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jueves, 3 de abril de 2025

Mi conciencia ha rechazado el olvido

Título: Mi conciencia ha rechazado el olvido.
Autor: Eduardo Calderón.
Editor: Eduardo Calderón (autoedición).
Imprenta: [No consta].
Año de publicación: 2024 (1ª edición; prólogo del autor).
Género: Historia; Biografía; Memorias.
ISBN: 978-84-09-63775-1

 

La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Alcalá de Henares, presidida por Manuel Ibáñez, organizó el pasado 23 de enero de este año 2025 la presentación de un libro de memorias acerca de un alcalaíno que tras la guerra civil pasó al exilio en Francia, donde terminó preso de los nazis alemanes. El libro se llama Mi conciencia ha rechazado el olvido, y lleva hasta dos subtítulos que alargan su presentación al más puro estilo de otras épocas, ya lejanas, en los libros de Historia: Nacer en Alcalá y sobrevivir al holocausto nazi en Dachau. Periplo de Ángel Álvarez. No obstante, el ayuntamiento de Alcalá de Henares había aprobado en un pleno de febrero de 2022, colaborar con un proyecto europeo encabezado por el artista Gunter Denmig para colocar a modo de adoquín metálico una placa con el nombre de todas las personas que estuvieron en campos de concentración alemanes durante la Segunda Guerra Mundial, allá delante de donde se ubicó la casa de la persona, ya sea de su nacimiento o de su vida. Esas placas se colocaron en Alcalá en mayo de 2023, siendo cuatro, pertenecientes a Valentín Juara Bellot (ejecutado), Ángel Álvarez Curto (liberado), Manuel Braulio Vacas Loeches (liberado y familiar de Felipe Loeches) y Pedro Loreto Juarranz Velázquez (ejecutado). Este libro, publicado en 2024, está dedicado a recuperar la memoria de Ángel Álvarez a través de sus cartas y escritos, pero principalmente a través del relato de su hijo José Álvarez Lorenzo, el cual, como se cita en el libro, reside en Talamanca del Jarama, ya siendo mayor, pero que acudió con los ejemplares del libro a aquella presentación de este enero pasado en Alcalá de Henares. Fue iniciativa de él que se pudiera hacer el libro, al narrarle la historia completa de su padre a un amigo suyo más joven, Eduardo Calderón, que fue quien, a la vez, le animó a hacer un libro sobre la historia de su padre.

Eduardo Calderón es en realidad de Alcaudete, en Jaén, nacido en 1955, pero migrado a América en 1965. En Venezuela estudió diversos cursos sobre dirección de empresas. Allí vivió hasta que la Revolución Bolivariana actual le hizo emigrar a Costa Rica, donde vivió los siguientes diecisiete años, tras los cuales regresó a España, donde desde entonces se ha animado a escribir libros de memorias de biografías que no son la suya, como este o como Desde mi primer aliento y Clarisas de Alcaudete, el convento y sus ángeles. No tiene, por tanto formación de historiador ni de biógrafo, ni más relación con Alcalá de Henares que la de biografiar a uno de sus personajes del siglo XX, si acaso alguna vez pasó por esta ciudad para conocer el lugar de origen de su biografiado.

Ángel Álvarez nació en Alcalá de Henares a comienzos del siglo XX, en la calle Salinas. Vivían aquí, aunque los veranos los pasaban en Torralba. Era una familia humilde y trabajadora del campo. Siendo joven la familia se trasladó a Atocha, en Madrid capital, donde murió su padre. Quedó huérfano y al cargo de un centro asistencial que se encargó de darle instrucción escolar y académica. Puesto que su padre trabajaba en Madrid para la compañía ferroviaria MZA, tal institución de acogida fue el Colegio de Huérfanos de Ferroviarios. Así pues logró alcanzar un primer puesto de trabajo como ferroviario, el cual le permitió independizarse e incluso empezar a tener una novia. En estas circunstancias previas a formar una familia se encontraba cuando estalló la Guerra Civil en julio de 1936. Combatió por la República dentro de un batallón gallego en Guadalajara y Brunete en 1937, y en el Ebro en 1938. Llego a ser incluso herido en un pie. Ascendió en la baja oficialidad. Con la caída del frente del Ebro huyó con el resto de tropa hacia los Pirineos, siendo uno de los soldados obligados a entregar las armas por las tropas francesas en Pirineos.

En Francia fue internado en el Campo de Barcarès, hasta que la invasión de Alemania a Polonia en agosto-septiembre de 1939 hizo que los franceses le sacaran para movilizarlo en un pelotón de trabajo que debía reforzar la Línea Maginot. La entrada de Alemania a Francia por las Ardenas en 1940 provocó un derrumbe rápido del frente francés y una desbandada desorganizada que dejaba atrás a los españoles. Enganchado a un tanque belga llegó a profundizar hacia el sur de Francia, donde otros franceses le entregaron a las autoridades, una vez que Francia quedó en manos alemanas. Fue destinado a otro pelotón de trabajo para construir las líneas defensivas de Normandía. Tras mucho tiempo allí, con muchos compañeros muertos desfallecidos, logró escapar en 1944, planeaba entrar en España clandestinamente para reanudar su vida con su familia. Su aspecto claramente español le delató y volvió a ser preso de los alemanes. Esta vez le mandaron al campo de concentración de Lorient y, tras un tiempo allí, fue metido en uno de los trenes sellados con presos en dirección al campo de concentración y exterminio de Dachau. Allí conoció todos los horrores posibles que infringían las SS a los presos, pero también al médico español que logró salvar montones de vidas de presos en medio de todo aquel horror. Fue sacado de Dachau en las conocidas como "marchas de la muerte" en dirección a Flossenbürg, sobreviviendo. Fue devuelto a Dachau en sus últimos meses antes de la liberación, uno de los momentos más asesinos de aquel lugar. Un bombardeo aliado cayó dentro del campo, dejándole a él malherido y enviado a la enfermería gracias al médico citado. Fue allí donde le encontraron los norteamericanos cuando liberaron el campo. 

Fue enviado a un hospital sanatorio, ya que sólo pesaba 34 kilos. Tras una larga temporada allí, le mandaron a una ciudad donde el gobierno francés y su servicio ferroviario le dieron una casa en agradecimiento por su contribución contra los alemanes. Mantuvo la casa cinco años. Después de aquello volvió a intentar entrar en España, porque quería estar con su familia. Vadeó un río con la mala suerte de ser atrapado por la guardia civil. Preso en Bilbao, pasó su proceso y recibió sanciones, como las que le impedían ascender en su oficio en ferrocarriles, pero fue reintegrado a su familia. Vivieron en Madrid hasta su jubilación en 1982, trabajando para RENFE, la compañía de ferrocarriles posterior a la guerra. 

El testimonio de Ángel Álvarez se produce principalmente a través del recuerdo familiar que de él tiene su hijo a una edad avanzada. Además, es narrado por Eduardo Calderón, que sin ser historiador, opta por construir la narración recurriendo en gran parte a lo poético, lo épico y la narrativa casi novelesca. Aporta datos históricos y pies de página, a veces desiguales en el trato dado a la guerra civil y el dado a la Segunda Guerra Mundial, y cita como fuentes, aparte del testimonio del hijo, los manuscritos de Ángel Álvarez, la Enciclopedia del Holocausto, la colaboración de Ildefonso González, periodista de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Alcalá de Henares, y la asociación Amical de Mauthausen. Queda evidenciado en el texto y en el fondo una falta de un trabajo más refinado de historiador y de biógrafo, pero es sin duda un testimonio de memoria histórica y una fuente de información para el futuro.

No sólo atestigua el destino de uno de los exiliados españoles y de Alcalá en los campos de concentración alemanes, sino también el curso que estos podían adquirir durante la Segunda Guerra Mundial y tras ella. Pero aún resulta más interesante pequeños destellos no siempre presentes, más bien esquivados en Historias de historiadores profesionales, más en estas épocas, donde se deja constancia de las ejecuciones contrarias a las leyes internacionales y extrajudiciales no sólo por parte del Eje (alemanes, italianos y otros en esa causa), sino también en los aliados (no precisamente por parte soviética, que es lo que en los últimos años más se promociona, sino también en los estadounidenses). En el pasaje de la liberación de Dachau queda constancia de ejecuciones de presos alemanes desarmados y que directamente se habían entregado, justifica la memoria del biografiado que como acto pasional tras descubrir varios vagones de tren llenos de muertos y los hornos crematorios. 

El libro se acompaña de fotografías en color y en blanco y negro, tanto familiares, como de Dachau en el pasado y en la actualidad, así como de diversos documentos nazis al respecto. 

Un libro de memoria, testimonial, fuente para otros libros de Historia futuros, y fuente también para futuras Historias de Alcalá de Henares que, alguna vez, quieran mirar a su sociedad y gentes, más allá de sus edificios, sempiternos edificios pétreos.


Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

lunes, 31 de marzo de 2025

La bicicleta (Memoria del fusilamiento de Felipe Loeches, jornalero, concejal y republicano)

Título: La bicicleta (Memoria del fusilamiento de Felipe Loeches, jornalero, concejal y republicano).
Autor: Urbano Brihuega Moreno.
Editorial: Queimada Ediciones.
Año de publicación: 2015 (1ª edición; Introducción de Julián Vadillo).
Género: Historia; Biografía; Memorias.
ISBN: 978-84-85735-72-3

 

La actividad como historiador de Urbano Brihuega se centra mucho en los libros biográficos, de memorias y especialmente en torno a la República y a los represaliados por la dictadura de Franco. Uno de esos libros lo publicó en 2015 con la editorial Queimada Ediciones, La bicicleta (Memoria del fusilamiento de Felipe Loeches, jornalero, concejal y republicano). Contaba este libro con una introducción del doctor en Historia del Movimiento Obrero Julián Vadillo, quien además presentó el libro junto al autor y personas de la Fundación Largo Caballero y la Fundación Pablo Iglesias, en la Biblioteca Pública Cardenal Cisneros, de Alcalá de Henares. De hecho, el libro fue publicado gracias a una ayuda en la edición por parte de las dos fundaciones socialdemócratas citadas, muy ligadas al sindicato Unión General de Trabajadores (UGT) y al Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Ambas, junto a otra fundación, ubican sus archivos históricos en la ciudad dentro de un edificio de la Universidad de Alcalá de Henares, formando en conjunto el Archivo Obrero, de donde sin duda Urbano Brihuega alimentó buena parte de la documentación del libro, más allá de lo que es el cuerpo principal: el rescate de la memoria personal de Jesús Loeches Rubio, ya anciano, hijo del concejal por el PSOE Felipe Loeches en Alcalá de Henares durante una etapa de la guerra civil española (1936-1939) y, a la vez sindicalista agrario que ejerció como tal y trabajó como jornalero en las tierras de un terrateniente alcalaíno, que a la vez tuvo cierto poder político y económico sobre la ciudad, Cayo Campo, cuya propiedad estaba en los territorios alcalaínos del Soto del Espinillo y La Garena. Como ocurriera con su otro libro de biografía y memoria de otro represaliado, Nacarino (historias de la guerra, de las cárceles, de Alcalá...) (2007), el libro que va sobre la represión de Felipe Loeches a través del recuerdo de su hijo Jesús se publicó tras la muerte de Jesús, por lo que va dedicado a él "in memoriam".

La vida de Felipe Loeches ha aparecido historiada en los libros más actuales de Historia de las etapas republicana, de guerra civil y primer franquismo en Alcalá de Henares, gracias a los avances en las investigaciones de archivo. Así por ejemplo se le puede rastrear en Luces y sombras en tiempo de paz. Alcalá de Henares en la Segunda República (1931-1936) (2018) y Alcalá en guerra (1999), de Pilar Lledó; en El movimiento obrero en Alcalá de Henares, 1868-1939 (2014), de Julián Vadillo; en La depuración de maestras y maestros en Alcalá de Henares (1939-1941) (2021), de Daniel López-Serrano; o en Justicia militar en la Villa de Camarma de Esteruelas (1939-1943) (2016), de José María San Luciano.

Felipe Loeches, como se ha dicho, fue un jornalero contratado por Cayo Campo para trabajar en sus tierras alcalaínas en el Soto del Henares y La Garena. Allí ejerció también entre sus compañeros como sindicalista de la UGT. Al comienzo de la guerra civil en julio de 1936, Cayo huyó de la ciudad y sus tierras quedaron abandonadas, siendo improductivas para dar trabajo a los alcalaínos que trabajaban allí, e improductivas para producir alimentos para los alcalaínos de Alcalá de Henares. Por ello mismo los trabajadores tomaron la iniciativa desde los sindicatos UGT y Confederación Nacional del Trabajo (CNT) para seguir cultivando las tierras creando una colectivización agraria. Los productos se repartieron equitativamente entre las necesidades de cada alcalaíno en una casa ubicada al lado de la Puerta de Madrid, hoy desaparecida. En esa colectivización llevada a medias entre UGT y CNT tuvo cierto peso Felipe Loeches entre otros, ya que este, por su experiencia, fue elegido para poder coordinar los trabajos en las tierras de Cayo, para lo que se le facilitó un caballo para desplazarse rápido. La guerra avanzó, Loeches puso a salvo a su familia refugiándola junto a otras familias en las afueras de Alcalá, algo común en aquellos días, y, según evolucionó la contienda, tuvo que ocupar un cargo de concejal por el PSOE en el ayuntamiento. Al final de la guerra intentó huir hacia el levante, animado por su familia, para salvarle de un fusilamiento, sin embargo, fue reconocido y apresado. A partir de aquí comienza un largo proceso militar contra él en la Causa General donde se le llegó a acusar de haber participado de ejecuciones desde la "cheka" ubicada en la calle Ánimas, cuya casa había pertenecido a un diputado de derechas. Se le acusa también de estar en la de San Felipe Neri e incluso de haber entregado a uno de sus sobrinos para ser ejecutado. Aunque esto último no era cierto y no había evidencias, abrió una profunda brecha en la familia. En cuanto a su función en las "chekas", se encontraron varios testimonios, incluso de dos mujeres presas allí, que dijeron haberle visto, pero nunca torturando, ni violentando, sino todo lo contrario, intentando frenar a quienes eso hacían. En todo caso, hubo otros testimonios de personas que no estuvieron en la ciudad que afirmaron las acusaciones, a pesar de la imposibilidad de que pudieran afirmarlas. Su papel en la colectivización de tierras puede que fuera su peor enemigo en la posguerra, se le condenó a ser ejecutado, cosa que se produjo en mayo de 1943. 

Jesús Loeches rememora todo esto desde sus recuerdos de infancia y los recuerdos familiares que conservaba de su madre, hermanas y hermanos, así como el conocimiento que tuvo de la ciudad a través de su propia vida, lo que implicaría los testimonios de todas aquellas personas que conoció a lo largo de su vida y posiblemente lo que pudo ir sabiendo por otras vías. Esa información es completada por Urbano Brihuega con sus conocimientos de historiador alcalaíno, aportando algunas acotaciones a las memorias de Jesús que evidencian una procedencia de investigaciones.

Quizá uno de los problemas del libro viene precisamente en ese sentido. Ha sido escrito entre la memoria directa simulando la voz de Jesús, y la voz de Urbano como narrador de una especie de gran entrevista, pero no hay ningún signo, ni tipografía, ni maquetación que diferencie ambas partes, por lo que hay que estar atentos o confundir el relato. Por otro lado, es un libro cuyo peso mayor es el de la memoria histórica de una persona, con lo que a menudo se desprenden datos que son más su memoria que algo que se corresponda con la realidad, véase por ejemplo cuando Jesús habla de una bomba de relojería para la explosión del polvorín de Alcalá en 1947, cuando lo cierto es que se produjo por un accidente dentro de las instalaciones. Así ocurre con otros datos y percepciones, del mismo modo que se cuelan valoraciones de Jesús, muy marcadas por su condición de un niño y adolescente a cuyo padre fusilaron y cuya existencia fue atormentada por las autoridades del momento, que irrumpían en su casa de manera habitual en busca de una bicicleta con la que uno de sus hermanos había corrido una vuelta ciclista entre Torrejón de Ardoz y Alcalá de Henares.

La Ley de Memoria Histórica fue aprobada en diciembre de 2007, hoy sustituida por la de Memoria Democrática desde 2022, y este libro se circunscribe dentro de un intento de recuperar la memoria de aquellas personas ya muy ancianas que habían padecido la más brutal de las represiones en persona de sus familiares más directos.

Quizá sea un error que Urbano Brihuega no aportara la documentación de archivo, hemeroteca y bibliografía que le sirvió de apoyo, que sin duda se intuye que hubo, y todo parece que se basara exclusivamente en la memoria de una sola persona. No obstante, este hecho no invalida el valor testimonial que aporta. Quepa señalar que el relato coincide en muchos detalles de la vida social de después de la guerra, y personajes y mentalidades, con el relato de otras personas mayores que quien esto escribe también conoció o que quedaron como constancia en otros libros, como el citado sobre Nacarino.

Así tenemos de nuevo la confirmación y ampliación de la vida de prostíbulos en la Alcalá de después de la guerra, pero también la división física tácita de por dónde podían ir los perdedores y por dónde los ganadores, pero también aporta detalles sobre el día del golpe de Estado fallido en la ciudad al comienzo de la guerra, por ser Jesús un testigo directo en la Calle Libreros, cómo se alimentaban los perdedores de los deshechos, la vida penitenciaria de los presos de guerra a través de las visitas familiares, o determinadas celebraciones religiosas y su contexto en la ciudad. Vuelve a citar la explosión del polvorín a través de que uno de sus primos fue acusado en falso. Nos da datos de los viajes en tren en la época y muchos nombres conocidos a través de otras obras e investigaciones de personas de aquella Alcalá. Con lo que va completando muchos huecos de la década de 1940 en Alcalá, incluidas las películas proyectadas y el impacto de un par de superproducciones de Hollywood.

Repasa propiamente la vida de su padre, su capataz, su familia y todo el proceso por el que pasó, incluida la represión económica sobre su esposa e hijos. Nos da un detallado recuerdo y retrato de la Alcalá de Henares de los perdedores, aunque faltarían aquellos otros que, siendo de la ciudad, tuvieron que irse el resto de la dictadura, los grandes olvidados de entre los perdedores de la guerra por los investigadores locales.También los más difíciles de rastrear, pero no inexistentes.

El libro incluye una nutrida lista de alcalaínos ejecutados tras la guerra civil que hoy día se queda muy escueta. A la fecha de la publicación, 2015, Brihuega contabilizó con nombres, edad, lugar y fecha de ejecución a treinta y seis personas. En 2018 la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Alcalá de Henares, tras un largo trabajo de investigación de varios años, había logrado contabilizar a los ejecutados que estuvieron en el zanjón del cementerio de Alcalá de Henares a doscientas sesenta y ocho personas, y esa cifra no cuenta a aquellos alcalaínos que no se encontraran allí. Pensemos en los ocho ejecutados por el polvorín en 1948 y otros.


Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

sábado, 15 de marzo de 2025

Nacarino (historias de la guerra, de las cárceles, de Alcalá...)

