Título: Llegando a puerto.
Autores: Varios autores (Zia Mei, César Sobrón, Sofía Winter, Maribel Domínguez, Luis San José, Luis Javier Ruiz, Elizabeth Villagómez, Fernando Mircala, Javier Bardón, Eva Megía, Esther Ligero, Miguel Ángel Gómez, Mario Navarro, Antonio Lera, Francisca del Pino, Paqui Castellanos y Genma Gordo).
Editor: Pub O'Malley's.
Impresor: Safekat
Año de publicación: 2025 (1ª edición; prólogo de Raúl García, dueño del Pub O'Malley's).
Colección: Certamen Llegando a Puerto.
Nº de volumen en la colección: 1.
Género: Relatos breves.
Depósito Legal: M-19069-2025
Entre el otoño de 2024 y la primavera de 2025 el Pub O'Malley's, de la calle Goya de Alcalá de Henares, celebró periódicamente en domingos alternos un concurso de lectura de relatos breves de ficción que ideó y convocó el escritor complutense César Sobrón, con la colaboración y ayuda de la ilustradora y diseñadora Zia Mei y la poeta Maribel Domínguez, pero evidentemente también con el impulso e interés del dueño del pub, Raúl García. Este pub ya ha aparecido en estas notas en otras ocasiones con motivo de que hace unos años que empezó a acoger recitales de poesía y poco a poco se abrió a otros eventos culturales. De hecho, los primeros recitales de poesía que empezaron esta nueva vida del bar, años atrás, fueron de Chus López con Mario Misas y de quien esto escribe, Canichu, a veces con el cantautor Juan Izardui. Como sea, el concurso trataba de atraer cada domingo que tocase celebrarlo un total de ocho relatos de ocho participantes diferentes, cuya extensión no fuera superior a tres páginas, aunque a menudo muchos participantes sobrepasaron las normas, cosa que creo jugó en la contra de quien lo hizo. Se hacía una votación popular entre los presentes en el bar, ya fuesen concursantes o no, y se elegía un ganador de esta manera, si bien ni el relato quedaba anónimo, ni el autor o autora quedaba impedido de votar a su propio relato en su papeleta. Los relatos ganadores ganaban un pack de cervezas y serían publicados en libro al final de la temporada 2024-2025. Se llamaba Certamen Llegando a Puerto, en honor a la pirata Grace O'Malley's, de quien coge nombre este pub. Una pirata retratada por Zia Mei para los logos del concurso y del libro, aunque idealizada, pues la auténtica pirata nos ha llegado en grabados y en biografías que no la muestran ni con el físico representado, ni con ropas de mujer. Por no hablar de que era una pirata tal cual de su siglo, con todos los crímenes imaginables de la piratería sobre sí.
El libro se dio por cerrado en cuanto a su etapa de selección de textos con el final del certamen en mayo de este 2025, aunque se debieron seleccionar posteriormente alguno más, pues se adjunta tras los relatos ganadores una serie de relatos como "Otros relatos", que en la presentación del libro se explicó que eran algunos de los más votados que no llegaron a ganar, aunque pudiera ser que también haya alguno que sea, legítimamente, de las personas más directamente implicadas con el proyecto, como es el propio César Sobrón, por convocante, Zia Mei como maquetadora, ilustradora y diseñadora del libro, Maribel Domínguez, que junto a Zia Mei organizó las sesiones de los cértamenes, y Sofía Winter (aquí Sophie Winter), que aportó la fotografía de cubierta, una escena de bar en blanco y negro con tonalidades doradas que nos recuerdan a historias del cine negro ambientadas en un bar irlandés de los años 1920. El libro fue creado en su parte más técnica a lo largo del verano, y fue ya en otoño, en el final de septiembre, que se presentó en el propio pub, a la vez que se anunciaba el inicio del segundo certamen, que abarcará 2025-2026.
