lunes, 22 de junio de 2020

Sin grises

Título: Sin grises
Autor: David Escarpa, "SK". 
Editorial: Inventa Ediciones.
Año de publicación: 2020 (1ª edición; prólogo de Malagón).
Colección: Imagina Fusión.  
Género: Ilustración; Cómic; Humor; Aforismo.
ISBN: 978-84-12-103144

Uno de los ilustradores prolíficos de entre las actuales generaciones alcalaínas es David Escarpa (1983), que suele firmar y ser conocido como ilustrador y viñetista por SK. Fue alumno del propio Malagón en el taller de cómic que años atrás este impartía en la Casa de la Juventud de Alcalá de Henares. Precisamente Malagón da prólogo al primer libro de SK, editado este 2020 de manera atrevida durante el confinamiento por la pandemia de la Covid-19, lo que ha dificultado e innovado a partes iguales en su presentación, promoción y difusión, pero que sin duda ha visto entorpecida su distribución inicial, ya que su editorial, Inventa Editores, está afincada en Guadalajara, la cual quedó aislada de Madrid como provincia en estos tres meses atrás de pandemia. Para mayor problema, la editorial anunció a una semana de terminar el estado de alarma, el 12 de junio, que no iban a publicar ningún libro más, no se sabe aún si con la idea de recuperarse un poco de las posibles pérdidas por el parón económico de la pandemia, por tanto: para poder volver a hacerlo tal vez para 2021, aunque sí se iban a centrar en promocionar y promover los libros con los que ya cuentan en su catálogo desde el inicio de su creación en 2015.

Inventa Editores siempre ha aspirado a crear una línea editorial cuidadosa con el diseño, en ese sentido era lógico que una obra como la de SK tuviera cabida entre sus títulos. El libro fue editado en rústica, con cubiertas solapadas, en solemne blanco y negro para estar acorde al título, Sin grises, con un tamaño de bolsillo casi cuadrangular, recordando a algunos comic-book que se editaron en Europa y Estados Unidos en los años 1970 recopilando historietas y viñetas del personaje Snoopy, de Charles M. Schulz, por ejemplo, y con un marcapáginas a modo de pinza con la viñeta realizada por SK para la portada, un hombre lanzándose a un tintero y, por el otro lado, el título en letra blanca con tipología de máquina de escribir gastada y fondo negro.

David Escarpa no solo es ilustrador, también es músico. Desde hace años es uno de los componentes del grupo Bluestropic. En su inquietud creativa, además, participó y estuvo presente en varias de las acciones artísticas y actos que se celebraron en el desaparecido bar La Vaca Flaca (que cerró del todo en 2015), incluidas exposiciones, precisamente uno de sus proyectos colaborativos más recientes es tratar de recuperar algunos de estos actos en bares actuales con gente de aquellas épocas y con gente nueva. Sea como sea, David Escarpa es prolífico como ilustrador y viñetista. Con su firma SK ha publicado viñetas en diversas publicaciones, incluida prensa, así como ha realizado alguna exposición. Ahora realiza su primer libro, Sin grises, compilatorio de una selección de dibujos que creó para dar su reflexión visual sobre diversos textos, ya sean reflexiones, poemas o aforismos, de gente amiga suya, así como escritores de toda época altamente conocidos, hablamos de gente como Kase 0, Pochi Piröh, Barbet Schroeder, Bertolt Brecht, Blanca Scualo o Simone de Beauvoir, entre otros. Todas estas personas se transforman en colaboradores necesarios y autores invitados en su obra, del mismo modo que Malagón le apadrina al empezar su primer libro con sus palabras.