Título: Nacarino (historias de la guerra, de las cárceles, de Alcalá...).
Autor: Urbano Brihuega Moreno.
Editor: Urbano Brihuega Moreno (autoedición).
Imprenta: Manuel Ballesteros Industrias Gráficas.
Año de publicación: 2007 (1ª edición).
Género: Historia; Biografía; Memorias.
ISBN: 978-84-932153-1-7

 

Ya conocíamos en estas notas al historiador y ex-concejal por el PSOE Urbano Brihuega, pero hasta la fecha sólo habíamos hablado de su muy notable libro premiado La instrucción pública en Alcalá de Henares. El periodo entre Repúblicas, 1873-1939 (2005), siendo su bibliografía mucho más amplia que un simple título. Por ello hoy cabe hablar de otro de sus títulos de gran éxito, actualmente descatalogado, una rareza imprescindible para la historiografía del siglo XX alcalaíno, imprescindible en una biblioteca de libros de Alcalá de Henares y una rareza muy difícil de localizar para su adquisición hoy día. Se trata de Nacarino (historias de la guerra, de las cárceles, de Alcalá...). Es también ciertamente experimental. Se trata de un libro de Historia de Alcalá de Henares, pero también es una biografía escrita por Urbano Brihuega a modo de falsas memorias. Falsas sólo en cuanto a que está escrita en primera persona, como si quien estuviera narrando su biografía y pensamientos fuera Nacarino Fernández, cuando en realidad lo hacía Urbano en parte transcribiendo conversaciones, grabaciones de conversaciones y recuerdos de su trato con el propio Nacarino, a lo que ayuda en su otra parte su propia labor investigadora como historiador con sus propios conocimientos y con sus investigaciones tanto con conversaciones y documentación a través de la familia de Nacarino, como en la consulta de archivos, por ejemplo el de Servicios Penitenciarios. Una labor ardua que aporta muchos detalles, algunos muy personales del personaje, así como fotografías familiares y personales de esta persona que tuvo cierta repercusión en la ciudad de Alcalá de Henares tras la guerra civil de 1936-1939.

Urbano Brihuega estaba en contacto con Nacarino para escribirle esta biografía en los mismos últimos años de este en los que también lo estaba Julián Vadillo para escribir con Alejandro Remeseiro su investigación La explosión del polvorín en Alcalá de Henares (1947) (2009). No obstante, Nacarino fue uno de los protagonistas de aquella explosión fortuita que sirvió de excusa al gobierno de Franco para la represión contra más de ochenta alcalaínos de izquierdas que eran inocentes, y el fusilamiento de ocho de ellos en 1948. Lo que aportó Nacarino legando su memoria a estos historiadores fue muy útil y utilizado en Historias generales de Alcalá de Henares posteriores y en algunas otras investigaciones de Historia sobre aspectos más concretos del siglo XX alcalaíno, como el muy relevante El movimiento obrero en Alcalá de Henares, 1868-1939 (2014), de Julián Vadillo; o como el de quien esto escribe, Daniel López-Serrano "Canichu", cuando aporté mi investigación La depuración de maestras y maestros en Alcalá de Henares (1939-1941) (2021).

Nacarino no pudo ver ninguno de estos libros, ni siquiera su biografía. Murió en 2007, hecho que salió en toda la prensa local de Alcalá de Henares existente en ese año y con motivo de este libro. Urbano se apresuró a homenajearle sacando adelante este libro con ayuda de la familia, el Foro del Henares y de la Fundación Indalecio Prieto (instalada en el Archivo Obrero). Se presentó en el salón de actos de la Universidad de Alcalá de Henares, exactamente el del colegio de San Ildefonso ("la Cisneriana"). Se implicó en la presentación numerosos historiadores, familiares, políticos locales e incluso un político a nivel nacional, como era el diputado López Garrido, uno de los asesores del entonces presidente de gobierno Rodríguez Zapatero (PSOE), que en el pasado había estado en Izquierda Unida, donde estuvo Nacarino, por haber sido este del Partido Comunista de España (PCE). En la presentación este diputado trató de atar el libro a la Ley de Memoria Histórica, aprobada ese 2007 (actual de Memoria Democrática desde 2022), aunque el origen del libro iba muy al margen de esa ley. También habló el alcalde de Alcalá, Bartolomé González, del Partido Popular (PP), quien  recordó y honró a Nacarino por su sacrificio por valores democráticos y su contribución como vecino, salvaguardando las diferentes posturas políticas entre ambos, pues, dijo, más allá de eso, ambos eran demócratas y de Alcalá.

Urbano Brihuega escribió, editó y pagó de su propio bolsillo toda una inmensa edición del libro que se agotó al instante el día de aquella presentación. Inmensa para lo que es una edición pagada por el propio autor, sin editorial detrás, o sea, en comparación con una editorial es una edición limitada. Lo había creado gracias a los servicios de la imprenta alcalaína Gráficas Ballesteros, que también conocían a Nacarino. Se negó a cobrar nada de dinero por el libro. Toda la inmensa edición fue gratuita aquel día. A pesar de que nadie se deshace de su ejemplar, alguna vez se ha visto alguno en alguna tienda de antigüedades, rarezas y segunda mano, con un precio económico elevado por ser hoy día un libro que aporta mucho, pero raro de encontrar.

A todo esto, hay que tener en cuenta que las memorias de Nacarino dio muchos datos y abrió muchas puertas que en su momento no se querían abrir, ni hablar de ellas, acerca de la Alcalá de Henares posterior a la guerra civil, su ambiente, la represión y la división social existente, pero hasta ese momento (2007) obviada o silenciada en lo público. Ahora bien, no deja de ser unas memorias y en trabajos posteriores, incluidos los de Vadillo, que también le trató mucho en vida, es contrastado y matizado en algunas de sus percepciones o recuerdos. Nacarino nos desvela muchas cosas que fueron verdad, algunas demostradas con documentos de archivos estatales y municipales, otras contrastadas con otros testimonios, pero también tenía sus propias percepciones. Como saben todos los historiadores de profesión y carrera, las memorias son una fuente primaria de información muy importantes, pero por ser memorias necesitan de contraste.

Nacarino era uno de los alcalaínos miembros del PCE clandestino que tras la explosión del polvorín de Alcalá en 1947 fue usado como cabeza de turco por la dictadura de Franco (fueron fusiladas ocho personas inocentes y encarceladas, si no recuerdo mal, ochenta más). El libro se podría completar con las memorias del afamado poeta comunista Marcos Ana, Decidme cómo es un árbol (2007), pues Marcos Ana también tiene su vida de la guerra civil y de la cárcel posterior a Alcalá de Henares. Nacarino y Marcos Ana se conocieron en la cárcel, pero ambos nos dan datos del Alcalá de la República, de la guerra y de la cárcel política. Pensemos que el actual Parador Nacional de Alcalá de Henares se estaba terminando de construir, precisamente en los años en los que se escribía este libro, en lo que era las ruinas y solar de un antiguo colegio universitario del siglo XVII que en los siglos XIX y XX fue cárcel y, en concreto durante la dictadura de Franco fue la cárcel política masculina, en la actual calle Colegios. Por ella, entre otras cárceles políticas de España, anduvieron ambos.
 
Nacarino Fernández era un niño alcalaíno tras la guerra civil, de la que no participa por no tener edad. De hecho, en este libro confiesa ser uno de los niños que a escondidas vieron algunos de los fusilamientos detrás de la capilla de El Val y y dio detalles y nombres del cómo y de quién daba el tiro de gracia. Se siente afín al PCE y milita en él clandestinamente en los primeros años de la dictadura, los tiempos más duros de la represión y las ejecuciones tanto judiciales como extrajudiciales. La violenta explosión en 1947 del polvorín militar de Alcalá de Henares en el monte Zulema, o Gurugú, que provocó la deformación fisiológica del monte y el curso del río, la destrucción del puente Zulema, la de una central eléctrica y desperfectos en las casas de Alcalá, así como la muerte de algunos soldados, fue tratada por el gobierno de Franco como un sabotaje de la izquierda clandestina para aprovechar la catástrofe en el sentido de eliminar con sentencias judiciales a parte de los contrarios de Franco que tras 1939 aún no habían eliminado. Estaba cerca otra catástrofe como fue la explosión del polvorín de Cádiz, que se sintió como un terremoto y que fue tratada de igual manera. Ambas habían sido accidentales por el mal estado de esos polvorines y lo que guardaban en ellos. Lo accidental de estos sucesos fue silenciado, aunque los documentos de archivos que permanecieron secretos hasta avanzada la democracia, demostraban que sus propios peritos militares dictaminaban que habían sido accidentes dramáticos, sin embargo había orden de achacarlo a atentados de la izquierda clandestina. Versión oficial de Franco que perduró en el pensamiento popular durante décadas y que aún hoy en 2025 hay quien defiende el origen criminal y niegan la realidad evidente del accidente, pese al trabajo de historiadores como Vadillo o testimonios como Nacarino, uno de los primeros en hablar en público sobre lo injusto de su acusación.
 
Apresaron en el caso alcalaíno a unas ochenta u ochenta y dos personas personas de otras tantas que señalaron. A pesar de que hallaron testigos que afirmaron que no estaban en los lugares que las autoridades decían en determinado momento, y a pesar de que no encontraron nada incriminatorio, salvo sus pensamientos de izquierda o sus afiliaciones clandestinas, fueron condenados a penas de cárcel, incluidas mujeres. Ocho de ellos fueron condenados a muerte en 1948. En realidad fueron condenados a muerte diez, como ejemplo disuasorio a todos los contrarios a Franco, para que dejaran de ser contrarios. Los exiliados españoles se movilizaron y contaron incluso con ayuda del muralista mexicano Siqueiros, hasta el punto que la Organización de Naciones Unidas (ONU) pidió formalmente a Franco que no llevara a cabo las ejecuciones. Franco conmutó la pena de muerte a dos de los menores, por eso se fusiló a ocho y no a diez, en el Penal de Ocaña. De los dos conmutados de pena de muerte a pena de cárcel uno era Nacarino, el otro era Lidó, en principio del PCE y con el paso de los años del PSOE, siendo uno de los primeros en ocupar el ayuntamiento como cargo electo tras la dictadura, con las primeras elecciones municipales democráticas de 1979.  

Nacarino recordaba todo aquello, más las torturas recibidas durante el presidio. Le llegaron a reventar un ojo, pasó el resto de su vida con un ojo de cristal. Contaba las condiciones de vida en la cárcel, así como haber coincidido en uno de los presidios (les trasladaban de uno a otro cada cierto tiempo) con gente posteriormente muy conocida, así como recuerda el peso de los poemas de Miguel Hernández, muerto en la cárcel en 1942. Pero su memoria va más allá y recuerda cuando es liberado al fin y regresa a su casa y familia en Alcalá de Henares.