El libro se llama Llegando a puerto, y anota en la cubierta: "Relatos ganadores y finalistas del I Certamen Llegando a Puerto en Grace O'Malley Irish Pub", aunque el nombre del Pub es el citado O'Malley's. El editor evidentemente es el propio pub, por lo que se le cedió un prólogo a modo de introducción al dueño, Raúl García, que suele dar interesantes reflexiones en sus redes sociales a modo de ensayo. Precisamente su prólogo funciona como un relato breve de ensayo, por lo que, sin ser ficción, sino ensayo, sería su prólogo una especie de relato dentro de una antología de relatos. Y digo bien, aunque es discutible, la palabra antología y no compilación, pues no se trata de publicar los relatos del certamen, sino los relatos ganadores y finalistas, quedando sin publicación el resto. Eso es básicamente una antología, antología de ese certamen. Es discutible porque alguien puede argumentar, y también con razón, que puesto que nunca se publicaron, no sería antología, sino compilación de relatos ganadores y finalistas. Como sea, esta discusión no nos ha de distraer.
Fueron los autores ganadores: Luis San José, Luis Javier Ruiz, Elizabeth Villagómez, Fernando Mircala, Javier Bardón, Eva Megía, Esther Ligero, Miguel Ángel Gómez, Maribel Domínguez y Mario Navarro. Mientras que los finalistas fueron: César Sobrón, Zia Mei, Sofía Winter, Antonio Lera, Francisca del Pino, Paqui Castellanos, Genma Gordo y repetían Miguel Ángel Gómez y Maribel Domínguez. Como se puede ver, el certamen atrajo tanto a escritores de la ciudad como a gente aficionada, y si se escribieran los nombres de aquellos que no ganaron, aún se vería más esta cualidad. Habla ello también de la vida cultural de Alcalá y los intereses de los alcalaínos más de la realidad y menos de los carteles y programas turísticos. Cabrá destacar, por mi parte, un relato no ganador ni finalista que escribió y presentó de manera anónima (hizo que lo leyera en falso César Sobrón) el dueño del pub, Raúl García, inspirado en un suicidio. Relato de buena calidad que yo voté alto, aunque, por lo que se dijo, debió ser votado bajo en general.
Quien esto escribe confiesa que asistí sólo a dos sesiones, participé en una, pero estuve pendiente de lo que iba pasando en las otras sesiones, ya fuese a través de redes sociales o preguntando. Si bien lo de la ausencia de anonimato puede hacer votar por afinidades en lugar de por lo escuchado, habría que tener en cuenta que en ese caso también puede jugar un papel la capacidad que tenga alguien de llevar al concurso a una cantidad interesante de amistades o familiares. Se presupone en esto honestidad y juego limpio, aunque nunca es algo descartable, por lo que en este aspecto quizá debieran reformular las normas. Ahora bien, también creo que juega un papel muy importante la forma de leer y de atraer con la voz, pues yo escuché buenos relatos mal leídos que apenas tuvieron un aplauso discreto y escueto de compromiso, y relatos más sencillos leídos con voz y tonos atrayentes que sacaron bastantes aplausos. Otra cuestión que noté en persona, que el propio César Sobrón destacó en la presentación del libro y que leyendo el libro se nota, es la tendencia a premiar el sentido del humor. En las sesiones que yo estuve y viendo vídeos que se pusieron de otras sesiones, esto lo comprendió bastante gente y parecía más un concurso de monólogos de humor que de relatos. Es legítimo el relato de humor, es difícil de escribir, pero la búsqueda de eso en el público provoca el retraimiento, o puede provocar, de otro tipo de relatos en el futuro. Del mismo modo, leyendo los ganadores, a veces parece también que se ha premiado un tema social en algunos relatos concretos, no tanto el relato. Pero un premio del público es eso en sí: el público premia lo que le gusta por la razón que cada uno considere, sea esa razón la que sea. Si no fuera así sería extraño. El premio del público es lo que es, del público y sus propias razones particulares.