El estilo de SK es un estilo donde efectivamente no hay grises, no hay claroscuros, pero tampoco se puede decir que hay grandes contrastes de negro y blanco. Más bien son trazos bien definidos y firmes, de línea más bien gruesa, muy evidentemente en tinta, nada de dibujos por ordenador. Es un viñetista humorístico claramente heredero de la vieja escuela, siempre efectiva. Se nota la influencia de Malagón en cuanto a la explotación metafórica del concepto, por ejemplo en el dedicado a un anciano con cola de diablo para el texto dedicado a la maldad en los pueblos que cita de Julio Llamazares. Pero es innegable que SK tiene su propia voz distanciada de Malagón, donde se puede rastrear una probable herencia de la lectura del humor sarcástico y crítico de la revista El Jueves. Muchos de sus personajes recuerdan un poco a los personajes diseñados por algunos de los humoristas de esa publicación, pero también hay un cierto remozado del clásico humor de la editorial Bruguera, por ejemplo en la recurrente postura de caminar que usa SK para varios de sus personajes, que recuerda a algunas de las acciones de movimiento de los cómic editados en los años 1980 por esa editorial ya como parte del Grupo Z o de Ediciones B. Recordemos además que las carencias tecnológicas de impresión que tenía Bruguera en los años 1950 hicieron de la imposibilidad de plasmar más de un determinado número de colores o de la imposibilidad de crear ricos escenarios de fondo al estilo de los cómic franceses y belgas, que sí tenían posibilidades económicas de disponer de determinadas planchas impresoras, aquello se transformara en una marca de la casa de prácticamente todos los autores de éxito de esa época y las tres décadas siguientes, Francisco Ibáñez, Escobar, Vázquez, Jon... De ese modo los fondos habitualmente no estaban rellenos o tenían formas mínimas. Esa herencia visual se ha traspasado a generaciones posteriores de ilustradores y viñetistas, por ejemplo a los de El Jueves, como Manel Fontdevila o Carlos Trillo, o a otros ilustradores humoristas como Bernardo Vergara, que pinta para El Diario. También en SK la importancia recae totalmente en el personaje o los personajes que han de darnos el mensaje humorístico y, en su caso, prescinde totalmente de todo relleno de fondo, hace centrar así el foco de atención en el mensaje principal. Más allá, ni siquiera usa de los límites de la viñeta, sus límites son la propia extensión de la hoja física de papel, si bien la imagen queda siempre centrada.

Entre las herencias recibidas hay también un claro estilo de la viñeta de humor sarcástico y reflexivo propio de las viñetas de humor de la prensa diaria. No se trata de personajes seriados que se crearon para la misma en el siglo XX, como pudieran ser los personajes de Quino, Fontanarrosa, Dik Browne o Forges, personajes que terminan creando un mundo enriquecido con personajes secundarios y un discurso razonado y evolutivo que se comprende mejor en obras integrales de todas las tiras que pudieron crear para los periódicos. Tampoco se trata del sarcasmo de doble sentido y conceptual que pueda pintar cada día El Roto para el diario El País, del que posiblemente sí bebe de sus fuentes el que fuera maestro de SK, Malagón. Posiblemente si hay que ponerlo al alcance de alguno de los autores de viñetas para prensa, sería el ya citado Bernardo Vergara, de El Diario, o, algo más viejos, Gallego y Rey, que suelen publicar en El Mundo. Se trata de concentrar el dardo seco irónico y sarcástico en una frase de pocas palabras, o en una imagen sin palabras siquiera, concentrando en lo poco que se muestre toda una andanada de un discurso complejo y claramente comprometido con causas sociales de justicia, habitualmente adscritas a las diversas ideologías de la izquierda política, tales como la lucha contra el racismo, el mensaje feminista, la denuncia de la hipocresía en la Iglesia como institución, la crítica al abuso de poder y de autoridad, la defensa del desfavorecido incluso apuntando con el dedo al sistema asumido como único posible, o, un poco del lado más íntimo, la puesta en evidencia de lo conflictivo que puede resultar a menudo las difíciles relaciones interpersonales, especialmente entre hombre y mujer en el mundo moderno, como en la viñeta donde una mujer leyendo un libro piensa en voz alta que al acordarse de ti recuerda el tiempo que pasa tratando de olvidarle.

Sus personajes se caracterizan por la nariz. Así es. La nariz y un entrecejo único que oculta las miradas son los trazos básicos que conforman cada uno de los personajes de SK, es parte de su estilo. A través de ellos, pocos trazos en sí, crea innumerables personajes diferentes de los que además podemos intuir su estado de ánimo o su ser, lo que no es algo fácil partiendo solo del concepto de una nariz y un entrecejo. Por supuesto, SK dibuja todo el cuerpo, no tiende a hacer primeros planos, él pinta cuerpos enteros con desparpajo y movimiento que no están exentos de cierta tensión violenta y a la vez inmóvil, como en la estatua de "El David" de Miguel Ángel Buonarroti. Cierto es que lo común es que sus personajes enseñen los dientes habitualmente, lo que nos hace pensar en cierta agresividad, pero también en un grado de expresionismo muy asumido en el estilo que ha desarrollado. De eso se trata, su humor ahonda en las expresiones para lanzar mensajes sin matices, sólo blanco y negro con trazos claros y sin casi lugar a ninguna sombra oscura.

