Autor: Iván Romero.
Editorial: Inventa Editores.
Año de publicación: 2019 (1ª edición; prólogo de Óscar Santos).
Colección: Imaginaverso.
ISBN: 978-84-94891229
Iván Romero es otro de los poetas de las nuevas generaciones de Alcalá de Henares. Nació en 1986. Ha participado con su poesía en la revista Argonautas y ha tenido también publicaciones en dos libros antológicos de la editorial alcalaína Inventa Editores, de Iván Casuso, con otros autores complutenses; uno de ellos era una antología de poesía, Trilogía del desorden (2016), junto a Rosa María Funes Moñux y María Martín Serrano, y la otra antología era de relatos cortos, El peso del silencio (2018), junto a Fernando Larra, Manuel Merino, Joseph Ewonde Jr., Guadalupe Medrano, Miguela López, Soledad Baucells, F. Javier Estrada y el autor que ya comentamos Javier Rodríguez Álvarez, tenían entonces un prólogo de David Vicente. En este año 2019 ha publicado su primer poemario únicamente suyo como autor, también con Inventa Editores, Música terrible.
Fue editado en edición rústica, con cubiertas solapadas, de un tamaño asequible para portarlo fuera de casa. En setenta y cinco páginas se desarrolla una temática llena de una sinceridad violenta y seca. Violenta y seca en cuanto a que lo que nos tiene que decir lo dice sin cortapisas ni romanticismos, aunque haya mucho de amor. No obstante la ilustración de la portada no podía ser otra metáfora mas que la de un serrucho viejo y oxidado sobre el que navega un barco de papel. Ni que decir tiene que la ilusión de los dientes de metal del serrucho a modo de olas del mar para el barco nos muestra tanto la delicadeza onírica de ese barco, y todas las connotaciones que el mar tiene y la inocencia del juguete infantil de papiroflexia, se vuelve brutal cuando sabemos que el metal puede rasgar y destrozar ese barco. Algo de esto tiene el libro, una brutalidad dentro de un sentimiento de amor sincero, tan sincero que sabe de su potencial tanto gratificante como destructor.
Se trata de un libro de poesía muy breve en verso libre. Se divide en dos partes, "Hacer trampas" y "Música terrible". Buena parte de los poemas recuerdan más a aforismos que a poemas en sí mismos. Principalmente ocurre en la primera parte.
"Esa música que oyes
a veces
sólo es ruido."
En todo caso, la construcción de imágenes con el uso del juego de palabras y una habilidad para retorcer una idea hasta decir dos cosas a la vez, hace de estos poemas, poemas y no tanto aforismos.
"Acércate,
está lloviendo fuera
y lejos de tus manos hace frío."
En los poemas de Iván Romero tenemos un sentido de responsabilidad dentro de la expresión de sus sentimientos. Se deja traslucir una autoinculpación de una personalidad oculta frente a la franqueza del amor. Pero estos poemas también se combinan con otros poemas acusatorios ante la misma franqueza del amor, sólo que en este caso con un sentido de víctima. Quizá ambas visiones de culpabilidad e inocencia acusadora a la vez se aúnan en el poema "Para siempre".
"Cerrándose la noche sobre la sábana salvaje
me concedes ese para siempre
que mañana ha de acabarse.
Nada es ahora demasiado grande.
Nada impedirá que nos matemos esta noche."
La segunda parte del poemario cuenta con mayoría de poemas un poco más largos, pero igualmente cortantes.
"Puedo esperarte para siempre
porque mi corazón es una piedra,
un lirio fósil, una sombra,
la explosión del silencio sobre la tierra.
Puedo esperarte para siempre
porque el tiempo no se mueve
lejos de tus ojos,
no hay luz fuera del alcance de tus labios,
ni lugar más allá que aquí
donde te espero."
Es un primer poemario lleno de fuerza que intenta deshacerse de decoraciones sentimentales para pasar directamente a removernos, pues en muchas de sus confesiones todo el mundo que ha conocido el amor alguna vez se ha visto, confesa o inconfesadamente. Está lleno de brutalidad emocional.
Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".
No hay comentarios:
Publicar un comentario