Nos narra una ciudad llena de silencios y de rencores, empobrecida y en ruinas. Su juventud se ha perdido en la cárcel y es un hombre adulto que encuentra por compañía femenina el de diversas prostitutas habituales en los prostíbulos alcalaínos, cosa que narró él mismo en aquellas entrevistas transcritas y algunos papeles que escribió para Urbano Brihuega y su libro. Nos da así también este otro aspecto más difícil de conocer para los historiadores, porque habitualmente suele ser más difícil de rastrear. Se transforma así también en un importante testimonio tanto del lumpen alcalaíno, como de las miserias de la posguerra o la psicología imperante en la sociedad.

Recorre la dictadura, nos narra su vida, nos cuenta como se asienta y crea su familia. No repara en contarnos lo bueno y lo malo, y nos posa en el regreso de la democracia en los años 1970. Es un testimonio que abarca algo más que la explosión de 1947 y su represión. Nacarino llegó a hablar de la Alcalá anterior a aquello, pero da voz personal a aquellas cárceles y lo que se vivía en ellas, y a aquella Alcalá de Henares popular, dando el punto histórico de la sociedad y lo que fue la vida entre vencedores y vencidos. La España del hambre y los derrotados, la de la falta de cultura, con el paso del tiempo la de cierta recuperación. Son unas memorias, pero como todas las memorias son una fuente primaria importante de datos e información.
 
Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu". 

sábado, 9 de noviembre de 2024

Relatos solidarios. De la mano con nuestras familias saharauis (20 años de acogida)

Título: Relatos solidarios. De la mano con nuestras familias saharauis (20 años de acogida).
Autores: Marisa García González y María Sandín Vázquez (coordinadoras); varios autores.
Editorial: Entrelineas Editores.
Año de publicación: 2023 (1ª edición; prólogo de Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui Alcalá de Henares).
Género: Memorias; Ensayo; relato.
ISBN: 978-84-127356-4-2

 

La Asociación Amigos del Pueblo Saharaui de Alcalá de Henares, que es una organización no gubernamental de ayuda solidaria, se fundó en la ciudad en 2003 y pertenece a una federación madrileña más amplia con los mismos fines. En 2004 el ayuntamiento de Alcalá de Henares firmó un acuerdo de amistad con la daira Dchera, en la wilaya de El Aaiún, mediante el cual la ciudad da ayudas económicas y humanitarias mediante los que se han sostenido una escuela, una guardaría, programas deportivos, asistencia para dar desayunos y un programa llamado "vacaciones en paz" mediante el cual los niños de Sahara Occidental de los campamentos pueden venir acogidos por familias alcalaínas a pasar los veranos aquí. Todo esto se ha realizado por el ayuntamiento gracias a la ayuda e intermediación de la Asociación Amigos del Pueblo Saharaui de Alcalá de Henares, especialmente el programa de acogidos "vacaciones en paz". La Asociación además tiene sus propias actividades tanto recaudatorias, como informativas, como asistenciales y se hace presente cada cierto tiempo entre los vecinos con un puesto itinerante en la Calle Mayor o la Plaza de los Santos Niños donde se muestran artesanías y otros artículos, que a veces se venden  para lograr fondos de ayuda y a veces sólo se exhiben, como en el Día de los Pueblos del Mundo. Así por ejemplo, entre los materiales informativos que han editado consta desde una película documental donde se explica la importancia de hacerles llegar palanganas para acumular agua, El compás de la lucha (2005), cosa que en esos años hicieron, también como un libro que publicaron en 2023 llamado Relatos solidarios. De la mano con nuestras familias saharauis (20 años de acogida).

El libro Relatos solidarios fue publicado a través de Entrelíneas Editores, de María Eugenia González Cintas y Carmelo Segura, y fue impreso y distribuido por Cenit Hispano y por la propia asociación alcalaína. Fue coordinado por Marisa García González y María Sandín Vázquez. Compilaba una serie de relatos escritos por familias de acogida de los niños y niñas saharauis que vienen a Alcalá de Henares en verano, saharauis y personas de la asociación. Son breves historias de experiencias, razonamientos y percepciones personales de apenas dos, tres o cuatro páginas cada una, con fotografías en algunos casos. Por tanto se reúnen aquí montones de personas que, con carácter solidario y no necesariamente escritores, de muy diversos ámbitos y sectores de la sociedad, coinciden aquí con dos nexos: Sahara Occidental y Alcalá de Henares. Sirve así como testimonio para difundir los problemas actuales de este pueblo, como la solidaridad complutenses, o también para, en un futuro, ser uno de los factores sociales de la ciudad a tener en cuenta por nuestra Historia reciente. Tengamos en cuenta la antigüedad y asentamiento de esta asociación en unos tiempos en los que el año pasado, 2023, el gobierno de la nación ubicó en la ciudad un centro de acogida para emigrantes de África sin documentos que provocó por parte de la alcaldesa Judith Piquet (Partido Popular, PP) una serie de declaraciones que se podrían considerar xenófobas, cosa que este año 2024 le valió ser citada por los tribunales como sospechosa de haber difundido una noticia falsa de seguridad ciudadana usando (mal) unos papeles de la policía a los que en principio no debía tener acceso, al menos para ese fin. El caso sigue su curso.

La Historia de Sahara Occidental en relación a territorio vinculado a España comienza desde el último cuarto del siglo XV, cuando tanto por la conquista de las islas Canarias como para asegurar la seguridad de los barcos que iban a América en el siglo XVI se decidió conquistar determinados pequeños territorios costeros. Sin embargo, no fue hasta una guerra con Marruecos que en 1860 el Sahara Occidental pasó a ser de España, cosa que se confirmó por el resto de grandes potencias en 1884 durante la Conferencia de Berlín. Entre 1957 y 1958 hubo una primera insurrección independentista que derivó en la Guerra de Sidi Ifni, dando por resultado que en 1958 el gobierno español comenzó a tratarla de manera legal como una provincia más al mismo nivel que el resto de provincias de España. En 1967 la Organización de Naciones Unidas (ONU) recomendó su descolonización, implicando con ello que la mayoría de países consideraban que el territorio era de hecho una colonia y no una provincia, aquello potenció la organización de entidades independentistas tanto políticas como armadas desde 1968. Entretanto, Marruecos reclamaba Sahara como territorio propio, cosa que también hacía Argelia y Mauritania. En 1975 Marruecos inició una marcha llamada "Marcha Verde" que en pleno momento en el que el dictador Franco moría, e inmersos también en una política de Guerra Fría en lo internacional con mirada en el paso de Gibraltar, hizo que España decidiera abandonar Sahara, pero las acciones de Marruecos y el Frente Polisario aceleraron la descolonización en 1976 sin haber cerrado del todo correctamente nuestros vínculos ni haber logrado darles lo que la ONU pedía, que fueran un territorio plenamente autónomo. 

Desde 1976 han vivido episodios de guerra, de invasión, de paz pero con restricciones, sin autonomía, presiones de Marruecos y demás. La posición de España siempre ha sido de mediador, pero sin intervenir de lleno. Lo común, gobernase quien gobernase, ha venido a ser que, por nuestro pasado y herencia común, España apoyase a Sahara Occidental en su intención de ser autónomos. Esto ha venido siendo así de manera oficial hasta que, tras la ruptura del alto el fuego entre Marruecos y Sahara en 2020, Donald Trump, como presidente de Estados Unidos, decidió desequilibrar la zona reconociendo a Marruecos como soberano de Sahara desde diciembre de aquel 2020. Y eso, en 2022 y sin dar explicaciones a los españoles, hizo que el presidente de España, Pedro Sánchez (Partido Socialista Obrero Español, PSOE), cambiara la postura tradicional de España para apoyar la propuesta de Marruecos de que Sahara Occidental sea una autonomía suya. Aquello enemistó a España con Argelia, pero este 2024, recientemente esa relación se ha recuperado en parte después de que Francia hiciera la misma jugada a comienzos de este mes de noviembre. A nadie se le escapa que Donald Trump volverá a ser presidente electo de Estados Unidos desde enero de 2025.

Al margen de la política internacional, de la que depende mucho el destino de las personas del pueblo saharaui, ya que el conflicto abierto hace que muchos de ellos vivan en campos de refugiados en el desierto y zonas áridas, sin demasiado futuro, la gente común de la sociedad española, en general y al margen de su tendencia política, suele estar de parte de los saharauis, de la gente común. Hay una conciencia de que hasta hace muy poco ellos y nosotros éramos parte de lo mismo, del mismo modo que se es consciente de cuestiones de supeditación o racismo del pasado, pero en general, también gracias a que hablamos el mismo español, hay una conciencia de que venimos del mismo lugar de pasado común. Más aún en los últimos años en los que los historiadores más leídos comienzan a abrirse a dar más conocimiento público a ese pasado común. Y en general, salvo casos muy concretos y politizados, hay una percepción de que España no hicimos las cosas bien en 1975-1976, así como que no se observa con buenos ojos las ambiciones marroquíes sobre Sahara sin contar con la opinión de los saharauis. Las penurias de los campos de refugiados en el desierto son un dolor ante los ojos de los españoles. Son una herida abierta para ellos y para nosotros. Por ello, acciones como "vacaciones en paz" están muy difundidas por toda España, no sólo por Alcalá de Henares. Se trata de hacer ver a los niños saharauis que hay más futuro más allá de lo estéril, con ánimo de darles tanto una infancia más allá de un campo de refugiados, como una visión que les anime a mejorar la vida de los suyos cuando crezcan. 

Sea como sea, el libro tan sólo recoge experiencias personales y percepciones personales de alcalaínos y personas relacionadas con el proyecto alcalaíno, con unos valores humanos por encima de cuestiones que puedan caer en lo político o lo activista. Sirve así también de termómetro social de cómo es una parte de la gente de Alcalá, abierta y generosa, concienciada y con ganas de aportar. 