"Si te grito es por no oírme", se grita una pareja mutuamente, mientras un mendigo (que por cierto recuerda a un mendigo real que por muchos años pidió en la Calle Mayor de Alcalá hasta que le encontraron una vida mejor) extiende su mano con un símbolo para ingresarle dinero sin tocarle, con tarjeta de crédito, mensaje suficientemente ambiguo como para pensar lo rico e inteligente de este sarcasmo que podría estar haciendo denuncias en varias direcciones diferentes, dando palos a todos lados. Una mirada crítica a la sociedad, sin duda, que no deja indiferente. "Y decían que nunca alcanzaría un puesto fijo", dice un personaje sentado en una barra de bar, bebiendo alcohol.

La interesante obra de SK cuenta ahora con esta publicación que, espero, sea la primera de muchas puertas a abrirse. Al contrario de lo que opinaba Forges en 2015, cuando declaró que los caricaturistas y viñetistas desaparecían  y por ello ya no tenían cabida en la prensa actual, creo firmemente que eso no es real. Desaparecieron por fallecimiento los clásicos que más se han admirado en las últimas décadas, como el propio Forges o como Gila o Chumy Chumez, o bien dejaron de usar la prensa como principal medio para sus obras, como Quino, o bien siguen en activo pero ya muy envejecidos, como Gallego y Rey o El Roto, pero sí hay relevo generacional, Fontdevila, Vergara, Malagón, Erlich o SK, o en el caso local de la prensa complutense, Ángel, son muestra de ello. Sí hay relevo generacional y con calidad. Lo que debiera haber es voluntad de editarles y de no eliminar esta parte del cómic, la de la viñeta de prensa, del mismo modo que se les debe reconocer con voz propia y no tenerles al arrastre de la obra de los viñetistas que durante décadas fueron previos, como el citado Forges o el que aún continúa, El Roto.

Merece la pena acercarse a la mordacidad de SK.

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

domingo, 14 de junio de 2020

El efecto Tyndall

Título: El efecto Tyndall
Autor: Javier Rodríguez Álvarez. 
Editorial: Éride Ediciones.
Año de publicación: 2020 (1ª edición -febrero-; 2ª edición -junio-).
Género: Novela.
ISBN: 978-84-17659-63-9
 
Javier Rodríguez ya fue presentado por primera vez en estas notas con su primer libro sobre sus experiencias como librero, Pues si eso, luego vuelvo. Quepa añadir a su presentación biográfica y a su importancia cultural en Alcalá de Henares y como librero, que a comienzos de los años 1980 participó del grupo Teatro Independiente Alcalaíno (TIA), el cual sigue en activo y que en aquellas fechas representó cosas tan interesantes como la obra Lisístrata, escrita sobre el año 411 antes de Cristo por Aristófanes y que, pese a tener carácter humorístico erótico, llegó a ser representada dentro de la propiedad del obispado en Alcalá, en el Palacio Arzobispal. Quepa también añadir una abundante labor fotográfica entre el foto reporterismo, la afición y lo experimental en blanco y negro dentro de la Alcalá de Henares de mediada la década de 1970 a mediada la década de 1980. Por su cámara desfilaron amistades, familia, el negocio de prensa y librería de su familia e innumerables persona conocidas del centro de la ciudad de aquella época, como el dueño del Cine Paz o determinada mujer a la que los reclutas del servicio militar obligatorio les pedía tabaco cada día, o personas jóvenes como él muy activas en la vida cultural local, como por ejemplo los componentes del grupo que quiso llamarse Encuentro 83 para una exposición conjunta en la sala de exposiciones desaparecida de la caja de ahorros Caja Madrid, en la calle Libreros. Eran un grupo multidisciplinar de varias artes plásticas del cual él mismo formaba parte como fotógrafo junto a poetas, pintores y escultores tales como Luis de Blas (poeta fallecido recientemente poco antes del confinamiento por el estado de alarma ante la pandemia de la Covid-19, la prensa lo anunció el 13 de marzo), Roberto Castro, Carlos Chacón (pintor y escultor hijo del poeta José Chacón), Jesús G. Lominchar, Francisco Roldán y la pintora Trinidad Romero (la cual se animó a sacar un libro de poemas en 2019 del que ya hablamos, Los ojos del silencio).