Un horizonte vertical, de Luis San José. Una historia de humor con tonos picantes (eróticos), sobre una pareja que trata de recuperarse físicamente tras el confinamiento de la pandemia de Covid-19 en 2020. Quizá un poco humor costumbrista, dentro de lo pícaro. Picaresca a fin de cuentas, género muy español.
Seis dedos, de Luis Javier Ruiz. Un relato de terror con tintes góticos, un tanto al estilo decimonónico de Edgar Alla Poe, pero a la vez mezclado con tonos del terror del siglo XX más propio de Lovecraft, en cuanto a seres de otro mundo, demoniaco, que tienen puntos de salida a nuestro mundo y crean ambientes extraños. Tipo de argumento que en cierto modo alimentaron historias de cine como las películas La semilla del diablo (Roman Polanski, 1968) o La novena puerta (Roman Polanski, 1999). Sin embargo, el autor cita el dibujo de una estrella de seis puntas, que es la Estrella de David, judía, siendo que el relato, si sigue el camino que le entiendo, debiera ser una estrella de cinco puntas invertida. Todo sea que se juegue con algo que tenga que ver más bien con los mundos y submundos del Pentateuco, más que con la otra vía. O que sea algo adrede que relanza el relato a algo más y muy diferente a una historia de este talante de terror. O un lapsus.
La frontera, de Elizabeth Villagómez. La huida de una madre con su hija de México a Estados Unidos como migrante legal. Podría haberse adentrado en la emigración ilegal, pero lo trata desde la legal, mostrando actitudes de seguridad, con guiños posibles a racismo, pero que en el fondo es una denuncia social no tanto de eso, sino de la violencia contra la mujer. Contado desde lo que ve una niña a la que le han contado una historia diferente al porqué se van a Estados Unidos, pero que a través de su visión descubrimos la historia encubierta. Esa perspectiva enriquece el relato.
Los tres milagros, de Fernando Mircala. Una historia de humor negro y muy mala leche, corta y directa. Una monja bien intencionada incomoda a otra que la responde en términos demoniacos. Recuerda aquí un poco los guiones de cine de Álex de la Iglesia. Se nota un influjo de lecturas góticas de terror, un tanto oscuras, aunque está escrito a modo de humor negro, muy negro.
La tienda del señor Klaus, de Javier Bardón. Una de las historias que me han parecido más interesantes. El señor Klaus no puede ser otro que Santa Klaus. Un Santa Klaus muy diferente al que conocemos popularmete. Aquí aparece regentando una tienda en Laponia desde la cual, desde hace cuarenta siglos, despacha sueños e historias que al contarlas se pueden hacer realidad. Con un sentido del humor de crítica social y política, Bardón repasa la Historia de la Humanidad mientras un comprador quiere comprar algo nuevo. Ese algo será España, presentada a modo de esperpento, tal como Valle-Inclán la narró en teatro, o Berlanga la mostró en cine. Nos muestra que la verdad en realidad no existe. Escrita con un buen ritmo y bien compensada, no deja de ser ese humor de crítica social, onírico, con fantasía romántica incluida, que podría firmar en artículo Mariano José de Larra sacado de su siglo XIX para ponerlo en el XXI. Si bien es cierto que es uno de los relatos más extensos, por lo que le da más tiempo a trabajar el relato, y menos el impacto.
Díez inviernos, de Eva Megía. Una historia psicológica y dramática que habla de la soledad de una hija tras morir su madre. Soledad que se solventa por la compañía de un perro. Una historia de la soledad irremediable, del paso de la vida y su final, y de comprender que el tiempo pasa y la vida se va. Invita a apreciar el momento y a la gente cercana. Se le nota una cualidad de narración innegable, propia de novela, pero ajustada a lo que es un relato breve. Buena técnica.
