Uno de los ilustradores prolíficos de entre las actuales generaciones alcalaínas es David Escarpa (1983), que suele firmar y ser conocido como ilustrador y viñetista por SK. Fue alumno del propio Malagón en el taller de cómic que años atrás este impartía en la Casa de la Juventud de Alcalá de Henares. Precisamente Malagón da prólogo al primer libro de SK, editado este 2020 de manera atrevida durante el confinamiento por la pandemia de la Covid-19, lo que ha dificultado e innovado a partes iguales en su presentación, promoción y difusión, pero que sin duda ha visto entorpecida su distribución inicial, ya que su editorial, Inventa Editores, está afincada en Guadalajara, la cual quedó aislada de Madrid como provincia en estos tres meses atrás de pandemia. Para mayor problema, la editorial anunció a una semana de terminar el estado de alarma, el 12 de junio, que no iban a publicar ningún libro más, no se sabe aún si con la idea de recuperarse un poco de las posibles pérdidas por el parón económico de la pandemia, por tanto: para poder volver a hacerlo tal vez para 2021, aunque sí se iban a centrar en promocionar y promover los libros con los que ya cuentan en su catálogo desde el inicio de su creación en 2015.
Inventa Editores siempre ha aspirado a crear una línea editorial cuidadosa con el diseño, en ese sentido era lógico que una obra como la de SK tuviera cabida entre sus títulos. El libro fue editado en rústica, con cubiertas solapadas, en solemne blanco y negro para estar acorde al título, Sin grises, con un tamaño de bolsillo casi cuadrangular, recordando a algunos comic-book que se editaron en Europa y Estados Unidos en los años 1970 recopilando historietas y viñetas del personaje Snoopy, de Charles M. Schulz, por ejemplo, y con un marcapáginas a modo de pinza con la viñeta realizada por SK para la portada, un hombre lanzándose a un tintero y, por el otro lado, el título en letra blanca con tipología de máquina de escribir gastada y fondo negro.
David Escarpa no solo es ilustrador, también es músico. Desde hace años es uno de los componentes del grupo Bluestropic. En su inquietud creativa, además, participó y estuvo presente en varias de las acciones artísticas y actos que se celebraron en el desaparecido bar La Vaca Flaca (que cerró del todo en 2015), incluidas exposiciones, precisamente uno de sus proyectos colaborativos más recientes es tratar de recuperar algunos de estos actos en bares actuales con gente de aquellas épocas y con gente nueva. Sea como sea, David Escarpa es prolífico como ilustrador y viñetista. Con su firma SK ha publicado viñetas en diversas publicaciones, incluida prensa, así como ha realizado alguna exposición. Ahora realiza su primer libro, Sin grises, compilatorio de una selección de dibujos que creó para dar su reflexión visual sobre diversos textos, ya sean reflexiones, poemas o aforismos, de gente amiga suya, así como escritores de toda época altamente conocidos, hablamos de gente como Kase 0, Pochi Piröh, Barbet Schroeder, Bertolt Brecht, Blanca Scualo o Simone de Beauvoir, entre otros. Todas estas personas se transforman en colaboradores necesarios y autores invitados en su obra, del mismo modo que Malagón le apadrina al empezar su primer libro con sus palabras.
El estilo de SK es un estilo donde efectivamente no hay grises, no hay claroscuros, pero tampoco se puede decir que hay grandes contrastes de negro y blanco. Más bien son trazos bien definidos y firmes, de línea más bien gruesa, muy evidentemente en tinta, nada de dibujos por ordenador. Es un viñetista humorístico claramente heredero de la vieja escuela, siempre efectiva. Se nota la influencia de Malagón en cuanto a la explotación metafórica del concepto, por ejemplo en el dedicado a un anciano con cola de diablo para el texto dedicado a la maldad en los pueblos que cita de Julio Llamazares. Pero es innegable que SK tiene su propia voz distanciada de Malagón, donde se puede rastrear una probable herencia de la lectura del humor sarcástico y crítico de la revista El Jueves. Muchos de sus personajes recuerdan un poco a los personajes diseñados por algunos de los humoristas de esa publicación, pero también hay un cierto remozado del clásico humor de la editorial Bruguera, por ejemplo en la recurrente postura de caminar que usa SK para varios de sus personajes, que recuerda a algunas de las acciones de movimiento de los cómic editados en los años 1980 por esa editorial ya como parte del Grupo Z o de Ediciones B. Recordemos además que las carencias tecnológicas de impresión que tenía Bruguera en los años 1950 hicieron de la imposibilidad de plasmar más de un determinado número de colores o de la imposibilidad de crear ricos escenarios de fondo al estilo de los cómic franceses y belgas, que sí tenían posibilidades económicas de disponer de determinadas planchas impresoras, aquello se transformara en una marca de la casa de prácticamente todos los autores de éxito de esa época y las tres décadas siguientes, Francisco Ibáñez, Escobar, Vázquez, Jon... De ese modo los fondos habitualmente no estaban rellenos o tenían formas mínimas. Esa herencia visual se ha traspasado a generaciones posteriores de ilustradores y viñetistas, por ejemplo a los de El Jueves, como Manel Fontdevila o Carlos Trillo, o a otros ilustradores humoristas como Bernardo Vergara, que pinta para El Diario. También en SK la importancia recae totalmente en el personaje o los personajes que han de darnos el mensaje humorístico y, en su caso, prescinde totalmente de todo relleno de fondo, hace centrar así el foco de atención en el mensaje principal. Más allá, ni siquiera usa de los límites de la viñeta, sus límites son la propia extensión de la hoja física de papel, si bien la imagen queda siempre centrada.