El segundo libro publicado de Javier Rodríguez fue la novela El efecto Tyndall. Salió a la luz en febrero de este 2020. Éride Ediciones, cuyo editor, Ángel Jiménez, es amigo de Javier Rodríguez, fue la misma editorial que sacó su primer libro ya citado, Pues si eso, luego vuelvo. También usaba la imagen de una mujer sentada, esta vez desde el plano más abierto de los posibles, viéndose todo el cuerpo, igualmente de espaldas, pero esta vez a contraluz de una ventana al atardecer o al amanecer (a juzgar por la inclinación de la luz), y una habitación en penumbra donde se la ve a ella leer un libro. A todo esto se percibe perfectamente el llamado efecto Tyndall, un efecto óptico de los rayos de luz cuando se hacen ver como tales al mostrar partículas en suspenso flotando por donde ellos pasan o bien una claridad que difumina la escena que se supone hay allá donde entran esos rayos de luz. Esta portada sería producto de Alba Rodrigo.

Éride Ediciones es una editorial que normalmente trabaja como editorial que edita en coedición con los autores, esto es: la financiación y apuesta por los títulos de los libros que deciden editar es a medias entre la editorial y el autor. Sea como sea, según cuenta Javier Rodríguez en persona, el editor apostó por su libro tal cual estaba en su primer manuscrito, dado que había una editorial (ignoro si se trataba de Reino de Cordelia) que pedía cambios en el argumento que incluyera muertes dramáticas, cuestión que no estaba en la cabeza del autor. En todo caso, dice el propio autor, aún habría pendiente una revisión del libro que corrigiera algunas cuestiones de estilo, no del argumento, por lo que estaría pendiente aún otra nueva edición revisada. No sería difícil de alcanzar, ya que el libro está teniendo gran aceptación. Se vende fácil y rápidamente, especialmente desde que el 10 de mayo pasado la sección de "Sociedad" del periódico El País en su edición nacional publicara el artículo "Días raros, raros, raros", escrito por la periodista afincada en Alcalá de Henares Luz Sánchez-Mellado. En ese artículo la periodista narraba el primer día que salía a pasear después de iniciado el confinamiento en casa por la declaración del estado de alarma por la Covid-19 desde del 14 de marzo. En ese paseo tenía una cita pendiente, la cual era ir a la Librería de Javier a comprar precisamente este libro porque conoce al librero y quería tener su primera novela. Previamente, según cuenta Javier en persona y en redes sociales, una enfermera del Hospital Príncipe de Asturias había recomendado su libro a los enfermos y sus familiares de la Covid-19, yo he llegado a escuchar versiones que hablan de una entrevista en Telemadrid donde citaron el libro. Muchas semanas más tarde Javier volvería a comentarlo por redes sociales, pero ya no como la enfermera, sino como un médico amigo suyo, que por otra parte hemos de suponer fue el mismo médico cliente habitual suyo que le recomendó cerrar la tienda por la Covid-19 incluso antes de que se declarara oficialmente el estado de alarma. Indiferentemente a cómo se desarrollaron los acontecimientos de esta propagación ejemplar del boca a boca, el libro ha funcionado y funciona gracias en buena parte a esta inusitada promoción clásica y casi podríamos decir que previa a los tiempos actuales de los grandes medios de comunicación, aunque estos tengan algo que ver. 

Lo cierto es que uno no sabe exactamente qué le lleva a una enfermera y a un médico a recomendarlo a los pacientes de Covid-19. Leído el libro puedes hacer alguna conjetura sobre ese asunto, pero realmente no hay nada directamente claro ni relacionado en cuanto a una enfermedad pandémica se refiere. Puedes conjeturar acerca de un capítulo concreto que diserta sobre la necesidad de superar los traumas del pasado, o incluso sobre el último capítulo que da explicación de conjunto al resto de cosas narradas, también en un sentido de necesidad de superar el pasado para poder avanzar en la vida. Pero, sinceramente, salvo las interpretaciones personales de cada uno sobre estos dos pasajes, no hay nada que directamente relacione este libro con una novela que ayude a comprender o pasar la Covid-19 en sus aspectos más humanos. Todo sea, por otro lado, la autosugestión que su lectura haya podido crear en los sanitarios del Hospital Príncipe de Asturias justo en los meses más duros de la enfermedad, cuando había cientos y cientos de muertos acumulándose en el paso de los días, todos ellos con sus historias de padecimientos y dramas, los cuales hayan quedado para siempre en la intimidad secreta de los enfermos y de quienes los cuidaron dentro de los hospitales. Una autosugestión condicionada por todos aquellos médicos y enfermos por una visión derivada en una única dirección interpretativa tal vez aportada por uno o varios de los sanitarios implicados en su difusión. Tal vez, otro camino diferente, labor de difusión nacida de la amistad o aprecio que algunos sanitaros le tengan a Javier por su labor como librero y como recomendador de libros en la cadena de radio Cadena SER-Henares, quizá aumentado tras el conocimiento de que Javier planea traspasar su negocio por jubilación en otoño próximo de este 2020.

