Título: Cómplices del 7º sueño, el afiche y su aventura.
Autor: Theo Acedo.
Editorial: Beturia.
Año de publicación: 2003 (1ª edición).
Colección: Colección de Arte Beturia.
Nº de volumen en la colección: [sin número].
Género: Ilustración; Cine; Arte.
ISBN papel: 978-84-873-11-25-3
De Theofilo Acedo Díaz, Theo Acedo, ya sabemos que estudió Arte y que se ha dedicado a escribir artículos en revistas especializadas y prensa local, si bien ha publicado otros libros a nivel local, de los cuales hemos comentado una obra de teatro y un recopilatorio de relatos. Hoy anotamos un libro que publicó con la asociación cultural Beturia en 2003, Cómplices del 7º sueño, el afiche y su aventura. En su cubierta se recuadraba una especie de sala de cine sobre cuya pantalla se proyectaba otra pantalla con un cartel de cine, El recuadro lo enmarcaba una serie de círculos que hacían pareces que era un sello. La palabra afiche está reconocida y es usada en España, si bien para el uso que aquí se le da ha quedado altamente anticuada y, en esa acepción, actualmente, es más usada en Hispanoamérica. Hace referencia a los programas de mano y carteles anunciadores de las películas de cine. Todo un arte que implicaba ilustrados y pintores, hasta que en los años 1980-1990 se popularizaron los carteles con fotografías y, actualmente, incluso con imágenes con ordenador. Aquellas personas eran consideradas en su época meros trabajadores a modo de artesanos con producciones en serie a tener lista cada semana. Puede que sea hacia los 1980 o finales de los 1990 que se comienza a considerar toda su obra como obras de Arte y a ellos artistas. Se guardan en archivos y en museos, se exponen a veces, se restauran si se puede, y se hacen incluso monográficos, biografías y documentales de cartelistas como los españoles Mac o Jano, aunque eran creadores de todos los países productores de cine.
Los programas de mano, que alguno llegó anecdóticamente a algún cine en los años 1990, pero cuyo apogeo está en la primera mitad y décadas centrales del siglo XX, eran programas de cines concretos de las ciudades anunciando el horario y las películas por una cara y por la otra se reproducía el cartel o bien una escena promocional que el artista elegía y la distribuidora aprobaba. Hasta los años 1960 este trabajo era muy artesanal de cada lugar, siendo que desde esa fecha la tecnología reproductora permitió una mayor uniformidad de esta publicidad de mano, pasando la productora el papel con la imagen para que cada empresario dueño de un local de cine imprimiera la información oportuna por la otra cara, sin bien podían indicarles que resumen del metraje podían meter si lo deseaban.
Theo Acedo selecciona aquí los carteles de cine y programas de mano que considera más destacables a la fecha 2003 en la que publica, por lo que, aún teniendo en cuenta que el cine comienza hacia finales del siglo XIX, lo que hace es seleccionar la cartelería que considera artísticamente mejores en el primer siglo del séptimo Arte. Siglo largo, evidentemente, pues aborda algunos años más de cien años.
Para el año 2003 esta actividad de Theo Acevedo comenzaba a dar a conocer una parte del cine no obvia a las generaciones más jóvenes, quizá las nacidas desde mediados de la década de 1980, a la vez que a las anteriores generaciones les hacia notar el valor artístico y emocional de imágenes y productos promocionales que, para ellos, previamente, los habían vivido como mero reclamo visual, pero no como Arte. Hay que suponer que para las generaciones nacidas desde el año 2000 todo esto además supone u mundo desconocido para ellos que pueda ayudarles a entender el pasado social y cultural más reciente, incluso rastreando en los diversos diseños de los carteles aquello con lo que se trataba de atraer, pues da pistas de los valores de la sociedad y sus cambios. Igualmente las películas y los diversos países de producción o / y de distribución, pues variaban de país en país y se adaptaban en diversas versiones.
Reseña escrita por Daniel L.-Serrano "Canichu".
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