Vacío emocional, de Esther Ligero. El más breve de los relatos... y que en su día yo le voté muy alto. Me parece una genialidad. En muy poco texto la autora explica la vida de la protagonista, la psicología y el drama final de una historia que sigue teniendo presentación, nudo y desenlace. Un drama, igualmente. Con mucha potencia. Si de relatos breves se trata, sin duda este, por su calidad y brevedad sería muy destacable. No es fácil manejar la brevedad en la prosa.
Crónica de un Erasmus, de Miguel Ángel Gómez. Otro relato de humor picante, con tonos eróticos y de adicciones varias. Podríamos decir que desde el humor hay una crítica social a lo que es el disfrute de las becas de estudio Erasmus que permiten a los universitarios estudiar un año o meses en otro país de la Unión Europea. Sin embargo, aunque eso está ahí, creo que su mayor peso no es ese, sino el de ser una comedia del esperpento, llevando a la exageración las historias de sexo, alcohol y drogas de los estudiantes Erasmus. Historia de humor esperpéntico que hacia el final tuerce el rumbo al mezclarse con humor costumbrista al aparecer una escena de familia con monja incluida. Una historia que es posible que cumpliera su objetivo durante su lectura, hacer reír. Si una comedia hace reír, cumple una parte importante de su objetivo. La otra parte de la comedia, la de hablar o denunciar algo, sería la de lo que ocurre en el mundo Erasmus.
Te marchaste, pero no te llevaste tu recuerdo, de Maribel Domínguez. Lo innegable de este relato es que Maribel Domínguez es fiel a su propia voz poética. Si uno ha leído los poemarios de ella, o la ha escuchado recitar, se da cuenta de que su voz poética está plasmada aquí, pero pasada a prosa. Podría haber sido un poema suyo. Cumple con la temática y con las voces que suele usar. Un relato de amor, que en realidad es de desamor. Desde un recuerdo de deseo y de anhelo, lo físico pasado permanece en lo metafísico emocional. Una vez más: el vacío, la soledad, la pérdida, el duelo.
¡Ay, María!, de Mario Navarro. Fue uno de los relatos que compitió cuando fue la única vez que yo presenté uno. Le voté alto. Me pareció buen relato. Se trata de un relato de humor, algo diferente a los antes mencionados. Humor negro, otra vez, sólo que disfrazado de humor costumbrista. Un poco a las confesiones de lamento que escribía Miguel Delibes en Cinco horas con Mario, una voz masculina nos comparte su ansiedad ante el agobio que le ocasiona el control que hace de él su pareja. Bien es cierto que el impacto final nos remite un poco a una muy conocida canción de Javier Krahe, Marieta, también de humor y también con un desarrollo similar a este relato, si bien entonces ella también se llama María, Marieta. No es lo mismo, eso es así, es otra cosa, similar, pero otra cosa. Cumple su función de comedia.
Lo dejo a tu erección, de Maribel Domínguez y Mario Navarro. De manera conjunta fueron doblemente ganadores estos dos autores. Es otro relato de humor, esta vez muy altamente costumbrista y muy altamente basado en un humor picante erótico. Una mujer decide invitar a cenar a su vecino más joven porque aburrida en su matrimonio desea seducirle delante de su marido y tener sexo con él a escondidas. Humor de matrimonio gastado, intento de adulterio y confusión. Muy costumbrista. Puesto al siglo XXI, dirá alguno, de acuerdo, pero sigue el mismo canon que estas mismas comedias con sus valores sociales en el comienzo del siglo XX, sólo que esta comedia está al servicio de los valores sociales del XXI.