La cubierta del libro fue diseñada por Yadira Castillo, mostrando una foto en blanco y negro de una mano española sujetando la mano de una mano infantil saharaui. Maquetó el libro Diego Alcaraz y Estela Milanés, mientras que revisó y corrigió los textos Diego Alcaraz, dado que, como se ha dicho, escribieron personas comunes, normales y corrientes, no dadas necesariamente a escribir para un público lector. Indicaba el libro además que dos céntimos de cada ejemplar comprado iba a la plantación de árboles, claro que en realidad la compra del libro recaudaba y recauda fondos para ayuda humanitaria al Sahara Occidental que gestiona Amigos del Pueblo Saharaui. Aún está disponible en algunas ocasiones que sacan su mesa informativa a la calle cuando pueden.


 Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

sábado, 26 de octubre de 2024

Relatos impresionistas

Título: Relatos impresionistas
Autor: César Sobrón.
Editorial: El Alquimista Ciego Editores.
Año de publicación: 2018 (1ª edición; prólogo de Puri Sánchez Piqueras -editora-).
Género: Relatos breves; Ilustración; Memorias.
ISBN: 978-84-948207-9-3



El autor César Sobrón, ya conocido en estas notas, publicó en 2017 un libro de relatos breves de ficción con la editorial El Alquimista Ciego Editores. Se llamó Relatos impresionistas. Prologaba el libro la propia editora, Puri Sánchez Piqueras, quien además maquetó y diseñó el libro, así como la cubierta. Lo hizo en un tono granate que enmarcaba un cuadro un retrato impresionista. Había realizado la fotografía de tal cuadro otra autora residente en Alcalá de Henares, Elisabeta Botan. Dentro del libro acompañaban a los relatos algunas ilustraciones y fotografías realizadas por el autor, César Sobrón, tratadas de modo que parezcan cuadros en blanco y negro. Entre algunas de esas imágenes aparecen rincones de Alcalá de Henares. La cuestión no es algo meramentre estético, pues los relatos tratan de establecer lazos entre las imágenes pictóricas y la literatura. Queda así una serie de impresiones tanto en imagen como en aquellas historias que no las dibujan. Busca ser, en palabras de Sobrón en la contracubierta un enlace de equilibrio entre el fondo y la forma, por lo que narrativamente sí hay una búsqueda de estética, aunque intentando entrar o rozar los límites entre la utopía y los problemas sociales reales. Quizá por ello elige el estilo impresionista, pues el libro tiene mucho de ello desde la literatura. Manchas de color que en la distancia forman la imagen, la escena, y la idealizamos y formamos, aún a pesar de que de cerca sólo son pinceladas de colores sin seguir el trazo del dibujo lineal. Lo indefinido, a cierta distancia, forma lo definido, los pequeños sucesos o actitudes forman el relato en su conjunto. Podría pensarse que el caos crea el orden, o que el orden parte del caos. Pero en realidad, para quien esto escribe, los pequeños detalles de cada aspecto de la vida propia y ajena no son necesariamente caos de cuestiones inconexas. El autor nos plantea el debate sobre ello con sus relatos.

Puri Sánchez, la editora, en su prólogo, también nos exhorta a entender el impresionismo desde su corriente literaria, como la que protagonizó Marcel Proust a comienzos del siglo XX. Se trata de una literatura basada en captar las emociones y explicar las historias desde estas, no tanto desde una historia lineal o desde las acciones del protagonista. Lo reflexivo y lo intelectual en esta literatura cede el espacio a la captación sentimental y emocional ante los hechos que se van sucediendo. Así se narran estas historias. No se trata tanto de novelas de psicología, como las de los autores rusos de ese mismo comienzo del siglo XX, si no de relatos trazados y construidos a través de lo emocional. Lo que captan los sentidos del mundo y la vida es lo que construye la historia a narrar. 

Se trata de siete historias, "Chatarra", "El premio", "La roca", "Al ocaso", "La cuneta", "Lápida" y "Una historia".  Siguen el estilo propio de Sobrón basado en la sencillez y el estilo que habla directamente al lector. Usa de diversas voces narrativas, según el relato, aunque a veces nos da la impresión de si no habrá algo de autobiográfico en algunas partes, y es bastante seguro que sean relatos autobiográficos, lo cierto para el lector a este respecto es que lo que sí es probable es que el autor le dote de su propia visión del mundo a sus personajes y sus reflexiones. Al mencionarse Alcalá de Henares y otros lugares por donde ha pasado Sobrón, como Benidorm, más el uso de la primera persona del singular, es lo que nos pone en la alerta de ese posible tono autobiográfico desde relatos contados a través de percepciones y sensaciones ante lugares y sucesos. En ese sentido tendrían también algo de memorias, hasta cierto punto, con tratamiento literario, aún a pesar de que hay relatos donde el protagonismo es de otras personas.

Aunque en anteriores notas ya hemos mencionado varios aspectos biográficos de Sobrón, recordaremos que nació en Vitoria (Álava, País Vasco) en 1958. Se licenció en la Universidad Laboral de Cheste en 1972 y en 1975 se trasladó a la de Alcalá de Henares. Entre 1977 y 1979 dirigió la revista juvenil Mía y fue parte del grupo cultural Formas, de Vitoria. Precisamente desde finales de la década de 1970 comienza a escribir interesándose por publicar poemas y relatos. En 1979 fijó su residencia definitiva en Alcalá para cursar los estudios de magisterio en su Universidad, recientemente abierta, por lo que es uno de los primeros alumnos que tuvo. Ejerció como maestro durante cinco años. Participó de la vida cultural alcalaína de la Transición junto a otras personas hoy día en auge de la recuperación de su memoria local. Tal participación nunca fue interrumpida, incluso hoy día. Tras su periodo de maestro trabajó de guía turístico correo entre España, Francia, Bélgica, Italia, Portugal y Andorra.  Así comienza a publicar algunos libros ya en la década de 1980. En 1988 nació su primera hija y se dedica plenamente a su familia y su obra literaria, con cierto interés por la música, especialmente con carácter de música étnica y música del mundo, pero también ha realizado esculturas y muebles que han sido expuestos temporalmente en Alcalá de Henares. En 2015 comenzó una relación más intensa con otros creadores de la ciudad a través del bar El Laboratorio, de Julián y Zia Mei, con quien mantiene una relación creativa al pasar esta a diseñar y maquetar sus libros varios de sus libros.  Si bien en los últimos años a veces hay temporadas que reside en la costa Mediterránea, su residencia y lazos siguen activos en Alcalá de Henares.


Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

sábado, 28 de octubre de 2023

Por las nubes color violeta

Título: Por las nubes color violeta.
Autora: Teresa Isabel Rico San Román.
Editor: Autopublicación (servicios editoriales Amazon).
Año de publicación: 2023 (1ª edición).
Género: Novela; Memorias; Biografía.
ISBN: 979-8390585320

 

El 9 de abril de este año 2023 hacía su aparición como escritora una alcalaína cuya familia se asentó en la ciudad en tiempos de sus abuelos, Teresa Isabel Rico San Román. Lo hizo por medio de un libro autopublicado, vendido y difundido con los servicios editoriales de la tienda informática Amazon, de hecho el inicio del código de su ISBN no es el de uso en España (978-), sino el de uso en Francia, Italia, Corea del Sur e Indonesia (979-), cosas del mercado internacional que con el auge de Internet desde los últimos años del siglo XX han creado lo que se llama globalización económica, donde todo producto es posible que se dé muy lejos del lugar de origen del productor. Es algo común hoy día, en este caso dependerá de la sede de los servicios editoriales empleados parra autoeditar, nada que afecte realmente a la obra. Centrándonos a lo que más interesa en estas notas, la autora promovió su obra en la prensa local de Alcalá de Henares en uno de los últimos números del ya desaparecido semanario Puerta de Madrid, en el número publicado el 23 de junio. Estamos hablando del libro Por las nubes color violeta, cuya cubierta fue una ilustración a cargo de Marina Díez de la Fuente, con un fuerte carácter näif que nos hace pensar que estamos ante una obra infantil; un hada y una mujer que se viste semejante al hada, vuelan entre nubes color violeta en tonos celestes. Sin embargo, la obra no es una obra de carácter infantil, aunque entre sus personajes protagonistas una de las principales protagonistas será una niña. Tampoco es que se nos vaya a narrar esta historia como un cuento exactamente. Teresa Isabel Rico San Román es también docente en Alcalá de Henares, puede que por ello hay algo de la infancia en esta novela. 

Por las nubes color violeta es una novela intimista en cuanto a que cumple la función de hacer historia de su familia, pero a la vez ser una autobiografía con reflexiones y confesiones emocionales personales, de manera novelada. Podríamos decir que aparte de novela podríamos considerarla hasta cierto punto biografía novelada o, con una interpretación muy libre, novela histórica a pesar de que los personajes y situaciones no son personas ni acontecimientos relevantes en la Historia más allá de la historia de su familia, aunque bien es cierto que es las vidas comunes las que componen de verdad la Historia. Podía cuadrar perfectamente también en el género de las memorias e incluso algo de los diarios, pero insisto: novelado, tiene la realidad algo de la ficción que le da cuerpo al relato.

Haciendo algo de investigadora e historiadora de su familia, Teresa Isabel investigó sobre los orígenes de su familia y eso la lleva  ubicar el comienzo del relato en el inicio del siglo XX, cinco generaciones atrás de la generación de su familia actualmente más joven. Se recrea en describir los diversos personajes que hace aparecer. Se trata de una familia de agricultores y ganaderos de las montañas de la provincia de Ávila. En concreto se encuentran en La Serrota de Ávila, en los pueblos de Poveda y Villatoro. Dibuja con ellos una sociedad rural ya lejana, con una vida de pueblo donde todos se conocen y tienen sus vidas comunes con alegrías y penas, en las que de repente tienen sus temores supersticiosos ante el avistamiento del cometa Halley en 1910. Como sea, los años pasan entre cosechas, veranos e inviernos, y la generación de los abuelos emigran a la ciudad de Alcalá de Henares donde les sorprenderá y vivirán la guerra civil de 1936 a 1939. Nos narra ahí los temores y vicisitudes de lo que sería la memoria familiar de la contienda.

