Título: Cuando todo va bien.
Autor: Alfonso Rubio Domingo. Editor: Pablo Alfonso Rubio Domingo (autoedición).
Impresor: Lozano Impresores.
Año de publicación: 2020 (1ª edición); 2021 (2ª edición; prólogo y epílogo del autor, revisada y ampliada).
Género: Novela.
ISBN: 978-84-18287-40-4
Pablo Alfonso Rubio Domingo, que firma como Alfonso Rubio Domingo y que en general es conocido por Alfonso, por Domingo o por motes según el ámbito social en el que se pregunte, es el autor alcalaíno más inesperado de entre los autores recientes. Es uno de los antiguos dueños del bar de rock La Ruina, de la calle Victoria, uno de los bares de rock de Alcalá de Henares más longevos, fundado a mediados de la década de 1990. Cursó estudios en la Universidad de Alcalá previo a eso y es un servidor público en la actualidad que, además, reparte su tiempo con una pequeña granja donde cuida animales y viaja por el mundo cuando puede, junto a su pareja, que es otro personaje conocido de la ciudad a través del mítico La Ruina. El dato del bar de La Ruina no es baladí, pues fue en la terraza al aire libre de este bar, en la Plaza Victoria, donde Alfonso Rubio (yo estoy acostumbrado a oírle nombrar como Domingo) decidió sorprender a propios y a extraños presentando en el que es su primer libro entre finales del verano y principios del otoño de 2020, guardando las preceptivas normas de seguridad dictadas por el gobierno para combatir, frenar y acabar con la pandemia de la Covid-19. Hubo allí numerosas personas de su entorno familiar, laboral, de amigos y de gente que le conoce de La Ruina para darle la bienvenida a ese comienzo como autor literario tan inesperado como sorpresivo. Acostumbrado a escribir opiniones personales a veces polémicas en las redes sociales, nadie esperaba que fuera a escribir un libro, pero lo hizo durante el periodo de confinamiento más estricto en nuestras casas por la pandemia de la Covid-19, que se produjo entre marzo y mayo de 2020. En verano terminó de darle forma con ayuda de su familia y en cuanto a lo técnico ha de confesar quien esto escribe que fui consultado en cuanto a algunas dudas sobre el registro de la propiedad intelectual y cómo se podía editar el libro. Por amistad, por viejos conocidos desde el comienzo de La Ruina, y por curiosidad, no pude menos que ir a aquella presentación y comprar un ejemplar de aquella primera edición. Fue una sorpresa grata para mí saber que sacaría una segunda edición revisada y ampliada dado que se agotó la primera edición, y que para ello me pidió contribuir con unas fotografías que yo mismo había hecho el 1 de enero de 2021 y había publicado en red social. Cedidas las fotos, el propio Alfonso apareció un día en mi casa, en febrero, para darme un ejemplar dedicado de esa segunda edición.
El libro es una novela que se llama Cuando todo va bien. La primera edición de 2020 fue publicada en rústica con fotografías personales en blanco y negro a las que se sumaban fotografías cedidas al autor para la novela por parte de amistades y amigos, entre ellos el fotógrafo profesional Miky Díez, que también trabajó en La Ruina. La portada, de hecho, es una fotografía de uno de los viajes del autor por el mundo junto a su pareja y que viene bien para transformar sus sombras en las de los personajes protagonistas de esta historia. La segunda edición de 2021 se hizo en cartoné, revisada, corregida, ampliada, con más fotografías cedidas y texto, algún personaje nuevo con un prólogo explicativo del autor que recoge en cierto modo sus palabras de presentación en 2020 y un epílogo también del autor donde trata de explicar su intención compositiva del libro haciendo referencia a usos metafóricos de las partes en las que se compone la obra, usos que yo más que metafóricos diría que son alegóricos. La calidad del papel era algo mejor que la de la primera edición, si bien, por error en el encargo como me explicaba Alfonso, se usó un papel con brillo cuando en realidad debía haber sido en mate como la primera edición. Efectivamente, de todos los detalles de ambas ediciones se ha encargado también el propio Alfonso, que así ha pasado a ser autor, autoeditor, promotor y distribuidor.
Aunque hay dos ediciones, al menos de momento, no hay muchos ejemplares, aunque sí más que en ediciones de otros libros sacados por editoriales. El agotamiento de la primera edición gastó más ejemplares que muchas de las presentaciones de otros libros por editoriales profesionales. Alfonso no sacó el libro tanto por rentabilizar ganancias, sino por dar a conocer esta faceta suya, de hecho, muchos de los ejemplares de la primera edición fueron regalados a familia y amigos, si bien otros muchos fueron vendidos. Tal como él mismo declaró en su presentación, el libro estaba destinado en origen a su familia y amigos, sin pretensiones reales de competir en librerías con otras publicaciones, aunque a la vista del resultado está a la altura de poder hacerlo. Está claro que el libro, dentro de su modestia, ha trascendido en difusión más allá de ese círculo de familia y amigos de Alfonso.
