Título: La histeria de Alcalá.
Autores: Miguel Ángel Gómez Sedano (Ángel) y José Rubio Malagón (Malagón).
Editor: Grupo El Pájaro Griffo
Año de publicación: 2005 (1ª edición).
Género: Cómic; Ilustración; Historia.
ISBN: 978-84-609-6000-5
Los autores de La histeria de Alcalá eran dos humoristas gráficos alcalaínos con cierto éxito. Uno de ellos ya lo conocemos, José Rubio Malagón, más conocido como Malagón, y el otro era Miguel Ángel Gómez Sedano, conocido como Ángel. Malagón volvería a intentar hacer esa historia ilustrada fácil para niños y jóvenes en 2018, de nuevo con gobierno local del PSOE, en el libro que ya comentamos de Alcalá para niños. Guía didáctica, de iniciativa otra vez institucional, y una tercera vez en este mismo año 2022 junto a la librería Domiduca en un libro que ya comentaremos llamado Hitos y mitos de Alcalá de Henares, que también iba dirigido a adultos.
Malagón y Ángel habían enseñado a crear cómic y humor en los talleres para jóvenes que daba el ayuntamiento complutense en la Casa de la Juventud. Lo hicieron de una manera muy bien aprovechada ya que ambos terminaron ilustrando viñetas de humor en la prensa local y en pequeños proyectos editoriales como estos. Malagón con el tiempo publicó además diversos libros, prologó otros de compañeros y, yéndose a vivir a Madrid pero sin romper jamás con Alcalá de Henares, comenzó a ser reclamado por la prensa nacional como humorista gráfico mientras sigue creando libros propios. Es común ver viñetas suyas con un humor conceptual en periódicos como El País, ABC o 20 Minutos Madrid. Ángel se estableció y consolidó más en la prensa local siendo sus viñetas un clásico y una marca de la casa que identifica claramente al semanario Puerta de Madrid, mientras también hizo algunas aportaciones en publicaciones editoriales.
Malagón es más conceptual, como se ha dicho, y se aproxima al humor de El Roto, con trazos claros, fondos vacíos, ideas directas y normalmente orientado a la actualidad y a la complicidad de que el lector conoce de lo que se lee. Un humor blanco pero a la vez comprometido socialmente con causas sociales, justicia social, igualdad, la paz, etcétera. Ángel tiene un humor más de personajes y diálogos creando un tipo de personaje que le caracteriza, como hizo Forges, no huye de crear fondos con escenarios siempre que sea necesario para el chiste y es un humor más politizado desde una perspectiva conservadora, normalmente muy conservadora hasta el punto de que en alguna ocasión no produce gracia a quien no es conservador, sino ofensa, o al menos alguna vez eso se ha traslucido en algunas viñetas publicadas en Puerta de Madrid. En todo caso también es un humor comprometido con la sociedad y con la actualidad desde su perspectiva y óptica. Ángel suele usar de la mordacidad como principal ariete para lograr el humor y la crítica política.
El libro sin duda tenía bastante de iniciativa de Ángel, aunque fuera una colaboración entre los dos amigos. La portada lo dejaba evidente cuando era producto del mismo Ángel con sus personajes característicos construyendo en piedra el título sobre el fondo de los edificios del centro de Alcalá de Henares. Se jugaba con la broma de que uno de ellos, al más puro estilo de Pepe Gotera y Otilio de Francisco Ibáñez (del que posiblemente Ángel es admirador por muchos de sus recursos a la hora de viñetar), rompía accidentalmente la "O" de la palabra "Historia" por lo que en lugar de La Historia de Alcalá el libro pasaba a llamarse La histeria de Alcalá, un afortunado y crítico juego de palabras. Sin embargo, aunque claramente la obra se llamaba "histeria" algunas personas no alcalaínas no entendieron el chiste en toda su envergadura y catalogan incluso hoy día la obra como "historia de..." y no "histeria de...", es el caso, por ejemplo, del gran catálogo de referencia de cómics en España Tebeosfera, que contiene en sí este error de lectura.