Evidentemente, llegados a este punto hacen aparición sus padres, que eran evolucionando de niños a adultos y se harán lo dicho, padres, en concreto de ella misma, que a mitad de libro pasa a ser de autora a personaje, entrando así en el género que se llama metaliteratura. La narración se vuelve intimista y todo se mide con sus ojos, con sus ojos de niña en la década de 1960. Se pasa de las descripciones al relato desde la intimidad del propio consciente de existencia. Ahora es ella como niña la que nos describe con la mirada de niña a sus abuelos, sus padres, se recrea mucho en su madre, lo que delata fuertes lazos afectivos con ella, nos narra sus negocios familiares en Alcalá, algunos acontecimientos conocidos de la Historia reciente, como los desbordamientos del río Henares que ella misma vivió, la sociedad de la época y los puntos comunes de lugares y personajes más o menos conocidos popularmente de la ciudad. Mezcla lo onírico entre los recuerdos y entre lo onírico de una niña, las nubes violetas propias de atardeceres y amaneceres.

Evidentemente es un libro escrito desde una edad madura, por lo que es una reconstrucción de la memoria. Si la primera parte necesitó de documentación familiar, historia oral y memoria familiar, ahora se trata de reconstruir todo un mundo mental de una infancia vivida en la década de 1960, reconstruirlo en pleno año 2023. La tarea no es fácil y como toda memoria juega en el terreno de la reconstrucción que todo ser humano hace de sí mismo y sus recuerdos. Es más difícil cuando todo esto se encuadra en una novela que necesita de un argumento conductor que narre una historia escrita que tiene inicio y tiene final, aunque el personaje siga su vida como persona real. Más todavía si se ha de condensar en ciento cincuenta y seis páginas de las cuales la mitad van destinadas a reconstruir la vida de antepasados que, evidentemente, son vidas que la autora puede conocer pero no ha vivido ella como esa persona la vivió.

Un bonito relato novelado de memoria familiar y personal que nos reconstruye de paso Alcalá de Henares desde la década de 1930 desde el punto de vista de, repito una vez más, las memorias. es interesante el mundo descrito de la década de 1960, pues nos da muchas pistas, incluso desde la Literatura, para reconstruir lo que un día fue. 

 

 Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

   

domingo, 2 de julio de 2023

Recuerdos complutenses de Ángel María de Barcia

Título: Recuerdos complutenses de Ángel María de Barcia
Autor: Julián Martín Abad (con obra de Ángel María de Barcia).
Editorial: Brocar, abc.
Año de publicación: 1994 (1ª edición; introducción de Julián Martín Abad).
Género: Ensayo; Memorias; Ilustración, Fotografía; Arte.
ISBN: 978-84-87068-04-9

 

Una obra que salió publicada en 1994 era en realidad el compendió de otras obras que se habían ido creado en el siglo XIX sobre Alcalá de Henares, sólo que en aquel momento no formaron libro. El mérito de compilarlas y formar un libro con ellas fue de Julián Martín Abad, y el autor del siglo XIX fue Ángel María de Barcia. Julián Martín Abad se preocupó de hacer una laboriosa labor de investigación, búsqueda y estudio de la obra de Ángel María de Barcia, en este caso respecto a lo que este pudo crear en relación a Alcalá de Henares. Escribió para ello una introducción a modo de ensayo y transcribió las notas del autor decimonónico a modo tanto de memorias del artista como de comentarios de cada una de las imágenes que realizó de la ciudad en su época. Incluía el libro fotografías del siglo XIX en la ciudad, y numerosas acuarelas de Barcia a su paso por Alcalá. Contenía muchas láminas. Fue una obra muy profusa para el interesado en lo artístico y en la memoria visual y el estudio del pasado mediante la imagen. El libro se llamó Recuerdos complutenses de Ángel María de Barcia. Fue publicado por la editorial alcalaína Brocar, abc, que editó quinientos ejemplares numerados en una única edición numerada y cubiertas duras con tela, lo que hace que ahora mismo esos ejemplares sean objetos de colección revalorizados, sobre todo por lo inédito de la compilación, nunca antes realizada y porque porque posteriormente a 1994 tampoco hubo ni reediciones ni otras compilaciones similares. Es una obra bastante única, muy inédita. Nos sirve para conocer la ciudad en la segunda mitad del siglo XIX y en los comienzos del siglo XX. Barcia fue un testigo gráfico excepcional, incluyendo que a sus dotes pictóricas se le sumaba sus conocimientos ampliamente adquiridos en biblioteca y archivo. Conocía de primera mano mucha de la obra inédita de una gran cantidad de autores previos a él.

 Ángel María de Barcia y Pavón había nacido en Córdoba en 1841. Desde muy joven le atrajo el Arte y por ello le mandaron a formarse a la Real Academia de San Fernando, en Madrid. En 1858, con 27 años de edad, presentó públicamente su primera obra pictórica dedicada a Cádiz. Entre 1875 y 1877 viajó a Italia y tomó contacto con la Academia Española de Roma, donde empezó a aprender de los grandes autores italianos del Renacimiento. Fue pintor y escritor, pero también se hizo miembro del Cuerpo de Bibliotecarios y Archiveros del Estado y pasó a trabajar en la Biblioteca Nacional de España, donde dirigió la sección de "estampas" dado su carácter pictórico. En 1901 publicó un primer catálogo extenso de estampas. Hurgaba profundamente en los fondos de archivo tratando de sacar a la luz en múltiples catálogos estampas de artistas de la Edad Moderna poco conocidos. También se dedicó a defender la autoría de retratos pasados, como el de Cervantes, mientras a la vez producía su propia obra. Como la presente a su paso por Alcalá de Henares, tan cercana a Madrid. Se dedicaba a pintar lo que le interesaba de la ciudad en acuarela. Falleció en Madrid en 1927.

Quien compiló su obra realizada con la temática complutense, Julián Martín Abad, es un Doctor en Filología, Literatura Hispánica por la Universidad Complutense, pero también es documentalista. Al igual que Barcía, pero un siglo después, formó parte del Cuerpo de Archiveros y Bibliotecarios. De 1994 a 2006 fue Jefe del Servicio de Manuscritos, Incunables y Raros en la Biblioteca Nacional de España. Durante ese periodo fue muy activo y llegó a ser también académico de número de la Academia de Historia y Arte de San Damaso (1997), académico correspondiente de la Real Academia de la Historia (2001), miembro de número del Instituto de Estudios Madrileños (2002) y sócio correspondente da Academia das Ciências de Lisboa (2004). También esquilmó los fondos publicando numerosos catálogos de obras poco conocidas o inéditas. Es de creer que pudiera que se sintiera hasta cierto punto identificado o con una vida relativamente paralela a Barcia. Entre 2006 y 2012 siguió ejerciendo aunque ya jubilado. Fue entonces que fue Jefe del Servicio de Manuscritos e Incunables de la Biblioteca Nacional de España. Siguió investigando. Una vez retirado pasó a ser miembro de número del Centro para la Edición de los Clásicos Españoles (2013) y socio numerario de la Societat Catalana d́'Estudis Litúrgics (2018).


Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".

sábado, 20 de mayo de 2023

Hitos y mitos de Alcalá. Historia ilustrada desde la Prehistoria hasta nuestros días

Título: Hitos y mitos de Alcalá. Historia ilustrada desde la Prehistoria hasta nuestros días.
Autores: José Rubio Malagón (ilustraciones); Marcos A. González y Asela María Pérez (Asela M) (textos).
Editorial: Domiduca Libreros.
Año de publicación: 2022 (1ª edición; presentación A. Jessica Herrera Santiago).
Género: Historia; Crónica; Memorias; Ilustración; Cómic.
ISBN: 978-84-121319-4-9

 

La prolífica librería y editorial alcalaína Domiduca siempre ha apoyado la creación literaria y especialmente la investigación de autores en la ciudad. No es la primera vez que se la menciona en estas notas. En el 1 de diciembre del pasado 2022 presentaron un libro muy especial por cuanto los textos estaban escritos, y a la vez revisados, por los propios libreros editores: Marcos A. González López y Asela María Pérez Velayos (más conocida como Asela M). Marcos ya había escrito otros libros en el pasado, mientras Asela, filóloga especializada en la corrección de textos, tenía en esta publicación su primer libro. La obra la había propuesto crear meses antes el humorista gráfico ya conocida en estas notas por otras obras, José Rubio Malagón. La presentación fue en la sala de actos de la Sala de Exposiciones del Antiguo Hospital de Santa María la Rica, con presencia de los tres autores, de Javier Rodríguez, alcalde (PSOE) y de María Aranguren, concejala de Cultura (PSOE). Había numeroso público, entre el cual también se encontraba A. Jessica Herrera, que escribió unas palabras introductorias en el libro, y, la también conocida en estas notas, Zia Mei, que fue la maquetadora, no obstante ha maquetado varias obras de Domiduca. Quien esto escribe también se encontraba entre el público, así como estaban presentes otros escritores, artistas, periodistas y políticos locales, así como familiares y amistades de ellos. Yo no sabía que se estaba creando este libro pese a mi amistad personal con Marcos y Asela y, a través sobre todo de redes, con Malagón. Me enteré por anuncios en las redes sociales. La obra de la que hablamos es Hitos y mitos de Alcalá. Historia ilustrada desde la Prehistoria hasta nuestros días, que pasa a ser el libro de Historia general más actual de Alcalá de Henares.

El libro ha sido muy bien recibido y está siendo altamente difundido. Bien es cierto que la Historia general más conocida de Alcalá la había creado Esteban Azaña en la década de 1870, aunque se escribieron otras muy escuetas en la década de 1890. Hubo algunas infantiles e ilustradas entre el final del siglo XX y comienzos del XXI, y la editorial Brocar, con los autores Canalda y Diego Pareja, publicó una Historia general muy completa en 2001, Alcalá de Henares, Crónica general, de la que ya hablamos, y que estaba escrita en términos generales pasando por los principales episodios históricos, pero muy completa hasta el final del siglo XX, nos habló de ella el historiador Carlos Mazarío, que también ha publicado con Domiduca, pero es más desconocida. El desconocimiento y poca difusión de esa obra hizo que durante muchos años la gente de Alcalá, los investigadores de Historia y los turistas preguntaran por una Historia general en las librerías sin que tuvieran una respuesta satisfactoria. Hecho que Marcos y Asela conocían en su actividad habitual de libreros. Aunque sí se han escrito numerosos libros que arrojan mayor luz a muchos momentos y aspectos concretos de la Historia, escritos por personas como el citado Carlos Mazarío, Julián Vadillo, Pilar Lledó, San Luciano, Ángel Carrasco, Gutmaro Gómez, Urbano Brihuega, Lope Huerta, García Gutiérrez, Sánchez Moltó o, perdón, un servidor, Daniel López-Serrano "Canichu", muy modestamente y sin comparación a todo lo que estos otros han aportado en mayor medida. 