Durante el confinamiento domiciliario de 2020 Alfonso Rubio veía películas de sobremesa de serie B habituales en canales de televisión como Antena 3, donde básicamente son telefilmes básicos donde ocurren crímenes o dramas familiares a menudo rocambolescos al estilo de la más pura telenovela sudamericana. Alfonso terminó harto de estas historias y se decidió a competir con ellas asegurando a su pareja que podía hacer un guión mejor hasta él. Paseando a su perro se le ocurrió el argumento a la primera. Luego solo tuvo que ir desarrollándolo y limándolo. Añadió, como todos los autores nóveles, hasta los famosos, referencias autobiográficas e incluso fragmentos de momentos vividos por él mismo para enriquecer a sus personajes con su propia experiencia. Además, en un principio era una historia solo para el disfrute de su pareja y de él, por lo que los guiños a sus propias vivencias eran parte de un juego con el que disfrutar.
Los personajes que aparecen toman también referencias a amistades comunes y a familiares de él. Su pareja, llamada Ivana, le corrigió bastantes partes en el desarrollo de la historia e incluso ejerció un poco de censora de algunas escenas subidas de tono que a otro lector podría hacerle pensar en ellos mismos, pudiendo ocurrir que esos lectores fueran sus propios padres o hermana. Así pues, la pareja de Alfonso cobra importancia vital en la creación de la obra, dado que a sabiendas o no de ello, ejerció el papel de editora, sin ser ella quien editara el libro, sino Alfonso. En modo humor, Ivana llegó a decir que quitaba las partes chabacanas, a lo personaje cinematográfico de "Torrente", con la frase "lo que se puede sacar de la mente de un pervertido". Corregida y limada, Alfonso vio posibilidades a la historia para pasarlo a libro que compartir con su gente, por ello, antes, volvió a pasarlo a otro familiar para que le diera otra revisión. El elegido fue su cuñado, más acostumbrado a lecturas de novelas. Este, llamado Chema, fue el que le dio la revisión más fuerte. La historia pasó a recibir los consejos de Chema, que ejercía de segundo editor, por así decirlo, y por ello Alfonso cambió algunas cosas, le dio un concepto y comenzó a corregir. Se escribió en dos meses.
Es un libro aparentemente llano, según dijo Alfonso en su presentación, y aunque contiene referencias a una enfermedad a menudo letal que él mismo superó cuando dejó La Ruina, el cáncer, probablemente sea la primera novela y con seguridad de las primeras, que contiene referencias también a la enfermedad de la Covid-19. De hecho, cuando se menciona esta enfermedad se menciona como una enfermedad pasada y superada no hace mucho, por lo que aunque es una historia que perfectamente podría ubicarse en el tiempo actual, está ubicada en un futuro tremendamente inmediato, como pueda ser los propios meses de este verano aún por venir de 2021, o quizá el de 2022. El año no se menciona, pero esa referencia a la Covid-19 y tal como se hace, nos hace pensar en ese espacio temporal. Tengamos en cuenta lo comentado de que la historia se escribió en la primavera y verano de 2020.
La historia además tiene una intencionalidad propia de escritor, no solo de escritor que quiere narrar una serie de hechos que terminan saltando de "guión" para película a novela. Esto queda reflejado en el epílogo de la segunda edición, cuando el autor nos comenta que las dos partes en las que se divide de manera clara el relato, incluido el intermedio con un episodio en el bosque que las divide, son en realidad alegorías a su propia experiencia y percepción de la vida antes de su enfermedad, durante ella y tras ella. Esa lucha personal ante los problemas más profundos, el verse ante el abismo del fin de la vida y la superación de la enfermedad que le dieron nuevas perspectivas y valores de lo que era la vida, así como lo frágil que puede ser esta, que se puede ir en cualquier momento, sin estar previsto ni avisado. La segunda oportunidad como oportunidad de vivir la vida en su sencillez emocional y no tanto en su complejidad material de cartón piedra.
Ahora bien, esa dirección intencional con la que construyó la historia Alfonso no es tan obvia ni evidente en el desarrollo del relato, ayuda y se agradece conocer de ella en el epílogo. Sí podríamos decir que si tras leer el libro se quiere reflexionar sobre lo relatado, es sin duda una historia de ruptura con la buena vida y de superación de los problemas ante el instinto de sobrevivir a estos.
Escrito de manera sencilla y directa tiene también el don de ser una novela de su tiempo. El autor no se mete en vericuetos, ni en grandilocuencias. Sabe lo que quiere contar, mide los ritmos y habla de los que conoce, se mueve bien en ese espacio. No escatima en el lenguaje coloquial actual de este siglo XXI, ni en su tecnología, ni en el comportamiento social de una pareja media que recomienza la vida por partida doble, por un lado por el premio de la vida al protagonista varón, el cual acaba de superar un cáncer que se creía que iba a ser terminal, por otro lado, porque a él y a su pareja femenina les ha tocado un gran premio económico en la lotería. En ese paralelismo sí hay metáfora, pero es algo totalmente necesario en el argumento.