Entre las herencias recibidas hay también un claro estilo de la viñeta de humor sarcástico y reflexivo propio de las viñetas de humor de la prensa diaria. No se trata de personajes seriados que se crearon para la misma en el siglo XX, como pudieran ser los personajes de Quino, Fontanarrosa, Dik Browne o Forges, personajes que terminan creando un mundo enriquecido con personajes secundarios y un discurso razonado y evolutivo que se comprende mejor en obras integrales de todas las tiras que pudieron crear para los periódicos. Tampoco se trata del sarcasmo de doble sentido y conceptual que pueda pintar cada día El Roto para el diario El País, del que posiblemente sí bebe de sus fuentes el que fuera maestro de SK, Malagón. Posiblemente si hay que ponerlo al alcance de alguno de los autores de viñetas para prensa, sería el ya citado Bernardo Vergara, de El Diario, o, algo más viejos, Gallego y Rey, que suelen publicar en El Mundo. Se trata de concentrar el dardo seco irónico y sarcástico en una frase de pocas palabras, o en una imagen sin palabras siquiera, concentrando en lo poco que se muestre toda una andanada de un discurso complejo y claramente comprometido con causas sociales de justicia, habitualmente adscritas a las diversas ideologías de la izquierda política, tales como la lucha contra el racismo, el mensaje feminista, la denuncia de la hipocresía en la Iglesia como institución, la crítica al abuso de poder y de autoridad, la defensa del desfavorecido incluso apuntando con el dedo al sistema asumido como único posible, o, un poco del lado más íntimo, la puesta en evidencia de lo conflictivo que puede resultar a menudo las difíciles relaciones interpersonales, especialmente entre hombre y mujer en el mundo moderno, como en la viñeta donde una mujer leyendo un libro piensa en voz alta que al acordarse de ti recuerda el tiempo que pasa tratando de olvidarle.
Sus personajes se caracterizan por la nariz. Así es. La nariz y un entrecejo único que oculta las miradas son los trazos básicos que conforman cada uno de los personajes de SK, es parte de su estilo. A través de ellos, pocos trazos en sí, crea innumerables personajes diferentes de los que además podemos intuir su estado de ánimo o su ser, lo que no es algo fácil partiendo solo del concepto de una nariz y un entrecejo. Por supuesto, SK dibuja todo el cuerpo, no tiende a hacer primeros planos, él pinta cuerpos enteros con desparpajo y movimiento que no están exentos de cierta tensión violenta y a la vez inmóvil, como en la estatua de "El David" de Miguel Ángel Buonarroti. Cierto es que lo común es que sus personajes enseñen los dientes habitualmente, lo que nos hace pensar en cierta agresividad, pero también en un grado de expresionismo muy asumido en el estilo que ha desarrollado. De eso se trata, su humor ahonda en las expresiones para lanzar mensajes sin matices, sólo blanco y negro con trazos claros y sin casi lugar a ninguna sombra oscura.
"Si te grito es por no oírme", se grita una pareja mutuamente, mientras un mendigo (que por cierto recuerda a un mendigo real que por muchos años pidió en la Calle Mayor de Alcalá hasta que le encontraron una vida mejor) extiende su mano con un símbolo para ingresarle dinero sin tocarle, con tarjeta de crédito, mensaje suficientemente ambiguo como para pensar lo rico e inteligente de este sarcasmo que podría estar haciendo denuncias en varias direcciones diferentes, dando palos a todos lados. Una mirada crítica a la sociedad, sin duda, que no deja indiferente. "Y decían que nunca alcanzaría un puesto fijo", dice un personaje sentado en una barra de bar, bebiendo alcohol.
La interesante obra de SK cuenta ahora con esta publicación que, espero, sea la primera de muchas puertas a abrirse. Al contrario de lo que opinaba Forges en 2015, cuando declaró que los caricaturistas y viñetistas desaparecían y por ello ya no tenían cabida en la prensa actual, creo firmemente que eso no es real. Desaparecieron por fallecimiento los clásicos que más se han admirado en las últimas décadas, como el propio Forges o como Gila o Chumy Chumez, o bien dejaron de usar la prensa como principal medio para sus obras, como Quino, o bien siguen en activo pero ya muy envejecidos, como Gallego y Rey o El Roto, pero sí hay relevo generacional, Fontdevila, Vergara, Malagón, Erlich o SK, o en el caso local de la prensa complutense, Ángel, son muestra de ello. Sí hay relevo generacional y con calidad. Lo que debiera haber es voluntad de editarles y de no eliminar esta parte del cómic, la de la viñeta de prensa, del mismo modo que se les debe reconocer con voz propia y no tenerles al arrastre de la obra de los viñetistas que durante décadas fueron previos, como el citado Forges o el que aún continúa, El Roto.
Merece la pena acercarse a la mordacidad de SK.