Básicamente la obra se compone de viñetas a toda página de ambos autores, mientras en la página de al lado solo hay texto. El texto evidentemente explicaba en lo básico la Historia local y estaba escrito por Ángel, no sin faltar ironía. En palabras de Malagón en 2022 presentando Hitos y mitos de Alcalá de Henares, la obra era una gamberrada con la que se divirtieron ambos, pero que resultaba muy crítica y quizá más apta para entenderla un público adulto propio de la época, aunque, aporto yo, algunas cosas se perpetúan en la idiosincrasia alcalaína. Como sea, el librito no tuvo toda la repercusión que podía tener y por tanto tampoco toda la difusión y permanencia en el tiempo posible, si bien, por lo obvio de dónde venían los autores, la prensa local difundió lo que pudo la existencia del libro.
Hay que ponerse en el contexto de que en diciembre de 1998 Alcalá de Henares lograba el reconocimiento y título de Patrimonio de la Humanidad. Eso llevó a una serie de actos culturales en esos años que nunca antes se habían visto en la ciudad, al inicio de lo que se llamó el Mercado Cervantino, que los trenes de cercanías de Madrid montaran el Tren de Cervantes, coincidía con el nombramiento de catedral a la Iglesia Magistral y eso llevó a remodelar su fachada e interior, se unió a varias obras públicas en calles, plazas e interiores de edificios señalados para adaptarlos a un turismo que cada vez ha ido en aumento, aumentó también la población, coincidió en 2005 con el cuarto centenario de la publicación de la primera parte de El Quijote y sus actos relacionados se prolongaron hasta el cuarto centenario de la segunda parte en 2015, en definitiva entre el final de la década de 1990 y comienzos de la de 2000, que es cuando se publica La histeria de Alcalá, había un renacer cultural en Alcalá y un sentido de orgullo local que se hacía consciente de su propio ser mientras a la vez se iban creando y consolidando muchas de las reformas y de los actos que en pleno siglo XXI caracterizan a la actual vida de la localidad. Ahora bien, también existía en los alcalaíno un profundo sentido crítico de cómo se estaban haciendo las cosas, así por ejemplo de un deseo de peatonalización que se enfrentaba contra intereses contrapuestos, o el abandono del mantenimiento y administración adecuada de los barrios no turísticos, o bien no gustaba cómo se reformó la iglesia magistral o la casa natal de Cervantes o algunas fachadas o que se pintara de color pastel innumerables edificios entre ellos el ayuntamiento o cómo no se respetó bien la forma de ser de las murallas en su aspecto o que las calles del centro se superpoblasen de terrazas de bar o que cada vez la ciudad empezara a parecerse a un parque temático, con la desaparición incluida de negocios clásicos del centro de la ciudad y una abusiva subida de precios en todos los ámbitos que a fecha de hoy no ha dejado de crecer y de quitarle personalidad real del ser alcalaíno.
Todo eso estaba ahí, y se unía también a un no percibido por entonces en 2005 aumento de la deuda pública de la ciudad, pero eso no evitaba que fuera comenzando a tener sus consecuencias y su repercusión, que se evidenciaron tras la Gran Recesión que estalló a nivel mundial en el otoño de 2008 con preaviso de amago en 2007. Alcalá de Henares unió sus problemas a esta crisis y se transformó en uno de los puntos negros del desempleo en Europa según un informe de la época que emitió la Unión Europea sobre 2010. Todo esto estaba ahí ya más o menos intuido en 2005. Si bien era un momento de orgullo y renacimiento, las insatisfacciones derivadas existían. En resumen la sociedad consideraba en líneas generales que se estaba creando mucho esfuerzo en lo turístico, sin que además terminara de gustar algunas iniciativas (tampoco gustó la tala de árboles para poner más casetas en el mercado cervantino en los alrededores de la muralla y Plaza de Palacio), mientras se estaba abandonando a las necesidades, usos y costumbres reales del día a día de los ciudadanos, evidenciado también es que se iban las empresas que daban empleos en esta ciudad. Luego existe el tema de las personas de la ciudad que no conocían su propia historia y por ello mismo no la ponían en valor, con todas sus consecuencias, algunas dramáticas cuando coincidía que esa persona era dueña de un negocio en el centro de la ciudad y hacia reformas que destruían lo que no se debía destruir porque era patrimonio de la humanidad.
La obra, de todos modos, aprovechaba el tirón cultural de la ciudad, sobre todo en aquel centenario cervantino de 2005, y aprovechaba para recordar la historia con humor y crítica. Un repaso rápido en los aspectos más básicos y tópicos de los puntos comunes del conocimiento cultural de lo que serían hitos fundacionales como puedan ser los Santos Niños Justo y Pastor, Cervantes y la Universidad.
Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".