Querido diario, de Antonio Lera. Con él empiezan los finalistas. Una historia de humor negro que le da una chispa nueva a lo ya leído. En este caso el acierto del autor es hacer metaliteratura y meterse a él y a los organizadores y ganadores del certamen como personajes del relato. De hecho, desliza una crítica al certamen: "No me fío del público, votan por afinidad, así que agudizo la vista para ver qué vota cada uno". Así pues cumple con el requisito de la comedia de hacer reír y de hacer crítica o hablar de algo. En este caso el relato va destinado a la crítica de esa sospecha-rumor que la propia mecánica de votación y lectura antes mencionado hace recelar. O mejor dicho, no a la crítica de la sospecha, sino a dar credibilidad a la sospecha y en consecuencia hacer un acto de justicia macabra. Escrito a modo de diario personal en primera persona, este relato, de entre las comedias presentadas, debía haber sido ganador.
La pasión francesa, de Sophie Winter. Sofía Winter también se muestra fiel a su propia voz poética con este relato, como hizo Maribel Domínguez en el suyo. Quien haya escuchado o leído los poemas de Sofía Winter sabe que este relato contiene sus ingredientes. Metafísica y razones de la naturaleza y el medio que entran e influyen en el alma de una manera personal e íntima. Con una gran trascendencia introvertida el mundo se refleja dentro de ella, que nos habla a modo de reflexión y confesión. A la vez, su mundo se mezcla con los mundos de pensadores y poetas que han hablado antes que ella y que ella al leerlos los ha hecho parte de sí misma. El mundo ya no sólo es su percepción, sino que la percepción de ellos está en ella. Metafísica poética pura y sentimientos de amor al ser y al no ser... y al lenguaje, al lenguaje como única manera de existencia.
Secreto nº 6, de Francisca del Pino. Es un drama que hace una denuncia social. De nuevo desde la visión de una niña que en la noche se va de la casa junto a su madre y una maleta, mientras duerme el padre, del que se viene a decir, sin decirlo, es un maltratador. Como se ha visto, ya hubo un relato ganador similar. La temática era idéntica, por lo que se hace lógico que este relato llegara a finalista entre el público habitual al certamen, aunque también es arriesgado, pues de la misma manera podría haber sido penalizado. En todo caso, la diferencia entre uno y otro relato está en que el anterior tiene un asidero más literario, mientras este es más áspero y austero, más duro, con algún tinte poético, pero duro, por lo que funciona de denuncia social mucho más directamente. Confronta más.
La triste existencia, de Miguel Ángel Gómez. Este autor fue uno de los ganadores anteriormente, con este otro relato fue finalista. En este caso abandonó el humor y se decantó por el terror gótico en un tono del siglo XIX al más puro estilo Edgar Allan Poe, como ya otro autor hizo en parte. De hecho, comienza citando a Poe. Es un homenaje a Poe y por ello el relato en sí es similar al terror decimonónico, con muertos, almas y ataúdes. Un hombre alcohólizado se queda dormido en la calle por la noche. A pesar de que nota lo que ocurre a su alrededor, no logra despertar. El pavor que le da la falta de movimiento es el nudo de la historia sobre el que se desarrollará la ansiedad que da al terror como se entendía en aquel siglo XIX. El desarrollo hace que se cuele un recurso de un terror más del siglo XX, pero se nota en este relato el conocimiento del autor de las formas románticas del terror clásico.
La gata, de Maribel Domínguez. Maribel fue finalista con este relato, y con él tiene en torno a un quince o dieciséis por ciento de la obra publicada. Para mí, de ella, este hubiera sido su relato ganador. Nos muestra una Maribel diferente a la ya conocida. Una Maribel prosista y no la poeta. La Maribel poeta ya vive en sus poesías, sin embargo aquí nos ofrece algo diferente. Es un relato de humor negro, lo que ya es inédito también en ella, el humor negro. Una madre de familia vive su día a día normal y corriente cuando ocurre algo inusual, pero cotidiano: la muerte natural de la mascota de la casa, una gata en este caso. Desea enterrarla dignamente y para ello la traslada en un viejo bolso. A partir de ahí, cuando sale a la calle, comienza una sutil crítica social sobre la seguridad en las calles. Quizá Maribel debería explorar este lado de su prosa,
Dedicado a mi ordenador, fiel compañero de viajes a través de la realidad y los sueños, de Paqui Castellanos. Un relato introspectivo sobre la soledad, esta vez deseada. En positivo y en primera persona el mundo de la escritura transporta a otra realidad interior a la protagonista. Esto la aleja de la realidad mundana de su casa y del mundo real en general. Ella desea y valora su mundo imaginado, pues en él disfruta. Prima la estética y hasta el ascetismo.