El protagonista es un policía nacional que decide irse a dar una vuelta al mundo con su pareja, empezando por Europa. No escatiman gastos ni todo tipo de caprichos, extravagancias, derroches y lujos. Mantienen algunas costumbres propias de su vida anterior más humilde, mezclados con caprichos de nuevos ricos y de persona que ha vencido a la muerte misma y se siente nacido por segunda vez. Toda la primera mitad de la novela se moverá de este modo en un sentido de romanticismo actual donde lo romántico queda relegado a la vida moderna, con toda su tecnología, su gusto impuesto por la cultura del consumo y de masas, y las costumbres sociales que los diferentes medios de comunicación han hecho aceptar en general a la sociedad joven occidental como el modelo de vida ideal, empezando por el mismo hecho del turismo mezclando el lujo con la naturaleza o con los deportes, véase comprar en tiendas de ropa caras (con perjuicios sociales incluidos), comer en restaurantes reservados a las fortunas más adineradas, tener un coche deportivo apto para millonarios, alquilar casas rurales en parques naturales o volar por todo el planeta, y a la vez pretender hacer senderismo, mantener un puesto de trabajo humilde, querer hacer las mismas cosas que hace un turista medio sin tanto dinero, tener la misma educación, gustos y comportamiento que antes de los lujos y darse los auténticos lujos de la vida como son ver una película con tu pareja, tener la confianza del aseo o no o de las ventosidades con la otra parte de los dos, mantener la complicidad y el conocimiento con el otro, o el mero gusto de darse la mano paseando o tener sexo.
Esta primera parte es un buen retrato de la sociedad media joven y occidental de comienzos del siglo XXI, al margen ya de que los protagonistas sean millonarios. Con sus contradicciones, sus alienaciones y también sus sinceridades, donde el amor se vive en una perspectiva menos idealizada y más humanizada.
Viene entonces un episodio intermedio en un bosque en el centro de Europa que cambiará todo el panorama de cuando todo va bien. Es, alegóricamente, la enfermedad más terrible de la que se puede salir o no y la soledad del que la padece. No se trata de una enfermedad en sí, si no de la presencia de unos lobos en el bosque. Sin desgranar este intermedio ruptor del relato, la novela, que era una ejemplar novela romántica de los tiempos actuales (no la verán así quienes suelen leer novela romántica tradicional), pasa a ser una novela de relato negro y acción.
El paso de lo romántico al relato negro se da mediante un hecho trágico en el que además Alfonso, ignoro si a sabiendas o no de ello, usa de un recurso que ya usara Alberto Vázquez-Figueroa en su novela La Iguana, de 1982. Alfonso lleva ese recurso más al extremo aún y a una mayor truculencia. Desvelarlo aquí sería estropear la sorpresa al lector futuro. Sirva esta referencia solo para reflejar su uso. Tal vez Alfonso usa más de su conocimiento de cine de acción, que también se nombra en el libro, y de sus conocimientos como servidor público. Sea como sea, a partir de ese momento comienza una segunda parte que se podría relacionar alegóricamente con esa lucha y superación de la enfermedad, aunque queda encubierto como un giro argumental hacia lo agobiante y hacia la venganza al más puro estilo del médico que desea estirpar el cáncer completo y eliminarlo.
Sinceramente, para mí ha sido una sorpresa este libro y la cualidad de Alfonso para crear novela. Se lee fácil y a gusto. Siendo la primera vez que escribe, haciéndolo además con una novela, en lugar de con un relato breve o poesía, hay que reconocer que no solo tiene mérito sino que además no tiene mucho que envidiar a algunos autores. El género le sienta bien, anda este entre las típicas novelas de bolsillo. Quizá le ha ayudado no haber tenido grandes pretensiones para escribirlo, el haberse mantenido en lo que conoce, y el haberlo disfrutado al implicarse él mismo y a todos sus allegados, esto es importante, puesto que esta historia rezuma la sensación de que el autor la disfrutó al escribirla, eso se transmite al lector.
Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".
La mujer de Domin es Ivana, no Iovana!
ResponderEliminarGracias, corrijo.
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras, no me las esperaba. No conozco "la iguana" de Vázquez figueroa, pero ahora tendré que leermela, para ver el paralelismo. Es muy difícil ser original, aunque creas que estás escribiendo algo por primera vez, siempre hay alguien que ha escrito algo parecido antes.
ResponderEliminarDe nuevo muchas gracias por la valoración, ha sido importante para mí porque además hasta ahora no he recibido muchas opiniones con respecto a la novela, entre otras cosas xq pocos han conseguido terminarla ��. Un abrazo, amigo.
Domingo.
Yo me la leí de pe a pa y lo pasé muy bien inmersa en él. No tengo ni don ni experiencia como crítico, pero creo que cualquiera se engancharía a su credibilidad, conozcan o no al autor. Es sencillo de leer y lo suficientemente entretenido como para no soltarlo. Una excelente ópera prima.
ResponderEliminarPor cierto, ¿dónde puedo adquirir la nueva edición extendida?
ResponderEliminarEl autor ha indicado hoy que se puede adquirir por Amazon desde hoy.
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