El libro como novela sale a la luz animado Javier Rodríguez en una labor creativa por David Vicente, según los agradecimientos incluidos en las últimas hojas. David Vicente es otro escritor de Alcalá de Henares, el cual lleva un taller de escritura creativa desde el que organiza algunos eventos literarios, llamado La Posada de Hojalata. Hemos de creer por tanto que buena parte de la prosa de Javier Rodríguez se debe al aprendizaje y desarrollado de los conceptos, tendencias y normas literarias que se encuentren teorizados en este taller de David Vicente para hacerte escritor. 

Entre las dedicatorias del libro se encuentra la referida a Montse Palenzuela, amiga y cliente de Javier, la cual seguía las andanzas de Carmen, la protagonista del libro, por lo que el autor dice que Carmen lleva su rostro, pese a que no llegara a tener en sus manos el borrador definitivo del libro, pues moriría por una enfermedad de desarrollo rápido.

El libro cuenta con un estilo directo y sencillo, sin adornos. Cada capítulo tiende a ser breve. Dividen el relato central en pequeñas historias autoconclusivas que a la vez componen la vida en conjunto de la protagonista, pues se trata de la narración de la vida de una mujer desde su juventud hasta su edad más madura. A saltos temporales atravesaremos desde 1972 a 2018 con los ojos de una vida femenina a caballo entre la sociedad del franquismo, la de la Transición y la actual de la monarquía parlamentaria, cobrando más importancia los años de la década de 1980. Eso hace que el relato narre por necesidad tanto la evolución del pensamiento de la gente común como la vivencia íntima y personal de la llegada de esos cambios a la vida personal de la citada Carmen. Los diálogos son el mayor apoyo narrativo de cada capítulo, son ellos los que aportan muchos datos que el narrador no llega dar en profundidad, aunque los mencione. Es una prosa centrada más bien en el discurso narrativo de cada suceso en una línea de tiempo definida y evolutiva, no se entretiene demasiado en la vida interior de los personajes, a pesar de que es esa vida la que mueve toda la novela. El personaje más definido es el de la propia Carmen, pero es evidente que hay que prestarle atención a algunos de los personajes secundarios en los que el autor no ha ahondado tanto, como puedan ser el padre, el esposo o el hijo. La novela parece aspirar esencialmente a la visión femenina, pero el relato evidencia que la vida de la protagonista necesita claramente de un acercamiento un poco mayor a la vida de estos otros personajes para comprender mejor la trama en toda su profundidad, más allá de la vivencia más íntima de Carmen. A fin de cuentas, los dos pasajes claves que pudieran haber hecho ver a los sanitarios del Hospital Príncipe de Asturias que el libro era recomendable durante la cuarentena, precisamente son dos pasajes que le dan sentido a todo lo narrado como una novela que narra una historia de superación personal, dejando atrás el pasado, la última parte incluso a modo de metáfora sobre la muerte de toda atadura al pasado para seguir en una nueva vida nacida de los pilares de ese pasado, y tales pasajes se construyen a través de los traumas más profundos de la vida de Carmen, que fundamentan su nueva vida, y que necesitan inevitablemente de la existencia de los personajes de sus seres más cercanos, padre, esposo e hijo, por ello mismo estos personajes no debieran ser mera anécdota, pues son base de los pilares de la trama, de la vida de Carmen.