Malagón, autor de la parte humorística de este libro a través de sus viñetas, tenía desde siempre la influencia del libro de Historia de Alcalá creado para niños por Antonio Marchamalo Sánchez, Aurelio Cabañas (el niño "Yeyo") y Modesto Quijada, Historia de Alcalá de Henares para niños, publicado en 1989 y que él mismo había leído de joven. Hizo un primer intento de crear una Historia de Alcalá ilustrada con humor, aunque para adultos y sarcástico, junto a Ángel en 2005, La histeria de Alcalá, que no dejó de matar su deseo de alcanzar la obra de 1989 como referencia. En 2018 tuvo otra oportunidad de manos del ayuntamiento de Alcalá, con textos anónimos, pero con ilustraciones suyas, en Alcalá para niños. Guía didáctica, que quedaba muy limitado a un determinado sector de público infantil y juvenil de cara a instituciones educativas y turismo, aunque se puso a la venta. Con esos antecedentes en 2022 le ofreció a Marcos sacar adelante juntos un tercer intento, pues también habían sido colegas de promoción en la Licenciatura de Historia en Alcalá de Henares. Este hecho cuadraba perfectamente con la carencia de este tipo de libros en la ciudad que había detectado Marcos junto a Asela en Domiduca. A partir de ese momento y valiéndose de la enorme bibliografía que tiene la librería como librería de antigüedades, rarezas y de libros de ocasión comenzó una labor intensa de investigación y escritura de la obra dentro del mismo local. Tarea en la que también colaboró Asela en algunas partes, al margen de proceder a la corrección y depuración del texto para su publicación, antes de pasarlo al maquetado de Zia Mei y siempre en contacto con Malagón para ir creando las ilustraciones acorde a los capítulos. Una tarea también un tanto de viñeta de cómic dentro de un libro de Historia. Faltó en ese proceso la consulta de archivos y documentación de archivo, aunque se evidencia el recurso a la hemeroteca en los sucesos más recientes de lo que va de siglo XXI y también a los recuerdos y memorias personales de Marcos. De hecho, el recurso a la memoria personal se declara abiertamente en más de un capítulo, incluso citando pasajes biográficos o a familiares del autor, como su abuelo en relación al equipo de fútbol Real Sociedad Alcalá, sin citar el nombre de tal persona, como dando por hecho que es conocido por todos los lectores, cosa que no es así, pero que suele ser un fallo clásico en los diarios y memorias, que suelen ser fuentes primarias para el historiador, aunque aquí se usen como resultado integrado en la obra final de la investigación. 

El libro, declararon en la presentación, pudo ser mucho más grande y extenso, pero le restaron partes porque creyeron que sería más fácil de leer para el lector, o más apetecible, aparte de una cuestión pecuniaria a la hora de imprimir y de abaratar su precio de venta al público, o sea: facilitar su venta. En todo caso, los tres autores coincidían en que habían dejado tanto material creado fuera de publicación que podrían y deseaban publicar una segunda parte. No es que el libro termine antes del siglo XXI, abarca de la Prehistoria a la actualidad, por lo que sería volver a escribir un libro de Historia general pero tocando episodios que no se tocaron en este volumen. Efectivamente, el libro está escrito de manera diacrónica, pero no siguiendo la evolución de cada etapa histórica, sino que se han colocado en diacronía diferentes hechos señalados de la ciudad y se ahonda en cada cual desde su origen hasta la actualidad, siendo que cada capítulo termina en los hechos actuales de cada hecho (los restos de los Santos Niños, el castillo medieval, la Universidad del siglo XVI, Cervantes, etcétera). Son apartados de la Historia dentro de un libro de Historia, no contiene así el consecuente análisis que explique la ciudad en el tiempo, sino diversos análisis de sucesos o personas que marcaron la ciudad en el tiempo, lo cual parece lo mismo, pero no lo es.

Lo cierto es que aunque ahora mismo es la Historia integral más actual, peca de no tener bibliografía, pues hoy día hasta los libros divulgativos de Historia deben tenerla, y este no la tiene, por ello muchas afirmaciones que se hacen generan dudas, parece una crónica escrita en el siglo XXI más que un libro de Historia, sobre todo también porque introduce pareceres de los autores sin la respectiva reflexión con datos del porqué de esos pareceres, recuerdos personales y otras cuestiones. Siendo el caso que aunque a veces se reconoce claramente cuando escribe Marcos, es más difícil discernir cuándo escribe Asela. Al existir la posibilidad de diferenciar a uno de los autores no se entiende muy bien porque no haberlo hecho del todo para poder atenerse a la reflexión personal sobre una línea de argumentación de uno u otro. En ocasiones se repiten datos en un mismo capítulo y eso nos hace pensar si las puestas en común tuvieron la reflexión debida de una línea o si se siguieron dos líneas. Pero bien es cierto que ellos afirmaron que se trataba de un libro divulgativo, quizá por eso también incluyen expresiones comunes del habla habitual y las citadas opiniones personales alejadas del análisis, y esto se mezcla con partes donde el lenguaje es plenamente de historiador. El alcalde valoró este hecho como virtud de la obra, ellos como consecuencia de ser divulgación y para el lector historiador queda difuso, siendo que, repetimos en estas notas, parece que se trata más de una crónica que de un libro de Historia. Repetimos lo que se dijo en otras ocasiones, un cronista y un historiador no son lo mismo aunque lo parezca. El historiador es un profesional con método científico que se atiene a una serie de normas y deontologías, mientras que el cronista puede o no ser historiador con método profesional, pero se diferencia en que da credibilidad a todo tipo de fuentes sin contraste ni método científico y a veces se permite omisiones, opiniones personales sin atenerse al método analítico y recuerdos  y sentires. El cronista puede coincidir con ser historiador, a veces lo hace, pero no tiene porqué. El cronista, además, no está obligado a realizar análisis para explicar la Historia, le basta con exponer una sucesión de hechos.

En el programa de radio "Ola de entretiempo", de Zia Mei y Maribel Domínguez en Radio Creactividad, el propio Malagón reconoció a finales de diciembre que él había recibido una crítica negativa de parte de la historiadora Pilar Lledó, de la cual se abstuvo de indicar qué fallos encontró en texto, pero señaló un error que le indicó en una de sus viñetas en torno a la Sociedad de Condueños y el de la existencia del Casino de la Plaza de Cervantes, que no existía. Un error que en realidad puede interpretarse como una licencia anacrónica que une épocas en la labor de esa sociedad, o sea: un recursos gráfico para explicar desde la viñeta de cómic. Hubiera sido más interesante conocer qué pudo detectar Pilar Lledó en el texto. Yo por mi parte, en una conversación privada con otro historiador que no citaré por ser una conversación privada, coincidía con él en que resulta grave la falta de bibliografía, porque hoy día, insisto, hasta los libros de divulgación deben llevarla si se habla de Historia para poder recurrir a esas fuentes, consultar, comprobar, o reflexionar sobre los porqués de lo que se narra y el cómo de cara a un sano diálogo del historiador y del interesado en Historia que es lo que hace mejorar el conocimiento común. Queda patente que varios libros se citan en el texto, pero también que hay otros muchos que no se citan y que se detectan por el historiador que los ha leído, cosa que no ocurre con todo lector. Sí por ejemplo en la guerra civil se cita a Pilar Lledó o a San Luciano, pero se usan datos de Vadillo, por ejemplo el concejal Quer o la explosión del polvorín en 1947, y pareciera que son datos de los otros dos. No hay rastro de los aportes de Urbano Brihuega, ni de las actualizaciones tanto del citado Vadillo en los siglos XIX y XX, como tampoco de las investigaciones de la Asociación de Memoria Histórica sobre la dictadura de Franco, o de Diego Pareja en lo concerniente a la Guerra de Independencia, o de Gutmaro sobre el siglo XIX. Por otra parte, la aparición de hechos actuales evidentemente rastreados en prensa nos hace pensar en dónde se puede consultar para poder contrastarlos, al margen de que se elude hechos actuales como el Movimiento 15M en la ciudad o la coalición Somos Alcalá-PSOE, o incluso cuestiones incómodas como la ida de las fábricas o la pandemia de Covid-19 o la compra millonaria del Palacio de los Casado para dejarlo abandonado o las casas del centro ciudad que se han dejado derribar por ruina.

En cuanto a la Alcalá medieval, incluido el mito de las tres culturas conviviendo pacíficamente, la Universidad renacentista y barroca de los siglos XVI y XVII y otras etapas hay algunos pasajes con datos en esa dinámica, puede que por un uso de crónicas antiguas que las investigaciones de Historia actuales han dejado desfasadas en algunas partes. De hecho la crónica de Azaña del siglo XIX está muy en entredicho y la de Portilla del siglo XVIII es un punto de vista tan católico que los estudios actuales han sacado a la luz hechos contradictorios siguiendo los documentos de archivo, especialmente judiciales.