Segundo café, de Zia Mei. Otro relato de introspección en el que Zia, casi a modo de diario personal, nos adentra en su intimidad entre cafés de la mañana, donde en la soledad del trabajo le abordan ideas suicidas de manera ocasional desde su juventud. Perdida en sus pensamientos de porqué ocurre aquello, el relato se va deformando, a modo de experimentalismo, lo que nos indica que también su mente se va dispersando. Pierde la atención sobre su primer objetivo, tomar un café, luego sobre el segundo, pensar sobre porqué piensa en el suicidio, sobre el tercero, sobre el cuarto... y todo se interrumpe en su cabeza, que va dando prioridad a toda primera idea que llega. Esto es en realidad un relato sobre un déficit de atención con el que conviven muchas personas. Inteligente relato. Y es llamativo que fuera experimental y llegara a finalista, aunque probablemente cuando lo leyó el público lo tomara por otro relato de humor. Personalmente no creo que lo sea, y de hecho lo valoro como experimentación.
Reflexiones de un señor soso, de Genma Gordo. Este es otro relato que quizá fue tomado con humor, no lo sé, pero no lo es, aunque entendería que en un público que ha votado a favor de varios relatos de humor costumbrista, se hubiera podido confundir este relato con humor. Es todo un drama muy personalista en el que la autora ha hecho algo muy difícil: meterse en la mente y la forma de pensar de una persona del sexo opuesto (en este caso sería un hombre) reflexionando y sintiendo respecto a su pareja (en este caso una mujer). Es difícil esto. Eso tiene un valor, porque además no lo hace mal, lo hace bien. No lo hace criticando al hombre, intenta comprender su psicología. No es que tampoco lo alabe. Simplemente busca plasmar emociones humanas, como buena literata. Está para contarnos una historia. Es la historia de un señor que ha llegado a la sesentena de años y se lesiona por intentar darle gusto a su mujer que quiere hacer senderismo por el campo. A partir de ahí se nos cuenta desde la reflexión interior de él porqué salió a hacer senderismo aunque no le atrae y la historia de un amigo suyo y lo que pasó en su matrimonio. Es una historia de amor, no desde lo pasional, sino desde el amor consolidado y asentado (y es la tercera obra escrita este año por alcalaínos que tratan este tema, las otras fueron la novela Saltando sobre los charcos, de Antonio Moreno, y el poemario La huella no será inocente, de Carmen Nieto). Si bien es verdad que la autora tiende a dar por vencedor los deseos de ella, por tanto no a comprender del todo todas las necesidades posibles de él, no es menos cierto que hace algo que muchos autores y autoras actuales no hacen: decir que los hombres también aman y hacen cosas por amor, y no por sexo tan sólo o egoísmo material. Es un relato amable, agradable, estuvo bien leerlo.
Verde lima claro, de César Sobrón. Un relato totalmente onírico donde las imágenes y los colores alteran las emociones de la voz narradora, que, enamorado, se funde con su amada, que a la vez, en una misma manera de sentir, le ocurre lo mismo con él. Una invitación a lo sensorial y lo sensual que, en el mundo, si uno atiende a sus percepciones, nos llevan a amar. El amor como respuesta a lo que es la vida y el mundo que se nos ofrece. Hay tintes surrealistas y de la literatura de lo sensorial. Parece que también pudiéramos caer en este relato en la poesía.
Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".
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