Uno de los hitos promocionales del libro en cuanto a las posibilidades de Javier es destacar su relación con la Alcalá de Henares de los años 1970 y 1980. Tanto es así que incluso por redes sociales, con gran generosidad, el autor ha compartido parte de su propio archivo fotográficos personal en torno a esos años, para ilustrar cómo era la ciudad en la época. Ciertamente el libro tiene bastante de Alcalá de Henares, ignoro, aunque sospecho, si alguno de los personajes ficticios tiene mucho, poco, algo o nada de personas reales del entorno de Javier en esos años. Es más que probable que el libro beba de las fuentes de personas, historias, lugares y vivencias reales. De hecho, uno de los dones del relato en cuanto a quien desee usar la literatura de cara a rastrear el pasado, es el amplio conocimiento que tiene Javier de Alcalá de Henares en esos años, por razones obvias y evidentes. Negocios, fisonomías urbanas desaparecidas como el llamado "Parque de los Patos" en cuanto a la zona infantil del Parque O'Donell, instituciones como el Cineclub Nebrija, el Casino y el tipo de gente que los ambientaba están más que presentes. El libro en todo tipo de detalles de la Alcalá entre los años 1970 y 1980 es valioso, incluso en una crítica fugaz que podría pasar por alto cuando en el año 2018 se habla por encima de la pérdida de personalidad con la construcción de nuevos barrios despersonalizados y la pérdida de la vida de barrio, tanto en Alcalá como en Madrid o en El Peñascal, porque la novela, aunque tiene fundamento en Alcalá de Henares, se desarrolla fundamentalmente en un pequeño pueblo de montaña de la Sierra de Madrid, El Peñascal, y esporádicamente pasa por el Madrid de los años de "La Movida" cultural de los primeros años 1980.

Carmen es una joven sometida a la obediencia familiar fuertemente jerarquizada y machista de la España de Franco, nunca mejor analizado, puesto que el padre es un franquista que intuimos que participó de las tropas del dictador durante la guerra civil. Ella sufre una presión y una violencia familiar de la que solo se evade mediante los estudios universitarios y el matrimonio con un carpintero, su primer novio. Ese matrimonio la lleva a salir de Alcalá de Henares para vivir en El Peñascal, donde descubrirá las infidelidades de su esposo, sin llegar a enfrentarse con él. Un matrimonio breve la lleva a tener que adaptarse como mujer independiente a un entorno rural y conservador, no obstante más abierto que la vida anterior con su padre. Sea como sea, un par de tragedias familiares le brindan paradójicamente, aunque tal cual ocurre en la vida real, unas oportunidades nuevas para tomar las riendas de su vida. Inicia un negocio de librería que revoluciona un poco la vida femenina del pueblo y destapa a la vez diversas hipocresias pequeñas, mientras a la vez hace que tenga contactos con una editorial de Madrid. Con este argumento se va desarrollando la vida de Carmen, con un pequeño gancho misterioso sobre el auge de escritoras en El Peñascal, que Javier aprovecha como crítica tan velada como claramente directa contra los escritores que autopublican sus libros, o tal vez contra los editores que se aprovechan de la gente que escribe con más buena intención que calidad, o tal vez hacia ambos. Resabio probable de la experiencia como librero del propio autor, desatado en este libro ahora tan cerca de su jubilación. 

Con un ritmo suave y un tono amable, el libro narra traumas y normalidad aprovechando cada episodio desde un punto de vista de lo cotidiano de la vida. Suceso tras suceso habitual en una vida corriente se muestran de una manera que invita a leerlo. No hay estridencias y la novela produce un efecto agradable y verosímil. El último capítulo es el que recoge con inteligencia de metáfora el sentido de la novela, la necesidad de superación del pasado, la necesidad de "matar" al pasado, no de olvidarlo, pero sí de dejarlo atrás para poder continuar sin traumas pendientes que nos frenen. El mismo comienzo del libro, cuidando tumbas, nos hace reflexionar sobre esto mismo cuando después conozcamos quienes eran los muertos, del mismo modo que a mitad del libro cuando Carmen se reconcilie con la memoria de su padre.
 
El autor declaraba en redes sociales públicas en enero de 2021 que estaba preparando la segunda parte.

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

martes, 9 de junio de 2020

Trovador y Poeta

Título: Trovador y Poeta. Caricias de versos, en espera de respuesta.
Autor: Enrique Rodríguez Romera.
Editores: Asociación de Escritores de Madrid. 
Año de publicación: 2017 (1ª edición; prólogo de Luis Miguel García de Mora; 2ª y 3ª ediciones: 2018; 4ª y 5ª ediciones: 2019).
Género: Poesía.
ISBN:  978-84-946226-5-6

El primer poemario de Enrique Rodríguez Romera fue Trovador y Poeta. Fue publicado en 2017 y para 2019 contaba ya con cinco ediciones. El libro fue prologado por Luis Miguel García de Mora, y fue traducido en parte en la quinta edición al inglés por Susana Fernández Encabo, en esa edición, además, se incorporaron ocho poemas nuevos, signo de que el autor aún meditaba la obra.