Personalmente me llama la atención algunas afirmaciones que son contrarias al resto de los estudios de Historia actuales. así por ejemplo, mientras en obras actuales los investigadores dicen que el Empecinado sorprendió a los franceses en el puente del Zulema, aquí se afirma que fue al revés. Respecto a esa Guerra de la Independencia, en lo referente a la Universidad de Alcalá, se afirma que esta fue altamente conservadora y partidaria de Fernando VII. Nada más lejos de la realidad. Esa fue una visión de Esteban Azaña que no era real. Gutmaro, en el siglo XXI y consultando la documentación de archivo y hasta la hemeroteca de la época  demostró hace un par de décadas que los estudiantes universitarios eran en su mayoría afrancesados o bien liberales, y que incluso el rector participó de la redacción del Estatuto de Bayona, precedente constitucional del gobierno de José I Bonaparte. Es un dato que hoy día se puede encontrar hasta en Wikipedia, la enciclopedia libre, no solo ya en libros de Historia especializados. Más aún, el libro sigue la línea argumental de un diario de un liberal alcalaíno de la época, el cual yo también he leído, y que con ojos de historiador observo que está trufado de trampas que se descubren al leer entre líneas el texto, porque aunque parece que toda la población alcalaína estaba contra los franceses, lo cierto es que una parte de los alcalaínos parten al exilio junto a estos, según ese mismo autor dice. Más aún, en lo referente a la Universidad de Alcalá, si seguimos al catedrático actual Gutmaro, tras la guerra Fernando VII la reprime porque participó de lo de Bayona y varios de sus catedráticos, su rector y alumnos sufren represión. En 1820 se produce el golpe de Riego y el trienio liberal que durará hasta 1823, como investigó Gutmaro, la Universidad de Alcalá hizo algo que no hizo la de Salamanca, enseñar a la gente común la Constitución de 1812 y sus derechos y deberes, y formó a las milicias, razón por la cual con el regreso del absolutismo en 1823 se persigue a los universitarios, se queman casas y se coloca a un rector ultra conservador y absolutista que es al que hace referencia en realidad este libro y Azaña. La Universidad fue cerrada por temas políticos y finalmente desamortizada por temas económicos en la década de 1830, por lo que por lo contado hay una gran diferencia respecto a lo que en esta obra se asegura.

Llama la atención que habiéndose avanzado en el papel de Alcalá durante la Segunda República el libro solo se centre en este periodo en la vida de Manuel Azaña. Lo hace también con inexactitudes al no atender los avances más actuales sobre el conocimiento de su vida y de su familia. Así por ejemplo se le nombra como familia de agricultores, como así se les nombra en algunos catastros de otros siglos, pero la cosa es que agricultores también es la Casa Medina-Sidonia o los Duques de Alba, cuando se hace evidente que no son exactamente agricultores tal como el común de la gente lo entiende. Son más bien terratenientes. Y así era. A pesar de que localmente se les suele seguir el rastro en el archivo municipal, que es probablemente de donde se han sacado los datos de los libros que consultaron y me atrevería a decir hasta el nombre del historiador y el libro consultado, lo cierto es que el Archivo General de la Administración, donde quien escribe esto ha trabajado, se guarda buena parte del rastro real de los Azaña en Alcalá. Son una familia dividida en dos ramas, una dedicada a lo agrícola, con tierras y gente que trabaja, y otra, la más próspera, que son toda una dinastía de escribanos, notarios y políticos locales desde mediado el siglo XVIII en adelante, tal vez desde un poco antes. Se puede encontrar varios expedientes llevados por Azañas en el fondo del corregimiento de Alcalá de Henares. Más aún, se asegura que Azaña colaboró con prensa local y se citan nombres que en realidad no es que colaborara, es que la fundó y dirigió. Del mismo modo la empresa cerámica que crea en la ciudad en realidad la crea para que la dirija su hermano y tenga trabajo, no es que fuera su negocio exactamente.  

O bien otro ejemplo, en el siglo XX, mientras historiadores internacionales como Gabriel Jackson o Ian Gibson y muchos otros, también historiadores españoles muy reconocidos, tienen comprobado en sus estudios que Alcalá de Henares estaba controlada al comienzo de la guerra civil por los republicanos gracias a militares en sus cuarteles que redujeron a los alzados, y milicianos y ciudadanos en las calles que se enfrentaron a otros alzados, pero mantenían tiroteos con rebeldes encerrados en la iglesia magistral, aquí se afirma que fue el ejército regular de la República mandado desde Madrid, al mando de Puigdendolas, quien acabó la situación, ignorando además que este general vino acompañado de la columna de milicianos anarquistas de Cipriano Mera, que fue decisivo en el total control de esa iglesia. Más aún, se afirma que Puigdendolas, pistola en mano, controló a una turba de milicianos que querían ajusticiar a presos franquistas. Este suceso no es así. De hecho, el suceso de los presos franquistas sucedió mucho más tarde, estando estos en la cárcel, ante un bombardeo sobre la ciudad que mató niños, lo que hizo que una turba de ciudadanos se dirigieran allí para matarlos, pero fue el anarquista Melchor Rodríguez, conocido como el Ángel Rojo, el que pistola en mano y con otros anarquistas en la puerta de la cárcel lo evitó, suceso que fue reconocido hasta por el ayuntamiento en acto público y con placa incluida en el lugar, actual Parador Nacional. 

Algunos capítulos, si uno ha leído los libros de Historia actuales sobre Alcalá, parecen evidenciar que desconocen o se pasa por alto muchos de los avances historiográficos de la ciudad. Abundan los lugares comunes de las antiguas crónicas de otros siglos, especialmente de punto de vista cristiano, como se ha dicho. En algunos lugares falta la crítica que la deontología de historiador requiere. Da por buenos datos que hace años, en algunos casos décadas, se desecharon, quizá porque se usa bastante de esas crónicas escritas entre los siglos XVII y XIX, como la de Portilla o la de Azaña, pero en fin, sí que hay que otorgarle haber creado de nuevo una obra de Historia general más actual que hinca pie en el XXI y a la vez traer los hechos hasta 2022, así como nombrar algunos personajes y hechos poco conocidos, usando a veces de noticias actuales de arqueología cuya fuente no se nombra. 

Es un libro también con virtudes. No hay que negarlo, aunque se centra mucho en la Historia de los edificios a veces, cosa que es muy común en varios de los actuales historiadores locales que más salen en prensa o en redes sociales, y presenta en general un análisis amable, muy amable, según se acerca al siglo XX y XXI, de modo que parece no querer molestar a nadie con alguna cosa que pudiera no coincidir con algunos puntos de vista, como pueda ser no entrar en una Historia social de Alcalá en los años de 1960 y 1970, se elimina lo que supuso la creación de la Universidad Laboral, o que se alojó aquí a buena parte de la población marginal de la ciudad en los años de 1970, o que la primera asociación de afectados por el síndrome tóxico se hizo en el Polígono Puerta de Madrid ("el Lianchi") en la década de 1980 o la acción vecinal creando por ejemplo la Plaza del Barro o forzando la creación de un hospital público. De hecho de lo fabril solo se toca cómo se componían las fábricas, pero no su desaparición ni su repercusión en la ciudad. Se habla siempre en términos amables que pueden sumar posibles futuros lectores y compradores, así como recibir el visto bueno del ayuntamiento y de la Concejalía de Turismo. No obstante, el alcalde y la concejala de Cultura le dieron el visto bueno en el acto de presentación en este mismo sentido y añadían, a través de los dibujos de Malagón, que sería una obra ideal para los niños y jóvenes. Hasta cierto punto, probablemente los autores también estaban en esa idea, aunque la proliferación de datos en algunos capítulos y tocar temas como los musulmanes o los judíos o incluso anotar pasando por encima de que en el catolicismo de final del Imperio Romano y de la Edad Media pudo existir propaganda política a la hora de hablar de milagros, nos hagan pensar que querían rozar también la Historia más seria... pero si ahondaban, reflexiona quien esto escribe, puede que les hubiera alejado de una parte de los posibles lectores.

Pese a todo lo apuntado, el libro no es malo. Tiene sus virtudes notables. También es de recordar que los autores dijeron que se excluyeron y eliminaron partes de las primeras redacciones, por lo que queda la duda de la redacción y la intención original. El libro tiene virtudes, ya se ha dicho. Aporta muchos nombres que habían caído en el olvido y sobrepasa al fin más allá del final del siglo XIX, da el primer mordisco en libro al siglo XXI, nos trae muchas pequeñas historias que habían quedado solapadas en el silencio engullidas por una historia conocida en términos generales por los grandes tópicos, a pesar de que esas pequeñas historias vienen a colación de esos mismos grandes tópicos. Todo esto en lo que no me estoy explayando tanto tiene un valor enorme, porque trae al conocimiento general de mucha gente partes de la Historia de Alcalá de las que normalmente no se habla. Puede que una obra así sea necesaria para ser la punta del ariete que haya de traer una obra de Historia ya más profunda de historiadores no preocupados tanto  por crear algo amable y para el lector que llega a la ciudad. Una obra que parte de los tópicos y dentro de ellos habla de algunas cosas y personajes que habían quedado ocultos, es una obra fácil de digerir por una ciudadanía que aunque cree saber mucho, desconoce mucho de la realidad, puesto que su saber mucho se limita en gran multitud de ocasiones a informaciones de guías turísticos y tópicos propios de comentarios breves.  

Creo que la difusión amplia de esta obra va a reforzar en muchas cabezas historias tópicas que no se ajustan a la realidad según los estudios históricos más actuales, lo que hace tirar por tierra parte del trabajo de mucha gente y va a ser difícil volver a empezar, y sí: contiene errores, pero a la vez tiene la virtud de que, aún reforzando tópicos, tira por tierra algunos otros tópicos y comienza a hablar de cosas que antes en Alcalá no se hablaba en libros, como por ejemplo ahondar de nuevo en la Historia hebrea y musulmana de la ciudad o en aspectos de la antigua Roma más allá de los Santos Niños. Eso ya es algo. ¿Lo recomendaría? Sí, pero invitando a la persona más interesada en la Historia de Alcalá a que contraste y que adquiera libros de los que se han escrito en las últimas décadas, especialmente los más modernos del siglo XXI. No obstante, repito, es la primera Historia general más reciente. La anterior, con la que se puede contrastar alguna cosa es Alcalá de Henares. Crónica general (2001), de Luis Miguel de Diego Pareja y José Carlos Canalda, más allá quizá hay que remontar a algo más de un siglo atrás.

Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".