Título: Sonatas complutenses.
Autor: José César Álvarez.
Editorial: Ediciones Bornova, A.T.C..
Año de publicación: 2004 (1ª edición; prólogo de Emilio Sola)
Género: Relatos de ficción; Ensayo.
ISBN: 978-84-933210-4-4
El libro fue prologado por Emilio Sola, catedrático de la Universidad de Alcalá especializado en Cervantes y también escritor, galardonado con el accésit de los premios Adonáis de poesía y con el Premio Café de Gijón, personaje además muy libre y emblema de la Movida madrileña de finales de los años 1970 y principios de los años 1980, figura, en cierto modo, de la Transición. Posteriormente, el propio autor, José César Álvarez, escribe una introducción donde nos narra el origen de los relatos y repasa el recuerdo del comienzo de los Premios Ciudad de Alcalá en el año 1970 y cómo los protagonizó. Así mismo nos recuerda que en 1975 fue el primer pregonero al aire libre de las ferias y fiestas de Alcalá de Henares, aunque ya en 1974 también fue primer pregonero de estas fiestas, pero se hizo en el interior del Paraninfo de la Universidad. Aprovecha la ocasión para anotarnos el hecho de la presencia del Ministro de Cultura de la época y el discurso reivindicativo de la necesidad de recuperar la Universidad. Pregón, por otra parte, que fue publicado por el ayuntamiento en 1976.
El
libro contiene dentro de sí fotografías de alcalaínos y de Alcalá como
testimonio de una época entre el final de la dictadura de Franco y la
transición que supuso para la ciudad el desarrollismo industrial y
cultural, el cual cambió radicalmente el ser complutense. Un tránsito
entre una forma de vida casi rural con un rico pasado a una forma de
vida de gran ciudad con una cultura renovada y sangre nueva.
El relato que inicia el libro, Las cartas de Mauro García, es el relato quizá más ambicioso, un relato que perfectamente hubiera apuntado a ser una novela si se hubiera prolongado y recreado algo más el autor. El personaje principal fue una persona real, Ramón Vallejo Liguerín. Era una persona alegre que conocía a casi todo el mundo, siempre localizable en el centro de Alcalá realizando diversos trabajos o ambientando amistades y conocidos. El relato que le dedica es más bien costumbrista. En él, como indica Sola, se refleja perfectamente el desgarro de una época que acaba y otra que empieza, ese tránsito entre dictadura y democracia que fue la Transición, pero también entre una forma de cultura social a punto de romperse por otra nueva más de gran ciudad y de nuevas actitudes y formas de entender la vida a través de la Movida madrileña. Se narra la llegada de un hombre de pueblo a la ciudad. Busca trabajo de lo que puede y se ve envuelto a una ida y venida de trabajos no muy afortunados y que no son capaces por sí mismos de hacerle prosperar, pero que le hacen depender de los patronos que los ofrecen, surgiendo así algo de servidumbre inusitada incluso en tiempos de paro. En todo caso se recorre con los oficios la forma de vida de Alcalá de la época y con ello este relato sirve también de testimonio de una Alcalá de Henares que fue y que estaba dejando de ser. El choque de las diferentes culturas sociales queda patente a través de una estructura narrativa epistolar.
El segundo relato, La noche de las estatuas, estaba considerado por el autor como sonatina, por lo que este relato de ficción sigue las pautas de exposición de los acontecimientos que se sigue en las sonatas. Es por este relato que el libro recibe su nombre. En todo caso, como antecedente de la novela Voz de bajo, queda comentado en sí mismo a través de lo que ya se dijo de aquella novela desarrollada muy posteriormente. Sirva de nota que el autor expone con fantasía y humor no solo unas referencias sobre el ser de los alcalaínos respecto a su pasado de glorias pasadas, sino que indirectamente nos narra una parte de la Historia de la ciudad.
El tercer relato, Los tres rumores de Alcalá,
recoge desde el testimonio indirecto de un aviador de Alcalá, a un
diálogo entre una piedra y el agua del río Henares, y después unos
recuerdos a través de la carretera que pasa por Alcalá con rumbo Madrid a
Zaragoza y a Barcelona, igualmente con la vía de tren. A través de esas
voces repasa la Historia de Alcalá, una vez más, desde los tiempos de
los santos niños, Justo y Pastor, hasta las épocas del siglo de Oro y
algo de la actualidad. En términos de una literatura amable y casi a voz
de cronista, todo el relato, como prácticamente el libro en sí, sirve
en realidad de excusa para mostrar el pasado de la ciudad, haciendo
hincapié en las biografías de las personas conocidas, lo que en cierto
modo falsea en parte la realidad histórica social de la urbe, pero a lo
que tiene acostumbrados los cronistas a numerosos curiosos y turistas.
No obstante, el autor denota amor por Alcalá y la trata con mimo y
cariño desde su forma de entender su esencia y aporte histórico en
mezcla con las vidas de las gentes del hoy, hablando por las de la
década de 1970, que es cuando se escribieron estos textos. No obstante,
cada parte de este relato es encabezada por la cita de frases de
personajes importantes en la cultura española y que tienen relación con
Alcalá, como puedan ser Astrana Marín o Unamuno.
El cuarto relato está centrado en la Iglesia Magistral, Letanía en la Iglesia Magistral.
Siguiendo la vida monacal y la música religiosa es una especie de
ensayo y relato que trata sobre la Guerra de la Independencia en la
ciudad, mostrada de manera idealizada por el autor, pero como si su
visión estuviera ajustada a verdad histórica. Cuenta con un grabado realizado a partir de una fotografía de Cerezo, conocido fotógrafo de la ciudad.
El quinto relato es el pequeño guión de documental, Alcalá: tierra, piedra y hierro. Tal como promete, cuenta la Historia de Alcalá a través de sus monumentos y que, si fuera grabado, perfectamente cabría en los documentales de la segunda cadena de la televisión pública española, con un tono popular y campechano.
Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".
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