Enrique Rodríguez Romera, nacido en 1975 en Granada, es un autor muy activo en Alcalá de Henares, sobre todo a través de Nottigh Hill. Sus presentaciones de libros y recitales suelen ser en esta ciudad. Es miembro de la Asociación de Escritores de Madrid, fue esa misma asociación quien le editó este libro.

Trovador y poeta tenía el revés de la mano del propio autor con una pluma de escribir sangrante en su portada y la estatua de Cervantes en Toledo en la contraportada, con lo que visualmente se jugaba en parte con la idea de la mano manca de Cervantes y se nos presentaba como carta que nos indica que estamos ante un libro de literatura, cosa que con el título mismo ya estaba señalado. El libro está compuesto por cincuenta y siete poemas en dos bloques,  “Invierno” y “primavera”, excluye intencionadamente el verano y el otoño, haciendo de las estaciones del año un símil con el amor y con  las historias de cada poema.

Rodríguez Romera hace aquí una poesía muy expresiva llena de interrogantes y exclamaciones. Tiene así un carácter apasionado que insta al lector. Tiene por temática el amor y el desamor. Son poemas un tanto narrativos, contando una historia cada uno. La mayor parte de esas historias hacen protagonista a la mujer. Explora en las emociones íntimas de los sentimientos. Se ayuda a veces de elementos naturales que suelen ser recurso y sinónimo de vida, sean estos la tierra, el mar y el aire, por ejemplo.

Arañé la espalda del mar,
quizá en el sangrar,
estuviese el olvido. 
 
Un poemario respetuoso, tanto como pasional, donde se refleja que el autor tiene en sí una idea de qué y cómo quiere escribir.
 
RESURRECCIÓN

El viento sigue soplando,
pero es mi espalda quien frena,
y mi cara altanera y provocativa…
levanta al fin la mirada. 

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

sábado, 6 de junio de 2020

El rey lombriz

Título: El rey lombriz.
Autora: Sonia Escolano Pujante.
Editorial: Enxebrebooks. 
Año de publicación: 2015 (1ª edición).
Género: Novela.
ISBN:  978-84-15782-73-5

Entre las escritoras que tienen que ver con Alcalá de Henares está Sonia Escolano, que en realidad es cineasta pero que llegó a llevar a novela el guión de uno de sus guiones cinematográficos. Ella en realidad es valenciana, nació en Alicante en diciembre de 1980, pero se trasladó a vivir a Alcalá de Henares en 1996. Comenzó a estudiar Humanidades en la Universidad de Alcalá de Henares, pero se decantó por estudiar interpretación y cine, acabando por formarse en dirección cinematográfica. Dentro de esa formación llegó a dirigir varios cortometrajes, El señor de cuello-largo (2005, galardonado en el festival de cine de Alcalá de Henares en su trigésimo quinta edición, Alcine 35), Julietas (2006), Cédric (2007) e Invisible old people (2009), y ese mismo año un falso anuncio publicitario de cine un tráiler, sobre Second blood (2009); aprovecho para anotar por aquí una confusión actual entre la gente joven y ya no tan joven que llevados por el influjo del uso del inglés polemizan por la diferenciación entre lo que sería un teaser y lo que sería un trailer, ambos términos referidos en inglés para la promoción audiovisual de un producto cultural, pero cada uno con unas características diferentes. En español realmente esto se resolvería en videos promocionales o bien en anuncios promocionales, sin diferenciación en sus características, sin embargo, el uso reiterado del anglicismo trailer en la sociedad españolas desde que en la década de 1980 se incluían anuncios de películas en las películas alquiladas en formato video VHS, hizo que la Real Academia Española reconociese ese uso como algo propio ya de la lengua española, aceptando el término "tráiler" (ver el DRAE) el término correcto en español para referirse a estas promociones, refiriéndose a ella como fragmentos de películas y sin hacer las diferenciaciones que hacen los ingleses entre teaser y trailer. Para España tráiler abarcaría todo, y el uso de teaser sería incorrecto dentro del español hablado, siendo teaser un término solo estrictamente inglés.

