria y antes de Compluto existió la población carpetana de Iplacea (celtíbera), y llega hasta la actualidad de aquel 1989, aunque existen saltos muy claros de las etapas históricas menos llamativas y también de las más escabrosas o polémicas. A la altura de ese 1989, por ejemplo, ambas Repúblicas, Restauración borbónica, guerra civil y dictadura, no eran temas en los que se soliese entrar, mucho menos para niños, incluido ese silencio dentro de las lecciones de Historia en general de los temarios de la Enseñanza General Básica en los colegios.
Se recrea evidentemente en las etapas más importantes, como sean las del siglo XVI y XVII. Que un niño participara con sus ilustraciones le daba frescura y agilizaba las narraciones. Sus dibujos arrastraban un poco la guía del texto. Prueba de ello es el duelo a espada de la portada en lugar del sempiterno Cervantes o una enésima fachada de la Universidad. Además, al ser un libro no institucional, los autores pudieron recrearse allá dónde más lo desearon con la libertad de explicarlo como desearon. Es un libro muy bien orientado en lo pedagógico.
Aunque en realidad es un libro de ilustraciones, funciona casi como iun cómic, sin llegar a serlo. Fue una obra pionera en ese intento de acercar la Historia local de manera divertida a los más jóvenes, funcionó y tiempo después se intentó hacer iniciativas con la misma idea, pero ninguna llegó a fructificar tanto como este libro.
Si hay oportunidad de hacerse con un ejemplar, es recomendable no desaprovecharla. Hoy por hoy es uno de los hitos de la bibliografía alcalaína que en el último cuarto del siglo XX buscó crear conciencia de alcalaíno y recuperar un cierto orgullo de Alcalá y un nivel cultural. No hay que olvidar que en la década de 1980 había cierta sensación de que mucha de la gente llegada a la ciudad en las dos décadas anteriores, sobre todo desde la Transición iniciada en 1976, usaba la ciudad como ciudad dormitorio, teniendo sus trabajos en otras localidad, principalmente Madrid, urgía que esa nueva población fuera integrada y se pudiera sentir alcalaína.
Carlos Mazarío anota: (...) no sé si sabes quién es Modesto Quijada: el dueño de Capitel, la tienda de regalos que había en la calle Mayor. (...) También concejal de Cultura en los 80, si mal no recuerdo.
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