Volviendo a nuestras notas, durante este proceso de rodaje de cortometrajes y formación en dirección cinematográfica, comenzó también a dirigir paralelamente una compañía teatral a partir de 2008, llamada "Rotos y descosidos", con la cual  comenzó a combinar artes escénicas y literatura al especializar a la compañía en interpretaciones basadas en obras de Federico García Lorca y, además, combinarla con la formación en ópera. Pero en el para Sonia Escolano prolífico 2009, junto al cineasta Sadrac González-Perellón, amigo suyo desde el comienzo de su formación en el cine, crearon, produjeron y rodaron el largometraje Myna se va, la cual fue seleccionada para participar dentro de varios festivales de cine independiente europeos y norteamericanos, de entre los que resultó galardonada con la mención de honor del jurado del Festival de Cine de Austin (Texas, Estados Unidos de América) por la interpretación. Tras promocionar y pasar la película por una gran cantidad de lugares y pantallas, en 2011 dio por terminada la etapa paralela de la dirección de la compañía teatral "Rotos y descosidos". Justo tras esto, Sonia Escolano dio forma de novela a un guión cinematográfico de ella misma. La novela fue terminada y publicada en marzo de 2015 con el título cambiado a El rey lombriz, sacada por la editorial Enxebrebooks tanto en papel y ediciones rústica y cartoné, como en edición de libro electrónico. El guión, por otra parte no llegó a ser película.

Antes de continuar con el libro, cabe mencionar que después de este proyecto se adentró de nuevo en un segundo largometraje junto a  Sadrac como productor, formando una pareja de cine independiente fructífera. No obstante, Sadrac había realizado en 2017 un largometraje llamado Black hollow cage, seleccionado en varios festivales internacionales de cine fantástico independiente, aunque no se ha estrenado en España. En 2018, los dos juntos, ella como directora y él como productor, estrenaron ese segundo largometraje mencionado, Casa de sudor y lágrimas, que fue seleccionada para participar en los festivales de cine de Cannes y el Fantastic Fest de Austin. Acabada la promoción de esta película, Sonia Escolano participó como directora de uno de los veinticuatro cortometrajes que componen el largometraje recopilatorio Deathcember, de 2019, con veintiocho realizadores en total. Hasta ahí está su actividad más reciente, que como se ve está más centrada en el cine independiente que en la literatura, siendo su única novela, hasta la fecha, su única incursión en ese campo, a excepción clara de los guiones cinematográficos que ella haya creado.

El rey lombriz tiene por protagonista a Buny, un disminuido psíquico que entiende el mundo como si fuera una lombriz que se mueve y a lo largo de cuyo cuerpo están las diferentes partes del mundo, asi como que los efectos de la Naturaleza con producto del movimiento de la lombriz. Buny vive en un barrio marginal con su madre, donde también cobran importancia otros personajes, todos sacados de un supuesto mundo marginal y apartado del resto de la sociedad, como es una mujer con cáncer, un travesti despreciado por sus vecinos o una prostituta. No falta la discriminación violenta en la infancia escolar de Buny. Es un drama de denuncia social que pretende evidenciar la vida y existencia de las víctimas de la sociedad común, las víctimas de la violencia y discriminación social. Muestra un mundo insolidario y descarnado sin lugar a otra cosa que la sociedad como conjunto de enemigos que conviven en un espacio urbano determinado. Una visión que en realidad distorsiona la realidad de la vida y de la sociedad, toda vez que quizá algunas personas crean percibir esa negatividad en sus vidas, incapaces de ver más allá de los porqués de las cosas y de las consecuencias de los actos propios. No obstante, no sería la primera autora que ha querido retratar la sociedad como un conjunto de crudezas con fuerte carga violenta en sí. 

Alguna parte del libro lleva un ritmo de sucesión de acontecimientos en las vidas de los personajes que se hace confusa a la hora de leerlo. Tiene sus partes de reflexión interna. Algunos personajes están descritos de forma precisa, aunque discutible en algún aspecto psicológico, aunque con coherencia. Más allá, mientras que las tramas de las vidas de algunos de estos personajes se encuentran cerradas al final de libro, la de los personajes principales queda con final abierto.

El guión inspirador ha sido retomado por Sonia Escolano durante el confinamiento por el estado de alarma en España ante la pandemia de la Covid-19 en 2020 con la idea de poder realizarlo en película largometraje en 2021.

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".